Éxodo

EXODO

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Éxodo

I. Hasta la salida de Egipto

Éxodo 1

Nombres de los hijos de Jacob

1 [438] Éstos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob, cada uno con su familia:

2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,

3 Isacar, Zabulón, Benjamín,

4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.

5 [439] Todos los descendientes nacidos de Jacob eran setenta almas. José estaba ya en Egipto.

6 Luego murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación.

7 Mas los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, y llegaron a ser numerosos y fuertes, y se llenó de ellos el país.

Opresión del pueblo de Israel

8 [440] Entretanto se alzó sobre Egipto un nuevo rey, que nada sabía de José;

9 el cual dijo a su pueblo: “Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y más fuerte que nosotros.

10 Tomemos, pues, precauciones contra él, no sea que siga multiplicándose, y en caso de venir sobre nosotros una guerra, se asocie también él a nuestros enemigos para combatirnos, y salga (después) del país.”

11 [441] Por lo cual pusieron sobre (Israel), sobrestantes de trabajos a fin de oprimirlos con sus cargas; y así edificaron para el Faraón ciudades almacenes: Pitom y Ramesés.

Pero cuanto más los oprimían, tanto más crecían y tanto más se multiplicaban, de modo que (los egipcios) tomaron aversión a los hijos de Israel.

13 Entonces los egipcios redujeron a cruel servidumbre a los hijos de Israel,

14 y les amargaron la vida con duros trabajos de arcilla y ladrillos, toda suerte de labores del campo y toda clase de servidumbre con que los oprimían por fuerza.

15 [442] El rey de Egipto dio también orden a las parteras de las hebreas, de las cuales una se llamaba Sifrá, y la otra Puá,

16 diciéndoles: “Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, averiguad el sexo; si es niño, matadlo; mas si es niña, vivirá.”

17 Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron como les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida a los niños.

18 Por lo cual llamó el rey de Egipto a las parteras y les dijo: “¿Por qué hacéis esto y dejáis con vida a los niños?”

19 Respondieron las parteras al Faraón: “Porque las hebreas no son como las egipcias. Son robustas, y antes que a ellas llegue la partera, ya han dado a luz.”

20 Recompensó Dios a las parteras; y se multiplicó el pueblo y se hizo muy poderoso.

21 [443] Y por haber temido las parteras a Dios, Él les dio numerosa prole.

22 Entonces dio el Faraón a todo su pueblo esta orden: “Todo niño que naciere (a los hebreos) lo echaréis al río; mas a toda niña dejaréis con vida.”

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Éxodo 2

Nacimiento de Moisés

1 Un varón de la casa de Leví había ido y tomado por mujer a una hija de Leví.

2 [444] Concibió la mujer y dio a luz un hijo; y viendo que era hermoso lo tuvo escondido durante tres meses.

3 Pero no pudiendo ocultarlo ya por más tiempo, tomó para él una cestilla de juncos, la calafateó con betún y pez, y metió en ella al niño, y la puso entre los juncos, a la ribera del río.

4 Entretanto, su hermana se apostó de lejos para saber lo que le ocurría.

Moisés es adoptado por la hija del Faraón

5 Bajó la hija del Faraón para bañarse en el río, y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, divisó la cestilla en los juncos, y envió una criada suya para que se la trajese.

6 Al abrirla vio al niño que era una criatura que lloraba. Tuvo compasión de él, y exclamó: “Éste es un niño de los hebreos.”

7 Entonces dijo su hermana a la hija del Faraón: “¿Quieres que yo vaya y te llame una nodriza de entre las hebreas que amamante para ti este niño?”

8 “Anda”, le contestó la hija del Faraón. Fue pues la joven y llamó a la madre del niño.

9 Y le dijo la hija del Faraón: “Toma este niño, y amamántalo para mí, y yo te recompensaré.” Y tomó la mujer al niño y lo amamantó.

10 [445] El niño creció, y ella lo llevó entonces a la hija del Faraón. Así vino a ser hijo suyo, y le llamó Moisés, diciendo: “De las aguas lo he sacado.”

Huída de Moisés al desierto

11 En aquellos días cuando Moisés ya era grande, visitó a sus hermanos, y vio sus trabajos penosos; vio también cómo un egipcio daba golpes a un hebreo, a uno de sus hermanos.

12 [446] Miró a un lado y a otro, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.

13 Salió también al día siguiente y vio a dos hebreos que reñían. Dijo al culpable: “¿Por qué pegas a tu hermano?”

14 Él respondió: “¿Quién te ha constituido jefe y juez sobre nosotros? ¿Piensas acaso matarme como mataste al egipcio?” Por esto Moisés tuvo miedo y dijo: Seguramente ha trascendido este asunto.

15 [447] Lo supo el Faraón y procuraba matar a Moisés; por lo cual Moisés huyó de la presencia del Faraón y se fue a morar en la tierra de Madián donde se sentó junto a un pozo.

16 Tenía el sacerdote de Madián siete hijas, las cuales llegaron a sacar agua y llenar los abrevaderos, para abrevar las ovejas de su padre.

17 Mas vinieron los pastores y las echaron. Entonces levantándose Moisés salió en su defensa y abrevó sus ovejas.

18 [448] Volvieron ellas a Ragüel, su padre, y este preguntó: “¿Cómo es que venís hoy tan temprano?”

19 Respondieron: “Un egipcio nos libró de las manos de los pastores, y a más de eso ha sacado agua para nosotras y abrevado las ovejas.”

20 Preguntó entonces a sus hijas: “¿Dónde está? ¿Por qué habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma pan.”

21 [449] Consintió Moisés en morar con aquel hombre, el cual dio a Moisés su hija Seforá.

22 [450] Ésta le dio un hijo, al cual él llamó Gersom; pues dijo: “Extranjero soy en tierra extraña.”

23 Durante este largo período murió el rey de Egipto; y los hijos de Israel, gimiendo bajo la servidumbre, clamaron, y desde su dura servidumbre subió su clamor a Dios.

24 Oyó Dios sus gemidos, y se acordó Dios de su pacto con Abrahán, con Isaac y con Jacob.

25 [451] Y miró Dios a los hijos de Israel y (los) reconoció.

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Éxodo 3

Aparición de Dios en la zarza

1 [452] Un día, apacentando las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián, llevó Moisés las ovejas al interior del desierto y vino al Horeb (que es) el monte de Dios.

2 [453] Y se le apareció el Ángel de Yahvé en una llama de fuego, en medio de una zarza. Veía cómo la zarza ardía en el fuego, pero la zarza no se consumía.

3 Dijo, pues, Moisés: “Iré á contemplar este gran fenómeno (para saber) por qué no se consume la zarza.”

4 Cuando Yahvé vio que se ponía en marcha para mirar, lo llamó de en medio de la zarza, diciendo: “¡Moisés, Moisés!” “Heme aquí”, respondió él.

5 [454] Y Dios le dijo: “No te acerques acá; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás, es tierra santa.”

6 [455] Y añadió: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Se cubrió entonces Moisés el rostro, porque temía mirar a Dios.

Vocación de Moisés

7 Y dijo Yahvé: “He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado el clamor que levanta a causa de sus exactores; pues conozco sus sufrimientos.

8 He descendido para librarlo de la mano de los egipcios y para llevarlo de esta tierra a una buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país del cananeo, heteo amorreo, fereceo, heveo y jebuseo.

9 Ahora el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta Mí y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.

10 Ve, por tanto, y te enviaré al Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.”

11 [456] Moisés respondió a Dios: “¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar a los hijos de Israel de Egipto?”

12 [457] Respondió Él: “Yo estaré contigo y esto te servirá de señal de que Yo te he enviado: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, serviréis a Dios en este monte.”

13 Contestó Moisés a Dios: “Iré, pues, a los hijos de Israel y les diré: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; pero cuando me pregunten: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?

14 [458] Entonces dijo Dios a Moisés: “Yo soy el que soy.” Y agregó: “Así dirás a los hijos de Israel: «El que es me ha enviado a vosotros.»”

15 Prosiguió Dios diciendo a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Éste es mi nombre para siempre, y éste mi memorial de generación en generación.

16 Ve, pues, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob se me apareció y me dijo: Yo os he visitado (para ver) lo que os hacen en Egipto.

17 Y queda dicho: Os sacaré de la tribulación de Egipto, al país del cananeo, heteo, amorreo, fereceo, heveo y jebuseo, a una tierra que mana leche y miel.

18 Ellos escucharán tu voz, y tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto; y le diréis: Yahvé, el Dios de los hebreos, se nos ha manifestado. Permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto, para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios.

19 Ya sé que el rey de Egipto no os dejará ir, si no será por mano poderosa.

20 Por eso extenderé mi mano y heriré a Egipto con toda suerte de prodigios, que obraré allí; y después de esto os dejará salir.

21 Y haré que este pueblo halle gracia a los ojos de los egipcios, de modo que cuando partáis, no saldréis con las manos vacías,

22 [459] sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que mora en su casa, objetos de plata y objetos de oro, y vestidos, que pondréis a vuestros hijos y a vuestras hijas, despojando así a los egipcios.”

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Éxodo 4

Milagros por manos de Moisés y Aarón

1 Respondió Moisés y dijo: “Mira que no me creerán ni escucharan mi voz; pues dirán: No se te ha aparecido Yahvé.”

2 Díjole Yahvé: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” “Una vara”, respondió él.

3 Y le replicó: “Arrójala a tierra.” La tiró a tierra, y se convirtió en una serpiente; y huyó Moisés de ella.

4 Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano y agárrala por la cola —y él extendiendo la mano, la agarró, y volvió a ser vara en su mano—,

5 para que crean que se te ha aparecido Yahvé, el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.”

6 Le dijo además Yahvé: “Mete tu mano en tu seno.” Metió él la mano en su seno y la volvió a sacar; y he aquí que su mano estaba leprosa (blanca) como la nieve.

7 Y le dijo: “Vuelve a meter tu mano en tu seno.” Volvió a meter la mano en su seno, y cuando la sacó era como su carne.

8 “Así, pues, si no te creen ni escuchan la voz de la primera señal creerán a la voz de la segunda.

9 Y si no creen tampoco a estas dos señales, y no escuchan tu voz, tomarás agua del río, y la derramarás en el suelo; y el agua que sacares del río, se convertirá en sangre sobre el suelo.”

10 [460] Dijo entonces Moisés a Yahvé: “¡Ah, Señor! yo no soy hombre elocuente, y esto no desde ayer ni desde anteayer, ni desde que Tú hablas con tu siervo; sino que soy torpe de boca y torpe de lengua.”

11 Le respondió Yahvé: “¿Quién ha dado al hombre la boca? ¿Y quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy Yo, Yahvé?

12 Ahora, vete, que Yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que has de decir.”

13 [461] Mas él replicó: “¡Ah, Señor!, te ruego que mandes (tu mensaje) por mano de aquel que has de mandar.”

14 Entonces se encendió la ira de Yahvé contra Moisés, y le dijo: “¿No tienes a tu hermano Aarón, el levita? Sé que él habla bien; he aquí que precisamente ahora sale a tu encuentro, y al verte se regocijará en su corazón.

15 Hablarás, pues, con él y pondrás estas palabras en su boca, y Yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer.

16 [462] Él hablará por ti al pueblo y te servirá de boca, y tú serás para él (representante de) Dios.

17 Toma también en tu mano esta vara, porque con ella has de hacer las señales.”

Moisés regresa a Egipto

18 Se fue Moisés para volver a casa de Jetró, su suegro, al cual dijo: “Iré con tu permiso, y volveré a ver a mis hermanos que están en Egipto, y veré si viven todavía.” Y dijo Jetró a Moisés: “Vete en paz.”

19 Yahvé dijo (de nuevo) a Moisés en Madián: “Anda, vuelve a Egipto; pues han muerto todos los que buscaban tu vida.”

20 Tomó, pues, Moisés a su mujer y a sus hijos, y montándolos sobre un asno, volvió a la tierra de Egipto. Tomó Moisés también la vara de Dios en su mano.

2l [463] Y dijo Yahvé a Moisés: “Cuando vuelvas a Egipto, mira que hagas delante del Faraón todos los prodigios que he dado en tu mano; Yo, empero, endureceré su corazón, y no dejará ir al pueblo.

22 [464] Y dirás al Faraón: “Así dice Yahvé: Israel es mi hijo, mi primogénito.

23 Si Yo te digo: Deja ir a mi hijo para que me sirva, y si tú rehúsas dejarle ir, mira que Yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”

24 [465] Y sucedió que en el camino, en la posada, Yahvé le salió al encuentro y quiso darle muerte.

25 Tomó entonces Seforá un pedernal y cortando el prepucio de su hijo, tocó las piernas de (Moisés), diciendo: “Tú eres para mí un esposo de sangre.”

26 Y (Yahvé) le soltó por haber dicho ella: “esposo de sangre”, con motivo de la circuncisión.

27 A Aarón le dijo Yahvé: “Vete al desierto al encuentro de Moisés.” Partió, pues, y le encontró en el monte de Dios y le besó.

28 Moisés contó a Aarón todas las cosas para las cuales Yahvé le había enviado y todas las señales que le había mandado hacer.

29 Fueron, pues, Moisés y Aarón y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel.

30 Aarón refirió todas las palabras que Yahvé había dicho a Moisés, el cual hizo las señales delante del pueblo.

31 El pueblo creyó, y al oír que Yahvé había visitado a los hijos de Israel y mirado su aflicción, inclinaron la cabeza y adoraron.

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Éxodo 5

Moisés y Aarón se entrevistan con el Faraón

1 Después se presentaron Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Deja marchar a mi pueblo, para que me celebre una fiesta en el desierto.”

2 [466] A lo cual respondió el Faraón: “¿Quién es Yahvé para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? No conozco a Yahvé, y no dejaré salir a Israel.”

3 [467] Ellos dijeron: “El Dios de los hebreos se nos ha manifestado; permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste y espada.”

4 EI rey de Egipto les replicó: “¿Por qué vosotros, Moisés y Aarón, distraéis al pueblo de sus trabajos? Idos a vuestras cargas.”

5 Y agregó el Faraón: “He aquí que el pueblo de esa región es ahora numeroso y vosotros lo hacéis descansar de sus cargas.”

Aumenta la opresión del pueblo

6 Aquel mismo día el Faraón dio a los sobrestantes del pueblo y a los escribas esta orden:

7 [468] “No deis ya, como antes, al pueblo paja, para hacer ladrillos; que vayan ellos mismos a recoger paja.

8 Pero exigidles la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, sin rebajarla; pues son perezosos; por eso claman diciendo: Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios.

9 Agrávense los trabajos sobre estos hombres, para que estén ocupados y no pierdan el tiempo con palabras mentirosas.”

10 Fueron, pues, los sobrestantes del pueblo y los escribas, y hablaron al pueblo diciendo: “Esto dice el Faraón: No os daré más paja;

11 id vosotros mismos a juntar la paja donde podáis hallarla; pero vuestro trabajo no se disminuirá en nada.”

12 Se esparció el pueblo por todo el país de Egipto a buscar rastrojo para emplearlo en lugar de paja.

13 Y los sobrestantes los apremiaban, diciendo: “Terminad vuestro trabajo que os ha sido fijado para cada día, como cuando había paja.”

14 Y los escribas de los hijos de Israel, a quienes los sobrestantes del Faraón habían puesto sobre ellos, fueron castigados, diciéndoseles: “¿Por qué no habéis hecho, ni ayer ni hoy, la misma cantidad de ladrillos que antes?”

15 Fueron entonces los escribas de los hijos de Israel y clamaron al Faraón, diciendo: “¿Por qué tratas así a tus siervos?

16 [469] No se da paja a tus siervos y se nos dice: Haced ladrillos. Y he aquí que tus siervos son castigados, siendo tu propio pueblo el que tiene la culpa.”

17 Él respondió: “Haraganes sois, grandes haraganes; por eso decís: Vamos a ofrecer sacrificios a Yahvé.

18 Id, pues, y trabajad; no se os dará paja, y habéis de entregar la cantidad fijada de ladrillos.”

19 Los escribas de los hijos de Israel se vieron en grandes angustias, puesto que les fue dicho: “No disminuiréis (la cantidad) de vuestros ladrillos; ¡la obra de cada día en su día!”

20 Se encontraron con Moisés y Aarón, que les estaban esperando cuando salieron de la presencia del Faraón,

21 y les dijeron: “Que Yahvé os vea y que Él juzgue por qué nos habéis hecho odiosos al Faraón y a sus siervos y puesto la espada en sus manos para matarnos.”

22 Se volvió entonces Moisés a Yahvé y dijo: “Señor, ¿por qué has hecho mal a este pueblo? ¿Con qué fin me has enviado?

23 Pues desde que fui al Faraón para hablarle en tu nombre, está maltratando a este pueblo, y Tú de ninguna manera has librado a tu pueblo.”

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Éxodo 6

Nueva promesa de liberación

1 Respondió Yahvé a Moisés: “Ahora verás lo que voy a hacer al Faraón; porque por mano poderosa los dejará salir, y debido a una mano fuerte los arrojará él mismo de su país.”

2 [470] Y habló Dios a Moisés y le dijo: “Yo soy Yahvé;

3 [471] Me aparecí a Abrahán, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso; mas con mi nombre de Yahvé no me di a conocer a ellos.

4 Establecí también mi pacto con ellos, para darles la tierra de Canaán, la tierra de sus peregrinaciones, donde moraban como extranjeros.

5 He oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios han reducido a servidumbre, y tengo presente mi pacto.

6 Por tanto, di a los hijos de Israel: Yo soy Yahvé; Yo os sacaré de debajo de las cargas de los egipcios, os libertaré de su esclavitud y os salvaré con brazo extendido y con grandes juicios.

7 [472] Yo os adoptaré por pueblo mío, y seré vuestro Dios; y conoceréis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os sacaré de la esclavitud de Egipto.

8 Yo os llevaré a la tierra que he jurado dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob, y os la daré en heredad. Yo Yahvé.”

9 Habló, pues, Moisés de esta manera a los hijos de Israel; pero ellos no escucharon a Moisés, por cortedad de espíritu, y a causa de la dura servidumbre.

10 Habló entonces Yahvé a Moisés, diciendo:

11 “Ve a hablar con el Faraón, rey de Egipto, para que deje salir a los hijos de Israel fuera de su territorio.”

12 [473] Respondió Moisés en la presencia de Yahvé, y dijo: “Mira, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo me va a escuchar el Faraón, a mí que soy incircunciso de labios?”

13 Entonces habló Yahvé a Moisés y a Aarón, y les dio órdenes para los hijos de Israel y para el Faraón, rey de Egipto, a fin de sacar del país de Egipto a los hijos de Israel.

Genealogías

14 [474] Éstos son los jefes de sus casas paternas: Hijos de Rubén, primogénito de Israel: Henoc, Falú, Hesrón y Carmí. Éstas son las familias de Rubén.

15 Hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Sóhar y Saúl, hijo de la cananea. Éstas son las familias de Simeón.

16 Y estos son los nombres de los hijos de Leví por sus linajes: Gersón, Caat y Merarí. Y los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete años.

17 Hijos de Gersón: Lobní y Semeí, según sus familias.

18 Hijos de Caat: Amram, Ishar, Hebrón y Uciel. Los años de la vida de Caat fueron ciento treinta y tres años.

19 Hijos de Merarí: Mahelí y Musí. Éstas son las familias de los levitas, por sus linajes.

20 [475] Amram tomó por mujer a Jocábed, su tía, de la cual le nacieron Aarón y Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete.

21 Hijos de Ishar: Coré, Néfeg y Sicrí.

22 Hijos de Uciel: Misael, Elsafán y Sitrí.

22 Aarón tomó por mujer a Elisábet, hija de Aminadab, hermana de Naasón; de la cual le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.

24 Hijos de Coré: Asir, Elcaná y Abiasaf. Éstas son las familias de los coreítas.

25 Eleazar, hijo de Aarón tomó por mujer a una de las hijas de Futiel, y de ella nació Fineés. Éstos son los jefes de las casas de los levitas, según sus familias.

26 Éstos, pues, son aquel Aarón y aquel Moisés a quienes dijo Yahvé: “Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, según sus escuadras.”

27 Éstos son los que hablaron al Faraón, rey de Egipto, para sacar de Egipto a los hijos de Israel. Éstos son Moisés y Aarón.

28 Y sucedió que en el día en que Yahvé habló a Moisés en el país de Egipto,

29 le habló en estos términos: “Yo soy Yahvé; di al Faraón, rey de Egipto, todo lo que Yo te digo.”

30 Y Moisés respondió ante Yahvé: “Mira, yo soy incircunciso de labios. ¿Cómo me va a escuchar el Faraón?”

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Éxodo 7

Nueva entrevista de Moisés con el Faraón

1 [476] Dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que te he constituido dios para el Faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta,

2 al cual dirás todo lo que Yo te mandare; y Aarón, tu hermano, se lo dirá al Faraón, a fin de que deje salir de su país a los hijos de Israel.

3 [477] Yo, entretanto, endureceré el corazón del Faraón, y multiplicaré mis señales y mis prodigios en el país de Egipto.

4 El Faraón no os escuchará, pero Yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré de la tierra de Egipto a mi ejército, mi pueblo, los hijos de Israel a fuerza de severos juicios.

5 Y conocerán los egipcios que Yo soy Yahvé, cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque de en medio de ellos a los hijos de Israel.”

6 Lo hicieron Moisés y Aarón. Como les había mandado Yahvé, así hicieron.

7 Tenía Moisés ochenta años, y Aarón ochenta y tres, cuando hablaron al Faraón.

8 Después habló Yahvé a Moisés y a Aarón, y dijo:

9 “Cuando el Faraón os dijere: Haced algún milagro en favor vuestro, dirás a Aarón: Toma tu vara y échala delante del Faraón, y se convertirá en serpiente.”

10 Se presentaron Moisés y Aarón al Faraón, e hicieron según la orden de Yahvé: Aarón echó su vara delante del Faraón y delante de sus servidores, la cual se convirtió en serpiente.

11 [478] Mas el Faraón llamó igualmente a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los magos egipcios, hicieron con sus encantamientos las mismas cosas.

12 Echaron ellos cada cual su vara, y se convirtieron en serpientes; pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos.

13 Sin embargo, se endureció el corazón del Faraón, de manera que no los escuchó, como había dicho Yahvé.

Primera plaga: rio en sangre

14 [479] Entonces dijo Yahvé a Moisés: “El corazón del Faraón es duro; se niega a dejar salir al pueblo.

15 Preséntate, pues, al Faraón por la mañana, cuando salga a las aguas. Tú lo esperarás a la orilla del río, y tomarás en tu mano la vara que se convirtió en serpiente.

16 Le dirás: ‘Yahvé, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti con esta orden: Deja ir a mi pueblo, a fin de que me den culto en el desierto; y he aquí que no has escuchado hasta ahora.

17 Por lo tanto, así dice Yahvé: En esto conocerás que Yo soy Yahvé: Mira que voy a golpear con la vara que tengo en la mano las aguas del río, y se convertirán en sangre.

18 Los peces que hay en el río morirán, el río hederá, y los egipcios tendrán asco de beber las aguas del río’.”

19 Yahvé dijo también a Moisés: “Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus canales, sobre sus ríos, sobre sus lagunas y sobre todos sus depósitos de agua. Y se convertirán en sangre. Habrá sangre en toda la tierra de Egipto, lo mismo en las vasijas de madera que en las de piedra.”

20 Hicieron Moisés y Aarón como les había mandado Yahvé: Levantó (Aarón) la vara y golpeó las aguas en presencia del Faraón y de sus servidores, y se convirtieron todas las aguas del río en sangre.

21 Los peces que había en el río murieron, quedó apestado el río y los egipcios no podían beber las aguas del río; y hubo sangre en todo el país de Egipto.

22 Pero lo mismo hicieron los magos de Egipto con sus encantamientos; por lo cual se endureció el corazón del Faraón y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

23 Luego se volvió el Faraón y se retiró a su palacio sin hacer caso de estas cosas.

24 Y todos los egipcios cavaron en los alrededores del río para hallar agua potable, porque no podían beber las aguas del río.

Segunda plaga: ranas

25 [480] Pasaron siete días después que Yahvé había herido el río,

26 y dijo Yahvé a Moisés: “Preséntate al Faraón y dile: Así dice Yahvé: Deja ir a mi pueblo para que me sirva.

27 Y si rehúsas dejarlo ir, he aquí que voy a castigar todo tu país con ranas.

28 El río bullirá de ranas, que subirán y entrarán en tu casa, en tu alcoba y en tu lecho, en las casas de tus servidores y entre tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.

29 Subirán las ranas sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre tus siervos.”

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Éxodo 8

1 [481] Dijo, pues, Yahvé a Moisés: “Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los canales, sobre los ríos y sobre las lagunas, y haz subir ranas sobre la tierra de Egipto.”

2 Aarón extendió la mano sobre las aguas de Egipto; y subieron las ranas y cubrieron la tierra de Egipto.

3 Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, haciendo subir las ranas sobre el país egipcio.

4 El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: “Pedid a Yahvé que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahvé.”

5 Respondió Moisés al Faraón: “Dígnate decirme para cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, a fin de que (Dios) quite las ranas de ti y de tus casas, y queden solamente en el río.”

6 “Para mañana”, contestó él. Replicó Moisés: “Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay como Yahvé, nuestro Dios.

7 Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y quedarán solamente en el río.”

8 Después salieron Moisés y Aarón de la presencia del Faraón; e invocó Moisés a Yahvé a causa de las ranas que afligían al Faraón.

9 E hizo Yahvé conforme a la súplica de Moisés, de manera que murieron las ranas en las casas, en los patios y en los campos.

10 [482] Las juntaron en montones y el país estaba lleno de hediondez.

11 Pero el Faraón viendo que se le daba respiro, endureció su corazón, y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

Tercera plaga: mosquitos

12 [483] Después dijo Yahvé a Moisés: “Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, y se convertirá en mosquitos en todo el país de Egipto.”

13 Así lo hicieron: Aarón extendió su mano en que tenía la vara, y golpeó el polvo de la tierra; y hubo mosquitos sobre los hombres y sobre las bestias. Todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos en todo el país de Egipto.

14 Los magos tentaron de hacer lo mismo con sus encantamientos, a fin de suscitar mosquitos, mas no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres y bestias.

15 [484] Dijeron entonces los magos al Faraón: “¡Éste es el dedo de Dios!” Pero se endureció el corazón del Faraón, y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

Cuarta plaga: tábanos

16 Yahvé dijo a Moisés: “Levántate muy de mañana, y preséntate al Faraón cuando salga hacia las aguas, y le dirás: Así dice Yahvé: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

17 [485] Si no dejas ir a mi pueblo, he aquí que voy a enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de manera que se llenarán de tábanos las casas de los egipcios y también el suelo sobre el cual están.

18 Mas distinguiré en ese día la región de Gosen, donde habita mi pueblo, para que no haya allí tábanos, a fin de que sepas que Yo soy Yahvé en medio de la tierra,

19 que hago distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal.”

20 Hizo Yahvé así, y un enjambre de tábanos molestísimos vino sobre la casa del Faraón y las casas de sus siervos; y toda la tierra de Egipto fue devastada por los tábanos.

21 Entonces llamó el Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: “Id, ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país.”

22 [486] Moisés respondió: “No conviene hacerlo así, porque lo que hemos de sacrificar a Yahvé, nuestro Dios, es abominación para los egipcios. ¿No nos apedrearían los egipcios si sacrificáramos ante sus ojos lo que para ellos es abominable?

23 Iremos tres jornadas de camino por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios a Yahvé, nuestro Dios, según Él nos mandare.”

24 Contestó el Faraón: “Os dejaré ir, para que ofrezcáis en el desierto sacrificios a Yahvé vuestro Dios, con tal que no vayáis demasiado lejos. Rogad por mí.”

25 Moisés respondió: “He aquí que voy a salir de tu presencia y rogaré a Yahvé, y mañana los tábanos se alejarán del Faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que no vuelva el Faraón a obrar con engaño, impidiendo al pueblo que vaya a ofrecer sacrificios a Yahvé.”

26 Salió, pues, Moisés de la presencia del Faraón, y rogó a Yahvé.

27 E hizo Yahvé conforme a la súplica de Moisés, y quitó los tábanos del Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedase uno solo.

28 Pero el Faraón endureció también esta vez su corazón y no dejó partir al pueblo.

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Éxodo 9

Quinta plaga: peste sobre el ganado

1 Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Preséntate al Faraón y dile: Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: Deja salir a mi pueblo para que me den culto.

2 Si te niegas a dejarlos ir y todavía los retienes,

3 he aquí que la mano de Yahvé enviará una peste gravísima sobre tu ganado que está en el campo, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre las vacadas y sobre las ovejas.

4 Mas Yahvé hará distinción entre el ganado de Israel y el ganado de los egipcios, de modo que no morirá nada de lo perteneciente a Israel.”

5 Y Yahvé fijó el plazo, diciendo: “Mañana hará esto Yahvé en el país.”

6 [487] Y lo hizo Yahvé al día siguiente, de modo que murió todo el ganado de los egipcios; mas del ganado de los hijos de Israel no murió ni una sola cabeza.

7 El Faraón envió (a averiguarlo); y he aquí que del ganado de Israel no había muerto ni un solo animal. Sin embargo, se endureció el corazón del Faraón y no dejó ir al pueblo.

Sexta plaga: tumores

8 Dijo entonces Yahvé a Moisés y a Aarón: “Tomad unos puñados de hollín de horno, y espárzalo Moisés hacia el cielo, a los ojos del Faraón;

9 y se convertirá en polvo fino en todo el territorio de Egipto, y formará tumores que producirán úlceras, tanto en los hombres como en las bestias, por toda la tierra de Egipto.”

10 Tomaron, pues, hollín de horno, y poniéndose delante del Faraón, lo esparció hacia el cielo; y hubo tumores que producían úlceras, tanto en los hombres como en las bestias.

11 Ni los magos pudieron mantenerse delante de Moisés a causa de los tumores; pues los magos tenían los mismos tumores que todos los egipcios.

12 [488] Mas Yahvé endureció el corazón del Faraón, de modo que no les escuchó, según Yahvé lo había dicho a Moisés.

Séptima plaga: granizo

13 Luego dijo Yahvé a Moisés: “Levántate muy de mañana, preséntate al Faraón, y dile: ‘Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que me den culto.

14 Porque esta vez voy a enviar todas mis plagas sobre tu corazón, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que sepas que no hay como Yo en toda la tierra.

15 Si yo hubiera extendido mi mano para herirte a ti y a tu pueblo con peste, ya habrías desaparecido de la tierra;

16 [489] pero para esto te he conservado, para mostrarte mi poder, y para que sea celebrado mi nombre en toda la tierra.

17 Tú, empero, te ensalzas todavía contra mi pueblo, para no dejarlo salir.

18 He aquí que mañana, a esta hora, haré llover una granizada tan fuerte, que nunca ha habido semejante en Egipto, desde el día que fue fundado hasta el presente.

19 Ahora, pues, envía y pon a salvo tu ganado y cuanto tienes en el campo; porque sobre todos los hombres y animales que se hallan en el campo sin recogerse bajo techumbre, caerá el granizo y perecerán’.”

20 Aquellos de entre los siervos del Faraón que temieron la palabra de Yahvé, recogieron en las casas a sus siervos y a su ganado;

21 mas aquellos que no hicieron caso de la palabra de Yahvé, dejaron a sus siervos y a su ganado en el campo.

22 [490] Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, y caiga granizo en todo el país de Egipto, sobre los hombres, sobre los animales y sobre todas las plantas que hay en la tierra de Egipto.”

23 Extendió, pues, Moisés su vara hacia el cielo, y Yahvé envió truenos y granizo; el relámpago discurría sobre la tierra, y Yahvé hizo llover granizo sobre el país de Egipto.

24 El granizo, y el fuego mezclado con el granizo cayeron con fuerza tan extraordinaria, que nunca hubo semejante en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser pueblo.

25 El granizo hirió en todo el país de Egipto cuanto había en el campo, desde los hombres hasta las bestias. El granizo destrozó también todas las hierbas del campo, y quebró todos los árboles campestres.

26 Solamente en la región de Gosen, donde habitaban los hijos de Israel, no hubo granizo.

27 [491] Entonces el Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: “Esta vez he pecado; Yahvé es el justo, y yo y mi pueblo somos los inicuos.

28 Rogad a Yahvé, para que no haya más truenos de Dios y granizo; y os dejaré salir y no os quedaréis más aquí.”

29 Le respondió Moisés: “Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos hacia Yahvé, y cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahvé.

30 Mas ya sé que ni tu ni tus siervos teméis todavía a Yahvé, Dios.”

31 Habían sido destrozados ya el lino y la cebada, pues la cebada estaba ya en espiga, y el lino en caña.

32 Mas el trigo y la espiga no fueron destrozados, por ser tardíos.

33 Dejó, pues, Moisés al Faraón y saliendo de la ciudad extendió las manos hacia Yahvé, con lo cual cesaron los truenos y el granizo, y no cayó más lluvia sobre la tierra.

34 Pero en cuanto el Faraón vio que había cesado la lluvia y el granizo y los truenos, volvió a pecar, endureciendo su corazón, tanto él corno sus siervos, se endureció, pues, el corazón del Faraón, y no dejó ir a los hijos de Israel como Yahvé había dicho por boca de Moisés.

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Éxodo 10

Octava plaga: langosta

1 Después dijo Yahvé a Moisés: “Ve al Faraón, porque Yo he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para obrar estos mis prodigios en medio de ellos;

2 [492] y para que puedas contar a tu hijo, y al hijo de tu hijo, las grandes cosas que Yo hice en Egipto, y los prodigios que obré en él, a fin de que sepáis que Yo soy Yahvé.”

3 Fueron, pues, Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: “Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante Mí? Deja salir a mi pueblo, para que me sirva.

4 Si sigues resistiendo y no dejas salir a mi pueblo, he aquí que mañana traeré sobre tu país langostas;

6 las cuales cubrirán la superficie del país, de manera que no podrá verse el suelo. Comerán el resto que se salvó, lo que os dejó el granizo; y comerán también todos los árboles que os crecen en el campo.

6 Llenarán tus casas, y las casas de todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios, lo que nunca vieron tus padres, ni los padres de tus padres, desde el día en que viven sobre la tierra hasta el día de hoy.” Con esto se retiró, y salió de la presencia del Faraón.

7 Dijeron entonces al Faraón sus siervos: “¿Hasta cuándo ha de sernos este hombre un lazo? Deja salir a esa gente a fin de que sirvan a Yahvé, su Dios. ¿No sabes aún que Egipto está al borde de la ruina?”

8 Llamaron, pues, de nuevo a Moisés y a Aarón a la presencia del Faraón; el cual les dijo: “Id, servid a Yahvé, vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?”

9 Respondió Moisés: “Saldremos con nuestros jóvenes y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestras vacadas; porque hemos de celebrar una fiesta en honor de Yahvé.”

10 [493] Les contestó: “¡Así sea Yahvé con vosotros, como yo os dejo salir a vosotros y a vuestros hijos! Pero tened cuidado, pues seguramente procedéis con mala intención.

11 Por eso, no será así; salid los varones solos y servid a Yahvé, ya que ésta fue vuestra petición.” Con esto fueron echados de la presencia del Faraón.

12 Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que venga la langosta; suba ella sobre el país de Egipto, y coma toda la hierba del país, todo lo que dejó el granizo.”

13 [494] Extendió, pues, Moisés su vara sobre la tierra de Egipto; y Yahvé hizo soplar el viento solano sobre el país, todo aquel día y toda la noche. Y cuando vino la mañana, el viento de oriente había traído las langostas.

14 Y subieron las langostas sobre todo el país de Egipto, y se posaron en todo el territorio egipcio, en cantidad tan grande, como nunca hubo anteriormente ni habrá después.

15 [495] Cubrieron toda la superficie del país, de modo que se oscureció la tierra; comieron toda la hierba del país, y todos los frutos de los árboles que el granizo había dejado, y no quedó nada verde ni en los árboles ni en las hierbas del campo en todo el territorio de Egipto.

16 Entonces el Faraón llamó a toda prisa a Moisés y a Aarón, y dijo: “He pecado contra Yahvé, vuestro Dios, y contra vosotros.

17 Perdonad, por favor, mi pecado todavía esta única vez; rogad a Yahvé, vuestro Dios, que aparte de mí al menos esta muerte.”

18 Salió (Moisés) de la presencia del Faraón y rogó a Yahvé.

19 Y Yahvé hizo soplar un viento de occidente muy recio que se llevó las langostas y las echó al Mar Rojo. No quedó ni una langosta en todo el territorio de Egipto.

20 Pero Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no dejó ir a los hijos de Israel.

Novena plaga: tinieblas

21 [496] Después dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya sobre la tierra de Egipto tinieblas que puedan palparse.”

22 Extendió, pues, Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas en toda la tierra de Egipto durante tres días.

23 No se veían unos a otros, ni se levantaba nadie de su sitio por espacio de tres días, en tanto que los hijos de Israel tenían luz en sus moradas.

24 Entonces llamó el Faraón a Moisés, y dijo: “Id y servid a Yahvé; queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacadas. Aun vuestros niños podrán ir con vosotros.”

25 Respondió Moisés: “Nos has de conceder también sacrificios y holocaustos, para que los ofrezcamos a Yahvé, nuestro Dios.

26 Por lo cual también nuestro ganado ha de ir con nosotros. No quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para dar culto a Yahvé, nuestro Dios; y no sabemos todavía qué hemos de ofrecer a Yahvé, hasta que lleguemos allá.”

27 [497] Mas Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no quiso dejarles salir.

28 Dijo, pues, el Faraón: “¡Retírate de mí! ¡Guárdate de volver a ver mi rostro!, pues el día en que vieres mi rostro, morirás.”

29 [498] A lo cual respondió Moisés: “Tú lo has dicho: no volveré a ver tu rostro.”

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Éxodo 11

Anuncio de la décima plaga

1 Dijo Yahvé a Moisés: “Sólo una plaga más haré venir sobre el Faraón y sobre los egipcios; después de la cual os dejará marchar de aquí; y cuando, por fin, os deje salir, lo hará expulsándoos por completo de aquí.

2 [499] Di, pues, al pueblo que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y objetos de oro.”

3 [500] Pues Yahvé había hecho que el pueblo hallase gracia a los ojos de los egipcios. Además, Moisés era una persona muy grande en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los siervos del Faraón como a los ojos del pueblo.

4 Dijo entonces Moisés: “Así dice Yahvé: A medianoche pasaré Yo a través de Egipto;

5 [501] y morirá en el país de Egipto todo primogénito, desde el primogénito del Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la esclava que está detrás de la muela, y todo primogénito del ganado.

6 Y se alzará en todo el país de Egipto un alarido grande cual nunca ha habido, y nunca lo habrá.

7 [502] Pero contra ninguno de los hijos de Israel, contra ningún hombre y ninguna bestia, ni siquiera ladrará un perro; para que sepáis qué distinción hace Yahvé entre los egipcios e Israel.

8 [503] Entonces vendrán a mí todos estos tus siervos, y se postrarán delante de mí, diciendo: Sal tú y todo el pueblo que te sigue. Y después de esto saldré.” Y encendido en cólera se retiró de la presencia del Faraón.

9 Y dijo Yahvé a Moisés: “No os escuchará el Faraón, para que se multipliquen mis prodigios en la tierra de Egipto.”

10 Moisés y Aarón obraron todos estos prodigios delante del Faraón; pero Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no dejó salir de su país a los hijos de Israel.

