Jeremías

JEREMÍAS

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Jeremías

Introducción

En cuanto a los datos biográficos, Jeremías es el menos ignorado entre todos los profetas de Israel. Hijo del sacerdote Helcías, nació en Anatot, a 4 kilómetros al norte de Jerusalén, y fue destinado por Dios desde el seno materno para el cargo de Profeta (1, 5). Empezó a ejercer su altísima misión en el decimotercio año del rey Josías (638-608) es decir, en 625. Durante más de 40 años, bajo los reyes Josías, Joacaz, Joakim, Joaquín (Jeconías) y Sedecías siguió amonestando y consolando a su pueblo, hasta que la ciudad impenitente cayó en poder de los babilonios (581 a. C.).

Jeremías no compartió con su pueblo la suerte de ser deportado a Babilonia, sino que tuvo la satisfacción de ser un verdadero padre del pequeño y desamparado resto de los judíos que había quedado en la tierra de sus padres. Más cuando sus compatriotas asesinaron a Godolías, gobernador del país desolado, obligaron al Profeta, a refugiarse con ellos en Egipto, donde, según tradición antiquísima, lo mataron porque no cesaba de predicarles la Ley de Dios. La Iglesia celebra su memoria el 1° de mayo.

Jeremías es un ejemplo de vida religiosa, creyéndose que se conservó virgen (16, 1 s.). Austero y casi ermitaño, se consumió en dolores y angustias (15, 17 s.) por amor a su pueblo obstinado. Para colmo se levantaron contra él falsos profetas y consiguieron que, por mandato del rey, fuesen quemadas sus profecías. El mismo fue encarcelado y sus días habrían sido contados, si los babilonios, al tomar la ciudad, no le hubiesen libertado.

Su libro se divide en dos partes, la primera de las cuales contiene las profecías que versan sobre Judá y Jerusalén (capítulos 2-45), y la segunda reúne los vaticinios contra otros pueblos (capítulos 46-51). El primer capítulo narra la vocación del Profeta, y el último (capítulo 52) es un apéndice histórico.

Cuanto menos comprendido fue Jeremías por sus contemporáneos, tanto más lo fue por las generaciones que le siguieron. Sus vaticinios alentaban a los cautivos de Babilonia, y a él se dirigían las miradas de los israelitas que esperaban la salud mesiánica. Tan grande era su autoridad que muchos creían que volvería de nuevo, como se ve en él episodio de Mateo 16, 14. Los santos Padres lo consideran como figura de Cristo, a quien representa por lo extraordinario de su elección, por la pureza virginal, por el amor inextinguible a su pueblo y por la paciencia invencible frente a las persecuciones de aquellos a los cuales amaba.

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Prólogo

Jeremías 1

Vocación del profeta

1 [7868] Palabras de Jeremías hijo de Helcías, de los sacerdotes que habitaban en Anatot, en tierra de Benjamín;

2 al cual llegó la palabra de Yahvé en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, el año decimotercero de su reinado,

3 y luego en los días de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, hasta la deportación de Jerusalén, en el mes quinto.

4 Me habló Dios en estos términos:

5 [7869]

“Antes de formarte en el seno materno te conocí;

y antes que salieras del seno te santifiqué;

para profeta entre las naciones te he constituido.”

6 [7870] Yo contesté: “¡Ah, Señor, Yahvé! he aquí que no sé hablar, porque soy un adolescente.”

7 [7871] Yahvé me respondió: “No digas: Soy un adolescente.

sino anda a dondequiera que Yo te enviare,

y habla todo cuanto Yo te dijere.

8 No tengas miedo delante de ellos,

porque Yo estoy contigo

para librarte” —oráculo de Yahvé.

9 Después extendió Yahvé su mano y tocando mi boca me dijo:

“He aquí que pongo mis palabras en tu boca.

10 [7872] Mira, Yo te pongo hoy sobre naciones, y sobre reinos,

para desarraigar y derribar,

para destruir y arruinar,

para edificar y para plantar.”

Carácter de la misión del profeta

11 [7873] Y me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: “¿Qué ves Jeremías?” Respondí: “Veo una vara de almendro.”

12 Y me dijo Yahvé: “Bien has visto; porque yo velo sobre mi palabra para cumplirla.”

13 [7874] Y me vino la palabra de Yahvé por segunda vez, que decía: “¿Qué ves?” Y contesté: “Veo una olla hirviente que viene de la parte del norte.”

14 Entonces me dijo Yahvé:

“Del norte se difundirá el mal

sobre todos los habitantes del país.

15 Pues he aquí que voy a llamar

a todas las tribus de los reinos del norte,

dice Yahvé, las cuales vendrán,

y pondrán cada cual su trono

a la entrada de las puertas de Jerusalén,

y sobre sus muros todo en derredor,

y sobre todas las ciudades de Judá.

16 Y pronunciaré contra ellos mi sentencia

por todas sus maldades;

por cuanto me han abandonado

y quemado incienso a otros dioses,

postrándose ante la obra de sus manos.

17 [7875] Ciñe tus lomos, yérguete,

y diles todo cuanto Yo te mandare;

no les tengas miedo,

no sea que Yo te confunda delante de ellos.

18 He aquí que hoy te pongo por ciudad fortificada,

y por columna de hierro,

y por muro de bronce

contra toda esta tierra;

contra los reyes de Judá,

contra sus príncipes y sus sacerdotes,

y contra el pueblo del país.

19 Ellos te harán guerra,

mas no prevalecerán contra ti;

porque contigo estoy Yo,

dice el Señor, para librarte.”

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I. Vaticinios contra Judá y Jerusalén

Jeremías 2

Ingratitud de Israel

1 [7876] Me llegó la palabra de Yahvé, que dijo:

2 [7877]

“Anda y grita a los oídos de Jerusalén, diciendo:

Así dice Yahvé:

Me acuerdo de la piedad de tu juventud,

del amor de tus desposorios,

y cómo me seguiste por el desierto,

en una tierra donde no se siembra.

3 [7878] Israel es cosa santa para Yahvé,

primicias de sus frutos;

cuantos le devoran se hacen culpables;

vendrá sobre ellos el mal

—oráculo de Yahvé.

4 Escucha la palabra de Yahvé,

oh casa de Jacob,

y todas las familias de la casa de Israel.

5 [7879] Así dice Yahvé:

¿Qué tacha hallaron en Mí vuestros padres,

para alejarse de Mí, e irse tras la vanidad,

haciéndose vanos ellos mismos?

6 No decían: “¿Dónde está Yahvé,

el que nos sacó del país de Egipto,

el que nos condujo por el desierto,

por una tierra yerma y barrancosa,

tierra de sequía y de sombra de muerte,

tierra por donde nadie pasa

y no vive hombre alguno?”

7 [7880] Yo os introduje en una tierra fértil,

para que comierais sus frutos y sus riquezas;

pero vosotros, cuando entrasteis, contaminasteis mi tierra,

y de mi heredad hicisteis una abominación.

8 [7881] Tampoco los sacerdotes decían:

“¿Dónde está Yahvé?”

Los que guardaban la Ley no me conocían;

los pastores se rebelaron contra Mí,

los profetas profetizaron por Baal,

y se fueron tras los que de nada sirven.

9 Por eso litigaré aún con vosotros,

y con los hijos de vuestros hijos, dice Yahvé.

10 [7882] Pasad a las islas de Kitim, y ved,

enviad (mensajeros) a Cedar, e informaos bien,

y ved si jamás ha acontecido cosa como ésta.

11 ¿Acaso nación alguna ha cambiado de dios?

—y ni siquiera son dioses aquéllos—

pero mi pueblo ha trocado su Gloria

por lo que de nada sirve.

12 Pasmaos, oh cielos, de esto,

horrorizaos

y quedaos atónitos en extremo, dice Yahvé.

13 [7883] Porque dos maldades ha cometido mi pueblo:

Me han abandonado a Mí,

fuente de aguas vivas,

para excavarse cisternas,

cisternas rotas, que no pueden retener el agua.

14 [7884] ¿Es acaso siervo Israel? ¿O vernáculo?

¿Cómo, pues, ha venido a ser presa?

15 Rugieron contra él los leoncillos,

y dieron sus bramidos,

y convirtieron su tierra en un desierto;

sus ciudades han sido quemadas

y quedan sin habitantes.

16 [7885] Los hijos de Menfis y de Tafnis

trasquilan tu cabeza.

17 ¿No te has acarreado esto

por dejar a Yahvé tú Dios,

al tiempo que Él te guiaba por el camino?

18 [7886] Y ahora, ¿por qué vas a Egipto

para beber el agua turbia?

¿Y por qué vas a Asiria

para beber las aguas del Río?

19 [7887] Tu misma maldad te condenará,

y tú misma apostasía te va a castigar,

para que sepas y veas cuan malo y amargo te es

el haber abandonado a Yahvé tu Dios,

y haber perdido mi temor,

dice el Señor Yahvé de los ejércitos.

El culto de Baal

20 [7888] Ya desde tiempo muy antiguo

quebraste tu yugo, rompiste tus coyundas,

y dijiste: “No quiero servir.”

Porque sobre todo collado elevado,

y bajo todo árbol frondoso

te acostaste como ramera.

21 Y Yo te había plantado cual vid selecta,

toda de buena semilla.

¿Cómo, pues, has degenerado

(convirtiéndote en) vid ajena?

22 Por más que te laves con nitro,

y por mucha lejía que emplees,

tu iniquidad queda grabada delante de Mí

—oráculo de Yahvé el Señor.

23 [7889] ¿Cómo puedes decir: “No estoy contaminada,

no he ido en pos de los Baales?”

Mira tus caminos en aquel valle,

reconoce lo que has hecho,

dromedaria liviana que corre de un lado a otro,

24 [7890] asna salvaje, acostumbrada al desierto,

que en el ardor de su pasión olfatea el viento;

¿quién podrá contener el celo de ella?

Ninguno de los que la buscan necesita fatigarse;

en el mes de su (celo) la hallará.

25 Guarda tu pie de la desnudez,

y tu garganta de la sed;

pero tú dices: “Es inútil,

pues amo a los extraños,

y tras ellos me voy.”

Consecuencias de la apostasía

26 Como queda avergonzado el ladrón sorprendido,

así quedarán avergonzados

los de la casa de Israel,

ellos, sus reyes, sus príncipes,

sus sacerdotes y sus profetas;

27 [7891] que dicen al leño: “Tú eres mi padre”,

y a la piedra: “Tú me has dado a luz.”

Me han vuelto las espaldas y no la cara;

mas cuando les toca la calamidad, dicen:

“Levántate y sálvanos.”

28 ¿Dónde están tus dioses, los que te has hecho?

¡Que se alcen, si te pueden salvar en el tiempo de tu calamidad!

Tus dioses, oh Judá,

son tan numerosos como tus ciudades.

29 ¿Por qué entráis conmigo en juicio?

Todos os habéis rebelado contra Mí,

—oráculo de Yahvé.

30 En vano he castigado a vuestros hijos;

ellos no hicieron caso de la corrección;

vuestra espada ha devorado a vuestros profetas

como león que destroza.

31 [7892]

¡Así es vuestra raza! Considerad ahora la palabra de Yahvé.

¿Por ventura he sido Yo un desierto para Israel,

o una tierra de densas tinieblas?

¿Por qué, pues, ha dicho mi pueblo:

“Libres somos, no volveremos más a Ti”?

32 ¿Se olvida acaso una doncella de sus atavíos

o una novia de su ceñidor?

pero mi pueblo se ha olvidado de Mí

desde días sin cuento.

33 ¡Qué bien sabes tú disponer

tus caminos para buscar amor!

Por esto has acostumbrado tu conducta

a las maldades.

34 En la orla de tu (vestido) se halla

la sangre de la vida de pobres e inocentes;

no los sorprendiste en conato de robo,

(los mataste) por cualquier otro motivo.

35 [7893] Y con todo dices: “Soy inocente,

ciertamente su ira se ha apartado de mí.”

Mira, Yo voy a entrar en juicio contigo,

por cuanto dices: “No he pecado.”

36 [7894] ¿Por qué corres de uno a otro, cambiando tus caminos?

Serás burlado de Egipto,

como lo fuiste ya de Asiria.

37 [7895] También de allí volverás

con las manos sobre tu cabeza;

pues Yahvé ha rechazado tus apoyos,

y no tendrás suerte con ellos.

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Jeremías 3

Impenitencia de Israel

1 [7896] Cuando un hombre despide a su mujer,

y apartándose ésta de él,

se casa con otro marido,

¿volverá él acaso a ella de nuevo?

¿no quedará aquella mujer

totalmente contaminada?

Pero tú, que fornicaste con muchos amantes,

no obstante ello, vuélvete a Mí

—oráculo de Yahvé.

2 [7897] Alza tus ojos a los collados y mira:

¿Hay lugar donde no te hayas prostituido?

Te sentabas junto a los caminos,

como el árabe en el desierto,

en acecho de los (pasajeros),

y contaminaste la tierra

con tus fornicaciones y maldades.

3 Por eso se detuvieron las lluvias,

y faltaron las aguas de primavera,

pero tú guardas el semblante de ramera;

no tienes rubor.

4 [7898] Me dices ahora: “¡Padre mío!

Tú eres el amigo de mi juventud.

5 ¿Acaso guardará Él (la ira) continuamente?

¿se enojará para siempre?”

Así dices, y con todo cometes

maldades a más no poder.

6 [7899] Me dijo Yahvé en los días del rey Josías: “¿Has visto lo que hizo la apóstata Israel? Se fue a todo monte alto y bajo todo árbol frondoso, y cometió allí fornicación.

7 Dije Yo: Después de haber ella hecho todo esto, se volverá a Mí, pero no se volvió. Vio esto su hermana, la pérfida Judá;

8 y vio también que a causa de todos sus adulterios que había cometido la apóstata Israel, Yo la había despedido, dándole el libelo de repudio; y con todo no se amedrentó su hermana, la pérfida Judá, sino que fue y fornicó también ella.

9 Con su tumultuosa fornicación contaminó la tierra, cometiendo adulterio con la piedra y con el leño.

10 A pesar de todo esto, su pérfida hermana, Judá, no se volvió a Mí de todo corazón, sino fingidamente” —oráculo de Yahvé.

Conversión y gloria de Israel

11 Entonces me dijo Yahvé: “La apóstata Israel se ha mostrado más justa que la pérfida Judá.

12 [7900] Anda, pues, y grita estas palabras hacia el norte, y di:

Conviértete, apóstata Israel,

—oráculo de Yahvé;

no os miraré con rostro (airado),

porque soy misericordioso,

—oráculo de Yahvé—;

no me airaré para siempre,

13 con tal que reconozcas tu iniquidad.

Pues contra Yahvé, tú Dios has pecado,

te has prostituido a los extraños,

bajo todo árbol frondoso,

y no has escuchado mi voz

—oráculo de Yahvé.

14 [7901] Convertíos, hijos rebeldes, dice Yahvé, porque Yo soy vuestro Esposo y os tomaré, uno de cada ciudad, y dos de cada estirpe, y os traeré a Sión.

15 [7902] Y os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán con ciencia y doctrina.

16 [7903] Y cuando os multiplicareis y creciereis en la tierra, en aquellos días, dice Yahvé, no se dirá más: “¡El arca de la alianza de Yahvé!” ni les vendrá a las mientes, ni habrá de ella memoria, no la echarán de menos, ni se hará otra.

17 [7904] En aquel tiempo Jerusalén será llamada trono de Yahvé; y se congregarán en el nombre de Yahvé todas las naciones en Jerusalén; y no seguirán más su obstinado y depravado corazón.

18 En aquellos días se juntará la casa de Judá con la casa de Israel, y juntas vendrán de la tierra del Norte a la tierra que di en herencia a vuestros padres.

19 [7905] Yo me preguntaba:

“¿Cómo he de contarte entre mis hijos

y darte en herencia una tierra de delicias,

la posesión más hermosa entre las naciones?”

Y respondí: “Tú me llamarás Padre mío,

y ya no dejarás de seguir en pos de Mí.”

20 Pero como una mujer que es infiel a su marido,

así vosotros habéis sido infieles a Mí,

oh casa de Israel, dice Yahvé.

Arrepentimiento de Israel

21 Se oye sobre los montes voz de lloro,

los llantos de los hijos de Israel;

por haber pervertido su camino,

olvidándose de Yahvé su Dios.

22 Volveos, oh hijos rebeldes,

y Yo sanaré vuestras apostasías.

“He aquí que volvemos a Ti;

porque Tú eres Yahvé, nuestro Dios.

23 [7906] De veras, eran embustes los collados

y el bullicio en los montes;

sólo en Yahvé, nuestro Dios,

está la salvación de Israel.

24 [7907] La ignominia consumió las fatigas

de nuestros padres desde nuestra mocedad;

sus rebaños y sus ganados,

sus hijos y sus hijas.

25 Acostémonos, pues, en nuestro oprobio,

y cúbranos nuestra ignominia.

pues hemos pecado contra Yahvé, nuestro Dios,

nosotros y nuestros padres,

desde nuestra mocedad hasta el día de hoy,

y no hemos escuchado la voz de Yahvé, nuestro Dios.”

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Jeremías 4

Condición del perdón

1 [7908] “Si te conviertes, oh Israel,

conviértete a Mí, dice Yahvé;

y si quitas de delante de Mí tus abominaciones,

no andarás más errante.

2 Si juras “¡Vive Yahvé!” en verdad,

y con rectitud, y con justicia,

serán bendecidas en Él las naciones

y en Él se gloriarán.

3 [7909] Pues así dice Yahvé

a los hombres de Judá y de Jerusalén:

Preparaos un campo virgen

y no sembréis entre zarzas.

4 Circuncidaos para Yahvé,

y quitad los prepucios de vuestros corazones,

varones de Judá y moradores de Jerusalén,

no sea que estalle, cual fuego, mi ira,

y arda sin que haya quien la apague,

por la maldad de vuestras obras.

Invasión enemiga

5 Promulgadlo en Judá,

y en Jerusalén dadlo a conocer;

clamad y sonad la trompeta por el país,

gritad fuerte y decid:

«Juntaos, y retirémonos a las ciudades fortificadas.»

6 [7910] ¡Alzad un estandarte, (para huir) a Sión,

apresuraos, y no os detengáis!

pues voy a traer desde el norte

un mal y gran desolación.

7 Ya salió el león del matorral,

el asolador de pueblos

se ha puesto en marcha,

salió de su lugar

para trocar tu tierra en un yermo;

tus ciudades serán asoladas,

sin que quede habitante.

8 Por tanto ceñíos de saco, llorad y lamentaos,

pues no se aparta de nosotros

a ardiente ira de Yahvé.

9 En aquel día, dice Yahvé,

desfallecerá el corazón del rey

y el corazón de los príncipes;

los sacerdotes quedaran pasmados,

y los profetas llenos de consternación.”

10 [7911] Y dije yo: “¡Ah, Señor Yahvé!

Ciertamente has engañado a este pueblo y a Jerusalén,

diciendo: «Tendréis paz»,

cuando la espada ha llegado ya hasta el alma.”

