Zacarías

ZACARIAS

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Zacarías

El nombre de Zacarías, común a más de veinte personajes del Antiguo Testamento, tiene en hebreo el hermoso significado de “Dios se acuerda”, o “el recordado de Dios”, es decir que su sola enunciación significaba un acto de fe en el Dios vivo.

Zacarías, hijo de Baraquías, y nieto de Iddó (Esdras 5,1 y 6,14 le llama hijo de éste en sentido lato), comenzó a profetizar en el mismo año que Ageo (520 a. C). No parece ser, como muchos creyeron, el mismo sacerdote Zacarías que Jesús cita en Mateo 23, 35, y Lucas 11, 51, pues se considera que éste fue asesinado unos 330 años antes, por orden del rey Joás (II Paralipómenos 24, 21), y que era hijo de Joiadá, siendo este nombre, según San Jerónimo, un apodo de Baraquías. La actividad profética de Zacarías abarca dos años (520-518). Según otros, algo más.

Mientras Ageo exhorta al pueblo principalmente a la restauración del Templo, Zacarías, con su autoridad de profeta y de sacerdote de la tribu de Leví (Nehemías 12, 16), y con un celo que se alaba en Esdras 6, 14, “tomando como punto de partida el estado de aflicción en que se hallaba entonces Jerusalén… anima, consuela, exhorta, mostrando el porvenir brillante reservado a Israel y las bendiciones abundantes que se unirán a la restauración del Santuario de Jehovah” (Fillion), para lo cual expone ante todo ocho visiones (capítulos 1-6). Los capítulos 7-8 que forman la respuesta a una consulta, contienen enseñanzas espirituales y son, como Isaías 37-39, un nexo entre la primera y la última parte de la profecía. En los restantes capítulos (9-14), cuya magnificencia es parecida a la de Isaías, el profeta vaticina el reino mesiánico, que es el fin y objeto principal de sus profecías, y muestra a Cristo en sus dos venidas: rechazado y doliente en la primera, triunfante y glorioso en la segunda. Véase y compárese Zacarías 9, 9 (el Mesías montado en un asnillo: cf. Mateo 21, 5); 11, 12 s. (traicionado y vendido: cf. Mateo 21,9); 12,10 ss. (traspasado por la lanza: cf. Juan 19, 37); 13, 7 (abandonado por los suyos: cf. Mateo 26, 31).

La crítica racionalista niega la unidad de este Libro, atribuyendo la última parte (9-14) a otro escritor anterior al cautiverio de Babilonia. A esto se opone la tradición constante de la Sinagoga y de la Iglesia, demostrando principalmente, no sólo que no existe prueba alguna de ello, sino también que la vuelta de la cautividad es presentada en ambas partes de Zacarías como imagen de la felicidad futura prometida a Israel, y descrita de la misma manera. Véase en Vigouroux, Cornely, Knabenbauer, etc., los paralelismos importantes entre textos de Zacarías y los profetas Jeremías, Ezequiel, Sofonías, etc., que muestran que aquel se sirvió de ellos y no pudo por tanto ser anterior a la toma de Jerusalén por Nabucodonosor. Esos textos que fueron admitidos como argumento decisivo por un crítico racionalista como de Wette, haciéndole cambiar de opinión sobre la autenticidad del final de Zacarías, son los siguientes: 9, 2 y Ezequiel 28, 4; 9, 3 y III Reyes 10, 27; 9, 5 y Sofonías 2, 3; 10, 3 y Ezequiel 34, 17; 11, 4 y Ezequiel 34, 4; 11, 3 y Jeremías 12, 5; 13, 8 s. y Ezequiel 5, 12; 14, 8 y Ezequiel 47, 1-12; 14, 10 s. y Jeremías 31, 38-40; 14, 20 s. y Ezequiel 43,12 y 44, 9.

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Zacarías 1

Indignación de Yahvé

1 [9701] En el mes octavo del año segundo de Darío llegó la palabra de Yahvé al profeta Zacarías, hijo de Baraquías, hijo de Iddó, diciendo:

2 “Yahvé se irritó con gran enojo contra vuestros padres.

3 [9702] Diles: Así dice Yahvé de los ejércitos: Convertíos a Mí, dice Yahvé de los ejércitos, y Yo me volveré a vosotros, dice Yahvé de los ejércitos.

4 [9703] No seáis como vuestros padres, a los que predicaron los profetas anteriores, diciendo: «Así dice Yahvé de los ejércitos: Convertíos de vuestros malos caminos, de vuestras malas obras». Pero ellos no escucharon, ni me prestaron atención, dice Yahvé.

5 Vuestros padres ¿dónde están? y los profetas ¿viven acaso siempre?

6 Mis palabras, empero, y mis ordenanzas que intimé a mis siervos los profetas, ¿por ventura no alcanzaron a vuestros padres? Y ellos se convirtieron y dijeron: “Así como Yahvé de los ejércitos ha resuelto tratarnos en vista de nuestros caminos y nuestras obras, así ha hecho con nosotros.”

Visión de los jinetes

7 [9704] El día veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Schebak, en el año segundo de Darío, llegó la palabra de Yahvé al profeta Zacarías, hijo de Baraquías, hijo de Iddó, de esta manera:

8 [9705] “De noche vi a un hombre que cabalgaba en un caballo bermejo y estaba entre los mirtos que había en una hondonada; y detrás de él había caballos bermejos, alazanes y blancos.

9 Yo pregunté: « ¿Qué son éstos, señor mío?» Y me contestó el ángel que hablaba conmigo: «Te mostraré lo que son éstos».

10 Y tomó la palabra el hombre que estaba entre los mirtos, y dijo: «Éstos son los que Yahvé ha enviado a recorrer la tierra».

11 [9706] Y respondieron ellos al ángel de Yahvé que estaba entre los mirtos, y dijeron: «Hemos recorrido la tierra, y he aquí que toda la tierra poblada goza de paz».

12 [9707] Repuso el ángel de Yahvé y dijo: « ¡Oh Yahvé de los ejércitos! ¿Hasta cuándo no vas a compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales estás irritado? ¡Son ya setenta años!»

13 [9708] Y Yahvé respondió con palabras buenas, con palabras de consuelo al ángel que hablaba conmigo.

14 [9709] Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: «Clama, y di: Así dice Yahvé de los ejércitos: Estoy animado de celo por Jerusalén, y de muchísimo celo por Sión;

15 y estoy muy irritado contra las naciones que viven con sosiego; pues ellas, cuando Yo estaba un poco irritado, agravaron el mal (de mi pueblo).

Gloria de Jerusalén

16 [9710] Por tanto, así dice Yahvé: Volveré mi rostro compasivo hacia Jerusalén; en ella será reedificada mi Casa, dice Yahvé de los ejércitos; y la cuerda será tendida sobre Jerusalén.

17 [9711] Clama otra vez, y di: Así dice Yahvé de los ejércitos: Mis ciudades rebosarán todavía de bienes, aun consolará Yahvé a Sión, y escogerá de nuevo a Jerusalén».

Destrucción de las potencias enemigas

18 [9712] Levanté los ojos, y miré, y vi cuatro cuernos.

19 Pregunté al ángel que hablaba conmigo: « ¿Qué son éstos?» Me contestó: «Éstos son los cuernos que han dispersado a Judá, a Israel y a Jerusalén.»

20 Luego me mostró Yahvé cuatro herreros.

21 Y dije yo: « ¿Qué vienen a hacer éstos?» Él me respondió, diciendo: «Aquéllos son los cuernos que han dispersado a Judá, de tal manera que nadie pudo ya alzar la cabeza, y éstos han venido para aterrarlos, y para abatir los cuernos de los gentiles que alzaron su cuerno contra la tierra de Judá para dispersarla.»

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Zacarías 2

La nueva Jerusalén

1 [9713] Alcé entonces mis ojos, y miré, y vi a un hombre que tenía en su mano una cuerda de medir.

2 Le pregunté: « ¿A dónde vas?» «A medir a Jerusalén», me contestó. «Quiero ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.»

3 Y he aquí que el ángel que hablaba conmigo salió fuera, y otro ángel vino a su encuentro.

4 [9714] y le dijo: «Corre, habla a ese joven y dile: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y animales que habrá en ella.»

5 Porque Yo mismo, dice Yahvé, la circundaré como muralla de fuego; y seré glorificado en medio de ella.

6 [9715] ¡Ay, ay! Huid de la tierra del Norte, dice Yahvé; porque por los cuatro vientos del cielo os dispersaré, dice Yahvé.

7 ¡Sálvate, oh Sión, tú que habitas en Babilonia!

8 [9716] Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el cual me ha enviado, para gloria suya, a los pueblos que os despojaron: Quien os toca a vosotros, toca a la niña de sus ojos.

9 [9717] He aquí que extiendo sobre ellos mi mano, y serán presa de los que fueron sus esclavos. Y conoceréis que Yahvé de los ejércitos me ha enviado.

Dios en medio de su pueblo

10 ¡Canta y alégrate, hija de Sión!

pues he aquí que vengo,

y moraré en medio de ti,

dice Yahvé.

11 [9718] En aquel día se allegarán a Yahvé

muchas naciones y serán el pueblo mío.

Yo habitaré en medio de ti,

y conocerás que Yahvé de los ejércitos

me ha enviado a ti.

12 [9719] Yahvé ocupará a Judá como porción suya,

en la tierra santa,

y escogerá de nuevo a Jerusalén.

13 Calle toda carne ante Yahvé,

porque- se levanta ya de su santa morada.

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Zacarías 3

Satanás acusa al Sumo Sacerdote

1 [9720] Y me hizo ver al Sumo Sacerdote Jesús, que estaba en pie delante del ángel de Yahvé; y a su mano derecha estaba Satán para acusarle.

2 [9721] Y dijo Yahvé a Satán: «Yahvé te increpe, oh Satán; Yahvé te increpe, el qué ha escogido a Jerusalén. ¿No es éste un tizón arrebatado al fuego?»

3 [9722] Estaba Jesús vestido de ropas sucias, y permanecía en pie delante del ángel;

4 el cual tomó la palabra y habló a los que estaban delante de él, diciendo: «Quitadle las ropas sucias». Y a él le dijo: «Mira que te he librado de tu iniquidad y te voy a vestir de ropas de fiesta».

5 Y agregué yo: «Que pongan sobre su cabeza una mitra limpia». Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron con las ropas. Entretanto el ángel de Yahvé estaba en pie.

6 Entonces el ángel dé Yahvé hizo a Jesús esta promesa:

7 [9723] «Así dice Yahvé de los ejércitos: Si sigues mis caminos, y observas mis preceptos, tú también gobernarás mi Casa y guardarás mis atrios, y te daré un lugar entre éstos que están aquí presentes.

Profecía mesiánica

8 [9724] ¡Oye oh Jesús, Sumo Sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan en tu presencia! pues son varones de presagio; porque he aquí que haré venir a mi Siervo, el Pimpollo.

9 [9725] Mirad la piedra que he puesto delante de Jesús; sobre esta piedra única hay siete ojos. He aquí que Yo la labraré, dice Yahvé de los ejércitos; y en un día quitaré de este país la iniquidad.

10 [9726] En aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, os convidaréis unos a otros bajo la parra y bajo la higuera».

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Zacarías 4

El candelabro entre los dos olivos

1 [9727] Vino de nuevo el ángel que había hablado conmigo, y me despertó como a hombre a quien se despierta de su sueño.

2 Y me dijo: « ¿Qué es lo que ves?» Respondí: «Miré y vi un candelabro, todo de oro, y encima de él su recipiente, y sus siete tubos para las lámparas que hay en el candelabro,

3 [9728] y junto a él dos olivos, uno a la derecha del recipiente, y el otro a su izquierda».

4 Entonces, dirigiéndome al ángel que hablaba conmigo; le pregunté: «¿Qué es esto?, señor mío».

5 Respondió el ángel que conmigo hablaba, y me dijo: «¿Tú no sabes lo que es esto?» «No, señor mío», dije yo.

6 [9729] Tomó él la palabra y me dijo así: «Ésta es la palabra de Yahvé a Zorobabel: No por medio de un ejército ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice Yahvé de los ejércitos.

7 [9730] ¿Qué eres tú, oh monte grande, ante Zorobabel? Serás reducido a una llanura; y él colocará la piedra de remate en medio de las aclamaciones (del pueblo): ¡Gracia, gracia sobre ella!

8 Y me llegó la palabra de parte de Yahvé, diciendo:

9 Las manos de Zorobabel echaron los fundamentos de esta Gasa, y sus manos la acabarán; por esto conocerás que Yahvé de los ejércitos me ha enviado a vosotros.

10 [9731] Porque los que despreciaron el tiempo de los humildes (comienzos), verán gozosos la plomada en la mano de Zorobabel. Aquellos siete (ojos) son los ojos de Yahvé que recorren toda la tierra».

11 Yo respondí (al ángel) preguntándole: « ¿Qué significan éstos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro?»

12 [9732] Y pregunté de nuevo y dije: «¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de los dos tubos de oro vierten de sí el dorado aceite?»

13 Me contestó diciendo: «Pues qué, ¿no sabes tú qué son éstos?» A lo cual respondí: «No, señor mío».

14 [9733] Entonces dijo: «Éstos son los dos ungidos que están ante el Señor de toda la tierra».

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Zacarías 5

El rollo de maldición

1 [9734] Volví a alzar mis ojos, y miré, y he aquí un rollo que volaba.

2 Y me dijo: «¿Qué es lo que ves?» «Veo, dije yo, un rollo que vuela; tiene veinte codos de largo, y diez codos de ancho».

3 [9735] Y me dijo: «Ésta es la maldición que se echa sobre la superficie de toda la tierra; porque todo ladrón será exterminado, según lo (escrito) en esta parte (del rollo) y todo perjuro será exterminado, según (lo escrito) en la otra parte.

4 Yo soltaré esta (maldición), dice Yahvé de los ejércitos; e invadirá la casa del ladrón, y la casa del que jura en falso por mi Nombre; y quedará en su casa, y la consumirá hasta su maderaje y sus piedras».

La impiedad es trasladada a Babilonia

5 Y salió fuera el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: «Alza tus ojos, y mira qué es esto que aparece».

6 Y pregunté: «¿Qué es?» Respondió: «Es un efa que aparece». Y agregó: «Ésta es la iniquidad que cometen en todo el país».