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Éxodo 12

Institución de la Pascua

1 [504] Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón en el país de Egipto:

2 “Este mes será para vosotros el comienzo de los meses; os será el primero de los meses del año.

3 Hablad a toda la asamblea de Israel y decid: El día diez de este mes tome cada uno para sí un cordero por familia, un cordero por casa.

4 Y si la casa no alcanzare para un cordero, lo tomará junto con el vecino más cercano a su casa, según el número de las personas. Calculad la porción que cada uno puede comer del cordero.

5 [505] El cordero será sin defecto, macho y primal. De las ovejas o de las cabras lo tomaréis.

6 Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; y toda la multitud de los hijos de Israel lo inmolará entre las dos tardes.

7 Luego tomarán de la sangre y rociarán los dos postes (de la puerta) y el dintel de las casas en que han de comer.

8 [506] Comerán la carne en aquella misma noche. La comerán asada al fuego, con panes ácimos y con hierbas amargas.

8 No comeréis nada de él crudo, ni cocido en agua, sino asado al fuego, con su cabeza, sus piernas y sus entrañas.

10 Y no dejaréis nada de él para el día siguiente; lo que sobrare de él hasta la mañana, lo quemaréis al fuego.

11 [507] Lo habéis de comer de la siguiente manera: Ceñidos vuestros lomos, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa, pues es la Pascua de Yahvé.

12 Porque Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y quitaré la vida a todos los primogénitos en el territorio de Egipto, desde los hombres hasta las bestias, y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto, Yo, Yahvé.

13 Será, pues, vuestro distintivo la sangre en las casas de vuestra morada. Viendo la sangre pasaré de largo por vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando Yo hiera el país de Egipto.

14 Os será memorable este día, y lo celebraréis como fiesta en honor de Yahvé durante vuestras generaciones. La celebraréis como institución perpetua.

15 [508] Por siete días comeréis panes ácimos, por lo cual desde el primer día apartaréis de vuestras casas la levadura. Todo el que desde el día primero hasta el día séptimo comiere pan fermentado será exterminado de en medio de Israel.

16 El primer día tendréis asamblea santa; asimismo el día séptimo os reuniréis en asamblea santa. Ninguna obra se haga en esos días, exceptuando la comida para cada uno. Esto es lo único que podréis hacer.

17 Guardad (la fiesta de) los Ácimos, porque en ese mismo día habré sacado Yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto. Observad este día durante vuestras generaciones como institución perpetua.

18 Comeréis, pues, panes ácimos en el mes primero desde el día catorce del mes por la tarde, hasta la tarde del día veintiuno del mes.

19 No se halle levadura en vuestras casas por espacio de siete días, pues todo aquel que comiere cosa fermentada, sea extranjero o natural del país, será exterminado de en medio del pueblo de Israel.

20 No comeréis cosa fermentada alguna; en todas vuestras habitaciones comed panes ácimos.”

Moisés convoca a los ancianos

21 Entonces llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les dijo: “Buscad y tomaos corderos para vuestras familias, e inmolad la pascua.

22 [509] Luego tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre que está en el tazón, y rociad el dintel y los dos postes con la sangre del tazón; y nadie de vosotros salga de la puerta de su casa hasta la mañana.

23 Pues pasará Yahvé y herirá a los egipcios, mas al ver la sangre en el dintel y en los dos postes, Yahvé pasará de largo por aquella puerta, y no permitirá que el exterminador entre en vuestras casas para herir.

24 Guardad este mandato como ley perpetua para vosotros y vuestros hijos.

25 Observad este rito también después de vuestra llegada a la tierra que os dará Yahvé según su promesa.

26 Y cuando os preguntaren vuestros hijos: ¿Qué significado tiene para vosotros este rito?,

27 responderéis: Éste es el sacrificio de la Pascua de Yahvé, quien pasó de largo por las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando hirió a los egipcios y salvó nuestras casas. Entonces el pueblo se prosternó para adorar, fueron, pues, los hijos de Israel e hicieron así como había mandado Yahvé a Moisés y a Aarón; así lo hicieron.

Muerte de los primogénitos de los egipcios

29 [510] Y sucedió que a media noche Yahvé hirió en el país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito del Faraón que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todos los primogénitos de las bestias.

30 Con lo que se levantó el Faraón de noche, él y todos sus siervos y todos los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.

31 Y llamó a Moisés y a Aarón de noche y dijo: “¡Adelante!, salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los hijos de Israel. Id y ofreced sacrificios a Yahvé como habéis dicho.

32 Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacadas, como dijisteis. Marchaos y bendecidme también a mí.”

33 Los egipcios por su parte instaban al pueblo para acelerar su salida del país; pues decían: “Pereceremos todos.”

34 Tomó, pues, el pueblo la harina amasada, antes que fermentara y envueltas sus artesas en la ropa se las echaron a cuestas.

35 Y los hijos de Israel hicieron según la palabra de Moisés, pidiendo a los egipcios objetos de plata y objetos de oro y vestidos.

36 [511] Pues Yahvé había hecho que el pueblo hallara gracia a los ojos de los egipcios, los cuales accedieron a sus pedidos. Así despojaron a los egipcios.

II. Desde la salida de Egipto hasta la llegada al Sinaí

La salida de los israelitas

37 [512] Partieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés para Sucot, unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños.

38 [513] Salió con ellos también mucha gente de toda clase, y ganado menor y mayor, muchísimos animales.

39 De la masa que habían sacado de Egipto, cocieron tortas ácimas; porque (la masa) no había aún fermentado; pues habían sido echados de Egipto a toda prisa y sin que pudieran prepararse provisiones.

40 [514] El tiempo que los hijos de Israel habían habitado en Egipto, fue de cuatrocientos treinta años.

41 Al fin de los cuatrocientos treinta años, en ese mismo día, salieron de la tierra de Egipto todas las escuadras de Yahvé.

42 Noche de vela fue ésta para Yahvé cuando los sacó de la tierra de Egipto. Esa misma noche será noche de vela en honor de Yahvé para todos los hijos de Israel de generación en generación.

La ley de la Pascua

43 Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón: “Esta es la ley de la Pascua: No coma de ella ningún extranjero.

44 Todo siervo, comprado por dinero, después de haber sido circuncidado, comerá de ella.

45 Mas el advenedizo y el jornalero no comerán de ella,

46 [515] En una misma casa se ha de comer; no sacaréis fuera de la casa nada de la carne, ni le quebraréis ningún hueso.

47 La celebrará todo el pueblo de Israel.

48 Si un extranjero habita contigo y quiere celebrar la Pascua en honor de Yahvé, sean circuncidados todos sus varones, y entonces podrá acercarse para celebrarla; y será como el indígena, porque ningún incircunciso comerá de ella.

49 Una misma ley habrá para el indígena y para el extranjero que habita en medio de vosotros.”

50 Así lo hicieron todos los hijos de Israel. Según había mandado Yahvé a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.

51 Y en aquel mismo día Yahvé sacó del país de Egipto a los hijos de Israel (repartidos) en sus escuadras.

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Éxodo 13

Consagración de los primogénitos de Israel

1 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

2 [516]

“Conságrame todo primogénito. Mío es todo primer nacido entre los hijos de Israel, tanto de hombres como de animales.”

3 Dijo pues Moisés al pueblo: “Acordaos de este día en que salisteis de Egipto, de la casa de la servidumbre; pues Yahvé os ha sacado de aquí con mano poderosa; y no comáis pan fermentado.

4 [517] Salís hoy, en el mes de Abib.

5 Así, pues, cuando Yahvé te haya introducido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, que juró a tus padres darte, tierra que mana leche y miel, celebrarás ese rito en este mes.

6 Siete días comerás panes ácimos y él día séptimo será fiesta en honor de Yahvé.

7 Se comerán panes ácimos durante siete días, y no se verá pan fermentado en tu casa, ni levadura en todo tu territorio.

8 En aquel día dirás a tu hijo: “Esto es a causa de lo que hizo conmigo Yahvé cuando salí de Egipto.

9 [518] Y esto te será como una señal en tu mano, y como un recuerdo entre tus ojos, para que la ley de Yahvé se halle en tu boca; porque con mano poderosa te sacó Yahvé de Egipto.”

10 Guardarás este precepto, año por año, en el tiempo señalado.

11 Cuando Yahvé te haya introducido en la tierra del cananeo, como lo tiene jurado a ti y a tus padres, y te la haya dado,

12 apartarás para Yahvé a todos los primogénitos. También todos los primerizos de tus animales, si son machos, pertenecen a Yahvé.

13 Todo primerizo del asno lo rescatarás con un cordero; y si no lo rescatas, has de quebrarle la cerviz. Rescatarás también todo primogénito humano de entre tus hijos.

14 Y cuando el día de mañana te preguntare tu hijo, diciendo: “¿Qué significa esto?”, le dirás: “Con mano poderosa nos sacó Yahvé de Egipto, de la casa de la servidumbre.

15 Al obstinarse el Faraón en no dejarnos salir, Yahvé mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito de la bestia. Por eso sacrifico a Yahvé todo primer nacido macho, y rescato todo primogénito de mis hijos.”

16 Esto será como una señal en tu mano, y como frontal entre rus ojos; porque con mano poderosa Yahvé nos ha sacado de Egipto.”

Partida de Egipto

17 [519] Cuando el Faraón dejó salir al pueblo, Dios no los condujo por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca; pues dijo Dios: “No sea que al verse atacado se arrepienta el pueblo y se vuelva a Egipto.”

18 Dios hizo, pues, rodear al pueblo por el camino del desierto hacia el Mar Rojo. Y los hijos de Israel salieron en buen orden del país de Egipto.

19 [520] Moisés llevó también consigo los huesos de José, pues éste había hecho jurar a los hijos de Israel, diciendo: “Cuando os visitare Dios, llevad de aquí con vosotros mis huesos.”

20 [521] Partieron de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto.

21 [522] E iba Yahvé al frente de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos en el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que pudiesen marchar de día y de noche.

22 La columna de nube no se retiraba del pueblo de día, ni la columna de fuego de noche.

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Éxodo 14

El Faraón persigue a los israelitas

1 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

2 [523]

“Di a los hijos de Israel que se vuelvan y acampen frente a Fihahirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baalsefón. Delante de ese lugar acamparéis, junto al mar.

3 Porque el Faraón dirá respecto de los hijos de Israel: ‘Andan errantes en el país, y el desierto los tiene encerrados.’

4 Y Yo endureceré el corazón del Faraón, y os perseguirá; pero Yo manifestaré mi gloria en el Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que Yo soy Yahvé.” Así lo hicieron.

5 Efectivamente, cuando fue dado aviso al rey de Egipto que había huido el pueblo, se mudó el corazón del Faraón y de sus siervos respecto del pueblo, y dijeron: “¿Qué es lo que hemos hecho dejando ir a Israel, privándonos así de su servicio?”

6 Hizo, entonces, enganchar sus carros y llevó consigo a su pueblo.

7 Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, con capitanes para todos ellos.

8 Así endureció Yahvé el corazón del Faraón, rey de Egipto, el cual persiguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel salieron (guiados) por una mano elevada.

9 Los persiguieron, pues, los egipcios, todos los caballos de los carros del Faraón, y su gente de a caballo y su ejército; y les dieron alcance mientras acampaban junto al mar, cerca de Fihahirot, frente a Baalsefón.

10 Cuando el Faraón se iba acercando, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios marcharon en pos de ellos. Con lo que se amedrentaron mucho los hijos de Israel y clamaron a Yahvé.

11 [524] Y dijeron a Moisés: “¿Acaso no había sepulturas en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros sacándonos de Egipto?

12 ¿No te decíamos en Egipto: Déjanos que sirvamos a los egipcios? Porque mejor nos sería servir a los egipcios que morir en el desierto.”

13 Contestó Moisés al pueblo: “No temáis; estad firmes, y veréis el auxilio que Yahvé os otorgará en este día, pues los egipcios que hoy veis, no los volveréis a ver nunca jamás.

14 [525] Yahvé peleará por vosotros, y vosotros quedaos tranquilos.”

El paso del mar Rojo

15 Y dijo Yahvé a Moisés “¿Por qué sigues clamando a mí? Manda a los hijos de Israel que se pongan en marcha.

16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel entren en medio del mar a pie enjuto.

17 Yo, entretanto, endureceré el corazón de los egipcios para que entren tras ellos, y se manifestará mi gloria en el Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería.

18 Y conocerán los egipcios que Yo soy Yahvé, cuando haya manifestado mi gloria en el Faraón, en sus carros y en su caballería.

19 Se levantó entonces el Ángel de Yahvé que marchaba al frente del ejército de Israel, y se puso detrás de ellos. Se levantó también la columna de nube de delante de ellos, y se colocó a la espalda,

20 [526] intercalándose así entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. Era nube y tinieblas (por una parte), y (por la otra) iluminaba la noche, de modo que no pudieron acercarse aquéllos a éstos en toda la noche.

21 Extendió Moisés su mano sobre el mar, y Yahvé hizo soplar un viento del Oriente muy fuerte durante toda la noche, el cual hizo retroceder el mar y lo dejó seco, y se dividieron las aguas.

22 [527] Entonces los hijos de Israel entraron en medio del mar a pie enjuto, formando para ellos las aguas una muralla a su derecha y a su izquierda.

23 Los egipcios los persiguieron y entraron en pos de ellos, todos los caballos del Faraón, sus carros y su caballería, hasta el medio del mar.

24 Llegada la vigilia de la mañana, echó Yahvé una mirada desde la columna de fuego y de humo hacia el ejército de los egipcios, y puso en consternación al ejército egipcio.

25 Quitó las ruedas de sus carros, de suerte que no podían avanzar sino con gran dificultad. Dijeron por tanto los egipcios: “Huyamos delante de Israel, porque Yahvé pelea por ellos contra los egipcios.”

26 Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y sobre su caballería.”

27 Extendió Moisés su mano sobre el mar, y al rayar el alba el mar volvió a su sitio; de modo que los egipcios queriendo huir se vieron frente a las (aguas). Así arrojó Yahvé a los egipcios en medio del mar.

28 Pues reuniéndose las aguas cubrieron los carros y la gente de a caballo y todo el ejército del Faraón, que había entrado en el mar para seguirlos, y no escapó ni siquiera uno de ellos.

29 Mas los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por en medio del mar, teniendo las aguas por muralla a su derecha y a su izquierda.

30 Aquel día salvó Yahvé a Israel de mano de los egipcios; y vio Israel a los egipcios muertos a orillas del mar.

31 [528] Y cuando Israel vio la mano poderosa que Yahvé había extendido contra los egipcios, temió el pueblo a Yahvé, y creyeron en Yahvé y en Moisés, su siervo.

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Éxodo 15

Cántico de Moisés

1 [529] Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yahvé. Dijeron así:

“Cantaré a Yahvé

por su altísima gloria;

arrojó al mar al caballo y a su jinete.

2 Yahvé es mi fortaleza

y (el objeto) de mi canción.

El me ha salvado;

El es mi Dios, a quien celebraré,

el Dios de mi padre, a quien he de ensalzar.

3 El Señor es un guerrero poderoso;

Yahvé es su nombre.

4 Ha precipitado en el mar

los carros del Faraón y su ejército;

la flor de sus capitanes se hundió en el Mar Rojo.

5 Los cubrió el abismo;

como una piedra cayeron al fondo.

6 Tu diestra, Yahvé, es admirable por su poder;

tu diestra, Yahvé, aplasta al enemigo.

7 En tu grandeza sin medida derribas

a los que contra Ti se levantan,

desencadenas tu ira

que los consume como hojarasca.

8 [530] Soplaron tus narices

y se apiñaron las aguas;

se pararon las olas como un dique,

los abismos se cuajaron en medio del mar.

9 Perseguiré, alcanzaré,

había dicho el enemigo;

repartiré despojos, se saciará mi alma;

desenvainaré mi espada,

los destruirá mi mano.

10 Pero con tu viento soplaste

y los cubrió el mar;

se hundieron como plomo

en las temibles aguas.

11 [531] ¿Quién como Tú, Yahvé, entre los dioses?

¿Quién, como Tú, glorioso en santidad,

terrible en prodigios, hacedor de maravillas?

12 Extendiste tu diestra,

y los engulló la tierra.

13 [532] Guiaste en tu misericordia

al pueblo por Ti redimido;

con tu poder lo condujiste

a la morada de tu santidad.

14 Lo oyeron los pueblos temblando;

se amedrentó la gente de Filistea;

15 los príncipes de Edom se estremecieron;

temblaron los valientes de Moab

y trepidaron todos los moradores de Canaán.

16 Cayó sobre ellos pavor y espanto;

por la grandeza de tu brazo

enmudecieron como una piedra,

hasta que pasó tu pueblo, Yahvé,

hasta que pasó el pueblo que Tú adquiriste.

17[533] Tú los condujiste y los plantaste

en el monte de tu herencia;

en el lugar que Tú, oh Yahvé,

preparaste para tu sede;

en el Santuario, Señor,

que fundaron tus manos.

18 Yahvé reinará por siempre jamás.”

19 Porque cuando los caballos del Faraón y sus carros y su caballería entraron en el mar, Yahvé hizo volver sobre ellos las aguas marinas, en tanto que los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por medio del mar.

Cántico de María

20 [534] También María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano un tamboril, y todas las mujeres salieron en pos de ella, con tamboriles y danzando.

21 [535] Y María les repetía:

“Cantad a Yahvé

por su altísima gloria;

arrojó al mar al caballo y a su jinete.”

Moisés endulza las aguas

22 [536] Moisés hizo partir a los hijos de Israel del Mar Rojo, y se dirigieron hacia el desierto de Sur, donde caminaron tres días en el desierto sin encontrar agua.

23 [537] Luego llegaron a Mará, mas no pudieron beber el agua, por ser amarga. Por eso llamaron (a ese lugar) Mará.

24 Y murmuró el pueblo contra Moisés, diciendo: “¿Qué vamos a beber?”

25 Entonces clamó Moisés a Yahvé, y Yahvé le mostró un madero que Moisés echó en el agua, y el agua se volvió dulce. Allí Yahvé le dio (a Israel) leyes y estatutos, y allí lo probó,

26 y dijo: “Si de veras escuchas la voz de Yahvé, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, dando oídos a sus mandamientos y guardando todos sus preceptos, no traeré sobre ti ninguna de las plagas que envié sobre los egipcios; porque Yo soy Yahvé, el que te sana.

27 [538] Después llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.

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Éxodo 16

Las codornices y el maná

1 [539] Habiendo partido de Elim llegó todo el pueblo de los hijos de Israel al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto.

2 Y murmuró todo el pueblo de los hijos de Israel contra Moisés y Aarón en el desierto.

3 [540] Les decían los hijos de Israel: “¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahvé en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan en abundancia! Vosotros nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a todo este pueblo.”

4 Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Mira, Yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; y saldrá el pueblo a recoger cada día la porción diaria; de esta manera lo pongo a prueba si quiere andar o no según mi ley.

5 Mas al día sexto han de conservar lo que hayan traído, porque será el doble de lo que acostumbran recoger cada día.”

6 Dijeron, pues, Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel:

“Esta tarde conoceréis

que Yahvé es quien os ha sacado

del país de Egipto;

7 y a la mañana veréis

la gloria de Yahvé,

ya que ha oído vuestras murmuraciones que se dirigen contra El; porque nosotros ¿qué somos para que murmuréis contra nosotros?”

8 Y añadió Moisés:

“Esto será al daros Yahvé

esta tarde carne para comer,

y a la mañana pan en abundancia;

pues Yahvé ha oído vuestras murmuraciones con que murmuráis contra El; pues ¿qué somos nosotros? No van contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra Yahvé.”

9 Dijo entonces Moisés a Aarón: “Di a todo el pueblo de los hijos de Israel: Acercaos a Yahvé, porque El ha oído vuestras murmuraciones.”

10 Aun estaba hablando Aarón a todo pueblo de los hijos de Israel, cuando ellos volvieron la cara hacia el desierto, y he aquí que la gloria de Yahvé se apareció en la nube.

11 Y habló Yahvé a Moisés, diciendo:

12 “He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: Entre las dos tardes comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y conoceréis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

13 [541] Y sucedió que a la tarde vinieron codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento.

14 Y al evaporarse la capa de rocío se vio en la superficie del desierto una cosa menuda y granosa, tan menuda como la escarcha sobre la tierra.

15 [542] Cuando la vieron los hijos de Israel, se decían unos a otros: “¿Qué es esto?” Pues no sabían lo que era. Les dijo Moisés: “Este es el pan que Yahvé os da por alimento.”

Preceptos relativos al maná

16 [543] Ésta es la orden prescrita por Yahvé: “Recoged de ello cada uno cuanto necesite para comer, un gomor por cabeza, conforme al número de vuestras personas; cada uno recogerá para la gente que tenga en su tienda.”

17 Lo hicieron así los hijos de Israel, y recogieron unos más, otros menos.

18 [544] Mas cuando lo midieron con el gomor (encontraron que) quien había recogido mucho, nada tenía de mas, y quien había recogido poco, nada tenía de menos. Cada uno había recogido según lo que podía comer.

19 Les dijo también Moisés: “Nadie deje nada de ello hasta el día siguiente.”

20 Pero no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron sobras para el día siguiente, y se produjeron gusanos y hediondez, por lo cual Moisés se airó contra ellos.

21 Lo recogían pues todas las mañanas, cada uno según lo que necesitaba para comer; más cuando se dejaba sentir el calor del sol se derretía.

22 El día sexto recogieron doble porción de alimento, dos gomor para cada persona. Y fueron todos los príncipes del pueblo a decírselo a Moisés;

23 [545] el cual les respondió: “Esto es lo que ha mandado Yahvé: Mañana es sábado, día de reposo, consagrado a Yahvé. Coced lo que hayáis de cocer, y lo que hayáis de hervir, hervidlo; y todo lo que sobre guardadlo como reserva para el día siguiente.”

24 Y ellos lo guardaron para el día siguiente, según la orden de Moisés; y no hedió, ni se halló en él gusano alguno.

25 Dijo entonces Moisés: “Comedlo hoy, porque hoy es sábado en honor de Yahvé; hoy no lo hallaréis en el campo.

26 Seis días lo recogeréis, mas al séptimo día que es sábado, no habrá nada”.

27 A pesar de todo al séptimo día salieron algunos del pueblo a recogerlo pero no encontraron nada.

28 Dijo entonces Yahvé a Moisés: “¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandamientos y mis leyes?

29 He aquí que Yahvé os ha dado el sábado; por eso en el día sexto os da pan para dos días. Quédese cada hombre en su sitio; no salga nadie el día séptimo de su lugar”.

30 Y descansó el pueblo el día séptimo.

31 [546] La casa de Israel dio a ese alimento el nombre de maná. Era como granos de cilantro, blanco, y su sabor como de torta de miel.

32 Y dijo Moisés: “Esto es lo que manda Yahvé: Llenad de maná un gomor, a fin de que se guarde para vuestros descendientes y vean ellos el pan con que os he alimentado en el desierto cuando os saqué del país de Egipto.”

33 [547] Dijo, pues, Moisés a Aarón: “Toma una vasija y pon en ella un gomor completo de maná, y colócalo delante de Yahvé, a fin de guardarlo para vuestros descendientes”.

34 Y de acuerdo con lo que Yahvé había mandado a Moisés, puso Aarón el (maná) ante el Testimonio para guardarlo.

35 [548] Los hijos de Israel comieron el maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron el maná hasta llegar a los confines del país de Canaán.

36 El gomor es la décima parte del efa.

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Éxodo 17

Agua de la roca

1 Partió todo el pueblo de los hijos de Israel del desierto de Sin, haciendo sus jornadas según ordenaba Yahvé; y acamparon en Rafidim, donde el pueblo no tenía agua que beber.

2 Por lo cual el pueblo se querelló contra Moisés, diciendo: “Danos agua de beber.” Les respondió Moisés: “¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahvé?”

3 Pero el pueblo sufriendo allí sed de agua, siguió murmurando contra Moisés, y dijo: “¿Por qué nos has hecho salir de Egipto, para matarnos de sed, a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?”

4 CIamó entonces Moisés, a Yahvé y dijo: “¿Qué hago yo con este pueblo? Falta poco que me apedreen.”

5 Respondió Yahvé a Moisés: “Pasa delante del pueblo, y lleva contigo algunos de los ancianos de Israel; y toma en tu mano la vara con que heriste el río y anda.

6 [549] He aquí que Yo estaré enfrente de ti, allá sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.” Moisés lo hizo así a los ojos de los ancianos de Israel.

7 [550] Y dio a aquel lugar el nombre de Masá y Meribá, a causa de la querella de los hijos de Israel, y por haber ellos tentado a Yahvé, diciendo: “¿Está Yahvé en medio de nosotros, o no?”

Derrota de los amalecitas

8 [551] Vino después Amalec e hizo guerra contra Israel en Rafidim.

9 Y dijo Moisés a Josué: “Escógenos hombres, y sal a combatir contra Amalec. Mañana yo me colocaré sobre la cima del monte, con la vara de Dios en mi mano.”

10 Hizo Josué como le había dicho Moisés, y peleó contra Amalec. Moisés, empero, y Aarón y Hur subieron a la cima del monte.

11 [552] Y sucedió que mientras Moisés tenía alzada su mano, prevalecía Israel; y cuando bajaba su mano, prevalecía Amalec.

12 Mas como las manos de Moisés se cansasen, tomaron ellos una piedra, se la pusieron debajo, y se sentó sobre ella, en tanto que Aarón y Hur le sostenían las manos, uno por un lado, y otro por el otro. Así quedaron firmes sus manos hasta ponerse el sol.

13 Y Josué derrotó a Amalec y a su pueblo al filo de la espada.

14 [553] Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Escribe esto para recuerdo en un libro, y notifica a Josué que Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo.”

15 [554] Después erigió Moisés un altar, al cual puso por nombre Yahvé Nisí,

16 [555] diciendo: “Por haber levantado la mano contra el trono de Yahvé, peleará Yahvé con Amalec de generación en generación.”

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Éxodo 18

Jetró visita a Moisés

1 Jetró, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, supo todo lo que había hecho Dios en favor de Moisés e Israel, su pueblo: que Yahvé había sacado a Israel de Egipto.

2 [556] Y tomó Jetró, suegro de Moisés, a Seforá, mujer de Moisés, después de haberla (Moisés) despedido;

3 y a los dos hijos de éste, de los cuales uno se llamaba Gersom, pues había dicho (Moisés): “Soy un extranjero en tierra extraña.”

4 El otro se llamaba Eliéser, porque (Moisés) había dicho: “El Dios de mi padre fue mi protector y me ha librado de la espada del Faraón.”

5 [557] Vino, pues, Jetró, suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de éste, al desierto, donde acampaba junto al monte de Dios.

6 Y envió a decir a Moisés: “Yo, Jetró, tu suegro, vengo a ti con tu mujer, y con ella están sus dos hijos.”

7 [558] Moisés salió al encuentro de su suegro, se prosternó y le besó. Y después de preguntarse mutuamente por su salud entraron en la tienda.

8 Luego contó Moisés a su suegro todo lo que Yahvé había hecho al Faraón y a los egipcios, en favor de Israel; y todos los trabajos sufridos en el camino y cómo Yahvé los había librado.

9 Jetró se alegró de todo el bien que Yahvé había hecho a Israel, librándolo de la mano de los egipcios.

10 Y dijo Jetró: “¡Bendito sea Yahvé que os ha librado de la mano de los egipcios y de la mano del Faraón y ha salvado al pueblo del poder de los egipcios!

11 [559] Ahora acabo de conocer que Yahvé es más grande que todos los dioses; pues en aquello mismo en que ellos se ensoberbecieron los ha castigado.”

12 [560] Después tomó Jetró, suegro de Moisés, un holocausto y sacrificios para (ofrecerlos) a Dios; y Aarón y todos los ancianos de Israel fueron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.

Institución de jueces y jefes

13 Al día siguiente se sentó Moisés para juzgar al pueblo; y el pueblo estaba delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde.

14 Vió el suegro de Moisés todo lo que hacía para con el pueblo, y dijo: “¿Qué es esto que haces con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo permanece parado alrededor tuyo desde la mañana hasta la tarde?”

15 Contestó Moisés a su suegro: “Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios.

16 Cuando tienen un pleito, vienen a mí; y yo juzgo entre unos y otros, dándoles a conocer los preceptos de Dios y sus leyes.”

17 Entonces el suegro de Moisés le dijo: “No está bien lo que haces.

18 Te cansarás demasiado, tú y este pueblo que contigo está; porque este trabajo es superior a tus fuerzas; no podrás hacerlo tú solo.

19 Oye, pues, ahora mi voz; yo te doy un consejo, y Dios sea contigo. Sé tú solamente el representante del pueblo delante de Dios, al cual presentarás los asuntos.

20 Enséñales los preceptos y las leyes, y dales a conocer el camino que deben seguir, y las obras que han de practicar.

21 [561] Y escoge de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres fieles y enemigos de la avaricia, y constitúyelos sobre ellos como jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez.

22 Ellos sean jueces del pueblo en todo tiempo; todo caso importante llévenlo a ti, mas en todos los asuntos de menor importancia decidan ellos. Así se aliviará tu carga, llevándola ellos contigo,

23 Si haces esto, y Dios te lo manda, podrás sostenerte, y por su parte todo este pueblo podrá volver en paz a su lugar.”

24 Moisés escuchó la voz de su suegro, e hizo todo lo que había dicho.

25 [562] Escogió, pues, Moisés hombres capaces de entre todo Israel, y los constituyó jefes del pueblo, jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez.

26 Éstos juzgaban al pueblo en todo tiempo; los asuntos graves los llevaban a Moisés; mas en todos los asuntos menores decidían ellos mismos.

27 Después despidió Moisés a su suegro, el cual se volvió a su tierra.

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III. Alianza y legislación del Sinaí

Éxodo 19

Preparativos para la alianza

1 [563] Al tercer mes después de la salida de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron los hijos de Israel al desierto de Sinaí.

2 Habiendo partido de Rafidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto. Allí acampó Israel frente a la montaña.

3 Moisés subió hacia Dios, y le llamó Yahvé desde el monte, diciendo:

“Así dirás a la casa de Jacob

y anunciarás a los hijos de Israel:

4 Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios,

y cómo os he llevado sobre alas de águila

y os he traído a Mí.

5 [564] Ahora, pues, si de veras escuchareis mi voz

y guardareis mi pacto,

seréis entre todos los pueblos mi propiedad particular,

pues mía es toda la tierra.

6 y seréis para Mí un reino de sacerdotes

y una nación santa.

Éstas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.”

7 Fue Moisés y convocó a los ancianos del pueblo, a los cuales expuso todas estas palabras según Yahvé le había mandado.

8 Y todo el pueblo respondió a una voz, diciendo: “Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.” Y Moisés llevó a Yahvé la respuesta del pueblo.

9 Entonces dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que Yo vendré a ti en una densa nube para que el pueblo oiga que hablo contigo, y también te dé crédito para siempre.” Y refirió Moisés a Yahvé las palabras del pueblo.

10 Luego dijo Yahvé a Moisés: “Vuélvete al pueblo y santifícalos hoy y mañana. Que se laven sus vestidos,

11 y estén preparados para el día tercero; porque al tercer día descenderá Yahvé a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí.

12 Le señalarás al pueblo un límite en torno (al monte), diciendo: Guardaos de subir al monte y aun de tocar su falda. Todo el que tocare el monte morirá irremisiblemente.

13 [565] Nadie lo toque con la mano, pues será apedreado o asaeteado; sea animal, sea hombre, perderá la vida. Cuando suene la trompeta, entonces subirán al monte.”

14 Bajó, pues, Moisés del monte, adonde estaba el pueblo, y santificó al pueblo, y ellos lavaron sus vestidos.

15 Y dijo al pueblo: “Preparaos para el tercer día, y no toquéis mujer.”

Aparición de Dios en el monte

16 Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte, y también un toque penetrante de trompeta; por lo cual todo el pueblo que estaba en el campamento comenzó a temblar.

17 Entonces Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y se apostaron al pie del monte.

18 [566] Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahvé descendía sobre él en medio de fuego. Este humo subía como el humo de un horno, y todo el monte temblaba fuertemente.

19 El sonido de la trompeta se sentía cada vez más fuerte; mientras Moisés hablaba y Dios le respondía con voz (de trueno).

20 Después, cuando Yahvé había descendido sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte, llamó a Moisés a la cumbre del monte y Moisés subió,

21 y dijo Yahvé a Moisés: “Desciende y prohíbe terminantemente al pueblo que traspase los límites por ver a Yahvé, no sea que mueran muchos de ellos;

22 y que también los sacerdotes que se acercan a Yahvé se santifiquen para que Yahvé no haga estragos entre ellos.”

23 Moisés respondió a Yahvé: “El pueblo no podrá subir al monte Sinaí; porque Tú nos lo has prohibido, diciendo: Señala límites alrededor del monte y santifícalo.”

24 Yahvé le dijo: “Anda y baja, y después subirás tú y Aarón contigo; pero los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para subir hacia Yahvé, no sea que haga estragos entre ellos.”

25 Bajó, pues, Moisés adonde estaba el pueblo y se lo dijo.

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Éxodo 20

Promulgación del Decálogo

1 Entonces habló Dios todas estas palabras, diciendo:

2 [567] “Yo soy. Yahvé, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de la servidumbre.

3 No tendrás otros dioses delante de Mí.

4 [568] No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.

5 [569] No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque Yo soy Yahvé, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,

6 y que uso de misericordia hasta mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos.

7 [570] No tomarás en vano el nombre de Yahvé, tu Dios; porque Yahvé no dejará sin castigo a quien tomare en vano su nombre.

8 [571] Acuérdate del día de sábado para santificarlo.

9 Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo,

10 pero el día séptimo es día de descanso, consagrado a Yahvé, tu Dios. No hagas ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas.

11 Pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto ellos contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahvé el día de sábado y lo santificó.

12 [572] Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolongue tu vida sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar.

13 No matarás.

14 No cometerás adulterio.

15 No hurtarás.

16 No levantarás falso testimonio contra tu prójimo.

17 [573] No codiciarás la casa de tu prójimo, tampoco codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de las que pertenecen a tu prójimo.”

18 Todo el pueblo percibía los truenos, los relámpagos y el sonido de la trompeta, y (veía como) el monte humeaba; y viéndolo el pueblo temblaba y permanecía a distancia.

19 [574] Y dijeron a Moisés: “Habla tú con nosotros, y escucharemos, pero no hable Dios con nosotros, no sea que muramos.”

20 Respondió Moisés al pueblo: “No temáis, pues para probaros ha venido Dios, y para que su temor esté ante vuestros ojos, a fin de que no pequéis.”

21 Así el pueblo se mantuvo a distancia; pero Moisés se acercó a la densa nube en que estaba Dios.

Dios ordena que se erija un altar

22 [575] Y dijo Yahvé a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que os he hablado desde el cielo.

23 No hagáis junto a Mí dioses de plata, ni os hagáis dioses de oro,

24 antes bien me erigirás un altar de tierra para ofrecer sobre él tus holocaustos y tus ofrendas pacíficas, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde Yo veo que se hace memoria de mi nombre vendré a ti y te bendeciré.

25 [576] Y si me fabricas un altar de piedra no lo edificarás de piedras labradas; porque al levantar tu hierro contra la piedra la habrás profanado.

28 Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra allí tu desnudez.”

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Éxodo 21

Leyes relativas a los esclavos

1 Éstas son las leyes que les has de dar:

2 [577] Cuando comprares un esclavo hebreo, te servirá seis años, más al séptimo saldrá libre sin pagar nada.

3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá con él su mujer.

4 Si su amo le dio mujer, y ella le dio (a su marido) hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

5 Mas si el esclavo dijere: “Amo a mi señor, y a mi mujer y a mis hijos, no quiero salir libre”,

6 [578] su amo lo llevará ante Dios, y arrimándolo a la puerta o al poste de ella, su amo le horadará la oreja con una lezna; y así quedará esclavo suyo para siempre.

7 [579] Cuando un hombre vendiere a su hija por esclava, ella no saldrá como salen los esclavos.

8 Si no agrada a su señor que la había destinado para sí, permita él su rescate; mas no podrá venderla a gente extraña, por haberla engañado.

9 Si la destina para su hijo, la ha de tratar según el derecho de las hijas.

10 Si toma para sí otra mujer, no le disminuirá la comida, ni el vestido, ni el deber conyugal.

11 Y si él no quiere darle estas tres cosas, puede ella salirse, sin pagar nada, sin rescate.

Homicidio, maldiciones y lesiones

12 El que hiera mortalmente a otro, muera irremisiblemente.

13 Mas si no le hizo asechanzas, sino que Dios le dejó caer en su mano, para éste tal Yo te señalaré lugar donde podrá refugiarse.

14 [580] Pero al que obrare con malicia contra su prójimo, matándole con alevosía, a ése lo arrancarás hasta de mi altar para matarlo.

15 El que pegare a su padre o a su madre, muera irremisiblemente.

16 Quien robare un hombre y le vendiere, o si fuere hallado todavía en su poder, muera irremisiblemente.

17 El que maldijere a su padre o a su madre, muera sin remedio.

18 Cuando riñeren unos hombres y el uno hiriere al otro con piedra o con el puño, sin causarle la muerte, y si éste después de hacer cama

19 se levantare y anduviere fuera, apoyándose en su bastón, quedará libre aquel que lo hirió. Le pagará solamente el tiempo perdido y los gastos de su curación completa.

20 Quien hiriere con un palo a su siervo o a su sierva, de modo que muera bajo su mano, caerá irremisiblemente bajo la ley de venganza.

21 Pero si sobreviviere un día o dos, no será castigado, por cuanto es hacienda suya.

22 Cuando hombres trabados en riña dieren un golpe a una mujer encinta, de modo que aborte, sin más daño, (el culpable) será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y según determinen los jueces.

23 [581] Pero si resultare daño, darás vida por vida,

24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

25 quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión.

26 Si uno, hiriendo el ojo de su siervo o el ojo de su sierva lo destruyere, le dará libertad en compensación de su ojo.

27 Asimismo, si hiciere saltar un diente a su siervo o un diente a su sierva, lo pondrá en libertad en compensación de su diente.

Sobre los daños causados por bueyes

28 Si un buen acornea a un hombre o a una mujer, con subsiguiente muerte, aquel buey será apedreado y no se comerá su carne, mas el dueño del buey quedará sin culpa.

29 Pero si el buey acorneaba ya desde tiempo atrás, y su dueño, a pesar de ser avisado, no lo tuvo encerrado, de modo que pudo matar a hombre o a mujer, el buey será apedreado, y también su dueño será muerto.

30 Si le imponen un precio de rescate, dará en rescate de su vida cuanto se le imponga.

31 Si acornea a un hijo o a una hija, hágase con él según esta ley.

32 [582] Pero si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, el dueño pagará treinta siclos de plata al dueño de ellos, y el buey será apedreado.

33 Si uno deja abierto un pozo, o si uno cava un pozo y no lo tapa, y cayere en él un buey o asno,

34 el propietario del pozo pagará indemnización en dinero al dueño de ellos, y el animal muerto será suyo.

35 Si el buey de uno hiere al buey de otro, y éste muere, venderán el buey vivo partiéndose su precio, y también el buey muerto será dividido entre ellos.

