Miqueas

MIQUEAS

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Miqueas

La Sagrada Escritura conoce dos profetas que llevan el nombre de Miqueas o Mica; uno que vivió en el reino de Israel (III Reyes 22, 8 ss.) en tiempos del rey Acab (813-854), y otro que profetizó en el reino de Judá (Jeremías 26, 18), reinando Joatam (138-136), Acaz (136-121) y Exequias (721-693). Este segundo nos dejó el presente libro. De su vida solamente sabemos que era oriundo de Morasti (Moréset), pequeño lugar situado cerca de Eleuterópolis (hoy Beit Dschibrin) al suroeste de Jerusalén. La Iglesia lo venera como mártir y celebra su fiesta el 15 de enero.

El marco histórico en que se encuadra la actividad de Miqueas es determinado por los tres reyes mencionados en 1, 1: apogeo de Judá bajo Joatam; humillación e invasiones enemigas en el reinado de Acaz y Ezequías; idolatría y vicios que provocaron la restauración del culto por este santo rey.

El libro se compone de tres discursos. El primero (capítulos 1-2) se dirige contra los reinos de Israel y Judá, a los cuales predice la ruina, pero también el regreso del cautiverio y la erección del reino mesiánico. El segundo discurso (capítulos 3-5) trae amenazas contra los príncipes y jueces, contra falsos profetas y malos sacerdotes, contra Sión y el Templo, el cual será destruido en castigo de las maldades, pero al mismo tiempo promete felicidad futura, gloria para Jerusalén como centro de todos los pueblos, la restauración del reino de David y la venida del Mesías que nacerá en Belén. El tercer discurso (capítulos 6-1) contiene exhortaciones al arrepentimiento, anuncia el perdón y muestra el camino de la salvación. Concluye el Libro con un himno rebosante de promesas y de esperanzas.

Miqueas se distingue por la belleza y sublimidad de su lenguaje, que es “terrible, desnudo y audaz en las conminaciones (3, 12), elevado y grandioso en las promesas (4, 1 ss.; 5, 1 ss.), tierno y patético en sus quejas y lamentos (6, 1 ss.)”. Tiene mucha semejanza con su contemporáneo Isaías, junto con el cual Miqueas inaugura el siglo de oro de la literatura hebrea.

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Miqueas 1

1 [9522] Palabra de Yahvé que llegó a Miqueas, morastita, en los días de Joatam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, sobre las cosas que vio en orden a Samaría y Jerusalén.

Amenaza contra Samaría y Judá

2 ¡Oíd, pueblos todos!

¡Atiende, oh tierra,

y cuanto en ella se contiene!

¡Sea el Señor Yahvé testigo contra vosotros,

el Señor desde su santo Templo!

3 [9523] Pues he aquí que Yahvé

va a salir de su morada,

y bajará para hollar las alturas de la tierra.

4 Debajo de Él se derriten los montes

y se hienden los valles;

son como la cera delante del fuego,

como las aguas que se precipitan por un despeñadero

5 [9524] Todo esto por la prevaricación de Jacob

y por el pecado de la casa de Israel.

¿Cuál es la prevaricación de Jacob?

¿No es Samaría?

¿Y cuáles son los lugares altos de Judá?

¿No es Jerusalén?

6 Haré de Samaría un montón de piedras en el campo,

un lugar para plantar viñas;

arrojaré sus piedras en el valle,

y descubriré hasta sus cimientos.

7 [9525] Serán destrozadas todas sus estatuas,

y quemadas todas sus ganancias de prostitución.

Destruiré todos sus ídolos,

porque lo que ella ha acumulado

es salario de prostitución,

y en salario de prostitución se convertirá.

8 [9526] A causa de esto me lamentaré

y prorrumpiré en alaridos;

andaré descalzo y desnudo;

plañiré como los chacales,

y gemiré como los avestruces.

9 Pues es irremediable la llaga de ella,

puesto que ha penetrado en Judá;

ha llegado hasta las puertas de mi pueblo,

hasta Jerusalén.

Plagas sobre Jerusalén y Judá

10 [9527] No digáis nada en Gat;

no vayáis a llorar en Acó;

revolcaos en el polvo de Betrafa.

11 ¡Pasa tú, oh moradora de Safir,

en vergonzosa desnudez!

No pueden salir

los habitantes de Saanán;

el llanto de Bet-Haesel

os priva del apoyo de ellos.

12 La habitante de Marot espera salud,

porque de Yahvé ha descendido el mal

sobre la puerta de Jerusalén.

13 ¡Ata al carro el corcel,

oh moradora de Laquís!

Origen de pecado fue ella

para la casa de Sión,

pues en ti se han hallado

las prevaricaciones de Israel.

14 Por tanto habrás de renunciar

a Moréset-Gat;

las casas de Acsib son para engaño

de los reyes de Israel.

15 [9528] También a ti enviaré un heredero,

oh moradora de Maresá;

la gloria de Israel se retirará a Odollam.

16 [9529] Pélate la cabeza y ráete

a causa de tus queridos hijos;

ensancha tu calvez como el buitre;

porque se han ido al cautiverio,

lejos de ti.

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Miqueas 2

Vicios de los ricos y grandes

1 [9530] ¡Ay de los que maquinan iniquidad

y en sus lechos preparan el mal!

A la luz del día lo ponen por obra,

porque tienen el poder en su mano.

2 Codician campos y los roban,

también casas, y se apoderan de ellas;

oprimen al dueño y su casa,

al propietario y su heredad.

3 Por eso, dice Yahvé:

He aquí que tengo preparado

contra esta raza un mal,

del cual no podréis librar vuestras cervices;

y no andaréis ya erguidos,

porque será tiempo calamitoso.

4 [9531] En aquel día se dirá sobre vosotros un proverbio,

Y se entonará una lamentación.

Dirán: “Somos completamente asolados;

(Dios) entrega a otros

la herencia de mi pueblo.

¡Cómo me la quita a mí

y reparte nuestros campos a los infieles!”

5 [9532] Por eso ya no tendrás

quien echando la cuerda (reparta) posesiones

en la congregación de Yahvé.

6 [9533] “¡No profeticéis!”, así dicen ellos.

Pero si no se les profetiza,

no se apartará (de ellos) el oprobio.

7 Dice la casa de Jacob:

“¿Se ha disminuido el espíritu de Yahvé?

¿Son éstas sus obras?”

¿Acaso mis palabras no son buenas

para los que andan por el recto camino?

8 [9534] Hace tiempo que el pueblo mío

se ha levantado (contra Mí) como enemigo;

después de la ropa robáis el manto;

hacéis la guerra a los que van pasando confiados.

9 A las mujeres de mi pueblo

las arrojáis de sus queridas casas,

y a sus pequeñuelos

les quitáis mi loor para siempre.