7 [9736] Y vi cómo alzaban una tapa de plomo, y (vi) también a una mujer sentada en medio del efa.

8 [9737] Y dijo: «Ésta es la impiedad». Y la echó al fondo del efa, y tapó la boca del mismo con la masa de plomo.

9 [9738] Luego alce los ojos, y miré, y he aquí que venían dos mujeres. Soplaba el viento en sus alas, que eran como las de la cigüeña; y alzaron el efa entre la tierra y el cielo.

10 Yo pregunté al ángel que hablaba conmigo: « ¿A dónde llevan el efa?»

11 [9739] Y me contestó: «A la tierra de Sinear, para edificarle una casa. Allí la establecerán, y quedará sentada sobre su base».

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Zacarías 6

Los cuatro carros

1 [9740] Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes, y los montes eran montes de bronce.

2 [9741] En el primer carro había caballos bermejos; en el segundo, caballos negros;

3 en el tercero, caballos blancos, y en el cuarto, caballos manchados, vigorosos.

4 Entonces tomé la palabra y dije al ángel que hablaba conmigo: « ¿Qué son éstos, señor mío?»

5 A lo que respondiendo el ángel me dijo: «Éstos son los cuatro vientos del cielo que vienen de la presencia del Señor de toda la tierra».

6 [9742] El (carro) de los caballos negros se dirige hacia la tierra del Norte; el de los blancos va tras ellos; y el de los manchados sale hacia la tierra del Mediodía.

7 Y salieron los vigorosos que anhelaban ponerse en marcha para recorrer la tierra. (El ángel les) dijo: «¡Id, recorred la tierra!» Y ellos recorrieron la tierra.

8 [9743] Entonces me llamó, y me habló, diciendo: «Mira, los que van hacia la tierra del Norte han aplacado mi espíritu en la tierra septentrional».

Las coronas

9 Y me llegó la palabra de Yahvé en estos términos:

10 “Toma (las ofrendas) de los del cautiverio: de Holdai, de Tobías y de Idaías que han venido de Babilonia. En aquel mismo día irás y entrarás en la casa de Josías, hijo de Sofonías.

11 Tomarás la plata y el oro, y harás una corona que pondrás sobre la cabeza del Sumo Sacerdote Jesús, hijo de Josedec;

12 [9744] y le hablarás en estos términos: Así dice Yahvé de los ejércitos: He aquí el hombre cuyo nombre es Pimpollo, el cual germinará en su lugar y edificará el Templo de Yahvé.

13 Él edificará el Templo de Yahvé, y será revestido de gloria; y se sentará para reinar sobre su trono. Él será sacerdote sobre su solio, y habrá espíritu de paz entre ambos.

14 Y para Hélem, Tobías, Idaías y Hen, hijo de Sofonías, las coronas servirán de recuerdo (y quedarán) en el Templo de Yahvé.

15 [9745] Vendrán los que están en lugares remotos y edificarán el Templo de Yahvé; y conoceréis que Yahvé de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Esto sucederá si obedeciereis fielmente la voz de Yahvé, vuestro Dios».”

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Zacarías 7

Respuesta a una consulta

1 [9746] El año cuarto del rey Darío llegó la palabra de Yahvé a Zacarías, el día cuarto del mes noveno, que es el mes de Casleu.

2 Los de Betel habían enviado a Sarasar y a Rogommélec y a los hombres de éste, para implorar el favor de Yahvé,

3 [9747] y para preguntar a los sacerdotes que estaban en la Casa de Yahvé de los ejércitos, y a los profetas, lo siguiente: “¿Debo yo seguir la costumbre de llorar en el mes quinto, y ayunar como ya lo he hecho durante tantos años?”

4 Entonces me llegó esta palabra de Yahvé de los ejércitos:

5 [9748]

“Responde a todo el pueblo del país y a los sacerdotes, diciendo: Cuando durante estos setenta años ayunasteis y plañisteis en el mes quinto y en el séptimo, ¿acaso ayunasteis para Mí?

6 [9749] Y cuando (ahora) coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos?

7 ¿No proclamó esto Yahvé ya por los profetas anteriores, cuando Jerusalén estaba habitada y vivía tranquila, con sus ciudades circunvecinas, y el Négueb y la Sefelá estaban poblados?”

Justicia y misericordia

8 Y llegó la palabra de Yahvé a Zacarías en estos términos:

9 [9750]

“Yahvé de los ejércitos habló de esta manera: Juzgad según la verdad y practicad la misericordia y la piedad cada uno para con su hermano.

10 No oprimáis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni maquinéis el mal en vuestros corazones contra vuestro prójimo.

11 Pero ellos no quisieron escuchar; rebeldes volvieron la espalda y endurecieron sus oídos para no oír.

12 Hicieron su corazón como un diamante, para no escuchar la Ley, y las palabras que Yahvé de los ejércitos les dirigía por su Espíritu por medio de los profetas anteriores; por eso fue grande la indignación de Yahvé de los ejércitos.

13 [9751] Y así como ellos no escucharon cuando Él llamaba, llamaron luego ellos y Yo no los escuché, dice Yahvé de los ejércitos;

14 [9752] antes bien los dispersé entre todas las naciones desconocidas de ellos, y tras ellos ha quedado desolado el país, por no haber gente que transite ni venga. Así convirtieron en un páramo la tierra de delicias.”

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Zacarías 8

Amor de Dios a su pueblo

1 [9753] Y llegó esta palabra de parte de Yahvé:

2 “Así dice Yahvé de los ejércitos:

Tengo grandes celos de Sión,

y un gran furor se ha apoderado de Mí en favor de ella.

3 [9754] Así dice Yahvé: Me he vuelto a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén será llamada la ciudad fiel; y el monte de Yahvé de los ejércitos, monte santo.

4 [9755] Así dice Yahvé de los ejércitos: Aun se sentarán en las plazas de Jerusalén ancianos y ancianas, que por su edad avanzada llevarán cada cual su bastón en la mano;

5 y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas.

6 [9756] Así dice Yahvé de los ejércitos: Si esto en aquellos días parece cosa imposible a los ojos del resto de este pueblo, ¿parecerá acaso imposible también a mis ojos?, dice Yahvé de los ejércitos.

7 [9757] Así dice Yahvé de los ejércitos:

He aquí que salvaré a mi pueblo de la tierra del Oriente,

y de la tierra donde se pone el sol;

8 [9758] y los traeré,

y habitarán en medio de Jerusalén;

y serán mi pueblo,

y Yo seré su Dios,

en verdad y en justicia.

Bendiciones por la reconstrucción del Templo

9 [9759] Así dice Yahvé de los ejércitos: Confórtense las manos de vosotros, los que en estos días oís las palabras de boca de los profetas que (hablaron) en el día en que se echaron los cimientos de la Casa de Yahvé de los ejércitos para que fuese reedificado el Templo.

10 [9760] Porque antes de ese tiempo

no había jornal para los hombres,

ni jornal para las bestias;

ni había paz para quienes salían o entraban,

a causa del enemigo;

habiendo Yo lanzado

a todos los hombres unos contra otros.

11 Mas ahora no haré más con el resto de este pueblo

lo que hice en los días pasados,

dice Yahvé de los ejércitos.

12 [9761] Porque la siembra prosperará,

la vid dará su fruto,

la tierra sus productos y el cielo su rocío;

y Yo daré al resto de este pueblo

todo esto como herencia.

13 [9762] Y así como fuisteis objeto de maldición entre los pueblos, oh casa de Judá y casa de Israel, de la misma manera os salvaré y seréis una bendición. No temáis, antes bien confórtense vuestras manos.

14 Pues así dice Yahvé de los ejércitos: Al modo que Yo había pensado haceros mal, cuando vuestros padres provocaron mi ira, dice Yahvé de los ejércitos, y Yo no me arrepentí,

15 así, al contrario, he pensado en estos días hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá. ¡No tengáis miedo!

16 [9763] Estas son las cosas que habéis de hacer: Cada uno hable verdad con su prójimo; juzgad en vuestros tribunales según la verdad y en favor de la paz.

17 No maquinéis en vuestros corazones el mal contra vuestro prójimo, ni améis el juramento falso; porque aborrezco todo esto”, dice Yahvé.

18 Y me llegó esta palabra de parte de Yahvé de los ejércitos:

19 [9764]

“Así dice Yahvé de los ejércitos: El ayuno del (mes) cuarto, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se tornarán para la casa de Judá en gozo y regocijo, y en fiestas alegres, con tal que améis la verdad y la paz.

Vocación de los gentiles

20 [9765] Así dice Yahvé de los ejércitos: Aun han de venir pueblos, y los habitantes de muchas ciudades;

21 y los moradores de una irán a decir a la otra: «Vamos a implorar el favor de Yahvé, y a buscar a Yahvé de los ejércitos. Iré también yo».

22 Y muchos pueblos y naciones poderosas vendrán a buscar a Yahvé de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Yahvé.

23 Así dice Yahvé de los ejércitos: En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones, se asirán, sí, se asirán de la falda (del manto) de un judío, y dirán: «Iremos con vosotros, porque hemos oído que con vosotros está Dios».”

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Zacarías 9

Vaticinio contra los reinos vecinos

1 [9766] Carga.

“Palabra de Yahvé que (recaerá) sobre Hadrac

y se dirige contra Damasco,

pues Yahvé mira a los hombres

y a todas las tribus de Israel.

2 (Se dirige) también contra Hamat,

que allí tiene su territorio,

como asimismo contra Tiro, y contra Sidón,

cuya sabiduría es tan grande.

3 Aunque Tiro se construyó una fortaleza,

y amontonó plata como si fuese polvo,

y oro como lodo de las calles,

4 he aquí que el Señor la tomará en posesión,

precipitará al mar sus muros,

y ella misma será devorada por el fuego.

5 [9767] Lo verá Ascalón, y se llenará de espanto,

Gaza también, y se estremecerá,

lo mismo que Acarón,

pues falló su esperanza.

En Gaza no habrá ya rey,

Ascalón quedará despoblada,

6 y en Azoto habitarán bastardos.

Así destruiré la soberbia de los filisteos.

7 Quitaré de su boca su sangre,

y de entre sus dientes sus abominaciones,

y serán también ellos un resto para nuestro Dios.

Figurarán como una tribu en Judá,

y Acarón será como el jebuseo.

8 [9768] Yo acamparé alrededor de mi casa,

(para defenderla) contra los ejércitos,

contra los que pasan y contra los que vienen;

el exactor no vendrá más sobre ellos;

porque ahora velo Yo con mis ojos.

El Rey de paz

9 [9769] ¡Alégrate con alegría grande, hija de Sión!

¡Salta de júbilo, hija de Jerusalén!

He aquí que viene a ti tu rey;

Él es justo y trae salvación,

(viene) humilde, montado en un asno,

en un borrico, hijo de asna.

10 Destruiré los carros de guerra de Efraím,

y los caballos de Jerusalén,

y será destrozado el arco de guerra;

pues Él anunciará la paz a las naciones;

su reino se extenderá desde un mar a otro,

y desde el río hasta los términos de la tierra.

Triunfo de Israel

11 [9770] En cuanto a ti,

en virtud de la sangre de tu alianza,

sacaré a tus cautivos de la fosa sin agua,

12 [9771] ¡Volveos, oh cautivos, a la fortaleza,

llenos de esperanza;

hoy mismo prometo

que te daré doblados bienes.

13 [9772] Tomo a Judá como arco tendido,

y a Efraím lo pongo como saeta en el arco,

y despertaré a tus hijos, oh Sión,

contra los hijos tuyos, oh Grecia;

y te emplearé como espada de héroe.

14 [9773] Aparecerá sobre ellos Yahvé,

y saldrán como rayos sus saetas;

Yahvé, el Señor, tocará la trompeta,

y marchará entre los torbellinos del Austro.

15 [9774] Yahvé de los ejércitos

los protegerá como escudo;

y ellos devorarán, y hollarán con los pies

las piedras de la honda;

beberán con alboroto,

como (embriagándose) de vino,

y quedarán llenos como vaso de libación,

como los ángulos del altar.

16 [9775] En aquel día Yahvé, su Dios, los salvará,

como ovejas del pueblo suyo;

porque serán como piedras de una diadema,

que brillarán sobre su tierra.

17 [9776] ¡Qué felicidad la de ellos!

¡Qué hermosura!

El trigo hará florecer a los jóvenes,

y el vino a las doncellas.

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Zacarías 10

Bendiciones divinas

1 [9777] Pedid a Yahvé la lluvia

en el tiempo de las lluvias tardías:

pues es Yahvé quien hace los relámpagos;

Él os dará lluvia abundante,

y a cada uno la verdura del campo.

2 [9778] Porque los terafim hablan vanidad,

y las visiones de los adivinos son mentirosas;

cuentan sueños falaces,

dan consuelos vacíos.

por eso andan errantes como ovejas;

están afligidos, porque no tienen pastor.

3 [9779] Por lo cual contra los pastores

se ha encendido mi ira,

y castigaré a los machos cabríos;

pues Yahvé de los ejércitos

visita su rebaño, la casa de Judá,

y hará de él su mejor caballo en la batalla.

4 [9780] De él vendrá la piedra, de él la estaca,

de él el arco de guerra;

de él saldrán todos los jefes juntos.

5 Y serán como héroes

que huellan en el combate (a los enemigos)

como si fuesen barro de las calles.

Pelearán porque Yahvé está con ellos;

y quedarán confundidos

los que montan en caballos.

6 [9781] Yo confortaré la casa de Judá,

y salvaré la casa de José;

los restableceré

porque tengo compasión de ellos;

y serán cual si no los hubiese desechado;

pues soy Yahvé, su Dios,

y los escucharé.

7 Los de Efraím serán como héroes,

y estará alegre su corazón como de vino;

al verlo sus hijos se regocijarán,

y se gozará su corazón en Yahvé.

Vuelta del pueblo disperso

8 [9782] Los llamaré con un silbido,

y los congregaré;

porque los he rescatado,

y se multiplicarán

como antes se multiplicaron.

9 Los he dispersado, sí,

entre los pueblos,

pero aun en (países) lejanos

se acordarán de Mí;

y vivirán juntamente con sus hijos,

y volverán.