36 Mas si era notorio que el buey acorneaba desde tiempo atrás y su dueño faltó en custodiarlo, éste resarcirá el daño: buey por buey; mas el (buey) muerto será suyo.

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Éxodo 22

Leyes relativas a la propiedad

1 Si uno roba un buey o una oveja, y los mata o vende, restituirá cinco reses mayores por el buey, y cuatro ovejas por la oveja,

2 Si el ladrón sorprendido al forzar (una casa) es herido de modo que muera, no hay delito de sangre.

3 [583] Más si esto sucede salido ya el sol, es delito de sangre. Debe restituir. Si no tiene con qué hacerlo, sea vendido por su robo.

4 Si lo robado fuere hallado vivo en su poder, sea buey o asno u oveja, restituirá el doble.

5 Si uno causa daño en un campo o en una viña, dejando suelto su ganado de modo que pazca en campo ajeno, tiene que dar en compensación lo mejor de su propio campo y lo mejor de su propia viña,

6 Si se declara un fuego, y encuentra espinos, y se abrasan las cosechas recogidas o en pie, o el campo, debe restituir el daño el que haya encendido el fuego.

7 Si uno da a otro dinero o utensilios en custodia, y fueren éstos robados de la casa de tal hombre, si fuere hallado el ladrón, restituirá el doble.

8 [584] Si el ladrón no es hallado, el dueño de la casa se presentará ante Dios para declarar si no ha puesto su mano sobre los bienes de su prójimo.

9 En todo caso de fraude, trátese de buey, o asno, u oveja, o ropa, o cualquier otra cosa desaparecida, si uno dice: Esto es (mío), ante Dios vendrá la causa de ambos; y aquel a quien Dios, condenare restituirá el doble a su prójimo.

10 Si uno entrega un asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal en custodia de otro, y éstos mueren o sufren daño o llevados por los enemigos sin que nadie los haya visto,

11 se interponga entre los dos el juramento de Yahvé (para averiguar) si (el depositario) no ha puesto su mano sobre la hacienda de su prójimo; lo cual el dueño ha de aceptar, y no habrá restitución.

12 Pero si la (bestia) le ha sido robada hará restitución al dueño de ella.

13 Si ha sido destrozada, traiga lo destrozado en testimonio, y no ha de restituir el daño.

14 Si uno pide a otro prestada (una bestia) y ésta sufre daño o muere, en ausencia de su dueño, deberá restituirla sin falta.

15 Si estaba presente su dueño, no se hará restitución. Si era alquilada, la compensación consistirá en el precio del alquiler.

Leyes relativas a las costumbres

16 [585] Si uno seduce a una doncella no desposada, acostándose con ella, le pagará sin falta la dote, y sea ella su mujer.

17 Si el padre de ella de ningún modo quiere dársela, (el seductor) pagará la suma correspondiente a la dote de las vírgenes.

18 [586] A la hechicera no la dejarás con vida.

19 Todo aquel que pecare con bestia, será muerto irremisiblemente.

20 [587] Quien ofreciere sacrificios a dioses, y no a Yahvé solo, será exterminado.

Leyes sociales

21 [588] No maltratarás al extranjero, ni lo oprimirás, pues extranjeros fuisteis vosotros en el país de Egipto.

22 [589] No afligiréis a la viuda ni al huérfano.

23 Si los afligiereis, clamarán a Mí, y Yo no dejaré de oír su clamor;

24 y se encenderá mi ira, y os mataré a espada; y vuestras mujeres quedarán viudas, y vuestros hijos, huérfanos.

25 [590] Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él como usurero; no le exigirás interés.

26 Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol;

27 [591] porque es su único abrigo; es el vestido de su cuerpo. ¿Sobre qué dormirá? Si clamare a Mí, le prestaré oído, porque soy misericordioso.

28 [592] No blasfemarás contra Dios, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

Sobre las primicias

29 No tardarás (en darme) las primicias de tu cosecha y de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.

30 Lo mismo has de hacer con el de tus vacas y ovejas. Siete días estará con su madre, y al octavo me lo darás.

31 Gente santa seréis para Mí. No comáis la carne destrozada (por una fiera) en el campo; echádsela a los perros.

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Éxodo 23

Leyes de justicia y caridad

1 No siembres falsos rumores ni te conciertes con el malvado para dar falso testimonio.

2 [593] No sigas a la muchedumbre para hacer el mal; ni depongas en una causa inclinándote hacia la mayoría para torcer (la justicia).

3 [594] Tampoco favorecerás al pobre en su pleito.

4 Cuando encuentres extraviado el buey de tu enemigo, o su asno, devuélveselos sin falta.

5 Si ves caído debajo de su carga el asno del que te aborrece, no te niegues a ayudarlo. Ayúdalo juntamente con el (dueño).

6 [595] No dobles el derecho de tu pobre en su pleito.

7 Aléjate de causas mentirosas, y no quites la vida al inocente y justo; porque Yo no absolveré al malvado.

8 No recibas regalos; porque el regalo ciega a los prudentes, y pervierte las causas justas.

9 No oprimas al extranjero; porque vosotros sabéis lo que es ser extranjero; pues extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

El año sabático

10 Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto;

11 [596] al séptimo la abandonarás y la dejarás sin cultivo para que coman los pobres de tu pueblo; y lo que quede, lo comerán las bestias del campo; lo mismo harás con tu viña y tu olivar.

12 Seis días trabajarás, y al séptimo dejarás de trabajar, para que descansen tu buey y tu asno, y se recree el hijo de tu sierva y el extranjero.

13 Atended a todo lo que os he dicho. No mencionaréis el nombre de otros dioses, ni se oiga éste de tu boca.

Las fiestas principales

14 [597] Tres veces al año me celebraréis fiestas.

15 Guardarás la fiesta de los Ácimos. Durante siete días comerás panes sin levadura, como te he mandado, al tiempo señalado, en el mes de Abib; pues en él saliste de Egipto. Nadie se presentará delante de Mí con las manos vacías.

16 También la fiesta de la siega, de las primicias de tus labores, de cuanto hayas sembrado en el campo; y la fiesta de la Recolección al final del año al recoger del campo los frutos de tu trabajo.

17 [598] Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante de Yahvé, el Señor.

18 No ofrecerás la sangre de mi sacrificio juntamente con pan fermentado; ni has de guardar la grasa de mi sacrificio hasta el día siguiente.

19 [599] Los primeros productos de tu tierra los llevarás a la Casa de Yahvé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

El Ángel de Yahvé

20 [600] He aquí que Yo envío un Ángel delante de ti, para guardarte en el camino, y para conducirte al lugar que te tengo dispuesto.

21 Muéstrale reverencia y escucha su voz; no le irrites; porque no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre.

21 Si escuchas atentamente su voz haciendo todo lo que Yo diga, seré enemigo de tus enemigos y oprimiré a tus opresores.

23 [601] Porque mi Ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país del amorreo, del heteo, del fereceo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y Yo los destruiré.

24 [602] No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitarás sus obras; al contrario, los destruirás por completo y quebrarás sus piedras de culto.

25 Vosotros serviréis a Yahvé, Vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua. También las enfermedades las desterraré de ti.

26 En tu tierra no habrá mujer que aborte ni que sea estéril; y colmaré el numero de tus días.

27 Enviaré delante de ti mi terror y llenaré de consternación a todos los pueblos a los que llegues; y haré que todos tus enemigos vuelvan ante ti las espaldas.

28 También enviaré tábanos delante de ti que ahuyentarán ante tu presencia al heveo, al cananeo y al heteo.

29 No los expulsaré de tu presencia en un solo año, no sea que la tierra quede desierta y se multipliquen contra ti las fieras del campo.

30 Poco a poco los haré desaparecer de tu vista, hasta que tú crezcas y te apoderes del país.

31 [603] Y fijaré tus confines desde el Mar Rojo hasta el Mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el río. Pues entregaré en tus manos a los habitantes del país para que los arrojes de tu presencia.

32 No hagas pacto con ellos, ni con sus dioses.

33 No habiten ellos en tu país, no sea que te hagan pecar contra Mí. Porque sirviendo a sus dioses caerías en un lazo.

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Éxodo 24

Moisés lee al pueblo las leyes de la Alianza

1 Dijo (Dios) a Moisés: “Sube a donde está Yahvé, tú, Aarón, Nadab y Abiú, con setenta de los ancianos de Israel, y adoraréis desde lejos.

2 Mas sólo Moisés se acercará a Yahvé; ellos, en cambio, no se acercarán; tampoco subirá con él el pueblo.”

3 Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Yahvé y todas sus leyes. Y todo el pueblo respondió a una voz: “Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.”

4 [604] Entonces escribió Moisés todas las palabras de Yahvé; y levantándose muy de mañana, erigió al pie del monte un altar y doce piedras según el número de las doce tribus de Israel.

5 Y mandó a algunos jóvenes, hijos de Israel, que ofreciesen holocaustos e inmolaran becerros como sacrificios pacíficos para Yahvé.

6 [605] Tomó Moisés la mitad de la sangre y la echó en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar.

7 Después tomó el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, el cual respondió: “Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.”

8 Y tomando Moisés la sangre roció con ella al pueblo y dijo: “He aquí la sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, a tenor de todas estas palabras.”

9 Luego subió Moisés con Aarón, Nadab y Abiú y setenta de los ancianos de Israel.

10 [606] Y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había algo como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo cielo.

11 [607] Mas no extendió su mano contra los príncipes de Israel; los cuales vieron a Dios, y comieron y bebieron.

Moisés sube al monte

12 Después dijo Yahvé a Moisés: “Sube al monte, hacia Mí, y permanece allí, y te daré las tablas de piedra, con la ley y los mandamientos que tengo escritos para instrucción de ellos.”

13 Se levantó, pues, Moisés, con Josué, su ministro; y cuando subió al monte de Dios,

14 dijo a los ancianos: “Esperadnos aquí hasta que volvamos a dónde estáis vosotros. Tenéis aquí a Aarón y a Hur. Quien tenga alguna cuestión recurra a ellos.

15 Subió, pues, Moisés al monte, y la nube cubrió el monte.

16 La gloria de Yahvé reposó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día llamó Él a Moisés de en medio de la nube.

17 Y parecía la gloria de Yahvé ante los ojos de los hijos de Israel como un fuego devorador sobre la cumbre del monte.

18 [608] Moisés entró en la nube y subió al monte. Y permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

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Éxodo 25

Ofrendas para la construcción del Tabernáculo

1 [609] Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

2 “Di a los hijos de Israel que me traigan una ofrenda. De todo aquel a quien mueva su corazón aceptarás para Mí ofrendas.

3 Éstas son las ofrendas que tomaréis de ellos: Oro, plata y bronce;

4 jacinto, púrpura escarlata y carmesí, lino fino y pelo de cabra;

5 [610] pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejón, madera de acacia;

6 aceite para el candelabro, especias aromáticas para el óleo de la unción y para el incienso de perfumes;

7 [611] piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral.

8 Pues me han de hacer un Santuario, y Yo habitaré en medio de ellos.

9 Conforme a todo lo que te voy a mostrar, conforme al modelo del Tabernáculo y según el modelo de todos sus utensilios, lo haréis.”

Construcción del Arca

10 “Se fabricará un Arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho, y codo y medio de alto.

11 [612] La cubrirás de oro puro; por dentro y por fuera la cubrirás; una guirnalda de oro la rodeará por el borde superior.

12 Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro ángulos, dos anillos a un costado, y dos anillos al otro costado.

13 Harás también varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro;

14 y pasarás las varas por los anillos de los costados del Arca, para llevar el Arca con ellas.

15 Las varas deben permanecer en los anillos del Arca, y no se sacarán de allí.

16 [613] Y dentro del Arca pondrás el Testimonio que Yo te voy a dar.”

El propiciatorio

17 [614] “Harás asimismo un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho.

18 [615] Harás, además, dos querubines de oro; los harás de oro labrado a martillo, en los dos extremos del propiciatorio.

19 Haz un querubín en un extremo y el otro querubín en el otro extremo. Haréis los querubines de tal manera que formen una sola pieza con el propiciatorio, a sus dos extremos.

20 Los querubines estarán con sus alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro y con las caras vueltas hacia el propiciatorio.

21 Pondrás el propiciatorio sobre el Arca, y dentro del Arca el Testimonio que Yo te daré.

22 Allí me encontraré contigo, y desde encima del propiciatorio, de en medio de los dos querubines colocados sobre el Arca del Testimonio, te intimaré todas mis órdenes para los hijos, de Israel.”

La mesa de los panes de la proposición

23 “Harás también una mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, un codo de ancho, y codo y medio de alto.

24 La cubrirás de oro puro y le pondrás una guirnalda de oro alrededor.

25 Le harás también en torno un listón de un palmo y una guirnalda de oro alrededor del listón.

26 Y le harás cuatro anillos de oro, y pondrás los anillos en los cuatro ángulos correspondientes a sus cuatro pies.

27 Los anillos estarán cerca del listón, para meter por ellos las varas, a fin de llevar la mesa.

28 Fabricarás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro. Con ellas se llevará la mesa.

29 Harás también sus platos, sus cucharones, sus copas y sus tazas con que se han de hacer las libaciones. De oro puro los harás.

30 [616] Y sobre la mesa pondrás perpetuamente delante de Mí el pan de la proposición.”

El candelabro de oro

31 “Harás también un candelabro de oro puro. El candelabro se haga de oro labrado a martillo. Su pie, su tallo, sus cálices, sus botones y sus flores serán de una sola pieza.

32 Seis brazos saldrán de sus lados: de un lado tres brazos del candelabro, y del otro lado otros tres brazos.

33 El primer brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro (cada una), con un botón y una flor; también el segundo brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro, con un botón y una flor; y así los seis brazos que salen del candelabro.

34 En el tallo del candelabro habrá cuatro cálices en forma de flor de almendro, con sus botones y sus flores.

35 Habrá en el tallo un botón debajo de los dos brazos (inferiores) que salen de él, y un botón debajo de (otros) dos de los brazos que salen de él, y un botón debajo de los dos brazos (superiores) que salen de él, según el número de los seis brazos que salen del candelabro.

36 Sus botones y sus brazos serán de una sola pieza. Todo ello será una sola masa labrada a martillo, de oro puro.

37 Harás para él siete lámparas, y colocarás esas lámparas de tal manera que alumbren la parte delante (del candelabro).

38 Sus despabiladeras y sus cazoletas serán de oro puro.

39 [617] Un talento de oro puro se empleará para hacer el candelabro con todos estos utensilios.

40 Y mira que lo hagas según modelo que te ha sido mostrado en el monte.”

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Éxodo 26

El tabernáculo

1 [618] “Al hacer la Morada emplearás diez cortinas de tienda, de lino fino torcido, de color de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, con querubines; harás de ella una obra maestra.

2 La longitud de cada cortina será de veinte y ocho codos, y el ancho de cada cortina será de cuatro codos. Una misma medida tendrán todas las cortinas.

3 Cinco cortinas estarán unidas entre sí, y las otras cinco estarán también unidas la una con la otra.

4 Pondrás lazos de jacinto en el borde de la primera cortina, en el extremo donde se une con la otra; lo mismo harás en el borde de la cortina que termina el segundo conjunto.

5 Cincuenta lazos pondrás en la primera cortina, y otros cincuenta harás en el extremo de la segunda cortina donde termina el segundo conjunto, correspondiéndose los lazos unos a otros.

6 [619] Y harás cincuenta broches de oro, y por medio de los broches enlazarás las cortinas entre sí, a fin de que la Morada forme un todo.

7 Fabricarás también cortinas de pelo de cabra para un techo encima de la Morada. De estas cortinas harás once.

8 La longitud de cada cortina será de treinta codos, y el ancho de cada cortina, de cuatro codos. Una misma medida tendrán las once cortinas.

9 Juntarás cinco cortinas aparte y seis cortinas aparte; y doblarás la sexta cortina sobre el frente del Tabernáculo.

10 Pondrás cincuenta lazos en el borde de la última cortina del primer conjunto, y cincuenta lazos en el borde del segundo conjunto.

11 Y harás cincuenta broches de bronce e introducirás los broches en los lazos, uniendo así el Tabernáculo a fin de que forme un conjunto.

12 En cuanto a la parte sobresaliente de las cortinas del Tabernáculo, (tomarás) la mitad de la cortina sobrante para colgarla en la parte posterior de la Morada.

13 Lo que sobra del largo de las cortinas del Tabernáculo —un codo por este lado, y uno por el otro— colgará de ambos lados de la Morada, a un lado y a otro, para cubrirla.

14 Harás también para el Tabernáculo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo: y sobre ésta, una cubierta de pieles de tejón.”

15 “Harás asimismo para la Morada unos tablones de madera de acacia que sirvan de postes.

16 La longitud de cada tablón será de diez codos, y la anchura de cada tablón será de codo y medio.

17 Cada tablón tendrá dos espigas, para ensamblar el uno con el otro. De la misma manera harás todos los tablones de la Morada.

18 [620] De los tablones de la Morada harás veinte para el lado del Négueb, hacia el sur.

19 Iguahnente fabricarás cuarenta basas de plata para colocar debajo de los veinte tablones: dos basas bajo cada uno de los tablones, para sus dos espigas.

20 Para el segundo lado de la Morada, la parte del norte, harás también veinte tablones,

21 con sus cuarenta basas de plata: dos basas bajo cada uno de los tablones.

22 Para la parte posterior de la Morada, hacia el occidente, harás seis tablones;

23 y dos más para los ángulos de la parte posterior de la Morada;

24 [621] los cuales estarán unidos por la parte inferior, formando un conjunto hasta arriba, hasta el primer anillo. Así se harán los dos tablones destinados para los dos ángulos.

25 Serán, pues, ocho tablones, con sus basas de plata, (en total) diez y seis basas; dos basas bajo cada uno de los tablones.

26 Harás, además, cinco travesaños de madera de acacia para los tablones de un lado de la Morada,

27 y cinco travesaños para los tablones del otro lado de la Morada, y cinco travesaños para los tablones de la parte posterior de la Morada, hacia el occidente.

28 Y el travesaño intermedio pasará a través de los tablones de un extremo al otro.

29 Los tablones los revestirás de oro, y harás anillos de oro, por donde han de pasar los travesaños. Revestirás de oro también los travesaños.

30 [622] Erigirás la Morada según el plan que te ha sido mostrado en el monte.”

El velo del Tabernáculo

31 “Y harás un velo de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torcido, con querubines. Ha de ser una obra maestra.

32 Y lo colgarás de cuatro columnas de acacia, revestidas de oro, provistas de clavos de oro y (asentadas) sobre cuatro basas de plata.

33 [623] Y colgarás el velo de los corchetes; y allí, detrás del velo, pondrás el Arca del Testimonio, y el velo os servirá para separar el Santo del Santísimo.

34 El propiciatorio lo pondrás sobre el Arca del Testimonio en el Santísimo.

35 Fuera del velo colocarás la mesa, y frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada, el candelabro; de manera que pondrás la mesa en el lado norte.”

La cortina del Tabernáculo

36 “Harás también para la puerta del Tabernáculo una cortina de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torcido, obra de recamador.

37 Para la cortina fabricarás cinco columnas de acacia, las que cubrirás de oro; sus corchetes serán también de oro, y fundirás para ellas cinco basas de bronce.”

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Éxodo 27

El altar de los holocaustos

1 [624]

“Harás de madera de acacia también el altar, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho. El altar será, pues, de forma cuadrada y tendrá tres codos de altura,

2 En sus cuatro ángulos le pondrás cuernos, procedentes de él mismo, y lo revestirás de bronce.

3 Y harás para él recipientes donde recoger sus cenizas, y paletas y tazones y tenedores y braseros. Todos sus utensilios los harás de bronce.

4 Fabricarás para él también una rejilla de bronce, en forma de red; y en la red, en sus cuatro extremos, harás cuatro anillos de bronce;

5 y la colocarás abajo, en el circuito inferior del altar, de modo que la red llegue hasta la mitad del altar.

6 Y harás varas para el altar, varas de madera de acacia, que revestirás de bronce.

7 Estas varas se introducirán por los anillos de modo que corran a lo largo de ambos lados del altar para transportarlo,

8 [625] Lo harás de tablas y hueco. Conforme a lo que te he mostrado en el monte, así sea hecho.”

El atrio

9 [626] También harás el atrio de la Morada. Del lado del Négueb, hacia el sur, habrá para el atrio cortinas de lino fino torcido, en una extensión de cien codos a lo largo de este lado, con sus veinte columnas y sus veinte basas de bronce.

10 Los corchetes de las columnas y sus anillos serán de plata.

11 A lo largo del lado septentrional habrá igualmente cortinas en una extensión de cien codos de largo, con sus veinte columnas, y veinte basas de bronce para ellas; y los corchetes de las columnas y sus anillos serán de plata.

12 A lo ancho del atrio, por el lado occidental, habrá cortinas en una extensión de cincuenta codos; sus columnas serán diez, y las basas para ellas, diez.

13 El ancho del atrio por el lado oriental, donde sale el sol, será de cincuenta codos.

14 Las cortinas puestas por un lado (de la puerta) tendrán quince codos; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres

15 Y por el otro lado, quince (codos) de cortinas; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres.

16 La puerta del atrio tendrá una cortina de veinte codos, de Jacinto, de púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, obra de recamador. Sus columnas serán cuatro, y las basas para ellas, cuatro.

17 Todas las columnas en torno al atrio tendrán anillos de plata; sus corchetes serán de plata, y sus basas de bronce.

18 El atrio tendrá cien codos de largo, cincuenta de ancho por ambos lados y cinco codos de alto; (sus cortinas) serán de lino torzal y sus basas de bronce.

19 Todos los utensilios de la Morada para toda clase de servicio, con todas sus estacas y todas las estacas del atrio, serán de bronce.”

El aceite para el candelero

20 [627] “Mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas majadas para el candelabro, a fin de alimentar las lámparas continuamente.

21 [628] En el Tabernáculo de la Reunión, fuera del velo que pende delante del Testimonio, lo han de preparar Aarón y sus hijos, (para que arda) delante de Yahvé desde la tarde hasta la mañana. Estatuto perpetuo es éste para todas las generaciones de los hijos de Israel.”

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Éxodo 28

Las vestiduras del sumo sacerdote

1 [629] “Has llegar a ti de en medio de los hijos de Israel a tu hermano Aarón, con sus hijos, para que él sea sacerdote mío: Aarón, con Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón.

2 Y harás a Aarón, tu hermano, vestiduras sagradas, para gloria y adorno.

3 Hablarás con todos los hombres ingeniosos, que Yo he dotado de espíritu de sabiduría, y ellos harán las vestiduras de Aarón, para santificarle, a fin de que sea sacerdote mío.

4 Estas son las vestiduras que han de hacer: un pectoral, un efod, una sobretúnica, una túnica bordada, una mitra y un cinturón. Harán, pues, vestiduras sagradas para Aarón, tu hermano, y para sus hijos, a fin de que sean sacerdotes delante de Mí.

5 Tomarán para ello oro, jacinto, púrpura escarlata y carmesí y tejido de lino fino.”

El efod

6 [630]

“El efod lo harán artísticamente de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal.

7 Tendrá dos hombreras unidas entre sí y atadas a sus dos extremos.

8 La cinta que está sobre él para ceñirlo, formará una misma pieza con él arrancando del mismo, y será de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal.

9 Y tomarás dos piedras de ónice, sobre las cuales grabarás los nombres de los hijos de Israel:

10 seis de sus nombres en una piedra, y los seis nombres restantes en la otra piedra, por orden de su nacimiento.

11 Como se tallan las piedras y como se graban los sellos, así harás grabar en esas dos piedras los nombres de los hijos de Israel, engarzándolas en engastes de oro.

12 Después pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo de los hijos de Israel, y así llevará Aarón sus nombres sobre sus dos hombros para memoria delante de Yahvé.

13 Harás, pues, engastes de oro;

14 y también dos cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones, y fijaras las cadenillas trenzadas en los engastes.”

El pectoral

15 [631] “Harás también artísticamente el pectoral del juicio, al estilo de la obra del efod. De oro, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal lo harás.

16 Será cuadrado y doblado, de un palmo de largo y de un palmo de ancho.

17 [632] Lo guarnecerás de engastes de pedrería, poniendo las piedras en cuatro filas; en la primera fila un sardio, un topacio y una esmeralda;

18 en la segunda fila un rubí, un zafiro y un diamante;

19 en la tercera fila un jacinto, un ágata y una amatista;

20 en la cuarta fila un crisólito, un ónice y un jaspe; todos engastados en oro.

21 Las piedras corresponderán a los nombres de los hijos de Israel: doce, como los nombres de ellos, entalladas como sellos cada una con su nombre, conformé a las doce tribus.”

22 “Sobre el pectoral harás cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones;

23 y sobre el pectoral dos anillos de oro, que fijarás en los dos extremos del pectoral.

24 Introducirás los dos cordones de oro por los dos anillos, en los extremos del pectoral;

25 y unirás los dos extremos de los dos cordones a los dos engastes, y los fijarás en la parte delantera de las hombreras del efod.

26 Harás (otros) dos anillos de oro, que pondrás en los dos extremos (inferiores) del pectoral, en el borde interior que mira hacia el efod.

27 Además harás dos anillos de oro y los fijarás en la parte inferior de las dos hombreras del efod, por delante, cerca de su enlace, por encima de la cinta del efod.

28 El pectoral se unirá por sus anillos a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que quede sobre la cinta del efod y no se desprenda el pectoral del efod.

29 Así llevará Aarón sobre su corazón los nombres de los hijos de Israel, en el pectoral del juicio, siempre que entre en el Santuario, en memoria perpetua delante de Yahvé.

30 [633] En el pectoral del juicio pondrás los Urim y Tummim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando se presente ante Yahvé. Así llevará Aarón constantemente sobre su corazón delante de Yahvé el juicio de los hijos de Israel.”

La sobretúnica

31 “La sobretúnica del efod la harás toda de jacinto.

32 En su centro habrá una abertura para la cabeza; esta abertura tendrá todo en torno una orla, tejida como el cuello de una cota, para que no se rompa.

32 Alrededor de todo su borde inferior pondrás granadas de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, y en medio de ellas todo en torno campanillas de oro.

33 A una campanilla de oro y una granada siga otra campanilla de oro y otra granada, todo alrededor del borde inferior de la sobretúnica.

35 [634] Aarón la llevará en el ejercicio de su ministerio, para que se oiga su sonido cuando entre en el Santuario ante Yahvé y cuando salga; y así no morirá.”

La diadema

36 [635]

“Harás, además, una lámina de oro puro, y en ella grabarás, como se graban los sellos: Santidad a Yahvé.

37 La sujetarás con un cordón de jacinto de tal modo que esté fija sobre la mitra, por delante.

38 Estará sobre la frente de Aarón; pues Aarón llevará las faltas cometidas por los hijos de Israel en las cosas sagradas al ofrecer toda suerte de santas ofrendas. Estará constantemente sobre su frente, para que hallen gracia delante de Yahvé.”

La túnica, la mitra y el cinturón

39 [636] “La túnica la tejerás de lino fino. Harás también la mitra de lino fino. El cinturón lo harás de labor de recamado.”

Las vestiduras de los hijos de Aarón

40 “Para los hijos de Aarón harás túnicas. Les harás también cinturones y turbantes para distinción y adorno.

41 [637] Vestirás así a Aarón, tu hermano, y a sus hijos. Y los ungirás, los consagrarás y los santificarás, para que sean sacerdotes míos.

42 Hazles también calzoncillos de lino, para cubrir su desnudez desde la cintura hasta los muslos.

43 [638] Aarón y sus hijos los llevarán al entrar en el Tabernáculo de Reunión, o al acercarse al altar para servir en el Santuario, a fin de que no se atraigan culpa y así mueran. Estatuto perpetuo será éste para él y su descendencia después de él.”

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Éxodo 29

La consagración de los sacerdotes

1 “Para consagrar a los sacerdotes míos, has de proceder con ellos de esta manera: Toma un novillo y dos carneros sin tacha,

2 y panes ácimos y tortas sin levadura amasadas con aceite, como también galletas sin levadura, untadas con aceite. De flor de harina de trigo los harás.

3 Y los pondrás en un canasto, y los presentarás en el canasto junto con el novillo y los dos carneros.

4 [639] Luego harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde los lavarás con agua.

5 Tomarás después las vestiduras y vestirás a Aarón con la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, que ceñirás con la cinta del efod.

6 [640] Pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra colocarás la diadema de santidad.

7 [641] Entonces tomarás el óleo de la unción, se lo derramarás sobre la cabeza y así lo ungirás.

8 Harás igualmente que se lleguen sus hijos y los vestirás con túnicas;

9 [642] y ceñirás a Aarón y a sus hijos los cinturones y les sujetarás las tiaras. A ellos les corresponderá el sacerdocio por ley perpetua. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos.

10 [643] El novillo lo llevarás ante el Tabernáculo de la Reunión, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del novillo.

11 Luego degollarás el novillo delante de Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.

12 Y tomando de la sangre del novillo la pondrás con tu dedo sobre los cuernos del altar, y derramarás toda la sangre al pie del altar.

13 Saca todo el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, y los dos riñones con el sebo que los envuelve, para quemarlo en el altar.

14 Mas la carne del novillo, con su piel y sus excrementos, la quemarás fuera del campamento. Es sacrificio por el pecado.”

15 “Después tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero.

16 Degollado el carnero tomarás de su sangre y rociarás con ella el altar todo en derredor.

17 Luego descuartizarás el carnero, lavarás sus entrañas y sus piernas, las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza,

18 [644] y quemarás todo el carnero en el altar. Es holocausto a Yahvé, olor grato, sacrificio consumido por el fuego en honor de Yahvé.

19 Tomarás también el segundo carnero, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero.

20 Y degollado este carnero, tomarás de su sangre y untarás con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho, y derramarás la sangre (restante) alrededor del altar.

21 Toma luego de la sangre que habrá sobre el altar, y del óleo de la unción, para rociar a Aarón y sus vestiduras, sus hijos y las vestiduras de sus hijos juntamente con él. Así quedarán consagrados él y sus vestiduras, y con él sus hijos y las vestiduras de sus hijos.

22 Toma después de este carnero el sebo: la cola, el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, los dos riñones con el sebo que los envuelve, y la pierna derecha, porque es carnero de consagración.

23 Toma también un pan, una torta de pan de aceite y una galleta del canasto de los ácimos que está delante de Yahvé.”

24 [645]

“Todo eso pondrás sobre las palmas de las manos de Aarón y de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahvé.

25 Después lo tomarás de sus manos y lo quemarás en el altar encima del holocausto como olor grato a Yahvé. Es un sacrificio a fuego en honor de Yahvé.

26 Tomarás también el pecho del carnero degollado en la consagración de Aarón, y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahvé; ésa será tu porción.

27 Así santificarás el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la elevación, es decir, aquellas partes del carnero de la consagración que han sido mecidas y elevadas y pertenecen a Aarón y a sus hijos;

28 y serán de Aarón y de sus hijos, como porción legal perpetua, de parte de los hijos de Israel; porque es ofrenda de elevación; y esa ofrenda de elevación han de dársela los hijos de Israel en sus sacrificios pacíficos como ofrenda alzada en honor de Yahvé.”

29 [646]

“Las vestiduras sagradas de Aarón serán después de él para sus hijos. Con ellas serán ungidos y con ellas serán consagrados.

30 Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que sea sacerdote en su lugar y entre en el Tabernáculo de la Reunión para servir en el Santuario.

31 Después tomaras el carnero de la consagración y cocerás su carne en lugar sagrado;

32 y Aarón y sus hijos comerán a la entrada del Tabernáculo de la Reunión la carne del carnero y el pan que estará en el canasto.

33 [647] Comerán aquello que ha servido para su expiación, al consagrarlos y santificarlos; pero ningún extraño coma de ellas, porque son cosas santas.

34 Si sobrare algo de la carne de la consagración o del pan hasta el día siguiente, quemaras el resto; no ha de comerse, porque es cosa santa.”

35 “Harás, pues, con Aarón y con sus hijos de esta manera, según todo lo que te he mandado. Durante siete días los consagrarás.

36 Cada día ofrecerás un novillo como sacrificio por el pecado, para expiación; y purificarás el altar mediante esta expiación, y lo ungirás para santificarlo.

37 Por siete días harás la expiación del altar, y lo santificarás, y será el altar cosa sacratísima; todo cuanto toque el altar quedará santificado.”

El sacrificio perpetuo

38 “He aquí lo que has de ofrecer sobre el altar: dos corderos primales cada día perpetuamente.

39 Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes;

40 [648] y con el primer cordero la décima parte (de un efa) de flor de harina amasada con un cuarto de hin de aceite de oliva majada, y para libación un cuarto de hin de vino.

41 [649] El otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes, con la misma ofrenda como a la mañana y con la misma libación, como olor grato, sacrificio a fuego en honor de Yahvé;

42 en holocausto perpetuo, durante vuestras generaciones, ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde me encontraré con vosotros, para hablar allí contigo.

43 Allí me reuniré con los hijos de Israel y (el lugar) será consagrado por mi gloria.

44 Consagraré el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y consagraré también a Aarón y a sus hijos para que sean mis sacerdotes.

45 [650] Y habitaré en medio de los hijos de Israel, y seré su Dios.

46 Y reconocerán que Yo soy Yahvé, su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto para habitar entre ellos, Yo, Yahvé, su Dios.”

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Éxodo 30

El altar del incienso

1 [651] “Harás también un Altar para quemar el incienso. De madera de acacia lo harás.

2 Será cuadrado: de un codo de largo y de un codo de ancho, y su altura será de dos codos. Sus cuernos formarán un mismo cuerpo con él.

3 Lo revestirás de oro puro, tanto su parte superior como sus cuatro lados, y sus cuernos. Le harás en torno una guirnalda de oro,

4 y debajo de la guirnalda, a los costados, dos anillos. Hazlos a ambos lados, para pasar por ellas las varas con que transportarlo.

5 Fabricarás las varas tomando madera de acacia y las recubrirás de oro.

6 [652] Lo colocarás delante del velo que está ante el Arca del Testimonio y ante el propiciatorio que se halla encima del Testimonio, donde Yo me entrevistaré contigo.

7 Aarón quemará en él incienso aromático; lo quemará todas las mañanas, al preparar las lámparas,

8 y lo quemará Aarón también cuando entre las dos tardes preparare las luces. Será incienso continuo ante Yahvé de generación en generación.

9 No ofrezcáis sobre él incienso extraño, ni holocausto ni ofrendas, ni derraméis sobre él libación alguna.

10 Una vez al año hará Aarón expiación sobre los cuernos de este altar con la sangre del sacrificio por el pecado. Una vez cada año hará sobre él expiación para vuestros descendientes. Cosa santísima es ésta para Yahvé.”

El tributo para el tabernáculo

11 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

12 [653]

“Cuando contares el número de los hijos de Israel, para hacer su censo, cada uno de ellos pagará a Yahvé un rescate por su vida al ser empadronados, para que no haya plaga entre ellos con motivo del empadronamiento.

13 Esto es lo que ha de dar cada uno de los empadronados: medio siclo, según el peso del Santuario. Un siclo son veinte gueras. Medio siclo es, pues, el tributo que se ha de dar a Yahvé.

14 Todos los empadronados, de veinte años para arriba, pagarán el tributo a Yahvé.

15 El rico no dará más, ni el pobre menos del medio siclo, al pagar el tributo a Yahvé como rescate de vuestras vidas.

16 Tomarás el dinero del rescate de parte de los hijos de Israel, para emplearlo en el servicio del Tabernáculo de la Reunión; y será para los hijos de Israel un recuerdo ante Yahvé para el rescate de sus vidas.”

La pila de bronce

17 [654] Habló Yahvé a Moisés diciendo:

18 “Haz una pila de bronce con su base de bronce para las abluciones. Colócala entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar y echa agua en ella,

19 [655] para que Aarón y sus hijos se laven en ella las manos y los pies.

20 Antes de entrar en el Tabernáculo de la Reunión se han de lavar con agua para que no mueran, y también antes de acercarse al altar para el ministerio, para quemar un sacrificio en honor de Yahvé.

21 Se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Esta será ley perpetua para ellos, para Aarón y sus descendientes de generación en generación.”

El óleo de la unción

22 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

23 [656]

“Y tú, toma de los mejores aromas de mirra pura quinientos (siclos); de canela aromática la mitad de esto, o sea doscientos cincuenta, de caña aromática doscientos cincuenta,

24 de casia quinientos, según el siclo del Santuario, y un hin de aceite de olivas.

25 Con ello formarás el óleo para la unción sagrada, perfume oloroso compuesto según el arte de perfumería. Este será el óleo para la unción sagrada.

26 Con él ungirás el Tabernáculo de la Reunión y el Arca del Testimonio,

27 la mesa con todos sus utensilios, el candelabro con todos sus utensilios, el altar del incienso,

28 el altar del holocausto con todos sus utensilios y la pila con su base.

29 [657] Así los santificarás y serán cosa santísima. Todo el que los toque quedará santificado.

30 Ungirás también a Aarón y a sus hijos y los consagrarás, para que me sirvan de sacerdotes.”

31 Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: “Este será para Mí el óleo de la unción sagrada de generación en generación.

32 No debe derramarse sobre ningún hombre, y en cuanto a su composición no haréis ninguno parecido a él. Santo es y lo tendréis por cosa sagrada.

33 Cualquiera que elabore algo semejante o derrame de él sobre persona extraña será exterminado de en medio de su pueblo.”

El incienso sagrado

34 Dijo Yahvé a Moisés: “Toma por cantidades iguales los siguientes aromas: resina, uña odorífera y gálbano, especias aromáticas e incienso puro.

35 Con ello harás, según el arte de perfumería, un incienso perfumado, sazonado con sal, puro y santo;

36 del cual pulverizarás una parte que pondrás delante del Testimonio en el Tabernáculo de la Reunión, donde Yo me entrevistaré contigo. Será para vosotros cosa santísima.

37 Y en cuanto a la composición de este incienso que vas a hacer, no la imitéis para vuestro uso. Lo tendrás por consagrado a Yahvé.

38 [658] Cualquiera que prepare otro semejante para aspirar su fragancia, será exterminado de en medio de su pueblo.”

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Éxodo 31

Los artífices del Tabernáculo

1 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

2 [659] “Mira que he llamado por su nombre a Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá;

3 y le he llenado de espíritu divino, de sabiduría, inteligencia y maestría en toda clase de trabajos.

4 Para inventar diseños y labrar el oro, la plata y el bronce;

5 para grabar piedras de engaste, para tallar la madera y ejecutar cualquier otra obra.

6 Y mira que le he dado por compañero a Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y además he infundido sabiduría en el corazón de todos los hombres hábiles, para que hagan todo lo que te he mandado:

7 el Tabernáculo de la Reunión, el Arca del Testimonio, el propiciatorio que la cubre, con todos los utensilios del Tabernáculo;

8 la mesa con sus utensilios, el candelabro de oro puro, con todos sus utensilios, el altar del incienso,

9 el altar del holocausto, con todos sus utensilios, la pila con su base;

10 las vestiduras litúrgicas y las vestiduras sagradas de Aarón el sacerdote y las vestiduras de sus hijos para las funciones sacerdotales;

11 el óleo de la unción y el incienso aromático para el Santuario. Ellos lo han de hacer conforme a todo lo que te he ordenado.”