11 [7912] Entonces se dirá a este pueblo y a Jerusalén:

“Un viento abrasador viene de los montes del desierto,

en dirección a la hija de mi pueblo,

mas no para aventar, ni para limpiar.

12 Será un viento impetuoso el que ha de llegar.

Ahora voy también yo a pronunciar sentencia contra ellos.”

13 He aquí que avanza como las nubes;

como torbellino son sus carros,

y más ligeros que las águilas sus caballos.

¡Ay de nosotros, pues estamos perdidos!

14 ¡Lava de malicia tu corazón,

Jerusalén, para que seas salva!

¿Hasta cuándo hospedarás en tu corazón

tus maliciosos pensamientos?

15 [7913] Porque una voz trae las nuevas desde Dan,

y anuncia la calamidad desde la montaña de Efraím.

16 Hacedlo saber a las naciones, avisad a Jerusalén,

que vienen sitiadores de una tierra remota,

y lanzan gritos contra las ciudades de Judá.

17 Como guardas de campo están a la redonda contra ella,

por cuanto se ha rebelado contra Mí

—oráculo de Yahvé.

18 [7914] Tu conducta y tus malas obras

te han valido esto;

es (el fruto de) tu maldad;

(castigo) amargo

que te llega hasta el corazón.

Desolación del país

19 [7915] ¡Mis entrañas! ¡Mis entrañas!

¡Qué dolor en las paredes de mi corazón!

agitase mi corazón;

no puedo estar quieto,

por cuanto has oído, alma mía, el sonido de la trompeta,

el grito estrepitoso de la guerra.

20 Llegan noticias de desastre sobre desastre;

todo el país está devastado;

súbitamente han sido destruidas mis tiendas,

de un momento a otro mis pabellones.

21 [7916]

¿Hasta cuándo he de ver la bandera,

y oír el sonido del clarín?

22 [7917] ¡Qué necio es mi pueblo!,

no me han conocido;

son hijos insensatos que no tienen inteligencia;

son sabios para hacer el mal,

pero el bien no saben hacerlo.

23 [7918] Miro la tierra, y he aquí que está desolada y vacía;

los cielos, y no hay luz en ellos.

24 Miro los montes, y he aquí que tiemblan,

y se conmueven todos los collados.

25 Miro, y he aquí que no hay hombre alguno,

y las aves del cielo han huido todas.

26 Miro, y he aquí que la tierra fértil es un desierto,

y todas sus ciudades están destruidas,

ante Yahvé, ante el ardor de su ira.

27 Porque así dice Yahvé:

“Todo el país será un yermo,

pero no lo arruinaré del todo.

28 Por esto la tierra se pondrá de luto

y se oscurecerán los cielos allá arriba;

porque Yo lo he dicho, Yo lo he resuelto,

y no me arrepiento ni me retracto.”

29 [7919] Al estruendo de la caballería y de los flecheros

cada ciudad se pone en fuga;

se retiran a las selvas

y escalan las peñas;

todas las ciudades están abandonadas,

sin que en ellas quedase un solo habitante.

30 [7920] Y tú, ¿qué harás, oh desolada?

Aunque te vistas de púrpura,

aunque te cubras con adornos de oro,

y te pintes los ojos con antimonio;

en vano te embellecerás;

tus amantes te desprecian, buscan tu vida.

31 Oigo gritos como de parturienta,

gemidos como de la que por primera vez da a luz;

es la voz de la hija de Sion,

que lanza ayes y extiende sus manos:

“¡Ay de mí! desfallece mi alma

a causa de la mortandad.”

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Jeremías 5

Corrupción de Jerusalén

1 [7921] Recorred las calles de Jerusalén,

mirad y observad,

y buscad por sus plazas,

a ver si halláis un hombre;

uno solo que practique la justicia y busque la verdad;

y Yo la perdonaré.

2 [7922] Pues aun cuando dicen: ¡Vive Yahvé!,

no obstante ello juran en falso.

3 [7923] ¿No es la fidelidad, oh Yahvé, lo que buscan tus ojos?

Tú los castigaste, y no les dolió;

los consumiste, mas rechazaron la corrección;

han hecho su cara más dura que la roca;

no quisieron convertirse.

4 Entonces dije: “¡Ah! son sólo los pobres,

ellos son los insensatos,

porque no conocen el camino de Yahvé,

la ley de su Dios.

5 Me iré a los grandes,

y hablaré con ellos;

ellos conocerán el camino de Yahvé,

la ley de su Dios”.

Pero también ellos todos quebraron el yugo

y rompieron las coyundas.

6 [7924] Por eso los mata el león del bosque,

los devora el lobo del desierto;

y el leopardo está acechando

en torno de sus ciudades;

quien salga de ellas será despedazado:

porque son muchos sus pecados

y han aumentado sus apostasías.

7 “¿Cómo te podré perdonar esto?

Tus hijos me han abandonado

y juran por los que no son dioses:

Los he saciado, mas ellos se entregan al adulterio,

y se juntan en casa de la ramera.

8 Caballos gordos que están en celo;

relincha cada cual tras la mujer de su prójimo.

9 ¿No he de castigar Yo esto? dice Yahvé.

¿De una nación como ésta

no he de tomar venganza?

10 [7925] Escalad sus muros, y destruid;

mas no acabéis del todo con ellos;

arrancad sus sarmientos,

pues no son de Yahvé.

11 Porque la casa de Israel

y la casa de Judá

han apostatado de Mí,

dice Yahvé.

12 Han renegado de Yahvé,

y han dicho: “No es Él;

no vendrá sobre nosotros ningún mal,

no veremos ni espada ni hambre;

13 los profetas no son más que viento,

y no tienen oráculos (de Dios).

¡Que éstos caigan sobre ellos mismos!”

Anuncio del castigo

14 [7926] Por esto, así dice Yahvé, el Dios de los ejércitos:

“Por cuanto habéis dicho esto,

mirad que hago de mis palabras un fuego,

y este pueblo será la leña que los devore.

15 [7927] He aquí que voy a traer

contra vosotros, oh casa de Israel,

una nación lejana, dice Yahvé;

un pueblo fuerte, un pueblo antiquísimo;

un pueblo cuya lengua no conoces,

y cuyas palabras no entiendes.

16 Su aljaba es como sepulcro abierto;

todos ellos son hombres valientes.

17 Devorarán tu cosecha y tu pan;

devorarán a tus hijos y a tus hijas;

devorarán tus rebaños y tus ganados;

devorarán tus viñas y tus olivares;

y destruirán a espada

tus ciudades fuertes en que confías.

18 Mas ni aun en aquellos días, dice Yahvé.

acabaré del todo con vosotros.”

19 Y si os preguntareis: “¿Por qué Yahvé, nuestro Dios, ha traído todo esto sobre nosotros?” les responderás: “Como me habéis dejado a Mí sirviendo a dioses extraños en vuestra tierra así serviréis a los extranjeros en tierra no vuestra.”

20 Promulgad esto en la casa de Jacob,

y pregonadlo en Judá, diciendo:

21 [7928] “Escucha esto, pueblo insensato y sin cordura:

Tienen ojos y no ven,

tienen oídos y no oyen.

22 [7929] ¿No me habéis de temer?, dice Yahvé;

¿no temblaréis delante de Mí,

que puse al mar por término la arena,

como límite perpetuo que no puede traspasar?

Por más que se agiten sus olas, son impotentes,

aunque se enfurezcan no podrán rebasarlo.”

23 Mas este pueblo tiene un corazón rebelde y contumaz;

han apostatado y se van.

24 Y no dicen en su corazón:

“Temamos a Yahvé, nuestro Dios,

que nos da a su tiempo

la lluvia temprana y la tardía,

y nos concede las semanas

destinadas a la cosecha.”

25 Vuestras iniquidades han trastornado este orden,

y vuestros pecados os han privado del bien.

Maldades de los ricos

26 Pues en mi pueblo hay malvados;

ponen asechanzas como el pajarero que se agacha,

arman trampas para cazar hombres.

27 Como jaula llena de pájaros,

así están sus casas llenas de fraude;

así se han engrandecido y enriquecido.

28 Engordaron y brillan de gordura;

sobresalen en maldad;

no hacen justicia al huérfano

—y sin embargo prosperan—,

no hacen justicia a los pobres.

29 ¿Y Yo no habré de castigar estas cosas?

dice Yahvé.

¿De una nación como ésta

no he de tomar venganza?

30 Cosa extraña y terrible acontece en la tierra:

31 [7930] los profetas profetizan mentira,

y los sacerdotes gobiernan según su antojo;

y esto le gusta a mi pueblo.

Pero ¿qué haréis cuando estas cosas lleguen a su fin?

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Jeremías 6

Asedio y ruina de Jerusalén

1 [7931] Huid de en medio de Jerusalén,

hijos de Benjamín;

tocad la trompeta en Tecoa,

y sobre Betkérem alzad una señal;

pues se deja ver un azote que viene del norte;

una gran calamidad.

2 La hija de Sión

es semejante a un prado lozano;

3 [7932] vienen sobre ella los pastores con sus rebaños;

plantan sus tiendas alrededor de ella,

pastan cada cual por su parte.

4 [7933] “¡Santificaos para la guerra contra ella!

Levantaos, ataquémosla en pleno mediodía.

¡Ay de nosotros, que pasa el día,

se extienden ya las sombras de la noche!

5 Levantaos, ataquemos de noche

y destruyamos sus palacios.”

6 Porque así dice Yahvé de los ejércitos:

“Cortad árboles

y alzad terraplenes contra Jerusalén.

Ésta es la ciudad que ha de ser castigada,

toda ella está llena de injusticia.

7 Como la fuente hace brotar sus aguas,

así mana ella su maldad,

no se oye en ella (hablar) sino de violencia y ruina;

dolores y heridas están siempre a mi vista.

8 Enmiéndate, Jerusalén,

no sea que me aparte de ti

y te convierta en ruinas,

en tierra inhabitada.”

Las causas de la ruina

9 [7934] Así dice Yahvé de los ejércitos:

“Como rebuscos de una viña,

así se rebuscarán los restos de Israel.

Mete tu mano, como el vendimiador,

entre los sarmientos.”

10 [7935] ¿A quién he de hablar y a quién conjurar para que oiga?

He aquí que su oído está incircunciso,

de modo que no pueden escuchar;

ved que la palabra de Yahvé es para ellos un oprobio;

no se deleitan en ella.

11 Estoy lleno de la cólera de Yahvé,

cansado ya de refrenarla.

“Derrámala sobre los niños en la calle,

y sobre las reuniones de los jóvenes.

Pues serán presos el marido y la mujer,

el anciano y el colmado de días.

12 Y sus casas pasarán a ser de otros,

juntamente con sus campos y sus mujeres;

pues Yo extenderé mi mano

contra los habitantes del país”

—oráculo de Yahvé.

13 Porque todos ellos, desde el más pequeño hasta el más grande,

se han entregado a la avaricia;

todos, desde el profeta hasta el sacerdote,

practican el fraude;

14 [7936] curan la llaga de mi pueblo a la ligera,

diciendo: “¡Paz, paz!” cuando no hay paz.

15 Quedarán confundidos porque cometen abominaciones;

pero no se avergüenzan,

ni conocen lo que es deshonra.

“Por eso caerán cuando caigan los otros;

perecerán al tiempo que Yo los visite”, dice Yahvé.

16 Así dice Yahvé:

“Paraos en los caminos, y mirad;

y preguntad por las sendas antiguas,

cuál es el buen camino, y seguidlo,

y hallaréis reposo para vuestras almas.”

Mas ellos dijeron: “No lo seguiremos.”

17 [7937] Yo había puesto sobre vosotros atalayas (diciendo):

“Escuchad el sonido de la trompeta.”

Mas ellos respondieron: “No queremos escuchar.”

18 Por tanto, oíd, oh naciones;

gentes todas, entended lo que les sucederá.

19 ¡Escucha, oh tierra!

“He aquí que voy a traer sobre este pueblo calamidades,

el fruto de sus mismos designios,

porque no atendieron mis palabras,

y despreciaron mi Ley.

20 [7938] ¿Para qué me traéis incienso de Sabá,

y caña aromática de países lejanos?

vuestros holocaustos no me son aceptos,

y vuestros sacrificios no me agradan.”

21 Por eso, así dice Yahvé:

“He aquí que voy a poner tropiezos a este pueblo,

en ellos tropezarán padres e hijos a una,

el vecino perecerá juntamente con su vecino.”

El enemigo

22 [7939] Así dice Yahvé:

“Mira que viene un pueblo del país del Septentrión,

una nación grande se pone en movimiento desde los extremos de la tierra;

23 empuña el arco y el venablo,

es cruel y no se apiada;

su voz es como el bramido del mar.

Vienen montados sobre caballos,

listos para luchar como un solo hombre,

contra ti, oh hija de Sión.”

24 “Al sólo oír hablar de ellos

se nos debilitan los brazos,

se apodera de nosotros la angustia,

dolores como de mujer que está de parto.”

25 No salgáis al campo,

ni andéis por el camino;

pues el enemigo tiene espada,

y por todos lados reina el espanto.

26 Cíñete de saco, oh hija de mi pueblo,

y revuélcate en la ceniza;

haz llanto como por un hijo único,

llanto amarguísimo,

porque de repente cae sobre nosotros el devastador.

El profeta ha sido puesto como juez

27 [7940] Te he constituido en mi pueblo como probador, como fortaleza;

tú conocerás y examinarás su proceder.

28 Todos ellos son rebeldes entre rebeldes,

andan calumniando, son bronce y hierro,

corruptores, todos ellos.

29 Sopla furiosamente el fuelle

para que el plomo sea consumido por el fuego;

pero en vano trabaja el acrisolador,

porque los inicuos no se separan.

30 Se les llamará plata reprobada;

porque Yahvé los ha reprobado.

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Jeremías 7

Vana confianza en el Templo

1 [7941] He aquí la palabra que de parte de Yahvé llegó a Jeremías:

2 “Ponte a la puerta de la Casa de Yahvé, y pronuncia allí esta palabra y di: Oíd la palabra de Yahvé, todos los habitantes de Judá que entráis por estas puertas para adorar a Yahvé.

3 [7942] Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmendad vuestra conducta y vuestras obras, y os dejaré habitar en este lugar.

4 [7943] No confiéis en las palabras falaces de aquellos que dicen: « ¡El Templo de Yahvé, el Templo de Yahvé! Aquí está el Templo de Yahvé.»

5 Si realmente enmendáis vuestra conducta y vuestras obras, si de veras administráis justicia entre hombre y hombre;

6 si no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda; si no derramáis sangre inocente en este lugar, ni andáis tras otros dioses para vuestra ruina,

7 entonces os dejaré habitar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres desde los siglos hasta los siglos.

8 Pero vosotros confiáis en palabras de mentira, que de nada os aprovecharán.

9 Hurtáis, matáis y cometéis adulterio, juráis en falso y quemáis incienso a Baal, os vais tras otros dioses que no conocéis

10 y luego venís a presentaros delante de Mí, en esta Casa, sobre la cual ha sido invocado mi nombre, y decís: «Ya estamos salvos.» ¡Es sólo para practicar todas estas abominaciones!

11 [7944] Esta Casa sobre la cual ha sido invocado mi nombre, ¿es acaso a vuestros ojos una cueva de ladrones? He aquí que Yo, Yo lo he visto” —oráculo de Yahvé.

El ejemplo de Silo

12 [7945] Pues id a mi morada que tenía en Silo, donde al principio establecí una morada para mi Nombre, y ved lo que hice allí a causa de la maldad de Israel, mi pueblo.

13 Ahora bien, por cuanto hicisteis todas estas obras, dice Yahvé, y en vista de que Yo os he hablado, amonestándoos a tiempo, y no quisisteis escuchar; y que os he llamado, y no quisisteis responder;

14 por tanto haré con esta Casa sobre la cual ha sido invocado mi Nombre, y que es el objeto de vuestra confianza, y con este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, lo mismo que hice con Silo.

15 [7946] Pues os arrojaré de mi presencia, así como he arrojado a todos vuestros hermanos, a toda la raza de Efraím.

16 Y tú, no intercedas por este pueblo, no eleves por ellos súplica ni oración, ni me insistas, pues no te escucharé.

17 ¿Acaso no ves lo que ellos están haciendo en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?

18 [7947] Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres preparan la masa, a fin de hacer tortas para la reina del cielo, y derramar libaciones a dioses extraños, para ofenderme.

19 ¿Pero es a Mí, dice Yahvé, a quien ofenden? ¿No se ofenden más bien a sí mismos, para vergüenza de sus propios rostros?

20 [7948] Por eso, así dice Yahvé el Señor: «He aquí que el furor de mi ira se va a derramar sobre este lugar, sobre los hombres y sobre las bestias, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra; arderá y no se apagará.»

Sacrificios sin rectitud del corazón

21 [7949] Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: «Añadid vuestros holocaustos a vuestros sacrificios para comer carne.

22 Cuando Yo saqué a vuestros padres de la tierra de Egipto, nada les dije ni mandé en materia de holocaustos y sacrificios;

23 [7950] lo que les mandé fue esto: «Escuchad mi voz, y Yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo; y seguid todos los caminos que os he ordenado, para que os vaya bien.»

24 Pero ellos no hicieron caso, ni inclinaron (a Mí) su oído; en la dureza de su mal corazón siguieron su propio consejo, y fueron hacia atrás y no hacia adelante.

25 [7951] Desde el día en que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto, hasta el día de hoy, os envié a todos mis siervos los profetas, apresurándome cada día a enviarlos.

26 Pero no me escucharon ni prestaron oído, sino que endurecieron su cerviz, y se portaron peor que sus padres.

27 Por más que les digas todo esto no te escucharán; y si los llamas no te responderán, entonces les dirás: Éste es el pueblo que no escucha la voz de Yahvé, su Dios, y que no acepta instrucción; ya no existe la fidelidad, desterrada está de su boca.”

Contra la idolatría

29 [7952] Córtate la cabellera y arrójala,

y ponte a plañir sobre los collados;

porque Yahvé ha repudiado y desechado

esta generación, (objeto) de su ira.

30 [7953] Pues los hijos de Judá obraron lo malo a mis ojos, dice Yahvé, colocaron sus abominaciones en la Casa, sobre la cual ha sido invocado mi nombre, a fin de contaminarla.

31 [7954] Construyeron los lugares altos de Tófet, en el valle del hijo de Hinnom para quemar a sus hijos y sus hijas en el fuego, cosa que Yo no mandé, ni me pasó por el pensamiento.

32 Por eso, he aquí que vienen días, dice Yahvé, en que no se llamará más Tófet, ni valle del hijo de Hinnom, sino valle de la mortandad, y enterrarán en Tófet por no haber otro lugar.

33 Y los cadáveres de este pueblo serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante.

34 Y haré cesar en las ciudades de Judá, y en las calles de Jerusalén, la voz de regocijo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa, porque el país vendrá a ser un desierto.”