10 Los traeré de la tierra de Egipto,

y de Asiria los recogeré;

los conduciré a la tierra de Galaad,

y al Líbano;

pues no se hallará lugar para ellos.

11 [9783] Pasarán por un mar de angustia;

mas (Dios) herirá las olas del mar,

se secarán todas las profundidades del río;

será abatida la soberbia de Asiria,

la vara de Egipto desaparecerá.

12 [9784] Yo los fortaleceré en Yahvé;

y en su nombre seguirán adelante,”

dice Yahvé,

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Zacarías 11

Devastación de Palestina

1 [9785] ¡Abre, oh Líbano, tus puertas,

y devore el fuego tus cedros!

2 ¡Aúlla, oh abeto, porque ha caído el cedro,

porque han sido derribados

los (árboles) magníficos!

¡Aullad, encinas de Basán,

porque destruido ha sido el bosque inaccesible!

3 [9786] Se oyen los lamentos de los pastores,

por la ruina de lo que era su gloria;

retumban los rugidos de los leoncillos,

porque ha sido destruida la gloria del Jordán.

El buen pastor

4 [9787] Así dice Yahvé, mi Dios: “Apacienta las ovejas del matadero;

5 [9788] cuyos compradores las matan impunemente, y cuyos vendedores dicen: « ¡Bendito sea Yahvé, pues me he hecho rico!» y los pastores no les tienen compasión.

6 [9789] Así tampoco Yo me apiadaré de los habitantes de esta tierra, dice Yahvé. He aquí que entregaré a los hombres, los unos en manos de otros y en poder de su rey; ellos desolarán la tierra, y Yo no (los) libraré de su mano.

7 [9790] Apacenté las ovejas del matadero, porque eran las ovejas más pobres; y tomé dos cayados; al uno le llamé Gracia, y al otro Unión; y apacenté el rebaño.

8 [9791] Y di muerte a tres pastores en un mes. Entonces perdí la paciencia con las ovejas, y también ellas estaban cansadas de mí.

9 [9792] Y dije: “No os apacentaré más; la que debe morir, que muera; la que debe perderse, que se pierda. Y las restantes, que se coman unas a otras.”

10 Y tomé mi cayado Gracia, y lo rompí, para anular mi alianza que había hecho con todos los pueblos.

11 Y quedó anulado en aquel día; y así aquellos más pobres del rebaño que hacían caso de mí, conocieron que era palabra de Yahvé.

Rechazo del buen pastor

12 [9793] Y les dije: “Si os parece justo, pagad mi salario; y si no, dejadlo.” Y ellos pesaron mi salario; treinta (monedas) de plata.

13 Entonces Yahvé me dijo: “¡Tira al alfarero ese lindo precio en que me estimaron!” Tomé las treinta (monedas) de plata, y las tiré al alfarero en la Casa de Yahvé.

14 [9794] Luego rompí el otro cayado, Unión, para romper la hermandad entre Judá e Israel.

La grey en manos del mal pastor

15 [9795] Y Yahvé me dijo: “Toma también el pertrecho de un pastor insensato.

16 Pues he aquí que suscitaré en la tierra un pastor

que no cuidará de las (ovejas) que se pierden,

que no buscará las descarriadas;

ni curará las heridas,

ni alimentará a las que están sanas;

sino que comerá la carne de las gordas

y les romperá las pezuñas.

17 ¡Ay del pastor inútil,

que abandona el rebaño!

¡Espada sobre su brazo,

y sobre su ojo derecho!

¡Que se seque completamente su brazo

y oscurézcase del todo su ojo derecho!”

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Zacarías 12

Salvación de Jerusalén y de Judá

1 [9796] Carga. Palabra de Yahvé sobre Israel: Así dice Yahvé, el que extendió los cielos y echó los fundamentos de la tierra; y formó el espíritu que tiene dentro de sí el hombre.

2 “He aquí que voy a hacer de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos a la redonda; y también para Judá (vendrá la angustia) cuando estrechen a Jerusalén.

3 En aquel día haré que Jerusalén sea una piedra pesada para todos los pueblos. Quienes probaren alzarla se harán cortaduras, y se congregarán contra ella todos los pueblos de la tierra.

4 [9797] En aquel día, dice Yahvé, heriré de terror a todo caballo, y de locura a su jinete; mas tendré abiertos mis ojos sobre la casa de Judá. A todos los caballos de los pueblos los heriré de ceguera.

5 [9798] Dirán los caudillos de Judá en su corazón: “Mi fortaleza son los moradores de Jerusalén, con Yahvé de los ejércitos, su Dios.”

6 [9799] En aquel día pondré los caudillos de Judá como brasero encendido en medio de la leña, y como antorcha de fuego en medio de las gavillas; devorarán a derecha y a izquierda a todos los pueblos circunvecinos, y Jerusalén será de nuevo habitada en su (antiguo) sitio, en Jerusalén.

7 [9800] Yahvé salvará primero las tiendas de Judá, para que la gloria de la casa de David, y la gloria de los habitantes de Jerusalén no se enaltezca contra Judá.

8 [9801] En aquel día Yahvé será como un escudo para los habitantes de Jerusalén; el más flaco de entre ellos será en aquel día como David, y la casa de David, como Dios, como el Ángel de Yahvé delante de ellos.

Efusión del Espíritu de Dios

9 En aquel día voy a destruir todos los pueblos que vengan contra Jerusalén.

10 [9802] Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los habitantes de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración y pondrán sus ojos en Mí, a quien traspasaron. Lo llorarán, como se llora al unigénito, y harán duelo amargo por él, como suele hacerse por el primogénito.

11 [9803] En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadad-Remmón en el valle de Megiddó.

12 Se lamentará (todo) el país, familia por familia,

la familia de la casa de David aparte,

sus mujeres aparte;

familia de la casa de Natán aparte,

y sus mujeres aparte;

13 la familia de la casa de Levi aparte,

sus mujeres aparte;

familia de Semeí aparte,

y sus mujeres aparte;

14 [9804] todas las demás familias,

cada familia aparte,

y sus mujeres aparte.

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Zacarías 13

Purificación de Jerusalén

1 [9805] En aquel día se abrirá una fuente para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, a fin de (lavar) el pecado y la inmundicia.

2 En aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, exterminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y no quedará más memoria de ellos; y extirparé de la tierra también a los profetas y al espíritu inmundo.

3 Cuando alguno en adelante se ponga a profetizar, le dirán su padre y su madre que le engendraron: «No vivirás porque has hablado mentira en el Nombre de Yahvé». Y su padre y su madre que le engendraron, le traspasarán mientras esté profetizando.

4 [9806] Cuando en aquel día profeticen los profetas, se avergonzarán cada cual de su visión, y no vestirán más el manto de pelo para mentir.

5 Un tal dirá: «Yo no soy profeta, soy labrador de la tierra; porque un hombre me compró ya en mi juventud».

6 Y cuando le preguntaren: «¿Qué son esas heridas en tus manos?», contestará: «Me hicieron estas heridas en la casa de mis amigos».

Castigo del pastor y dispersión de las ovejas

7 [9807] ¡Despierta, espada, contra mi Pastor,

y contra el Varón de mi compañía,

dice Yahvé de los ejércitos:

¡Hiere al Pastor! y se dispersarán las ovejas,

y extenderé mi mano contra los párvulos.

8 [9808] Y sucederá que en toda la tierra,

dice Yahvé,

serán exterminados los dos tercios,

perecerán y quedará en ella sólo un tercio,

9 Y este tercio lo meteré en el fuego,

lo purificaré como se purifica la plata,

y lo probaré como se prueba el oro.

Invocará mi Nombre y Yo lo escucharé;

Yo diré: «Pueblo mío es».

Y él dirá: «Yahvé es mi Dios».

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Zacarías 14

Auxilio divino para Jerusalén

1 [9809] He aquí que viene el día de Yahvé, y en medio de ti serán repartidos tus despojos.

2 Porque reuniré a todas las naciones para que peleen contra Jerusalén. La ciudad será tomada, serán saqueadas las casas y violadas las mujeres, y la mitad de la ciudad será llevada al cautiverio; pero un resto del pueblo podrá permanecer en la ciudad.

3 Entonces saldrá Yahvé y combatirá a aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.

4 [9810] Pondrá en aquel día sus pies sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al lado de levante; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia levante y hacia poniente, y (se formará) un valle muy grande; la mitad del monte se trasladará hacia el norte, y la otra hacia el mediodía.

5 Entonces huiréis por el valle de mis montes; pues el valle de los montes llegará hasta Asal. Huiréis como huisteis cuando el terremoto en tiempos de Ocias, rey de Judá; y vendrá Yahvé, mi Dios, y con Él todos los santos.

6 [9811] En aquel día no habrá luz, sino frío y hielo.

7 Será único ese día que (sólo) conoce Yahvé; no será ni día ni noche, mas a la hora de la tarde habrá luz.

8 [9812] En aquel día saldrán de Jerusalén aguas vivas: la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, tanto en verano como en invierno.

9 [9813] Y Yahvé será Rey sobre la tierra entera; pues en aquel día Yahvé será único, y único su Nombre.

10 [9814] Todo el país será transformado en llanura, desde Geba hasta Rimmón, al sur de Jerusalén; y ésta quedará elevada y habitada en su (antiguo) sitio, desde la puerta de Benjamín, hasta el lugar de la Puerta antigua, hasta la puerta del Ángulo, y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.

11 [9815] Habitarán en ella y no habrá más anatema. Jerusalén vivirá en paz.

Ruina de los enemigos

12 [9816] Y ésta será la plaga con que Yahvé herirá a todos los pueblos que hicieron guerra a Jerusalén. Estando ellos en pie se consumirá su carne, sus ojos se corromperán en sus cuencas, y su lengua se les pudrirá en la boca.

13 En aquel día habrá gran confusión entre ellos; agarrará cada cual la mano del otro, y alzará la mano contra su prójimo.

14 También Judá luchará en Jerusalén; y serán juntadas las riquezas de todas las naciones circunvecinas; oro y plata y vestidos en gran abundancia.

15 La misma plaga herirá a los caballos, mulos, camellos, asnos y todas las bestias que se hallaren en aquel campamento.

Conversión de los gentiles

16 [9817] Y todos aquellos que quedaren de todas las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán año por año, para adorar al Rey, Yahvé de los ejércitos, y celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

17 No vendrá lluvia sobre aquellas tribus de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Yahvé de los ejércitos.

18 Y si el pueblo de Egipto no sube y no viene, no (lloverá) sobre él, habrá allí aquella plaga con que Yahvé herirá las naciones que no suben a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

19 [9818] Tal será el castigo de Egipto, y el castigo de todas las gentes que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

Santidad de Jerusalén

20 [9819] En aquel día, aun sobre las campanillas de los caballos (se escribirá): “Consagrado a Yahvé”, y las ollas en la Casa de Yahvé serán como los vasos de libación delante del altar.

21 Toda olla en Jerusalén y en Judá será consagrada a Yahvé de los ejércitos; y todos los que ofrecieren sacrificios vendrán, y las tomaran para cocer en ellas; y no habrá ya cananeos en la Casa de Yahvé de los ejércitos, en aquel día.

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Comentarios de Mons. Straubinger

* 1. Esta fecha coincide con el año 520 a. C. Darío reinó de 521 a 485. Véase Ageo 1, 1. Hijo de Baraquías: en Esdras 5, I y 6, 14 llamado Hijo de Iddó, en el sentido lato de descendiente, como en Mateo 1. 8 se llama a Ocias hijo de Joram, que fue su bisabuelo. (Cf. II Paralipómenos 22, 1 y 11; 24, 27; IV Reyes 9, 14 y 20: y el caso de Baltasar en Daniel 5, 2 y nota).

* 3. Convertíos a Mí, etc. Véase Malaquías 3, 7 y nota. En su alocución del 15 de abril de 1945 referente a una paz justa, S. S. Pío XII cita estas palabras, agregando que el espíritu de conversión es lo que necesitamos para salir de la gravísima crisis en que vivimos. Cf. Isaías 31, 6; Jeremías 3, 12, 14 y 22; 4, 1; 18, 11; Ezequiel 18, 30; Oseas 14. 2.

* 4. Los profetas anteriores, es decir, los que predicaron las advertencias de Dios antes del exilio. Véase 7, 7. Porque Él no hace nada sin anunciarlo primero a sus profetas (Amós 3, 71 de modo que puedan salvarse de la catástrofe aquellos que presten atención a la voz de los profetas. Lo mismo está dicho para nosotros sobre las profecías del Nuevo Testamento, cuyos anuncios son aún más terribles, Véase Marcos 13, 17; Lucas 21, 28-36; I Tesalonicenses 5, 1-6 y 20, etc.

* 7. El mes de Schebak era el undécimo del calendario judío; corresponde a la luna de enero-febrero.

* 8. De noche: Todas las visiones de Zacarías son nocturnas (cf. versículo 11 y nota). La última termina en 6, 8. Vi a un hombre: Se trata de un ángel o mensajero, como se deduce de los versículos 9 y 11, pero de categoría superior a los otros, y el profeta lo trata de “Señor”. San Jerónimo opina que era el Arcángel San Miguel, protector del pueblo judío (cf. Daniel 10, 21). Crampón lo llama “imagen personal del Dios invisible, pero que se distingue de Él” (véase 2, 6 s. y nota). En vez de mirtos, dicen los Setenta montes. Los Setenta hablan también de cuatro caballos y cuatro colores, lo que cuadra mejor con el lugar paralelo de los cuatro carros (6, 1 ss.) y con el estilo apocalíptico. El simbolismo de los cuatro colores, que en Apocalipsis 6 tiene un sentido de exterminio (cf. versículo 18 y nota), encierra aquí un misterio que algunos refieren a los diferentes caracteres (San Jerónimo), o a los cuatro puntos cardinales del globo, y que otros interpretan más bien con relación al tiempo, refiriéndolo a los cuatro reinos gentiles de Daniel 2, o a las cuatro bestias de Daniel 7. Lo indudable es que se trata de ángeles enviados por Dios a recorrer la tierra (versículo 10) y que encuentran, en prosperidad (versículo 11 y 15) a esas naciones contra las cuales Dios está indignado (versículo 15 s.) porque son enemigas de Israel (versículo 12 y 18 ss.), es decir que deberá preceder su castigo antes de cumplirse las promesas consoladoras para Jerusalén (versículo 13 ss.) Véase versículo 11.