10 [9535] Levantaos y marchad,

pues no es éste el lugar de vuestro descanso;

porque es inmundo,

será devastado con terrible tormento.

11 [9536] Si uno anda tras el viento

y tras la mentira, (diciendo):

“Yo te profetizo vino y bebida embriagante”,

éste es el profeta de este pueblo.

Promesa de restauración

12 [9537] Yo te juntaré todo entero, oh Jacob;

recogeré los restos de Israel,

los pondré juntos como ovejas en un aprisco,

cual hato en medio del pastizal,

y habrá un ruido grande

por (la multitud) de gente.

13 Va delante de ellos

aquel que les abre camino;

irrumpen y fuerzan la puerta,

y salen por ella;

y delante de ellos marcha su rey,

y Yahvé a su frente.

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Miqueas 3

La culpa de los príncipes

1 [9538] Dije yo: ¡Oíd, cabezas de Jacob,

y caudillos de la casa de Israel!

¿Acaso no os toca a vosotros

saber lo que es justo?

2 [9539] Aborrecéis el bien y amáis el mal,

les arrancáis la piel y la carne

de encima de sus huesos.

3 [9540] Pues devoran la carne de mi pueblo,

le arrancan la piel y le rompen los huesos;

lo hacen pedazos como lo que está en la olla,

y como la carne en la caldera.

4 [9541] Entonces clamarán a Yahvé,

y Él no les responderá;

pues en aquel tiempo

ocultará de ellos su rostro

por las malas obras que hicieron.

Contra los falsos profetas

5 [9542] Esto dice Yahvé contra los profetas

que seducen a mi pueblo,

que muerden con los dientes

y claman: “¡Paz!”,

y declaran la guerra

al que no les llena la boca.

6 Por eso tendréis noche en lugar de visión,

y tinieblas en vez de adivinación;

se pondrá el sol para esos profetas,

y se les oscurecerá el día.

7 [9543] Quedarán avergonzados los videntes

y confundidos los adivinos;

y se cubrirán la barba todos ellos,

porque no habrá respuesta de Dios.

8 [9544] Yo, en cambio, estoy lleno de poder,

lleno del Espíritu de Yahvé,

de juicio y de fortaleza,

para decir a Jacob sus prevaricaciones,

y a Israel sus pecados.

9 Escuchad, pues, esto,

cabezas de la casa de Jacob

y caudillos de la casa de Israel;

los que abomináis la justicia

y pervertís todo lo que es recto;

10 [9545] que edificáis a Sión con sangre,

y a Jerusalén con injusticia.

11 Sus jefes juzgan aceptando dádivas,

sus sacerdotes enseñan por salario,

sus profetas adivinan por dinero,

y se apoyan en Yahvé, diciendo:

“¿Acaso no está Yahvé entre nosotros?

¡Sobre nosotros no vendrá ningún mal!”

12 [9546] Por eso, por culpa vuestra,

Sión será arada como un campo;

Jerusalén será un montón de escombros,

y el monte del Templo una colina cubierta de selva.

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Miqueas 4

El Mesías y su Reino eterno

1 [9547] Sucederá al fin de los días

que el monte de la Casa de Yahvé

tendrá su fundamento

en la cima de los montes,

y se elevará sobre las alturas.

Afluirán a él los pueblos,

2 y vendrán numerosas naciones, que dirán:

“¡Venid, y subamos al monte de Yahvé,

y a la casa del Dios de Jacob!

Él nos enseñará sus caminos,

y andaremos por sus senderos.”

Pues de Sión saldrá la ley,

y de Jerusalén la palabra de Yahvé.

3 [9548] Reinará Él sobre muchos pueblos,

y juzgará a fuertes naciones,

hasta las más remotas;

y harán de sus espadas rejas de arado,

y podadoras de sus lanzas;

no levantará la espada gente contra gente

ni aprenderán más la guerra.

4 Estará sentado cada cual debajo de su parra,

y debajo de su higuera;

y no habrá quien (los) espante;

pues la boca de Yahvé de los ejércitos lo ha dicho.

5 Porque todos los pueblos andan

cada uno en el nombre de su dios;

mas nosotros andaremos por siempre

en el nombre de Yahvé, Dios nuestro.

6 [9549] En aquel día, dice Yahvé,

recogeré a la que cojea,

y congregaré a la desechada

y a la que he afligido,

7 y haré de la que cojea un resto,

y de la arrojada una nación fuerte;

y reinará sobre ellos Yahvé

en el monte Sión,

desde ahora y para siempre.

8 [9550] Y tú, torre del rebaño,

collado de la hija de Sión,

a ti llegará y volverá el antiguo poderío,

la realeza de la hija de Jerusalén.

Destierro y rescate

9 [9551] ¿Por qué, pues, gritas ahora tan fuerte?

¿No hay acaso rey en ti?

¿Ha perecido tu consejero?

¿Por qué te han atacado dolores

como de mujer que está de parto?

10 ¡Retuércete y gime, hija de Sión, cual parturienta!

Pues ahora saldrás de la ciudad

y habitarás en el campo,

y llegarás hasta Babilonia;

pero allí serás libertada;

allí te rescatará Yahvé del poder de tus enemigos.

11 [9552] Ahora se juntan contra ti muchas naciones,

que dicen: ¡Sea profanada,

y vean nuestros ojos (la ruina de) Sión!

12 [9553] Pero ellos ignoran los pensamientos de Yahvé,

no entienden sus designios;

pues Él los junta como gavillas de la era.

13 [9554] Levántate y trilla, hija de Sión!

porque haré que tu cuerno sea de hierro

y tus pezuñas de bronce;

aplastarás a muchos pueblos,

y consagrarás a Yahvé sus bienes,

y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

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Miqueas 5

El Mesías Rey

1 [9555] ¡Fórmate ahora un ejército, ciudad atacada! Israel.

Nos han puesto sitio;

con una vara hieren en la mejilla al juez de

2 [9556] Pero tú, Belén de Efrata,

pequeña (para figurar) entre los millares de Judá,

de ti me saldrá

el que ha de ser dominador de Israel,

cuyos orígenes son desde los tiempos antiguos,

desde los días de la eternidad.

3 [9557] Por esto los entregará (a sus enemigos),

hasta el tiempo en que dará a luz

la que ha de dar a luz,

y los restos de sus hermanos regresarán

a los hijos de Israel.

4 [9558] Él se mantendrá firme,

y apacentará (su grey) con la fortaleza de Yahvé,

y con la majestad del Nombre, de Yahvé, su Dios;

y ellos habitarán (en paz),

pues entonces será Él glorificado

hasta los términos de la tierra;

5 [9559] y Él será la paz.