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Jeremías 8

Desolación y obstinación

1 [7955]

“En aquel tiempo, dice Yahvé, sacarán de sus sepulcros los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los habitantes de Jerusalén;

2 y los expondrán al sol y a la luna, y a toda la milicia del cielo, a quienes ellos amaron y sirvieron, tras los cuales anduvieron, a los que consultaron, ante los cuales se postraron. No serán recogidos ni sepultados, servirán de estiércol para el campo.

2 Y todos los que quedaren de esta raza perversa, en todos los lugares a donde los habré arrojado, preferirán la muerte a la vida, dice Yahvé de los ejércitos.

4 Les dirás: Así dice Yahvé:

Acaso el que cae, ¿no se levanta luego?

y el que se va, ¿no vuelve?

5 [7956] ¿Por qué, pues, se ha desviado

este pueblo de Jerusalén, para apostatar para siempre?

¿Por qué se obstinan en el engaño

y rehúsan convertirse?

6 Estoy atento y escucho:

no hablan con sinceridad,

no hay quien se arrepienta de su maldad,

preguntándose: «¿Qué es lo que he hecho?»

Todos han vuelto a tomar su carrera,

como caballo que se lanza a la batalla.

Falsos doctores

7 [7957] Aun la cigüeña en el aire

conoce su tiempo,

la tórtola, la golondrina y la grulla

saben cuándo han de venir:

pero mi pueblo no conoce lo debido a Yahvé.

8 [7958] ¿Cómo decís: «Sabios somos;

poseemos la Ley de Yahvé»?

más he aquí que la pluma mentirosa

de los escribas la ha convertido en mentira.

9 Confundidos están los sabios,

consternados y presos;

pues han rechazado la palabra de Yahvé.

¿Qué sabiduría puede haber en ellos?

10 [7959] Por lo cual daré sus mujeres a otros,

y sus campos a (nuevos) poseedores,

porque desde el menor hasta el mayor,

todos se dejan llevar de la avaricia,

desde el profeta hasta el sacerdote,

todos practican el fraude.

11 [7960] Curan la llaga de mi pueblo a la ligera,

diciendo: «¡Paz, paz!», cuando no hay paz.

12 Serán confundidos porque cometen abominaciones.

Pero en nada se avergüenzan,

ni aun saben lo que es vergüenza.

Por tanto caerán con los que han de caer;

serán derribados

en el día de su castigo, dice Yahvé.

Anuncio del castigo

13 [7961] Acabaré del todo con ellos, dice Yahvé:

no quedará uva en la vid,

ni en la higuera higos;

incluso el follaje se marchitará;

y les aplicaré todavía (más castigos) que pasarán sobre ellos.

14 [7962]

«¿Por qué nos quedamos sentados?

Congregaos, y vamos a las ciudades fuertes

para perecer allí;

pues Yahvé, nuestro Dios, nos hace perecer,

y nos da a beber agua de hiel,

por haber pecado contra Yahvé.

15 ¿Esperar la paz? pero no viene ningún bien;

¿el tiempo de salud? y no hay más que terror.»

16 Ya se oye desde Dan el resoplido de sus caballos;

al relincho estrepitoso de sus corceles

tiembla toda la tierra.

Ya llegan y devoran el país y cuanto contiene,

la ciudad y sus habitantes.

17 [7963] Pues he aquí que enviaré contra vosotros

serpientes y basiliscos,

contra los cuales no sirve el encantamiento;

os morderán”, dice Yahvé.

Dolor del profeta

18 [7964] ¡Oh si hubiera consuelo en mi dolor!

mi corazón desmaya dentro de mí.

19 Oigo la voz de la hija de mi pueblo

que grita desde una tierra remota:

“¿Por ventura Yahvé no está más en Sión?

¿No está ya en ella su Rey?”

“¿Por qué me provocaron con sus ídolos,

con diosas extrañas?”

20 “¡Pasó la siega, y el verano se acabó,

y nosotros no hemos sido salvados!”

21 Por la ruina de la hija de mi pueblo

estoy arruinado, estoy de luto,

el espanto se ha apoderado de mí.

22 [7965]

¿No hay ya bálsamo en Galaad?

¿No existe médico allí?

¿Por qué, pues, no se venda (la llaga)

de la hija de mi pueblo?

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Jeremías 9

El profeta llora la ruina de su pueblo

1 ¡Quién diera que mi cabeza

fuera (un manantial de) agua,

y mis ojos fuente de lágrimas,

para llorar día y noche

los muertos de la hija de mi pueblo!

2 [7966]

¡Ojalá tuviera yo en el desierto un albergue de caminantes,

para retirarme de mi pueblo, y alejarme de ellos!

Pues todos son adúlteros,

una ralea de traidores.

3 “Entesan su lengua como un arco;

se han hecho poderosos en la tierra para decir mentiras,

mas no la verdad;

corren de maldad en maldad,

y a Mí no me conocen, dice Yahvé.

4 [7967] Guárdese cada uno de su amigo,

y ninguno se fíe de su hermano;

porque todo hermano urde insidias,

y todo amigo anda calumniando.

5 Unos a otros se engañan,

y no dicen la verdad;

tienen avezada su lengua a hablar mentiras;

se fatigan obrando el mal.

6 [7968] Tú vives rodeado de mala fe;

por su mala fe no quieren conocerme,”

dice Yahvé.

7 Por eso, así dice Yahvé de los ejércitos:

“Voy a acrisolarlos, voy a probarlos.

Pues ¿qué otra cosa puedo hacer con la hija de mi pueblo?

8 Flecha mortífera es su lengua,

habla solamente para engañar;

con su boca hablan de paz a su prójimo,

mas en su interior le arman asechanzas.

9 Y Yo ¿no he de castigarlos por estas cosas?, dice Yahvé;

¿acaso no tomaré venganza de un pueblo tal?”

10 [7969] Me pondré a llorar y gemir sobre los montes,

haré lamentación por los pastos de la estepa,

porque han sido abrasados

y nadie transita por ellos;

no se oye ya la voz del ganado;

desde las aves del cielo hasta las bestias,

todos han huido, han desaparecido.

11 Convertiré a Jerusalén en montón de ruinas,

en albergue de chacales;

y a las ciudades de Judá en despoblado sin moradores.

12 ¿Quién es el hombre sabio que entienda esto,

al cual hable la boca de Yahvé

a fin de que declare por qué perece la tierra

y está abrasada como el desierto,

sin que nadie transite por ella?

13 Yahvé lo ha dicho: “Porque han dejado mi Ley, que Yo puse delante de ellos, y no han escuchado mi voz, ni procedieron según ella,

14 [7970] sino que siguieron su corazón obstinado, y los Baales, que les enseñaron sus padres.”

15 [7971] Por eso, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí que a este pueblo le daré para comida ajenjo, y para bebida, agua de hiel.

16 Y los esparciré por entre las naciones, que ellos no conocieron, ni ellos ni sus padres; y tras ellos enviaré la espada, hasta consumirlos.”

Lamentaciones del pueblo

17 [7972] Así dice Yahvé de los ejércitos:

Atended, y llamad a las plañideras, para que vengan;

enviad por las más diestras (en el duelo);

18 que vengan de prisa

y alcen sobre nosotros sus lamentos;

derramen lágrimas nuestros ojos,

y nuestros párpados manen agua.

19 Porque voz de llanto se oye desde Sión:

“¡Cómo hemos sido desolados!

Cubiertos de vergüenza dejamos el país

porque han derribado nuestras casas.”

20 Oíd, pues, oh mujeres, la palabra de Yahvé,

y perciba vuestro oído lo que dice su boca.

Enseñad a vuestras hijas lamentaciones,

y cada cual a su compañera endechas.

21 [7973] Pues la muerte sube por nuestras ventanas,

y penetra en nuestros palacios,

exterminando a los niños en las calles,

y a los jóvenes de en medio de las plazas.

22 Así dice Yahvé:

“Los cadáveres de hombres yacerán

como estiércol sobre el campo,

y como el manojo que queda tras el segador,

sin que nadie (los) recoja.”

La verdadera gloria consiste en conocer a Dios

23 [7974] Así dice Yahvé:

“No se gloríe el sabio de su sabiduría,

no se gloríe el poderoso de su poder,

no se gloríe el rico de sus riquezas.

24 [7975] El que se gloría gloríese en esto:

en tener inteligencia y conocerme a Mí,

que Yo soy Yahvé, que hago misericordia,

derecho y justicia en la tierra;

porque estas son las cosas

en que me complazco, dice Yahvé.”

25 [7976] He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que castigaré a los circuncisos como a los incircuncisos:

26 [7977] a Egipto, a Judá, a Edom, a los hijos de Ammón, a Moab, a todos los que se rapan las sienes y viven en el desierto; porque todos los gentiles son incircuncisos, pero toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.

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Jeremías 10

Vanidad de la idolatría

1 Oíd, oh casa de Israel, la palabra que os dice Yahvé.

2 [7978] Así dice Yahvé:

“No imitéis las costumbres de los gentiles,

ni temáis las señales del cielo,

de las cuales tienen miedo los gentiles.

3 [7979] Porque los ritos de los gentiles son vanidad:

Se corta un árbol del bosque,

lo labra la mano del artífice con el buril,

4 Io adorna con plata y oro,

y lo sujeta con clavos a golpe de martillo,

para que no se caiga.

5 Son como un espantajo en el melonar,

no hablan:

han de ser llevados,

porque no pueden caminar.

No los temáis,

ya que no pueden hacer ni mal ni bien.

6 Nadie hay semejante a Ti, oh Yahvé;

Tú eres grande,

y grande es el poder de tu nombre.

7 ¿Quién no te temerá a Ti, oh Rey de las naciones?

porque esto te corresponde;

pues entre todos los sabios de los gentiles,

y en todos sus reinos nadie hay como Tú.

8 Todos ellos son estúpidos y necios;

vana su doctrina, nada más que leño.

9 [7980] Se trae plata laminada de Tarsis, y oro de Ufaz,

que se labra por el artífice y por las manos del platero;

de jacinto y púrpura son sus vestidos,

obra de diestros artífices todos ellos.

Omnipotencia de Yahvé

10 Yahvé es el Dios verdadero,

Él es el Dios vivo y Rey de la eternidad.

Ante su indignación se estremece la tierra,

y los gentiles no pueden soportar su ira.

11 Así, pues, les diréis: “Esos dioses que no han hecho ni cielo ni tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo.”

12 El, con su poder, hizo la tierra,

con su sabiduría estableció el orbe

y con su inteligencia extendió los cielos.

13 A una orden suya braman las aguas del cielo;

Él levanta las nubes desde los extremos de la tierra,

hace los relámpagos para la lluvia,

y saca de sus depósitos el viento.

14 Necio es todo hombre que no sabe (esto);

todo platero se cubre de vergüenza haciendo un ídolo,

porque mentira es su obra de fundición,

y no hay aliento en ella.

15 [7981] Son obras vanas, dignas de escarnio;

al tiempo de la visita de (Dios) perecerán.

16 [7982] No es como ésta la porción de Jacob,

porque Él ha hecho todas las cosas,

e Israel es la tribu de su herencia;

Yahvé de los ejércitos es su nombre.

El castigo de Dios es justo

17 Lleva fuera del país tu bagaje,

tú que habitas en la ciudad fortificada.

18 Porque así dice Yahvé:

“He aquí que esta vez lanzaré lejos a los moradores del país,

y los atribularé, para que (me) encuentren.”

19 [7983] ¡Ay de mí! ¡Qué quebranto el mío!

Mi llaga es malísima. Y me dije:

“Esto es, en verdad, un mal,

y debo soportarlo.”

20 [7984] Mi tienda ha sido devastada,

y todas mis cuerdas están rotas;

me han separado de mis hijos que ya no existen;

no hay quien pueda levantar mi tienda,

ni alzar mi pabellón.

21 Porque los pastores han obrado neciamente,

y no han buscado a Yahvé;

por esto no entendieron

y toda su grey anda dispersa.

22 [7985] He aquí que viene un ruido, un rumor,

y grande alboroto de la parte del Norte,

para convertir las ciudades de Judá

en desierto, en morada de chacales.

23 [7986]

“Ya sé, Yahvé, que no es del hombre (determinar) su camino,

ni es del hombre el andar y dirigir sus pasos.

24 [7987] Pero corrígeme, oh Yahvé, con equidad,

no en tu ira, para que no me aniquiles.

25 [7988] Derrama tu ardiente ira

sobre los gentiles que no te conocen,

y sobre los pueblos

que no invocan tu nombre;

porque han devorado a Jacob,

lo han devorado y acabado con él

y han devastado su morada.

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Jeremías 11

Violación de la alianza del Sinaí

1 De parte de Dios llegó a Jeremías la siguiente palabra:

2 [7989]

“Escuchad las palabras de este pacto, y hablad a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén diciéndoles:

3 Así habla Yahvé, el Dios de Israel: Maldito el hombre que desobedezca las palabras de esta alianza,

4 [7990] que Yo ordené a vuestros padres, cuando los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciendo: Escuchad mi voz, y haced según todo lo que os mando; y seréis mi pueblo, y Yo seré vuestro Dios;

5 a fin de cumplir el juramento prestado a vuestros padres, de darles una tierra que mana leche y miel, como (se ve) en el día de hoy.” Y yo respondí y dije: “Así sea, oh Yahvé.”

6 Entonces me dijo Yahvé: “Grita todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Escuchad las palabras de esta alianza y observadlas.

7 Porque conjuré solemnemente a vuestros padres desde el día que los saqué de la tierra de Egipto, hasta hoy, y los amonesté sin cesar, diciendo: «Escuchad mi voz».

8 [7991] Pero ellos no escucharon, ni prestaron oído; sino que siguieron cada cual su obstinado y maligno corazón; por lo cual ejecuté contra ellos todas las palabras de esta alianza, que les había mandado cumplir y que ellos no cumplieron.”

9 [7992] Luego Yahvé me dijo: “Hay una conjuración entre los hombres de Judá, y entre los habitantes de Jerusalén.

10 Han vuelto a las iniquidades de sus primeros padres, que rehusaron escuchar mis palabras; y se han ido tras otros dioses para servirlos. Así la casa de Israel y la casa de Judá han quebrantado mi alianza la que Yo contraje con sus padres.

11 Por tanto, así dice Yahvé: He aquí que haré venir sobre ellos un mal del cual no podrán librarse; y cuando clamen a Mí no los escucharé.

12 E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes suelen ofrecer incienso, y que no podrán salvarlos en el tiempo de su tribulación.

13 [7993] Porque tan numerosos como tus ciudades son tus dioses, oh Judá; y tan numerosas como las calles de Jerusalén son los altares que habéis erigido a la ignominia, los altares en que quemáis incienso a Baal.

No ruegues por este pueblo

14 [7994] Por eso no intercedas por este pueblo, ni eleves por ellos oraciones y súplicas, porque no escucharé cuando clamen a Mí en su calamidad.

15 [7995] ¿Qué buscas aún, amada mía, en mi casa,

tú que has cometido tantas maldades?

¿Acaso las carnes sagradas

podrán librarte del mal,

ya que cuando hiciste maldad,

entonces te regocijaste?

16 [7996] Yahvé te dio el nombre de Olivo verde

y fruto de hermoso aspecto

pero tras el estruendo de un gran fragor

lo incendió, y quedaron abrasadas sus ramas.

17 Porque Yahvé de los ejércitos, que te plantó, ha decretado el mal contra ti, a causa de las maldades que la casa de Israel y la casa de Judá hicieron para irritarme quemando incienso a Baal.

Conjuración contra el profeta

18 [7997] Yahvé me informó y así lo supe;

Tú me mostraste entonces sus maquinaciones.

19 [7998] Yo era como un manso cordero llevado al matadero, y no sabía que contra mí maquinaban (diciendo): “Destrocemos el árbol con su fruto, y cortémosle de la tierra de los vivientes, y no quede ya más memoria de su nombre.”

20 Pero Tú, oh Yahvé de los ejércitos,

que juzgas con justicia, y escudriñas los riñones y el corazón,

déjame ver como tomas de ellos venganza,

porque a Ti te he entregado mi causa.

21 Por tanto, así dice Yahvé respecto de los hombres de Anatot, que buscan tu vida, diciendo: “No profetices en el nombre de Yahvé, si no quieres morir a nuestras manos.”

22 Por tanto, así dice Yahvé de los ejércitos: “He aquí que Yo los castigaré; los jóvenes morirán al filo de la espada, y sus hijos e hijas perecerán de hambre.

23 No quedará resto alguno de ellos; porque descargaré calamidades sobre los hombres de Anatot, cuando llegue el tiempo de su castigo.

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Jeremías 12

¿Por qué prosperan los impíos?

1 [7999] Justo eres Tú, oh Yahvé; por eso no puedo contender contigo;

sin embargo déjame hablar de justicia.

¿Por qué es próspero el camino de los malvados

y viven tranquilos todos los pérfidos?

2 [8000] Tú los plantaste, y ellos se han arraigado,

crecen y producen fruto;

te tienen en su boca,

pero lejos de Ti está su corazón.

3 Mas Tú, Yahvé, me conoces;

me ves y sondeas lo que pienso de Ti.

Arráncalos, como ovejas destinadas para el matadero,

prepáralos para el día de la matanza.

4 ¿Hasta cuándo ha de llorar la tierra,

han de secarse las plantas de todos los campos?

A causa de la maldad de los que allí habitan

perecen las bestias y las aves;

por cuanto dijeron: “No verá Él nuestro fin.”

Respuesta divina

5 [8001] “Si tú corriendo con gente de a pie te fatigas,

¿cómo competirás con (los de a) caballo?

Y si (apenas) en una tierra de paz te sientes seguro,

¿qué harás en los matorrales del Jordán?

6 Porque tus mismos hermanos y la casa de tu padre,

aun éstos te han traicionado;

ellos mismos te persiguen con fuertes gritos;

no te fíes de ellos cuando te traten con buenas palabras.”

Devastación del país

7 [8002] “He desamparado mi casa,

he desechado mi heredad;

he entregado el objeto de mi amor

en manos de sus enemigos.

8 Mi heredad ha venido a ser para Mí

como un león en el bosque,

que ruge contra Mí; por eso la aborrezco.

9 [8003]

¿No es mi heredad para Mí ave de rapiña de varios colores,

contra la cual se juntan otras aves de rapiña?

¡Andad, pues, y congregad a todas las fieras del campo;

traedlas para que la devoren!

10 [8004] Muchos pastores han destruido mi viña;

han pisoteado mi heredad;

han convertido mi deliciosa posesión

en un desierto desolado.

11 La asolaron por completo,

triste está ella delante de Mí;

desolado y devastado está todo el país,

sin que haya quien reflexione en su corazón.”

12 Sobre todos los collados del desierto vienen los devastadores:

porque la espada de Yahvé

devora la tierra desde un confín al otro,

y no habrá salvación para carne alguna.

13 Sembraron trigo y cosecharon espinas,

se han fatigado sin sacar provecho.

Avergonzaos de vuestras cosechas,

a causa de la ardiente ira de Yahvé.