* 11. Esta paz recuerda la que San Pablo anuncia en I Tesalonicenses 5, 3 (véase Lucas 21, 24; Isaías 29, 4-7 donde se habla también de visión nocturna). “Ageo acababa de anunciar que al advenimiento del libertador prometido a los judíos precederá una gran crisis, una especie de sacudimiento catastrófico entre las naciones paganas (véase Ageo 2, 7 ss. y 23); esta comprobación hecha por los emisarios de Yahvé denotaba, pues, que la hora de la liberación no había sonado aún para Israel. De ahí la ardiente súplica que el Ángel dirige en seguida a Dios en favor de Jerusalén y de las otras ciudades de Judá: Señor, ¿hasta cuándo? (versículo 12)” (Fillion). Cf. Isaías 26. 1-7; 40, 1-5; Lucas 3, 5, donde el anuncio se aplica al Bautista en sentido espiritual, y Malaquías 3; 1 ss., donde se lo aplica a la purificación de Israel.

* 12. Son ya setenta años en número redondo, contando desde el comienzo de la aflicción de Judá, es decir, del asedio de Jerusalén por Nabucodonosor (588). No son éstos los setenta años de la cautividad, los cuales terminaron el año primero de Ciro, dieciséis años antes.

* 13. Palabras de consuelo: Dios se ha apiadado de su pueblo después de castigarlo durante setenta años. Jerusalén rebosará de bienes (versículo 17) y el Señor volverá a cuidar de Sión.

* 14 s. “Bien sabemos, dice un autor piadoso, que Dios no tiene corazón de carne. Pero, ¿qué importa, si Él obra como si lo tuviese? ¿Acaso el lector de la divina Escritura no ha de creerle cuando Él mismo se digna hacernos así sus más íntimas confidencias? ¡Cuidado, pues, con pretender someterlo a nuestro juicio, o empeñarnos en conocerlo diferente de como Él quiere ser conocido! Si así se nos muestra el Dios de la verdad, es porque Él es así. ¡Y en conocerlo así, por sus palabras, en eso consiste la vida eterna!” Véase Juan 17, 3.

* 16. La cuerda será tendida sobre Jerusalén: Jerusalén será reedificada. El cordel de medir significa en el lenguaje profético el trabajo del constructor y del que reparte la tierra. Véase 2, 1; 4, 10 y 6, 13 y notas; Apocalipsis 21, 15 ss.

* 17. Nótese que las visiones siguientes desarrollan el doble contenido de ésta: primero la explosión de la ira divina contra las naciones paganas (versículo 15), y luego la nueva elección de Jerusalén “más honorable que la primera”. Cf. II Paralipómenos 6, 6; 12, 13, etc. Tal observación facilita mucho el entendimiento de las misteriosas visiones que siguen.

* 18 ss. Sobre el significado de los cuernos o astas véase Daniel 7, 24; Apocalipsis 17, 12. Los cuernos representan a los pueblos que han venido de los cuatro puntos cardinales de la tierra a oprimir y destruir el reino de Judá y de Israel. Dios envía a cuatro herreros, símbolos de los poderes sobrenaturales que van a destruir esas naciones enemigas. Véase versículo 8 y 11 y notas. Algunos equiparan estos cuatro agentes a las cuatro calamidades de Ezequiel 14. 21. a saber: la espada, el hambre, las bestias feroces y la peste, que coinciden con los cuatro caballos de Apocalipsis 6. En el hebreo, los versículos 18-21 pertenecen al capítulo 2 cuya numeración se adelanta así en cuatro versículos con relación a la Vulgata y a los Setenta.

* 1. Véase 1, 16 y nota. La cuerda es para delimitar el circuito de la ciudad a reconstruir. Véase Ezequiel 40, 3 y 5.

* 4 s. Corre: Cf. Habacuc 2, 2 y nota. La nueva Jerusalén es tan populosa que no cabe más dentro de los límites de las murallas. Esto mismo significa también que habrá paz y seguridad para sus habitantes. Un mundo de ciudades abiertas sería mucho más seguro que un mundo de fortalezas. Pero esta lección política que coincide con lo que vemos en Isaías 11. 6 ss., parecería un sueño en el mundo de hoy. Jerusalén tendrá una muralla de fuego (versículo 5) y por lo tanto infranqueable (cf. 12, 6 y nota). El mismo Dios protegerá la ciudad santa (Salmo 124, 2).

* 6 s. Apóstrofe a los judíos que se hallan todavía en el destierro en el país del norte (Babilonia). Dios los exhorta a huir y volver a su patria. Véase Isaías 48, 20; Jeremías 51, 6 y notas; Apocalipsis 18, 4. “Todo el discurso que sigue es del Ángel de Yahvé, hablando ora como un solo y mismo ser con Yahvé, ora como una persona distinta” (Crampón). Sobre la misteriosa figura de este Ángel véase versículo 9; 1, 11 y nota.

* 8. Para gloria suya: esto es “para aumentar la gloria del Señor. Anunciando de parte de Yahvé, primero el castigo de los pueblos paganos que habían oprimido al pueblo teocrático (cf. 1, 15), y después, su futura conversión (cf. versículo 11), el divino mensajero manifestará la gloria de Aquel que le ha confiado esta misión y en cuyo nombre obrará” (Fillion).

* 9 s. Véase 12, 9 ss. Vengo y moraré en medio de ti (versículo 10): Vemos con plena claridad el carácter mesiánico del vaticinio. Jerusalén, la morada del Señor, será un centro hacia el cual afluirán los pueblos. Véase Isaías 12, 6; Sofonías 3, 15; Ezequiel 48, último versículo.

* 11. Alude a la conversión de los gentiles al Dios de Israel, con el cual formarán un solo pueblo. Véase 8, 20-22; Ezequiel 47, 22 s.; Isaías 2, 1-4; 19, 18-25; Miqueas 4, 2.

* 12. En la tierra santa. Es uno de los pocos lugares en que Palestina es llamada Tierra Santa, término con que hoy acostumbramos designar aquel país privilegiado por haber sido el escenario de la vida del Redentor (cf. Éxodo 3, 5; Daniel 8, 9; 11, 16; Isaías 8, 8; Oseas 9, 3; Ezequiel 47, 13 ss.).

* 1. Jesús, llamado también Josué, Sumo Sacerdote, que con Zorobabel regresó del destierro, el año 536 a. C. Véase Esdras 2, 2; 3, 2; Eclesiástico 49, 13-14; Ageo 1, 1. Un gran misterio profético parece encerrarse en la figura de este Jesús como en la de su compañero Zorobabel (cf. Ageo 2, 24 y nota). Entre ambos reúnen los dos aspectos con que las profecías anuncian al Ungido o Mesías: el Sacerdocio y el Reino. Cf. 4. 14; 6, 12 s.; Salmo 109; Isaías 32, 1; Ezequiel 44, 3; 46, 15 y notas. Satán significa adversario, acusador, calumniador. Aparece aquí, lo mismo que en Job (1, 6ss.; 2, 1 ss.), en esa postura de acusador (cf. Salmo 108, 6). como opositor de un siervo de Dios (cf. I Pedro, 5, 8; Apocalipsis 12, 10), acusándolo ante el tribunal divino, no para defender la causa de Dios, sino al contrario, para impedirla. Más que la reconstrucción material del Templo, preocupa a Satán la restauración espiritual, pues sabía sin duda que según las profecías esta nueva obra realizada por el Sumo Sacerdote Jesús y el jefe político Zorobabel había de ser el preludio de la era mesiánica. “Después del restablecimiento de Israel, anota Crampón, dos órganos esenciales a su vida deben ser reconstituidos: el sacerdocio y la realeza. La cuarta visión figura la reinstalación del sacerdocio.” (Véase Ezequiel 44, 15, ss.)

* 2. Y dijo Yahvé: es decir, el gran Ángel que habla en nombre de Dios (cf. 1, 8 y nota). Él pide a Yahvé que increpe y rechace al mentiroso acusador (véase la referencia que se hace a esta expresión en Judas 9). El Sumo Pontífice León XIII cita este pasaje en la oración que ordenó se rezara después de la santa Misa, contra los enemigos de la Iglesia y contra el mismo Satán. Un tizón arrebatado al fuego: el Sumo Sacerdote y toda la nación, rescatados de Babilonia como restos que se salvan antes de ser completamente destruidos, con la esperanza de que aún puedan salvarse. Lo mismo dice Amos en 4, 11 s.

* 3 ss. Las ropas sucias simbolizan el triste estado moral de la nueva teocracia que de propia fuerza no puede levantarse y por eso necesita ser renovada con la ayuda de la gracia divina. La limpieza que se hará luego (versículo 4) es imagen de lo que se anunciará para Israel en el versículo 9. Espiritualmente vemos aquí el estado en que nos hallamos todos, por lo cual jamás podemos renunciar al socorro que viene de arriba. Un magnífico pensamiento nos trae a la memoria el Apóstol de las gentes cuando pregunta: “¿Qué otra cosa tienes tú que no la hayas recibido, y si lo que tienes lo has recibido, por qué te jactas como si no lo hubieses recibido?” (I Corintios 4, 7). Cf. versículo 7 y nota. En cuanto al Sumo Sacerdote, el quitar los vestidos sucios significa el perdón del pecado y la reinstalación en el sacerdocio del Templo que se está construyendo. Es un rito más solemne que la consagración de Aarón (Éxodo capítulo 29), pues el nuevo Templo y su sacerdocio han de servir al Mesías (cf. Ageo 2, 10 y nota).

* 7. En la persona del Sumo Sacerdote, Israel recibe aquí la promesa condicional (cf. 6, 15 y nota) de gobernar (“tú también”) con Zorobabel (cf. 4, 14; 6, 15) la casa de Dios (el Templo y todo el pueblo) y de ser ayudado por los ángeles (éstos que están aquí presentes). San Pablo nos explicará luego que Israel prefirió la propia justicia en vez de aceptar la que venía de Dios por los méritos de Cristo (véase Romanos 3, 22 ss.; 10, 3; 11, 7 s. y como contraste Filipenses 3, 1-9). De ahí su rechazo del Mesías (Romanos 11; Ageo 2, 20 y nota). De ahí también las promesas renovadas que San Pedro y San Pablo le formulan en Cristo resucitado. Cf. Hechos de los Apóstoles 3, 22 y nota; Hebreos 4, 1-11. Véase en Apocalipsis 3, 17 ss. la advertencia a la Iglesia de Laodicea que muestra esa fe en su propia justicia.

* 8. Varones de presagio, porque Jesús y los sacerdotes que le acompañan son figuras de un nuevo sacerdocio según el orden de Melquisedec (Salmo 109, 4; Hebreos 5, 10), personaje que algunos consideran angélico y que como sacerdote y rey prefiguraba al Mesías. Véase Génesis 14, 18 y nota; Hebreos 7, 1 ss. Mi Siervo, el Pimpollo. La Vulgata vierte: mi Siervo, el Oriente: Cf. 6, 12 y nota. El Targum traduce: mi siervo el Mesías. La palabra hebrea correspondiente a Oriente significa igualmente pimpollo, germen, vástago, renuevo (véase Isaías 4, 2; 11, 1 y 10; Jeremías 23, 5; 33, 15; Lucas 1, 78). “Este nombre caracteriza al Mesías como el retoño por excelencia de la familia de David cuya restauración debe operar” (Crampón). Cf. Amos 9, 11.

* 9. Cf. 4, 7. La piedra recuerda la piedra fundamental del Templo y es a la vez el fundamento del reino teocrático. Se refiere en sentido típico a Jesucristo, piedra angular del nuevo reino de Dios (Salmo 117, 22; Isaías 28, 16; Mateo 21, 42). Los siete ojos, que también tiene el Cordero divino en Apocalipsis 5, 6 (cf. Apocalipsis 1, 4), parecen simbolizar la solicitud por su reino (cf. 4, 10). Quitaré… la iniquidad: esto es la obra específica del Mesías simbolizada en el versículo 4. Véase Isaías 59, 20, citado en Romanos 11, 26. En un día: cf. Isaías 60, 22 y nota.

* 10. Locución muy expresiva para pintar una era de paz y prosperidad. Véase III Reyes 4, 25, y sobre todo Miqueas 4, 4. donde este mismo rasgo se refiere a la edad mesiánica. Cf. Isaías 11, 1-9.

* 1 s. La nueva visión tiene por objeto mostrar la seguridad que la divina autoridad va a dar a la comunidad restaurada del pueblo, o sea, al restablecimiento de la realeza en la persona de Zorobabel. Es de notar que este príncipe davídico figura, tanto en la genealogía de Jesús por José (Mateo 1, 12 s.) como en la de María (Lucas 3, 27). Cf. versículo 6 ss. Un recipiente, para el aceite. El candelera es el de los siete brazos diseñado por Moisés (Éxodo 26, 31 ss.) con algunas diferencias (cf. versículo 3 y nota).

* 3. Junto a él: a los dos costados del receptáculo, como lo explica el texto. Los dos olivos proporcionan el combustible para el candilero de oro. Fillion hace notar que éste se distinguía del de Moisés por ese depósito de aceite, “de modo que las lámparas no necesitaban ser mantenidas por los sacerdotes, como en el candelabro antiguo”, y señala cómo “el rasgo más característico y notable” del nuevo es esta forma de alimentarse directamente desde los dos olivos, “que será completado en los versículos 11-14, y que subraya la ausencia de todo agente humano para mantener las lámparas”. Sobre éstas se han propuesto diversos simbolismos: los siete dones del Espíritu Santo; los “siete ojos del Señor que recorren la tierra” (versículo 10), etc. Los dos olivos son figura de los dos ungidos: Jesús (Josué) y Zorobabel (cf. versículo 14 y nota).