Cuando el asirio penetrare en nuestra tierra

y ponga su pie en nuestros palacios,

le opondremos siete pastores y ocho príncipes,

6 que apacentarán el país de Asiria con la espada

y la tierra de Nimrod con sus cuchillos.

Él (nos) librará del asirio

cuando éste invadiere nuestra tierra

y hollare nuestro territorio.

7 [9560] Y el resto de Jacob estará entre muchas naciones,

como rocío de Yahvé,

como lluvia sobre la hierba,

que no aguarda a nadie,

ni espera (nada) de los hijos de los hombres.

8 Y será el resto de Jacob entre las naciones,

en medio de muchos pueblos,

como león entre las bestias de la selva,

como leoncillo entre los hatos de ovejas;

el cual pasa, huella y despedaza,

y no hay quien salve.

9 Se alzara tu mano sobre tus adversarios,

y todos tus enemigos serán exterminados.

Purificación de Israel

10 [9561] En aquel día, dice Yahvé, extirparé

tus caballos de en medio de ti

y destruiré tus carros.

11 [9562] Arruinaré las ciudades de tu tierra

y destruiré todas tus fortalezas.

12 Quitaré de tu mano las hechicerías,

y no habrá más agoreros en ti.

13 [9563] Cortaré de en medio de ti tus estatuas

y tus piedras de culto,

y no adorarás más la obra, de tus manos.

14 [9564] Arrancaré de en medio de ti tus ascheras

y destruiré tus ciudades;

15 y con ira e indignación tomaré venganza

de los pueblos que no escucharon.

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Miqueas 6

Dios juzga a su pueblo

1 [9565] Oíd lo que dice Yahvé:

¡Levántate, contiende con los montes,

y oigan tu voz los collados.

2 Escuchad, oh montes, la querella de Yahvé,

vosotros también,

oh, inconmovibles fundamentos de la tierra;

porque Yahvé pleitea con su pueblo,

y entra en juicio con Israel.

3 ¿Qué te he hecho Yo, oh pueblo mío,

y en qué te he agraviado? Respóndeme.

4 Pues Yo te saqué del país de Egipto,

y te redimí de la casa de la esclavitud,

y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María.

5 [9566] Pueblo mío, acuérdate

de lo que maquinó Balac, rey de Moab,

y de la respuesta que le dio Balaam,

hijo de Beor, entre Sitim y Gálgala,

para que reconozcáis las justicias de Yahvé.

6 [9567] ¿Con qué me presentaré ante Yahvé.

y me postraré delante del Dios excelso?

¿Me presentaré acaso ante Él con holocaustos,

con becerros primales?

7 ¿Le agradan a Yahvé los miles de carneros,

y las miríadas de ríos de aceite?

¿Daré acaso mi primogénito por mi prevaricación,

el fruto de mis entrañas

por el pecado de mi alma?

8 [9568] Él te hizo conocer, oh hombre,

lo que es bueno y lo que te pide Yahvé:

practicar la justicia, y amar la misericordia,

y andar humildemente en la presencia de tu Dios.

Castigo de la ciudad impenitente

9 [9569] La voz de Yahvé llama a la ciudad

—y es sabiduría temer tu Nombre—:

Haced caso de la vara, y de aquél que la mandó.

10 [9570] ¿Hay todavía tesoros de iniquidad

en la casa del impío,

y el abominable efa menguado?

11 ¿Por ventura podré considerarme por justo

teniendo balanzas falsas

y el saquillo de pesos fraudulentos?

12 Los ricos de la (ciudad)

se han llenado de violencia,

sus habitantes hablan mentiras,

y la lengua de su boca es engañosa.

13 Por eso, Yo también te heriré

de una llaga muy grave,

te devastaré a causa de tus pecados.

14 [9571] Comerás, mas no te hartarás;

quedará en ti tu hambre.

Pondrás aparte (tus bienes), pero nada salvarás,

y lo que salvares, lo entregaré Yo a la espada.

15 Sembrarás, mas no segarás;

pisarás la aceituna sin ungirte con óleo;

y la uva sin beber el vino.

16 [9572] Observáis lo que os mandó Amrí,

y todas las obras de la casa de Acab;

y seguís los consejos de ellos,

para que Yo te entregue a la desolación

y al escarnio a sus habitantes.

Así llevaréis el oprobio de mi pueblo.

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Miqueas 7

Arrepentimiento y perdón

1 [9573] ¡Ay de mí, que he llegado a ser

como lo que queda de la cosecha de verano,

como el rebusco de la vendimia;

no hay ya racimo que pueda comer;

mi alma desea los higos tempranos.

2 Han desaparecido de la tierra

los hombres piadosos

y no hay ya justos entre los hombres.

Todos ponen asechanzas

para (derramar) la sangre,

cada cual tiende la red a su hermano.

3 Sus manos hacen el mal en vez del bien;

el príncipe hace extorsión,

y el juez acepta soborno;

el grande manifiesta lo que desea su alma

y así urden la trama.

4 [9574] El mejor de ellos es como cambrón,

el más recto peor que un cerco de espinos.

Es llegado el día

(anunciado por) tus centinelas,

(el día) de tu visita;

ahora les sobreviene la consternación.

5 No confiéis en el amigo,

ni os fieis del mejor compañero.

Guarda la puerta de tu boca

ante aquella que duerme en tu seno.

6 [9575] Pues el hijo trata al padre como loco;

la hija se rebela contra la madre,

la nuera contra la suegra;

y los enemigos del hombre

son los de su misma casa.

Promesa del perdón

7 [9576] Mas yo fijaré mis ojos en Yahvé;

esperaré en el Dios de mi salvación

y me oirá el Dios mío.

8 [9577] No te alegres de mí, oh enemiga mía.

Aunque caí, me levantaré,

y si me senté en tinieblas, mi luz es Yahvé.

9 Sufriré la indignación de Yahvé

—pues he pecado contra Él—,

hasta que Él juzgue mi causa y me haga justicia.

Él me sacará a la luz,

y yo contemplaré su justicia.

10 [9578] Lo verá mi enemiga, y quedará cubierta de vergüenza,

aquella que me decía:

“¿Dónde está Yahvé, tu Dios?”

Mis ojos la contemplarán;

cuando sea hollada como el lodo de las calles.

Restauración de Israel

11 [9579] Llegará el día de la reedificación de tus muros,

en aquel día será retirada la Ley.

12 Entonces vendrán a ti,

desde Asiria y las ciudades de Egipto,

y desde Egipto hasta el río;

de mar a mar, y de monte a monte.

13 [9580] Y la tierra será devastada a causa de sus habitantes.

Éste será el fruto de sus obras.

14 [9581] ¡Apacienta a tu pueblo con tu cayado,

el rebaño de tu heredad,

que habita solitario en la selva,

en medio del Carmelo!

¡Pazcan ellos en Basan y en Galaad,

como en los tiempos antiguos!