Destino de los enemigos

14 [8005] Así dice Yahvé contra todos mis malos vecinos que atacan la heredad que Yo di en posesión a Israel, mi pueblo: “He aquí que los arrancaré de sus tierras, y sacaré a la casa de Judá de en medio de ellos.

15 [8006] Mas después de haberlos arrancado, me apiadaré de nuevo de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad, y cada cual a su tierra.

16 Y cuando aprendan el camino de mi pueblo, de modo que juren por mi nombre: «Vive Yahvé», como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, entonces serán establecidos en medio de mi pueblo.

17 Pero si no quieren escuchar, arrancaré a tal nación, sí, la arrancaré y la destruiré” —oráculo de Yahvé.

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Jeremías 13

Profecía del cautiverio

1 [8007] Así me dijo Yahvé: “Ve y cómprate un cinturón de lino y ciñe con el tus lomos; mas no lo metas en agua.”

2 Compré el cinturón, según la orden de Yahvé, y me lo puse sobre los lomos.

3 Y me llegó la palabra de Yahvé por segunda vez, para decirme:

4 “Toma el cinturón que compraste, y que está sobre tus lomos, y levántate, anda al Éufrates y escóndelo allí en la hendidura de una roca.”

5 Fuí y lo escondí junto al Éufrates, como Yahvé me lo había ordenado.

6 Y sucedió que pasados muchos días, Yahvé me dijo: “Levántate, ve al Éufrates, y saca de allí el cinturón que te mandé esconder en aquel lugar.”

7 Fuí, pues, al Éufrates y cavé, y saqué el cinturón del lugar donde lo había escondido; mas he aquí que estaba podrido, y ya no era útil para nada.

8 Entonces me habló Yahvé, diciendo:

9 [8008]

“Así dice Yahvé: De esta manera destruiré la soberbia de Judá, y el gran orgullo de Jerusalén.

10 Este pueblo malo que rehúsa oír mis palabras, que siguiendo su obstinado corazón se va tras otros dioses, para servirles y adorarlos, vendrá a ser como este cinturón que para nada es útil.

11 Pues así como el cinturón se adhiere a los lomos del hombre, así había Yo unido estrechamente conmigo a toda la casa de Israel, y a toda la casa de Judá, dice Yahvé, a fin de que fuese el pueblo mío para mi renombre, alabanza y gloria; mas ellos no escucharon.

12 [8009] Les dirás esta palabra: Así dice Yahvé, el Dios de Israel: “Todas las tinajas han de llenarse de vino.” Y te dirán: ¿Acaso no sabemos muy bien que todas las tinajas han de llenarse de vino?

13 Entonces les responderás: Así dice Yahvé: “He aquí que Yo llenaré de embriaguez a todos los habitantes de este país, a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas, y a todos los moradores de Jerusalén;

14 y los estrellaré a unos contra otros, padres e hijos juntamente, dice Yahvé. No tendré piedad, ni compasión, ni misericordia, y no dejaré de destruirlos.”

Exhortación al arrepentimiento

15 Oíd y prestad oídos. No os ensoberbezcáis,

pues es Yahvé quien habla.

16 [8010] Dad gloria a Yahvé, vuestro Dios,

antes que Él envíe tinieblas,

y tropiecen vuestros pies

sobre los montes tenebrosos;

cuando Él trueque en sombra de muerte

la luz que esperáis,

conviniéndola en densas tinieblas.

17 [8011] Mas si no escucháis,

mi alma llorará en secreto

a causa de (vuestra) soberbia,

llorará amargamente,

y mis ojos se derretirán en lágrimas

por la cautividad de la grey de Yahvé.

18 [8012] “Di al rey y a la reina:

Humillaos, sentaos (en el suelo),

porque se os cae de vuestras cabezas

la corona de vuestra gloria.

19 Las ciudades del Mediodía estarán cerradas,

sin que haya quien las abra;

todo Judá será llevado al cautiverio,

todos sin excepción.

20 Levanta tus ojos, y ve

quiénes son éstos que vienen del norte.

¿Dónde está la grey que te fue dada,

tu magnífico rebaño?

21 [8013]

¿Qué dirás cuando Él ponga sobre ti,

por cabeza, a tus amantes,

que tú mismo has amaestrado contra ti?

¿No sufrirás entonces dolores,

como una mujer que da a luz?

22 [8014] Y si dices en tu corazón:

« ¿Por qué viene sobre mí esto?»

por la muchedumbre de tus maldades

han sido descubiertas tus faldas

y manchadas las plantas de tus pies.

23 [8015]

¿Puede acaso el etíope mudar su piel,

o el leopardo sus manchas?

Así tampoco podéis obrar bien vosotros,

los que estáis avezados a hacer el mal.

24 Los esparciré como la hojarasca,

que arrebata el viento del desierto.

25 Ésta es tu suerte, la porción que Yo te he reservado,

dice Yahvé;

por haberte olvidado de Mí,

poniendo tu confianza en la mentira.

26 Pues también Yo te descubriré las faldas (alzándolas) sobre tu rostro,

para que se vean tus vergüenzas.

27 [8016] Tus adulterios, tus relinchos,

la ignominia de tu fornicación,

en los collados y por los campos, (todas) tus abominaciones las he visto.

¡Ay de ti, oh Jerusalén, que no quieres purificarte!

¿Hasta cuándo esperas todavía?”

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Jeremías 14

Plegaria de Jeremías en la sequía

1 [8017] He aquí lo que dijo Yahvé a Jeremías con motivo de la sequía:

2 Judá está de luto,

sus puertas languidecen;

entristecidas se inclinan hacia el suelo

y Jerusalén alza el grito.

3 Sus nobles envían a sus criados por agua;

van éstos a los pozos, y no hallando agua

se vuelven con sus cántaros vacíos,

cubierta su cabeza

a causa de la vergüenza y confusión.

4 También los labradores

se cubren por vergüenza la cabeza

a causa del suelo que está rajado

por falta de lluvia sobre la tierra.

5 Pues hasta la cierva en el campo

después de parir abandona (su cría),

porque no hay pasto.

6 Los asnos salvajes se ponen encima de los riscos,

aspirando el aire como chacales;

desfallecen sus ojos,

porque no hay cosa verde.

7 [8018]

“Aunque nuestras maldades testifican contra nosotros,

trátanos, Yahvé, respetando tu Nombre;

pues son muchas nuestras rebeldías;

hemos pecado contra Ti.

8 [8019] ¡Oh Tu, Esperanza de Israel,

Salvador suyo en tiempo de angustia!

¿cómo es que estás cual extranjero en el país,

cual pasajero que sólo se detiene para pasar una noche?

9 ¿Por qué eres Tú como un hombre atónito,

como un valiente incapaz de salvar?

Y sin embargo, Tú, Yahvé, estás entre nosotros.

los que llevamos tu Nombre.

No nos desampares.”

Respuesta de Dios

10 Así dice Yahvé respecto de este pueblo: “Esto les gusta: andar de un lugar a otro, sin dar descanso a sus pies; pero Yahvé no se complace en ellos: ahora se va a acordar de sus iniquidades, y castigará sus pecados.”

11 [8020] Y me dijo Yahvé: “No ruegues para bien de este pueblo.

12 Aun cuando ayunen no oiré sus clamores, y cuando ofrezcan holocaustos y ofrendas, no los aceptaré, sino que los extirparé con la espada, con el hambre y con la peste.”

Falsos profetas extravían al pueblo

13 [8021] Entonces dije: “¡Ah, Señor, Yahvé! Mira cómo los profetas les dicen: «No veréis espada, ni tendréis hambre, antes bien, Yo os daré una paz segura en este lugar».”

14 Y me respondió Yahvé: “Los profetas profetizan mentiras en mi Nombre; Yo no los he enviado, nada les he ordenado; no he hablado a ellos; visiones mentirosas, vanas adivinaciones e ilusiones de su propio corazón es lo que profetizan.

15 Por tanto, así dice Yahvé respecto de los profetas que profetizan en mi Nombre sin que Yo los haya enviado, y que dicen: «No habrá en el país ni espada ni hambre»: al filo de la espada y por hambre perecerán estos profetas;

16 las gentes ante las cuales ellos profetizan, serán arrojadas por las calles de Jerusalén, víctimas del hambre y de la espada, y no habrá quien los entierre, a ellos, sus mujeres, sus hijos y sus hijas; y derramaré sobre ellos su maldad.

17 Diles, pues, esta palabra:

Derramen mis ojos lágrimas,

noche y día, sin cesar,

porque la virgen, hija de mi pueblo

ha sido quebrantada con extremo quebranto,

herida de gravísima plaga.

18 [8022] Si salgo al campo,

veo a los que murieron por la espada,

y si entro en la ciudad,

a los extenuados por el hambre,

pues tanto el profeta como el sacerdote

andan errantes hacia un país desconocido.”

Confianza del profeta

19 [8023] ¿Has rechazado del todo a Judá?

¿Aborrece tu alma a Sión?

¿Por qué nos has herido de muerte?

Esperábamos la paz, y no hay bien;

el tiempo de restablecernos y no hay más que espanto.

20 Reconocemos, oh Yahvé, nuestra maldad,

la culpa de nuestros padres; ya que hemos pecado contra Ti.

21 [8024] No nos rechaces, por amor de tu Nombre,

no profanes el solio de tu gloria;

acuérdate, no rompas tu alianza con nosotros.

22 [8025] ¿Hay acaso entre los ídolos de los gentiles quien pueda dar lluvia?

¿O pueden acaso los cielos enviar aguas?

¿No eres Tú, el Señor, Dios nuestro?

En Ti esperamos,

porque Tú haces todas estas cosas.

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Jeremías 15

Dios no acepta la intercesión del profeta

1 [8026] Me dijo Yahvé: “Aun cuando Moisés y Samuel se me pusieran delante, mi alma no se inclinaría hacia este pueblo. ¡Arrójalos de mi vista, y que se vayan!

2 Si te preguntan: « ¿A dónde hemos de ir?» les responderás: Así dice Yahvé:

El que a la muerte, a la muerte;

el que a la espada, a la espada;

el que al hambre, al hambre;

y el que al cautiverio, al cautiverio.

3 Enviaré contra ellos cuatro azores, dice Yahvé: la espada para matar, los perros para arrastrar, las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destrozar.

4 [8027] Y los entregaré para que sean maltratados en todos los reinos de la tierra, por lo que Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá hizo en Jerusalén.

5 ¿Quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén?

¿quién se conmoverá por tu causa?

¿o quién se desviará del camino para preguntar cómo andas?

6 Tú me has abandonado, dice Yahvé;

te has vuelto hacia atrás;

por tanto extenderé mi mano contra ti,

y te exterminaré;

estoy cansado de perdonar.

7 Los aventaré con el bieldo

hasta las puertas del país,

los privaré de hijos,

exterminaré a mi pueblo;

porque no dejan sus caminos.

8 Sus viudas serán más numerosas

que la arena del mar;

enviaré en pleno día un desolador

contra la madre de los jóvenes guerreros;

haré caer sobre ellos de repente

angustia y terror.

9 [8028] Desfallece la que dio a luz siete (hijos),

desmaya su alma,

se le ha puesto el sol cuando era aún de día;

está avergonzada y abochornada,

y los restantes de sus (hijos), los entregaré a la espada

en presencia de sus enemigos”, dice Yahvé.

El Señor consuela al profeta

10 [8029] ¡Ay de mí, madre mía!

¿por qué me diste a luz, hombre de contradicción como soy,

y objeto de discordia para todo el mundo?

A nadie he prestado dinero, y nadie me prestó a mí,

y con todo cada uno de ellos me maldice.

11 Así dijo Yahvé:

En verdad, te libraré para bien tuyo,

y te asistiré contra el enemigo

en el tiempo del mal y de la angustia.

12 [8030]

¿Acaso es posible que el hierro

rompa el hierro del Aquilón y el bronce?

13 “Entregaré tus bienes y tesoros al saqueo,

los entregaré gratis por todos tus pecados,

(que cometiste) en todo tu territorio.

14 [8031] Haré que pasen con tus enemigos

a una tierra que no conoces;

porque se ha encendido un fuego en mi rostro

que arderá contra vosotros.”

15 Tú lo sabes, oh Yahvé;

acuérdate de mí, y ampárame,

véngame de mis perseguidores;

y no me arrebates en tu longanimidad (para con ellos),

sábete que por Ti soporto oprobio.

16 [8032] Cuando yo hallé tus palabras, me alimenté con ellas;

y tus palabras me eran el gozo y la alegría de mi corazón,

porque llevo el nombre tuyo,

oh Yahvé, Dios de los ejércitos.

17 No me he sentado para gozarme

en el conciliábulo de los que se divierten;

bajo tu mano me he sentado solitario,

pues me habías llenado de indignación.

18 [8033]

¿Por qué no tiene fin mi dolor;

y no admite remedio mi herida desahuciada?

¿Serás para mí como un (torrente) falaz,

como aguas que engañan?

19 [8034] Por esto, así me dice Yahvé:

“Si te conviertes, Yo te restauraré,

para que puedas estar ante mi rostro,

y si separas lo precioso de lo vil,

serás como boca mía;

ellos han de volver hacia ti,

pero tú no debes volverte a ellos.

20 [8035] Haré que seas para este pueblo

un fuerte muro de bronce.

Ellos pelearán contra ti, mas no te vencerán,

porque Yo estoy contigo

para salvarte y librarte, dice Yahvé.

21 Te libraré de las manos de los malvados,

y te redimiré del poder de los opresores.”

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Jeremías 16

El profeta, figura de su pueblo

1 Me llegó la palabra de Yahvé, que dijo:

2 [8036]

“No tomes mujer, ni tengas hijos ni hijas en este lugar.

3 Porque así dice Yahvé acerca de los hijos e hijas que nacen en este lugar, y acerca de sus madres que los dan a luz, y acerca de sus padres que los engendran en este país:

4 De muerte dolorosa morirán; no serán llorados ni sepultados; yacerán como estiércol sobre el haz del campo; perecerán por la espada y por el hambre; y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.”

5 [8037] Pues así dice Yahvé: “No entres en casa de luto, no vayas a llorar ni expresar tu duelo con ellos, pues Yo, dice Yahvé, he retirado de este pueblo mi paz, la piedad y la misericordia.

6 Grandes y pequeños morirán en este país, no serán sepultados ni se los lamentará; nadie se hará por ellos sajaduras ni calvez;

7 nadie partirá con ellos (el pan) en su duelo, para consolarlos por el muerto, ni se les dará de beber la copa de consolación por (la muerte de) su padre o de su madre.

8 Tampoco entres en casa donde haya festín para sentarte con ellos a comer y beber.

9 Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que voy a hacer que en este lugar, a vuestros ojos, y en vuestros días, enmudezca la voz de gozo y la voz de alegría, el canto del esposo y el canto de la esposa.

Anuncio del cautiverio

10 Cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, y ellos te digan: «¿Por qué ha decretado Yahvé contra nosotros todo este mal tan grande? Pues, ¿cuál es nuestra iniquidad, y cual nuestro pecado que hemos cometido contra Yahvé, nuestro Dios?»

11 [8038] Entonces les dirás: Porque me abandonaron vuestros padres, dice Yahvé, y se fueron en pos de otros dioses; y les sirvieron y los adoraron abandonándome a Mí y quebrantando mi Ley.

12 Y vosotros habéis hecho cosas peores aún que vuestros padres; pues he aquí que andáis cada uno según la obstinación de su depravado corazón, sin escucharme a Mí.

13 [8039] Por lo tanto os arrojaré de este país a otro desconocido de vosotros y de vuestros padres; allí serviréis a otros dioses, día y noche, y no tendré compasión de vosotros.

Anuncio de la liberación

14 Por eso, he aquí que vienen días, dice Yahvé, en que ya no se dirá: «Vive Yahvé, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto»,

15 sino «Vive Yahvé, que sacó a los hijos de Israel del país del Norte, y de todos los países, adonde los había arrojado», y los haré volver a la tierra que di a sus padres.

16 [8040] He aquí que enviaré muchos pescadores, dice Yahvé, que los pescarán, y después enviaré muchos cazadores que los cazarán por todos los montes y por todos los collados y en las hendiduras de las rocas.

17 Porque mis ojos están observando todos sus caminos, delante de Mí no está escondido ninguno, y su iniquidad no está encubierta ante mis ojos.

18 [8041] Primeramente les pagaré al doble su iniquidad y su pecado, por haber contaminado mi tierra con los cadáveres de sus ídolos, y llenado mi herencia con sus abominaciones.”

19 [8042] Oh Yahvé, fuerza mía y fortaleza mía,

y mi refugio en el día de la tribulación,

a Ti vendrán las naciones desde los confines de la tierra, y dirán:

“Ciertamente nuestros padres no tenían otra herencia que la mentira

y vanidades que de nada sirven.”

20 [8043]

¿Acaso el hombre puede fabricarse dioses,

que en realidad no son dioses?

21 Por eso, he aquí que esta vez les doy a conocer,

les mostraré mi mano y mi poder

y conocerán que mi Nombre es Yahvé.

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Jeremías 17

El pecado de Judá

1 [8044] El pecado de Judá está escrito con punzón de hierro,

y grabado a punta de diamante

en la tabla de su corazón,

y en los cuernos de sus altares;

2 [8045] ya que sus hijos siempre piensan en sus altares y sus ascheras,

junto a los árboles frondosos,

sobre los altos collados.

3 [8046] “Oh montaña mía plantada en el llano,

entregaré al saqueo tus riquezas,

todos tus tesoros, tus lugares excelsos,

a causa del pecado en todo tu territorio.

4 Perderás por propia culpa tu herencia

que Yo te di;

y te haré servir a tus enemigos

en un país desconocido

pues habéis encendido el fuego de mi cólera,

que arderá para siempre.”

5 [8047] Así dice Yahvé:

“Maldito quien pone su confianza en el hombre,

y se apoya en un brazo de carne,

mientras su corazón se aleja de Yahvé.

6 Será como desnudo arbusto en el desierto;

cuando viene el bien no lo ve;

pues vive en la sequedad del desierto,

en una tierra salobre y no habitada.

7 Bienaventurado el varón que confía en Yahvé,

cuya confianza es el mismo Yahvé.

8 Es como árbol plantado junto a las aguas,

que extiende sus raíces hacia el río;

no teme cuando llega el calor,

permanece verde su hoja;

no se inquieta en el año de la sequía,

ni deja de dar fruto.

9 [8048] La cosa más dolosa y perversa es el corazón,

¿quién podrá conocerlo?

10 [8049] Yo, Yahvé, que escudriño el corazón y pruebo los riñones,

para retribuir a cada cual según su proceder,

según el fruto de sus obras.

11 Como la perdiz empolla huevos ajenos,

así el que junta riquezas, mas no con justicia,

a la mitad de sus días tendrá que dejarlas,

y en sus postrimerías será un necio.”

Plegaria de Jeremías

12 [8050] Trono de gloria, excelso desde el principio,

es el lugar de nuestro Santuario.

13 [8051] Oh Yahvé, Esperanza de Israel,

todos los que te abandonan quedarán confundidos,

los que se apartan de Ti, en la tierra serán escritos,

por haber dejado a Yahvé,

la fuente de aguas vivas.