* 6. Palabra de Yahvé a Zorobabel: Véase Ageo 2, 24 y nota sobre la misión misteriosa de este importante personaje. No por medio de un ejército; es decir, no por el poder, ni por la fuerza, sino por mi espíritu. Palabra misteriosa a primera vista, pero aclarada por la visión. Aunque ninguna mano tocase el candelabro, sus lámparas brillaban sin cesar. Así también sin ninguna intervención humana, y únicamente por el Espíritu de Dios, simbolizado en el aceite, la teocracia, tan débil entonces (cf. Nehemías 4, 2), volvería a ser fuerte y gloriosa. En el Apocalipsis la Iglesia de Filadelfia. que según algunos autores simboliza los tiempos modernos, es también “de poca fuerza” (Apocalipsis 3, 8), y sin embargo, por haber guardado la Palabra, se le promete hacerla columna del Templo de Dios (Apocalipsis 3, 12), y guardarla de la tribulación que vendrá sobre el mundo entero (Apocalipsis 3, 10), además de otra promesa (cf. Apocalipsis 3, 9) cuyas palabras anuncian según la mayoría de los intérpretes la conversión de los judíos. Cf. Isaías 60, 14.

* 7. Zorobabel acabará la construcción del Templo, no obstante las dificultades simbolizadas por el gran monte, el cual se reducirá a una llanura. Zorobabel pondrá la piedra de remate: la última piedra que corona la obra (cf. 3, 9). La Vulgata dice: la piedra primaria, que es la más importante. Gracia, gracia sobre ella: Bover-Cantera traduce: ¡Qué hermosa es! Vulgata: igualará su gracia a la gracia de aquél. Setenta: y traeré la piedra de la herencia, la gracia de ella igual a (mi) gracia. Sobre la piedra cf. 3, 9 y nota.

* 10. La plomada: Véase 1, 16; 2, 1; 6, 13 y notas. Cf. Apocalipsis 11, 1 s.; Ezequiel 40, 3. Siete ojos: Véase 3, 9 y nota Que recorren la tierra: Cf. II Paralipómenos 16, 9; Job 34, 21 s.; Proverbios 5, 21; Jeremías 16, 17.

* 12. Texto diversamente traducido. Nuestra versión es la de Bover-Cantera.

* 14. Los dos ungidos: literalmente: los dos hijos de aceite, a saber: el Sumo Sacerdote Jesús y Zorobabel (cf. versículo 3; 3, 1; 6, 12 s. y notas). San Jerónimo, y con él varios modernos, piensan que éstos son los dos testigos del Apocalipsis, de los cuales, “con Manifiesta alusión a este pasaje” (Prado), se dice allí que “son los dos olivos y los dos candeleros que están de pie delante del Dominador de la tierra” (Apocalipsis 11, 4), es decir, que (según el mismo autor) “le asisten como ministros de la potestad civil y de la potestad religiosa”. Esto no obsta a que aquéllos ejercitarán poderes que fueron dados a Elías (Apocalipsis 11, 5 — IV Reyes 1, 10 y Eclesiástico 48, 1; Apocalipsis 11, 6 = III Reyes 17, 1) y a Moisés (Apocalipsis 11, 6 y 8 = Éxodo 7, 14-25), por lo cual, añade Prado, “no puede dudarse que el Vidente de Patmos tuviese a la vista aquellos dos ilustrísimos varones del Antiguo Testamento, Moisés y Elías, a quienes él personalmente había visto antes como asistentes del Señor en la Transfiguración (Mateo 17, 1-3; Marcos 9, 2-13; Lucas 9, 28-36)”. En 6, 12 s. y nota vemos de. nuevo a Zorobabel y a Jesús ben Josedec como testigos del Mesías que resume en si el sacerdocio y el reino. Véase 6, 5.

* 1 ss. Un rollo de pergamino, en que se hallaban escritos las maldiciones y los castigos (versículo 3), o quizá el rollo de la Ley que condenaba aquellos delitos (cf. Jeremías 36, 2ss.). Después de santificar a los jefes (capítulo 4), Dios procede a la santificación de los individuos y al destierro del pecado del pueblo (versículo 5-11).

* 3. Toda la tierra: Parece referirse literalmente a la tierra de Judá y principalmente a Jerusalén. La desaparición de los- pecadores es en los escritos de los profetas siempre una señal de la era mesiánica. Cf. Isaías 4, 3 ss.; Malaquías 3; 2, etc. El Profeta menciona en especial los crímenes de robo y perjurio (versículo 4), que cundían en la nueva comunidad sumida en extrema miseria.

* 7. Una tapa de plomo: Vulgata: un talento de plomo. El efa contenía 36 litros. Aquí es sinónimo de cántaro.

* 8. La mujer es la personificación del pecado. La echó al fondo, etc., porque la mujer hacia esfuerzos por salir del ánfora.

* 9. Cf. las dos mujeres, Oholá y Oholibá, en Ezequiel capítulo 23.

* 11. El cántaro con la mujer (la iniquidad) es llevado a Sinear, o sea, Babilonia (Génesis 10, 10; 11, 2), donde está la sede de la impiedad e idolatría. Cf. la Babilonia del Apocalipsis (capítulos 17-18), I Pedro 5, 13. No solamente los pecadores, sino también la raíz de la maldad, el pecado, han de ser extirpados en el reino mesiánico.

* 1. Dos montes: Probablemente el monte Sión y el monte de los Olivos. El sentido de los carros está expresado en el versículo 5. Según Nácar-Colunga “son los ministros de la justicia divina en los cuatro ángulos de la tierra. Los que van hacia la tierra del Norte son los que ejecutarán las divinas venganzas contra Babilonia”. Véase Apocalipsis 7, 1-3; 9, 14 s. Un juicio semejante se ve en Joel 2, 3 ss.; Isaías 2, 10, 22, etc.

* 2. Sobre los caballos y sus colores, véase 18 y nota.

* 6 s. La tierra del Norte: Babilonia y Asiria. La tierra del Mediodía: Egipto; o sea los dos principales enemigos del pueblo elegido (cf. Miqueas 3, 5 y nota). Algunos ven en las dos primeras la apostasía en sus aspectos civil y religioso, y en el tercero el “mundo” enemigo del Evangelio (cf. Juan 7, 7; I Juan 2, l5; Lucas 21, 34, etc.). Los caballos recorren la tierra para ejecutar los castigos de Dios. Véase Apocalipsis capítulo 6.

* 8. Es decir, que su cólera se aplacó al ver que los dos carros lanzados contra las potencias del Norte habían destruido esas enemigas del pueblo de Dios. Cf. Jueces 8, 3; Ezequiel 16, 42; 24, 13.

* 12 s. Llama la atención que la corona sea colocada sobre la cabeza del Sumo Sacerdote y no del jefe civil (Zorobabel), cf. 3, 1; 4, 14 y notas. Admirable misterio profético, en que el Sumo Sacerdote representa en este momento al Hombre cuyo nombre es Pimpollo (Vulgata: Oriente; en hebreo Zémach), es decir, el Mesías Sacerdote y Rey, que es nuestro adorable Salvador Jesús, del cual los profetas escrutaron y preanunciaron para nosotros, como nos dice San Pedro, “las pasiones y posteriores glorias” (I Pedro 1, 10 ss.). Véase 3, 8 y nota; Isaías 4, 2; 11, 1; Jeremías 23, 5; 33, 15; Lucas 1, 78. En su lugar, es decir, como el retoño desde su tronco. Fillion hace notar que “la obra de la reconstrucción del Templo está atribuida más arriba (cf. 4, 7-10) a Zorobabel, cuyo nombre no se menciona aquí”, y cita Ezequiel 40, 1 ss. Él será sacerdote sobre su solio. Él será, pues, rey al mismo tiempo que pontífice. Cf. Jeremías 23, 5, donde la realeza del divino Zémach ha sido netamente predicha. El trono le pertenecerá en propio como a heredero legal de David. Cf. II Reyes 7, 16; Salmo 88, 38; Lucas 1, 32, etc. Los Setenta traducen: y será sacerdote a su derecha. El P. Ramos García resume así la idea de estos dos versos: “Con esta institución perenne de la soberanía temporal… el Señor cumplirá fielmente a David la promesa jurada que le tiene hecha, de que no le faltará sucesor de su familia en el trono (Salmos 88, 20-38; 131, 11-18; Jeremías 33, 23-26); y por eso cabalmente el Zémach, en quien esa sucesión se reanuda felizmente, entre otros nombres simbólicos, divinamente expresivos, lleva también el de David, como ya vimos (Oseas, Isaías, Jeremías, Ezequiel, antes citados). El Salmo 88, donde más claramente se contiene la promesa divina, comienza justamente: “Misericordias Domini in aeternum cantabo”, con alusión a Isaías 55, 3; “misericordias Domini fideles”; y el citado paso de Jeremías (capítulo 33, 23 ss.) es un resumen de cuanto venimos diciendo sobre la restauración final de Israel bajo un solo caudillo de origen davídico, el cual llegará a dominar en todo el mundo a tenor del Salmo 71, etc.” (Estudios Bíblicos 1949, pág. 122).

* 15. Véase Isaías 57, 19; 66, 20 y notas. Esto sucederá: La promesa es condicional, como la de 3, 7. La participación de los judíos en la salud mesiánica que iba a traer Cristo, dependía de que ellos escucharan la voz de Dios (Juan 5, 40 y 43; 12, 49 s., etc.), y no lo hicieron. Véase capítulo 11; Ageo 2, 20 y nota. Cf. Jeremías 30. 13 y nota.

* 1. El mes de Casleu (o Kislev) corresponde a la luna de noviembre-diciembre.

* 3. Llorar y ayunar, para conmemorar la destrucción del Templo acaecida en el mes quinto del año 587 (IV Reyes 25, 8-9). Ahora que el Templo está reconstruido, preguntan: ¿qué valer tiene todavía el duelo y el ayuno?

* 5. Además del ayuno que hacían en el mes quinto (versículo 3) en memoria de la destrucción de Jerusalén, ayunaban el día trece del mes séptimo para recordar el asesinato de Godolías (Jeremías 41, 1-2).

* 6 s. Vuestros ayunos no agradan al Señor, porque no provienen del espíritu de verdadero arrepentimiento ni producen enmienda en vuestra mala vida. Zacarías, como todos los profetas, se levanta contra las prácticas exteriores que habían ofuscado el espíritu de la Ley. Dios no se goza en vernos sufrir: lo que Él quiere son “sacrificios de justicia” (cf. Salmo 4, 6 y nota). Véase 8. 16-17; Isaías 1, 11 ss.; 58, 3 ss.; Jeremías 6, 20; Oseas 6, 6; 8, 13; 9, 4; Joel 2, 13; Amós 5, 24, etc. Négueb: la región meridional de Judea. Sefelá: la llanura filistea, entre Jafa y Gaza. Cf. Abdías 19.

* 9 s. Admirable síntesis de la espiritualidad del Antiguo Testamento, representada principalmente por los profetas (Éxodo 22, 22; Deuteronomio 10, 19; Isaías 1, 17 y 23; Jeremías 5, 28; 7, 6; 21, 12; 22, 3; Ezequiel 22, 6 s.; Oseas 6, 6, etc.). El último de los profetas, San Juan Bautista, sintetiza la misma doctrina en Lucas 3, 8 ss., y Jesucristo la declara como propia suya y como signo por el cual el mundo puede conocer a sus discípulos (Juan 13, 35). Véase otra síntesis en 8, 16-17.

* 13. No olvidemos esta fórmula de Dios, que es para todos los tiempos. Él puede llegar, en su misericordia insondable, al extremo de amar a quien no lo ama a Él. Así lo enseñó Jesús (Lucas 6, 35) y lo explicó San Juan (I Juan 4, 10). Pero ¿cómo puede Él escuchar a quien no quiere escucharlo? Véase Jeremías 7, 21 ss.; Juan 5, 40.

* 14. Los dispersé en castigo de sus pecados, como les amenazaron los profetas desde Moisés (Levítico 26, 33 ss.; Deuteronomio 28, 36 ss. Véase Ezequiel 37, 21 y nota). Tierra de delicias: Palestina, la tierra prometida. Cf. 2, 12 y nota; Salmo 105, 24; Jeremías 12, 10; Ageo 2, 8; Malaquías 3, 12, etc. Todavía recoge el viajero esa impresión de aridez en aquella tierra seca que había de manar leche y miel. Cf. Baruc 1, 20; Éxodo 3, 8; 13, 5; 33, 6, 3; 11, 9; 26, 9; 27, 3; 31, 20; Josué 5, 6; Jeremías 3; Levítico 20, 24; Números 13, 28; 14, 8; 16, 13; Deuteronomio 11, 5; 32, 22; Ezequiel 20, 6 y 15, etc.

* 1 ss. En este capítulo continúa la respuesta del capítulo precedente y se dan siete preciosos vaticinios sobre el cambio que se producirá en Jerusalén cuando Dios vuelva a habitar en la Casa del Señor (versículo 3). El duelo se convertirá en gozo (versículo 19); Jerusalén será santa y morada de Dios (versículo 3); rebosará no solamente de bendiciones espirituales, sino también de bienes temporales: Habrá cosechas abundantes, los desterrados volverán, y en las calles se verán ancianos felices que se alegran como niños más felices aún. Todas estas imágenes reflejan la perfección del nuevo reino teocrático. “Así dice Yahvé” (versículo 2): muestra evidentemente, como observa ya San Jerónimo, que estos anuncios no eran un simple reflejo de las esperanzas del profeta, sino promesas divinas (véase Isaías 7, 14; Ezequiel 12, 24; 36, 33 y notas). Grandes celos (versículo 2): Véase 1, 14; Éxodo 20, 5; 34, 14; Jeremías 2, 2 ss.; Ezequiel 5, 13; Oseas 2, 4 ss., etc. Sobre su cumplimiento cf. versículo 6 y nota.

* 3. Ciudad fiel, porque en ella será practicada de nuevo la fidelidad y obediencia a la ley de Dios. Cf. la misma expresión en Isaías 1, 26.

* 4. Sobre esta longevidad cf. Isaías 65, 20.

* 6. El resto de este pueblo: cf. versículo 12. “En la época en que estas cosas se realicen, parecerán maravillosas a los ojos del pueblo, mas no a los ojos de Aquel que las habrá cumplido” (Fillion). Gramática cita aquí el Salmo 117, 23. Véase nuestra nota al versículo 25 de dicho Salmo. Cf. Mateo 23, 39; Romanos 11, 25 ss.; Jeremías 30, 3 y nota.

* 7. Profecía que se refiere a los israelitas desterrados y dispersos entre los pueblos gentiles. Véase versículo 13; Isaías 43, 5-6; Ez- 37, 21; Joel 3, 6.

