¿Tu historial crediticio está más dañado que tu celular después de tres caídas? No te preocupes, todos hemos estado ahí. La buena noticia es que sí se puede mejorar, y no necesitas ser un experto en finanzas ni vivir con Excel abierto 24/7. Solo necesitas ganas, un poco de orden, y estos trucos que te salvarán el pellejo financiero.
Paga a tiempo… SIEMPRE
Esto parece obvio, pero es el punto más importante. Las instituciones financieras no se fijan en si pagas mucho o poco, ¡sino en si pagas a tiempo! Así que configura recordatorios, activa pagos automáticos o pídele a tu abuelita que te llame cada mes. Pero que no se te pase la fecha, ¿ok?
Pro tip: Aunque pagues el mínimo, ¡paga! Eso ya cuenta como cumplimiento.
Usa tu tarjeta con inteligencia (no como espada de Jedi)
No necesitas tener la tarjeta guardada en una caja fuerte ni usarla para absolutamente todo. Lo ideal es mantener tu uso de crédito por debajo del 30% de tu límite. Si tienes $10,000 de límite, trata de no pasarte de $3,000. Eso le dice al banco: “Mira qué responsable soy, no gasto como loco”.
Aumenta tu límite… pero no tu ego
Una jugada maestra es pedir que te aumenten el límite de tu tarjeta (cuando ya tengas un buen tiempo con ella y hayas sido puntual con tus pagos). Esto mejora tu «uso del crédito», pero ¡ojo! no es para que te vayas de compras compulsivas. Es solo para que tu porcentaje de uso baje y tu score suba. Tú tranquilo, que el sistema nota esas cositas.
Diversifica tu crédito (como quien mezcla sus playlists)
Tener más de un tipo de crédito —como una tarjeta, un préstamo personal o hasta un crédito para muebles— puede jugar a tu favor. Le muestra a los bancos que sabes manejar diferentes tipos de deuda sin colapsar. Eso sí, ¡no te endeudes por gusto! Solo hazlo si realmente lo necesitas y puedes pagarlo.
No canceles tarjetas viejas
Aunque ya no uses una tarjeta, déjala guardada (de verdad, como reliquia). La antigüedad de tus cuentas también cuenta para tu score. Entre más tiempo tengas un crédito abierto y sin problemas, mejor te ven los burós. Así que… ¡esa tarjeta viejita puede ser tu aliada!
Revisa tu historial, no te hagas el loco
Revisa tu historial crediticio al menos una vez al año. En muchos países puedes hacerlo gratis. Así sabrás si hay errores (sí, pasa más de lo que imaginas) o si alguien abrió una cuenta a tu nombre (¡horror!). Si ves algo raro, reclámalo de inmediato.
Liquida deudas pequeñas primero (modo Marie Kondo)
Si tienes varias deudas, empieza por las más pequeñas. Esto te dará motivación y liberará espacio en tu presupuesto. Además, pagar esas cuentas cerradas te hará ver como todo un crack del control financiero.