14 ¡Sáname, Yahvé, y quedaré sano;

sálvame, y seré salvo;

porque Tú eres mi gloria!

15 [8052] Mira que ellos me dicen:

“¿Dónde está la palabra de Yahvé? ¡Que se cumpla!”

16 [8053] Yo no he rehusado ser pastor en pos de Ti,

ni he deseado el día aciago, Tú lo sabes;

lo que salió de mis labios fue recto ante Ti.

17 [8054] No quieras causarme temor,

Tú eres mi refugio en el día malo.

18 [8055] Sean avergonzados mis perseguidores,

mas no quede avergonzado yo;

tiemblen ellos, y no sea yo quien tiembla.

Venga sobre ellos el día de la calamidad,

quebrántalos con doble quebranto.

Observación de sábado

19 Así me dijo Yahvé: “Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por donde entran y salen los reyes de Judá, y a todas las puertas de Jerusalén;

20 y diles: Escuchad la palabra de Yahvé, reyes de Judá, y Judá entero, y todos los habitantes de Jerusalén, que entráis por estas puertas.

21 [8056] Así dice Yahvé: Guardad vuestras almas; no llevéis cargas en día de sábado, ni las paséis por las puertas de Jerusalén.

22 No saquéis cargas de vuestras casas en día de sábado, ni hagáis labor alguna, antes bien, santificad el día de sábado, como Yo mandé a vuestros padres.

23 Mas ellos no escucharon ni prestaron oídos, sino que endurecieron su cerviz, para no oír ni recibir la instrucción.

24 Si de veras me obedecéis, dice Yahvé, y no introducís cargas por las puertas de esta ciudad en día de sábado, y santificáis el día de sábado no haciendo en él labor alguna,

25 [8057] entrarán por las puertas de esta ciudad reyes y príncipes, que se sentarán sobre el trono de David, montados en carrozas y caballos, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los habitantes de Jerusalén; y esta ciudad estará siempre poblada.

26 Y de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, de la tierra de Benjamín y de la Sefelá, de la montaña y del Négueb vendrán gentes trayendo holocaustos y sacrificios, ofrendas e incienso, y ofrecerán sus alabanzas en la Casa de Yahvé.

27 Pero si no me obedecéis en santificar el día de sábado, si al contrario lleváis cargas, entrando por las puertas de Jerusalén en día de sábado, encenderé en sus puertas un fuego, que devorará los palacios de Jerusalén; y no se apagará.”

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Jeremías 18

La vasija deshecha, símbolo de Israel

1 Palabra que de parte de Yahvé llegó a Jeremías en estos términos:

2 [8058] “Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.”

3 Descendí a la casa del alfarero, y he aquí que éste estaba trabajando sobre la rueda.

4 Mas la vasija que el alfarero hacía de barro se deshizo entre sus manos, por lo cual volvió a hacer otra vasija de la forma que le plugo.

5 Y me llegó la palabra de Yahvé que decía:

6 “¿Acaso no puedo hacer Yo con vosotros, oh casa de Israel, como hace este alfarero?, dice Yahvé. Mirad lo que es el barro en la mano del alfarero, eso mismo sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.

7 A veces hablo Yo contra una nación o un reino, para arrancarlo, para derribarlo y para destruirlo;

8 [8059] Si aquella nación contra la cual he hablado se convierte de su maldad, Yo también me arrepiento del mal que había pensado hacerle.

9 [8060] Y a veces pienso en fundar y plantar una nación o un reino,

10 si (esta nación) obra mal ante mis ojos, y no escucha mi voz. Yo también me arrepiento del bien que dije que le haría.

11 Habla ahora, a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, diciendo: Así dice Yahvé: He aquí que Yo preparo males para vosotros, y estoy trazando un plan en daño vuestro. Convertíos cada cual de su mal camino, y enmendad vuestras costumbres y vuestras obras.”

12 [8061] Pero ellos dicen: “Es inútil, seguiremos nuestras propias ideas, y obre cada uno según la dureza de su mal corazón.”

Dispersión del pueblo

13 Por esto, así dice Yahvé:

“Preguntad a los pueblos:

¿Quién jamás oyó cosas cómo éstas?

Crímenes horribles ha cometido

la virgen de Israel.

14 ¿Acaso puede faltar la nieve

en las peñas de la tierra o en el Líbano?

¿o se secan las aguas que vienen de lejos,

frescas y corrientes?

15 [8062] Pues mi pueblo se ha olvidado de Mí;

queman incienso a los ídolos

que los hacen tropezar en sus caminos,

en las sendas antiguas,

para que yendo por (su propio) camino,

por vía no allanada,

16 convierten su tierra en un desierto,

objeto de eterno ludibrio.

Todo aquel que pase junto a ella,

quedará pasmado y meneará la cabeza.

17 Como viento solano

los dispersaré delante del enemigo;

les mostraré las espaldas, y no el rostro,

en el día de su calamidad.”

Nueva conjuración contra Jeremías

18 [8063] Ellos dijeron: “Venid, vamos a urdir asechanzas contra Jeremías; porque no falta todavía la Ley al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni el oráculo al profeta. Vamos, pues, y ataquémosle con la lengua, y no hagamos caso de ninguna de sus palabras.”

19 Préstame, oh Yahvé, tu atención,

y escucha la voz de mis adversarios.

20 ¿Así se paga bien con mal?

Pues ellos han cavado una fosa para mi vida.

Acuérdate de cómo me he presentado ante Ti,

para hablar en favor de ellos

y sustraerlos a tu ira.

21 [8064] Por eso, abandona a sus hijos al hambre,

y entrégalos al poder de la espada;

quédense sus mujeres viudas y sin hijos,

mueran sus maridos de muerte violenta,

y sean traspasados sus jóvenes en la batalla por la espada.

22 [8065] Óiganse alaridos desde sus casas,

cuando de repente hagas venir sobre ellos bandas armadas;

porque cavaron una fosa para prenderme,

y tendieron a mis pies lazos ocultos.

23 Péro Tú, Yahvé, conoces todos sus planes de destruirme;

¡no les perdones su iniquidad,

ni borres de tu presencia su pecado!

¡Que tropiecen delante de Ti!

Castígalos en el tiempo de tu ira.

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Jeremías 19

El destino tremendo de Jerusalén

1 Así dijo Yahvé: “Anda y toma una vasija de barro, obra de alfarero, y unos ancianos del pueblo, con algunos ancianos de los sacerdotes;

2 [8066] y sal al valle del hijo de Hinnom, que está a la entrada de la puerta de la Alfarería, y pregona allí las palabras que voy a decirte.

3 Dirás: Escuchad la palabra de Yahvé, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que descargaré sobre este lugar una desventura tal, que a cuantos la oyeren les retiñirán los oídos.

4 [8067] Por cuanto me han dejado, y han enajenado este lugar, quemando en él incienso a dioses ajenos, desconocidos de ellos, de sus padres y de los reyes de Judá. Llenaron este lugar de sangre de inocentes;

5 [8068] y erigieron (altares) excelsos a Baal, para quemar en el fuego a sus hijos como holocaustos a Baal; cosa que Yo no he mandado ni dicho, ni me pasó por el pensamiento.

6 Por tanto, he aquí que días vendrán, dice Yahvé, en que ya no se llamará este lugar Tófet, ni valle del hijo de Hinnom, sino valle de la Mortandad.

7 En este lugar frustraré los planes de Judá y de Jerusalén; los exterminaré con la espada de sus enemigos, y por mano de los que buscan su vida; y daré sus cadáveres como pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.

8 Y haré de esta ciudad un objeto de asombro y silbido: Todos cuantos pasen junto a ella quedarán asombrados y silbarán, viendo todas sus calamidades.

9 [8069] Les daré de comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y comerán la carne de sus amigos, en la angustia y en la estrechez a que los reducirán sus enemigos y los que atentan contra su vida.

10 Luego romperás la vasija a vista de los hombres que te acompañan;

11 [8070] y les dirás: Esto dice Yahvé de los ejércitos: Así romperé Yo a este pueblo y a esta ciudad, como se rompe una vasija de alfarero, la cual ya no puede componerse; y por falta de lugar enterrarán (a los muertos) en Tófet.

12 Así trataré a este lugar y sus habitantes, dice Yahvé, y haré que esta ciudad sea como Tófet.

13 [8071] También las casas de Jerusalén y las casas de los reyes de Judá, serán inmundas como el lugar de Tófet; todas las casas sobre cuyos terrados quemaron incienso a toda la milicia del cielo, y derramaron libaciones a dioses ajenos.”

14 Jeremías volvió de Tófet, adonde Yahvé le había enviado a profetizar; y se paró en el atrio de la Casa de Yahvé, donde dijo a todo el pueblo:

15 [8072] “Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que haré venir sobre esta ciudad y sobre todas las ciudades (que dependen) de ella, todas las calamidades que contra ella he anunciado; puesto que han endurecido su cerviz, para no escuchar mis palabras.”

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Jeremías 20

Jeremías maltratado por Fasur

1 [8073] Cuando el sacerdote Fasur, hijo de Imer, superintendente de la Casa de Yahvé, oyó a Jeremías que profetizaba estas cosas,

2 mandó azotar al profeta Jeremías, y le puso en el cepo que hay a la puerta superior de Benjamín, en la Casa de Yahvé.

3 Cuando al día siguiente Fasur sacó a Jeremías del cepo, le dijo Jeremías: “Yahvé no te llama más Fasur, sino «Terror por doquier»,

4 porque así dice Yahvé: He aquí que Yo haré que seas un terror para ti y para todos tus amigos, los cuales caerán por la espada de sus enemigos, viéndolo tus mismos ojos; y entregaré todo Judá en manos del rey de Babilonia, quien los transportará a Babilonia y los pasara a filo de espada.

5 Y todas las riquezas de esta ciudad, todos sus productos y todos sus objetos preciosos, y todos los tesoros de los reyes de Judá los entregaré en manos de sus enemigos, quienes los saquearán y se apoderarán de ellos para llevarlos a Babilonia.

6 [8074] Y tú, Fasur, y todos los que habitan en tu casa, iréis a la cautividad; llegarás a Babilonia, donde morirás, y donde serás sepultado, tú y todos tus amigos, a quienes profetizaste mentiras.”

Queja del profeta

7 [8075] Tú me sedujiste, Yahvé, y yo me dejé seducir;

Tú fuiste más fuerte que yo, y prevaleciste;

por eso soy todo el día objeto de burla,

todos se mofan de mí.

8 Porque siempre que hablo, tengo que gritar,

y clamar: “¡Ruina y devastación!”,

porque la palabra de Yahvé

es para mí un oprobio, una afrenta todo el día.

9 Por eso me dije: “No me acordaré ya de Él

ni hablaré más en su Nombre”,

pero luego sentí en mi corazón como un fuego abrasador,

encerrado en mis huesos;

y me esforcé por contenerlo, pero no pude.

10 Oí cómo muchos decían:

“Atemoricémosle por todos lados,

delatadle; sí, le delataremos.”

Todos los que yo trataba como amigos, espían mis pasos.

“Quizás se deje engañar y prevaleceremos contra él;

y tomaremos de él venganza.”

11 Pero Yahvé está conmigo como un fuerte guerrero;

por eso tropezarán los que me persiguen,

y no prevalecerán;

quedaran sumamente avergonzados al ver frustrados sus planes;

será una afrenta eterna que nunca se borrará.

12 Oh Yahvé de los ejércitos,

que pruebas al justo, que escudriñas los riñones y el corazón,

vea yo la venganza qué tomarás de ellos,

porque a Ti confío mi causa.

13 Cantad a Yahvé, alabad a Yahvé,

porque Él libra la vida del pobre

de la mano de los malvados.

14 [8076] ¡Maldito el día en que nací!

¡No sea bendito el día

en que me dio a luz mi madre!

15 ¡Maldito el hombre que dio a mi padre la noticia:

“Te ha nacido un hijo varón”,

colmándole así de alegría!

16 ¡Sea aquel hombre como las ciudades

que destruye Yahvé sin compasión!

¡Oiga él gritos por la mañana,

y el estruendo (de la guerra) al mediodía!

17 ¿Por qué no me hizo morir

en el seno materno,

de modo que mi madre fuese mi sepulcro,

y su seno una eterna preñez?

18 ¿Por qué salí del seno

para ver dolor y aflicción

y consumir mis días en ignominia?

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Jeremías 21

Respuesta del profeta al rey

1 [8077] Palabra que llegó a Jeremías de parte de Yahvé, cuando el rey Sedecías le envió a decir por Fasur, hijo de Malaquías, y por Sofonías, hijo del sacerdote Maasías:

2 “Consulta, te ruego, a Yahvé acerca de nosotros: porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos hace la guerra. Quizás haga Yahvé con nosotros según todas sus grandes maravillas y aquél se retire de nosotros.”

3 Jeremías les respondió: Así diréis a Sedecías:

4 “Esto dice Yahvé, el Dios, de Israel: He aquí que volveré atrás las armas de guerra que tenéis en vuestras manos y con que peleáis contra el rey de Babilonia y los caldeos, que os tienen cercados rodeando las murallas, y las amontonaré en medio de esta ciudad.

5 [8078] Y Yo mismo lucharé contra vosotros con mano extendida y brazo fuerte, con ira, con furor y con grande indignación.

6 Heriré a los que viven en esta ciudad, hombres y bestias, y morirán de una gran peste.

7 Después de esto, dice Yahvé, entregaré a Sedecías, rey de Judá, a sus servidores y al pueblo, y a los que en esa ciudad escapen de la peste, de la espada y del hambre, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos, y en manos de los que atentan contra su vida, y él los herirá a filo de espada, sin perdonarlos, sin piedad, sin misericordia.

8 [8079] Y a este pueblo le dirás: Así dice Yahvé: He aquí que Yo os pongo delante el camino de la vida y el camino de la muerte.

9 [8080] El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de peste; más el que salga y se entregue a los caldeos que os tienen cercados, vivirá, y tendrá su vida como botín.

10 Porque he vuelto mi rostro hacia esta ciudad para mal y no para bien, dice Yahvé: será entregada en poder del rey de Babilonia, el cual la entregará a las llamas.

11 Y en cuanto a la casa del rey de Judá, la palabra de Yahvé:

Mensaje a la casa de David

12 [8081] Oh casa de David, así dice Yahvé:

Apresuraos a hacer justicia,

librad al oprimido del poder del opresor,

no sea que estalle como fuego mi ira,

y arda sin que haya quien la apague,

a causa de la maldad de vuestras obras.

13 [8082] He aquí que a ti me dirijo, oh habitadora del valle,

peña (que se alza) en la llanura, dice Yahvé;

a vosotros, que decís:

« ¿Quién descenderá contra nosotros?»

o «¿quién podrá penetrar en nuestras casas?»

14 Os castigaré según el fruto de vuestras obras, dice Yahvé,

pues prenderé fuego a su bosque,

que devorará todos sus alrededores.”

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Jeremías 22

Otro mensaje a la casa real

1 Así dice Yahvé: “Baja a la casa del rey de Judá, y di allí esta palabra:

2 [8083] Dirás: Escucha la palabra de Yahvé, oh rey de Judá, que te sientas en el trono de David, tú, y tus servidores, y tu pueblo, los que entráis por estas puertas.

3 Así dice Yahvé: Haced lo recto y lo justo, y librad al oprimido de mano del opresor: no maltratéis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni les hagáis violencia; y no derraméis sangre inocente en este lugar.

4 [8084] Si de veras cumpliereis esta palabra, entrarán por las puertas de esta Casa reyes que se sienten en el trono de David, montados en carrozas y caballos; ellos y sus servidores y su pueblo.

5 Pero si no escucháis estas palabras, entonces por Mí mismo juro, dice Yahvé, que esta Casa vendrá a ser desolada.

6 [8085] Porque así dice Yahvé acerca de la casa del rey de Judá:

Aunque eras para mí un Galaad

y (como) la cima del Líbano;

con todo haré de ti un desierto,

una ciudad inhabitada.

7 [8086] He consagrado contra ti destructores,

cada uno con sus armas;

cortarán tus cedros escogidos

y los echarán al fuego.

8 [8087] Y pasará mucha gente ante esta ciudad, y se dirán unos a otros: «¿Por qué ha tratado Yahvé así a esta gran ciudad?»

9 Y se dará por respuesta: «Porque abandonaron el pacto de Yahvé, su Dios, y adoraron a otros dioses y los sirvieron».”

10 [8088] No lloréis al difunto, ni hagáis duelo por él;

llorad al contrario por el

que se ha ido (al cautiverio),

porque no volverá más,

ni verá la tierra de su nacimiento.

Contra Sellum y Joakim

11 [8089] Porque así dice Yahvé en orden a Sellum, hijo de Josías, rey de Judá, el que reinó en lugar de su padre Josías, y salió de este lugar: “No volverá más acá;

12 en el lugar adonde le han llevado cautivo, allí morirá, y no verá ya más esta tierra.”

13 [8090] Ay del que edifica su casa sin justicia,

y sus salones sin equidad;

que hace trabajar a su prójimo sin salario,

y no le paga el jornal de su trabajo;

14 que dice: “Me edificaré una casa grande,

con amplias salas”,

y hace en ella grandes ventanas,

la cubre de cedros y la pinta de bermellón.

15 ¿Acaso tú eres rey

para rivalizar en obras de cedro?

¿Por ventura no comió y bebió tu padre

y fue feliz haciendo lo recto y justo?

16 [8091] Defendía la causa del pobre y del desvalido;

y así le fue bien.

¿No es esto conocerme a Mí? dice Yahvé.

17 Pero tus ojos y tu corazón no buscan más que tu propio interés,

el derramar sangre inocente

y hacer opresión y violencia.

18 [8092] Por tanto, así dice Yahvé respecto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá:

“No le lamentarán (diciendo):

« ¡Ay, hermano mío!» « ¡Ay, hermana mía!»

No le llorarán (clamando):

« ¡Ay, señor mío!» « ¡Ay, su majestad!»

19 [8093] Será enterrado como un asno;

le arrastrarán y le arrojarán

fuera de las puertas de Jerusalén.”

Contra Jerusalén y el rey Jeconías

20 [8094] Sube (oh Jerusalén) al Líbano y clama;

en Basan alza tu voz;

grita desde Abarim;

pues han sido destruidos todos tus amantes.

21 Yo te hablé en tu prosperidad,

y tú dijiste: “No quiero escuchar.”

Éste ha sido tu proceder desde tu mocedad;

no has escuchado mi voz.

22 El viento llevará a todos tus pastores,

y tus amantes irán al cautiverio.

Entonces te llenarás de confusión,

y de vergüenza

a causa de todas tus maldades.

23 [8095] Tú que habitas en el Líbano

y anidas en los cedros,

¡cómo gemirás

cuando te sobrevengan las angustias,

los dolores, como a mujer que da a luz!

24 [8096]

“Por mi vida, dice Yahvé; aunque Jeconías, hijo de Joakim, rey de Judá, fuese el anillo de mi mano derecha, de allí te arrancaría,

25 te entregaré a los que buscan tu vida, en poder de los que temes; en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en poder de los caldeos.