* 8. Serán mi pueblo: Cf. Levítico 26, 12; III Reyes 8, 51; Salmo 78, 13; 99, 3; Jeremías 7, 23; Ezequiel 37, 27, etc. Compárese este pasaje con Jeremías 31, 31 ss., citado por San Pablo en Hebreos 8, 8 ss.

* 9. Los profetas a los cuales Zacarías se refiere, son él mismo y su contemporáneo Ageo. que hablaron en el día (así el hebreo) o desde el día (así los Setenta) en que se empezó el Templo. Desgraciadamente Israel seguiría siendo sorda (cf. 6, 15; 7, 13), como lo fue también al anuncio del Bautista (Juan 1, 19; Ageo 2, 10 y 20 y notas).

* 10. Véase Ageo 1, 6 y 9-11; 2, 17-20. Sobre el trabajo sin utilidad en materia espiritual alecciona San Pablo a los cristianos en I Corintios 3, 12 ss.; 13, 1 ss., etc.

* 12. Habrá una perfecta armonía entre la tierra y el cielo: “Aquélla dará sus mejores jugos, éste sus lluvias y su rocío.” Cf. Joel 2, 21 ss.; Malaquías 3, 8-12 y notas.

* 13. Esta profecía reviste máxima importancia por referirse no solamente a los de Judá sino también a las diez tribus del reino de Israel, que nunca volvieron del exilio (cf. 10, 6; 11, 4 y notas). Su carácter es, pues, mesiánico. Véase anuncios semejantes en 10, 6; Isaías 11, 12 y 16; 27, 13; Jeremías 3. 12 y 18 ss.; 31, 1; 33, 14; Ezequiel 16, 53; 20, 40 ss.; 37, 15-23; 39, 25 ss., etc. Seréis bendición: Véase Miqueas 5, 7 y nota.

* 16 s. Véase versículo 1; 5, 3 s.; 7, 9 s. y notas. San Pablo alude a esto en Efesios 4, 25.

* 19. Los judíos observaban después del cautiverio estos cuatro días de ayuno rememorando las calamidades caídas sobre Jerusalén: el primero recordaba la toma de Jerusalén por Nabucodonosor (587); el segundo, la destrucción del Templo; el tercero, el asesinato de Godolías; el cuarto, el comienzo del asedio de Jerusalén. Cf. 7, 3 y 6 s. y nota.

* 20 ss. He aquí la culminación de la divina promesa. No solamente los judíos formarán la nueva nación teocrática, sino también, junto con ellos, todos los gentiles convertidos. Véase Ezequiel 47, 22 s. Los habitantes de muchas ciudades. Los paganos se estimulan mutuamente a ir a buscar al Señor (versículo 21). Véase en 14, 16-19 un anuncio semejante, y cómo el pecado de los gentiles consistirá en su incumplimiento. Análogas profecías mesiánicas se encuentran en Isaías 2, 2 ss.; Miqueas 4, 1 ss., etc. ‘Cf. 2, 11; Juan 4, 22.

* 1 ss. En este capítulo se describe la derrota de las naciones enemigas, la cual será el preludio de la venida de Cristo. El primer versículo es muy oscuro. Bover-Cantera vierte: Oréenlo. Palabra de Yahvé. El país de Hadrac y Damasco se han convertido en su morada; pues a Yahvé pertenecen los ojos del hombre y todas las tribus de Israel. Kittel propone la lección Aram (Siria) en vez de Adam (hombres). Carga: profecía conminatoria. Véase Isaías 13, 1; Nahúm 1, 1; Habacuc 1, 1. Hadrac fue, según las inscripciones cuneiformes, capital de un pequeño reino de Siria. Además de Hadrac serán juzgadas otras ciudades sirias y fenicias: Damasco, Hamat (Emat), Tiro y Sidón. Véase Ezequiel 28 y notas. Cf. especialmente Ezequiel 28, 18 y 29, 18 y notas sobre la destrucción de la antigua Tiro, que empezó en la invasión de Nabucodonosor y terminó bajo Alejandro Magno (332). Cf. también Isaías 23, 1-7; Jeremías 49, 23-27.

* 5 ss. Las ciudades aquí mencionadas representan el país de los filisteos. Bastardos, o sea, extranjeros. Los filisteos renunciarán a sus maldades (sangre) y a la idolatría (abominaciones) y se convertirán al Señor (versículo 7). Su suerte será la misma que la de los jebuseos, los cuales, después de resistir largo tiempo, se adhirieron finalmente a la comunidad israelita. Véase Josué 15, 63; II Reyes 5, 6 ss.; I Paralipómenos 21, 15.

* 8. Mi casa: mi pueblo. Velo con mis ojos: Nótese la ternura con que Dios habla de su pueblo.

* 9. El mismo Dios exhorta a la población de Jerusalén a entregarse a la alegría y a saltar de gozo. El motivo de la alegría se manifiesta en los nombres que lleva el Mesías: Él es rey, el Rey prometido, el heredero del trono de David (II Reyes 7, 12-17; Lucas 1, 32); justo, el Justo por excelencia que trae la justicia (Salmo 71, 4 y 12 ss.; Isaías 11, 3; Mateo 11, 5; Lucas 7, 22). Trae salvación (cf. Salmo 21; Isaías 49, 7 ss.; 52, 13 ss.; 53, 1 ss.; Mateo 8, 17; Marcos 9, 11, etc.). Mas vendrá pobre y humilde montado en asnillo. He aquí un rasgo que los rabinos debieron reconocer cuando se cumplió al pie de la letra el Domingo de Ramos, en que los discípulos y los creyentes en las profecías lo aclamaron Rey de Israel (véase Mateo 21, 5-9; Marcos 11, 10; Lucas 19, 38; Juan 12, 13), si bien por tan pocas horas (cf. Lucas 16, 16; Mateo 16, 14-21 y nota). Es, por lo demás, imposible encontrar otra realización que haya ocurrido (de estos oráculos), puesto que después del destierro los judíos no han tenido ningún otro rey legítimo, más que el Mesías. Su reino iba a ser un reino de paz, por lo cual no venía montado en un caballo como los reyes conquistadores. Cf. Isaías 62, 11 y nota; Ez- 23, 6 y nota. En cuanto al rechazo de Jesús como Pastor de Israel (cf. 6, 12 s.) lo vemos en el capítulo 11, 10. Es de notar que en un principio los israelitas por mandato del Señor no usaban carros de guerra ni caballos, sino que confiaban en el auxilio que Dios les había prometido (Deuteronomio 17, 16). Ese ideal será restablecido por el Mesías, rey de paz (Isaías 2, 2-4; 11, 6 ss.; Ezequiel 34, 25; Oseas 2, 18). Véase especialmente Miqueas 5, 9-13 donde se encuentra una predicción igual. Desde un mar a otro: El reino del Mesías será universal. Cf. Salmo 71, 8. El rio (Éufrates). Véase Isaías 7, 20; Miqueas 7, 12; Ezequiel 47, 13 ss. y nota.

* 11. La sangre de tu alianza: Alusión a la alianza del Sinaí (Éxodo 24, 8). Si bien Israel se ha mostrado infiel y más de una vez rompió el pacto (cf. 11, 9 y nota), la sangre de la alianza no ha perdido su valor, pues Dios es fiel. Por lo cual Él mismo se ocupa de librar a los cautivos del lago. La fosa sin agua, simboliza a Babilonia.

* 12. La fortaleza es Jerusalén. Dios se dirige a los prisioneros que no han extinguido la lámpara de la esperanza de volver a su tierra, y promete a Sión doblados bienes (cf. Isaías 61, 7), o sea, la porción de primogénito; porque al primogénito le toca doble herencia (Deuteronomio 21, 15-17) e Israel es el primogénito entre los pueblos (Éxodo 4, 22).

* 13. Judá será el arco; Efraím (representante de las diez tribus) el carcaj lleno de flechas, y Sión la espada en la mano del Señor que los usará como armas contra los enemigos, de los cuales se mencionan especialmente los griegos (cf. Daniel 8, 20), lo cual, como dice Fillion, se supone que se cumplió en los tiempos de los Macabeos, sin perjuicio del sentido mesiánico de la profecía.

* 14. La lucha de Dios por los pueblos se describe en forma poética. Las saetas son los relámpagos (Salmo 17, 15; 76, 18). El mismo Señor tocará la trompeta que da la señal para el combate y se lanzará sobre los enemigos como un huracán del Mediodía, esto es, del desierto (Isaías 21, 1; Oseas 13, 15). Sobre la trompeta véase Éxodo 11, 13; Levítico 23, 24; I Tesalonicenses 4, 16 y notas.

* 15. Las huestes de Dios devorarán a los enemigos como un león y hollarán las piedras de la honda, lo cual significa la impotencia de las huestes adversarias que “serán bajo los pies (de los judíos) tan inofensivas y desdeñables como las piedras de la honda que erraron el tiro y yacen en tierra como un camino sobre el cual se puede pasar”. Se embriagaran, ebrios de la sangre de los enemigos, los vasos de libación y los ángulos del altar recuerdan el rito de los sacrificios. Los sacerdotes recogían la sangre de las víctimas en tazones y rociaban con ella los cuernos del altar de los holocaustos (Éxodo 29, 12; Levítico 4, 18 y 25).

* 16. Como piedras de una diadema, que brillan sobre la tierra, es decir, como cosa preciosísima, porque representa la salvación espiritual del pueblo de Dios, las “ovejas del pueblo suyo”.

* 17. Termina este- hermoso capítulo con una pregunta que expresa la admiración del profeta al contemplar en éxtasis a su pueblo así glorificado por su Dios. El trigo hará florecer, etc. “Manera llena de gracia y delicadeza de prometer a los judíos ricas cosechas y abundantes vendimias. Es evidente que sólo en sentido acomodaticio se puede aplicar este pasaje a la santa Eucaristía y a sus felices frutos” (Fillion).

* 1. Es Yahvé quien hace los relámpagos. En Jeremías 14, 22 se expresa con gran relieve, esta verdad, diciendo que no son los cielos quienes pueden dar la lluvia. Sin perjuicio de este sentido literal, puede verse también aquí una efusión del divino Espíritu como la prometida en 12, 10; Jeremías 31, 33 s.; Éxodo 11, 19; 36, 26; Oseas 6, 3; Joel 2, 23-32. Algunos intérpretes entienden sin embargo que del glorioso futuro que ha descrito, Zacarías vuelve aquí al presente e invita a sus compatriotas a pedir la lluvia que necesitaban. Las lluvias tardías son las del segundo período de lluvias, o sea, las de la primavera, que son indispensables para las sementeras de Palestina.

* 2. Terafim, o sea, dioses domésticos a manera de los lares y penates de los romanos (cf. Génesis 31, 34; 35, 2 y 4; IV Reyes 23, 24). Tales dioses no pueden enviar las lluvias. La superstición, según se ve, engaña al pueblo todavía después del cautiverio (cf. Nehemías 6, 10-14; Malaquías 3, 5; II Macabeos 12, 40). No tienen pastor (cf. Malaquías 2, 1 ss.): Cinco siglos más tarde estarán todavía sin pastor, es decir “abatidos y esquilmados”, como dirá Jesús (Mateo 9, 36), y así los vemos aún en su destierro. Véase Oseas 3, 4 s. Cf. 11, 15 y nota.

* 3. ¿Quiénes son los pastores y machos cabríos? Según algunos, serían los jefes de los pueblos enemigos (cf. Isaías 14, 9; Jeremías 6, 3-4). Crampón dice: “Pastores: malos jefes de Israel (cf. Jeremías 23, 1 ss.; Ezequiel 34). Machos cabríos: los grandes (cf. Ezequiel 34, 17 ss.).” Él Señor castigará a esos poderosos, como lo vemos- en 11, 15 ss. y nota.

* 4 s. De ti: es decir que todos estos maravillosos efectos se harían por obra de Dios. Podría entenderse también que “él” es Judá, y así lo ven algunos citando a Éxodo 17, 6; I Pedro 2, 8; Isaías 22, 23 s.; Ezequiel capítulos 38 s. La piedra angular, símbolo de Jesucristo (Isaías 28, 16; Hechos de los Apóstoles 4, 11; Efesios 2, 20). La estaca o el clavo en que se suspenden los utensilios e instrumentos. Su significado simbólico se ve en Isaías 22, 23-24, donde es figura del poder y la autoridad. El arco se toma en la Biblia como símbolo de la fuerza (Salmo 44, 6). Todos los jefes juntos (Vulgata: exactores): los que oprimirán a los paganos y librarán a la nación santa (cf. Salmo 17, 43; Miqueas 7, 10). Los que montan en caballos (versículo 5): los jefes enemigos. Véase 9, 10 y nota.

* 6 s. La casa de José, lo mismo que Efraím (y. 7), significa el reino de las diez tribus, llamado de Israel. También esas tribus participarán en la liberación de Judá por Dios (cf. 8, 13; 11, 14 y notas). Y serán cual si no los hubiese desechado, es decir, como en los días de su apogeo nacional. Véase g, 13: Ezequiel 37. 16 ss. y notas, Cf. versículo 12; 9, 13 ss.; 12, 2 ss.; 14, 14; Miqueas 4, 13, etc.

* 8 ss. De todas partes regresarán las dispersas ovejas de Israel. Con un silbido: cf. Isaías 5, 26; 7, 18. Egipto y Asiria (versículo 10), figuran como tipos de los opresores (cf. Isaías II, 11-16; Oseas 8, 13 y 9. 3). Galaad y el Líbano representan el Este y Norte de Palestina, es decir, Transjordania y parte de Siria. De ahí que el sionismo judío aspire también a la posesión de estos territorios.

* 11. Pasarán por un mar de angustia: Alusión al paso del Mar Rojo, que es también tipo de la futura liberación. Los antiguos milagros se repetirán al conducirlos Dios en persona a su patria. Véase Isaías 11, 15, Sobre la soberbia de Asiria, cf. Miqueas 5, 5 y nota.

* 12. Concluye el profeta con un cuadro de la felicidad y santidad de Israel libertado y restaurado, sobre cuyo sentido mesiánico no hay duda.