Preceptos acerca del sábado

12 [660] Habló Yahvé a Moisés y dijo:

13 “Di a los hijos de Israel: Mirad que guardéis mis sábados; porque el sábado es una señal entre Mí y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que Yo, Yahvé soy quien os santifico.

14 Guardad el sábado, porque es santo para vosotros. El que lo profane morirá irremisiblemente. Todo el que trabajare en él, será exterminado de en medio de su pueblo.

15 Seis días se trabajará; mas el día séptimo será día de descanso completo, consagrado a Yahvé. Todo aquel que trabaje en sábado, morirá irremisiblemente.

16 Los hijos de Israel observarán el sábado como pacto perpetuo celebrándolo de generación en generación.

17 Será entre Mí y los hijos de Israel una señal perpetua; pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, y el día séptimo descansó y reposó.”

18 [661] Después de hablar Dios con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio; tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.

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Éxodo 32

El becerro de oro

1 [662] Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, se reunió alrededor de Aarón y le dijeron: “Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, ya que no sabemos que ha sido de ese Moisés, ese hombre que nos ha sacado de la tierra de Egipto.”

2 Les respondió Aarón: “Quitad los pendientes de oro de las orejas de vuestras mujeres y de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.”

3 Y todos se quitaron los pendientes de oro que llevaban en las orejas, y los entregaron a Aarón.

4 [663] Y él, tomándolos de sus manos le dio forma con el buril e hizo así un becerro de fundición. Entonces ellos dijeron: “Este es tu Dios, oh Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.”

5 Viendo esto Aarón, erigió un altar ante el becerro e hizo esta proclamación: “Mañana habrá fiesta en honor de Yahvé.”

6 [664] Y levantándose al día siguiente muy temprano, ofrecieron holocaustos y presentaron sacrificios pacíficos. Luego se sentó el pueblo a comer y beber, y después se levantaron a divertirse.

7 [665] Entonces habló Yahvé a Moisés, y dijo: “¡Ve, baja! porque ha pecado tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto.

8 Muy pronto se han apartado del camino que Yo les había prescrito. Se han hecho un becerro de fundición y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: “Este es tu Dios, oh Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.”

8 Y dijo Yahvé a Moisés: “Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz.

10 [666] Déjame ahora para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.”

11 Pero Moisés imploró a Yahvé, su Dios, diciendo: “¿Por qué, oh Yahvé, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, que Tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte?

12 ¿Por qué han de decir los egipcios: Para hacerles mal los ha sacado a fin de matarlos en las montañas, y extirparlos de sobre la faz de la tierra? Deja el ardor de tu ira y arrepiéntete del mal contra tu pueblo.

13 Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales por Ti mismo juraste, diciéndoles: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán para siempre.”

14 [667] Y se arrepintió Yahvé del mal con que había amenazado a su pueblo.

Moisés baja del monte

15 Se volvió Moisés y bajó del monte, con las dos tablas del Testimonio en su mano; tablas escritas por ambos lados; por una y otra cara estaban escritas.

16 Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas.

17 Cuando Josué oyó la voz del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: “Gritos de guerra hay en el campamento.”

18 Respondió él: “No son gritos de victoria, ni alaridos de derrota. Voz de canto es lo que oigo.”

19 [668] Más cuando Moisés estuvo cerca del campamento y vio el becerro y las danzas, se encendió su ira de tal manera que arrojó de su mano las tablas y las hizo pedazos al pie del monte.

20 [669] Luego tomó el becerro que habían hecho, lo quemó y lo molió hasta reducirlo a polvo, el cual esparció en el agua y se lo dio de beber a los hijos de Israel.

21 Y dijo Moisés a Aarón: “¿Que te hizo este pueblo para que le hayas acarreado pecado tan grave?”

22 Aarón respondió: “No se encienda la ira de mi señor. Tú mismo sabes que este pueblo es propenso al mal.

23 Me dijeron: ‘Haznos un dios que vaya delante de nosotros; ya que no sabemos qué ha sucedido a ese Moisés, ese hombre que nos ha sacado de la tierra de Egipto.’

24 [670] Yo les contesté: ‘Quien tenga oro, quíteselo.’ Me lo dieron y yo lo eché al fuego y salió este becerro.”

25 [671] Entonces Moisés viendo al pueblo desenfrenado —pues Aarón les había dado rienda suelta, para que se alegrasen sus enemigos—,

26 se puso a la puerta del campamento, y exclamo: “¡A mí los de Yahvé!” Y se reunieron con él todos los hijos de Leví.

27 Y les dijo: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Cíñase cada uno su espada sobre su muslo, y pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad, cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente.”

28 [672] Hicieron los hijos de Leví según la orden de Moisés; y perecieron en aquel día unos tres mil hombres del pueblo.

29 [673] Y dijo Moisés: “Hoy os habéis consagrado a Yahvé, cada uno contra su hijo y su hermano; para que hoy recibáis bendición.”

Moisés intercede por el pueblo

30 Al día siguiente dijo Moisés al pueblo: “Habéis cometido un gran pecado. Subiré ahora a Yahvé; quizás podré obtener la remisión de vuestro pecado.”

31 Y se volvió Moisés a Yahvé y dijo: “¡Ay! este pueblo ha cometido un pecado grande, fabricándose un dios de oro.

32 [674] Pero ahora, perdona su pecado; y si no, bórrame de tu libro que has escrito.”

33 Yahvé respondió a Moisés: “Al que haya pecado contra Mí, a éste le borraré de mi libro.

34 [675] Por ahora ve y conduce al pueblo adonde te he dicho. He aquí que mi Ángel irá delante de ti, mas en el día de mi visitación los castigaré por su pecado.”

35 Así hirió Yahvé al pueblo por haber hecho el becerro por manos de Aarón.

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Éxodo 33

Arrepentimiento del pueblo

1 [676] Dijo Yahvé a Moisés: “Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de Egipto, al país que Yo con juramento prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu posteridad lo daré.

2 Enviaré delante de ti un Ángel, y echaré al cananeo, al amorreo, al heteo, al fereceo, al heveo y al jebuseo,

3 (para que entres) en la tierra que mana leche y miel; pues Yo no iré en medio de ti, porque eres un pueblo de dura cerviz; no sea que te destruya en el camino.”

4 Al oír estas duras palabras el pueblo se puso de luto y nadie se atavió con sus galas.

5 Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Di a los hijos de Israel: Vosotros sois un pueblo de dura cerviz. Si Yo un solo momento subiera contigo, te consumiría. Ahora, pues, quítate tus atavíos, para que Yo sepa qué he de hacer contigo.”

6 Por lo cual los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb.

Dios habla con Moisés cara a cara

7 [677] Y tomó Moisés el Tabernáculo y lo plantó a cierta distancia fuera del campamento, y lo llamó Tabernáculo de la Reunión. De modo que todo el que buscaba a Yahvé salía hacia el Tabernáculo de la Reunión fuera del campamento.

8 Cuando salía Moisés hacia el Tabernáculo se ponía en pie todo el pueblo, y cada cual se estaba a la puerta de su tienda, siguiendo con sus ojos a Moisés hasta entrar éste en el Tabernáculo.

9 Y cuando Moisés entraba en el Tabernáculo, bajaba la columna de nube y se detenía a la puerta del Tabernáculo, mientras (Yahvé) hablaba con Moisés.

10 Todo el pueblo que veía la columna de nube erguida a la puerta del Tabernáculo, se levantaba, y cada cual se postraba junto a la puerta de su tienda.

11 [678] Así hablaba Yahvé con Moisés cara a cara, como suele hablar un hombre con su amigo. Luego volvía éste al campamento, pero su ministro, el joven Josué, hijo de Nun, no se apartaba del Tabernáculo.

12 [679] Y dijo Moisés a Yahvé: “Mira, Tú me dices: Saca este pueblo; mas no me has dado a conocer a quien enviarás conmigo; y sin embargo me has dicho: Te conozco por tu nombre, y también: Has hallado gracia a mis ojos.

13 Ahora, pues, si realmente he hallado gracia a tus ojos, te ruego me muestres tu camino, para que yo te conozca y halle gracia a tus ojos, y considera que este pueblo es pueblo tuyo.”

14 [680] Respondió Él: “Mi Rostro irá (delante de ti) y te daré descanso.”

15 Le contestó: “Si tu Rostro no va (delante nuestro), no nos hagas partir de aquí.

16 Pues ¿en qué podrá conocerse que he hallado gracia a tus ojos, yo y tu pueblo, sino en eso en que Tú marches con nosotros, para que nos distingamos, yo y tu pueblo, de todos los pueblos que hay sobre la tierra?”

17 Respondió Yahvé a Moisés: “Cumpliré también esto que me acabas de pedir, pues has hallado gracia a mis ojos, y Yo te conozco por tu nombre.”

Moisés quiere ver el rostro de Dios

18 [681] Entonces dijo (Moisés): “Muéstrame, te ruego tu gloria.”

19 [682] Él le contestó: “Yo haré pasar ante tu vista toda mi bondad y pronunciaré delante de ti el nombre de Yahvé; y haré merced a quien Yo haga merced y usaré de misericordia con quien Yo use de misericordia.”

20 [683] Y añadió: “Pero mi Rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y vivir.”

21 Luego dijo Yahvé: “He aquí un lugar junto a Mí; tú te pondrás sobre la peña;

22 y al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que Yo haya pasado.

23 [684] Luego apartaré mi mano, para que veas mis espaldas; pero mi Rostro no se puede ver.”

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Éxodo 34

Dios se manifiesta a Moisés

1 Dijo Yahvé a Moisés: “Tállate dos tablas de piedras como las primeras, y Yo escribiré sobre estas tablas las palabras que había en las primeras tablas que quebraste.

2 Y prepárate para mañana para subir temprano al monte Sinaí; allí en la cumbre del monte te presentarás delante de Mí.

3 No suba nadie contigo, ni aparezca nadie en todo el monte; ni tampoco oveja ni buey pazca frente a este monte.”

4 Talló, pues, Moisés dos tablas de piedra como las primeras, y levantándose muy de mañana subió al monte Sinaí, como le había mandado Yahvé, llevando en su mano las dos tablas de piedra.

5 [685] Y descendió Yahvé en la nube y poniéndose allí junto a él pronunció el nombre de Yahvé.

6 Y mientras Yahvé pasaba por delante de él, exclamó: “Yahvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, longánimo y rico en bondad y fidelidad;

7 que conserva la misericordia hasta mil (generaciones), que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, pero que de ningún modo los deja impune; que castiga la iniquidad de los padres en los hijos, y en los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación.”

8 Al instante Moisés se prosternó en tierra y adoró,

9 diciendo: “Si en verdad he hallado gracia a tus ojos, oh Señor, dígnese mi Señor andar en medio de nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por herencia tuya.”

10 [686] Respondió Él: “Mira, Yo hago un pacto: haré maravillas delante de todo tu pueblo, como nunca se han hecho en toda la tierra ni en nación alguna; y todo el pueblo en medio del cual estás verá la obra de Yahvé, porque tremendas son las cosas que he de hacer por medio de ti.”

Instrucciones para Israel

11 “Observa bien lo que te mando hoy. He aquí que voy a echar delante de ti al amorreo, al cananeo, al heteo, al fereceo, al heveo y al jebuseo.

12 Guárdate de hacer alianza con los habitantes del país en que vas a entrar, para que no sean un lazo en medio de ti;

13 [687] antes bien, destruid sus altares, quebrad sus piedras idolátricas y romped sus ascheras.

14 [688] No te postrarás ante ningún otro Dios, pues Yahvé, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso.

15 [689] No hagas pacto con los moradores de aquella tierra, porque ellos fornican con sus dioses y les ofrecen sacrificios. Te invitarán y tú comerás de sus sacrificios;

16 y tomarás de sus hijas para tus hijos; y fornicando sus hijas con sus dioses harán también fornicar a tus hijos con los dioses de ellas.

17 No te harás dioses de fundición.

18 Guardarás la fiesta de los Ácimos; siete días comerás panes ácimos como te he mandado, al tiempo fijado, esto es, en el mes de Abib; pues en el mes de Abib saliste de Egipto.

19 Todo primogénito es mío, asimismo todo primerizo de tu ganado, que fuere del sexo masculino, sea de vaca o de oveja.

20 Mas el primerizo del asno rescatarás con una oveja; y si no lo rescatas le quebrarás la cerviz. A todos los primogénitos de tus hijos los rescatarás, y nadie se presentará ante Mí con las manos vacías.

21 Seis días trabajarás, mas en el séptimo descansarás. Descansarás también en el tiempo de la siembra y de la siega.

22 [690] Celebrarás la fiesta de las Semanas: la de los primeros frutos de la cosecha del trigo, y también la fiesta de la recolección al fin del año.

23 [691] Tres veces al año, comparezcan todos tus varones ante Yahvé, el Señor, el Dios de Israel.

24 Porque Yo arrojaré los pueblos delante de ti, y ensancharé tus límites, y nadie codiciará tu tierra mientras subas tres veces al año a presentarte delante de Yahvé, tu Dios.

25 No ofrecerás con pan fermentado la sangre de mi sacrificio ni quede hasta el día siguiente la víctima de la fiesta de Pascua.

26 [692] Llevarás a la Casa de Yahvé, tu Dios, las primicias de los primeros frutos de tu tierra. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.”

27 Y dijo Yahvé a Moisés: “Escríbete estas palabras; porque a tenor de ellas hago alianza contigo y con Israel.”

El rostro de Moisés despide rayos

28 [693] Moisés estuvo allí con Yahvé cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y Yahvé escribió en las tablas las palabras de la alianza, los diez mandamientos.

29 [694] Luego bajó Moisés del monte Sinaí, y al bajar del monte tenía en su mano las dos tablas del Testimonio; mas no sabía Moisés que la piel de su rostro se había hecho radiante por haber hablado con Él.

30 Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí que la piel de su rostro brillaba, por lo cual tuvieron miedo de acercársele.

31 Pero Moisés los llamó y se volvieron a él Aarón y todos los príncipes del pueblo, y Moisés habló con ellos.

32 Después se acercaron también todos los hijos de Israel, y él les dio todas las órdenes que Yahvé le había dado en el monte Sinaí.

33 [695] Y cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se puso un velo sobre el rostro.

34 Y siempre cuando Moisés iba a presentarse delante de Yahvé para hablar con Él se quitaba el velo hasta que salía, y cuando salía, refería a los hijos de Israel lo que se le había ordenado.

35 Los hijos de Israel veían entonces el rostro de Moisés y la radiante piel de su rostro. Y Moisés cubría de nuevo su rostro hasta que entraba a hablar con Él.

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Éxodo 35

El sábado

1 Moisés convocó a toda la congregación de los hijos de Israel y les dijo: “Éstas son las cosas que Yahvé ha mandado hacer.

2 Seis días trabajarás, mas el día séptimo os será santo, sábado de descanso completo en honor de Yahvé. Cualquiera que en él hiciere obra alguna será muerto,

3 En ninguna de vuestras moradas encenderéis fuego en el día de sábado.”

Preparativos para la construcción del Tabernáculo

4 [696] Moisés habló a toda la congregación de los hijos de Israel y dijo: “Ésta es la orden de Yahvé:

5 Tomad de lo que poseéis una ofrenda para Yahvé. Todos den generosamente un tributo para Yahvé: oro, plata y bronce,

6 jacinto, purpura escarlata y carmesí, lino fino, pelo de cabra,

7 [697] pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de tejón, madera de acacia,

8 aceite para el candelabro, aromas para el óleo de unción y para el incienso aromático,

9 piedras de ónice, y piedras de engaste para el efod y el pectoral.

10 Y vengan los artífices hábiles de entre vosotros a fabricar todo cuanto Yahvé ha ordenado:

11 la Morada, su Tabernáculo y su cubierta, sus broches, sus tablas, sus travesaños, sus columnas y sus basas;

12 [698] el Arca y sus varas, el propiciatorio y la cortina del velo;

13 la mesa con sus varas y todos sus utensilios, el pan de la proposición,

14 el candelabro para el alumbrado con sus utensilios y sus lámparas y el aceite del alumbrado;

15 el altar del incienso con sus varas; el óleo de la unción, el incienso aromático, la cortina de la puerta de entrada a la Morada,

16 el altar de los holocaustos con su rejilla de bronce, sus varas y todos sus utensilios; la pila con su base;

17 las cortinas del atrio con sus columnas y sus basas; la cortina de la entrada del atrio;

18 las estacas de la Morada y las estacas del atrio y sus cuerdas;

19 los ornamentos litúrgicos para el servicio en el Santuario; las vestiduras sagradas para Aarón, el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos para sus funciones sacerdotales.”

Generosidad del pueblo

20 Entonces toda la congregación de los hijos de Israel salió de la presencia de Moisés;

21 [699] y cuantos se sentían impulsados por su corazón y cuyo espíritu era generoso, vinieron a ofrecer tributo a Yahvé, para la obra del Tabernáculo de la Reunión, para todo su culto y para las vestiduras sagradas.

22 Vinieron, pues, hombres y mujeres, todos los de corazón generoso, trayendo zarcillos, pendientes, anillos, brazaletes y toda clase de objetos de oro, y, además, todos los que presentaban una ofrenda de oro para Yahvé.

23 Y cuantos tenían jacinto, púrpura escarlata y carmesí, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejón, lo trajeron.

24 Todos los que podían presentar una ofrenda de plata y de bronce, la trajeron como tributo a Yahvé. También los que tenían madera de acacia para cualquier obra del servicio, la trajeron.

25 Y todas las mujeres diestras hilaron con sus manos y trajeron lo que habían hilado: jacinto, púrpura escarlata y carmesí y lino fino.

26 Y todas las mujeres que se sentían a ello impulsadas y que eran hábiles hilaron pelo de cabra.

27 Los príncipes trajeron piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral;

28 aromas y aceite para el alumbrado, para el óleo de la unción y para el incienso aromático.

29 Todos los hijos de Israel, hombres y mujeres, cuyo corazón los impulsaba a que trajesen algo para toda la obra que Yahvé por medio de Moisés, había mandado hacer; dieron así sus ofrendas voluntarias a Yahvé.

Besalel y Oholiab

30 Dijo entonces Moisés a los hijos de Israel: “Mirad que Yahvé ha llamado por su nombre a Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá,

31 [700] y le ha llenado de espíritu divino, de sabiduría, inteligencia y maestría en toda clase de trabajos,

32 para idear diseños, labrar el oro, la plata y el bronce,

33 grabar piedras de engaste, tallar madera y ejecutar toda obra de arte;

34 y le ha puesto en el corazón el don de enseñar, lo mismo que a Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan.

35 Él les ha llenado de sabiduría el corazón para hacer toda obra de escultor y artista, de recamador en jacinto y púrpura, carmesí y lino fino, y de tejedor, para ejecutar toda suerte de obra y para proyectar obras de arte.”

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Éxodo 36

Fin de la colecta

1 [701] Así, pues, Besalel y Oholiab y todos los hombres hábiles en cuyo corazón Yahvé ha infundido sabiduría e inteligencia para saber realizar todas las obras para el servicio del Santuario, las ejecutarán conforme al mandato de Yahvé.

2 LIamó, pues, Moisés a Besalel y a Oholiab y a todos los hombres de talento en cuyo corazón Yahvé había infundido sabiduría, a todos los que voluntariamente estaban dispuestos a ponerse a la obra para realizarla.

3 Y recibieron de Moisés todas las ofrendas que los hijos de Israel habían traído para la ejecución de las obras del Santuario. Entretanto el pueblo siguió entregando a Moisés ofrendas voluntarias de mañana en mañana.

4 Por eso todos los artífices que hacían todas las obras del Santuario dejaron cada cual la obra que estaban haciendo,

5 [702] y fueron a hablar con Moisés, diciendo: “El pueblo trae más de lo que se precisa para la realización de las obras que Yahvé ha mandado hacer.”

6 Entonces Moisés hizo promulgar por el campamento: “Ni hombre ni mujer traiga ya más ofrendas para el Santuario.” Y se impidió al pueblo traer más;

7 pues ya había material suficiente para ejecutar todas las obras y aun sobraba.

La construcción del Tabernáculo

8 [703] Entonces todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra, fabricaron la Morada de diez cortinas de fino lino torzal, de color jacinto, púrpura escarlata y carmesí, con querubines. Resultó una obra maestra.

9 El largo de cada cortina era de veinte y ocho codos y la anchura de cada cortina de cuatro codos. Todas las cortinas tenían la misma medida.

10 (Besalel) unió cinco de las cortinas una con otra, y las otras cinco cortinas también las unió una con otra.

11 E hizo lazos de jacinto en el borde de la última cortina del primer conjunto; las hizo también en el borde extremo de las cortinas del segundo conjunto.

12 Cincuenta lazos hizo en el primer conjunto, y cincuenta en el extremo del segundo conjunto allá donde se unen, correspondiéndose los lazos unos a otros.

13 Hizo también cincuenta broches de oro, y enlazó los conjuntos el uno con el otro, por medio de los broches, de modo que la Morada vino a ser una sola pieza.

14 Hizo también cortinas de pelo de cabra para que sirvan de tienda sobre la Morada. Once cortinas hizo para esto.

15 La longitud de cada cortina era de treinta codos, y de cuatro codos era la anchura de cada cortina. Una misma medida tenían las once cortinas.

16 Enlazó cinco de las cortinas entre sí, y seis de las cortinas entre sí.

17 Y puso cincuenta lazos en él borde del (primer) conjunto en el extremo donde se enlazan, y cincuenta lazos en el borde del segundo conjunto, donde se enlazan.

18 Hizo asimismo cincuenta broches de bronce a fin de unir el Tabernáculo; para que fuese un solo todo.

19 Hizo además para el Tabernáculo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y por encima una cubierta de pieles de tejón.

20 Para la Morada hizo tablones de madera de acacia para colocarlos verticalmente.

21 Diez codos de largo tenía un tablón, y de codo y medio era el ancho de cada tablón.

22 Cada tablón tenía dos espigas unidas una con otra. Así hizo todos los tablones de la Morada.

23 Hizo, pues, los tablones para la Morada (de esta manera): veinte tablones para el lado del Négueb, hacia el sur,

24 [704] colocando debajo de los veinte tablones cuarenta basas de plata, dos basas debajo de un tablón para sus dos espigas; y dos basas debajo de los otros tablones para sus dos espigas.

25 Para el otro flanco de la Morada, para el lado del norte, hizo también veinte tablones,

26 con sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de un tablón, y dos asas debajo de los otros tablones.

27 [705] Para la parte posterior de la Morada, hacia el occidente, hizo seis tablones;

28 y dos tablones hizo para los ángulos de la Morada, en el fondo,

29 los cuales eran dobles desde abajo y formaban un conjunto hasta arriba, hasta el primer anillo. Así lo hizo con entrambos, en los dos ángulos.

30 Eran, pues, ocho tablones, con sus basas de plata: diez y seis basas, dos basas bajo cada tablón.

31 Después hizo travesaños de madera de acacia, cinco para los tablones de un costado de la Morada;

32 y cinco travesaños para los tablones del otro costado de la Morada; y cinco travesaños para los tablones de la parte posterior de la Morada hacia el occidente.

33 E hizo el travesaño central de tal suerte que pasase en medio de los tablones, de un extremo al otro.

34 Los tablones los revistió de oro, y de oro hizo también los anillos correspondientes, por los cuales habían de pasar los travesaños, revestidos igualmente de oro.

35 Hizo también el velo de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. Era una obra artística con motivos de querubines.

36 Fabricó para el mismo cuatro columnas de acacia, que revistió de oro; también sus clavos eran de oro, y fundió para ellas cuatro basas de plata.

37 Hizo para la entrada del Tabernáculo una cortina de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, obra de recamador,

38 con sus cinco columnas y sus clavos, revistiendo de oro sus capiteles y sus anillos de oro y haciendo de bronce sus cinco basas.

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Éxodo 37

Construcción del Arca

1 [706] Besalel hizo el Arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, de codo y medio de ancho, y de codo y medio de alto.

2 La Revistió de oro puro, por dentro y por fuera, e hizo para ella una guirnalda de oro alrededor.

3 Fundió para ella cuatro anillos de oro para sus cuatro pies, dos anillos a un lado y dos anillos al otro.

4 Hizo también varas de madera de acacia, que revistió de oro;

5 y pasó las varas por los anillos a los costados del Arca, para transportarla.

6 Después hizo un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y de codo y medio de ancho.

7 Hizo igualmente dos querubines de oro labrados a martillo para los dos extremos del propiciatorio;

8 un querubín por un lado, y el otro querubín por el otro, de tal manera que (salieran) del propiciatorio en sus dos extremos.

9 Estaban los querubines con las alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas el propiciatorio. Tenían sus caras vueltas la una a la otra, pues las caras de los querubines se dirigían hacia el propiciatorio.

La mesa de los panes de la proposición

10 [707] Hizo, además, la mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, de un codo de ancho y de codo y medio de alto.

11 La recubrió de oro puro, y puso alrededor de ella una guirnalda de oro,

12 haciéndole, además, un borde a la redonda, del ancho de un palmo, y ornándole con una moldura alrededor.

13 Fundió para ella cuatro anillos de oro, y colocó los anillos en los cuatro ángulos, o sea en sus cuatro pies.

14 Junto al borde se hallaban los anillos por los cuales habían de pasar las varas para el transporte de la mesa.

15 Hizo también las varas para llevar la mesa de madera de acacia y las recubrió de oro.

16 Asimismo fabricó de oro puro los utensilios que habían de estar sobre la mesa; sus platos, sus cucharas, sus copas y sus tazas, con que se hacían las libaciones.

El candelabro

17 [708] Hizo el candelabro de oro puro; labrado a martillo hizo el candelabro. Su pie, su tallo, sus cálices, sus botones y sus flores eran de una sola pieza.

18 De sus lados salían seis brazos: tres brazos de un lado del candelabro, y tres brazos del otro lado del candelabro.

19 En el primer brazo había tres cálices en forma de flor de almendro, con botón y flor; también en el segundo brazo había tres cálices, en forma de flor de almendro, con botón y flor, y así en los seis brazos que salían del candelabro.

20 En el (tallo del) candelabro había cuatro cálices, en forma de flor de almendro, con sus botones y sus flores:

21 un botón debajo de los dos (primeros) brazos que salían de él, un botón debajo de los dos brazos (siguientes) que salían de él, y un botón debajo de los dos brazos (restantes) que salían de él, conforme a los seis brazos que salían del mismo.

22 Sus botones y sus brazos formaban con él un solo cuerpo; todo ello era una pieza labrada a martillo, de oro puro.

23 Hizo también sus siete lámparas, sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro,

24 [709] empleando un talento de oro puro para el candelabro y todos sus utensilios.

El altar del incienso

25 [710] Hizo también de madera de acacia el altar del incienso, de un codo de largo y de un codo de ancho, cuadrado, y de dos codos de alto. Sus cuernos formaban con él una sola pieza.

26 Lo revistió de oro puro, por encima y por sus lados alrededor, y también sus cuernos. Le hizo también todo en torno una guirnalda de oro.

27 Por debajo de la guirnalda, a sus dos lados, en ambos costados, hizo dos anillos de oro, por los cuales habían de pasar las varas, a fin de transportarlo con ellas.

28 Hizo las varas de madera de acacia y las revistió de oro.

29 Confeccionó también el óleo santo de la unción, y el incienso puro de especies aromáticas, con arte de perfumería.

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Éxodo 38

El altar de los holocaustos

1 [711] Hizo el altar de los holocaustos de madera de acacia, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho, cuadrado; y de tres codos de alto.

2 En sus cuatro ángulos le puso cuernos que salían de él, y lo recubrió de bronce.

3 Hizo, además, todos los utensilios del altar: los recipientes, las palas, los tazones, los tenedores y los braseros. Todos sus utensilios los hizo de bronce.

4 Hizo para el altar una rejilla de bronce, a manera de red, en torno a su base, que llegaba hasta la mitad del mismo.

5 Y fundió cuatro anillos para los cuatro extremos de la rejilla de bronce, por donde habían de pasar las varas.

6 Hizo las varas de madera de acacia, las recubrió de bronce,

7 y pasó las varas por los anillos a los costados del altar, para transportarlo mediante ella. Lo hizo hueco y de tablas.

La pila de bronce

8 [712] Hizo la fuente de bronce, y también su base de bronce, de los espejos de las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo de la Reunión.

El atrio

9 [713] Hizo también el atrio: por el lado meridional, a la derecha, las cortinas del atrio, de lino fino torzal, de cien codos.

10 Sus columnas eran veinte, y veinte sus basas de bronce; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata.

11 Por el lado del norte había también (cortinas de) cien codos. Sus columnas eran veinte, y veinte sus basas de bronce; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata.

12 En el lado occidental había (cortinas de) cincuenta codos. Sus columnas eran diez, y diez sus basas; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata.

13 En el lado oriental, donde nace el sol, colgaban también cincuenta codos (de cortinas):

14 cortinas de quince codos, con tres columnas y tres basas, por un lado (de la entrada),

15 y de igual manera por el otro lado. A ambos lados de la entrada del atrio había cortinas de quince codos. Sus columnas eran tres, y tres sus basas.

16 Todas las cortinas en torno al atrio eran de lino fino torzal.

17 Las basas de las columnas eran de bronce, los corchetes de las columnas y sus anillos de plata. También sus capiteles estaban revestidos de plata, y todas las columnas del atrio llevaban anillos de plata.

18 La cortina de la entrada del atrio era obra de recamador y estaba hecha de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. Tenía veinte codos de largo; su altura correspondía a su anchura y era de cinco codos, lo mismo que las cortinas del atrio.

19 Sus cuatro columnas y sus cuatro basas eran de bronce; sus corchetes de plata, como también el revestimiento de sus capiteles y sus anillos.

20 Todas las estacas de la Morada y del atrio que la rodeaba, eran de bronce.

Inventario y cómputo de los gastos

21 Éste es el inventario de la Morada, de la Morada del Testimonio, hecho por orden de Moisés por los levitas bajo la dirección de Itamar, hijo de Aarón, el sacerdote.

22 Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todo cuanto Yahvé había mandado a Moisés;

23 juntamente con Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, que era artífice, diseñador y recamador en jacinto, púrpura escarlata y carmesí y lino fino.

24 El total del oro empleado en la obra, en toda la construcción del Santuario, o sea, el oro de la ofrenda, fue veintinueve talentos y setecientos treinta siclos, según el peso del Santuario.

25 Y la plata de los empadronados de entre el pueblo, fue cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el peso del Santuario:

26 [714] un beka por cabeza, o sea medio siclo, según el peso del Santuario, para cada hombre comprendido en el censo, de los seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres de veinte años para arriba.

27 Los cien talentos de plata se emplearon para fundir las basas del Santuario y las basas del velo: cien basas correspondientes a los cien talentos, un talento por basa.

28 De los mil setecientos setenta y cinco siclos hizo corchetes para las columnas, revistió sus capiteles y las unió mediante aros.

29 El bronce de la ofrenda fue setenta talentos y dos mil cuatrocientos siclos.

30 De él hizo las basas para la entrada del Tabernáculo de la Reunión, el altar de bronce con su rejilla de bronce y todos los utensilios del altar,

31 las basas del atrio alrededor del mismo y las basas de la entrada del atrio, todas las estacas de la Morada y todas las estacas del atrio que la rodeaba.

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Éxodo 39

Las vestiduras de los sacerdotes

1 [715] Hicieron para el servicio del Santuario vestiduras litúrgicas de jacinto, púrpura escarlata y carmesí. Hicieron también las vestiduras sagradas de Aarón, como Yahvé había mandado a Moisés.

2 Se hizo, pues, el efod, de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino torzal.

3 Fabricaron láminas delgadas de oro y las cortaron en hilos, para entretejerlos con jacinto, púrpura escarlata y carmesí y con el lino fino, obra de recamador.

4 Le pusieron hombreras que se juntaban y se unían en sus dos extremos.

5 La faja del cinturón que pasaba sobre él y que servía para ceñir (el efod), formaba con él una sola pieza y era de la misma labor: oro, jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, como Yahvé lo había mandado a Moisés.

6 Labraban igualmente las piedras de ónice, engastadas en oro y grabadas como se graban los sellos, (doce) conforme a los nombres de los hijos de Israel;

7 y las colocaron sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo de los hijos de Israel, según Yahvé había ordenado a Moisés.

El pectoral y el efod

8 [716] Hizo también el pectoral, obra primorosa, al estilo de la obra del efod, de oro, jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal.

9 El pectoral era cuadrado y doble; tenía un palmo de largo y un palmo de ancho y era doble.

10 Lo guarnecieron de cuatro filas de piedras. En la primera fila había un sardio, un topacio y una esmeralda;

11 en la segunda fila: un rubí, un zafiro y un diamante;

12 en la tercera fila: un jacinto, un ágata y una amatista;

13 y en la cuarta: un crisólito, un ónice y un jaspe. Cada una de ellas tenía su engaste y estaba engarzada y guarnecida de oro.

14 Las piedras eran doce, correspondientes a los nombres de los hijos de Israel, según sus nombres propios, grabados como se graban los sellos, cada una con su nombre, conforme a las doce tribus.

15 Fijaron sobre el pectoral cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones.

16 E hicieron dos engastes de oro y dos anillos de oro, y pusieron los dos anillos a los dos extremos (superiores) del pectoral.

17 Pasaron después las dos cadenillas de oro por los dos anillos a los extremos del pectoral.

18 Y los otros dos extremos de las dos cadenillas los ataron a los dos engastes, que colocaron en la parte delantera de las hombreras del efod.

19 Hicieron otros dos anillos de oro y los pusieron en los dos extremos (inferiores) del pectoral, en el borde interior vuelto hacia el efod.

20 E hicieron dos anillos de oro, que fijaron a las dos hombreras del efod, por debajo y en su parte delantera, cerca de su juntura, por encima de la cinta del efod.

21 Y por medio de sus anillos ataron el pectoral a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que quedase fijo sobre la cinta del efod y no se desprendiese el pectoral del efod, como Yahvé había mandado a Moisés.

La sobretúnica y demás vestiduras

22 [717] Hizo también la sobretúnica del efod, obra de tejedor, todo de jacinto.

23 Había una abertura en medio de la sobretúnica, semejante al cuello de una cota, con una orla alrededor de la abertura para que no se rompiese.

24 En el borde inferior de la sobretúnica aplicaron granadas de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal.

25 Hicieron, además, campanillas de oro puro, colocándolas entre las granadas en el borde inferior de la sobretúnica, en medio de las granadas, todo alrededor suyo.

26 Una campanilla y una granada alternaba con otra campanilla y otra granada en el borde inferior de la sobretúnica, todo en derredor. (Así se usaba) para el ministerio, como Yahvé ordenara a Moisés.

27 Hicieron también las túnicas de lino fino, obra de tejedor, para Aarón y sus hijos;

28 y la mitra de lino fino, las cintas de los turbantes de lino fino, y también los calzoncillos de lino fino torcido,

29 lo mismo que el cinturón de lino fino torcido, de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, obra de recamador, como Yahvé había ordenado a Moisés.

30 E hicieron de oro puro la lámina, la diadema sagrada, en la cual grabaron, como se graban los sellos: Santidad a Yahvé.

31 Y fijaron en ella una cinta de jacinto para ponerla sobre la mitra, por la parte de arriba, como Yahvé había mandado a Moisés.

32 Así fue acabada toda la obra de la Morada y del Tabernáculo de la Reunión, y los hijos de Israel hicieron todo conforme a lo que había mandado Yahvé a Moisés. Así lo hicieron.

Moisés bendice la obra

33 Luego presentaron a Moisés la Morada, el Tabernáculo y todos sus utensilios; sus ganchos, sus tablones, sus travesaños, sus columnas y sus basas;

34 la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, la cubierta de pieles de tejón y la cortina del velo;

35 el Arca del Testimonio con sus varas y el propiciatorio;

36 la mesa con todos sus utensilios, y el pan de la proposición;

37 el candelabro (de oro) puro con sus lámparas —las lámparas que habían de colocarse en él—, todos sus utensilios y el aceite del alumbrado;

38 el altar de oro, el óleo de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada del Tabernáculo;

39 el altar de bronce con su rejilla de bronce, sus varas y todos sus utensilios; la pila con su base;

40 las cortinas del atrio, sus columnas con sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas, sus estacas y todos los utensilios del servicio de la Morada para el Tabernáculo de la Reunión;

41 las vestiduras litúrgicas para el servicio en el Santuario, los ornamentos sagrados para el sacerdote Aarón, y las vestiduras de sus hijos para ejercer el sacerdocio.

42 Conforme a cuanto Yahvé había ordenado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel toda la obra.

43 [718] Moisés vio toda la obra y reconoció que la habían llevado a cabo; tal como había mandado Moisés, así la habían hecho; y Moisés los bendijo.

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Éxodo 40

Erección del Tabernáculo

1 Habló Yahvé a Moisés y dijo:

2 [719] “El día primero del primer mes erigirás la Morada del Tabernáculo de la Reunión.

3 Pondrás allí el Arca del Testimonio y cubrirás el Arca con el velo.

4 Introducirás la mesa y dispondrás lo que hay que poner sobre ella; colocarás también el candelabro y ubicarás en él las lámparas.

5 Erigirás el altar de oro para el incienso delante del Arca del Testimonio y pondrás la cortina a la entrada del Tabernáculo.

6 Colocarás el altar de los holocaustos delante de la entrada de la Morada del Tabernáculo de la Reunión.

7 Pondrás la pila entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y echarás agua en ella, levantarás el atrio en derredor y tenderás la cortina a la entrada del atrio.

9 Y tomarás el óleo de la unción y ungirás la Morada y todo lo que hay en ella. La consagrarás con todos sus utensilios para que sea santa.

10 Ungirás también el altar de los holocaustos con todos sus utensilios. Consagrarás el altar, y el altar será cosa santísima.

11 Asimismo ungirás la pila y su base, y la consagrarás.

12 Después dispondrás que Aarón y sus hijos se presenten a la entrada del Tabernáculo de la Reunión y los lavarás con agua.

13 Y vestirás a Aarón con las vestiduras sagradas, le ungirás y le consagrarás para que me sirva de sacerdote.

14 Harás también que se presenten sus hijos; los vestirás con túnicas

15 [720] y los ungirás, como ungiste a su padre, para que me sirvan de sacerdotes. Su unción les conferirá el sacerdocio sempiterno entre sus descendientes.”

16 Hizo Moisés conforme a todo lo que Yahvé le había mandado. Así lo hizo.

17 En el primer mes del año segundo, el día primero del mes, fue erigida la Morada.

18 Moisés alzó la Morada, asentó sus basas, colocó sus tablones, metió sus travesaños y erigió sus columnas.

19 Después extendió el Tabernáculo por encima de la Morada y puso sobre ella, por la parte de arriba, la cubierta del Tabernáculo, como Yahvé había mandado a Moisés.

20 [721] Luego tomó el Testimonio y lo depositó dentro del Arca; acomodó las varas al Arca y asentó sobre ella el propiciatorio.

21 Metió el Arca en la Morada, colgó la cortina del velo y ocultó el Arca del Testimonio, como Yahvé había mandado a Moisés.

22 Colocó también la mesa en el Tabernáculo de la Reunión, al lado septentrional de la Morada, fuera del velo.

23 Y dispuso sobre ella los panes delante de Yahvé, así como Yahvé ordenara a Moisés.

24 Luego instaló el candelabro en el Tabernáculo de la Reunión, frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada,

25 y colocó las lámparas delante de Yahvé, como Yahvé había mandado a Moisés.