26 Te arrojaré a ti y a tu madre que te dio a luz, a otro país, en que no nacisteis, y allí moriréis.

27 No volverán al país adonde su alma anhela volver.”

28 ¿Es, pues, este hombre Jeconías una vasija despreciada y quebrada, algún objeto que nadie quiere? ¿Por qué son arrojados él y su linaje, y llevados a un país que no conocían?

29 ¡Tierra, tierra, tierra, escucha la palabra de Yahvé!

30 [8097] Así dice Yahvé: “Inscribid a este hombre como estéril, como varón que no ha prosperado durante toda su vida, Pues no logrará que un descendiente suyo se siente en el trono de David para reinar en Judá.”

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Jeremías 23

Contra los malos pastores

1 “¡Ay de los pastores que destrozan y dispersan las ovejas de mi dehesa! —oráculo de Yahvé.

2 Por eso, así dice Yahvé, el Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis desparramado y no habéis cuidado de ella. He aquí que Yo os castigaré por la maldad de vuestras obras, dice Yahvé.

3 [8098] Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países donde las he dispersado, y las haré volver a sus prados, y crecerán y se multiplicarán.

4 Les suscitaré pastores que las apacienten; no temerán más, ni tendrán que temblar; y no faltará ninguna de ellas, dice Yahvé.

Profecía mesiánica

5 He aquí que vienen días, dice Yahvé,

en que suscitaré a David un Vástago justo,

que reinará como rey, y será sabio,

y ejecutará el derecho y la justicia en la tierra.

6 En sus días Judá será salvo,

e Israel habitará en paz,

y el nombre con que será llamado, es éste:

“Yahvé, justicia nuestra.”

7 Por eso, he aquí que vendrán días, dice Yahvé, en que ya no se dirá: «¡Vive Yahvé, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!»,

8 sino: “¡Vive Yahvé, que sacó y trajo a los hijos de la casa de Israel de la tierra del Norte y de todos los países adonde Yo los había arrojado.” Y habitarán en su propia tierra.

Contra los falsos profetas

9 [8099] A los profetas:

Se me parte el corazón en mi pecho,

tiemblan todos mis huesos;

ante Yahvé y su santa palabra

estoy como un ebrio,

como un hombre embriagado de vino.

10 Pues el país está atestado de adúlteros;

a causa de la maldición la tierra está de luto,

y se han secado los pastos del desierto;

su carrera se dirige hacia el mal,

y su fuerza consiste en hacer lo que no es recto.

11 [8100] “Porque tanto el profeta como el sacerdote han apostatado,

hasta en mi Casa he encontrado su malicia, dice Yahvé.

12 Por eso su camino les será

un resbaladero en medio de tinieblas;

serán empujados, de modo que caigan en él;

pues haré venir sobre ellos la calamidad

en el año en que Yo les visite, dice Yahvé.

13 [8101] En los profetas de Samaría he visto cosas insensatas,

profetizaban por Baal,

e hicieron errar a Israel, mi pueblo.

14 Pero en los profetas de Jerusalén he visto lo más horrible:

cometen adulterio, practican la mentira,

y dan su apoyo a los malhechores,

para que nadie se convierta de su maldad.

Todos ellos son para Mí como Sodoma,

y sus habitantes como Gomorra.”

15 [8102] Por tanto, así dice Yahvé de los ejércitos contra los profetas:

“He aquí que les daré para comida ajenjo,

y para bebida agua envenenada,

porque de los profetas de Jerusalén

la impiedad se ha difundido sobre todo el país.

16 [8103] Así dice Yahvé de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os embaucan, os cuentan las visiones de su imaginación, que no son de la boca de Yahvé.

17 Repiten a los que me desprecian:

«Yahvé ha dicho: Tendréis paz»;

y a cuantos siguen su obstinado corazón

les dicen: «Ningún mal vendrá sobre vosotros.»

18 ¿Quién (de ellos) asistió al consejo de Yahvé, vio y oyó su palabra? ¿Quién prestó oído para escuchar lo que Él dijo?

19 [8104] Ved que de Yahvé viene un furioso torbellino,

una tempestad impetuosa, que descargará sobre la cabeza de los impíos.

20 No cesará la ira de Yahvé, hasta que ejecute y cumpla

los designios de su corazón.

Al fin de los tiempos lo comprenderéis.

21 Yo no enviaba a esos profetas,

ellos (de suyo) corrían;

Yo no les hablaba, y sin embargo profetizaban.

22 [8105] Si han asistido a mi consejo,

que comuniquen mis palabras a mi pueblo,

y lo conviertan de su mal camino,

y de la maldad de sus obras.

23 ¿Soy Yo Dios sólo de cerca?

dice Yahvé.

¿No soy también Dios de lejos?

24 ¿Acaso un hombre puede ocultarse en escondrijo alguno,

sin que lo vea Yo? dice Yahvé.

¿No lleno Yo el cielo y la tierra? dice Yahvé.

25 [8106] He oído lo que dicen los profetas, los que en mi nombre profetizan mentiras, diciendo: «He tenido un sueño, he tenido un sueño.»

26 ¿Hasta cuándo ha de durar esto en el corazón de esos profetas que profetizan mentiras, y presentan como vaticinios las imposturas de su corazón?

27 Por sus sueños que unos a otros se van contando, quieren que mi pueblo olvide mi nombre, como sus padres olvidaron mi nombre por amor de Baal.

28 [8107] El profeta que tenga un sueño cuente el sueño; y el que reciba palabra mía, proclame mi palabra con fidelidad.

¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Yahvé.

29 [8108] ¿No es mi palabra como fuego, dice Yahvé,

y como martillo que quebranta la roca?

30 Por eso, he aquí que estoy contra esos profetas, dice Yahvé, que se roban mutuamente mis palabras.

31 He aquí que estoy contra esos profetas, dice Yahvé, que se valen de sus lenguas para hablar en tono de oráculo.

32 He aquí que estoy contra esos profetas que sueñan mentiras, dice Yahvé, y contándolos extravían con sus mentiras y fanfarronadas a mi pueblo. Yo no los he enviado ni les he dado orden alguna. De ninguna manera aprovechan a este pueblo, dice Yahvé.

¿Cómo ha de hablar el profeta?

33 [8109] Cuando te preguntare este pueblo, o un profeta, o un sacerdote, diciendo: «¿Cuál es la carga de Yahvé?» les responderás: La carga sois vosotros, y Yo os desecharé, dice Yahvé.

34 Y si el profeta, o el sacerdote, o el pueblo, dijere: «Carga de Yahvé», Yo castigaré a tal hombre y a su casa.

35 Así habéis de decir cada uno a su compañero, y cada cual a su hermano: « ¿Qué ha respondido Yahvé?» «¿Qué dijo Yahvé?»

36 Mas no digáis más «Carga de Yahvé», pues la carga de cada cual será su propia palabra; ya que habéis pervertido las palabras del Dios vivo, Yahvé de los ejércitos, nuestro Dios.

37 Así has de preguntar al profeta: «¿Qué te ha respondido Yahvé?», «¿Qué es lo que dijo Yahvé?»

38 Pero si decís: «Carga de Yahvé», entonces, así dice Yahvé: Porque decís todavía esta palabra: «Carga de Yahvé», después de haberos Yo prohibido decir: «Carga de Yahvé»,

39 por eso he aquí que os olvidaré del todo, y os desecharé, al par que la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres;

40 y traeré sobre vosotros oprobio sempiterno, ignominia eterna, cuya memoria nunca se borrará.”

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Jeremías 24

Parábola de los dos canastos de higos

1 [8110] Me mostró Yahvé en una visión dos canastos de higos colocados delante del Templo de Yahvé, después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había transportado cautivos de Jerusalén a Babilonia, a Jeconías, hijo de Joakim, rey de Judá, a los príncipes de Judá, a los carpinteros y a los herreros.

2 Uno de los canastos tenía higos muy buenos, como los higos de primera cosecha; mas el otro canasto tenía higos muy malos, tan malos que de malos no se podían comer.

3 Y me dijo Yahvé: “¿Qué es lo que ves, Jeremías?” Respondí: “Higos; higos buenos, muy buenos; e higos malos, tan malos, que de malos no se pueden comer.”

4 Entonces me llegó la palabra de Yahvé, que decía:

5 Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré Yo a los cautivos de Judá, a quienes para su bien he arrojado de este lugar al país de los caldeos. Pondré sobre ellos mis ojos benignamente, los haré volver a este país y los edificaré; no los destruiré, sino que los plantaré y no los desarraigaré.

7 [8111] Y les daré un corazón para que me conozcan (y sepan) que Yo soy Yahvé. Ellos serán mi pueblo, y Yo seré su Dios; pues se convertirán a Mí de todo corazón.

8 [8112] Mas así como los higos malos no pueden ser comidos, de puro malos, de la misma manera, dice Yahvé, trataré Yo a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén, a los que quedan aún en este país, y a los que habitan en la tierra de Egipto.

9 [8113] Haré de ellos un objeto de horror, una calamidad para todos los reinos de la tierra, vendrán a ser el oprobio, la fábula, el ludibrio, la maldición en todos los lugares a donde los habré de arrojar.

10 Y enviaré contra ellos la espada, el hambre y la peste hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.

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Jeremías 25

Los setenta años de cautiverio

1 [8114] He aquí el oráculo que Jeremías recibió acerca de todo el pueblo de Judá, el año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, que corresponde al año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia.

2 Jeremías el profeta lo anunció a todo el pueblo de Judá, y a todos los habitantes de Jerusalén, diciendo:

3 “Desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, durante veintitrés años, me ha sido revelada la palabra de Yahvé y yo os la he predicado sin demora; mas no habéis escuchado.

4 [8115] Yahvé se apresuró a mandaros todos sus siervos, los profetas, pero vosotros no escuchasteis, ni siquiera inclinasteis vuestros oídos para escuchar.

5 [8116] Os decía: «Convertíos cada uno de su mal camino y de vuestras malas obras, y habitaréis en el país que Yahvé os dio a vosotros y a vuestros padres por todos los siglos,

6 con tal que no andéis tras otros dioses para servirlos y para adorarlos, ni provoquéis mi ira con las obras de vuestras manos, de manera que Yo os tenga que castigar.

7 Pero vosotros no me escuchasteis, dice Yahvé; antes provocasteis mi ira con las obras de vuestras manos, para daño vuestro.»

8 Por lo cual, así dice Yahvé de los ejércitos: «Por cuanto no habéis escuchado mis palabras,

9 [8117] he aquí que enviaré a llamar a todos los pueblos del Norte, dice Yahvé, y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y los haré venir contra este país y contra todos sus habitantes, y contra todos los pueblos circunvecinos, y los destruiré del todo, convirtiéndolos en objeto de horror, de irrisión y desolación perpetua.

10 Y haré que desaparezca de ellos la voz de gozo y la voz de alegría, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido del molino y la luz del candelero.

11 [8118] Todo este país será una desolación y un desierto, y esta población servirá al rey de Babilonia setenta años.

Castigo de los babilonios y otros enemigos

12 Pasados los setenta años tomaré cuenta al rey de Babilonia y a aquella nación, por su maldad, dice Yahvé, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desierto perpetuo.

13 Y cumpliré contra esa tierra todas mis palabras que he pronunciado contra ella, todo lo escrito en este libro, que Jeremías ha profetizado contra todas las naciones.

14 Porque también ellas serán reducidas a servidumbre por grandes naciones y poderosos reyes, y les daré el pago conforme a sus fechorías y según las obras de sus manos».”

15 [8119] Pues así me dice Yahvé, el Dios de Israel: «Toma de mi mano esta copa del vino de mi ira y dale de beber a todas las naciones a quienes yo te envío.

16 Beberán y tambaleando enloquecerán, a causa de la espada que Yo enviaré entre ellas».

17 Tomé la copa de la mano de Yahvé, y la di a beber a todas las naciones a las cuales Yahvé me había enviado:

18 a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus príncipes, para convertirlos en espantosa desolación, objeto de irrisión y maldición, como hoy se ve;

19 al Faraón, rey de Egipto, a sus servidores, a sus príncipes y a todo su pueblo;

20 [8120] a toda la mezcla de pueblos, a todos los reyes de la tierra de Us; a todos los reyes de los filisteos, a Ascalón, a Gaza, a Acarón, y al resto de Azoto;

21 a Edom, a Moab y a los hijos de Ammón,

22 a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón y a los reyes de las islas que están al otro lado del mar;

23 [8121] a Dedán y a Tema, a Buz y a todos los que se cortan los bordes del cabello;

24 a todos los reyes de Arabia, y a todos los reyes de la mezcla de gente que habita en el desierto;

25 a todos los reyes de Zimrí, a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de los medos;

26 [8122] a todos los reyes del norte, cercanos y lejanos, a cada uno según su turno; en fin a todos los reyes del mundo que hay sobre la faz de la tierra. Y después de ellos beberá el rey de Sesac.

27 Les dirás: “Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: ¡Bebed, emborrachaos y vomitad, y caed para no levantaros más ante la espada que Yo enviaré entre vosotros!

28 Y si se negaren a topar la copa de tu mano para bebería, les dirás: Así dice Yahvé de los ejércitos: La beberéis sin remedio.

29 [8123] Pues he aquí si Yo comienzo el castigo por la ciudad sobre la cual ha sido invocado mi nombre, ¿acaso vosotros podréis pasar por inocentes? No pasaréis por inocentes, porque Yo llamo la espada contra todos los habitantes de la tierra, dice Yahvé de los ejércitos.

El juicio de las naciones

30 Tú profetizarás contra ellos todas estas palabras, y les dirás:

“Ruge Yahvé, desde lo alto,

y desde la morada de su santidad hace oír su voz;

ruge fuertemente sobre su Morada;

lanza gritos, como los que pisan el lagar,

contra todos los moradores de la tierra.

31 Hasta los cabos del orbe llega el estruendo,

porque Yahvé entra en juicio con las naciones,

para juzgar a toda carne;

para entregar a los inicuos a la espada,

palabra de Yahvé.

32 Así dice Yahvé de los ejércitos:

He aquí que el mal pasará de una nación a otra,

y un gran huracán se desencadenará desde los extremos de la tierra.

33 Y los que Yahvé matare en ese día (cubrirán) la tierra de un cabo al otro; no serán llorados, ni recogidos, ni sepultados; quedaran como estiércol sobre la faz del campo.

34 Aullad, pastores, y alzad él grito;

revolcaos (en ceniza), mayorales del rebaño,

porque os ha llegado el día de la matanza;

os dispersaré,

y caeréis como un vaso selecto.

35 No habrá refugio para los pastores,

ni escape para los mayorales del rebaño.

36 Se oyen los gritos de los pastores,

y los alaridos de los mayorales del rebaño;

porque Yahvé ha devastado su dehesa.

37 Desoladas están sus apacibles praderas,

a causa de la ira ardiente de Yahvé.

38 [8124] Ha salido de su tabernáculo cual leoncillo;

la tierra de ellos ha venido a ser un desierto,

a causa de la espada destructora,

y a causa del ardor de su ira.”

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Jeremías 26

Conflicto con los sacerdotes

1 Al principio del reinado de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, habló Yahvé en estos términos:

2 [8125] “Así dice Yahvé: Ponte en el atrio de la Casa de Yahvé, y anuncia a las gentes de todas las ciudades de Judá, que vienen a adorar en la Casa de Yahvé, todas las palabras que Yo te he mandado decirles. No quites ni una palabra.

3 [8126] Quizás te escuchen y se conviertan cada cual de su mal camino, para que Yo me arrepienta del mal que por sus malas obras he pensado hacerles.

4 Les dirás: Así dice Yahvé: Si no me escucháis observando mi ley que he puesto delante de vosotros,

5 y obedeciendo las palabras de mis siervos los profetas, que Yo os envío y que Yo no dejo de enviar, sin que les deis crédito,

6 [8127] haré que esta Casa sea como Silo, y esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra.”

7 Ahora bien, oyeron los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo cómo Jeremías decía estas palabras en la Casa de Yahvé;

8 [8128] y sucedió que al acabar Jeremías de anunciar todo lo que Yahvé le había mandado decir a todo el pueblo, le prendieron los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo, diciendo: “¡Morirás sin remedio!”

9 ¿Cómo profetizas en nombre de Yahvé, diciendo: «Como Silo será esta Casa, y esta ciudad quedará destruida de modo que nadie la habite»?”

Y se reunió todo el pueblo contra Jeremías en la Casa de Yahvé.

Los príncipes salvan a Jeremías

10 Cuando lo supieron los príncipes de Judá, subieron de la casa del rey a la Casa de Yahvé, y se sentaron a la entrada de la puerta Nueva de (la Casa de) Yahvé.

11 Entonces los sacerdotes y los profetas hablaron a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: “Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como habéis oído con vuestros propios oídos.”

12 [8129] Jeremías respondió a todos los príncipes y a todo el pueblo: “Es Yahvé quien me ha enviado para profetizar contra esta Casa y contra esta ciudad todas las cosas que acabáis de oír.

13 Enmendad ahora vuestra conducta y vuestras obras, y escuchad la voz de Yahvé, vuestro Dios, y Yahvé se arrepentirá del mal que ha profetizado contra vosotros.

14 En cuanto a mí, he aquí que estoy en vuestras manos; haced conmigo lo que os parezca recto y justo.

15 Pero tened por cierto que, si me matáis, traeréis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad, y sobre sus habitantes; pues en verdad Yahvé me ha enviado a vosotros para intimar a vuestros oídos todas estas palabras.”

16 Entonces los príncipes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: “Este hombre no es reo de muerte; pues nos ha hablado en Nombre de Yahvé, Dios nuestro.”

17 Se levantaron también algunos ancianos del país y hablaron a toda la asamblea del pueblo, diciendo:

18 [8130] Miqueas de Moréset, que profetizaba en tiempo de Ezequías, rey de Judá, habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: “Así dice Yahvé de los ejércitos:

Sión será arada como un campo,

y Jerusalén vendrá a ser un montón de escombros,

y la colina del Templo un monte selvoso.”

19 ¿Fue acaso matado por Ezequías, rey de Judá, y por todo Judá? ¿No temió (el rey) a Yahvé, y suplicó a Yahvé?, y Yahvé se arrepintió del mal que había pronunciado contra ellos. ¡Y nosotros vamos a cometer un mal tan grande contra nosotros mismos!”

20 [8131] Hubo también otro varón que profetizaba en nombre de Yahvé: Urías, hijo de Semaya, de Kiryatyearim; el cual profetizó contra esta ciudad y contra este país todo lo que ha dicho Jeremías.

21 Y cuando el rey Joakim y todos sus oficiales y todos los príncipes se enteraron de sus palabras, el rey quiso darle muerte; mas lo supo Urías, y por temor huyó, marchando a Egipto.

22 Entonces el rey Joakim envió hombres a Egipto: a Elnatán, hijo de Acbor, y con él algunos otros (que le acompañaron) a Egipto.