15 [9582] Le haré ver prodigios como en los días

de tu salida del país de Egipto.

16 Lo verán las naciones,

y se avergonzarán de toda su fuerza;

pondrán la mano sobre su boca,

y sus oídos quedarán sordos.

17 Lamerán el polvo como la serpiente;

como los reptiles de la tierra,

saldrán temblando de sus escondrijos;

llenos de temor se llegarán a Yahvé, nuestro Dios,

y se sobrecogerán de temor ante ti.

Himno a la divina misericordia

18 ¿Quién es Dios como Tú,

que perdonas la iniquidad,

y olvidas el pecado del resto de tu herencia?

No guarda El para siempre su ira,

porque se complace en misericordia.

19 Volverá a compadecerse de nosotros,

aplastará nuestras iniquidades,

y arrojará a lo más profundo del mar

todos nuestros pecados.

20 [9583] Tú manifestarás tu fidelidad a Jacob,

y a Abrahán la misericordia,

que juraste a nuestros padres

desde los días de la antigüedad.

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Comentarios de Mons. Straubinger

* 1. Sobre el marco histórico véase lo dicho en la nota introductoria.

* 3 s. Nótese la solemne invitación a todos los pueblos. Las imágenes aquí empleadas recuerdan las de Salmo 17, 8 ss.; 67, 9; Hababuc 3, 3 ss., etc.

* 5. Por Jacob se entiende la casa de Israel, esto es, el reino de las diez tribus, con su capital Samaría. Su pecado era el culto de Baal y los dos becerros de Betel y Dan (cf. Oseas 4, 15; 14, 4 y notas). Judá y Jerusalén pecaban por los lugares altos (cf. Lev. 26, 30; IV Reyes 15, 35; 16, 4, etc.).

* 7. Se refiere, en sentido más amplio, a los donativos y exvotos que se ofrecían a los ídolos. En el estilo de los profetas toda clase de idolatría se llama prostitución o fornicación. Véase Jeremías 3, 20; Ezequiel 16; Oseas capítulos 1-2; 5, 7. etc.

* 8. Descalzo y desnudo, en señal de luto (cf. II Reyes 15, 30) o para simbolizar la cautividad (cf. Isaías 20, 2ss.).

* 10 ss. No digáis nada en Gat (o Get), ciudad de los filisteos, para que no se alegren viendo vuestra miseria (cf. II Reyes 1, 20). En lo siguiente emplea Miqueas una serie de juegos de palabras, inimitables en las lenguas modernas, todos ellos referentes a las localidades vecinas. Miqueas se sirve de ellos de tal modo que el nombre de la ciudad signifique a la vez su destino. Así, por ejemplo, las palabras “no vayáis a llorar” alude al nombre de Acó (o Bekaim); “en el polvo”, al nombre de Betrafa, etc. La Vulgata traduce los nombres de las ciudades según la etimología. Las ciudades aludidas están situadas en la parte sudoeste de Judea, patria del profeta. Laquís (versículo 13) es llamada el origen del pecado en alusión a los carros de guerra de Salomón (III Reyes 9, 10; 10, 26), que indujeron a los reyes de Judá a poner su confianza en los armamentos más que en Dios. Véase 5, 10 y nota.

* 15. Un heredero: irónicamente: el rey de Asiria, que se apoderaba de Maresá (Moréset) La cueva de Odollam, donde David se ocultó (I Reyes 22, 1 ss.) servirá nuevamente de refugio para la gloria de Israel (los príncipes).

* 16. Alude a los ritos de duelo acostumbrados entre los pueblos paganos. Véase Lev. 19, 27 y nota; Deuteronomio 14, 1; Isaías 15, 2; 22, 12; Jeremías 16, 6, etc. Cuando contemplamos, a través de la historia, lo que el pueblo hebreo sufrió desde aquel tiempo, vemos que no exageraban los profetas cuando hablaban de tan tremendo luto. Si así sufrió el pueblo elegido por rechazar el amor de su Dios (cf. 2, 6), ¿qué no será con las naciones de los gentiles, llamados en la Biblia “pueblo necio” (Deuteronomio 32, 21; Romanos 10, 19), si ellos, admitidos de limosna a la salvación (Efesios 2, 1 ss.) gracias a la defección de Israel (Romanos 11, 12 y 15) rechazan el Nuevo Testamento (Hebreos 6, 4 ss.; 10, 29) hasta al punto que Jesús anuncia en Lucas 18, 8? Es el caso de aplicarnos el proverbio que el divino Maestro usa en Lucas 23, 31. Cf. 5, 3 y nota. Véase el contraste con 2, 11 y nota.

* 1 ss. Son amenazas contra los poderosos y ricos que por medio de injusticias se apoderaban de los campos y casas de otros. Véase como ejemplo el caso de Nabot en III Reyes 21. La suerte cambiará. Precisamente aquellos que se han hecho ricos a costa de los pobres, se verán más castigados en los desastres que pronto van a sucederse en cadena. El sermón de Miqueas conserva, como vemos, su actualidad en todos los tiempos.

* 4. Es la elegía que se entonará sobre los ricos cuando el enemigo los despoje. El pueblo escogido se pregunta cómo es que Dios le quita su parte. Y se contesta trágicamente: Para repartirla a los infieles.

* 5. La congregación de Yahvé: el pueblo de Israel, el elegido de Dios. El versículo se refiere al reparto por sorteo de la tierra entre las familias de cada tribu. Cf. Josué 14, 1 ss.; Salmo 15, 4 s. Véase Ezequiel 48, 29 y nota; Oseas 5, 10.

* 6 s. Texto muy diferente según las versiones. Aquí parece hablar alguno sobre la inutilidad de la predicación porque no será oída. Según otros: porque la predicación no alejará el oprobio. Según los Setenta, será inútil llorar en la asamblea, porque Dios no suspenderá el castigo. Dice la casa de Jacob (versículo 7): Parece aquí que confían ciegamente en que Dios no podrá castigarlos. Otra versión: Oh tú que te llamas casa de Israel, ¿acaso el Señor no tiene paciencia? Otros: Lo casa de Israel ¿no dice que se ha acordado de la magnanimidad de Yahvé? Según los Setenta, parece que habla Dios por el profeta y dice: Lo casa de Jacob ha provocado al Espíritu del Señor: ¿No son éstas sus costumbres? Es muy difícil saber cuándo habla uno u otro.