* 1 s. Este capítulo explica por qué motivos las bendiciones y promesas del capítulo precedente todavía no se cumplieron. Antes viene la apostasía de Israel y el rechazo del Buen Pastor, el Mesías, motivo por el cual Dios tratará con tanta severidad a su nación privilegiada. Los primeros versículos (1-3) pintan en forma dramática un típico cuadro de la destrucción y desolación, que se había interrumpido en 10, 4 para dar lugar a las promesas. El Líbano y sus cedros y las encinas de Basán se usan en el lenguaje profético como símbolos de la prosperidad y altivez (Isaías 2, 13; 10, 34; 33, 9), y son también figuras de Judá y Jerusalén (Ezequiel 17, 3 y nota). Todo lo que constituye la gloria del país será abrasado. Sobre este anuncio, posterior a la liberación de Babilonia y de indudable trascendencia mesiánica, cf. versículo 14 y nota.

* 3. Sobre los pastores cf. 10. 3 y nota. También los leoncillos se aplican a los reyes de Judá (Ezequiel 19, 2 y nota). La gloria del Jordán: Las orillas paradisíacas del Jordán, que representan aquí todo el país. Véase Jeremías 12, 5; 49, 19; 50, 44.

* 4. Comienza aquí una de las más importantes profecías sobre el ministerio del Mesías en su primera venida. Dios manda al profeta que apaciente las ovejas del matadero (cf. Salmo 43, 22), o sea, el pueblo de Dios, que estaba guiado por malos jefes. Todo lo que el profeta tiene que hacer simbólicamente en esta visión, puede aplicarse a Cristo. Véase Salmo 22, 1 y nota; Isaías 40, 11; Ezequiel 34, 12 ss.; Juan 10, 11 ss.; Hebreos 13, 20 s-; I Pedro 2, 25.

* 5. Los jefes civiles y espirituales de Israel no apacentaban la grey que Dios les había confiado sino que la esquilmaban cruelmente. Véase antes y durante el cautiverio, Jeremías 23, 1 y 11 s.; Ezequiel capítulos 13 y 34; Oseas 5, 1 ss.; después del regreso de Babilonia, Malaquías 1, 7 ss.; 2, 1 ss. En cuanto al tiempo del mismo Jesús, no cesó Él de increpar a los pastores, a quienes dedicó solemnemente su último discurso del Templo (Mateo 23; cf. Lucas 11, 37-53), ni se cansó de prevenir a las almas contra ellos (Mateo 7, 15 ss.; Lucas 12, 1 ss., etc.) declarándolos a todos como aquí, mercenarios, ladrones y salteadores (Juan 10, 8-12). Véase Mateo 9, 36. “Cuando el pastor anda a través de los precipicios, dice San Gregorio Magno, es muy natural que el rebaño caiga en ellos.” Cf. I Pedro 4, 17. No les tienen compasión; lo cual explica el sarcasmo de que aún pretendan alabar a Dios, Es la misma apariencia de piedad que San Pablo anuncia en los falsos doctores de los últimos tiempos (II Timoteo 3, 5) y la misma ceguera ante el error (I Timoteo 4, 1; II Tesalonicenses 2, 10 ss.; II Timoteo 4, 3 ss.). Véase II Pedro 3, 3; Judas 18; Romanos 11, 20 ss.

* 6. Esta tierra: la Tierra Santa.

* 7. Véase 13,7 y nota. A los pobres los escogió en efecto la predicación de Jesús (cf. Lucas 4, 18; 7, 22; Mateo 11, 5; Lucas 2, 10). Gracia y Unión (Vulgata: Hermosura y Cuerda). Los nombres son simbólicos y significan: el primero, la solicitud de Yahvé por Israel; el segundo, la unión entre las dos grande secciones del pueblo: Israel y Judá (versículo 14). Cf. Salmo 22, 4.

* 8. Los tres ejecutados son de los pastores crueles a que hace referencia el versículo 5. No se conocen sus nombres, y podría tratarse de un número simbólico como en Miqueas 5, 5. San Cirilo y Teodoreto los identifican con las tres categorías de jefes: los reyes sacerdotes y profetas (cf. Jeremías 2, 8 y 26); otros con criterio histórico, lo aplican a los tres pasados reyes: Sellum (Joacaz), Joakim y Jeconías (Jeremías 22, 10-30). Véase versículo 1 y las citas de Ezequiel que hacemos allí. También ellas estaban cansadas de mí: En ellas vemos la ingratitud de las ovejas, de la cual se queja tantas veces el Buen Pastor Jesús (cf. Lucas 19, 42 ss.).

* 9 ss. Rechazado por el pueblo, el buen pastor abandona el pueblo ingrato a los enemigos y a luchas internas, en señal de lo cual rompe el primer cayado que simbolizaba no solamente los favores y la alianza antigua que Dios había hecho con el pueblo elegido (versículo 10: cf. 9, 11 y nota), sino también la Gracia la cual no puede recibirse sino “de su plenitud”, según la clara distinción de Juan 1, 16 s., que agrega: “Porque la Ley fue dada por Moisés, pero la Gracia y la verdad han venido por Jesucristo” (cf. 4, 7). Al rechazarlo y despreciar su Gracia (cf. Gálatas 2, 21: Romanos 10, 31 ss.) los judíos perdieron la promesa condicional (cf. 3, 7) y tropezaron con la Piedra (cf. 3, 9; Mateo 21, 42 s.) siendo entonces rechazados por Dios (cf. Lucas 19, 41-44; 21, 24) hasta que vuelvan al redil (Oseas 2, 18-20; 3, 4 s.; Romanos capítulo 11; cf. versículo 14 y notas. De ahí que los apóstoles se pasaran a los gentiles (Hechos de los Apóstoles 13, 46 y nota) y que Dios resolviese formar de entre éstos “un pueblo para su Nombre” (Hechos de los Apóstoles 15, 14 y nota). Con todos los pueblos (versículo 10); Los Setenta dicen más exactamente: con todo el pueblo, y así traducen también algunas otras versiones.

* 12 s. El buen pastor es despedido por el pueblo con desprecio, como lo prueba el salario que le pagaron. Treinta siclos de plata eran el precio de un esclavo (Éxodo 21, 32). Véase cómo todo esto se cumplió en Cristo, vendido por treinta monedas de plata, que luego fueron arrojadas en el Templo, y que sirvieron para comprar el campo del alfarero (Mateo 27, 3 Ss.). Es de una enorme grandeza el pensar que aún Judas, el traidor, vino a ser instrumento para que se cumpliese este vaticinio donde Cristo, en la persona del profeta Zacarías, rechaza, con el infinito sarcasmo de su amor lastimado, ese “lindo precio” en que le estimaron, y en cuyo significado, como precio de un “esclavo herido” reconocían sin quererlo (cf. Hechos de los Apóstoles 13, 27 y nota) que se trataba en verdad de Aquel a quien Isaías les había anunciado como el Siervo —“Siervo de Yahvé”— (Isaías 53, 11). cuyo propio Padre divino declara: “Yo le he herido por las maldades de mi pueblo” (Isaías 53, 8). Al citar este pasaje en Mateo 27, 9 se menciona a Jeremías, quizá refiriéndose a Jeremías 18, 2 s. y 32, 6 ss. Sabemos además que en Zacarías está Jeremías citado más de una vez (cf. Introducción).

* 14. El pastor rompe también el segundo cayado, lo que significa la ruptura de la hermandad entre Judá e Israel; algo extraño en un tiempo en que existía solamente Judá (cf. Ezequiel 37, 16 ss. y notas). El acto simbólico debe representar algo más que esa separación de ambos reinos cuya unión no ha llegado a producirse (cf. Jet 30, 3 y nota). Así como la ruptura del primer cayado (versículo 10) significa el fin de la alianza y la entrega del pueblo en manos de los gentiles, esta segunda ruptura entraña también su ruina total como nación, a consecuencia del rechazo del Mesías, al cual prefirieron la vil persona de Barrabás (Mateo 27, 16 ss.). En el año 70 d. C. realizaron los romanos lo que significaba la ruptura del segundo cayado. Véase Juan 11, 48, donde se ve que los judíos vislumbraban la catástrofe. Es este capítulo, un resumen de la historia del pueblo que fue el elegido y espera la hora de su vuelta (cf. versículo 9 ss. y nota).

* 15 ss. El Señor obliga a Zacarías a tomar el papel de un pastor insensato. La palabra insensato o necio significa a la vez en el lenguaje bíblico, la incredulidad y la inmoralidad (cf. Salmo 13, 1; 93, 8: Proverbios 14, 9; Sabiduría 5, 4; Mateo 5, 22). Es decir que “después de haber rechazado al buen pastor, Israel vivirá en adelante bajo la guía de malos pastores” (Crampón). “Los zelotes, los cuales hicieron correr ríos de sangre en Jerusalén; y luego esos mismos pastores y el rebaño entero, fueron atrozmente tratados por los romanos.” Véase 10, ‘2 y nota. San Jerónimo aplica los versículos 15-17 al impío por excelencia, que es el Anticristo, y, aunque ello implica aquí un gran salto en el orden histórico, no puede negarse cierta semejanza entre la figura de este pastor insensato, antípoda del Mesías que se pinta en Ezequiel 34, 11-16, y lo que sabemos del “hombre de pecado” (II Tesalonicenses 2, 1-12), sobre todo según la Vulgata, que en el versículo 17 le llama pastor e ídolo (en vez de pastor inútil) coincidiendo con II Tesalonicenses 2, 4 (otros vierten allí: ¡Ay del pastor vano!). Cf. Daniel 7, 8; 11, 36-38: Juan 5, 43; I Juan 2, 18-22; Apocalipsis 13, 11-18; 19, 20. Sobre figuras del mal pastor véase versículo 5 y nota; Jeremías 23, 1 ss.; Ezequiel 34, 1 ss.; Juan 10, 12 s., etc. El brazo (versículo 17) significa el poder, el ojo la inteligencia, corrompidos ambos.

* 1 ss. Después de los terribles anuncios del capitulo precedente, se inicia aquí el discurso final que abarca hasta 14, 21. Fillion lo llama de la era mesiánica refiriendo la sección 12, 1-13, 6 a “las luchas y el triunfo, la conversión y la santificación de los judíos”, y hace notar que aquí “por Israel debe entenderse toda la nación teocrática después del exilio. Cf. Malaquías 1, 5”. Dios revela en esta profecía que los paganos asaltarán a Jerusalén y que Él mismo la defenderá, haciendo temblar a los asaltantes como si estuviesen ebrios (cf. versículo 9 y nota). Copa de vértigo (véase Isaías 51, 17; Jeremías 49, 12; 51, 7), que embriagará a los pueblos circunvecinos y enemigos que la apuren, y no podrán hacer daño. Haré que Jerusalén sea una piedra pesada (versículo 3), es decir, que en vez de la Ciudad Santa serán destrozados los mismos asaltantes. Cf. Mateo 21, 44.

* 4. Señales del pánico que consumirá a los enemigos en el asalto contra Jerusalén.

* 5. Mi fortaleza, etc. “La idea del versículo es que los de Judá reconocerán que su fuerza no viene de la ciudad, sino de Dios” (Bover-Cantera).

* 6. Dios los consumirá como fuego. Esto significan las dos imágenes aquí empleadas (fuego debajo de la leña y en medio de las gavillas). Recuérdese la muralla de fuego (2, 4 s. y nota).

* 7. Dios se reserva la gloria de ser el Libertador como en los días del Éxodo. Ni siquiera la casa de David será quien salve a Jerusalén y la nación judía. Hay expositores que refieren este pasaje a los Macabeos, descendientes de la tribu de Leví (y no de la casa de David), que libertaron el país de la mano de Antíoco con la visible ayuda del Altísimo. Véase versículo 10 y nota.

* 8. Toda la salvación vendrá de Dios. El más débil de los habitantes de Jerusalén se mostrará tan fuerte como David que mato a Goliat. Se cumplirán las reiteradas promesas de fortaleza que vimos en todo el capítulo 10. Cf. Ezequiel capítulos 38-39 y notas. La casa de David será como Dios, santa e invencible, lo cual no puede extrañar, pues que el Mesías será hijo de David. Cf. Mateo 22, 41-46. Como el Ángel: cf. 1, 8; 2, 2 y notas.

* 10. La salvación de su ciudad y país impele a los salvados a convertirse y pedir perdón por un crimen que han cometido. La penitencia y el duelo que por ello sufren, es fruto del espíritu de gracia y de oración, o sea, obra de Dios (cf. Ezequiel 11, 19; 36, 26; Joel 2, 28-29; Jeremías 30, 13 y nota). Llenos de vergüenza reconocerán a quien traspasaron y le harán luto en todas las familias. Sin duda se trata aquí del Buen Pastor del capítulo 11, el cual, rechazado por la grey, ingrata, rompió los dos cayados, porque ya no pudo ser su pastor como lo anhelaba su alma. San Juan cita este texto en su Evangelio (19, 37), mostrando de una manera inequívoca que es una profecía de la pasión de Cristo y de la futura conversión de los hijos de Israel, los cuales le entregaron a la crucifixión aunque no fueron los ejecutores materiales de ella (cf. Mateo 27, 27 y nota). En Apocalipsis 1, 7 se usa una expresión semejante a la de esta profecía, y el Nuevo Testamento confirma en muchos pasajes el anuncio de la conversión de Israel (cf. Mateo 23, 39; Números 11, 11-32; II Corintios 3, 16, etc.).

* 11 ss. Todo lo que sigue hasta el fin del capítulo son imágenes de un luto nunca visto antes. En la batalla de Megiddó murió el rey Josías (608 a. C). Véase IV Reyes 23, 29 7 nota; II Paralipómenos 35, 22-25. El duelo por ese rey piadoso fue el más intenso que la historia de Judá conoce. Por eso se toma aquí como ejemplo e imagen del luto que harán por el Traspasado. A ese lugar refiere el Apocalipsis la gran batalla final de Armagedón (que significa: montaña de Megiddó). Cf. Apocalipsis 16, 16; 17, 14; 19. 19. Hadad Remmón: aldea situada cerca de Megiddó. Según algunos expositores se trataría aquí de otra forma de manifestar el duelo. Así como las mujeres paganas lloraban la muerte del dios Tammuz (o Hadad-Remmón), de la misma manera se hará luto en Israel por la muerte del Traspasado. El profeta describe luego (versículo 12-14) la universalidad del luto, tomando como ejemplos a dos familias principales: la familia real de David en la línea de Natán, y la familia sacerdotal de Levi, representada por la línea de Semeí. Se mencionan expresamente las mujeres, pues su participación en el luto era de especial importancia.