26 Asimismo erigió el altar de oro en el Tabernáculo de la Reunión, delante del velo;

27 y quemó sobre él incienso aromático, como Yahvé había mandado a Moisés.

28 Tendió la cortina a la entrada de la Morada,

29 y colocó también el altar de los holocaustos a la entrada de la Morada del Tabernáculo de la Reunión; y ofreció sobre él el holocausto y la ofrenda, como Yahvé había mandado a Moisés.

30 La pila la colocó entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y echó en ella agua para las abluciones;

31 y Moisés y Aarón y los hijos de éste se lavaron en ella sus manos y sus pies.

32 Siempre que entraban en el Tabernáculo de la Reunión, y siempre que se acercaban al altar, se lavaban, como Yahvé había mandado a Moisés.

33 Por fin erigió el atrio alrededor de la Morada y del altar, y puso la cortina a la puerta del atrio. Así acabó Moisés la obra.

La gloria de dios llena el Tabernáculo

34 [722] Entonces la nube cubrió el Tabernáculo de la Reunión y la gloria de Yahvé llenó la Morada,

35 de modo que Moisés no pudo entrar en el Tabernáculo de la Reunión, pues la nube descansaba sobre éste, y la gloria de Yahvé llenaba la Morada.

Las señales de marcha

36 En todas sus marchas los hijos de Israel levantaban el campamento cuando la nube se alzaba de encima de la Morada.

37 Y si la nube no se levantaba, no marchaban, hasta el día en que se levantaba.

38 Porque durante el día estaba sobre la Morada la nube de Yahvé, en la cual durante la noche había fuego, viéndolo toda la casa de Israel en todas sus marchas.

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Levítico

I. Leyes de culto

Levítico 1

Los holocaustos

1 [723] Llamó Yahvé a Moisés y le habló desde el Tabernáculo de la Reunión, diciendo:

2 [724]

“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de vosotros quisiere presentar a Yahvé una ofrenda de animales, ofreceréis una res del ganado mayor o del ganado menor.

3 [725] Si su ofrenda es holocausto de ganado mayor, presentará un macho sin tacha. A la entrada del Tabernáculo de la Reunión lo presentará para que sea grato delante de Yahvé.

4 Pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será acepto para expiación suya.

5 Luego degollará el becerro delante de Yahvé; y los hijos de Aarón, los sacerdotes, ofrecerán la sangre, derramándola sobre todos los costados del altar que está a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.

6 Después será desollado el holocausto y cortado en trozos,

7 y los hijos de Aarón, los sacerdotes, pondrán fuego en el altar y dispondrán la leña sobre el fuego.

8 Luego los hijos de Aarón, los sacerdotes, dispondrán los trozos, juntamente con la cabeza y el sebo, sobre la leña que hay sobre el fuego encima del altar;

9 [726] y después de lavar con agua las entrañas y las patas, el sacerdote lo quemará todo sobre el altar. Es holocausto, sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

10 Si su ofrenda es de ganado menor, tomada de las ovejas o de las cabras, ofrecerá como holocausto un macho sin tacha.

11 Lo degollará al lado septentrional del altar, delante de Yahvé; y los hijos de Aarón, los sacerdotes, derramarán su sangre sobre todos los costados del altar.

12 Lo cortarán en trozos, y junto con la cabeza y el sebo lo ordenará el sacerdote sobre la leña dispuesta sobre el fuego encima del altar;

13 y luego de lavar con agua las entrañas y las patas, el sacerdote lo ofrecerá todo, y lo quemará sobre el altar. Es holocausto, sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

14 Cuando ofrezca a Yahvé un holocausto de aves, será su ofrenda de tórtolas o de palominos.

15 [727] El sacerdote la llevará al altar y después de retorcerle con las uñas la cabeza la quemará sobre el altar y se hará gotear su sangre sobre el borde del altar.

16 Le quitará el buche con sus suciedades y lo tirará junto al altar, al lado oriental, en el lugar de las cenizas.

17 Después le quebrantará las alas, pero sin separarlas, y el sacerdote la quemará sobre el altar, encima de la leña dispuesta sobre el fuego. Es un holocausto, sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

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Levítico 2

Ofrendas de harina y pan

1 [728] Cuando alguno presentare una ofrenda en homenaje a Yahvé, su oblación será de flor de harina, sobre la cual derramará aceite y pondrá incienso.

2 [729] La llevará a los sacerdotes, hijos de Aarón, y (el sacerdote) tomará de allí un puñado de la flor de harina con el aceite, y todo el incienso, y lo quemará sobre el altar para recuerdo. Es un sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

3 Lo restante de la ofrenda será para Aarón y sus hijos. Es cosa santísima entre las ofrendas quemadas en honor de Yahvé.

4 Si ofrecieres como oblación una cosa cocida al horno, será de tortas ácimas de flor de harina amasadas con aceite o de galletas ácimas untadas con aceite.

5 Y si tu oblación fuere ofrenda hecha en sartén, será de flor de harina, sin levadura, amasada con aceite; la desmenuzarás, y derramarás sobre ella aceite; pues es ofrenda.

6 Y si tu oblación fuere ofrenda cocida en olla, será de flor de harina con aceite, elevarás la ofrenda así preparada a Yahvé y la entregarás al sacerdote, el cual la llevará al altar.

8 El sacerdote tomará de la ofrenda la parte destinada para recuerdo y la quemará sobre el altar. Es un sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

10 Lo restante de la ofrenda será para Aarón y sus hijos; es cosa santísima entre los sacrificios quemados en honor de Yahvé.

11 [730] Ninguna ofrenda que presentareis a Yahvé sea hecha con levadura, pues ninguna cosa hecha con levadura, ni que contenga miel, sea quemada como sacrificio ígneo en honor de Yahvé.

12 Podréis presentarlas como oblación de primicias a Yahvé; pero no han de ponerse sobre el altar como (sacrificio de) olor grato.

13 [731] Sazonarás con sal toda oblación de tus ofrendas. Nunca dejarás que falte en tus ofrendas la sal de la alianza de tu Dios. Con todas tus oblaciones ofrecerás sal.”

Las primicias

14 “Si presentares a Yahvé ofrenda de primicias, ofrecerás espigas tostadas al fuego, o granos machacados, como oblación de tus primicias.

15 Sobre ellas derramarás aceite y pondrás incienso, porque es ofrenda.

16 El sacerdote quemará del grano machacado y del aceite la porción destinada para recuerdo con todo el incienso. Es sacrificio de combustión en honor de Yahvé.”

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Levítico 3

Los sacrificios pacíficos

1 [732]

“Quien presentare como oblación un sacrificio pacífico, si la ofrece del ganado mayor, sea macho o hembra la presentará sin tacha delante de Yahvé.

2 Pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, que degollará a la entrada del Tabernáculo de la Reunión y cuya sangre derramarán los hijos de Aarón, los sacerdotes, sobre todos los costados del altar.

3 Del sacrificio pacífico ofrecerá a Yahvé, quemándolo en el fuego, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo que está adherido a las entrañas,

4 los dos riñones, con el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones.

5 Los hijos de Aarón lo quemarán en el altar, encima del holocausto puesto sobre la leña, debajo de la cual arde el fuego. Es sacrificio consumido por el fuego, olor grato a Yahvé.

6 Quien ofreciere a Yahvé un sacrificio pacífico del ganado menor, sea macho o hembra, lo presentará sin tacha.

7 Si ofrece como sacrificio suyo un cordero lo presentará ante Yahvé,

8 pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima la degollará delante del Tabernáculo de la reunión, y los hijos de Aarón derramarán la sangre sobre todos los costados del altar.

9 [733] De este sacrificio pacífico ofrecerá (el oferente) a Yahvé, como sacrificio de combustión, el sebo y la cola entera, cortándola desde el espinazo, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo que está adherido a las entrañas,

10 los dos riñones con el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones.

11 El sacerdote quemará esto sobre el altar; es alimento del sacrificio de combustión ofrecido a Yahvé.

12 Si ofreciere en sacrificio una cabra, la presentará ante Yahvé,

13 pondrá su mano sobre la cabeza de la misma y la degollará delante del Tabernáculo de la Reunión; y los hijos de Aarón derramarán la sangre sobre todos los costados del altar:

14 De ella ofrecerá a Yahvé, como sacrificio de combustión, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo adherido a las entrañas,

15 los dos riñones con el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones.

16 El sacerdote quemará esto sobre el altar; es alimento del sacrificio de combustión, de olor grato. Toda la grasa pertenece a Yahvé.

17 [734] Ley perpetua es ésta para vuestros descendientes. En todas vuestras moradas no comeréis ni grasa ni sangre.”

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Levítico 4

El sacrificio por el pecado del sumo sacerdote

1 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

2 [735]

“Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno pecare por ignorancia haciendo algo prohibido por las leyes de Yahvé, y cometiendo alguna de aquellas cosas;

3 [736] si el que peca es el sacerdote ungido, que de este modo hace culpable al pueblo, ofrecerá a Yahvé por el pecado cometido un becerro sin tacha, como sacrificio por el pecado.

4 Conducirá el becerro a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, ante Yahvé, pondrá su mano sobre la cabeza del becerro y lo inmolará delante de Yahvé.

6 El sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro, y la llevará al Tabernáculo de la Reunión;

6 y mojará el sacerdote su dedo en la sangre y hará con ella siete aspersiones ante Yahvé, hacia el velo del Santuario.

7 EL sacerdote untará también con la sangre los cuernos del altar del incienso aromático, que está delante de Yahvé en el Tabernáculo de la Reunión; y derramará toda la sangre del becerro al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.

8 Después tomará todo el sebo del becerro inmolado por el pecado, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo que está adherido a las entrañas,

9 los dos riñones, el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones;

10 es decir, lo mismo que se toma en el becerro del sacrificio pacífico; y el sacerdote lo quemará sobre el altar de los holocaustos.

11 Mas el cuero del becerro y toda su carne, junto con su cabeza y sus piernas, con sus entrañas y sus excrementos,

12 [737] el becerro entero, lo sacará fuera del campamento a un lugar limpio, donde se echan las cenizas, y lo quemará sobre la leña. Será quemado allí donde se echan las cenizas.

Por el pecado del pueblo

13 Si todo el pueblo de Israel pecare por ignorancia, sin que la asamblea se dé cuenta de ello, de modo que hiciera una cosa prohibida por las leyes de Yahvé, haciéndose así culpable,

14 cuando se conozca el pecado cometido, ofrecerá la asamblea un becerro en sacrificio por el pecado, que presentarán delante del Tabernáculo de la Reunión.

15 [738] Y los ancianos del pueblo pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro, ante Yahvé; y será inmolado el becerro delante de Yahvé.

16 Después el sacerdote ungido llevará parte de la sangre del becerro al Tabernáculo de la Reunión;

17 y mojará el sacerdote su dedo en la sangre y hará siete aspersiones ante Yahvé hacia el velo.

18 Untará también con la sangre los cuernos del altar que está delante de Yahvé y que se halla en el Tabernáculo de la Reunión; y después verterá toda la sangre al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.

19 Le quitará todo su sebo y lo quemará sobre el altar.

20 Hará, pues, con este becerro lo mismo que hizo con el becerro inmolado por el pecado. Así hará con él. De este modo el sacerdote hará expiación por ellos y serán reconciliados.

21 Luego sacará el becerro fuera del campamento y lo quemará como quemó el becerro primero. Este es el sacrificio por el pecado de toda la asamblea.

Por el pecado de un príncipe

22 [739] Cuando un príncipe pecare por ignorancia, cometiendo algo prohibido por las leyes de Yahvé, haciéndose así culpable,

23 tan pronto como se diere cuenta del pecado que cometió, dará como ofrenda suya un macho cabrío sin tacha,

24 pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Yahvé. Es sacrificio por el pecado.

25 Después el sacerdote con su dedo tomará de la sangre del sacrificio por el pecado, y la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos; la sangre (restante) la derramará al pie del altar de los holocaustos.

26 Quemará todo el sebo en el altar, del mismo modo que quemó el sebo de los sacrificios pacíficos. Así el sacerdote hará expiación por el pecado del (príncipe) y le será perdonado.

Por el pecado de un particular

27 Si alguno del pueblo pecare por ignorancia, transgrediendo alguna de las prohibiciones de Yahvé, haciéndose así culpable,

28 [740] al darse cuenta del pecado cometido, dará como ofrenda por el pecado cometido una cabra, hembra, sin tacha,

29 pondrá su mano sobre la cabeza del sacrificio por el pecado y la degollará en el lugar donde se degüellan los holocaustos.

30 Después tomará el sacerdote con su dedo de esta sangre, la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos y derramará todo (el resto de) la sangre al pie del altar.

31 Luego tomará todo el sebo de la víctima, como se hace en los sacrificios pacíficos; y el sacerdote lo quemará en el altar, como olor grato a Yahvé. Así le expiará el sacerdote y le será perdonado.

32 Si trajere como ofrenda suya por el pecado un cordero, ha de ser hembra sin tacha;

33 pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado y la degollará, como sacrificio por el pecado en el lugar donde se degüellan los holocaustos.

34 Después tomará el sacerdote con su dedo de la sangre de la víctima por el pecado y la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos; toda la (demás) sangre la derramará al pie del altar.

35 Luego tomará todo el sebo de la víctima, como se hace con el cordero en los sacrificios pacíficos, y el sacerdote lo quemará en el altar, junto con los sacrificios que se queman en honor de Yahvé. Así el sacerdote hará expiación por él, por el pecado cometido, y éste le será perdonado.”

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Levítico 5

Expiación de diversas clases de pecados

1 [741]

“Si alguno pecare porque habiendo oído una imprecación y sido testigo de una cosa, sea porque la vio, o sea porque la supo, y no la denunció, llevará su iniquidad.

2 O si alguno sin darse cuenta tocare cosa inmunda, sea el cadáver de una fiera inmunda, o el cadáver de un animal doméstico, o el cadáver de un reptil inmundo, se hace inmundo y culpable él mismo.

3 O si tocare, por inadvertencia, cualquier inmundicia de hombre, con la que uno se puede contaminar, tan pronto como llegue a saberlo, será reo de culpa.

4 O si alguno con sus labios jurare inconsideradamente hacer mal o hacer bien, en una de esas cosas en que los hombres suelen jurar inconsideradamente, y no se da cuenta, tan pronto como llegue a saberlo, se hará culpable de la cosa respectiva.

5 Quienquiera que fuere culpable de una de estas cosas, confesará aquello en que ha pecado;

6 y para expiación del pecado cometido ofrecerá a Yahvé una hembra del ganado menor, oveja o cabra, como sacrificio por el pecado; y el sacerdote hará por él expiación de su pecado.

7 Cuando sus recursos no alcancen para una oveja, presentará a Yahvé, como sacrificio por su pecado, dos tórtolas o dos palominos, uno como sacrificio por el pecado y otro en holocausto.

8 [742] Los llevará al sacerdote, quien ofrecerá primero el que se ofrece por el pecado. Con las uñas le retorcerá la cabeza cerca del cuello sin arrancarla.

9 Y derramará parte de la sangre del sacrificio expiatorio contra la pared del altar; y lo restante de la sangre la hará gotear al pie del altar, pues es sacrificio por el pecado.

10 Luego ofrecerá el segundo en holocausto, conforme al rito. Así el sacerdote le expiará por el pecado cometido y éste le será perdonado.

11 Si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas o dos palominos, presentará, como ofrenda suya por el pecado, la décima parte de una efa de flor de harina en sacrificio expiatorio. No añadirá aceite, ni echará sobre ella incienso, porque es sacrificio por el pecado.

12 La llevará al sacerdote; y el sacerdote tomando de ella un puñado, para recuerdo, la quemará en el altar, encima de los sacrificios consumidos por el fuego en honor de Yahvé. Es sacrificio por el pecado.

13 Y el sacerdote hará expiación por él, por el pecado que cometió en alguna de aquellas cosas, y se le perdonará. Y (el resto) pertenecerá al sacerdote, como en oblación.”

El sacrificio por el delito

14 Y habló Yahvé a Moisés, diciendo:

15 [743]

“Si uno comete infidelidad y peca por inadvertencia contra las cosas santas que pertenecen a Yahvé, ofrecerá a Yahvé, como sacrificio por su delito, un carnero del rebaño, sin tacha, estimado según tu valuación en dos siclos, conforme al peso del Santuario.

16 Y restituirá lo que defraudó de la cosa santa, añadiéndole una quinta parte, y lo dará al sacerdote, el cual hará por él la expiación con el carnero del sacrificio por el delito y se le perdonará.

17 Quien pecare sin darse cuenta, haciendo algo prohibido por los mandamientos de Yahvé; será culpable y llevará su iniquidad.

18 Llevará al sacerdote, como sacrificio por el delito, un carnero del rebaño, sin tacha, según tu valuación; y el sacerdote hará expiación por el error que cometió sin saberlo, y se le perdonará.

19 [744] Es sacrificio expiatorio, pues pecó indudablemente contra Yahvé.”

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Levítico 6

Otros delitos

1 Y habló Yahvé a Moisés, diciendo:

2 “Quien pecare y cometiere infidelidad contra Yahvé, negando a su compañero (la devolución de) un depósito, o de una prenda puesta en sus manos, o de una cosa robada, o haciendo violencia a uno de su pueblo,

3 o hallare una cosa perdida y mintiere respecto de ella, jurando en falso, en una de las cosas en que los hombres suelen pecar;

4 cuando así pecare, haciéndose culpable, devolverá lo robado, o lo apropiado con violencia, o el depósito que se le confió, o la cosa perdida que halló,

5 o todo aquello sobre lo cual juró en falso. Lo restituirá íntegramente, con el recargo de una quinta parte, y lo devolverá a su dueño en el día de su sacrificio expiatorio.

6 [745] Y entregará al sacerdote para Yahvé, como sacrificio por su culpa, un carnero del rebaño, sin tacha, según tu valuación.

7 El sacerdote hará por él la expiación delante de Yahvé; y le será perdonada cualquier culpa en que haya incurrido.”

El sacrificio perpetuo

8 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

9 [746]

“Manda a Aarón y a sus hijos y diles: Ésta es la ley del holocausto: El holocausto estará en el altar sobre el fuego encendido toda la noche hasta la mañana, sin que el fuego del altar se apague.

10 El sacerdote se vestirá su túnica de lino y puestos sobre su carne los calzoncillos de lino, sacará las cenizas a que el fuego habrá reducido el holocausto sobre el altar, y las depositará al lado del altar.

11 Después se quitará los vestidos y se pondrá otros para llevar las cenizas fuera del campamento a un lugar puro.

12 El fuego arderá siempre en el altar sin apagarse; el sacerdote lo cebará con leña todas las mañanas, dispondrá encima el holocausto y quemará sobre él el sebo de los sacrificios pacíficos.

13 [747] Es un fuego que ha de arder perpetuamente sobre el altar, sin apagarse jamás.”

El rito de la oblación

14 “Ésta es la ley de la oblación. Los hijos de Aarón la presentarán delante de Yahvé, frente al altar.

15 El (sacerdote) tomará de la oblación un puñado de flor de harina con su aceite, y todo el incienso puesto sobre la oblación, y lo quemará en el altar, para recuerdo, como olor grato a Yahvé.

16 El resto de ella lo comerán Aarón y sus hijos; debe comerse sin levadura en lugar santo. En el atrio del Tabernáculo de la Reunión han de comerlo.

17 [748] No se la cocerá con levadura. Es la porción que Yo les doy de lo que se me ofrece para ser consumido por el fuego. Es cosa sacratísima, como el sacrificio por el pecado y como el sacrificio por el delito.

18 [749] Todos los varones de los hijos de Aarón comerán de ello. Es ley perpetua de generación en generación con respecto a las ofrendas hechas a Yahvé por el fuego. Todo el que las tocare quedará santificado.”

La oblación del Sumo Sacerdote

19 Y habló Yahvé a Moisés, diciendo:

20 “Ésta es la oblación que Aarón y sus hijos presentarán a Yahvé el día de su unción: la décima parte de un efa de flor de harina. Es oblación perpetua, la mitad por la mañana, y la mitad por la tarde.

21 Será preparada con aceite en la sartén; bien frita la ofrecerás; como oblación partida en trozos la presentarás como olor grato a Yahvé.

22 También el Sumo Sacerdote que le suceda de entre sus hijos, la ofrecerá. Y es precepto perpetuo de Yahvé que sea totalmente quemada.

23 Toda oblación de sacerdote será totalmente quemada; no se comerá.”

Rito del sacrificio por el pecado

24 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

25 “Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Ésta es la ley del sacrificio por el pecado: En el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Yahvé, será degollada también la víctima por el pecado. Es cosa santísima.

26 El sacerdote que ofrece la víctima por el pecado la comerá. La comerá en lugar santo, en el atrio del Tabernáculo de la Reunión.

27 Todo el que tocare esta carne será santificado, y si una gota de su sangre cayere sobre un vestido, lavarás en lugar santo la parte manchada por la sangre.

28 La vasija de barro en que haya sido cocida será quebrada; y si fuere cocida en vasija de cobre, se la fregará y lavará con agua.

29 Todos los varones de entre los sacerdotes podrán comer de ella. Es cosa santísima.

30 Más no se comerá ninguna víctima ofrecida por el pecado, cuando parte de su sangre haya de llevarse al Tabernáculo de la Reunión para hacer la expiación en el Santuario. Será quemada en el fuego.”

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Levítico 7

Rito del sacrificio por el delito

1 [750] Ésta es la ley del sacrificio por el delito. Es cosa santísima.

2 En el lugar donde se inmola el holocausto, será inmolada la víctima por el delito, y su sangre será derramada sobre el altar todo en derredor.

3 Se ofrecerá de ella todo el sebo, la cola, el sebo que cubre las entrañas,

4 los dos riñones, el sebo que los cubre, el que está sobre los ijares, y la telilla del hígado, que se cortará de junto a los riñones.

5 El sacerdote lo quemará sobre el altar, como sacrificio que se ofrece a Yahvé por el fuego. Éste es el sacrificio por el delito.

6 Todos los varones de entre los sacerdotes podrán comerlo; en lugar sagrado se lo comerá. Es cosa santísima.

7 El sacrificio por el pecado y el sacrificio por el delito se rigen por la misma ley. La víctima pertenece al sacerdote que hace la expiación con ella.

8 El sacerdote que ofrece el holocausto de una persona, se quedará con la piel de la víctima que haya ofrecido.

9 También toda oblación cocida al horno, y toda preparada en cazuela o en sartén, es del sacerdote que la ofrece.

10 Mas toda oblación amasada con aceite, o seca, será de todos los hijos de Aarón, en porciones iguales.”

Rito de los sacrificios pacíficos

11 [751] “Ésta es la ley del sacrificio pacífico que se ofrece a Yahvé.

12 Si se ofrece en acción de gracias, se ofrecerán, juntamente con el sacrificio de acción de gracias, tortas sin levadura amasadas con aceite, galletas ácimas untadas de aceite y tortas de flor de harina amasadas con aceite.

13 [752] Además de las tortas podrán ofrecerse como oblación, pan fermentado, juntamente con su sacrificio pacífico de acción de gracias.

14 Se presentará a Yahvé una porción de cada una de estas oblaciones, como ofrenda alzada, que corresponderá al sacerdote que derramare la sangre del sacrificio pacífico.

15 [753] La carne del sacrificio pacífico en acción de gracias será comida en el día de su oblación, sin dejar nada de ella para el día siguiente.

16 Si el sacrificio se ofrece en cumplimiento de un voto, o como oblación voluntaria, se comerá el día mismo en que fuere ofrecido, y lo que de él sobrare podrá comerse al día siguiente.

17 Más lo que de la carne del sacrificio quedare hasta el tercer día, será quemada.

18 Si alguno comiere de la carne de su sacrificio pacífico el día tercero; su sacrificio no será acepto; no se le computará al oferente del mismo; antes será abominación; y el que comiere de ella llevará su iniquidad.

19 La carne que tocare cualquier cosa inmunda no podrá comerse; será entregada al fuego. Mas la carne (incontaminada) cualquier persona pura podrá comerla.

20 [754] Quien, siendo impuro, coma carne del sacrificio pacífico presentado a Yahvé, será exterminado de entre su pueblo.

21 Y el que tocare cualquier cosa inmunda, por ejemplo, inmundicia de hombre, o bestia inmunda, o inmundicia de cualquier otra abominación impura, y luego comiere de la carne del sacrificio pacífico ofrecido a Yahvé, será extirpado de entre su pueblo.”

Prohibición de comer sebo y sangre

22 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

23 “Habla a los hijos de Israel y diles: No comeréis sebo de buey, ni de oveja, ni de cabra.

24 El sebo de animal muerto o destrozado (por fieras) podrá servir para cualquier uso, pero en modo alguno lo comeréis.

25 Porque todo aquel que coma sebo de animal que suele quemarse en honor de Yahvé, será extirpado de entre su pueblo.

26 Tampoco comeréis sangre, ni de ave, ni de cuadrúpedo, en ninguno de los lugares en que habitareis.

27 [755] Todo el que comiere cualquier clase de sangre, será extirpado de entre su pueblo.”

La porción de los sacerdotes

28 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

29 “Habla a los hijos de Israel y diles: Quien ofreciere a Yahvé su sacrificio pacífico, entregue a Yahvé una porción de su sacrificio pacífico.

30 [756] Con sus mismas manos ofrecerá lo que se ha de quemar en honor de Yahvé: presentará él mismo el sebo y el pecho; el pecho para mecerlo como ofrenda mecida ante Yahvé.

31 El sacerdote quemará el sebo del sacrificio en el altar, el pecho, empero, será para Aarón y sus hijos.

32 También daréis al sacerdote, como ofrenda alzada, la pierna derecha de vuestros sacrificios pacíficos.

33 Aquel de los hijos de Aarón que ofrezca la sangre de los sacrificios pacíficos y el sebo, tendrá la pierna derecha como porción.

34 [757] Pues Yo tomo de los sacrificios pacíficos de los hijos de Israel el pecho mecido y la espaldilla alzada, y se los doy al sacerdote Aarón y a sus hijos como derecho perpetuo de parte de los hijos de Israel.

35 Ésta es la porción de Aarón y la de sus hijos, que les corresponde de los sacrificios que se queman en honor de Yahvé, desde el día en que los constituyó sacerdotes de Yahvé.”

36 Por lo cual mandó Yahvé que los hijos de Israel les dieran esto desde el día en que los ungió, como derecho perpetuo de generación en generación.

Conclusión

37 [758] Tal es la ley del holocausto, de la oblación, del sacrificio por el pecado, del sacrificio por el delito, de la consagración y del sacrificio pacífico,

38 que Yahvé prescribió a Moisés en el monte Sinaí, el día en que mandó a los hijos de Israel que ofrecieran sus oblaciones a Yahvé en el desierto de Sinaí.

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Levítico 8

Consagración de Aarón y sus hijos

1 [759] Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

2 “Toma a Aarón, y con él a sus hijos, y también las vestiduras, el óleo de la unción, el becerro para el sacrificio por el pecado, los dos carneros, y el canasto de los ácimos;

3 [760] y reúne a toda la comunidad a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.”

4 Moisés hizo como Yahvé le había mandado, y se reunió la comunidad a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.

5 Y dijo Moisés a la asamblea: “Esto es lo que Yahvé ha ordenado que se haga.”

6 Entonces mandó Moisés que se acercaran Aarón y sus hijos y los lavó con agua.

7 Puso (sobre Aarón) la túnica, le ciñó con el cinturón y le vistió con el manto, poniéndole encima el efod, que le ciñó con el cinturón del efod para atárselo.

8 [761] Luego le puso el pectoral, en el cual depositó los Urim y Tummim.

9 [762] Colocó también la mitra sobre su cabeza y puso al frente de ella la lámina de oro, la diadema santa, como Yahvé había mandado a Moisés.

10 Después tomó Moisés el óleo de la unción y ungió la Morada, con todas las cosas que había en ella, para consagrarlas.

11 Con parte de él roció siete veces el altar y lo ungió con todos sus utensilios, como también la pila con su base, para consagrarlos.

12 Y derramando parte del óleo de la unción sobre la cabeza de Aarón, lo ungió para consagrarlo.

13 [763] Luego mandó Moisés que se acercaran los hijos de Aarón, a los cuales vistió con las túnicas, les ciñó el cinturón y les ató los turbantes, como Yahvé había mandado a Moisés.

14 Después hizo traer el becerro para el sacrificio por el pecado, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro del sacrificio por el pecado.

15 Moisés lo degolló; y tomando de la sangre la puso con su dedo sobre los cuernos del altar, todo en torno, para purificarlo del pecado. Después derramó la sangre al pie del altar; de esta manera lo consagró haciendo sobre él la expiación.

16 Tomó luego todo el sebo que cubre las entrañas, la telilla del hígado y los dos riñones con su sebo; y lo quemó Moisés sobre el altar.

17 Más el becerro con su piel, su carne y sus excrementos, lo quemó fuera del campamento, como Yahvé había ordenado a Moisés.

18 Después hizo traer el carnero del holocausto, sobre cuya cabeza Aarón y sus hijos pusieron las manos.

19 Moisés lo degolló y roció con la sangre el altar por todos lados.

20 El carnero fue descuartizado, y Moisés quemó la cabeza, los trozos y el sebo;

21 y después de lavarlas en agua también las entrañas y las patas, de manera que Moisés quemó todo el carnero sobre el altar, como holocausto de olor grato, un sacrificio de combustión en honor de Yahvé, como Yahvé había mandado a Moisés.

22 Hizo luego traer el segundo carnero, el carnero de la consagración, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero.

23 [764] Moisés lo degolló, y tomando de su sangre la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el dedo gordo de su pie derecho.

24 Después hizo Moisés acercar a los hijos de Aarón, les untó con la sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el dedo gordo del pie derecho y derramó la sangre sobre el altar todo en derredor.

25 Tomó luego el sebo, la cola, todo el sebo que cubre las entrañas, la telilla del hígado, los dos riñones con su sebo y la espaldilla derecha,

26 sacó del canasto de los ácimos que estaba ante Yahvé, una torta de pan ácimo, una torta de pan de aceite y una galleta y las puso sobre el sebo y sobre la espaldilla derecha.

27 [765] Entregó todo esto en las manos de Aarón y en las manos de sus hijos, haciéndolo mecer como ofrenda ante Yahvé.

28 Recibiéndolo otra vez de manos de ellos Moisés lo quemó en el altar, encima del holocausto, como sacrificio de consagración, de olor grato, como sacrificio de combustión en honor de Yahvé.

29 Moisés tomó entonces el pecho y lo meció como ofrenda ante Yahvé; era ésta la porción del carnero de la consagración que tocaba a Moisés, como Yahvé había mandado a Moisés.

30 [766] Después tomó Moisés del óleo de la unción y de la sangre que había encima del altar y roció a Aarón y sus vestiduras, y a la vez a sus hijos y las vestiduras de sus hijos. Así consagró a Aarón y sus vestiduras, y con él a sus hijos y las vestiduras de sus hijos.

31 Y dijo Moisés a Aarón y a sus hijos: “Coced la carne a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. Comedla allí mismo como también el pan que está en el canasto de la consagración, respecto del cual yo he mandado diciendo: Aarón y sus hijos la comerán.

32 Lo restante de la carne y del pan lo quemaréis en el fuego.

33 Y no saldréis de la entrada del Tabernáculo de la Reunión por siete días, hasta el día en que se cumplan los días de vuestra consagración; porque siete días durará vuestra consagración.

34 Como se ha hecho hoy, así ha mandado Yahvé que se haga (los siete días) a fin de expiaros.

35 [767] Durante siete días os quedaréis día y noche a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, guardando el mandato de Yahvé para que no muráis, porque así me fue ordenado.”

36 Hicieron Aarón y sus hijos todo cuanto Yahvé había mandado a Moisés.

Comentarios de Mons. Straubinger

* I. Sobre las cuestiones introductorias véase la Introducción al Pentateuco.

* 5. Cf. Génesis 46, 26, donde resultaron sesenta y seis. Aquí se incluyen Jacob, José y sus dos hijos.

* 8. Un nuevo rey, esto es, una nueva dinastía que no se sentía vinculada a la casa de Jacob como los reyes hyksos que eran de raza asiática. Los egipcios abrigaban además el temor de que los israelitas fuesen un serio peligro en caso de guerra, ya que vivían en una región fronteriza.

* 11. Según Flavio Josefo los judíos edificaron para los Faraones las pirámides. Mas, en realidad, éstas son anteriores a la permanencia de Israel en Egipto. Ciudades almacenes, llamadas así porque servían para almacenar las provisiones. Pitom, más tarde Heroónpolis en las cercanías del canal de Suez, al oeste de Ismailía. La posición de Ramesés es todavía discutida. Flinders Petrie cree haberla encontrado en el Wadi Tumilat, unos treinta kilómetros al oeste del canal de Suez, mientras que otros la identifican con Zoan o Tanis. Son muy numerosas las construcciones de aquel tiempo, erigidas casi todas por Ramsés II (1292 1225 antes de Cristo).

* 15. Se mencionan sólo dos parteras, no porque fuesen las únicas de un pueblo tan numeroso, sino porque estas dos, temiendo a Dios más que al rey, no ejecutaron la injusta orden. Las parteras tenían que matar a los niños en el instante del nacimiento, para que sus madres creyesen haberlos dado a luz muertos.

* 21. Les dio numerosa prole; literalmente: les edificó casas. Expresión semejante encontramos en Deuteronomio 25, 9; Rut 4, 11 ss.; II Reyes 7, 11; III Reyes 2, 24.

* 2. “Cuando la madre de Moisés supo que iba a ser madre, tuvo que estremecerse. Lo que antes la había llenado de júbilo ahora la llenaba de espanto, pues sabía que esta vida que sentía despertarse es su seno estaba condenada a ser destruida. Pasó nueve meses de angustias, nueve meses de esperanza que la criatura fuera una mujer… pero fue un varón. Y lo vio tan lindo que no pudo convencerse que Dios se lo había dado para que fuera matado. Creyó, creyó contra toda esperanza como Abrahán (Romanos 4, 18) y al esconderlo tuvo la esperanza de que Dios lo salvara” (Hebreos 11, 23).

* 10. El nombre de Moisés es de origen egipcio y significa: “sacado del agua”, o, según otros “hijo”. El futuro caudillo fue instruido en todas las ciencias de los egipcios y llegó a ser poderoso en palabras y obras (Hechos 7, 22). La divina Providencia dispuso así, a fin de que la educación egipcia le sirviese para salvar al pueblo hebreo. San Pablo atribuye esta obra a la fe de Moisés, diciendo: “Por la fe, Moisés, siendo ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija del Faraón, eligiendo antes padecer aflicción con el pueblo de Dios que disfrutar de las delicias pasajeras del pecado, juzgando que el oprobio de Cristo era una riqueza más grande que los tesoros de Egipto” (Hebreos 11, 24-26).

* 12. Según San Agustín y Santo Tomás, Moisés obró ya como el libertador elegido por Dios. Lo mismo dice el Espíritu Santo por boca de San Esteban en Hechos 7, 24 s. No lo juzguemos, pues, con nuestro pobre criterio. Moisés fue elegido por Dios como se ve en el Salmo 105, 23. En el mismo Salmo, v. 30, se dice que Fineés aplacó a Dios con un acto que también parecería cruel a los hombres. Cf. Números 25, 7.

* 15. Lo supo el Faraón: “Parece que Moisés, siendo hijo adoptivo de una princesa, no tendría tanto que temer de su hazaña; pero desde su adopción eran pasados cuarenta años y las cosas podían haber cambiado mucho en la corte. Además, la Providencia le llevaba por caminos ocultos a la realización de sus altos destinos” (Nácar-Colunga). Madián, región del desierto, situada entre la península de Sinaí y Arabia, al norte del golfo de Akaba. Los madianitas eran hijos de Abrahán y de su segunda mujer, Keturá.

* 18. Ragüel, llamado Jetró en 3, 1, era príncipe y sacerdote a la vez, como Job y Melquisedec. Ragüel significa “pastor de Dios”, esto es, sacerdote; Jetró significa “excelencia”. Uno de los dos nombres debe ser un título.

* 21. La permanencia en el desierto de Sinaí fue para Moisés el mejor medio de formación práctica, un complemento provechoso de la educación intelectual recibida en Egipto. Un caudillo como él, no sólo necesitaba conocimientos intelectuales, sino también, y más aún, las virtudes que se adquieren en el desierto: intrepidez, valentía, sagacidad en los peligros, abnegación. La vida oculta de Moisés es figura de la vida oculta de Cristo.

* 22. La Vulgata agrega a este versículo una noticia relativa a otro hijo de Moisés.

* 25. Los reconoció como suyos, es decir, se apiadó de ellos. Cf. 4, 22 y nota.

* 1. Jetró, llamado Ragüel en 2, 18. Véase allí la nota que explica los dos nombres. Horeb: otro nombre del monte Sinaí, situado en la parte sur de la península del mismo nombre.

* 2. Sobre el Ángel de Yahvé véase Génesis 48, 15 s. y nota. De los dos términos “Yahvé” y “Ángel de Yahvé” este último designa a Yahvé en cuanto se manifiesta; aquél, en cambio, a Dios como el Ser absoluto. La Vulgata traduce aquí: “el Señor”, en vez de “el Ángel de Yahvé”. Cf. Hechos 7, 30.

* 5. Muchos pastores conocían esa zarza en el desierto, pero únicamente Moisés vio en ella al Ángel de Yahvé. Es porque Moisés se había acostumbrado a vivir retirado del mundo, meditar en Dios y confiar en Él en todos los trances de su destierro. Dios ama a los que aman la soledad; por eso los grandes profetas del Antiguo Testamento, el Precursor y el mismo Jesús buscaban la soledad para estar con Dios. Santa Teresa opina que Moisés no escribió todo lo que vio en la zarza, sino solamente lo que quiso Dios que dijese; y cree la Santa que “si no mostrara Dios a su alma secretos con certidumbre, para que viese y creyese que era Dios, no se pusiera en tantos y tan grandes trabajos; mas debía entender tan grandes cosas dentro de los espinos de aquella zarza, que le dieron ánimo para hacer lo que hizo por el pueblo de Israel” (Moradas VI, 4, 7). En la zarza ven los Padres una figura de la Virgen Santísima: “Así como esta zarza hace resplandecer el fuego y no se quema, así la Virgen María ha dado al mundo la luz, sin perder la virginidad” (San Gregorio de Nisa). Lo mismo expresa la Liturgia en el Oficio de la Virgen: “En la zarza que Moisés vio que no se quemaba, reconocemos tu virginidad digna de todo elogio”.

* 6. El Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob: En esta triple enumeración ven algunos Padres revelado el misterio de la Trinidad. En Abrahán ve San Buenaventura la figura del Padre; Cristo es figurado por Isaac, que llevaba al cuello la leña, figura de la cruz; el Espíritu Santo, por Jacob, fecundo en procrear, pues el Espíritu es el que en la Creación fecunda las aguas. Cf. Génesis 1, 2; 18, 2; 19, 1 y notas.

* 11. Lo mismo dijeron Jeremías (Jeremías 1, 6), y otros profetas. Esta hermosa desconfianza de sí mismo es lo que atrae sobre los pequeños la predilección de Dios, que elige a los débiles para confundir a los fuertes. Véase I Corintios 1, 19-31.