* 8 ss. Miqueas sigue hablando en nombre de Dios y se vuelve de nuevo contra los dirigentes que cometen violencias y crueldades: asalto a pacíficos viajeros, opresión de viudas y huérfanos, y que, no contentos con expoliar el manto de sus víctimas, les toman hasta la túnica que va debajo. Es notable que tal sea el ejemplo tomado por Jesús (Mateo 5, 40 y Lucas 6, 29) para enseñarnos a sufrir injusticias. Con ello vemos bien el plan de Dios: el profeta increpa duramente a los victimarios, y les anuncia los más tremendos castigos. Jesús se dirige a las víctimas y, precisamente porque Dios se reserva tomar por ellas esa venganza (Romanos 12, 19; II Tesalonicenses 1, 6; Lucas 18, 7 s.), les dice que, lejos de defenderse, y menos aún de atacar, ofrezcan al injusto más de lo que toma, con lo cual aumentará el castigo que Dios le dará (Romanos 12, 20). Aquí está, como vemos, una profunda verdad de la sociología cristiana. El Sermón de la Montaña no es para que triunfen los malos, sino para que Dios haga triunfar a las víctimas, según lo que está anunciado del Mesías (véase Lucas 4, 18 ss. y el Magníficat, el Salmo 71, etc.). Mi loor (versículo 9), porque de la boca de los pequeñuelos Dios se ha preparado alabanza (Salmo 8, 3; cf. Mateo 21, 16).

* 10. Se reitera la condenación de los opresores. Parece anunciarles el destierro. Véase versículo 4 y 5.

* 11. La Vulgata comienza este verso con una exclamación del profeta: ¡Ojalá no fuera yo un varón que tiene espíritu! El profeta desearía no serlo, para no estar obligado a anunciar castigos. Las palabras se dirigen contra el pueblo en general, y especialmente contra los falsos profetas, que no poseen el espíritu de Dios. La característica de los falsos profetas era anunciar cosas agradables (cf. 1, 16; 5, 3 y notas). Por eso eran creídos y aplaudidos, como dice Jesús (Lucas 6, 26; Juan 5, 43).

* 12 s. Como un suspiro de alivio, el profeta parece pasar inmediatamente de las palabras conminatorias de los versículos 8-11 a las radiosas promesas de restauración, en que la paz no será falsa (cf. 5, 5). Lo mismo se nota en Amós 9, 8-15. Los santos Padres y los intérpretes modernos ven en estos dos versículos, no sólo anunciado el regreso de la cautividad babilónica, sino también una profecía mesiánica. Marchará delante de ellos Aquél que les abrirá el camino, el caudillo, el Mesías. “El (Mesías es el caudillo restaurador, el Mesías es el rey del estado restaurado, y en él (en el Mesías) va personalmente Yahvé a la cabeza. En el versículo 12 se expone la restauración bajo la idea de reunión, en el versículo 13 se describe el agente y el modo como se lleva a cabo. Y ambas ideas, el «que» y el «cómo» aparecen proyectadas cual silueta luminosa que se recorta sobre las tinieblas de Egipto, como la columna de fuego a través del negro desierto, o como el cielo claro abierto entre las montañas densas de agua en el paso del Mar Rojo” (Gil Ulecia). Véase 7, 15; Éxodo 13, 21.

* 1. Jacob e Israel no significan aquí el reino del norte, sino el de Judá, como se ve en el versículo 12.

* 2 ss. Alusión a las injusticias con que los dirigentes del pueblo trastornan la Ley. Los términos son muy expresivos y muestran la atrocidad de los crímenes cometidos por avaricia, la que según San Pablo no es sino otra forma de idolatría (Efesios 5, 5).

* 3. Devorar la carne de alguno significa robarle los medios de subsistencia y reducirlo a la pobreza. Véase Salmo 13, 4; Isaías 3, 15.

* 4. Véase 6, 6-7; Oseas 5, 6 y nota.

* 5. Para adormecer las conciencias prometen la paz en vez de predicar el arrepentimiento. Véase 2, 11 y nota; Isaías 5, 20; 57, 19 y nota. “En lugar de denunciar los crímenes de los grandes y del pueblo, les prometen un futuro próspero, para que los mantengan opíparamente, y amenazan con la venganza divina a los que son demasiado pobres o demasiado íntegros para darles dinero” (Crampón). Véase Zacarías 6, 6 y nota.

* 7. No habrá respuesta de Dios. Véase Ezequiel 20, 3; 14, 1 ss. y nota.

* 8. En vivo contraste con esos “ciegos, guías de ciegos” (Mateo 15, 14), se levanta en este versículo la magnífica figura del santo profeta, que ve su misión no en agradar a los dirigentes sino en decir a Jacob sus prevaricaciones, o sea, en tocar las conciencias explicando la Palabra del Señor. En esto consistía, tanto su apostolado como su patriotismo.

* 10. Edificáis a Sión con sangre: Levantáis en Jerusalén edificios suntuosos con los bienes adquiridos por opresión e injusticia. Véase Jeremías 22, 13-17; Hababuc 2, 12.

* 12. Jerusalén y el Templo serán destruidos. Profecía que se cumplió con la destrucción de la ciudad por Nabucodonosor (a. 587 a. C). A este pasaje se refiere Jeremías 26. 18. Arada como un campo: Esto se cumplió después de la destrucción de Jerusalén por los romanos (70 d. C). Cubierta de selva: Véase el cumplimiento en los tiempos de los Macabeos cuando crecieron árboles en los patios del Templo (I Macabeos 4, 38).

* 1 ss. Los versículos 1-4 se encuentran casi textualmente en Isaías, contemporáneo de Miqueas, y tienen su eco en Zacarías 8, 20 ss. “Todas las naciones acudirán algún día al Templo de Jerusalén y reconocerán a Yahvé como único maestro suyo” (Fillion). Véase Isaías 2, 2 ss.; Salmo 45, 9 a. y notas. El monte de la Casa de Yahvé: el Sión (véase Éxodo 40, 2), De Jerusalén sale la Ley, la instrucción de las naciones (versículo 2), y de ahí la multitud de pueblos que afluyen allí como a su centro espiritual (cf. Jeremías 31, 12). Es ésta una profecía de la misión apostólica entre las gentes obrada por un magisterio divino salido de Jerusalén (cf. Salmo 95, 3 y nota), como ya lo vimos en los comienzos de la Iglesia. Véase la introducción al Libro de los Hechos de los Apóstoles.

* 3 ss. Reinará: Aunque se refiere visiblemente al Mesías en Persona (véase Isaías 2, 4; Joel 3, 12, etc.), también se podría tomar como sujeto de la frase la palabra de Yahvé (versículo 2), la cual tiene la fuerza de convertir a los hombres (cf. Hebreos 4, 12; Mateo 4, 4; Juan 12, 42, etc.). En realidad, San Juan llama al Hijo de Dios, que asumió la naturaleza humana, “la Palabra”, es decir, en griego Logos y en latín Verbum (Juan 1, 1), que también se identifica con la Sabiduría (cf. Eclesiástico 1, 1 y nota). El convertir las espadas en rejas de arado y el descansar debajo de la parra e higuera (versículo 2) son imágenes de la paz característica de la era mesiánica (Isaías 2, 4), e indican una seguridad perfecta. Véase Salmo 45, 9 ss.; Isaías 2, 4; Oseas 2, 18; Zacarías 3, 10.