23 Éstos sacaron a Urías de Egipto, y le condujeron al rey Joakim, el cual le mató a espada y arrojó su cuerpo a la fosa de la gente común.

24 [8132] En realidad fue la mano de Ahicam hijo de Safán, la que sostuvo a Jeremías a fin de evitar que le entregasen en poder del pueblo para darle muerte.

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Jeremías 27

El yugo simbólico

1 [8133] Al principio del reinado de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, recibió Jeremías este oráculo de Yahvé:

2 Así me dijo Yahvé: “Hazte una coyunda y un yugo, y póntelos sobre el cuello.

3 [8134] Luego los enviarás al rey de Edom, al rey de Moab, al rey de los hijos de Ammón, al rey de Tiro y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que han venido a Jerusalén a (tratar con) Sedecías rey de Judá;

4 y les ordenarás que digan a sus señores: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: De esta manera habéis de hablar a vuestros señores:

5 [8135] Yo he hecho la tierra, a los hombres y las bestias que hay sobre la faz de la tierra con mi gran poder y mi brazo extendido; y la doy a quien me place.

6 Al presente he dado todas estas tierras en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío; y le he dado también las bestias del campo para su servicio.

7 [8136] Todos los pueblos le han de servir, a él y a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que también a su país le toque el turno y lo sometan grandes naciones y reyes poderosos.

8 Al pueblo y al reino que no le sirviere a él, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no sometiere su cerviz al yugo del rey de Babilonia, a tal pueblo visitaré Yo con la espada y con hambre y con peste, hasta destruirlo por mano de él. —Oráculo de Yahvé.

9 [8137] Vosotros no escuchéis a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros magos, que os repiten: «No seréis siervos del rey de Babilonia»,

10 [8138] porque lo que os profetizan es mentira; para que seáis arrojados de vuestra tierra y Yo os destierre y perezcáis.

11 Pero al pueblo que sometiere su cerviz al yugo del rey de Babilonia para servirle, lo dejaré en paz y en su tierra, dice Yahvé, y la cultivará y morará en ella.

Mensaje al rey y a los sacerdotes

12 [8139] Hablé entonces a Sedecías, rey de Judá, conforme a todas estas palabras, diciendo: “Someted vuestra cerviz al yugo del rey de Babilonia, servidle a él y a su pueblo y viviréis.

13 ¿Para qué morir, tú y tu pueblo, a espada, y de hambre, y de peste, como Yahvé lo tiene dicho respecto del pueblo que no quiere servir al rey de Babilonia?

14 No escuchéis las palabras de los profetas que os repiten: «No seréis siervos del rey de Babilonia», pues lo que os profetizan es mentira.

15 [8140] Porque no los he enviado Yo, dice Yahvé, sino que profetizan falsamente en mi Nombre; para que Yo os destierre y perezcáis, tanto vosotros como los profetas que os profetizan.”

16 [8141] Hablé también a los sacerdotes y a todo este pueblo, diciendo: “Así dice Yahvé: No escuchéis las palabras de los profetas que os vaticinan, diciendo: «He aquí que los vasos de la Casa de Yahvé serán restituidos de Babilonia ahora muy pronto», porque lo que os profetizan es mentira.

17 No los escuchéis. Servid al rey de Babilonia, y viviréis. ¿Por qué ha de convertirse esta ciudad en desierto?

18 Si en verdad son profetas, y si en ellos está la palabra de Yahvé, que intercedan ahora con Yahvé de los ejércitos, a fin de que los vasos que quedan aún en la Casa de Yahvé y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén no vayan también a Babilonia.

19 [8142] Así dice Yahvé de los ejércitos, acerca de las columnas, acerca del mar (de bronce), acerca de las basas y del resto de los vasos que aún quedan en esta ciudad,

20 y que no se llevó Nabucodonosor, rey de Babilonia, al deportar de Jerusalén a Babilonia a Jeconías, hijo de Joakim, rey de Judá, con todos los nobles de Judá y de Jerusalén.

21 Pues así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel, respecto de los vasos que quedan aún en la Casa de Yahvé, y en la casa del rey de Judá, y en Jerusalén:

22 [8143] “A Babilonia serán llevados, y allí estarán hasta el día que Yo los visitare, dice Yahvé, y los sacare y los devolviere a este lugar.”

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Jeremías 28

Jeremías y Hananías

1 [8144] Aquel mismo año, al principio del reinado de Sedecías, rey de Judá, en el quinto mes del año cuarto, Hananías, hijo de Azur, un profeta de Gabaón, me habló en la Casa de Yahvé, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo:

2 “Esto dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He roto el yugo del rey de Babilonia.

3 Dentro de dos años restituiré a este lugar todos los vasos de la Casa de Yahvé que de aquí se llevó Nabucodonosor, rey de Babilonia, para transportarlos a Babilonia.

4 También haré volver a este lugar a Jeconías, hijo de Joakim; rey de Judá, y a todos los cautivos de Judá deportados a Babilonia, dice Yahvé; porque Yo quebraré el yugo del rey de Babilonia.”

5 Respondió el profeta Jeremías a Hananías profeta, en presencia de los sacerdotes y todo el pueblo que estaba en la Casa de Yahvé;

6 [8145] y le dijo el profeta Jeremías: “¡Así sea! ¡Hágalo así Yahvé! ¡Cumpla Yahvé tus palabras que has profetizado, de modo que Él haga volver de Babilonia a este lugar los vasos de la Casa de Yahvé y todos los cautivos!

7 Pero escucha sólo esta palabra que voy a decir a tus oídos, y a oídos de todo el pueblo.

8 [8146] Los profetas de tiempos antiguos, que fueron antes de mí y antes de ti, vaticinaron guerras, calamidades y peste contra muchos países y contra grandes reinos.

9 En cuanto al profeta que profetiza cosas buenas, verificado que se haya su profecía, será reconocido como profeta realmente enviado por Yahvé.”

10 [8147] Entonces el profeta Hananías tomó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió.

11 [8148] Y habló Hananías delante de todo el pueblo, diciendo: “Esto dice Yahvé: De la misma manera romperé Yo, dentro de dos años, el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que está sobre el cuello de todos los pueblos.” Y el profeta Jeremías se fue por su camino.

Castigo de Hananías

12 Después que Hananías hubo roto el yugo que estaba, sobre el cuello del profeta Jeremías, llegó a éste la palabra de Yahvé que decía:

13 “Anda y dile esto a Hananías: Así dice Yahvé: Has quebrado un yugo de madera, pero en su lugar has hecho un yugo de hierro.

14 [8149] Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo he puesto un yugo de hierro sobre el cuello de todos estos pueblos para que estén sujetos a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le servirán. Hasta los animales del campo le he dado.”

15 Y dijo el profeta Jeremías a Hananías profeta: “Escucha, Hananías, Yahvé no te ha enviado, y tú has hecho que este pueblo confíe en la mentira.

16 Por lo cual, así dice Yahvé: He aquí que te voy a quitar de sobre la tierra; este mismo año morirás, por cuanto has predicado la rebelión contra Yahvé.”

17 En efecto, murió el profeta Hananías aquel mismo año, en el séptimo mes.

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Jeremías 29

Carta de Jeremías a los cautivos

1 [8150] He aquí el texto de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén al resto de los ancianos que estaban entre los cautivos, a los sacerdotes, a los profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor había deportado de Jerusalén a Babilonia;

2 después que habían salido de Jerusalén Jeconías el rey, la reina, los eunucos, los príncipes de Judá y de Jerusalén, y los carpinteros y herreros.

3 (La envió) por mano de Elasá, hijo de Safán, y de Gamarías, hijo de Helcías, a quienes Sedecías, rey de Judá, había despachado a Babilonia, a Nabucodonosor rey de Babilonia. Decía (la carta):

4 “Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel, a todos los cautivos que he deportado de Jerusalén a Babilonia:

5 Edificad casas y habitadlas; plantad huertos, y comed sus frutos.

6 Tomad mujeres y engendrad hijos e hijas; y tomad mujeres para vuestros hijos, y dad vuestras hijas a maridos, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos allá y no mengüéis en número.

7 [8151] Procurad el bien de la ciudad adonde os he llevado cautivos, y rogad por ella a Yahvé; pues el bien de ella es vuestro bien.

8 Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: No os dejéis engañar por vuestros profetas que están en medio de vosotros, ni por vuestros adivinos; y no deis crédito a los sueños que soñáis.

9 Porque falsamente os profetizan en mi nombre. Yo no los he enviado, dice Yahvé.

Volverán al cabo de setenta años

10 Así dice Yahvé: Concluidos los setenta años para Babilonia, os visitaré, y cumpliré en vosotros mi buena promesa de restituiros a este lugar.

11 [8152] Porque Yo conozco los designios que tengo respecto de vosotros, dice Yahvé; pensamientos de paz, y no de mal, para daros un porvenir y una esperanza.

12 Me invocaréis, y volveréis; me suplicaréis, y os escucharé.

13 Me buscaréis y me hallaréis, si me buscareis de todo vuestro corazón.

14 Y cuando me hayáis hallado, dice Yahvé, trocaré vuestro cautiverio, y os congregaré de entre todos los pueblos, y de todos los lugares adonde os he desterrado; y os haré volver al lugar de donde os he llevado cautivos.

15 [8153] Porque habéis dicho: «Yahvé nos ha suscitado profetas en Babilonia»;

16 [8154] (Sabed) que así dice Yahvé respecto del rey que se sienta sobre el trono de David, y respecto de todo el pueblo que habita en esta ciudad, respecto de vuestros hermanos que no fueron llevados con vosotros a la cautividad.

17 Así dice Yahvé: He aquí que voy a enviar contra ellos la espada y el hambre y la peste; y los haré semejantes a higos detestables que de puro malos no pueden comerse;

18 y los perseguiré con la espada y con el hambre y con la peste, y haré de ellos un objeto de horror para todos los reinos de la tierra; un objeto de maldición, de espanto, de ludibrio y de oprobio entre todas las naciones adonde los he arrojado;

19 por cuanto, dice Yahvé, no escucharon mis palabras que Yo les hice llegar por medio de mis siervos los profetas. Los envié con toda solicitud, mas vosotros no quisisteis oír, dice Yahvé.

20 Vosotros todos los del cautiverio, a quienes he deportado de Jerusalén a Babilonia, oíd la palabra de Yahvé.

Contra los falsos profetas Acab y Sedecías.

21 Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel, acerca de Acab, hijo de Colias, y de Sedecías, hijo de Maasías, que os profetizan mentira en mi Nombre; He aquí que los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual los ajusticiará a vuestros ojos.

22 Y todos los cautivos de Judá que están en Babilonia, los tomarán como ejemplo de maldición y dirán: «Yahvé te haga como a Sedecías y como a Acab, a quienes el rey de Babilonia asó al fuego»,

23 [8155] por haber hecho ellos maldades en Israel, y cometido adulterio con las mujeres de sus prójimos, y hablado en mi nombre palabras mentirosas que Yo no les había ordenado decir. Yo lo sé y soy testigo, dice Yahvé.

Contra Semeías

24 [8156] A Semeías nehelamita le dirás:

25 Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Por cuanto enviaste cartas en tu nombre a todo el pueblo que está en Jerusalén, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, y a todos los sacerdotes, diciendo:

26 «Yahvé te ha constituido sacerdote en lugar del sacerdote Joiadá, a fin de que haya autoridades en la Casa de Yahvé para cada fanático que quiera pasar por profeta, y para que le pongas en el cepo y en grillos.

27 ¿Cómo es, pues, que no has castigado a Jeremías de Anatot, que hace de profeta entre vosotros?

28 [8157] Pues, debido a ello, nos escribió a Babilonia, diciendo: Pasará mucho tiempo; edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed sus frutos».”

29 Cuando el sacerdote Sofonías leyó esta carta al profeta Jeremías,

30 llegó a éste la palabra de Yahvé, que decía:

31 “Envía a decir a todos los cautivos: Así dice Yahvé acerca de Semeías nehelamita: Por cuanto os ha profetizado Semeías sin tener ninguna misión mía, y os ha hecho confiar en mentiras,

32 [8158] por eso, así dice Yahvé: He aquí que castigaré a Semeías nehelamita y a su linaje. Ninguno de los suyos habitará en medio de este pueblo, ni vera el bien que voy a hacer a mi pueblo, dice Yahvé, porque ha predicado la rebelión contra Yahvé.”

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Jeremías 30

Restauración de Israel

1 [8159] Fue dirigida a Jeremías la palabra de Yahvé, que decía:

2 “Así habla Yahvé, el Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que te he dicho.

3 [8160] Porque he aquí que vendrán días, dice Yahvé, en que trocaré el cautiverio de mi pueblo, Israel y Judá, dice Yahvé, y los haré regresar al país que di a sus padres y lo poseerán.”

4 Y estas son las palabras que Yahvé dirige a Israel y a Judá:

5 “Así dice Yahvé:

Hemos oído voces de terror,

de espanto, y no de paz.

6 [8161] Preguntad y ved si dan a luz los varones.

¿Cómo es que veo a todos los varones

con las manos sobre sus lomos, como parturientas?

¿Y por qué se han vuelto pálidos todos los rostros?

7 [8162] ¡Ay! porque grande es aquel día,

no hay otro que le sea igual.

Es el tiempo de angustia para Jacob;

mas será librado de ella.

8 En aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, quebraré el yugo del (enemigo) sobre tu cerviz, y romperé tus coyundas. No lo sojuzgarán más los extranjeros,

9 [8163] pues servirá a Yahvé su Dios, y a David su rey, que Yo les suscitaré.

10 Y tú, siervo mío Jacob,

no temas, dice Yahvé,

ni te amedrentes, oh Israel,

que Yo te sacaré de una tierra lejana,

y a tus hijos del país de su cautiverio.

Jacob volverá, y vivirá quieto y tranquilo,

sin que nadie lo espante.

11 Porque Yo estoy contigo, dice Yahvé,

para librarte;

acabaré con todas las naciones

donde te he dispersado.

A ti, empero no te exterminaré,

aunque te castigaré con equidad

y no te dejaré del todo impune.

Promesa de la salud

12 [8164] Porque así dice Yahvé:

Tu llaga es incurable,

y sin remedio tu herida.

13 [8165] No hay quien tome tu causa

para (vendar) tu herida;

no hay medicamentos para curarte.

14 Todos tus amantes te han olvidado,

no preguntan ya por ti,

porque yo te he herido

como hiere un enemigo,

con pena cruel,

en castigo de tus muchas iniquidades,

pues son graves tus pecados.

15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebranto?

Es incurable tu mal;

por la muchedumbre de tus iniquidades,

y por la gravedad de tus pecados,

te he hecho esto.

16 Mas cuantos te devoran serán devorados,

y todos tus opresores serán llevados cautivos;

los que te despojan serán despojados,

y todos los que te saquean serán saqueados.

17 Pues yo cicatrizaré tu llaga

y curaré tus heridas, dice Yahvé;

porque te han llamado la «Desechada»;

«ésta es aquella Sión, por la cual nadie ya pregunta».

18 [8166] Así dice Yahvé:

He aquí que restableceré los tabernáculos de Jacob,

y tendré compasión de sus moradas;

la ciudad será reedificada sobre su monte,

y el palacio se levantará en su lugar antiguo.

19 De allí saldrán alabanzas y voces de júbilo,

los multiplicaré para que no sean pocos,

y los honraré para que no sean despreciados.

20 Serán sus hijos como al principio,

su congregación tendrá estabilidad ante Mí;

y castigaré a todos sus opresores.

21 [8167] De ella procederá su príncipe,

y de en medio de ella saldrá su dominador;

Yo le haré venir, y él se acercará a Mí;

pues ¿quién es el que osaría acercarse a Mí?,

dice Yahvé.

22 [8168] Y vosotros seréis mi pueblo,

y Yo seré vuestro Dios.

23 He aquí que se desata el torbellino de Yahvé,

torbellino furioso que se precipita

y descarga sobre la cabeza de los impíos.

24 [8169] No cesará el ardor de la ira de Yahvé

hasta realizar y cumplir

los designios de su corazón.

Al fin de los tiempos entenderéis esto.

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Jeremías 31

El nuevo pueblo de Dios

1 [8170] En aquel tiempo, dice Yahvé,

seré Yo el Dios de todas las tribus de Israel,

y ellas serán mi pueblo.

2 [8171] Así dice Yahvé:

Halló gracia en el desierto

el pueblo que se libró de la espada;

Israel llegó a su descanso.

3 [8172] Desde lejos se me apareció Yahvé

(diciendo): “Con amor eterno te he amado,

por eso no dejé de compadecerte.

4 De nuevo te edificaré,

y quedarás edificada, virgen de Israel;

todavía te adornarás con tus tamboriles

y saldrás a alegres danzas.

5 [8173] Todavía plantarás viñas

sobre los montes de Samaría;

plantarán los plantadores y se gozarán.

6 [8174] Porque tiempo vendrá en que los atalayas

clamarán sobre los montes de Efraím:

«¡Levantaos y subamos a Sión,

a Yahvé, nuestro Dios!»

7 [8175] Porque así dice Yahvé:

Cantad con alegría loores a Jacob,

exaltad porque es el primero de los pueblos,

pregonad, cantad y exclamad:

« ¡Yahvé, salva a tu pueblo,

el resto de Israel!»

Plenitud de bienes

8 He aquí que Yo los traeré de la tierra del Norte,

y los recogeré de los extremos de la tierra;

entre ellos también al ciego y al cojo,

a la mujer que está encinta, como a aquella que da a luz.

Grande será la muchedumbre de los que volverán acá.

9 [8176] Vendrán llorando,

pero Yo los conduciré con misericordia;

los guiaré a corrientes de agua,

por un camino recto donde no tropezarán,

porque Yo soy Padre para Israel,

y Efraím es mi primogénito.”

10 Escuchad la palabra de Yahvé, naciones,

anunciadla a las islas remotas, y decid:

“El que dispersó a Israel, lo recoge,

y lo guarda como el pastor a su rebaño.”

11 Porque Yahvé ha rescatado a Jacob,

lo ha librado del poder de uno que era más fuerte que él.

12 [8177] Vendrán y exaltarán sobre las alturas de Sión,

y concurrirán a los bienes de Yahvé,

al trigo, al vino, al aceite,

a las crías de ovejas y de vacas;

y será su alma como jardín regado,

y no padecerán ya necesidades.

13 Entonces las doncellas,

danzando en coro, se regocijarán,

y los jóvenes a una con los ancianos;

pues Yo trocaré su duelo en alegría,

los consolaré, y los llenaré de gozo

en cambio de su dolor.

14 Saciaré de grosura el alma de los sacerdotes,

y mi pueblo se hartará

de mis bienes”, dice Yahvé.

Esperanza para el pueblo penitente

15 [8178] Así dice Yahvé:

“Se oye una voz en Ramá,

gemidos y llanto amargo.

Es Raquel que llora a sus hijos.

rehúsa consolarse de la suerte de sus hijos

que ya no existen”.

