El presidente argentino, Javier Milei, recibió la Sagrada Comunión en el Vaticano durante la misa de canonización de María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como «Mama Antula».
Al final de la Misa, el político libertario que no profesa la fe católica, intercambió un breve saludo con el Papa Francisco a quien hace algunos años llamó «el representante del maligno en la Tierra».
Milei, quien además vive en «situación irregular» junto a la actriz Fátima Florez, tiene prevista una reunión oficial con el Sumo Pontífice el próximo lunes en el Vaticano.
El hecho de que Javier Milei haya recibido la Eucaristía en el Vaticano llamó la atención de los católicos en redes sociales, ya que el presidente argentino ha mani¡festado en múltiples ocasiones su deseo de adherirse al judaísmo, religión que rechaza a Jesús como el verdadero Mesías.
Recientemente, el líder de La Libertad Avanza visitó el Muro de los Lamentos, donde rezó, lloró y tuvo un encuentro espiritual con el rabino Osher Vai para recibir su bendición.
🔵Javier Milei, concluyó este jueves su visita de tres días a Israel bailando junto al Muro de las Lamentaciones, en Jerusalén. #MCN #noticias #política #presidente #Milei #Argentina #Herzog #Israel #MuroDeLasLamentaciones #comunidadjudía #Palestina #Hamás pic.twitter.com/WQ5FiXNLEo
— MCN Comunicación Global (@MCNComGlobal) February 11, 2024
¿Quiénes pueden recibir la Sagrada Comunión?
«El que quiere recibir a Cristo en la Comunión eucarística debe hallarse en estado de gracia. Si uno tiene conciencia de haber pecado mortalmente no debe acercarse a la Eucaristía sin haber recibido previamente la absolución en el sacramento de la Penitencia«. Catecismo de la Iglesia Católica, numeral 1415.
«Puesto que Cristo mismo está presente en el Sacramento del Altar es preciso honrarlo con culto de adoración«. Catecismo de la Iglesia Católica, numeral 1418.
«Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo«. 1 Corintios 11,27-29.