* 6 s. “Muestra como Dios restablecerá a su pueblo después de haberlo castigado, y como reinará de nuevo sobre este Israel transfigurado. En aquel día: En la época que más arriba (versículo 1) se llama el fin de los días… Se le asocia otra imagen, que compara la nación teocrática a una esposa infiel, repudiada y castigada por su esposo místico” (Fillion). Los restos: véase 2, 12 y 5, 3 y nota.

* 8. El antiguo poderío: Sión volverá a la antigua potestad regia. “Anuncio del restablecimiento de la realeza davídica, después que ella haya sido aniquilada por la destrucción de Jerusalén (3, 12)” (Crampón). La restauración de la teocracia davídica en los profetas no es otra que la restauración mesiánica: el reino eterno de Dios que reina desde el collado de Sión por medio del Mesías (cf. Ezequiel 40, 2; Amós 9, ti y notas, etc.). Y tú, torre del rebaño, collado de la hija de Sión. Es éste un hebraísmo que designa la colina sobre la cual estaba edificada la antigua ciudadela de Sión, y en sentido más amplio toda la ciudad.

* 9 s. Cf. 5, 3 y nota. Habitarás en el campo (versículo 10): Alusión al cautiverio babilónico. La mención de Babilonia es tanto más notable cuanto que, en tiempos de Miqueas, Asiria poseía la hegemonía, y no Babilonia.

* 11. Ahora: “Este «Ahora» puede ser escatológico y mirar a los últimos tiempos, como en Zacarías 14 y en Ezequiel 38-39” (Nácar-Colunga). Sea profanada: La Vulgata dice: sea apedreada, porque ésta era la pena de las adúlteras. Jerusalén se comportaba como una adúltera por cuanto era infiel al Señor y se entregaba al culto de los dioses ajenos.

* 12. No conocen los designios de misericordia que Dios tiene para con Israel y los terribles castigos que Él prepara contra los gentiles, enemigos de su pueblo (véase Ezequiel capítulos 25-32; Joel 3, 1 ss.). Cf. Salmo 149, 6-9; Abdías 12 ss. Los pueblos paganos que castigan a Jerusalén no son más que instrumentos en la mano de Dios, pero no han entendido; creían ser superiores a Israel y a su Dios, y atribuyen la victoria a sus vanos dioses; motivo por el cual Yahvé los castigará más severamente que a su propio pueblo (cf. Isaías capítulo 10). La derrota de los enemigos será definitiva, y el Señor reinará eternamente desde Sión (Abdías 17 y 21).

* 13. Gil Ulecia hace notar que la alusión de Ezequiel 38, 17 garantiza la autenticidad de los versículos 11-13, y añade que en este último se trata “directamente, según toda apariencia, del triunfo escatológico sobre los réprobos; cf. Joel 3, 2, 9-13; Ezequiel 38-39; Apocalipsis 20, 7-10, etc.”.

* 1. En el hebreo este versículo es 4, 14. Interpretación dudosa. Empieza en la versión de Nácar-Colunga diciendo: Tú ahora rodéate de muros, Bet Gader. Es éste un nombre propio, que traducido significaría, según la versión de la Vulgata: Hija del ladrón, queriendo aludir, sin duda, a las injusticias de los jefes del pueblo escogido.

* 2. Grandiosa profecía mesiánica. que reúne los fundamentos de la doctrina cristológica: la eternidad y divinidad del Mesías (cf. Proverbios 8, 22 s.); su consubstancialidad al Padre, su realeza y su reinado. Efrata (los Setenta leen: Casa de Efrata) es el antiguo nombre de Belén y significa la fértil (Génesis 35, 16; 48, 7; Rut 1, 2). Millares: No quiere decir que Belén tuviera mil familias, constituía más bien una subdivisión de la tribu de Judá (Éxodo 18, 21 ss.; Números 1, 16; 10, 4; Zacarías 9, 7 en el texto hebreo, etc.). Belén (Betlehem) significa: casa del pan… y lo fue del Pan vivo que descendió del cielo y da vida al mundo (Juan 6, 33) y es nuestro pan supersubstancial (Mateo 6, 11). De ti me saldrá: Es Dios quien habla, Yahvé, Esposo de Israel y Padre del Mesías que nació de Judá “secundum carnem” (Romanos 9, 5). El apostrofe podría también dirigirse a Judá (a quien pertenece Belén), si se pusiese un punto después de “millares”, quedando así eliminada la preposición “de”. Esto coincidiría con la profecía de Jacob (Génesis 49, 10) dé que el Mesías saldría de Judá. Véase Ezequiel 21, 27 y nota. La inmensa trascendencia de este “glorioso pasaje mesiánico” se ve en la interpretación terminante que los príncipes de los sacerdotes y los doctores de la Ley dieron a Herodes de este anuncio de un dominador “que ha de regir a mi pueblo de Israel” (Mateo 2, 6; Juan 7, 42) y a quien los magos llamaban Rey de los judíos (Mateo 2, 2; cf. Lucas 1, 32). Un autor moderno propone una síntesis de las profecías mesiánicas en la forma siguiente: Jesús, anunciado por Juan Bautista como venido para el juicio (Mateo 3, 10; Lucas 3, 9), vino a cumplir las profecías que lo anunciaban como Mesías Rey de los judíos (Mateo 5, 17). Siendo rechazado por la violencia (Mateo 11, 12; Juan 1, 11), Él ofreció, a los que creyeron, hacerlos hijos de Dios (Juan 1, 12) y jueces con Él en el día de su venida para el juicio. (Mateo 19, 28; Apocalipsis 3, 21; 20, 4). Al efecto, después de resucitar, les dio en prenda su Espíritu Santo que había prometido en el nombre del Padre (Lucas 24, 49; Juan 14, 16; Hechos 1, 4; 2, 2-4; II Corintios 1, 22; 5, 5), y los reunió bajo su Ley de caridad (Juan 13, 34; 15, 12) en la Iglesia formada por los gentiles (Juan 12, 52; Hechos 13, 46) y perseguida como Él lo fue (Juan 15, 18 16, 4; I Juan 3, 13; I Pedro 4, 12 ss.), prometiéndoles volver (Juan 14, 18 y 28; 16, 16) y celebrar, cuando se haya cumplido todo, sus Bodas con la Iglesia en la Jerusalén celestial (Apocalipsis 19, 6-9; 21, 2 ss.). Y cuando Él haya triunfado de todos sus enemigos (I Corintios 15, 25), entregará el reino a su Dios y Padre (I Corintios 15, 24), a quien se sujetará también el mismo Hijo para que el Padre sea todo en todas las cosas (I Corintios 15, 28).

