El Papa Francisco continúa su recuperación en el Policlínico Gemelli de Roma, donde ha pasado una noche tranquila en su vigésimo séptimo día de hospitalización.
Su tratamiento se centra en la fisioterapia respiratoria y motora, acompañado de una terapia farmacológica específica para su condición.
Según fuentes vaticanas, su estado de salud muestra «ligeras mejorías» en un contexto todavía «complejo», lo que ha llevado a los médicos a levantar el pronóstico reservado, indicando que no enfrenta un peligro inminente debido a la infección respiratoria y la neumonía bilateral que motivaron su ingreso el 14 de febrero.
A pesar de estas mejorías, el equipo médico mantiene una postura prudente, dado que la situación del pontífice, de 88 años, sigue siendo delicada. Francisco recibe altos flujos de oxígeno a través de cánulas nasales durante el día y utiliza una máscara de ventilación por la tarde, medidas que buscan estabilizar su función respiratoria.
El Papa mantiene un buen estado de ánimo, lo que le permite interactuar con quienes le acompañan en el hospital. Además, sigue participando de manera remota en los ejercicios espirituales de la Curia Romana por la Cuaresma, que se realizan en el aula Pablo VI del Vaticano.
Sobre su permanencia en el hospital, las autoridades vaticanas han señalado que aún no hay una fecha estimada para su alta, considerando prematuro evaluar las necesidades que podría requerir una vez que regrese a su residencia. Se espera que en las próximas horas se emita un nuevo parte médico que brinde información más detallada sobre su evolución clínica.