La teoría del Big Bang, que describe el origen y la evolución del universo, es uno de los pilares fundamentales de la cosmología moderna. Sin embargo, pocos saben que esta teoría fue propuesta por primera vez por un sacerdote católico belga llamado George Lemaître.
A menudo eclipsado por otros científicos, Lemaître fue pionero en su campo y su contribución a nuestra comprensión del universo es innegable.
Nacido en Charleroi, Bélgica, en 1894, George Lemaître era tanto científico como hombre de fe. Después de completar sus estudios en ingeniería civil, Lemaître sintió el llamado hacia el sacerdocio y entró en el seminario. Sin embargo, su interés por la ciencia nunca disminuyó y continuó sus estudios en física y matemáticas mientras seguía su vocación religiosa.
Fue durante sus años como estudiante de posgrado en la Universidad de Lovaina donde Lemaître comenzó a desarrollar sus ideas sobre la expansión del universo.
Lemaître y su Teoría del Big Bang
Inspirado por las ecuaciones de la teoría de la relatividad general de Albert Einstein, Lemaître propuso que si el universo se estaba expandiendo, entonces en el pasado debió haber estado mucho más comprimido. Esta idea condujo naturalmente a lo que hoy conocemos como el Big Bang.
En 1927, Lemaître presentó su teoría en un artículo titulado «Un universo homogéneo de masa constante y radio creciente que explica las velocidades radiales de las nebulosas extragalácticas» en el que deduce una solución de las ecuaciones de la Relatividad General que representa un universo alternativo a los de Einstein.
Aunque este documento pasó relativamente desapercibido en ese momento, Lemaître no se desanimó.
Fue en la década de 1930 cuando la teoría del Big Bang comenzó a ganar tracción, en parte gracias al trabajo independiente del astrónomo estadounidense Edwin Hubble. Hubble observó que las galaxias distantes se estaban alejando unas de otras, lo que proporcionaba evidencia observacional crucial para la idea de un universo en expansión.
Lemaître también realizó contribuciones importantes al campo de la cosmología más allá de su teoría del Big Bang. Propuso la idea de que el universo podría haber comenzado como un «átomo primordial», una singularidad cósmica que explotó en el Big Bang inicial. Además, sugirió que la expansión del universo debería ir acompañada de la creación continua de materia, una idea que hoy conocemos como la ley de Hubble-Lemaître.
Lemaître y el díalogo entre ciencia y fe
A pesar de sus contribuciones significativas a la ciencia, Lemaître no buscaba el reconocimiento personal. Como hombre de fe, estaba más interesado en comprender la obra de Dios a través del estudio del universo. Su convicción de que la ciencia y la religión podían coexistir armoniosamente lo llevó a ser un defensor del diálogo entre ambos campos.
Tristemente, George Lemaître no vivió lo suficiente para ver plenamente el impacto de sus ideas. Falleció en 1966, justo cuando la teoría del Big Bang estaba ganando aceptación generalizada en la comunidad científica. Sin embargo, su legado perdura en el corazón mismo de nuestra comprensión moderna del cosmos.
La historia de George Lemaître nos recuerda que la grandeza científica puede venir de cualquier lugar, incluso de un sacerdote católico en Bélgica. Su visión audaz y su fe inquebrantable lo llevaron a formular una de las teorías más influyentes en la historia de la cosmología.
La próxima vez que miremos hacia las estrellas, recordemos el nombre de George Lemaître y su papel crucial en la exploración del universo.