* 3. Concuerda este texto maravillosamente con Isaías 7, 14, el cual se refiere a la concepción virginal de Jesús. Algunos intérpretes lo relacionan con Apocalipsis 12, 2-6 y con la conversión final de Israel (cf. 4, 10; Isaías 66, 7). Por esto: sobre la relación de causalidad que establecen estas palabras, Gil Ulecia cita, y considera la más acertada, la interpretación de van Hoonacker, que dice: “La cosa motivada es la determinación del momento hasta el cual no será librado el pueblo, y el motivo es el advenimiento del Rey Salvador; puesto que un príncipe salido de Belén gobernará a Israel, que será oprimido o maltratado por sus enemigos hasta el tiempo en que dará a luz la que ha de dar a luz. Que Israel será sometido al sufrimiento, resulta de 4, 14” (es decir 5, 1 de la Vulgata). Los restos de sus hermanos: en la opinión de algunos “el resto de los hermanos del Mesías: aquellos de los judíos que habrán sobrevivido a las calamidades antes predichas”. Son los restos de que se habla en 4, 7; Joel 2, 32; Isaías 11, 12; etc. Según otros, el profeta anuncia la unidad del futuro Israel mesiánico, en que los de Judá volverán a unirse con los de Israel (Jeremías 3, 18; Ezequiel 37, 15 ss-, etc.). Hay también quienes aplican este concepto de hermanos a otros pasajes. Cf. Salmo 21, 23; Hebreos 2, 12 y 16 s.; Juan 20, 17; Mateo 25, 40, etc.

* 4. Estas palabras nos hablan de la gloria y universalidad del reino del Mesías, su poder y soberanía, “que no son otros que el poder y soberanía del mismo Yahvé. Si el Rey-Mesías fuera solamente hombre, sería incapaz de estar revestido de ellos. Esta frase es paralela a Isaías 9, 5 y 11, 2, y atestigua, como esos pasajes, la divinidad del Mesías. En consecuencia, 5, 4 arroja luz divinizante sobre 5, 2… y al mismo tiempo la recibe de él, pues la razón de estar -el Mesías honrado con atributos divinos no es otra que sus orígenes divinos también” (Gil Ulecia). El mismo autor hace notar que antes vimos los orígenes del Mesías, y que ahora este versículo es la descripción magnífica de su imperio o las cualidades con que estará adornada su actividad como rey-emperador; el modo, el poder, la paz, su magnificencia (glorificación) y su amplitud (universalidad)”.

* 5 s. Este será la paz: Beneficio en que se encierra todo lo que los hombres necesitan para vivir en seguridad y tranquilidad. Cf. Isaías 9, 6. Cuando el asirio penetrare: Crampón pone aquí una nota de gran importancia para la inteligencia de las profecías escatológicas: “El asirio figura como tipo de los enemigos de los últimos tiempos.” Véase Isaías 5, 25 y nota: 30, 28 y 31; 31, 4-8; Salmo 75 y 82 y notas, etc. El Israel de Dios, con la garantía de un príncipe grande, el Mesías, nada tendrá que temer de ningún enemigo. Análogo significado ha de- atribuirse a la expresión la tierra de Nimrod (Babilonia), que es otra figura de los enemigos del Reino de Dios. Siete pastores y ocho príncipes, defensores del Reino, pero súbditos del Mesías. Siete es el número de la perfección, y ocho el de la superabundancia. El sentido es: Dios enviará tantos libertadores cuantos se necesiten.

* 7 ss. Estos versículos tratan de la acción misional de Israel y de la eficacia divina que de allí ha de salir (cf. Salmo 95, 3 y nota; Isaías 37, 31 s.). Del reino mesiánico se derramarán bendiciones sobre todas las razas y naciones. Pero Israel será también como un león en medio .de los pueblos, los pisoteará y desgarrará, siendo la ruina para muchos (cf. Isaías 60, 12; Lucas 2, 34). Es de notar que en Apocalipsis 5, 5 Jesús es llamado el león de la tribu de Judá (cf. Génesis 49, 9). Ni espera nada de los hijos de los hombres: Véase 4, 3 y nota. Tal había sido el gran pecado de Israel. Cf. Oseas 14, 4; Zacarías 11, 8 y nota.

* 10. Caballos y carros simbolizan los armamentos de guerra de Israel. Esto no es amenaza, sino promesa. Cf. 4, 3. Cuando las naciones hayan sido reducidas a la impotencia, Israel no necesitará ya instrumentos bélicos. Cf. 1, 10 y nota (in fine).

* 11. La purificación religiosa de Israel ha de extenderse a la destrucción de la idolatría. Sólo habrá conocimiento y culto del Dios verdadero. Arruinaré las ciudades: Porque en la edad de oro mesiánica no harán falta esos grandes centros de corrupción. ¡Qué contraste con lo que presenciamos en nuestro tiempo!

* 13. Piedras de culto (en hebreo: massebah): piedras representando a Baal. Ascheras: troncos de árboles o ramas que simbolizaban a Astarté. Véase Deuteronomio 16, 21.

* 14. Toda esta depuración del pueblo de Dios es la condición de su acción misional entre los demás. “Israel, una vez santificado, podrá ejercer su juicio contra las naciones aun rebeldes” (Crampón). Dios se mostrará benigno con su pueblo, mas castigará severamente a los gentiles rebeldes.

* 1 ss. Yahvé denuncia la ingratitud de su pueblo. Cf. Deuteronomio 32, S y siguientes; Isaías 1, 2. Los versículos 3 s. forman parte de los “Improperios” en la Liturgia de Viernes Santo, en los que se recuerda lo que Jesús sufrió en su Pasión por obra de la Sinagoga (véase Mateo 27, 27 y nota). Cf. Jeremías 2, 5-6; Amós 2, 10. María o Miriam (versículo 4), hermana de Moisés y Aarón, la cual era profetisa. Véase Éxodo 15, 20.

* 5. Sobre Balaam véase Números capítulos 22-24. Sitim fue la última estación de la peregrinación del pueblo israelita por el desierto (Josué 3, 1); Gálgala, el primer campamento en el país de Canaán (Josué 4, 20).

* 6 s. Pregunta del pueblo arrepentido que reconoce su culpa pero conoce muy mal el corazón de Dios, pensando en ofrecerle animales, que no le interesan (Salmo 49, 12 ss.; 50, 18 s.; 39, 7), y aún sacrificios humanos que Él detesta (Jeremías 7, 31 y nota).