* 12. Serviréis a Dios en este monte: Se trata de una señal futura como en Isaías 7, 14. El sentido es: “Verás de una manera evidente la verdad de lo que digo, en el día en que me ofrezcas un solemne sacrificio en este mismo monte”.

* 14. El nombre que Dios adopta para manifestarse es en hebreo Yahvé, que quiere decir: El que es, el Ser por excelencia, el “ens a se”, el Eterno. No hay nombre que signifique mejor la pre excelencia absoluta de Dios sobre todos los seres creados. El nombre de Yahvé no era completamente nuevo, encontrándose ya el mismo concepto de Dios en el nombre “El viviente y que me ve” (Génesis 16, 14). De ese nombre de Dios se han descubierto recientemente formas arcaicas: Yahu, Yah, Yo (esta última forma parte del nombre de Jocábed, madre de Moisés). Véase también Apocalipsis 11, 17; “Que eres, que eras y que has de venir”. Los judíos no se atrevían a pronunciar el majestuoso nombre, por lo cual ponían las vocales de Adonai (Señor) bajo las consonantes de Yahvé, el “Tetragrámmaton”, pronunciándolo como Adonai, procedimiento que en el siglo XIV d. C., cuando ya no se conocía la razón de la vocalización, dio lugar al nombre de Jehová, el cual no es más que Yahvé con las vocales hebreas de Adonai. En el Nuevo Testamento, con el envío de su propio Hijo, el Verbo Amor, Dios nos reveló su nombre de Padre, del cual nos dice Jesús: Dios es caridad” (I Juan 4, 8). Cf. Juan 17, 26.

* 22. Despojando así a los egipcios, como tomando despojos en justa guerra a los enemigos y no cometiendo hurto (Santo Tomás). Véase 12, 36 ss. Dios era perfectamente dueño de hacer, sin dar cuenta a nadie, cuanto le dictaba su infinita sabiduría Cf. Salmo 104, 14 y 44; 135, 17 ss.; Sabiduría 10, 15.

* 10. No desde ayer ni desde anteayer: modismo hebreo que quiere decir: desde hace mucho tiempo.

* 13. Te ruego que mandes, etc. La respuesta de Moisés quiere expresar: manda a quien quieras, pero prescinde de mí. Aquel que has de mandar: En sentido típico los santos Padres explican estas palabras al Mesías, quien es el Enviado por excelencia.

* 16. Él hablará por ti, es decir, como tu representante. De aquí viene la palabra “profeta”, que etimológicamente significa a aquel que “habla en lugar de otro”. Véase 7, 1, donde Aarón es llamado profeta.

* 21. Endureceré su corazón: Así habla Dios y no tengamos miedo de que Él peque. Pues, “de quien Él quiere tiene misericordia, y a quien quiere lo endurece” (Romanos 9, 18). Dios habría podido castigar al Faraón de mil maneras, pero prefirió castigarle “negando la misericordia”, como dice San Agustín. Semejante castigo cayó, según San Pablo, sobre aquellos que Dios “entregó a la inmundicia en las concupiscencias de su corazón” (Romanos 1, 24); lo cual, como observa Santo Tomás, no hizo empujándolos al mal, sino abandonándolos, retirando de ellos su gracia. Por esta misma razón pedimos en la sexta petición del Padrenuestro: “Y no nos dejes caer (literalmente: no nos introduzcas) en la tentación” (Mateo 6, 13). Cf. 9, 12; Jueces 9, 23; Salmo 80, 13 y notas.

* 22. El primogénito, no por propia virtud sino por la libérrima voluntad de Dios, que eligió a Abrahán para hacerlo padre de un pueblo escogido (cf. 19, 5; Deuteronomio 14, 1). Es a la voluntad del Señor a la que sí debe la elección de Israel como predilecto de entre todos los pueblos, pues es Él quien lo redime de la esclavitud de Egipto con brazo extendido (Éxodo 6, 6); y ellos forman su Reino, aunque la historia de su caída, que aún perdura, es otro ejemplo terrible, como el de Esaú, que renunció a los dones espirituales y por eso es llamado “profanador” (Hebreos 12, 16).

* 24 ss. La Biblia es el libro de los misterios divinos. Uno de esos misterios es la circuncisión que Dios impuso a Abrahán como marca de la Alianza y que como vemos aquí, Moisés descuidaba en su propio hijo. De ahí la venganza divina, a la cual Moisés escapó sólo por la prudencia de su mujer que circuncidó inmediatamente al hijo. La razón de la ira de Dios es evidente, pues un caudillo de Israel que no observaba la ley de la circuncisión, el sello del pacto con Dios, era algo imposible. No menos misterioso es el rito de tocar las piernas (del marido) y las palabras de la mujer: Tú eres para mi un esposo de sangre. Con la sangre del hijo redime Seforá a Moisés y subsana lo que faltaba a su matrimonio; es como si lo tomara de nuevo por marido, por lo que el texto hebreo dice literalmente “desposado”. Después de cumplir el rito de la circuncisión Yahvé soltó a Moisés, el cual pudo volver a Egipto para hacerse cargo de su misión.

* 2. He aquí los primeros indicios del endurecimiento del Faraón (cf. 4, 21 y nota); la incredulidad y soberbia. “Todo soberbio, dice San Bernardo, se hace superior a Dios. Dios quiere que se haga su voluntad, y el soberbio quiere que se haga la suya propia” (Serm. IV in Vig. Nat.). Ese endurecimiento causará al Faraón y a todo su pueblo una larga serie de castigos (cap. 7 ss.).

* 3. Camino de tres días: Según Flinders Petrie, es un término técnico, que los egipcios usaban para decir: dirigirse a la península de Sinaí. Cf. 8, 27.

* 7. La paja servía para mezcla con el barro, lo que daba más consistencia a los ladrillos. La crueldad consiste en que los israelitas, a pesar de perder mucho tiempo en buscar paja, tenían que hacer la misma cantidad de ladrillos que antes.

* 16. Siendo tu propio pueblo el que tiene la culpa, es decir, los egipcios. La Vulgata traduce: y se obra injustamente contra tu pueblo, refiriéndose a los hebreos. Los escribas hebreos quieren decir: no se nos da el material necesario, nos tratan con golpes, y además nos echan la culpa a nosotros.

* 2. Yahvé: La Vulgata dice: Adonái (el Señor), siguiendo probablemente un manuscrito que decía Adonái en vez de Yahvé. Sobre esta costumbre véase 3, 14 y nota.

* 3. Es muy interesante esta explicación de Dios sobre el uso de su nombre. Los modernos racionalistas encuentran una contradicción entre este pasaje y el texto masorético del Génesis, donde se ve que los patriarcas usaban el nombre de Yahvé (Génesis 4, 26; 9, 26; 15, 7 y 8). Los antiguos, que conocían el texto sagrado mejor que nosotros, no veían ninguna contradicción. Evidentemente quiere Dios destacar aquí el carácter exclusivo que este nombre tendrá en adelante para los israelitas, después de haberles Él explicado su verdadero significado en 3, 14. Cf. Génesis 2, 4 y nota.

* 7. Es la adopción solemne de Israel como pueblo de Dios (cf. 4, 22), en forma de adopción colectiva, no de cada alma individualmente como en el Nuevo Testamento, donde la adopción de hijo de Dios se realiza por la inserción vital en Jesús (véase Éfeso 1, 5 y nota). Es ésta una de las principales particularidades del Reino de Dios del Antiguo Testamento. Nácar-Colunga caracteriza este versículo muy acertadamente en una nota que dice: “Dos cosas encierra este versículo: Las relaciones entre Yahvé y su pueblo, y el conocimiento experimental que el pueblo debe tener de la protección de su Dios. En estos dos quicios gira la historia de Israel. Por eso estas ideas se hallan repetidas en los profetas hasta el Apocalipsis de San Juan (21, 3)”.

* 12. Incircunciso de labios: Los hebreos tomaban a menudo el vocablo “incircunciso” en sentido metafórico: defectuoso, imperfecto, impuro (cf. v. 30; 4, 10). Véase Deuteronomio 10, 16; Hechos 7, 51 y notas.

* 14. La genealogía que sigue tiene por objeto dar a conocer el abolengo de Moisés y Aarón como futuros jefes del pueblo; por eso no abarca todas las tribus de Israel.

* 20. Su tía: Vulgata y Setenta dicen: su prima hermana.

* 1. Moisés es constituido en dios del Faraón, esto es, juez. Cf. 4, 16; donde la palabra “dios” se usa en el mismo sentido. Tu profeta: tu representante, el que habla en lugar tuyo.

* 3. Yo endureceré. Véase 4, 21 y nota.

* 11. La tradición judía, citada por San Pablo en II Timoteo 3, 8, ha conservado los nombres de dos de los hechiceros; Jannes y Mambres. Sus prácticas pueden explicarse como prestidigitación, sin excluir los influjos del demonio.

* 14. Sobre esta primera plaga véase Sabiduría 11, 5 ss. El fin de las plagas era acreditar a Moisés ante el Faraón y convencer a éste de que el Dios de Israel era más poderoso que los dioses de Egipto. Una vez convencido, tendrá que dar libertad a los israelitas. No obstante, Dios tuvo que mandar diez plagas tremendas para ablandar el corazón endurecido del rey. ¿No es ésta también nuestra actitud ante Dios, que es Padre lleno de amor y misericordia? ¿Creemos con fe viva y operante que Él no se complace en hacernos sufrir sino que cuando nos hace sufrir alguna aflicción en la carne o en el espíritu, lo único que busca, es nuestro bien espiritual? Cuando nos alejamos de Jesús, que es la Vida, el Padre se ve obligado a enviarnos la prueba del dolor, para evitarnos males mayores. ¡Ay del que huye de esta amorosa corrección paterna (Hebreos 12, 6 ss.)!: Porque Dios nos ama con celos (Santiago 4, 5) y es terrible para el que desprecia su gracia (Hebreos 10, 30 s.).

* 25. Quiere decir que esta plaga duró una semana entera.

* 1 ss. En este capítulo corresponden los versículos 1-11 a los versículos 5-15 de la Vulgata, los versículos 12-15 a los versículos 16-19 y los versículos 16-28 a los versículos 20-32.

* 10. Para San Agustín, las ranas son una imagen de los hombres locuaces, especialmente de los herejes, faltos de sabiduría, que hacen mucho ruido e infectan con su mal olor a todo el mundo.

* 12. Esta tercera plaga, la de los mosquitos, perdura en cierta manera hasta hoy y parece imposible deshacernos de ella. Es de notar que la Palestina antigua, según parece, no era molestada por este insecto, mientras que hoy día es también una plaga para Tierra Santa.

* 15. El dedo de Dios: el poder de Dios; según San Agustín, el Espíritu Santo. (Cf. “Digitus paternae dexterae” en el himno “Veni Creator Spiritus”). Esta expresión (en latín: Digitus Dei est hic) ha pasado a ser un proverbio en el lenguaje cristiano, para indicar la intervención evidente de la Providencia.

* 17. Tábanos: Algunos traducen: escarabajos.

* 22. Llama abominación a los animales que los egipcios adoraban supersticiosamente, así corno la Biblia generalmente da el nombre de abominación a los ídolos paganos (cf. Deuteronomio 18, 9; 29, 17; III Reyes 4, 24; IV Reyes 21, 11, etc.). Los egipcios daban culto precisamente a aquellos animales que los israelitas tenían que ofrecer a Yahvé (toro, vaca, carnero).

* 6. Todo el ganado: “No se ha de entender esto en sentido absoluto, pues en seguida narrará el autor sagrado que muchos animales perecieron por el granizo” (Heinisch). Cf. v. 19 ss.

* 12. Yahvé endureció el corazón del Faraón. Véase 4, 21 y nota. No quiere decir que el hombre no tenga libre albedrío, sino que el rey, abusando de la libertad que Dios le había dado, se obstinó, y mereció que Dios le castigase con endurecimiento y ceguedad de corazón. “Terrible escarmiento y ejemplo espantoso del estado deplorable de un alma a quien Vos, Dios mío, abandonáis y dejáis en las manos de su consejo; y a quien no ablandan vuestros castigos, ni mueven vuestras misericordias” (San Agustín). San Pablo explica este estado del alma en II Tesalonicenses 2, 10-12, donde habla de “los que han de perderse en retribución de no haber aceptado para su salvación el amor de la verdad, por lo cual Dios les manda poderes de engaño”. Véase allí la nota.

* 16. Para que sea celebrado mi nombre: Otra lección: para que Yo muestre en ti mi poder. Así cita San Pablo este pasaje en Romanos 9, 17.

* 22 ss. Véase la descripción de esta plaga en Sabiduría 1«, 16 ss.

* 27. Yahvé es el justo: Notable confesión de un pecador tan empedernido, que endurece su corazón con cada nuevo milagro que Dios le muestra para convertirse. Si Dios es justo ¿por qué sigue rehusando obedecerle? “Es fácil temer la pena, pero esto no es temor de Dios” (San Agustín). Rechazar las obras evidentemente divinas y obstinarse en la senda del mal, es, según San Atanasio y San Ambrosio, pecar contra el Espíritu Santo; pues estas obras de la bondad y santidad de Dios son un don especial del Espíritu Santo. Cf. Mateo 12, 31, donde Jesús declara que tal pecado no se perdona.

* 2. Las grandes cosas que Yo hice en Egipto: Texto diversamente traducido. Los Setenta vierten: cuántas veces me he burlado de los egipcios. Vulgata: cuántas veces he desmenuzado a los egipcios.

* 10. Sea Yahvé con vosotros: Tiene sentido irónico en boca del Faraón que no pensaba en dejarlos salir.

* 13. El viento solano, o sea el viento del Este. Según los Setenta sería el viento sur.

* 15. Véase Sabiduría 16, 9. El profeta Joel describe una plaga semejante (Joel 1, 1 ss.; 2, 2 ss.). Cf. también Apocalipsis 9, 7.

* 21. Véase Sabiduría 17, 2 ss.

* 27. La obstinación del Faraón nos debe servir de escarmiento. Tantas veces ha prometido dejar salir al pueblo, pero pasada la plaga, se endurece cada vez más su corazón. Así también el pecador que resiste al llamamiento de la gracia, no sólo sigue en el pecado, sino que al fin pierde la gracia de convertirse. Dios puede perdonar y perdona todos los pecados, con tal que el pecador tenga un arrepentimiento sincero, pero no perdona y no puede perdonar a los que no quieren ser perdonados. Véase 9, 27 y nota.

* 29. La tierra es de Yahvé: Cf. 19, 5; Job 38, 6: Salmos 23, 2; 103, 9; 135, 6.

* 2. Véase el cumplimiento en 12, 36. Sobre el carácter de este pedido véase 3, 22 y nota.

* 3. Es el mismo Espíritu Santo quien prodiga a Moisés este elogio. Cf. Deuteronomio 34, 10. Estos grandes santos del Antiguo Testamento han de ser también objeto de nuestra devoción, como nos enseña la Iglesia al invocar en las letanías de los Santos a todos los santos Patriarcas y Profetas.

* 5. Los molinos de mano se componían de dos pequeñas piedras, la de abajo fija, y la de arriba móvil y provista de un asidero, mediante el cual las esclavas le daban vuelta para moler el trigo.

* 7. Ni siquiera ladrará un perro; a la letra: aguzará su lengua. “Este detalle del perro mudo es para dar a entender a los israelitas que no padecerán la menor molestia en personas ni animales, pues reinará entera paz en su salida de Egipto” (Bover-Cantera).

* 8. Esta profecía de Moisés se cumplirá muy pronto. Véase 12, 31 y 33.

* 1. Este mes: el mes de Abib o Nisán (marzo-abril), en contraposición a la costumbre que observaban, al parecer, hasta entonces, de comenzar el año nuevo en otoño.

* 5. Véase Levítico 22, 17-25.

* 8. Panes ácimos: panes sin levadura. El pan sin levadura era un símbolo de la pureza de costumbres y recordaba al pueblo que era un pueblo santo y debía estar libre de corrupción moral. La levadura simboliza el pecado, los ácimos la sinceridad y verdad (I Corintios 5, 8). “La razón principal que hacia proscribir el pan fermentado durante la octava de Pascua y en las ofrendas, era que la fermentación es una manera de putrefacción” (Vigouroux). Este concepto que se encuentra en todo el Antiguo Testamento, arroja luz sobre el significado del fermento en las parábolas de Jesús (Mateo 13. 33). ya que el Nuevo Testamento toma su terminología del Antiguo. Hierbas amargas: “La pascua de Cristo se come con ingredientes amargos”, dice San Jerónimo, y añade: “En las cosas de Dios no puede haber mero deleite; no le agrada dulzura alguna que no vaya sazonada con un gramo de austera verdad”.

* 11. El cordero pascual es imagen del Cordero de Dios inmaculado que quiso sacrificarse en la cruz y se nos ofrece por alimento en la Eucaristía. Como el cordero pascual libró a los israelitas del Ángel exterminador que traía la muerte, así Jesucristo nos rescató del poder del diablo y de la muerte eterna. De ahí que en el Nuevo Testamento Jesús sea llamado «Cordero» (Juan 1, 29; I Corintios 5, 7). El cordero pascual era un sacrificio real, una combinación de sacrificio pacifico y sacrificio por el pecado. Así también Cristo murió por nosotros como un sacrificio de pecado en la Cruz, y se nos da como oblación de paz en la Eucaristía. Cf. v. 46 y nota. Ceñidos, etc.; listos para marchar, porque para el viaje solían ceñir la túnica con un cinturón (véase Lucas 12, 35). Pascua, del hebreo Pesach, que significa “paso” (del Ángel exterminador).

* 15. Será exterminado: Véase v. 19 y Génesis 17, 14. Era la pena más grave, que perseguía también el fin profiláctico de impedir el contagio del resto del pueblo.

* 22. La aspersión de las puertas con sangre, no se hace sólo para distinguir las casas israelitas de las egipcias; tiene, además, carácter expiatorio, porque el cordero pascual es tipo del sacrificio de Jesucristo (I Corintios 5, 7). En el tazón: La Vulgata vierte en el umbral.

* 29. Esta última plaga que descargó sobre Egipto, fue más terrible que las otras de modo que el Faraón no solamente permitió la salida de los israelitas, sino que los expulsó en toda forma (v. 31). En esto se manifiesta que Dios es más fuerte que los fuertes del mundo y cómo al fin siempre sale con la suya (Lucas 1, 51 s.).

* 36. Cf. 3, 22; 11, 2 y notas.

* 37. Sobre Ramesés véase 1, 11 y nota. Sucot parece ser el nombre hebreo de Pitom (1, 11) o de una -ciudad vecina que se llamaba Teku. Seiscientos mil: ¿Es esta una cifra aritmética, o simbólica, a la manera de otros muchos números de la Biblia? ¿Se trata tal vez de una interpolación de los copistas? Hummelauer reduce el número a 6.000. Otros buscan la solución en una falsa interpretación de una sigla antigua, fundada en el sistema asirio-babilónico sexagesimal. Algunos recurren al expediente de dar otro sentido a la palabra hebrea “mil” (élef), pues este mismo vocablo significa también grupo, de manera que se puede traducir 600 grupos (en vez de 600.000). Sea lo que fuere, hasta que se aclare el asunto, hemos de tomar las cifras en su valor aritmético, pero parece ser éste uno de los puntos de los cuales dice el Papa Pío XII en la Encíclica “Divino Afflante” que necesitan nuevo estudio de parte de los intérpretes católicos.

* 38. Mucha gente de toda clase. Otra traducción: una turba de gente, es decir, esclavos, refugiados y pobres de otros pueblos. Cf. Números 11, 4; Levítico 24, 10 s.

* 40 s. Según Génesis 15, 13 y Hechos 7, 6 solamente 400 años, tal vez como cifra redonda. En los 430 años está incluida la estancia de Abrahán, Isaac y Jacob en Canaán. Lo mismo vale decir de Gálatas 3, 17. En cuanto al éxodo, este aconteció, según algunos, hacia el 1440 a. C. durante el reinado de Amenofis II (1448-1420). Con esta fecha concuerdan las cartas de Tell el-Amarna, escritas alrededor del año 1400 a. C. que hablan muchas veces de los “chabirí” (hebreos) como invasores de Canaán, precisamente en aquella época, si bien su identidad con los hebreos sigue discutida. Actualmente los exégetas, y especialmente los egiptólogos, se inclinan a fijar la salida de los israelitas en el siglo XIII, o sea, doscientos años más tarde, bajo el reinado de Merneptah (1225-1215) o Ramsés II (1292-1225). Así Vincent, Mallon, Sanda, Ricciotti. Las escuadras de Yahvé (y. 41), o sea, el ejército de Yahvé: el pueblo de Israel, llamado así porque Dios era su caudillo. Cf. v. 51.

* 46. La orden dada por el Señor de no quebrantar los huesos completa el simbolismo del cordero pascual como figura de Jesucristo, al cual no se le quebró ningún hueso (Juan 19, 31-37). Véase Números 9, 12; Salmo 33, 21.

* 2. Los primogénitos son propiedad de Dios; esta idea es antiquísima en la humanidad, y se establece expresamente como ley en el v. 1 de este capítulo. No obstante ello, Dios no quiere el sacrificio de los primogénitos, como algunos pueblos paganos creían, sino solamente su rescate. La obligación de consagrar los primogénitos a Dios se compensaba por una ofrenda de dinero (cinco siclos de plata). Este rito había de cumplirse de generación en generación y te cumplió también en Jesús (Lucas 2, 28). Cf. Levítico 27, 26; Números 8, 16 s. Desfilaba, pues, por decirlo así, una procesión perenne de primogénitos delante del Señor, representantes de todo el pueblo, que así reconocía perfectamente el señorío de su Dios, quien “exigía este tributo particularmente a los varones, para hacerse reconocer como jefe de todas las familias de Israel y para que en las personas de los primogénitos, que representaban el tronco de la casa, todos los demás niños fuesen consagrados a su servicio. De suerte que por esta ofrenda los primogénitos eran separados de las cosas comunes y profanas y pasaban a la categoría de las cosas santas y consagradas” (Bossuet, Sermón sobre la Purificación de María).

* 4. En el mes de Abib: Véase 12, 2 y nota.

* 9. De ahí la costumbre de los judíos de ceñir a la frente y a la mano izquierda cedulitas o filacterias conteniendo palabras de la Ley. Cf. Números 15, 38; Deuteronomio 6, 8; 11, 18 ss.; 22, 12; Mateo 23. 5.

* 17. Si hubieran tomado el camino de la costa hacia el país de los filisteos, éstos los habrían derrotado; y desalentados habrían vuelto a Egipto. “Esta es la imagen de lo que hace Dios con un alma en los principios de su conversión. Ve que acaba de entrar en una nueva vida, y que es todavía flaca; por lo que no permite que sea tentada, sino de manera que pueda fácilmente resistir a la tentación haciendo que salga de ella con ventaja y aprovechamiento” (Scío).

* 19. Véase Génesis 50, 25.

* 20. No se conoce la situación de Etam. Los modernos creen que corresponde al nombre egipcio Khetam, que significa fortaleza.

* 21 s. Yahvé iba al frente de ellos. En 14, 19 se llama al conductor divino Ángel de Yahvé. Cf. Génesis 16, 7; 28, 10-19; 31, 11 y notas. La columna de nube, que de noche era columna de fuego, es otro gran misterio del Antiguo Testamento. Según San Judas, se esconde en ella el Verbo eterno, el Enviado — pues esto significa Ángel — del Padre que rescató al pueblo de la esclavitud de Egipto (Judas v. 5) y lo acompañó en la columna de nube hasta su entrada en la tierra prometida. Se descorre aquí por un momento el velo que en el Antiguo Testamento cubre la actividad del Verbo, “sin el cual nada se hizo de lo que ha sido hecho” (Juan 1, 3). Cf. Salmo 77, 14; 104, 39; Sabiduría 10, 17; 19, 7; I Corintios 10, 1; Col. 1, 16. Esta explicación no es moderna, sino antigua. La presenta San Isidoro en la Pequeña Defensa de la Fe, cap. 1, y la sostienen Eusebio y otros Padres. Según esta opinión, el que desde el comienzo de la creación se aparecía a los hombres, revestido de la apariencia humana, no era el Padre o el Espíritu Santo sino el Hijo. San Isidoro dice, p. ej. en el lugar citado, refiriéndose a Éxodo 23, 20: “¿Quién es este Ángel a quien Dios entrega su potestad y su nombre? ¿Alguna otra potestad angélica? Esto es imposible creer; porque ¿quién hay en el cielo que pueda igualarse con el Señor? ¿Quién entre los hijos de Dios es semejante a Él? (Salmo 88, 7). Pues el que no se le iguala en la naturaleza no podrá tampoco igualársele en el nombre. Es, pues, este el mismo Hijo, que fue enviado por el Padre y que se aparecía visiblemente a los hombres” Cf. 17, 6; 23, 20 y notas.

* 2. Fihahirot, Migdol y Baalsefón, tres ciudades que hasta ahora no han sido identificadas con precisión. De ahí que tampoco se pueda determinar con seguridad el lugar donde los israelitas cruzaron el mar.

* 11. Véase 17, 3. Lo que más duele a Dios es este constante desconocimiento de sus bondades. Los Salmos 104-106 nos dan un compendio de las maravillas que el Señor obró por su pueblo. Cualquiera de nosotros que mirando hacia atrás repase su vida, puede comprobar lo mismo: un sinnúmero de favores del Padre celestial y la constante ingratitud nuestra.

* 14. Yahvé peleará por vosotros: “Cuando el pueblo de Israel vio acercarse a los egipcios que eran más numerosos y más fuertes, más poderosos y mejor armados que él, cuando vio que ni siquiera podía huir porque el camino le estaba cerrado, cuando en su desesperación y en su impotencia se dirigió a Moisés, éste le dijo: “Yahvé peleará por vosotros”. Es una palabra dicha también para nosotros cuando nos vemos en peligro. Quisiéramos vencer, salir victoriosos con fuerzas propias, pues esto halaga a nuestra vanidad. Y si el enemigo nos vence, estamos dispuestos a creer en su omnipotencia, en la omnipotencia del mal. Triunfa así otra vez la vanidad. Hoy en día se habla tanto de la infancia espiritual… Quién ha visto jamás que un niñito en caso de peligro quiera pelear con el enemigo. ¿No se echa acaso confiadamente en los brazos siempre abiertos de su padre y espera, quedo, que él pelee y venza al enemigo?» (Elpis). Véase Salmo 117, 12.

* 20. “Admirable cosa es que siendo tenebrosa se alumbra la noche para dar a entender que la fe, que es nube oscura y tenebrosa para el alma (la cual es también noche, pues en presencia de la fe, de su luz natural queda privada y ciega) con su tiniebla alumbra y da luz a la tiniebla del alma, porque así convenía que fuese semejante el maestro al discípulo” Cf. San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, II. 3, 3).

* 22. Sobre el lugar donde los israelitas pasaron el mar, hay varias hipótesis: una opta por el brazo del Mar Rojo al sur de la actual ciudad de Suez, pero tropieza con la dificultad de que este lugar está muy lejos del camino hasta ahora seguido por los israelitas. Otra prefiere los Lagos Amargos situados a unos 30 kilómetros al norte de Suez y muy cerca del campamento de Israel. El Gran Lago Amargo formaba entonces —así dicen los propugnadores de esta hipótesis— parte del Mar Rojo y tenía una anchura de 12-15 kilómetros Una tercera hipótesis localiza el paso de los israelitas en la región del lago Timsah, situado al norte de los Lagos Amargos, a unos 70 kilómetros al norte de Suez. Una cosa queda indiscutible, y es el carácter milagroso del paso del Mar Rojo. “Estos acontecimientos han quedado grabados en el espíritu de los israelitas. A través de la historia, los legisladores, los profetas, los salmistas y los sabios tienen presentes los portentos de la salida de Egipto y especialmente el paso del Mar Rojo, y unas veces cantan las alabanzas de Dios libertador, y otras recuerdan al pueblo sus favores y protección, para moverle al agradecimiento y al cumplimiento de su Ley” (Nácar-Colunga).

* 31. San Pablo, los santos Padres y la Liturgia ponen el paso del Mar Rojo en paralelo con el santo Bautismo: “Porque no debéis ignorar, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos a la sombra de aquella nube, que todos pasaron el mar, y que todos, bajo Moisés, fueron bautizados en la nube y en el mar” (I Corintios 10, 1 y 2). Moisés, quien conduce a su pueblo por el mar y el desierto hacia la tierra prometida, es figura de Cristo, quien nos conduce a la verdadera tierra prometida.

* 1. Este cántico, que se reza en Laudes de jueves es una sublime acción de gracias en que Moisés tributa alabanzas a Yahvé por los grandes prodigios que hizo en el paso del Mar Rojo. Es a la vez un solemne reconocimiento del Reinado de Dios como lo expresa el versículo 18: “Yahvé reinará por siempre jamás”. “La Biblia, dice Donoso Cortes, contiene los modelos de todas las tragedias, de todas las elegías y de todas las lamentaciones; contiene también el modelo inimitable de todos los cantos de victoria. ¿Quién cantará como Moisés, del otro lado del Mar Rojo, cuando cantaba la victoria de Jehová, el vencimiento del Faraón y la libertad de su pueblo?” (Discurso sobre la Biblia).

* 8. Soplaron tus narices: Antropomorfismo. Significa el viento (cf. 14, 21), y metafóricamente la ira.

* 11. Entre los dioses: Se sobreentiende: los dioses paganos. La Vulgata vierte: entre los fuertes.

* 13. Con este versículo comienza la segunda parte del cántico que en general se toma como una descripción profética de la entrada y establecimiento del pueblo escogido en Palestina. La morada de tu santidad: el Sión con el Templo. Guiaste-condujiste, etc. Nótese el pasado en lugar del futuro, porque el profeta ve realizado ya lo que anuncia proféticamente.

* 17. Por el monte de tu herencia ha de entenderse el monte Sión, la ciudad de Jerusalén, y en sentido más amplio, todo el país de Canaán.

* 20. María, profetisa, es figura de la Virgen Santísima, tanto por el nombre como por su cooperación en la realización de los designios de Dios. En su himno sobre la salvación del pueblo israelita se puede ver una anticipación del Magníficat.

* 21. Es el primer versículo del cántico de Moisés (v. 1). Parece que María lo repite con el coro de las mujeres en forma de estribillo tras cada estrofa.

* 22. Sur, idéntico con Etam (13, 2; Números 33, 8). “La región en que penetraron los israelitas, salidos de Egipto, era la estepa, no propiamente el desierto. No era una extensión de arena sin límites; era más bien un territorio de configuración accidentada, baldío y deshabitado, árido en su mayor parte, pero no estéril, en el que aquí aparecía una fuente y allá un oasis” (Ricciotti, Historia de- Israel, núm. 237).

* 23 ss. Mará: tal vez idéntico con el actual Ayin Musa. Los Padres ven en este leño que endulzó las aguas amargas, un símbolo de la Cruz, que endulza las penas de esta vida, si nos unimos a las que Jesús padeció por nosotros. Cf. Eclesiástico 38, 4-6.

* 27. La ruta de Mará y Elim era la que seguían los egipcios para llegar a las minas del Sinaí. Elim suele identificarse con el Wadi Garandel, rica en agua y palmeras, a unos 75 kilómetros al sur de Mará. La palmera es la reina del desierto. Delitzsch, uno de los mejores conocedores del Oriente, dice de ella: “Nada cautiva tanto la vista como el encanto y la majestad de la palmera en el oasis, esta reina entre los árboles de la planicie con su orgullosa y alta diadema de hojas, con su mirada dirigida a las lejanías, la cara frente al sol su verdor y virtud vegetativa que constantemente se está renovando desde la raíz —un símbolo de vida en medio de un mundo de muerte”.

* 1. El desierto de Sin, situado entre Elim y el Sinaí, no puede localizarse exactamente. Unos lo buscan en el interior de la península de Sinaí; otros, en cambio, cerca del Mar Rojo.

* 3. Cada día: Dios quería que su pueblo viviese “al día” para mostrarles que el pan cotidiano venía de Él. Éste será también el sentido del “cada día” en la cuarta petición del Padre Nuestro (Lucas 11, 3; cf. Mateo 6, 11).

* 13. Las enormes bandadas de codornices no son cosa extraordinaria en aquella región. Todos los años, estas aves atraviesan la península de Sinaí para regresar al norte. Dios dirigió las bandadas de aves hacia el lugar donde acampaban los israelitas. Cf. Salmo 104, 40.

* 15. ¿Qué es esto? La Vulgata pone la palabra hebrea “manhú” y lo explica agregando: Esto quiere decir ¿Qué es esto? De “manhú” se formó la palabra de maná (v. 31). Hasta ahora han fracasado todos los intentos de explicar el maná como fenómeno natural. Según el contexto se trata de un manjar milagroso. Esto es tan evidente, que lo reconocían aun los fariseos que hablaban con Jesús (Juan 6, 31). El tamarisco que algunos consideran como producente del maná, exuda, es verdad, una especie de resina o goma de color amarillento y blanco, mas no hubiera bastado para alimentar todo un pueblo durante tan largo tiempo.

* 16. Un gomor, la décima parte del efa, o sea 3,6 litros (v. 36). El hebreo dice: un ómer.

* 18 ss. San Pablo en II Corintios 8, 14 s. explica esto en el sentido de que la abundancia de los ricos ha de emplearse para suplir la indigencia de los pobres. Es muy importante esta enseñanza que nos defiende contra la desconfianza en la Providencia. Jesús la reitera con divina elocuencia en el Sermón de la Montaña (Mateo 6, 25-33). Contra la pasión de atesorar, cf. I Timoteo 6, 8-10.

* 23. Por aquí y el versículo 30 se ve que el sábado se celebraba ya antes de la legislación del Sinaí (capítulo 20 ss.), la cual lo supone y confirma. Su institución ha de verse en el relato de la Creación (Génesis 2, 2) donde el autor sagrado revela que Dios bendijo el séptimo día y lo “santificó”, es decir, lo reservó para Él. De ahí que el pueblo de Israel descansara después de sus seis días de trabajo en memoria del séptimo día, en que Dios “descansó” después de la Creación. Más tarde la ley del sábado fue extendida también a la tierra, cuyos campos tenían que descansar cada siete años. Cf. 23, 10; Levítico 25, 1 ss.; Deuteronomio 15, 1 ss.

* 31. Como granos de cilantro, o coriandro. Números 11, 7 agrega: y su color como el color del bedelio (cf. Génesis 2, 12).

* 33. Cf. Hebreos 9, 4. El vaso con el maná que se guardaba en el Tabernáculo, recordaba a los israelitas el alimento milagroso que Dios les proporcionara en el desierto, y era una advertencia de que no sólo del pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Deuteronomio 8, 3; Mateo 4, 4).

* 35. El maná fue como Jesús mismo declara (Juan 6, 49), figura de la Eucaristía. Venía del cielo todos los días y servía de alimento en el camino por el desierto. Igualmente Jesucristo baja del cielo todos los días en el momento de la consagración, y se nos da por alimento en el desierto de la vida. “Manjar de Ángeles” lo llama el autor sagrado del libro de la Sabiduría (16, 20). Cf. Salmo 77, 25. “Este pan sólo lo comen los que dejan a Egipto y sus deleites y caminan hacia la tierra de promisión” (Páramo).

* 6. En la roca de la cual Moisés sacaba el agua ve San Pablo a Jesucristo (I Corintios 10, 3 s.). Nada más bello que descubrir en el Antiguo Testamento esta actividad anticipada del Mesías, de la cual hemos visto un ejemplo en 13, 21 y nota. “Ante la vista de los antiguos cristianos el Señor glorificado se presentaba como el Redentor, el conductor del nuevo pueblo, la Roca del desierto, aparecida ahora en la carne, de la que brota el Agua viva, en cuyas onda beben, con alegría, los cristianos. Es el Cristo que hace brotar de su corazón las fuentes vivificadoras, el Espíritu Santo, el Espíritu que nos hace partícipes de la filiación” (Rahner). “Del pecho de la Roca, dice Orígenes, desciende el Agua del Espíritu. Del costado traspasado del Crucificado, como otrora de la Roca de Moisés, nace un manantial. La roca fue golpeada y dio una fuente de agua: golpeado el costado del Señor, desde la Cruz, dejó brotar los torrentes del Nuevo Testamento… Y si el Señor no hubiese sido traspasado, si no hubiesen brotado de su costado sangre y agua, todos sufriríamos aún la sed del Logos de Dios”.

* 7. Masá, significa tentación; Meribá, querella o contradicción. Así se llama aquel lugar a causa de la murmuración del pueblo. Cf. el Salmo 94 de la Vulgata, donde estos dos nombres son traducidos etimológicamente. Véase también Salmo 80, 8; Hebreos 3, 8. Conducta semejante del pueblo desagradecido vemos en 14. 11; 15, 24; 16, 3; Números 20, 2 ss.

* 8. Los amalecitas vivían en los oasis de la región norte de la península de Sinaí.

* 11 ss. Admirable tipo de caudillo que se juega todo entero por su pueblo: figura de Cristo mediador entre Dios y los hombres. Observa muy bien San Agustín: “Venzamos también nosotros por medio de la Cruz del Señor, que era figurada en los brazos tendidos de Moisés, a Amalec, esto es, al demonio, que enfurecido sale al camino y se nos opone negándonos el paso para la tierra de promisión”. Los Padres y maestros de espiritualidad se fundan en este pasaje para mostrar el poder de la oración.

* 14. Escribe… en un libro: He aquí la primera orden de Dios en lo que se refiere a la Biblia escrita. No hay duda de que antes de Moisés los relatos bíblicos fueron, transmitidos por tradición oral, por lo menos en gran parte. “Los modernos tenemos que hacer un gran esfuerzo para reconstruir y valorar la importancia que tuvo la memoria entre los pueblos antiguos. La desmesurada producción gráfica actual, manual y mecánica, casi ha atrofiado esta facultad de nuestra vida social, de manera que parece inverosímil el empleo extensísimo y metódico que hacían de ella los antiguos” (Ricciotti, Historia de Israel, número 189). Todos sabemos que los poemas homéricos durante muchos siglos fueron transmitidos por los rapsodas, cantores populares, y que también el Corán, el libro sagrado de los musulmanes, no fue escrito por Mahoma, sino varios años después de la muerte del “profeta”. Entre tanto quedó confiado a la memoria de sus discípulos, hasta que más tarde, cuando comenzó a extinguirse aquella primera generación, se vio la necesidad de fijarlo por escrito.

* 15. Yahvé Nisi significa “bandera de Yahvé”. La explicación la da el versículo siguiente.

* 16. Yahvé peleará con Amalec: En adelante la guerra contra Amalec será una guerra santa, porque esta nación manifestaba un odio extraordinario contra el pueblo de Dios. Saúl recibió la orden de aniquilarla por completo (I Reyes 15, 2 s.). Cf. Deuteronomio 25, 17 ss.

* 2. Después del acontecimiento relatado en el capítulo 4, 20 ss. Seforá se había retirado a casa de su padre. Es posible que Moisés se lo haya aconsejado para que las preocupaciones por la familia no le dificultasen su misión.

* 5. El monte de Dios: el Horeb o Sinaí.

* 7. Preguntarse mutuamente por la salud es la forma oriental de saludar.

* 11. En aquello mismo… los ha castigado: Esta es la regla general de la divina justicia: Por aquellas cosas en que uno peca, por esas mismas es atormentado (Sabiduría 11, 17).