* 14. Fillion añade aquí la siguiente recapitulación: “Esta profecía comenzó a cumplirse luego después de la crucifixión del Mesías, cuando todos los que en multitud asistían a ese espectáculo, habiendo visto lo sucedido, se volvieron golpeándose el pecho (cf. Lucas 23, 48). La realización se continuó el día de Pentecostés, cuando aquéllos a quienes se dijo: Dios ha hecho Señor y Cristo a este Jesús que vosotros habéis crucificado… sintieron el corazón vivamente conmovido (cf. Hechos de los Apóstoles 2, 36-37). Desde entonces ha continuado siempre cumpliéndose; pero el oráculo espera un cumplimiento más completo y más exacto, que tendrá lugar cuando todo Israel será salvo, según está escrito: el Libertador vendrá de Sión y quitará la impiedad de Jacob (cf. Romanos 11, 26).” Vemos así que la salvación de Israel, que San Pablo llama “misterio” (Romanos 11, 25). será total, y que su vuelta a Dios será colectiva, lo cual no obsta pan que aun en el tiempo presente se salven sus reliquias según la elección de la gracia (cf. Romanos 11, 5 ss), y por eso el mismo apóstol San Pablo trataba de provocar sus celos por si podía salvar algunos de ellos (Romanos 11, 14). Así también existe hoy, aprobada por la Sede Apostólica, la Archicofradía de oraciones por la conversión de Israel, nacida a raíz de la conversión de los célebres hermanos Ratisbonne, y que funciona principalmente en Jerusalén y en París.

* 1 ss. La fuente, como instrumento de ablución lustral (Números 18, 7; 19, 9, etc.), es figura de la gracia y de la contrición de Israel que vimos en 12, 10 ss. (Cf. Isaías 12, 3 ss.; Ezequiel 36, 25; 47, 1 ss.; Joel 3, 18; Juan 4, 10 ss.; 7, 37 s.). Véase 4, 18 y nota. Al duelo de antes, se une un ansia de perdón, de purificación y reconciliación por los agravios que habían infligido al Buen Pastor. La mayor mancha es la idolatría (versículo 2), y no menos que ella desagradan a Dios los falsos profetas, esa peste del pueblo apóstata. Ellos debían morir, según mandaba la Ley respecto de aquellos que hablando en nombre de Dios dijesen palabras que Él no había dicho (Deuteronomio 18, 20). Y esto se cumplirá ahora por mano de sus mismos padres (versículo 3). Hasta ese punto los detestarán, en vez de llenarlos de honores como hacían antes según lo recuerda Jesús en Lucas 6, 26. Nótese que la expresión: espíritu inmundo, aplicada por el Espíritu Santo (versículo 2) es usada aquí por única vez en el Antiguo Testamento, en tanto que es frecuente en el Nuevo.

* 4 ss. Nada más dramático y grotesco a un tiempo que la actitud que asumirán aquellos solemnes personajes caídos en desgracia. Abandonarán el manto de pelo con que antes se cubrían, a imitación de Elías, para parecer más respetables, y ocultarán avergonzados su antiguo y lucrativo oficio, haciéndose pasar por simples labradores. La Vulgata añade que esto será según el modelo de Adán como agricultor (versículo 5). El hebreo y los Setenta son más fuertes, pues según ellos el falso profeta se declara simple esclavo, diciendo que un hombre (Adam) lo compró desde su juventud. Y cuando se les pregunte (versículo 6) el significado de las incisiones que solían hacerse los falsos profetas (III Reyes 18, 28; Jeremías 16, 6), dirán que las heridas se produjeron en una riña con amigos, o por el severo tratamiento que les dispensaron sus padres. Como se ve, no se podría, sin forzar totalmente su sentido, aplicar este pasaje, como a veces se ha hecho, a las llagas de Nuestro Señor Jesucristo.

* 7. Profecía de la muerte del Buen Pastor, del que se habla en 11, 4-7 (.ef.J.2, 10 y nota). El Varón de mi compañía, o, como traducen otros: el Varón unido conmigo, es decir, el que participa de mi divinidad, el Mesías. Véase Juan 14, 10; 16, 32. Es ésta una notable luz sobre el misterio de la Trinidad en el Antiguo Testamento, y tanto más elocuente cuanto que es el Padre (Yahvé) quien no vacila en apostrofar a la espada para que hiera a Aquel Hijo amadísimo en quien tiene puesta toda su felicidad. Bien vemos aquí anticipada la inefable revelación de Juan 3, 16, según la cual fue el Padre quien entregó a su Hijo por nosotros. Por su parte Jesús también cita, en Mateo 26, 31 y Marcos 14, 27, la segunda parte de esta profecía, aplicándola a Su propia Muerte y confirmando así que Él era aquel Pastor que Israel rechazaba como lo vimos en el capítulo 11. Y no citó Él esto para lamentar su Pasión tremenda, sino para dolerse por aquel rebaño que no se componía solamente de los apóstoles, sino, ideológicamente, de toda la nación judía, que no tardó en ser dispersada. Cf. los versículos 8 y 9. Los párvulos, o sea los espiritualmente pequeños, los “pobres de espíritu” (Mateo 5, 3 y nota). Cf. 11, 11, donde el profeta les llama “los pobres de mi grey”. Fueron ellos los “bienaventurados” que siguieron al divino Pastor sin escandalizarse de Él (Lucas 7, 23). De ahí que Él dijese que su Reino era sólo para ellos. Véase Mateo 18, 1 ss.; Marcos 10, 15, etc. Cf. Lucas 1, 49 y nota.

* 8 s. Fillion hace notar que “el profeta trata ahora de la santificación completa y de la gloria final del pueblo de Dios”, añadiendo en cuanto a la gran prueba anunciada aquí para toda la tierra (santa), que “los romanos de Vespasiano y de Tito comenzaron esta obra de destrucción, que el emperador Adriano y los otros perseguidores de los judíos han continuado”. Pero sabemos que no llegará a perecer ese pueblo: se salvará un pequeño resto, como dicen también otros profetas (cf. Isaías 1, 9; 6, 13; 10, 20-23 y notas; Jeremías 23, 38; 31, 7; Miqueas 2, 12; 5, 3; Sofonías 2, 9; Romanos 9, 27-29, etc.). Este resto, purificado por el fuego de la tribulación, se convertirá y Dios le dirá de nuevo: Pueblo mío eres tú (versículo 9, final; cf. Oseas 1, 10; 2, 14-23 y notas). Israel no tendrá que lamentar tan dolorosa y necesaria operación, pues ella traerá como resultado estrechar y hacer más dulces sus relaciones con su Dios. Véase 10, 6; Ezequiel 36, 26; Oseas 2, 24. etc.

* 1 ss. Este capítulo ha recibido diversos títulos, los que en el fondo coinciden: “Ultimo ímpetu de los gentiles contra Jerusalén e imperio universal de Dios” (Simón-Prado): “El gran día dé Yahvé y la nueva Jerusalén” (Fillion); “Juicio de las gentes y santificación de Jerusalén” (Nácar-Colunga y Crampón), etc. Trata, en su primera parte (versículo 1-5) del asalto de las naciones; en la segunda (versículo 6-11), de la santificación’ de Jerusalén (cf. 13, 8 s. y nota); en la tercera (versículo 12-15), del castigo de los pueblos hostiles, y en la cuarta (versículo 16-21), de la adoración universal de Dios. El mismo Nácar-Colunga, después de señalar su carácter misterioso y escatológico, resume su contenido diciendo: “Las naciones se reúnen para luchar contra Jerusalén; pero el Señor la defiende, y las naciones quedan aniquiladas. Los restos se convertirán a Dios y vendrán a Jerusalén a celebrar las fiestas del Señor. Jerusalén quedará hecha centro de la religión verdadera.” Reuniré (versículo 2): Cf. Joel 3, 2 y 12; Sofonías 3, 8, etc. Los versículos 1-2 nos muestran todavía una vez los horrores de la guerra, la cual será siempre, en el orden de la Providencia, la más abominable plaga de la humanidad caída, como lo vemos hasta el capítulo 19 y aún hasta el capítulo 20 del Apocalipsis. Jerusalén es tomada por los enemigos y la mitad de la población llevada al cautiverio. En ese momento crítico el Señor obra un milagro: baja del cielo y asume la defensa de su pueblo (versículo 3-5), peleando como peleó en el día dé la batalla (cf. Éxodo 14, 14; 15, 3 ss.; Josué 10, 12 ss., etc.). Fillion desecha aquí la idea de que pueda tratarse de la toma de Jerusalén por los romanos, observando que “Dios no combatió entonces contra Roma para defender a los judíos”. Gramática cita 12, 9 y Apocalipsis 19, 19.

* 4 s. El Señor pone sus pies sobre el Monte de los Olivos y a su contacto el suelo tiembla y se abre en dos partes, de manera que el resto de los habitantes pueda huir hacia el este por la abertura o nuevo valle formado por la división del monte (cf. Isaías 52, 7). Asal (versículo 5): localidad desconocida. Setenta: Jasod. Sobre el terremoto en tiempos de Ocias véase Amós 1, 1; cf. Isaías 29, 6. Y con Él todos los santos. De ahí que algunos crean que Jesús efectuará su vuelta sobre el monte de los Olivos, en el lugar mismo donde subió al cielo. La “Didajé” cita este pasaje en el sentido de que los santos acompañaran a Jesús en su segunda venida.

* 6 s. No habrá luz, etc.: cf. Joel 3, 15; Mateo 24, 29. Según otros, el final dice: los astros cesarán de lucir (cf. Isaías 13, 10; Ezequiel 32, 7 s.; Joel 2, 31, etc.). Nácar-Colunga traduce: “En aquel día no se distinguirá el brillo de las piedras preciosas. Será único ese día, conocido de Yahvé. No habrá ya día y noche, de noche habrá clara luz”, lo cual supone una transformación de la naturaleza, en que no baya noche sino un solo día continuo. En Jeremías 30, 7 se habla también de un día sin semejante. Knabenbauer supone que al anochecer, cuando toda luz parezca extinguirse, el Señor dará súbitamente su luz, es decir, la victoria. Véase Isaías 60, 22.

* 8. La milagrosa transformación de la naturaleza se extiende también al agua. Dos fuentes de aguas vivas brotarán de Jerusalén, una hacia el este, al Mar Muerto (mar oriental), otra hacia el oeste, al Mediterráneo (mar occidental). Las dos corrientes de agua viva no se secarán en el verano como los otros torrentes de Palestina. Este milagro recuerda profecías similares en Isaías 44, 3; Ezequiel 47, 1 ss.; Joel 3, 18 y en el Apocalipsis 22, 1, que significan las bendiciones del reino mesiánico. Véase las palabras de Cristo sobre los torrentes de agua viva (Juan 7. 38; 3, 5; 4, 10 ss.).

* 9. Y Yahvé será Rey: Rey del mundo entero (cf. Salmo 92, 1; 96, 1, etc.), porque el reino teocrático se habrá hecho universal. Será único: “No habrá variedad en el culto de Dios” (Bover-Cantera).

* 10. Todo el país será transformado en llanura, desde Geba hasta Rimmón, al sur de Jerusalén; y ésta (Jerusalén) quedará elevada y será habitada en su sitio. Geba, situada al norte de Jerusalén, señala el límite norte de Judá; Rimmón, situada al noreste de Bersabee, el punto más meridional del antiguo territorio de Judá (Josué 15, 32; 19, 7; IV Reyes 23, 8). La montaña de Judá desaparecerá y será transformada en una llanura, en medio de la cual se levantará la ciudad. La puerta de Benjamín y las otras puertas aquí mencionadas se hallaban en la parte norte y oeste de la ciudad, donde estaba también la torre de Hananeel. Los lagares del rey se buscan en la parte meridional. Análogo cuadro de prosperidad se traza en Jeremías 31, 38 ss.

* 11. Anatema: destrucción, exterminio. Vivirá en paz: cf. Jeremías 23, i; 33, 15 s. y notas. “Bien se comprende, dice un prelado alemán; que el espíritu anticristiano y antisemita haya querido sustituir la Biblia por otros libros. Ella contiene, en favor de los judíos, misterios demasiado grandes que es necesario suprimir. Ella impresiona el espíritu pagano como una especie de cábala o superstición insensata. Ella contiene para los últimos tiempos predicciones tan catastróficas sobre el fracaso de nuestra civilización actual, que se hacen insoportables para el orgullo de la inteligencia.”

* 12 ss. Se describe la terrible suerte de los enemigos de Jerusalén a que se refirió el versículo 3. Cf. 12, 9. Morirán de una peste horrorosa y buscarán apoyo sin encontrarlo (versículo 13), mientras que Jerusalén se apoderará de ricos despojos (versículo 14).

* 16 s. Los gentiles sobrevivientes de la catástrofe se convierten, lo cual aquí se expresa por su participación en la fiesta de los Tabernáculos (cf. Isaías 60, 3; Jeremías 3, 17; Ez, 47, 22 s.). Si una nación se negare a concurrir, Dios la castigará con hambre (versículo 17) Véase 8. 20.

* 19. Egipto representa aquí el mundo pagano (véase 6, 6 y nota). Su pecado consiste, según San Jerónimo, en su incredulidad en Jesucristo como Mesías. Cf. Juan 16, 8-9; Romanos 11. 31 y nota.

* 20. En ¡as campanillas de los caballos se escribirá: Consagrado a Yahvé: Muchos de los profetas terminan en forma semejante. Véase 2. 9 s. y nota. Todas las cosas serán santificadas, aún en las bestias (cf. Isaías 11, 6 ss.), y los hogares serán corro un santuario. No habrá más cosa inmunda en esta perfecta teocracia, consumación de la tierra prometida, y de ahí que en ella no habrá ya cananeos, que fueron los enemigos de Israel en la conquista de aquella tierra, como se lee en Josué. Mons. Martini observa que Teodoreto concluye su comentario a Zacarías con una hermosa plegaria, en la que pide “que no haya entre nosotros ningún cananeo, sino que todos vivamos según las enseñanzas evangélicas, en la expectación de nuestra bienaventurada esperanza y de la venida del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, a quien con el Padre y el Espíritu Santo sea gloria ahora y siempre y por todos los siglos. Amén”. Cf. Tito 2, 13.