* 8. Palabras inmortales de Miqueas que condena el falso afán de aplacar a Dios con obras puramente exteriores. Lo principal es la práctica de la justicia y el espíritu de misericordia. Lo mismo dice el Señor a los fariseos (Mateo 9, 13; 12, 7). Cf. Deuteronomio 10, 12; I Reyes 15, 22; Salmo 50, 18; Isaías 2, 11 ss.; Jeremías 6, 20; Oseas 6, 6 y nota; Amós 5, 21 y 24; Santiago 1, 27.

* 9. Dios vuelve a acusar, denunciando en primer lugar las injusticias sociales y la falta de honradez.

* 10. Texto oscuro: San Jerónimo traduce: Aun el fuego está en la casa del impío, los tesoros de mal dad, y la medida menor, llena de ira. Bover-Cantera: ¿Puedo soportar la casa del impío, los tesoros de iniquidad, y un efa escaso, digno de la ira divina? El efa tenía 36 litros. Aquí, como en el versículo siguiente, Dios se dirige contra las injusticias en el comercio. Cf. Deuteronomio 25, 13-16; Amós 2, 6-8.

* 14. Alusiones a los castigos: hambre e invasión enemiga. Véase Lev. 26, 24-26; Deuteronomio 28, 38-40.

* 16. Amrí y su hijo Acab, reyes de Israel, son representantes de la injusticia que cunde también en Judá. Véase la maldad de Acab narrada en III Reyes 21.

* 1 ss. Humilde súplica del pueblo que confiesa que no hay más hombres justos en su medio. Buscar a un justo en Judá es tan difícil como encontrar racimos en una viña vendimiada. Véase Salmo 9 B, 3-11; 13, 2-3; Oseas 4, 2; Amós 2, 6-8: Romanos 3, 11 ss.

* 4. Imágenes de la corrupción entre los príncipes, y el egoísmo brutal en el pueblo. Lo único que hacen bien es el mal. El día anunciado por tus centinelas: el día del castigo predicho por los profetas. Cf. Isaías 21, 6; Jeremías 6, 17; Ezequiel 3, 17. Tu visita: tu castigo.

* 6. La malicia, es tan grande que ni siquiera los pertenecientes a la misma familia pueden fiarse el uno del otro. Lo mismo dice Jesús en Mateo 10, 21.

* 7. El santo profeta permanece inconmovible en la confianza en Dios, lo mismo que Isaías en un caso semejante. “Si Dios está con nosotros, dice San Pablo, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8, 31). Cf. Salmo 54, 23; 26, 1.

* 8. Enemiga mía: Es todo el pueblo el que habla. La enemiga puede ser Asiria o Babilonia. Sobre Dios como luz véase Salmo 26, 1; sobre el Mesías como luz, cf. Isaías 9, 2; 42, 16; 50, 10; 60, 1 ss.; Lucas 1, 78 s.; Juan 1, 9.

* 10. Alegría de Israel al ver humillada a su enemiga. Así se caracteriza la liberación mesiánica como triunfo sobre los enemigos del pueblo de Dios. Cf. Salmo 108, 1.

* 11. El profeta se coloca en lo futuro, en los días de la reconstrucción de Jerusalén, tomándola como tipo del porvenir mesiánico. La Ley: sin duda la del Antiguo Testamento, por la cual los judíos estaban separados de los demás pueblos. La abolición de la Ley da a los gentiles la oportunidad para entrar en la comunidad del pueblo de Dios. En vez de Ley lee Bover-Cantera frontera: en aquel día la frontera estará más distante.

12. El rio: el Éufrates. El sentido es: vendrán de todas partes del mundo. Se refiere a la universalidad del Reino mesiánico.

* 13. La tierra: Según algunos intérpretes: Judá; según otros, los pueblos paganos.

* 14. Oración del profeta a Dios para que apaciente a su pueblo como en tiempos antiguos. Toma como imagen los más ricos pastos de Palestina (Carmelo, Basan y Galaad).

* 15 ss. Yahvé accede a los ruegos de su siervo (versículo 15-17). Su omnipotente brazo repetirá los prodigios de la salida de Egipto. La liberación de Israel de aquella servidumbre es un tipo de la salud mesiánica (cf. Isaías 11, 11 y 15; Oseas 2, 15 s.; Jeremías 23, 7; Mateo 2, 15; I Corintios 10, 1-6). Los efectos del nuevo milagro de Dios son estupendos: confusión entre los pueblos paganos, pero no una confusión estéril. Es un “timor salutaris” (Knabenbauer). Se doblan ante Él y lamen el polvo, en señal de sumisión y adoración, y se someten a Yahvé por medio del Mesías. Esto se entiende por los paralelos (Salmo 71, 9; 17, 46, donde David es tipo del Mesías).

18 s. El santo profeta prorrumpe en un himno entusiasta ante la grandeza del Reino que Dios le manifestó. Así como Dios lo comparó con la salida de Egipto, así también los acentos de Miqueas recuerdan los de Moisés en Éxodo 15. La nota característica de este epílogo es la alegría, que tiene su origen en la seguridad de saber que Dios ha perdonado las culpas (cf. Isaías 43, 25; Daniel 9, 24). En su infinita misericordia las arrojará a lo más profundo del mar (versículo 19), donde los pecados de Israel quedarán invisibles. Los Padres y comentaristas antiguos han aplicado esta frase al paso del Mar Rojo y también al Bautismo. Allí fueron destruidos los egipcios de tal modo que los israelitas jamás volvieron a verlos (Éxodo 14, 13). Del mismo modo Dios entrega para siempre al olvido nuestros pecados cuando en el Bautismo somos “sepultados con Cristo en la muerte” (Romanos 6, 4). Es toda una imagen de la gracia divina, la cual, infundida en nuestra alma mediante la justificación, produce como primer efecto la destrucción de la noche atroz del pecado (Sto. Tomás). La remisión de que habla Miqueas es general y definitiva e incluye a todos, como lo dice también San Pablo. Véase Romanos 8, 1. Cf. Salmo 50, 9; 76, 10; Isaías 1, 18 y notas.

* 20. Jacob y Abrahán se mencionan aquí no sólo como representantes del pueblo judío, sino de todas las naciones. Israel y las gentes todas tendrán parte en la salud mesiánica. Este verso “es un amén profético de carácter preciso que ensalza la verdad y gracia de Yahvé y apela a su fidelidad (Lucas 1, 58) recordando el juramento en el que descansan cual sobre roca inconmovible (Hebreos 6, 16-18) las profecías mesiánicas que las naciones incircuncisas habrían de recoger del seno del pueblo escogido (Génesis 12, 3; 18, 18; 22, 18; 26, 4; 28, 14, etc.)… Así acaba Miqueas conmemorando la «veritas et gratia» con que comenzaría San Juan (Juan 1, 14 y 17)” (Gil Ulecia). Este versículo muestra el mismo sentido que el final del Magnificat. Véase Lucas 1, 55 y nota.