* 12. Jetró, a pesar de ser pagano, adoraba al verdadero Dios (v. 11) y le ofrecía sacrificios, como Melquisedec en tiempos de Abrahán. Este acontecimiento nos hace pensar en la bondad de Dios que mantenía la lámpara de la fe en algunos paganos. Es un fenómeno que un misionero, el P. Wiener, después de cuarenta años de estudio y actividad misionera en China, ve realizado todavía hoy en no pocos chinos que le parecían adoctrinados por el mismo Espíritu Santo. Ese mismo misionero afirma que jamás los antiguos chinos estuvieron sin Dios. (Miss. Cath. 1934 y Pinard de Boullaye, Conferencias de 1934).

* 21. “De ahí resulta que el que tiene oficio de hacer buenos a los demás, conviene que no sólo haya aprendido la ciencia de ser bueno, cultivándola en su persona con todo esmero, sino también la haya convertido en hábito por el frecuente ejercicio. Por cuya causa se lee que el Señor (Jesús) puso primero por obra lo que después había de enseñar” (San Buenaventura, Las Alas del Serafín).

* 25. La nueva organización del pueblo y los consejos que Jetró propuso, muestran la sabia distinción entre los asuntos de mayor importancia, o sea los espirituales, y los de orden temporal. Jesús había de delimitar claramente ambas potestades en Lucas 12, 14 y Mateo 22, 21. Es de notar que en adelante las tribus israelitas eligen ellas mismas a los ancianos. Moisés no instituyó un régimen aristocrático, sino un gobierno popular, hoy diríamos democrático, democrático en el mejor sentido de la palabra.

* 1. Ese mismo día: el primer día del tercer mes. El Sinaí, idéntico con el Horeb, se encuentra, según la opinión común (que remonta hasta el siglo VI d. C), en la parte meridional de la península del mismo nombre. La cumbre más alta, el famoso monte de Santa Catalina mide 2.600 metros. Las otras son el monte Safsafeh (1.994 m.), el Dschebel Musa (2.244 m.) y el Dschebel Serbal. Todos éstos se disputan el honor de haber sido el escenario de la promulgación del Decálogo. La tradición judía y algunos modernos (Nielsen, Musil, Lucas) buscan el monte Sinaí u Horeb más al norte, en el país de Madián, o en Seír y Farán. Cf. Deuteronomio 33, 2; Jueces 5. 4; Hababuc 3, 3; Gálatas 4, 25.

* 5 s. He aquí una nueva etapa en la formación del Reino de Dios. Por libre beneplácito elige el Omnipotente al pueblo de Israel, lo declara “propiedad particular suya” y lo constituye como “reino de sacerdotes” y “nación santa”. Es, pues, el sentido del pacto del Sinaí, separar a Israel de todos los demás pueblos, hacerlo pueblo santo, antorcha de fe entre las naciones, darle carácter sacerdotal y concederle existencia nacional solamente en sentido limitado, es decir, en cuanto ellos reconozcan a Él como Rey; a Él solo, pues es un Dios celoso. Cf. 20, 5; 34, 14 s.; Dios. Cf. Zacarías 9, 14. San Pedro aplica la idea del sacerdocio y de la realeza a los cristianos, los que, mediante el bautismo son sacerdotes y reyes, por ser injertados en Jesucristo (I Pedro 2, 9). Igual expresión se usa en Apocalipsis 5, 10.

* 13. La trompeta, no la de hombres, sino la de Dios. Cf. Zacarías 9, 14. También San Pablo habla de la “trompeta de Dios” en I Tesalonicenses 4, 16.

* 18. Si Dios se manifiesta de tan imponente manera es para convencer al pueblo de su inaccesible majestad y grandeza e infundirle un santo temor. Los rayos y llamas simbolizan la santidad de Dios; la nube y el humo, su incomprensibilidad; el retumbo del trueno y el formidable sonido de la bocina, su poder; el temblor de los montes, su altísima majestad, ante la cual hasta los ángeles tiemblan.

* 2 ss. El Decálogo, la Constitución del Reino de Dios, perfeccionada por Jesucristo, nos ha sido transmitido en dos versiones: Deuteronomio 5, 6-21 y aquí en Éxodo 20, 2-17. Yahvé se presenta como Señor absoluto y no admite otros dioses o señores, pues éstos no son, en realidad, dioses ni señores (I Corintios 8, 5 s.; Gálatas 4, 8), porque Él es “un Dios celoso” (vers. 5). En otro lugar veremos que Yahvé se considera no solamente como Señor, sino también como Esposo de Israel y lo ama con amor nupcial. Los derechos de Dios sobre su pueblo tienen un fundamento jurídico, bien comprensible para los israelitas, porque ellos son su propiedad, su adquisición peculiar (19, 5), rescatada por Él mismo de la servidumbre de Egipto.

* 4. Como se desprende del v. 5 (“no te postrarás ante ellas”), esta prohibición se refiere a todas las representaciones que podrían disminuir el culto que se debe a Dios. Quiere sobre todo, preservar de la idolatría, porque fácilmente hubieran tomado la imagen por realidad, como lo hacían los paganos con sus ídolos. Cf. el ídolo de Micas en Jueces cap. 17 y notas y la Epístola de Jeremías en Baruc, capítulo 6. Véase las notas a los versículos 1 y 26 de Baruc 6. Por las cosas que hay arriba en el cielo, han de entenderse los cuerpos celestes, cuya adoración era corriente entre los babilonios y otros pueblos del Oriente. Cuando no se trataba de adoración, permitía Dios hacer esculturas e imágenes, por ejemplo de los querubines que estaban encima del Arca de la Alianza, y de los toros que sostenían el mar de bronce en el Templo. El mismo Moisés hizo una serpiente de bronce (Números 21, 8).

* 5 s. Un Dios celoso: Desde el Pentateuco (cf. Deuteronomio 4, 24 y nota) hasta los profetas (cf. Nahúm 1, 2) el Señor recibe el epíteto de Dios celoso, que expresa tan claramente la índole de sus relaciones con Israel. Ese divino Esposo manifiesta infinitas ternuras para su esposa mística, y así como castiga severamente su infidelidad, la defiende también contra todos a los enemigos. Hasta la tercera y cuarta generación: Cf. Deuteronomio 5, 9-10; Jeremías 32, 18 ss. Es éste uno de los pasajes más difíciles del Antiguo Testamento. Aunque nos hace ver que la misericordia de Dios es infinita —esto quiere decir el término “hasta mil generaciones”— aborda el tema del castigo colectivo, el cual resulta demasiado duro a la inteligencia humana, si bien la historia conoce muchos casos en que los hombres lo han practicado, especialmente después de haber ganado una guerra. Tenemos en la Sagrada Escritura varios ejemplos de culpa y castigo colectivos (cf. Josué 22, 16 ss.; Jueces capítulos 19-21; 11 Reyes 21, 1-14), pero muchos más casos de castigo individual (Números 12, 1 y 9-10; 16, 35; II Reyes 12, 14, etc.) y la promesa de Dios en Ezequiel 18, 20: “No pagará el hijo la maldad de su padre, ni el padre la maldad de su hijo”. Esta es la regla que Dios, en su infinita bondad, observa para con nosotros, y que arranca a Santa Teresa las palabras: “Bendita sea tanta misericordia y con razón serán malditos los que no quisieren aprovecharse de ella” (Moradas, I, 4, 9). Sin embargo no podemos negar que todos formamos un cuerpo y sufrimos juntos las consecuencias del pecado de Adán y de muchos pecados de nuestros antepasados y contemporáneos. San Gregorio y otros Padres aplican nuestro pasaje a los hijos que heredan la iniquidad de sus padres; así entienden las palabras “los que me odian”. Pero siempre que lo permita la justicia usa Dios de misericordia, hasta mil generaciones, o, como traducen algunos, hasta la milésima generación (cf. 34, 6 s.). Por lo cual dice el Catecismo Romano: “Luego recordará el Párroco cuánto sobrepuja la bondad y misericordia de Dios a la justicia, pues airándose hasta la tercera y cuarta generación, extiende hasta millares su misericordia” (III, cap. 2. n. 36). En su nota a 34, 6, Nácar-Colunga da a este pasaje su más profundo sentido, diciendo: “No cabe la menor duda de que este pasaje es la declaración de 3, 14, y que, por consiguiente, el nombre divino de Yahvé, en su sentido histórico literal, significa la presencia de Dios en medio de su pueblo y su asistencia continua para ejercer la justicia si el pueblo obra mal, y la misericordia si se mantiene fiel a Dios. Si Santo Tomás dice que en las palabras de San Pablo: quod inquirentibus se remunerator sit, se halla encerrada toda la obra de la divina Providencia en orden a la salvación de los hombres, no menos podemos decir del nombre de Yahvé, interpretado en la forma en que aquí lo hace Dios mismo”. Cf. 34, 5 ss. y nota.

* 7. No tomarás el nombre de Dios en vano: No sólo se prohíbe la blasfemia, vicio tan difundido entre los pueblos cristianos, sino también esas faltas de respeto cuando tomamos los nombres sagrados de Dios y Jesús como simple interjección. En esto deberíamos imitar al antiguo Israel, que no osaba pronunciar el Nombre inefable de Yahvé (cf. 3, 14 y nota), pues el solo hecho de tomar el Nombre del Señor sin pensar siquiera en Él, convirtiéndolo en una simple exclamación, como otro diría “por Júpiter” o “por Baco”, muestra hasta qué punto llega la despreocupación por la divina Realidad que representan, siendo cosa sabida que en la Biblia el nombre se identifica con la persona misma. Este abuso de las palabras santas que se usan como términos cuya etimología se ha olvidado llega no raras veces al punto de tomarlas para ofender a Dios, o bien usándolas sin el debido respeto, como hacen aquellos que a propósito de cualquier futileza empiezan con la expresión: por Dios, como si fueran a decir algo piadoso.

* 8 ss. Cf. Génesis 2, 2 s. y nota. Según tradición apostólica (cf. I Corintios 16, 2) para los cristianos es el domingo el día consagrado a Dios. Dios quiere que este día sea un día de descanso y de adoración. Por eso la Iglesia ha ordenado que todos los católicos, si no media un grave impedimento, santifiquen el dominio oyendo misa. Una moda destructora se ha implantado en nuestro ambiente mundano. No sólo se ha hecho del día de descanso un día de trabajo, de negocios y ferias, sino también de diversiones profanas, bailes y deportes; y como si el domingo no fuese suficiente, se ha llegado a aprovechar las noches antecedentes para realizar reuniones y fiestas que terminan a la madrugada del domingo y a sus asistentes no dejan tiempo de asistir a la misa. Estas costumbres no serian tan maléficas si los profanadores del domingo, fuesen paganos, pero se trata en muchos casos de cristianos tibios, neopaganos, que a los ojos de Dios son más detestables que los verdaderos paganos. “El domingo debe volver a ser el día del Señor, de la adoración y glorificación de Dios, del Santo Sacrificio, de la oración, del descanso, del recogimiento y de la reflexión, de la alegre unión en la intimidad de la familia. Una dolorosa experiencia muestra que, para no pocos, aun entre aquellos mismos que trabajan honesta y asiduamente durante toda la semana, el domingo ha llegado a ser el día del pecado” (Pío XII en la alocución a los hombres de Acción Católica Italiana, el 7 de setiembre de 1947).

* 12. San Pablo destaca que éste es el primero (y único) mandamiento del Decálogo a cuyo cumplimiento Dios nos estimula con una promesa (Éfeso 6, 2 s.). La tierra es, como dice San Jerónimo, figura de la tierra de los vivientes, el cielo.

* 17. Se han descubierto muchos códigos de leyes que tienen cierta semejanza con las del Sinaí, por ejemplo la legislación de los egipcios, babilonios, sumerios, hititas. Esto prueba que el Decálogo es la codificación de la ley natural y no constituye una legislación totalmente nueva. Dios ha escrito los diez mandamientos en el corazón de todos los hombres, y todos pueden conocerlos con sólo oír la voz de su conciencia. Están, pues, sometidos a los diez mandamientos todos los nombres (Romanos 1, 19).

* 19. No hable Dios con nosotros: Es sintomático este miedo del pueblo escogido. Tiene más miedo cuanto más cerca está de Dios; su ideal es un Dios distante y abstracto, que no hable tan fuerte. Este miedo a Dios no es otra cosa que miedo a la responsabilidad. Por eso encuentran siempre buena acogida los que amortiguan la voz del trueno del Todopoderoso con apaciguamientos y atenuantes humanos. “Solamente la infancia espiritual puede conocer a Dios y oír al pie del Sinaí el retumbar del trueno, el resonar de trompas, ver relámpagos y no tener miedo”.

* 22. Este versículo es el comienzo de una colección de leyes, que abarca los capítulos siguientes hasta el final del capítulo 23. Su objeto es explicar y aplicar los principios religiosos y morales del Decálogo.

* 25. Dios no ama el lujo. Su altar debía ser muy sencillo, de piedras no labradas, semejante a los altares de los patriarcas.

* 2 ss. Un israelita podía ser reducido a servidumbre a causa de un delito (22, 3). o por no pagar las deudas (Lucas 25, 39), pero gozaba del privilegio de poder librarse cuando corría el séptimo año. Véase Deuteronomio 15, 12. De los vv. 20 y 21 se colige, que ni siquiera el esclavo extranjero estaba abandonado. Según los versículos 26 s. el esclavo recobraba la libertad también en el caso de que lo hiriera el dueño.

* 6. Lo llevará ante Dios, al santuario, para dar más solemnidad a la ceremonia. El texto hebreo dice “Elohim”, que puede también significar “dioses”. De ahí la traducción: ante los dioses, es decir, ante los jueces, que algunos intérpretes prefieren. Cf. 22, 8 s.; Salmo 81, 6; Juan 10, 34, donde la palabra Elohim tiene el mismo sentido. Arrimándolo a la puerta, etc.: “rito cuyo significado es evidente: en adelante este esclavo formará, por decirlo así, parte integrante de la casa. La costumbre de horadar la oreja del esclavo era, según parece, muy difundida en la Antigüedad. Los clásicos la mencionan a menudo” (Fillion).

* 7 ss. La Ley de Moisés procura asegurar a las hijas sus derechos y salvarlas de malos tratos. Por lo demás es claro, que las leyes y costumbres matrimoniales de entonces no corresponden al ideal que vemos en el Nuevo Testamento. De estos versículos se sigue que la Ley mosaica no prohibía la poligamia. De ello deja constancia Jesús en Mateo 19, 8.

* 14. Lo arrancarás hasta de mi altar. Quiere decir, que este tal no gozará del privilegio de asilo. Véase el caso de Joab en III Reyes 2, 28 ss.

* 23 ss. Esta dura ley, que se llama ley del talión refrena la venganza (San Agustín) y dispone que el castigo no debe ir más allá de la ofensa, como es costumbre de los hombres. Jesús la sustituyó una vez por todas por la moral del Sermón de la Montaña (Mateo 5, 38), que nos prescribe perdonar y amar a nuestros enemigos como Dios lo hace con nosotros. Este perdón que damos es la medida del que recibiremos, como lo dice el Padrenuestro. Cf. el ejemplo de David en Salmo 7, 5 y nota.

* 32. Treinta siclos hacen medio kilo de plata, aproximadamente. Cf. los treinta siclos (monedas de plata) que los Sumos Sacerdotes pagaron por la entrega de Jesús, como si fuese un esclavo (Mateo 26, 15).

* 3. Durante el día hay más posibilidades de defenderse del ladrón y pedir auxilio; de ahí que no sea lícito matarlo. Debe restituir: La Vulgata dice: y él morirá.

* 8. Se presentará ante Dios: Otra traducción: ante los jueces. Lo mismo en el versículo siguiente. Véase 21, 6 y nota.

* 16. La dote: Antes de casarse entregaba el esposo al padre de la esposa una suma de dinero (según Deuteronomio 22, 29 cincuenta siclos de plata) u otros regalos. Esto no significaba de ninguna manera la compra de la mujer. En Génesis 24, 53 se dan los regalos a la madre y al hermano de la novia.

* 18. La hechicera: La Vulgata: los hechiceros. Cf. I Reyes 28. 3 ss.

* 20. Exterminado: en hebreo: anatematizado, literalmente: consagrado a Dios para ser consumido como un sacrificio. De ahí el significado de destruir, extirpar. Cf. Levítico 20, 1-5; 27, 28 s.; Números 25, 1 ss.; Deuteronomio 13, 12 ss.

* 21. Nótese la marcada misericordia con los extranjeros que no existía entre los pueblos paganos. Cf. 23, 9 y 12.

* 22. “Es impresionante el lenguaje de la Ley sobre los desvalidos, y más lo es todavía el de los profetas. Cf. Deuteronomio 24, 17; 27, 19; Salmo 93, 6; Isaías 1, 17, 23; Jeremías 5, 28; Ezequiel 22, 7; Santiago 1, 27” (Nácar-Colunga).

* 25. Cf. Levítico 25, 35; Deuteronomio 23, 19 s.; Nehemías 5, 1 ss.

* 27. En ningún pueblo antiguo y ni siquiera en los modernos hay legislación tan humana y tan social. El pobre necesita el vestido para abrigarse del frío nocturno. Retenérselo equivaldría a dañarle la salud. Cf. Deuteronomio 24, 17; 27, 19; Isaías 1, 17 y 23; Jeremías 5, 28; Santiago 5, 1 ss.

* 28. Contra Dios: otra traducción: contra los jueces. Véase 21, 6 y nota,

* 2. El número crecido de los que practican una cosa, no califica ni autoriza como bueno lo que en sí mismo es malo, ni puede servir de excusa para el pecado (San Agustín). De ahí la persecución que padece todo verdadero discípulo de Cristo (II Timoteo 3, 12). Porque Él no vino a traer la paz sino la espada (Mateo 10, 34).

* 3. En la legislación de Moisés ocupa un lugar preferente el pobre que vive del trabajo: de sus manos y de la divina Providencia (cf. v. 11; 22, 22 y nota; Levítico 19, 9 s.; 23, 22; Deuteronomio 24, 12 ss.). Por eso llama la atención este precepto del v. 3, que no parece favorecer al pobre. Quiere decir que no siempre tiene razón el pobre. Si su causa es injusta no hay que favorecerlo. Es, pues, el sentido de los versículos 2 y 3; no te dejes llevar por prejuicios, guarda como juez la imparcialidad y juzga con la misma medida a los ricos y a los pobres.

* 6. Tu pobre: ¡Qué cariño se revela en esta palabra! Todo pobre es mío, porque es mi hermano, hijo del mismo Padre celestial. ¿No es como si oyéramos las palabras de Cristo? (Mateo 5, 21 ss.; 5, 43 ss.; 22, 34 ss.)

* 11. El significado social del año sabático es tan grande como su significado religioso. Al día de descanso corresponde el año de reposo, cuyo fin es reservar todos los frutos del año séptimo para los pobres. Aparte de esto, el año sabático estimulaba a los israelitas a poner su confianza en la providencia de Dios y no apegar el corazón a los bienes terrenales. Ningún pueblo gozaba de una institución tan social y humana (cf. Levítico 25, 3 s.).

* 14. ss. Véase 13, 5 ss.; 34, 18 ss.; Levítico 23, 15 ss. Son las fiestas de Pascua (Ácimos), Pentecostés (fiesta de la siega), y de los Tabernáculos (fiesta de la recolección de los frutos tardíos). Para Israel revestían estas tres fiestas también un carácter histórico. La Pascua era la conmemoración de la salida de Egipto; la fiesta de los Tabernáculos recordaba la estancia en el desierto, y la de Pentecostés la promulgación de la Ley del Sinaí.

* 17. Tres veces al año, es decir, en las tres fiestas principales antes mencionadas: Pascua, Pentecostés y Fiesta de los Tabernáculos, Cf. 34, 23 s.

* 19. Se prohíbe cocer el cordero en la leche de su madre, no sólo porque parece poco delicado, sino más bien para evitar prácticas supersticiosas. Otros intérpretes opinan que aquí se prohibía sacrificar corderos que todavía estaban mamando. Algunos Padres refieren estas palabras, en sentido típico, a Cristo, a quien Herodes no podrá quitar la vida en la degollación de los niños de Belén. De todas maneras es una idea delicadísima, que nos inculca nobles sentimientos aun para con los animales. Cf. 34, 26; Deuteronomio 14, 21.

* 20. Un Ángel: Vulgata: Mi Ángel. Según Fillión, el mismo Yahvé; según otros, Jesucristo. De las palabras “En él está mi nombre” (v. 21) puede deducirse que este Ángel es resplandor del Padre (Col. 1, 15; Hebreos 1, 3), por lo cual se llama a veces Dios (Génesis 18, 1 ss.). Aunque San Justino y San Agustín ven en el Ángel a Josué, cuyo nombre hebreo es idéntico con Jesús, creemos, sin embargo, más conveniente ver en este Ángel al Hijo de Dios. Dice al respecto San Isidoro; “Cristo, en cuanto se considera su generación divina, es llamado Hijo de Dios; en cuanto se lee que fue enviado por el Padre como mensajero a nuestros padres es considerado o llamado Ángel” (Pequeña defensa de la fe, cap. 1). Véase sobre esta sublime idea 13, 21 s. y nota.

* 23. Véase 3, 17; 33, 2; Deuteronomio 7, 22; Josué 24, 11.

* 24. Piedras de culto: Los cananeos erigían en los “lugares altos” columnas de piedra en honor de Baal, las que en hebreo se llaman massebah. Los israelitas imitaron más tarde este culto idolátrico.

* 31. El Mar de los filisteos: el Mediterráneo. El desierto: Arabia Pétrea. El río: el Éufrates.

* 4. Doce piedras, en recuerdo de la aparición de Dios. Cf. Génesis 28, 18.

* 6. Derramar la sangre de las victimas significa sellar la Alianza que Dios está haciendo con el pueblo. También la Nueva Alianza fue sellada con sangre, con la preciosísima Sangre del Cordero Inmaculado. El altar de la Nueva Alianza es la cruz, y el banquete del Nuevo Testamento es la última Cena, la mesa eucarística. La diferencia entre la Nueva Alianza y la Antigua consiste en que ésta era letra, mandamientos, temor, mientras aquélla es vida, gracia, amor. “Porque la Ley fue dada por Moisés, pero la gracia y la verdad han venido por Jesucristo” (Juan 1, 17). Los que siguen la Alianza Antigua, permanecen siervos, sometidos al miedo y terror (Romanos 11, 10); los que creen en la Nueva son hijos de la adopción y del amor filial (Éfeso 1, 5; Gálatas 4, 4-7).

* 10. “No vieron a Dios en su esencia, cosa imposible en esta vida mortal… sino en una figura simbólica, en una nube o tenue envoltura, tal vez en figura humana —pues se habla de los pies— pero en forma tan excelsa y gloriosa que reconocieron el simbolismo, y nunca llegaron a imaginarse que Dios tuviese figura humana” (Schuster-Holzammer).

* 11. A pesar de ver a Dios no murieron, sino qué comieron y bebieron. Era creencia común que nadie podía ver a Dios sin morir. (Cf. 33, 20: Génesis 16, 13; 32, 30; Jueces 13, 21 s.)

* 18. Aun en esto es Moisés figura de Cristo, cuya vida pública se inició con un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches (Mateo 4, 2).

* 1. Con este capítulo empieza una colección (capítulos 25-31) que da normas respecto de la construcción del Santuario, es decir, del Arca, de la mesa, del candelabro, de la tienda sagrada, del altar, de los ornamentos sagrados, etc.

* 5. Pieles de tejón: Bover-Cantera vierte: pieles de “tajas” y pone como nota: “Estas pieles de color violeta son las del dugong o vaca marina, anfibio común en el Mar Rojo”. Acacia, no la nuestra, sino una especial que crece en la península de Sinaí y se llama seial o tortilis.

* 7. Sobre el efod y el pectoral véase 28, 6 ss. y 28, 15 ss.

* 11. Si así debió ser el Arca que contenía las tablas de la Ley, ¿qué honor merecen nuestros sagrarios? San Jerónimo explica a Santa Eustaquia el sentido místico del Arca diciendo: “La esposa de Cristo es el Arca del Nuevo Testamento, interior y exteriormente dorada, custodia de la Ley de Cristo. Y como en aquella del Antiguo Testamento no había otra cosa más que las tablas de la Alianza, así en vos no haya ningún pensamiento extraño. Sobre este propiciatorio quiere entronizarse el Señor, como sobre Querubines… Os suelta de los cuidados mundanos, para que dejando las pajas y ladrillos de Egipto, sigáis a Moisés en el yermo y entréis en la tierra de promisión”.

* 16. El Testimonio: las dos tablas de la Ley, por lo cual el Arca de la Alianza se llama también Arca del Testimonio (v. 22). En esto se fundó la antigua y piadosa costumbre de guardar en los Tabernáculos, junto a la Hostia divina, las Sagradas Escrituras.

* 17. El propiciatorio o tapa del Arca, debe su dominación a su destinación ritual, puesto que el Sumo Sacerdote lo rociaba con sangre en el gran día de la Expiación (Levítico 16, 14 ss.) para aplacar la justicia divina. Se llamaba también oráculo porque allí daba Dios sus respuestas (cf. v. 22). El propiciatorio puede considerarse como la parte más santa del Arca. Esto se deduce también del hecho de que era de oro, mientras que el Arca era sólo de madera recubierta de oro. En el propiciatorio hemos de ver el lugar sobre el cual descansaba la gloria de Dios. Lleva por lo mismo en la teología rabínica el nombre de «sehekinah», lo cual significa morada o presencia (de Dios). (Sekiná: “gloria” en la Enciclopedia de la Biblia (Ediciones Garriga). Shekkinnah: en hebreo es un nombre propio: “Claridad de Dios”, Apocalipsis 21, 3. 11; 22, 23. En Hebreos 9, 5 el Hijo es llamado “destello de la gloria”) El Arca era “escabel de los pies” de Yahvé (I Paralipómenos 28, 2; Salmo 98, 5; 131, 7). Sobre ella, y precisamente entre los dos querubines, estaba Él, “sentado” (véase nota 18); allí se aparecía (Levítico 16, 2) y hablaba con Moisés (v. 22; Números 7, 89). El carácter esencialmente amorfo del culto yahveísta no permitía la imagen plástica de la Divinidad, “pero en vez de la representación tenía la localización; en vez de la cosa divina poseía el lugar divino, es decir, el Arca de la Alianza o del Pacto” (Ricciotti, Historia de Israel, núm. 252).

* 18. Véase 37, 7 ss. Los querubines representan algo como el trono de Dios (I Reyes 4, 4; II Reyes 6, 2; III Reyes 6, 23 ss.; Salmos 17, 11; 79, 2; Isaías 37, 16; Ezequiel I, 5 ss.). En la actitud de los querubines que miraban hacia el propiciatorio se expresa la adoración. En Génesis 3, 24 los vemos como guardianes del paraíso. También los pueblos paganos conservaban una idea de esos espíritus celestes, aunque los representaban en parte como animales. Véase Génesis 3, 24 y nota.

* 30. Los panes de la proposición eran una ofrenda perpetua de panes ácimos. Cada sábado se los retiraba y se los reemplazaba por otros frescos. Los sacerdotes tenían que comer los panes viejos dentro del Santuario. Véase Levítico 24, 5-9. Su sentido típico es que debemos acercarnos a Dios con “los ácimos de la sinceridad y verdad” (I Corintios 5, 8) y darle gracias continuamente por el alimento corporal y espiritual. La mesa con los panes es también imagen de la mesa eucarística. Cf. Juan 6, 33 ss.; 12, 24.

* 39. Además de iluminar el santuario, el candelabro de los siete brazos tenía significado simbólico. La luz es figura de Cristo (Juan 1, 7 ss.); los siete brazos simbolizan los siete dones del Espíritu Santo; el aceite es la fe y la gracia que alimentan la vida cristiana (véase Apocalipsis 1, 12 s.; Hebreos 8, 5). Un talento de oro, o sea, casi 50 kilogramos; según otros, 25 kilogramos.

* 1. El Tabernáculo era la habitación de Dios entre los hombres. Su parte principal consistía en el “Sancta Sanctorum” o “Santo de los Santos”, llamado también “Santísimo”, cuyo interior era completamente oscuro para simbolizar que Dios es un Ser invisible. Sólo el Sumo Sacerdote podía entrar en él una vez al año, el día de la Expiación. Delante del Santísimo se hallaba el “Santo”, que era accesible a todos los sacerdotes. En el Santísimo se conservaba el Arca de la Alianza, y dentro de ella las tablas de la Ley; había allí un vaso con el maná y la vara de Aarón (Hebreos 9, 4). Véase 25, 21; III Reyes 8, 9; II Paralipómenos 5, 10. En el Santo se hallaban el altar del incienso, la mesa de los panes de la proposición y el candelero de oro. Todas estas cosas sagradas, y el mismo Tabernáculo eran “bosquejo y sombra de las cosas celestiales” (Hebreos 8, 5).

* 6. La Morada: la morada de Dios, el Tabernáculo. cf. v. 9.

* 18. Négueb: así se llama el extremo meridional de Palestina. De ahí que la Biblia tome esta palabra como sinónimo de sur.

* 24. Texto oscuro. Algunos dan como probable que “los dos tablones o postes angulares tenían doble espesor que los demás y resultaban cuadrados, Sobresaliendo un tanto sobre los dos lados exteriores; se elevaban hasta el primer anillo (por arriba) donde se le unían los primeros travesaños” (Bover-Cantera).

* 30. El Tabernáculo es figura del templo cristiano, en el cual Dios ha elegido su habitación entre los hombres. El Sancta Sanctorum recuerda el Sagrario donde Jesús está presente día y noche bajo la especie del pan. El vaso del maná está reemplazado por el copón que encierra el verdadero pan del cielo (Juan 6, 32); las tablas de la Ley, por el Evangelio, que antiguamente se conservaba en la Iglesia junto al Santísimo.

* 33. Este velo que separaba el Santo del Santísimo del Templo, se rompió en la muerte de Jesús, lo cual simbolizaba el fin del Antiguo Testamento y el reemplazo de su culto por el Sacrificio de la Cruz. Cf. Mateo 27, 51 y nota.

* 1 ss. Este altar, es decir, el altar de los holocaustos, servía para el sacrificio matutino y vespertino, que era consumido por el fuego. De ahí su nombre. Además se ofrecían en él otros sacrificios, prescritos y privados. Su lugar era en el medio del atrio, delante de la puerta del Santo, de manera que San Pablo pudo establecer un paralelo entre él y el lugar donde Cristo murió: fuera de la puerta de la ciudad (Hebreos 13, 12). Los cuernos sobresalientes de los cuatro ángulos del altar de los holocaustos, no son puro adorno, sino que significan, en el simbolismo bíblico, el poder de Dios. Véase la expresión “cuerno de salud” en Salmo 17, 3 y Lucas 1, 69, donde “ésta metáfora —tomada del arma defensiva de los animales cornudos para significar fortaleza, poder, protección— pudiera traducirse parcialmente en nuestro idioma por yelmo o casco protector” (Prado, Salterio, p. 110).

* 8. Hueco: la parte hueca se llenaba de tierra y piedras, de modo que esto último formaba, como en los tiempos de los patriarcas, el altar propiamente dicho. San Juan de la Cruz lo explica en sentido místico, diciendo: “Que por esto mandaba Dios que el altar donde se habían de hacer los sacrificios, estuviese de dentro vacío para que entienda el alma cuan vacía la quiere Dios de todas las cosas, para que sea digno altar donde esté su Majestad”. (Subida al Monte Carmelo, 1, 5).

* 9. Négueb, o sea, la parte meridional. Al atrio tenía acceso todo el pueblo; su significado simbólico consiste, por eso, en representar al pueblo de Dios, mientras el Tabernáculo representa la casa de Dios.

* 20. Aceite puro: ¡El mejor aceite! demos a Dios lo mejor de nuestro ser: el corazón. Él nos ha dado lo mejor del Suyo: su propio Hijo (Juan 3, 16). Continuamente: Todos los días, a la tarde (v. 21), las lámparas debían sacarse y limpiarse y luego volverse a colocar. Esas lámparas son figuras de la lámpara que en las iglesias cristianas arde ante el Santísimo.

* 21. Tabernáculo de la Reunión: La Vulgata vierte: Tabernáculo del Testimonio. Significa aquí la primera parte del Tabernáculo, el Santo, “fuera del velo que pende delante del Testimonio”, o Santísimo. El velo es el que se halla entre el Santo y el Santísimo. Cf. 26, 33 y nota.

* 1. Nótese cómo Dios llama al sacerdocio a quienes quiere. Véase Marcos 3, 13; Juan 15, 16; Hebreos 5, 4. Cf. II Paralipómenos 26, 18; Salmo 104, 26.

* 6. No conocemos exactamente la forma del efod. Parece que tenía forma de escapulario que se sujetaba al talle por un cinturón, pero no llegaba a las rodillas. Era la prenda oficial del Sumo Sacerdote, cuando actuaba como mediador entre Dios y el pueblo. Por eso llevaba grabados los nombres de las doce tribus de Israel. Un efod de lino que no servía para el culto, se menciona en I Reyes 2, 18 y II Reyes 6, 14. Se usaba el efod también en sentido idolátrico (Jueces 8, 27; 18, 18).

* 15. El pectoral (o racional) del juicio se parecía a la actual bolsa del corporal. El nombre “racional del juicio” le fue dado porque mediante él el Sumo Sacerdote consultaba a Dios (véase v. 30). El nombre “pectoral” le viene de que el Sumo Sacerdote lo llevaba sobre su pecho.

* 17 ss. Cf. las piedras preciosas de los doce fundamentos del muro de la Jerusalén celestial en Apocalipsis 21, 19 ss.

* 30. El nombre de Urim y Tummim (“luces” y “perfecciones”), quiere decir que servían para conocer la voluntad divina. Por eso algunos intérpretes modernos se inclinan a ver en ellos suertes sagradas, piedras o varillas que estaban dentro de la bolsa del pectoral y por medio de las cuales el Sumo Sacerdote averiguaba la verdad. San Jerónimo y otros expositores antiguos creen que estas palabras “Urim y Tummim” no eran más que una inscripción hecha en el pectoral. Otros opinan que una de las dos piedras o varillas daba respuesta afirmativa, y la otra, negativa. “Dios manifestaba ordinariamente sus voluntades por medio del Urim y el Tummim. hasta que se construyó el Templo de Jerusalén. Desde entonces suscitó el Señor profetas, a quienes acudía el pueblo para conocer la voluntad divina en lo tocante a asuntos de Estado, religiosos y particulares” (Bover-Cantera).

* 35. También los reyes orientales tenían campanillas de oro en la orla de sus vestidos.

* 36. Santidad a Yahvé, esto es, santo o consagrado a Yahvé.

* 39. Cf. la misma descripción de los vestidos del Sumo Sacerdote en Eclesiástico 45, 9 ss.

* 41. Los consagrarás: literalmente: les llenarás las manos. Llenarle a alguno las manos es un hebraísmo que significa entregarle un cargo.

* 43. Estatuto perpetuo: “San Agustín observa que estas leyes para el sacerdocio levítico fueron eternas, no en sí mismas, sino en la verdad de Jesucristo figurada en ellas (Quaest. 24). Así también el sacerdocio de Aarón se llama perpetuo y duradero, como de color de jacinto” (Páramo).

* 4. Los lavarás con agua, lo cual significa simbólicamente la regeneración (cf. Tito 3, 5). Cristo, cuyo tipo era Aarón, no necesitaba ningún lavado para purificación, aunque se sometió al bautismo de Juan porque quiso cumplir lo que estaba prefigurado en Aarón, y sobre todo porque había tomado sobre si nuestros pecados (cf. II Corintios 5, 21; Gálatas 1, 4; I Pedro 2, 24).

* 6. La diadema de santidad, en la cual estaban grabadas las palabras “Santidad a Yahvé”. Cf. 28, 36 y nota.

* 7. De ahí que la Iglesia use también el óleo en la ordenación de los sacerdotes. Nótese que Moisés, sin ser sacerdote, consagra a Aarón. Lo hizo por orden de Dios.

* 9. Por ley perpetua, en el sentido de que había de durar hasta la derogación de la Ley Antigua, o sea porque el sacerdocio judío era figura del sacerdocio eterno de Jesucristo. Cf. 28, 43 y nota; Hebreos capítulos 7-10.

* 10. Poner las manos sobre la víctima significaba cargar sobre ella los pecados y ofrecerla a Dios en expiación de las culpas propias. Se cree que con esta ceremonia se hacía la confesión de los pecados.

* 18. Quemar la víctima en holocausto, es símbolo de la completa entrega a Dios y a la vez reconocimiento de su absoluto dominio sobre todas las creaturas. Olor grato, porque era figura del Cordero Jesús, en quien el Padre tiene puestas todas sus complacencias (Éfeso 5, 2).

* 24 ss. Lo mecerás: otra traducción: los mecerás, o los agitarás. Cf. v. 26. El texto habla en v. 27 de la “pierna de la elevación”, o pierna alzada, para expresar que las ofrendas se mecían con las manos hacia arriba y abajo y hacia los cuatro vientos. La ceremonia muestra a las claras que la función principal de los sacerdotes consistía en levantar las ofrendas a la presencia del Señor. La antigua interpretación judía entiende la elevación en el sentido de que Moisés, con sus manos puestas debajo de las manos de los nuevos sacerdotes, las haya mecido, presentando así a Dios los sacerdotes mismos como ofrenda.

* 29. Después de él para sus hijos: No se conoce con exactitud el rito de la consagración de los sacerdotes posteriores a los tiempos de Moisés. Sin embargo, es cierto que en el periodo anterior al cautiverio babilónico se ungía a cada Sumo Sacerdote y se le imponían las vestiduras pontificias (Levítico 21, 10; Números 20, 26-28). Después del cautiverio no se los ungía más; simplemente tenían que ponerse las vestiduras pontificales y ofrecer un sacrificio (Steinmueller, Introducción, p. 335).

* 33. Para su expiación: La voz hebrea “expiar” significa literalmente “cubrir (los pecados)”. Cf. Salmo 31, 1, donde el Salmista felicita al hombre a quien se cubrió el pecado. San Pablo, que cita al Salmista en Romanos 4, 7, lo interpreta diciendo que todos hemos sido justificados “mediante la Redención que es por Cristo Jesús, a quien Dios puso como instrumento de propiciación, por medio de la fe en su sangre, para que aparezca la justicia suya, por haberse disimulado los anteriores pecados en la paciencia de Dios” (Romanos 3, 24-26). Dios “cubre” borrando.

* 40. La décima parte (de un efa), o sea, 3,6 litros. El hin era la sexta parte del efa.

* 41. Entre las dos tardes: modismo hebreo que señala el intervalo de media luz entre, la puesta del sol y la oscuridad.

* 45. Cf. 19, 5 s. y nota. “Esta presencia de Yahvé en medio de su pueblo de que tanto habló la Ley es de la mayor importancia en la religión mosaica y recibe en los Profetas y en los Salmos una explicación mesiánica, que luego completan los apóstoles con la explicación de los más altos misterios de la revelación evangélica (Éxodo 25, 8; Levítico 26, 12; III Reyes 8, 27 ss.; Jeremías 7, 3. 7; Ezequiel 45, 7. 9; Zacarías 2, 41; 8, 3; Romanos 8, 9; II Corintios 6. 16; II Timoteo 1, 14; Apocalipsis 21, 3; Juan 1, 14)” (Nácar-Colunga).

* 1. El altar de los inciensos estaba “delante del velo” (v. 6), o sea, en el Santo. El incienso simboliza en el Apocalipsis las oraciones de los fieles (Apocalipsis 8, 3 s.), que son el fruto de los labios y un “continuo sacrificio de alabanza” (Hebreos 13, 15).

* 6. El Arca del Testimonio: el Arca de la Alianza. El Testimonio es la Ley que se guardaba en el Arca. Véase 27, 21 y nota.

* 12 s. El pueblo de Israel pertenecía a Dios y sólo Él tenía el derecho de hacer el censo. Si un caudillo o rey lo hacía por propia iniciativa caía sobre él una plaga como en el empadronamiento hecho por David (II Reyes 24, 15). En el v. 13 impone Dios un tributo para que reconociesen su pleno dominio. Recuérdese el medio siclo o didracma en tiempo de Jesucristo (Mateo 17, 27). El siclo grande o del Templo pesaba 16,37 gramos.

* 17. La pila de bronce: No se da en la Biblia una descripción clara de este lavabo, pero parece que se componía de dos partes: “La parte superior tenía forma de caldera para contener el agua; y la inferior servía de jofaina que podía ser usada por los sacerdotes para lavarse las manos y los pies antes de entrar al Tabernáculo, y también para limpiar la carne de las víctimas del sacrificio, los vasos del mismo, y los vestidos si se manchaban. La parte superior tenía probablemente dos aberturas para dejar salir el agua; la base era cuadrada o redonda y de altura moderada” (Steinmueller, Introducción General a la Sagrada Escritura, p. 304).

* 19. Esta purificación recordaba a los sacerdotes que sin pureza del alma no se podían acercar a Dios.

* 23 s. Los nombres de las plantas aromáticas que aquí se mencionan, son traducidos de diversas maneras. No hay duda de que se trataba de un óleo preciosísimo. Véase 27, 20 y nota.

* 29. Quedará santificado: término hebreo cuyo significado es: el que tocare una cosa consagrada a Dios, se consagra a sí mismo al servicio de Dios y tiene que ser restituido a su estado anterior por medio de varias ceremonias.

* 38. Es una lección para los que buscan en el culto religioso lo que agrada a los sentidos, por ejemplo, la música y la elocuencia profana. Hay que cultivar lo interior más que lo exterior, pues Dios quiere ser adorado en espíritu y verdad (Juan 4, 23 s.).

* 2 ss. He llamado por su nombre: he elegido. El mismo Dios eligió y llamó a los hombres más capacitados para la construcción del Santuario y su moblaje, y los llenó de espíritu divino. ¡Alégrense los artistas, a veces tan desconocidos y despreciados! Es Dios quien inspira al artista y le dota de habilidad y maestría para servicio suyo. Religión y arte han de hermanarse de nuevo como se hermanaron en la Edad Media para crear las catedrales góticas. Si hoy día el arte se ha alejado de Dios y anda errando de una extravagancia a otra, es porque ha olvidado su origen divino. Cf. v. 6; 35.31.

* 12 ss. Moisés no se cansa de inculcar la ley de la santificación del sábado, al cual corresponde en el Nuevo Testamento el domingo como día de la resurrección del Señor Jesucristo. Cf. 20, 8 ss.; Números 15, 36 y notas.

* 18. Escritas por el dedo de Dios: Así como la Ley antigua fue escrita por el dedo de Dios en tablas de piedras, del mismo modo la Nueva Ley está escrita por el Espíritu Santo en tablas de carne en el corazón de los hombres (cf. II Corintios 3, 3) y es Ley del Espíritu de vida (Romanos 8, 2). Sobre la diferencia entre ambas Leyes véase Gálatas cap. 3.

* 1. Tan grande es su superstición, que no vacilan en sacrificar sus alhajas como precio de este adulterio para con Dios, que tanto los había colmado de favores. Véase cómo el Señor, lleno de celos, echa en cara a Israel su infidelidad en el incomparable capítulo 16 de Ezequiel.

* 4. Ídolos de becerros y toros eran entre los pueblos paganos muy frecuentes, como símbolo de la fuerza de sus dioses. En sentir de Aarón, esta imagen representaba al Señor (v. 5). Es posible que fuese una imitación del toro sagrado (Apis) de Egipto. La cobardía del Sumo Sacerdote Aarón es un ejemplo de la fragilidad humana. ¿Quién osará después de esto apoyarse en las propias fuerzas? Cf. la negación de Pedro en Mateo 26, 6 ss.

* 6. Cf. nuestra nota en I Corintios 10, 7.

* 7. El Señor ya no dice: “mi pueblo”, sino “tu pueblo”, porque éste ha apostatado. ¡Cuántas veces no se ha reiterado la misma apostasía en la historia de Israel! Véase Salmo 105, 19 s.

* 10. Déjame, etc. “Esta manera dé hablar es de mucha honra para Moisés, y muy propia al mismo tiempo de la bondad de aquel Señor, que le da a entender cuánto apreciaba y honraba su amistad” (Scío). Dios sugiere a Moisés que se ponga de por medio y aparte de su pueblo el castigo, como si dijera: “Mira cuánto valimiento tienes conmigo; conseguirás todo cuanto quisieres a favor de! pueblo” (San Gregorio Magno). Cf. Números 14, 13 ss.; Ezequiel 22, 30 y nota.

* 14. Se arrepintió: Se aplacó movido por la oración de Moisés. “Nada es tan poderoso como el hombre justo cuando ora” (San Crisóstomo). Por eso dijo el Señor en cierta ocasión a Jeremías que no intercediera con sus oraciones por los rebeldes para que Él no se viese obligado a escucharlo. Hay que aprovechar esta inclinación del corazón paternal de Dios que se deja desarmar por nuestras súplicas y se complace en ceder a nuestros pedidos. Adoremos ese abismo insondable de la bondad de Dios. Dijo que iba a castigar, y dejó de ejecutar el castigo, para que los pueblos vean la paciencia y el amor con que Él trata a su pueblo. Cf. Números 14, 18 ss. y nota.

* 19. Moisés rompió las tablas no en un ataque de cólera, sino más bien en señal de que había sido quebrantado el pacto con Dios. San Agustín ve aquí una figura de la caducidad de la Antigua Alianza que será reemplazada por la Nueva en Cristo. Fray Luis de León dice lo mismo en otras palabras: “Por cuanto ellos le habían dejado por adorar un metal. Él los dejaría a ellos y abrazaría a la gentilidad, gente muy pecadora y muy despreciada. Porque sabida cosa es, así como lo enseña San Pablo (Romanos 9, 32), que el haber desconocido a Cristo aquel pueblo, fue el medio por donde se hizo aqueste trueque y traspaso, en que él quedó desechado y despojado de la religión verdadera, y se pasó la posesión de ella a las gentes” (Nombres de Cristo).

* 20. Nótese el desprecio con que Moisés trata el ídolo. Bebiendo los polvos del becerro, comprendían mejor cuan vana era su idolatría.

* 24. Salió este becerro: excusa infantil. ¡Como si el fuego por casualidad hubiera producido un becerro sin colaboración de Aarón! Así hablamos nosotros cuando pretendemos tapar nuestros pecados y fingir una justicia que no poseemos. Con razón dice San Pablo, citando el Salmo 115, 2: “Todo hombre es mentiroso” (Romanos 3, 4), mas “el Señor mira el corazón” (I Reyes 16. 7).

* 25. Pues Aarón les había dado, etc. La Vulgata vierte este paréntesis de otra manera: porque Aarón le había despojado (al pueblo) por la asquerosa abominación, y lo habla puesto desnudo en medio de los enemigos.

* 28. Tres mil: según la Vulgata, veinte y tres mil. La cita de I Corintios 10, 8 no se refiere a este pasaje, sino a Números 25, 9. Este acto de celo por la causa de Dios aseguró a la tribu de Leví la dignidad de ser la tribu escogida para el sacerdocio.

* 29. Texto dudoso. El hebreo dice: Consagraos, en vez de: os habéis consagrado, como dice la Vulgata.

* 32. Bórrame de tu libro, el libro de la vida. Cf. Salmo 68, 29; Isaías 4, 3; Dan. 12, 1; Éfeso 2, 19; Filemón 3, 20; Apocalipsis 3, 5; 13, 8; 17, 8; 21, 27. Moisés nos da aquí un admirable ejemplo de caridad pastoral. Antes de que fuese castigado el pueblo, desea el hombre de Dios ser borrado del libro de los vivientes. “Quiere perecer con los que perecen y no se contenta con sola su propia salvación. Porque la gloria del rey es la muchedumbre de su pueblo” (San Jerónimo, Carta a Gaudencio). El mismo amor admiramos en San Pablo (Romanos 9, 3). Pero más admirable aún es la bondad de Dios que se deja aplacar por los ruegos de Moisés y no castiga a Aarón que tenía mayor culpa que el pueblo. Dice al respecto San Cirilo de Jerusalén: “Después del pecado no le prohibió a Aarón el que llegase a ser Sumo Sacerdote; y a ti, que vienes de los gentiles, ¿te va a prohibir que te salves? Haz tú igualmente penitencia, y no se te negará la gracia. Muéstrate irreprensible, porque Dios es verdaderamente misericordioso, y no bastarían todos los siglos para contar sus misericordias. Y aunque se juntasen todas las lenguas no podrían explicar ni una mínima parte de su bondad” (Cateq. II sobre la penitencia).

* 34. El día de mi visitación: el día de la venganza cuando llegue para castigaros.

* 1 ss. Tú y el pueblo que sacaste de Egipto: Es como si Dios se distanciara del pueblo escogido y negara ser su libertador. El Amor ofendido rehúsa conducir Él mismo a los que eran dignos de ser consumidos (v. 5). Dios iba delante de su pueblo en la columna de nube y fuego (23, 20 ss.), pero por su infidelidad se habían hecho indignos de tal fervor. Es por eso que Moisés insiste (v. 12 ss.) en que Dios siga conduciendo a su pueblo.

* 7. El Tabernáculo que Moisés coloca lejos del campamento no es idéntico con el que, según Éxodo 25, 1 ss., había de construirse, sino con el pabellón primitivo en que Dios solía hablar a Moisés. La separación del Tabernáculo significa un castigo para el pueblo apóstata, una especie de excomunión.

* 11. Cara a cara, o sea, familiarmente, como con un amigo, no por sueños o visiones, como con los otros profetas y hombres de Dios. ¡Admiremos la llaneza de nuestro Padre celestial! ¡Qué benevolencia tendrá hoy para con nosotros, que somos hermanos de su Hijo Jesús! “Desde que con sus manos soberanas plasmó el barro de nuestro cuerpo y le vivificó con el aliento de su espíritu, hasta el incomprensible prodigio de su convivencia substancial con el hombre en Jesucristo, Hombre-Dios, y de las inefables comunicaciones del Dios encarnado con los demás hombres sus hermanos: cum homínibus conversatus est (conversó con los hombres)” (Cardenal Gomá).

* 12. Te conozco por tu nombre: Expresión de especial amistad y familiaridad. Cf. 31, 2 y nota.

* 14. Mi Rostro: Yo personalmente. Descanso: se entiende, en la tierra de promisión. Yahvé promete conducir a Moisés, quien pide a Yahvé que no solamente lo acompañe a él sino a todo el pueblo. Dios promete también esto en el versículo 17.

* 18. Después de haber conseguido el cumplimiento de su pedido Moisés sigue pidiendo y se atreve a decir a Dios que salga de la obscuridad y se muestre en su esencia divina; cosa imposible para hombre mortal, como se ve en el v. 20.

* 19. Mi bondad: Otros traducen: mi bien, o, mi hermosura, o, mi gloria. Preferimos la primera traducción, porque lo que Dios quiere manifestar aquí es su misericordia, como se nota en la segunda parte del versículo: haré merced… usaré de misericordia… San Pablo cita este texto en Romanos 9, 15 para explicarnos el misterio de nuestra elección, la que no es fruto de nuestros méritos sino un acto de la bondad de Dios. “Esta idea la repiten en otra forma los profetas cuando, anunciando la vuelta de Israel del destierro y su restauración en la patria, insisten en que no por los méritos del pueblo, sino por el nombre de Yahvé. por su misericordia, hará el Señor esta grande obra” (Nácar-Colunga). Vislumbramos aquí un gran misterio, que cuesta creer: Dios no concede la gracia sino por amor de sí mismo, para gloria de su nombre (Isaías 48, 9; Jeremías 14, 7; Ezequiel 20, 14 y 22; 36, 21). De ahí que Yahvé, al mostrar su bondad, pronuncie su nombre, que es, en este caso, su “bondad libremente favorecedora y piadosa” (Bover-Cantera).

* 20. Ni siquiera Moisés pudo ver a Dios, aunque tantas veces hablaba con El “cara a cara” (v. 11). Cualquier resplandor de la divina majestad es inmenso. Los débiles ojos humanos no podrían soportarlo, y el cuerpo se desplomaría como si lo tocara el rayo. Contentémonos, pues, con la esperanza “hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, al que a su tiempo hará ostensible el bendito y único Dominador (el Padre), el Rey de los Reyes y Señor de los señores, el único que posee inmortalidad y habita en una luz inaccesible, que ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él sea honor y poder eterno. Amén” (I Timoteo 6, 14-16).

* 23. Mis espaldas: Lenguaje antropomórfico, como si dijera: Tú verás solamente un reflejo de mi gloria.

* 5 ss. Según la Vulgata es Moisés quien pronuncia el nombre de Yahvé y exclama: Yahvé, Yahvé, etc. Tenemos aquí retratada la fisonomía del Padre celestial, cuyos rasgos esenciales son la clemencia y la bondad. Esta bondad de Dios nada tiene que ver con la debilidad, pues la debilidad de un padre sería para mal de su hijo, y Dios anhela sobre todas las cosas nuestro bien, al punto de poner en ello toda su gloria (véase Juan 17, 2 y nota). Él es, pues, paciente y fuerte a la vez. Y cuando ve que no respondemos a la bondad, su mano se vuelve terrible. ¿Cómo no amar a ese Padre, si realmente creemos en su bondadosa paternidad? Y si no lo creemos, ¿cómo creeremos que fue capaz de darnos su Hijo? (Juan 3, 16; I Juan 3, 16; 4, 9). En el v. 7 se nos revela, como en 20, 5 s., el entrelazamiento entre la divina justicia y la divina misericordia y las maravillas de esta última. En realidad vivimos todos de su infinita misericordia. Hay que grabarse en el alma este concepto que es fundamental en la espiritualidad cristiana y que la Biblia acentúa de mil maneras. Cf. Salmo 129, 3; 142, 2; I Juan 1, 8, etc. San Pablo en Romanos 3, 23 ss. lo reitera para explicar el asombroso alcance del misterio de la Redención, obra del amor gratuito de Dios.

* 10. No es otra cosa que la renovación de la Alianza, puesto que la primera fue rota por la apostasía del pueblo en 32, 1 ss.

* 13. Las piedras idolátricas, en hebreo massebah, tenían la forma de un cipo o pequeña columna y estaban colocadas en los “lugares altos” o santuarios. Ascheras: plural de Aschera, nombre de una diosa cananea, representada por un tronco de árbol o un palo. En los lugares altos estaban las ascheras junto a los cipos, representando éstos la divinidad masculina, aquéllas la femenina. Cf. Jueces 6, 28.

* 14. Un Dios celoso: Véase 19, 5 s. y nota. Los versículos 14-26 son un resumen del Código de la Alianza. Cf. 20. 2 ss.; 13, 12 s.; 23, 12 ss.

* 15. En vez de idolatrar se usa en hebreo el verbo fornicar. La alianza con Dios es como un matrimonio, y adorar a dioses ajenos es, por eso, adulterio, fornicación espiritual, tanto más cuanto que el culto de los ídolos está acompañado de graves excesos de lujuria. Véase Deuteronomio 7, 4; I Reyes 8, 7 s.

* 22. La fiesta de las Semanas: Pentecostés, llamado así porque se celebraba una semana de semanas (50 días) después de Pascua. La fiesta de la recolección: la fiesta de los Tabernáculos.

* 23. Véase 23, 17 y nota.

* 26. Véase 23, 19; Deuteronomio 14, 21 y notas.

* 28. Cuarenta días y cuarenta noches: para expiar los pecados de su pueblo. Por ayuno se entiende en el Antiguo Testamento el ayuno total sin beber siquiera una gota de agua, no el ayuno de hoy que permite el beber y hasta el comer. En esto fue Moisés una figura de Jesucristo, quien igualmente ayunó cuarenta días y cuarenta noches (Mateo 4, 2).

* 29. Su rostro se había hecho radiante, despedía rayos de luz, que eran el reflejo de la luz divina que Moisés vio en el monte. La exégesis judía traducía “cuernos” en vez de rayos, tomando la palabra hebrea en su sentido concreto, y también la Vulgata traduce “cornuta”. De ahí viene la poco reverente costumbre de creer que Moisés tenía cuernos (cf. la escultura de Miguel Ángel), cosa bastante rara en tan grande servidor de Dios, a quien vemos aparecer junto a Cristo glorificado en la Transfiguración (Mateo 17, 3). Véase en II Corintios 3, 7-8 la preciosa observación de San Pablo sobre este pasaje.

* 33. Este velo tenia, según San Pablo, un significado simbólico, siendo imagen de la ceguedad del pueblo judío (II Corintios 3, 13-14).

* 4. Aquí comienza la descripción de las obras del Santuario que fueron ejecutadas según las indicaciones de los caps. 25-31. Véase allí las notas correspondientes.

* 7. Pieles de tejón: Véase 25, 5 y nota.

* 12. El velo entre el Santo y el Santísimo.

* 21. Ejemplo de celo por el decoro de la casa de Dios. Cf. Salmo 25, 8 (que se reza en la Misa) y I Paralipómenos 29, 6 ss.

* 31. ¡Qué bien dice Moisés que los artistas reciben de Dios sus aptitudes artísticas y un don especial del Espíritu de Dios! Véase 31, 2 ss. y nota.

* 1. Para este capítulo cf. 26, 1-37 y las notas respectivas.

* 5. Regalan para el Tabernáculo mucho más de lo que se necesitaba. No hay elogio mejor para un pueblo que su generosidad para con la casa de Dios. Cf. 35, 21-29.

* 8. Sabios de corazón. Corazón, en hebreo, significa también el entendimiento, la mente, las facultades intelectuales.

* 24. El lado del Négueb, o sea, hacia el sur. Négueb se llamaba la región meridional de Palestina.

* 27. Hacia el occidente; literalmente hacia el mar. Véase v. 32.

* 1. Para los versículos 1-9 cf. 25, 10-20 con las notas respectivas.

* 10. Para los versículos 10-16 véase 25, 23-30 y sus notas.

* 17. Sobre el candelabro véase 25, 31-39 y notas.

* 24. El talento pesaba 3.000 siclos, o sea, 49 kilos; según otros cálculos: 42 y medio, o sólo 25 kilogramos.

* 25. Sobre el altar del incienso que se llamaba también altar de los perfumes, véase 30, 1-5 y notas.

* 1. Sobre el altar de los holocaustos véase 27, 1-8 y notas.

* 8. Véase 30, 17-21. Había en la antigüedad espejos de bronce, de estaño y de plata. Aquí se trata de espejos de bronce. No se sabe cuáles eran los trabajos de las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo. Eran tal vez porteras. Según los intérpretes antiguos servían a Dios con oraciones y ayunos, como la profetisa Ana. Cf. I Reyes 2, 22 y nota; Lucas 2, 37. Cierto está que las mujeres nunca podían entrar en el Templo. Por eso se hizo más tarde para ellas el atrio de las mujeres, que estaba más lejos del Santuario que el de los hombres.

* 9. Sobre el atrio véase 27, 9-19 y notas.

* 26. El número de 603.550 está de acuerdo al número de israelitas de veinte años para arriba; número que concuerda con el censo de Números cap. 1. Cf. Números 1, 45 s. y nota. Cada uno tenía que pagar medio siclo. El siclo grande equivalía a 16,37 gr., el siclo ordinario a 8 gr. El talento tenía 3.000 siclos. El origen de tantas riquezas se explica por el procedimiento relatado en 12, 36 y los ahorros de los israelitas durante su estadía en Egipto.

* 1. Sobre los ornamentos sacerdotales véase cap. 28, 1-5 y 40-43.

* 8. Sobre el pectoral véase 28, 15 ss. y notas; sobre el efod, 28, 6 ss. y notas.

* 22. Véase 28, 31 53.

* 43. Moisés los bendijo: Hoy día diríamos: los felicitó. También en esto se nota en la cultura moderna el laicismo y antropocentrismo. El hombre espiritual (Romanos 12, 1-2) relaciona todo con Dios.

* 2. El día primero del primer mes de que se habla aquí, es el primero de Nisán del año siguiente a la salida de Egipto, o sea, nueve meses después de la llegada al Sinaí. Cf. v. 17.

* 15. Les conferirá el sacerdocio sempiterno: Solamente el Sumo Sacerdote recibió en adelante consagración (véase 29, 29 y nota), los demás sacerdotes no fueron ungidos, sino que recibieron la dignidad sacerdotal en virtud de su origen de una familia sacerdotal.

* 20. El Testimonio: las dos tablas de la Ley, testigos perpetuos de la Alianza que Dios hizo con su pueblo en el Sinaí. Véase 25, 16 y 21. Cf. 16, 34.

* 34. La nube que había conducido a los israelitas y que se había colocado provisionalmente sobre el Tabernáculo que Moisés había erigido fuera del campamento, se trasladó a este nuevo Tabernáculo, lo que indica que Dios tomó posesión de su Santuario. Véase en II Paralipómenos S, 14 la misma expresión respecto del Templo de Salomón, y en Ezequiel 43, 2, respecto del nuevo Templo proféticamente visto por Ezequiel.

* 1. Sobre las cuestiones introductorias véase la Introducción general al Pentateuco.

* 2. El culto que la humanidad tiene que tributar al Ser supremo, debe manifestarse en actos exteriores, especialmente en forma de sacrificios que el hombre ofrece a Dios. “Es el sacrificio el acto más importante de la religión y se halla en casi todas las religiones. Santo Tomás llega a tenerlo como una manifestación religiosa impuesta por la ley natural, que Dios imprimió en el alma humana. Por el sacrificio rinde el hombre homenaje a Dios, reconociendo su soberano dominio, busca conciliarse su gracia, obtener el perdón de sus ofensas y alcanzar favores del Señor que ejerce su dominio sobre todas las cosas” (Nácar-Colunga). San Pablo nos descubre en Romanos 10, 4, que el fin de toda la Ley antigua, y por ende también de los sacrificios aquí prescritos, es Jesucristo. Todos los sacrificios, sobre todo el holocausto, son figuras del único sacrificio de Cristo, el cual agradó a Dios infinitamente más que todos los sacrificios y ofrendas de la humanidad entera. Para entender el profundo sentido del sacrificio de Cristo hay que leer los capítulos 9 y 10 de la Carta a los Hebreos. Los sacrificios del Antiguo Testamento conferían la justicia legal, limpiando a los israelitas de las impurezas levíticas, eran pruebas de fe, adoración, amor y arrepentimiento, y por eso indispensables para obtener la remisión de los pecados. Por eso dice San Pablo: “Sin efusión de sangre no hay remisión” (Hebreos 9, 22). Mas ésa virtud no radicaba en las victimas y ofrendas, pues “es imposible que con sangre de toros y machos cabríos se borren los pecados” (Hebreos 10, 4). Esa virtud radicaba solamente en la fe en el futuro Redentor y en la unión espiritual con el sacrificio mesiánico. Ganado mayor, o sea, vacuno; ganado menor: ovino y caprino.

* 3 ss. Holocausto significa “quemado enteramente”. Este término se usa de todas las victimas consumidas completamente por el fuego sobre el altar de los holocaustos. El ritual del holocausto consistía en la imposición de las manos, la inmolación y aspersión de la sangre y la combustión de la víctima. La imposición de las manos da a entender que el dueño de la víctima la ofrece a Dios en substitución de su propia persona; el significado de la aspersión de la sangre se explica en Levítico 17, 11: “La vida de la carne está en la sangre”. Con la sangre del animal el oferente entrega a Dios su propia vida. En la combustión de la víctima se expresa el supremo dominio de Dios, porque el fuego que consume la víctima representa a Dios. “El Señor Dios es un fuego devorador” (Deuteronomio 4, 24). y Él mismo se manifiesta como llama de fuego (Éxodo 3, 2; 13, 21; Malaquías 3, 2).

* 9. De olor grato a Yahvé: No es un simple antropomorfismo, como si Dios necesitara del olor de los sacrificios de combustión; es más bien expresión de la complacencia que el Padre tiene puesta en el Hijo, cuya figura y tipo son todos estos sacrificios.

* 15. Retorcerle con las uñas la cabeza: Texto diversamente traducido. El sentido es: quebrar el hueso entre el cuerpo y la cabeza sin separar ésta de aquél.

* 1. Oblación (en hebreo minjah) es el nombre de los sacrificios incruentos, especialmente de las ofrendas vegetales. El aceite es símbolo del Espíritu Santo. Cristo fue ungido por el Espíritu Santo (Juan 1, 32; 6, 27); de ahí su nombre, que significa “el Ungido”. El incienso simboliza las oraciones que suben al cielo como el olor del incienso (Apocalipsis 5, 8; 8, 3 ss.).

* 2. Para recuerdo: o como memorial. Cf. 24, 7; Salmo 37, 1 y nota.

* 11. Es de notar que en la Sagrada Escritura levadura equivale a corrupción, porque la fermentación es una manera de putrefacción. Véase en la nota a I Corintios 5, 6 ss. la observación de Vigouroux que confirma que la levadura estaba prohibida en los sacrificios por ser figura de la corrupción. (Sin embargo, en Levítico 23, “17Traeréis de vuestras casas para ofrenda mecida dos panes, hechos con dos décimas de flor de harina, y cocidos con levadura, como primicias a Yahvé”). Cornelio a Lapide expresa que por levadura se entiende la malicia, el vicio, la astucia (cf. Mateo 16, 6; Marcos 8, 15; I Corintios 5, 6 ss.; Gálatas 5, 9). Véase Éxodo 12, 15; 13, 7; Levítico 6, 17; 7, 12; 10, 12, etc. Para Jesucristo la levadura es símbolo de la mala doctrina (Mat, 16, 6), y, sobre todo, la hipocresía farisaica (Lucas 12, 1). Por todo esto se ve que la Sagrada Escritura toma la levadura en sentido malo y hay que estudiar la parábola de la levadura (Mateo 13, 33) también desde este punto de vista, y en combinación con la parábola de la cizaña que simboliza a los enemigos del Reino de Dios. Jesucristo dice que la mujer “escondió” la levadura en la masa, como para indicar que se trataba de una cosa mala. Los que toman la parábola de la levadura en un sentido bueno deben darse cuenta que en todos los demás pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento la levadura simboliza una cosa o acción mala y que los oyentes no podían entenderla de otra manera porque no conocían otro sentido simbólico de la palabra levadura.

* 13. La sal no podía faltar en ningún banquete, y menos en el banquete que se celebraba después del sacrificio. La expresión sal de la Alianza recuerda la costumbre antigua de comer pan y sal para confirmar la amistad. Aquí se trata de la amistad con Dios con quien el pueblo israelita había hecho alianza. Cf. Marcos 9, 49. La Iglesia usa la sal en el Bautismo como símbolo de la sabiduría, que es, más que un saber, un saborear las cosas de Dios. Cf. Mateo 4, 13.

* 1. Estos sacrificios, llamados pacíficos, tenían por objeto conservar y confirmar la paz del oferente con Dios. Se ofrecían en acción de gracias por un bien recibido (sacrificios eucarísticos) o para implorar una gracia especial (sacrificios impetratorios), De los sacrificios se quemaban solamente las partes grasas, mientras que el pecho y la pierna derecha pertenecían al sacerdote, y el resto al oferente, que lo consumía en un banquete con los amigos y pobres. Cf. los detalles en 7, 11 ss.; Deuteronomio 12, 7 ss. También los sacrificios pacíficos eran figura y tipo de Cristo, puesto que toda la obra de Jesús tenía por objeto hacer la paz entre Dios y los hombres. Él “es nuestra paz”, porque de ambos hizo uno, derribando el muro de separación que nos separaba de Dios (Efesios 2, 14). Él “evangelizó la paz” (Efesios 2, 17) y por medio de Él reconcilió el Padre consigo todas las cosas, tanto las de la tierra como las del cielo. (Colosenses 1, 20).

* 9. Estas ovejas eran de una raza cuya cola contiene mucha grasa. De ahí el precepto de quemar la cola.

* 17. Quien comía de la grasa destinada para ser quemada, era extirpado de en medio del pueblo (7, 25).

* 2. Los sacrificios de que trata este capítulo tenían por fin purificar al hombre de infracciones impremeditadas que se referían a las leyes rituales y a ciertas impurezas legales. Llamase expiatorios o sacrificios por el pecado, porque por “pecado” se entendían las transgresiones hechas por ignorancia y no por malicia. Los pecados, empero, que perjudican los derechos de otros, sea de Dios, sea de personas, son llamados delitos (5, 15 s.); los pecados de pura malicia, en fin, los premeditados contra la Ley de Dios, se consideraban como pecados “de mano alzada” (Números 15, 30 y nota) y merecían la muerte del pecador, p. ej. la blasfemia, la idolatría, la violación del sábado, y otros. Sobre el valor de estos sacrificios véase la nota a 1, 2.

* 3 ss. El sacerdote ungido: el Sumo Sacerdote. Hace culpable al pueblo, si comete un pecado que escandaliza al pueblo, o cuyas consecuencias tiene que pagar todo el pueblo. San Crisóstomo hace notar que se ofrece por el sacerdote ungido un sacrificio igual al que está ordenado para expiar los pecados del pueblo entero. “Lo cual es como decir que las faltas del sacerdote requieren mayor auxilio, y tanto cuanto los del pueblo entero; y claro está que no lo requerirían si no fueran más graves. Ahora bien, no son ellas de por si más graves, sino que resultan tales por razón de la dignidad del sacerdote que se atreve a cometerlas… Las mismas hijas de los sacerdotes, que nada tienen que ver con el sacerdocio, por razón de la dignidad de sus padres, son más gravemente castigadas por los mismos pecados que les demás” (De Sacerdotio, lib. VI). Cf. 21, 9.

* 12. Lo sacará fuera del campamento. San Pablo ve en este rito una figura de Cristo, que padeció “fuera de la puerta” y añade: “Salgamos, pues, hacia Él fuera del campamento, llevando su oprobio” (Hebreos 13, 12 s.). Cf. también 16, 27; Éxodo 29, 14; Números 19. 3.

* 15. Los ancianos, por ser representantes de todo el pueblo. Por la imposición de las manos transmitían ellos las transgresiones del pueblo a la víctima.

* 22. Un príncipe, o sea, un jefe o cabeza de una de las tribus de Israel.

* 28. El pecado cometido, o sea, la transgresión cometida por ignorancia. Todo este capítulo trata de las faltas hechas por ignorancia, las que en la Ley de Moisés se llaman pecados. En general eran errores en materia de ritos y ceremonias. Véase la nota 2.

* 1. Llevará su iniquidad, quiere decir: es responsable por haber cometido un pecado y está obligado a expiarlo.

* 8. Véase 1, 15 y 17.

* 15. Sobre la diferencia entre pecado y delito véase 4, 2 y 28 y notas. En vez de delito se puede traducir culpa, ya que la palabra hebrea admite los dos significados. Se usa este término cuando se trata de alguna injuria cometida contra Dios y sus derechos divinos o contra los derechos del prójimo, lo cual quiere decir que el “delito” es una falta más grave que el “pecado” (capítulo 4), y que por eso rige otra ley para su expiación. El rito era aquí semejante al del sacrificio expiatorio. “La diferencia entre el sacrificio por el pecado y el sacrificio por el delito parece consistir en que este último no se ofrecía sino en el caso especial de haber el oferente contraído una deuda para con Dios o con el prójimo” (Bover-Cantera). Nótese la obligación de restituir lo defraudado y agregar una quinta parte (versículo 16).

* 19. La Vulgata termina con este versículo el capítulo 5. El hebreo agrega siete versículos del capítulo siguiente.

* 6. Según tu valuación: Vulgata: Según el juicio y la medida del delito.

* 9. Sin que el fuego del altar se apague: Vulgata: el fuego ha de ser del mismo altar. Se trata aquí del sacrificio perpetuo, es decir, del sacrificio que se hacía todos los días en nombre del pueblo. Se ofrecía diariamente un cordero a la mañana, y otro a la tarde. El de la tarde tenía que quemarse lentamente, trozo por trozo, de manera que el sacerdote ponía las partes del cordero no a un tiempo, sino sucesivamente. Así duraba el holocausto toda la noche. El cordero que se ofrecía por la mañana podía quemarse de una vez, para dar lugar a otros sacrificios.

* 13. El fuego era sagrado, puesto que se encendió milagrosamente (9, 24). Algunos ven en este fuego una figura del Espíritu Santo y de la caridad en que arde el alma regenerada en Jesucristo. Cf. la palabra de Jesús en Lucas 12, 49. El fuego era, a la vez, perpetuo. Significaba “la adoración perpetua tributada por la nación teocrática. No se extinguió, dicen los rabinos, sino en el momento de la destrucción del Templo de Jerusalén por Nabucodonosor; mas los santos libros nos relatan que, precisamente en aquel instante, fue preservado milagrosamente. Cf. II Macabeos 1, 19-22” (Fillion).

* 17. No con levadura: Véase 2, 11 y nota.

* 18. Quedará santificado: pertenecerá por completo a Dios, y tendrá que cumplir diversas ceremonias para volver a su estado anterior (véase también versículo 27). En este sentido es santo todo lo referente a la Iglesia: “Ella se llama santa por estar consagrada y dedicada a Dios, porque de este modo también las demás cosas aunque sean corporales, acostumbran llamarse santas, después que ya se destinaron al culto divino” (Catecismo Romano I, 10, 15).

* 1. Sobre el concepto de delito véase 4, 2 y 28; 5, 15 y notas.

* 11. Sobre el carácter de los sacrificios pacíficos véase 3, 1 y nota.

* 13. Pan fermentado: o sea, pan con levadura, que por regla general estaba prohibido en los sacrificios. Sobre esto y el sentido simbólico de la levadura véase 2, 11 y nota. ¿Por qué en este sacrificio pacífico permite Dios lo que Él mismo excluye en el versículo 12? Tal vez porque en el versículo 12 el sacrificio representa a Cristo, quien es místicamente el oferente por ser Él nuestra paz (Efesios 2, 14), mientras que en el vers. 13 se destaca más la actividad del hombre, en el cual hay siempre “levadura de malicia y maldad” (I Corintios 5, 8).

* 15. En el banquete de los sacrificios pacíficos podían participar también otras personas, p. ej. los levitas, los pobres, y especialmente los familiares. El precepto de comer la carne del sacrificio el día mismo de su ofrenda tiene por objeto evitar su putrefacción, ya que era cosa santa.

* 20. Será exterminado, por haber cometido un sacrilegio. Véase Génesis 17, 14.

* 27. La pena de muerte que nos parece dura, se explica por la idea de que la sangre era el asiento de la vida; y ésta sólo pertenece a Dios (17, 11).

* 30. El pecho para mecerlo como ofrenda mecida ante Yahvé: se refiere al rito de mecer aquellas partes de la víctima que no se quemaban, sino que servían de comida. Véase Éxodo 29, 24 y nota.

* 34. La pierna alzada, que se elevaba ante el Señor mediante una ceremonia semejante a la de mecer el pecho de la víctima. Véase Éxodo 29, 24, ss. y nota. Además de las porciones de los sacrificios recibían los sacerdotes las primicias de los frutos y los primogénitos de los animales puros, el rescate de los primeros hijos y de otras cosas rescatadas, y el diezmo de los diezmos que recogían los levitas todos los años en el país. Estaban, además, exentos de contribuciones.

* 37. Hay que tener presente que todos los sacrificios de la Antigua Ley no eran agradables a Dios por si mismos, ni capaces de limpiar al hombre de su pecado, “porque es imposible que la sangre de toros y machos cabríos quite pecados” (Hebreos 10, 4). Recibían su valor y eficacia únicamente del sacrificio de Cristo mediante la fe en la promesa (Salmo 39, 7-8; Romanos 3, 24 y notas). En este sentido se dice que el Cordero fue sacrificado desde el principio del mundo (cf. Apocalipsis 13, 8). Véase 1, 2 y nota.

* 1 ss. Este capítulo es uno de los más instructivos en lo referente a la tipología del Antiguo Testamento. Aunque el sacerdocio de Cristo es “según el orden de Melquisedec” (Salmo 109, 4), no hay duda de que también Aarón es tipo de Cristo bajo muchos aspectos, especialmente en cuanto a su consagración. El primer acto que Moisés hizo en la consagración de su hermano consistió en lavarlo (versículo 6), así como Cristo comenzó su misión con el acto del bautismo en el Jordán. Después recibió Aarón las vestiduras litúrgicas, el efod, el pectoral y la mitra, que significan las prerrogativas de su dignidad sacerdotal, a semejanza de los sacerdotes de Cristo. Luego fue ungido con óleo, lo cual tiene su antitipo en el descenso del Espíritu Santo sobre Jesús después del bautismo. Todos estos actos precedieron al sacrificio, lo mismo que precedieron al de Cristo. Sobre la vestidura del Sumo Sacerdote véase Éxodo capítulos 28 y 30.

* 3. Reúne a toda la comunidad: porque se trataba de una cosa importantísima. “La consagración de los sacerdotes reviste gran solemnidad, a fin de recomendar al pueblo la santidad de Yahvé y la de aquellos que debían asistir en su presencia y acercarse a Él. El ministro de esta consagración es Moisés, que hasta el presente desempeñaba el oficio sacerdotal, al que renuncia una vez instituido el nuevo sacerdocio” (Nácar-Colunga).

* 8. Urim y Tummim. Véase la explicación en Éxodo 28, 30 y nota.

* 9. La lámina de oro, en que estaba grabado: Santidad a Yahvé. Véase Éxodo 28, 36 y nota. En Sabiduría 18, 24 leemos que las vestiduras de Aarón tenían carácter simbólico y representaban el mundo entero. “Según esto, los colores, el número y el ornato de las vestiduras son imágenes del mundo terreno y celeste; el racional, con los nombres de las doce tribus grabados en otras tantas piedras preciosas, traía a la memoria los prodigios de Dios y las promesas que el Señor hiciera a los patriarcas, la tiara con la inscripción: «Santo del Señor», simbolizaba la condición privilegiada y las obligaciones del Sumo Sacerdote” (Schuster-Holzammer).

* 13. Acerca de las vestiduras de los simples sacerdotes véase Éxodo 28, 40.

* 23. El tocar la oreja, el pulgar y el pie de Aarón con sangre, significa que todo su cuerpo está consagrado a Dios, al que debe servir con cuerpo puro y sin mancha del pecado. Cf. Romanos 12, 1.

* 27. Véase Éxodo 29, 24 y nota.

* 30 s. Este rito significaba que con la virtud expiatoria de la sangre y la eficacia santificadora del óleo quedaban consagrados para el Señor. A la consagración sigue el banquete (versículo 31) que simboliza la íntima Unión con Dios, del cual eran ministros.

* 35. El mandato de Yahvé: Scio vierte según la Vulgata: las velas de Yahvé.