16 Así dice Yahvé:

Cese tu voz de llorar,

y tus ojos de derramar lágrimas,

pues será recompensada tu pena

—oráculo de Yahvé—,

volverán del país del enemigo.

17 Hay esperanza para tus días postreros

—oráculo de Yahvé—,

pues tus hijos volverán a su tierra.

18 [8179] He oído con atención a Efraím

que así se lamentaba:

“Tú me has castigado,

y yo cual indómito novillo he sido corregido.

¡Conviérteme y yo me convertiré!

pues Tú eres Yahvé, mi Dios.

19 Porque después de mi defección,

me he arrepentido,

y después de volver en mí, me azoté el muslo;

estoy avergonzado y confuso,

pues llevo el oprobio de mi juventud.”

20 [8180] ¿No es Efraím para Mí un hijo querido,

un niño predilecto?

pues cuanto más hablo contra él,

con tanto mayor cariño lo recuerdo;

por eso se conmueven por él mis entrañas,

no puedo dejar de apiadarme de él,

dice Yahvé.

Vuelta del pueblo

21 [8181] Plántate hitos, asienta jalones,

pon tu atención en el camino,

el camino por donde fuiste.

¡Vuelve, virgen de Israel,

regresa a estas tus ciudades!

22 [8182] ¿Hasta cuándo andas errando, hija infiel?

pues Yahvé ha hecho una cosa nueva sobre la tierra:

la mujer rodeará al varón.

23 [8183] Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “Otra vez al tornar Yo su cautiverio, dirán en el país de Judá y en sus ciudades: «¡Te bendiga Yahvé, oh Morada de la justicia, oh Monte santo!»

24 Y habitarán allí Judá y todas sus ciudades juntamente, los labradores y los pastores de rebaños.

25 [8184] Porque saciaré al alma que desfallece y hartaré a toda alma decaída.”

26 Con esto me desperté, y vi que me fue dulce mi sueño.

27 “He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá con simiente de hombres y con simiente de bestias.

28 [8185] Y de la misma manera que velaba sobre ellos para arrancar y derribar, para destruir y arruinar y hacer daño, así velaré sobre ellos para edificar y plantar, dice Yahvé.

29 [8186] En aquellos días no se dirá más:

«Los padres comieron agraces,

y los hijos sufren la dentera.»

30 Cada uno morirá por su propia maldad; y sólo aquel que coma agraces sufrirá la dentera.

La nueva alianza con Israel

31 [8187] He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que haré una nueva alianza con la casa de Israel, y con la casa de Judá;

32 no como la alianza que hice con sus padres cuando los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Ellos quebrantaron esa alianza, y Yo les hice sentir mi mano, dice Yahvé.

33 [8188] Ésta será la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Yahvé: Pondré mi ley en sus entrañas, y la escribiré en sus corazones; y Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

34 [8189] Y no tendrán ya que enseñar cada cual a su compañero y cada cual a su hermano, diciendo: «¡Conoced a Yahvé!» porque todos ellos me conocerán, desde el menor hasta el mayor, dice Yahvé; porque perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de sus pecados.”

35 [8190] Así dice Yahvé,

el que ha establecido el sol para alumbrar el día,

y leyes a la luna y a las estrellas para que alumbren de noche;

el que alborota el mar, de modo que bramen sus olas,

Yahvé de los ejércitos es su Nombre.

36 “Si cesan estas leyes ante Mí, dice Yahvé,

entonces también el linaje de Israel para siempre cesará

de ser nación delante de Mí.

37 Así dice Yahvé:

Si pueden medirse los cielos arriba,

y escudriñarse los cimientos de la tierra abajo,

también Yo desecharé a toda la raza de Israel,

por todo lo que han hecho, dice Yahvé.

38 [8191] He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que la ciudad será edificada para Yahvé desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Ángulo;

39 y la cuerda de medir seguirá en línea recta hasta la colina de Gareb, dando vuelta después hacia Goa.

40 Y todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, y hasta la esquina de la puerta de los Caballos, al oriente, serán consagrados a Yahvé; no serán arrancados ni destruidos jamás.

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Jeremías 32

La compra del campo en Anatot

1 [8192] Palabra de Yahvé que fue dirigida a Jeremías el año décimo de Sedecías, rey de Judá, que corresponde al año decimoctavo de Nabucodonosor.

2 A la sazón el ejército del rey de Babilonia tenía cercada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el patio de la cárcel que había en el palacio del rey de Judá.

3 Le había encerrado Sedecías, rey de Judá, diciendo: “¿Cómo es que tú profetizas esto?: «Así dice Yahvé: He aquí que voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, que se apoderará de ella;

4 y Sedecías, rey de Judá, no escapará de las manos de los caldeos, sino que caerá sin remedio en poder del rey de Babilonia; y hablará con él boca a boca, y sus ojos verán los ojos de él;

5 y llevará a Sedecías a Babilonia; y allí se quedará hasta que Yo le visite, dice Yahvé; pues aunque hagáis guerra contra los caldeos, no tendréis éxito».”

6 Y dijo Jeremías: “Me llegó la palabra de Yahvé, que decía:

7 [8193] He aquí que Hananeel, hijo de tu tío Sellum, vendrá a decirte: «Cómprate mi campo que está en Anatot; porque a ti te corresponde adquirirlo por ser el pariente más cercano».

8 En efecto, conforme a la palabra de Yahvé, Hananeel, hijo de mi tío, vino a verme en el patio de la cárcel, y me dijo; «Cómprame el campo que está en Anatot, en la tierra de Benjamín; porque te corresponde por derecho de herencia y es tuyo pues eres el pariente más cercano; cómpratelo.» Entonces conocí que era palabra de Yahvé.

9 Compré a Hananeel, hijo de mi tío el campo situado en Anatot, y le pesé el dinero: diez y siete siclos de plata.

10 Hice escritura y puse sello, tomé testigos y pesé el dinero en la balanza.

11 [8194] Después tomé la escritura de compra, la sellada según ley y costumbre, y la (otra) que no llevaba sello,

12 y di la escritura de compra a Baruc, hijo de Nerías, hijo de Maasías, en presencia de Hananeel, (hijo de) mi tío, y en presencia de los testigos que habían firmado el contrato de compra, y en presencia de los judíos que estaban sentados en el patio de la cárcel.

13 Y en presencia de ellos di a Baruc esta orden:

14 Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Toma estas escrituras: la escritura de compra que lleva sello, y la otra escritura que no lleva sello, y colócalas en un tubo de barro, para que se conserven muchos días.

15 Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Todavía se; comprarán casas y campos y viñas en esta tierra.

Oración de Jeremías

16 Después de entregar el contrato de compra a Baruc, hijo de Nerías, dirigí a Yahvé esta oración:

17 [8195] “¡Ay, Señor Yahvé! Tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido; no hay cosa que sea imposible para Ti.

18 [8196] Tú usas de misericordia en mil (generaciones) y castigas la iniquidad de los padres en el seno de sus hijos después de ellos. Tú eres el Dios grande, el Fuerte, cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos,

19 el Grande en consejo, y el Poderoso en obras, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de Adán, para retribuir a cada uno según su conducta y según merecen sus obras.

20 Tú hiciste prodigios y milagros en la tierra de Egipto (y los haces) hasta el día de hoy, tanto en Israel como entre (otros) hombres; y te has creado un nombre, como se ve al presente.

21 Sacaste a Israel, tu pueblo, de la tierra de Egipto, con prodigios y milagros, con mano poderosa y brazo extendido, y en medio de un espanto inmenso.

22 Y les diste esta tierra que con juramento prometiste a sus padres, tierra que mana leche y miel.

23 Pero ellos, cuando entraron y la tomaron en posesión, no escucharon tu voz ni obraron según tu Ley; y nada hicieron de cuanto les mandaste que hiciesen, por lo cual descargaste sobre ellos todo este mal.

24 He aquí que los baluartes (enemigos) llegan ya hasta la ciudad para tomarla, y la ciudad está a punto de ser entregada en manos de los caldeos que la combaten con la espada, el hambre y la peste; y lo que has anunciado se ha realizado ya, como Tú mismo lo ves.

25 Y con todo me dices, oh Señor Yahvé: Cómprate el campo por dinero y toma testigos, en tanto que la ciudad está por caer en manos de los caldeos.”

Respuesta de Dios

26 [8197] Entonces Jeremías recibió esta respuesta de Yahvé:

27 “Mira, Yo soy Yahvé, el Dios de toda carne: ¿hay acaso algo imposible para Mí?

28 Por esto, así dice Yahvé: He aquí que voy a entregar esta ciudad en poder de los caldeos, y en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual la tomará.

29 Los caldeos que combaten esta ciudad, entrarán en ella; pegarán fuego a esta ciudad y la quemarán, junto con las casas en cuyos terrados se quemaba incienso a Baal, y se derramaban libaciones a otros dioses para provocar mi ira.

30 Pues los hijos de Israel y los hijos de Judá obran solamente lo malo ante mis ojos, desde su mocedad; de veras, los hijos de Israel no hacen más que irritarme con las obras de sus manos, dice Yahvé.

31 Porque desde el día de su fundación hasta hoy, esta ciudad ha sido para Mí objeto de ira y de indignación; por eso la hago desaparecer de delante de mi vista,

32 a causa de todas las maldades que los hijos de Israel y los hijos de Judá cometieron para irritarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.

33 Me han vuelto la espalda y no la cara; y aunque Yo los instruía sin cesar, no querían recibir la instrucción.

34 [8198] Colocaron sus ídolos en la Casa sobre la cual ha sido invocado mi Nombre, para contaminarla;

35 y edificaron los lugares altos de Baal que están en el valle del hijo de Hinnom, para pasar (por el fuego) a sus hijos e hijas en honor de Moloc; cosa que Yo no les mandé, ni me pasó por el pensamiento que hiciesen tal abominación para inducir a Judá a pecado.”

Restauración del pueblo

36 [8199] Sin embargo, así dice Yahvé, el Dios de Israel, respecto de esta ciudad, de la cual vosotros decís que está por caer en manos del rey de Babilonia, a fuerza de la espada, del hambre y de la peste:

37 “He aquí que Yo los congregaré de todos los países adonde los he arrojado en mi ira y en mi furor, y en grande indignación; y los restituiré a este lugar, para que habiten allí en seguridad.

38 Y serán mi pueblo, y Yo seré su Dios.

39 Y les daré un mismo corazón y un solo camino, a fin de que me teman siempre, y les vaya bien a ellos y a sus hijos después de ellos.

40 Y haré con ellos una alianza eterna, según la cual no me apartaré más de ellos, ni dejaré de hacerles bien, sino que infundiré mi temor en su corazón, para que no se aparten de Mí.

41 Y mi gozo consistirá en hacerles bien, y los plantaré firmemente en este país con todo mi corazón y toda mi alma.

42 Porque así dice Yahvé: De la manera que he traído sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que les he anunciado.

43 Y se comprarán campos en esta tierra de la cual vosotros decís que es un desierto sin hombres y bestias, entregado en manos de los caldeos.

44 [8200] Se comprarán campos por dinero, se escribirán contratos, se imprimirá en ellos el sello, y no faltarán testigos, en el territorio de Benjamín y en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá y en las ciudades de la Montaña, en las ciudades de la Sefelá, y en las ciudades del Négueb; porque Yo trocaré su cautiverio” —oráculo de Yahvé.

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Jeremías 33

Nueva prosperidad del país

1 [8201] Estaba Jeremías todavía preso en el patio de la cárcel, cuando le llegó por segunda vez la palabra de Yahvé, y le dijo:

2 “Así dice Yahvé, el que hace (todo) esto, Yahvé, el que lo dispone y le da el cumplimiento. Yahvé es su Nombre.

3 [8202] Clama a Mí, y te responderé, y te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

4 Porque así dice Yahvé, el Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad, y acerca de las casas de los reyes de Judá derribadas (para hacer fortificaciones) contra los terraplenes y contra la espada,

5 y acerca de los que van a luchar contra los caldeos, para llenar aquellas (casas) de cadáveres de hombres, que Yo herí en mi ira y en mi indignación, porque he apartado mi rostro de esta ciudad a causa de todas sus maldades:

6 He aquí que Yo les cicatrizaré la llaga, les daré salud y los sanaré y les manifestaré la abundancia de paz y seguridad.

7 Y haré que vuelvan los cautivos de Judá, y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio.

8 [8203] Y los limpiaré de todas sus maldades que han cometido contra Mí; y les perdonaré todas las iniquidades, con que me han ofendido y hecho rebelión contra Mí;

9 [8204] y (Jerusalén) será para Mí un nombre de gozo, la alabanza y gloria (mía) entre todas las naciones de la tierra; pues sabrán todo el bien que Yo les haré, y quedarán llenos de temor y asombro a la vista de todo el bien y de toda la prosperidad que Yo les concederé.

10 Así dice Yahvé: Todavía se oirá en este lugar, del cual decís: «Es un desierto sin hombres y sin bestias», sí, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, desoladas, sin hombres, sin habitantes, sin bestias,

11 [8205] (se oirá) la voz de júbilo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa, la voz de gentes que dicen:

«Alabad a Yahvé de los ejércitos;

porque Yahvé es bueno,

porque es eterna su misericordia»,

(la voz) de los que traen ofrendas a la Casa de Yahvé; porque Yo restituiré a los desterrados de este país, a su primer estado, dice Yahvé.

12 Así dice Yahvé de los ejércitos: En este lugar desolado, sin hombres y sin bestias y en todas sus ciudades, habrá todavía apriscos donde los pastores harán sestear los rebaños.

13 [8206] En las ciudades de la Montaña, como en las ciudades de la Sefelá, en las ciudades del Négueb, como en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén, como en las ciudades de Judá, pasarán aún las ovejas bajo la mano del que los cuenta, dice Yahvé.

Renovación de las promesas mesiánicas

14 He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que cumpliré aquella buena palabra que di a la casa de Israel y a la casa de Judá.

15 [8207] En aquellos días y en ese tiempo suscitaré a David un Vástago justo que hará derecho y justicia en la tierra.

16 En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará en paz, y será llamada: «Yahvé, justicia nuestra».

17 Porque así dice Yahvé: Nunca faltará a David un descendiente que se siente sobre el trono de la casa de Israel;

18 [8208] y a los sacerdotes levitas tampoco les faltará un varón que delante de Mí ofrezca los holocaustos, y queme las ofrendas y presente sacrificios todos los días.”

Estabilidad de las promesas

19 Y llegó la palabra de Yahvé a Jeremías en estos términos:

20 [8209]

“Así dice Yahvé: Si podéis romper mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de modo que no haya día y noche a su tiempo,

21 entonces será roto también mi pacto con David, mi siervo, de modo que no le nazca hijo que reine sobre su trono; y (mi pacto) con los levitas sacerdotes, ministros míos.

22 Así como no puede contarse la milicia celestial, ni medirse la arena del mar; así multiplicaré a los descendientes de David, mi siervo, y a los levitas, mis ministros.”

23 Y llegó a Jeremías esta palabra de Yahvé:

24 [8210]

“¿No ves lo que dice este pueblo: «Yahvé ha desechado a las dos familias que había escogido?» Y así desprecian a mi pueblo, que a sus ojos ya no es pueblo.

25 Esto dice Yahvé: Si no he establecido Yo mi pacto con el día y con la noche, si no he fijado las leyes del cielo y de la tierra,

26 [8211] entonces sí, desecharé el linaje de Jacob y de David, mi siervo; y no tomaré de su descendencia reyes para la raza de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver a sus cautivos y tendré de ellos misericordia.”

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Jeremías 34

Castigo de Sedecías y del pueblo infiel

1 Palabra de Yahvé que fue dirigida a Jeremías, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todo su ejército, y todos los reinos de la tierra sometidos a su dominio, y todos los pueblos, hacían guerra contra Jerusalén y contra todas sus ciudades.

2 “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Ve y habla a Sedecías, rey de Judá, y dile: Esto declara Yahvé: He aquí que voy a entregar esta ciudad en poder del rey de Babilonia, el cual le pegará fuego.

3 Y tú no escaparás de sus manos, sino que infaliblemente serás tomado preso y entregado en su mano; y tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y él te hablará boca a boca. A Babilonia irás.

4 Pero escucha la palabra de Yahvé, oh Sedecías, rey de Judá. Así dice Yahvé respecto de ti: No morirás a espada;

5 [8212] morirás en paz; y como se quemaron perfumes en honor de tus padres, los reyes anteriores que te precedieron, así los quemarán para ti, y te harán lamentaciones, diciendo: «¡Ay, señor!» Porque Yo he decretado esto”, dice Yahvé.

6 El profeta Jeremías dijo todas estas palabras a Sedecías, rey de Judá, en Jerusalén.

7 Entretanto el ejército del rey de Babilonia atacaba a Jerusalén y todas las ciudades de Judá que habían quedado: a Laquís y a Asecá; porque de las ciudades fortificadas de Judá habían quedado solamente éstas.

Falta de justicia y misericordia

8 Palabra de Yahvé que recibió Jeremías después que el rey Sedecías hizo un pacto con todo el pueblo que había en Jerusalén, proclamando entre ellos libertad,

9 [8213] de tal manera que cada uno dejara ir libre a su esclavo hebreo y a su esclava hebrea, sin que nadie retuviera como esclavo a un judío, hermano suyo.

10 En efecto, todos los príncipes y todo el pueblo, que habían aceptado el pacto de dejar ir libre cada uno a su esclavo y a su esclava, consintieron en no retenerlos más como esclavos. Obedecieron, pues, y los dejaron ir.

11 [8214] Pero después se arrepintieron y reclamaron de nuevo a los esclavos y a las esclavas que habían emancipado y los redujeron (otra vez) a servidumbre como esclavos y esclavas.

12 Entonces llegó a Jeremías esta palabra de Yahvé:

13 “Así dice Yahvé; el Dios de Israel: Yo hice un pacto con vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre, y dije:

14 Al cabo de siete años, cada uno de vosotros dará libertad a su hermano hebreo que le haya sido vendido; seis años te servirá, y luego le dejarás ir libre de tu casa. Mas vuestros padres no me obedecieron ni prestaron su oído.

15 Vosotros hoy os habéis convertido y habéis hecho lo recto a mis ojos, proclamando cada uno la libertad de su prójimo, y habéis hecho un pacto delante de Mí en la Casa sobre la cual ha sido invocado mi Nombre.

16 Pero os habéis vuelto atrás y habéis profanado mi nombre, reclamando cada cual a su esclavo y a su esclava que habíais dejado libres según su voluntad, y los habéis forzado a ser (otra vez) esclavos y esclavas.

17 [8215] Por eso, así dice Yahvé: Porque vosotros no me habéis escuchado y no habéis proclamado cada uno la libertad de su hermano y cada uno la libertad de su prójimo, he aquí que Yo anuncio a vosotros la libertad, dice Yahvé, (de elegir) entre la espada, la peste y el hambre, y haré de vosotros un objeto de horror entre todos los reinos de la tierra.

18 [8216] Y a los hombres que han violado mi pacto y no han cumplido las palabras del pacto que hicieron ante Mí, los haré semejantes al becerro que cortaron en dos partes para pasar por medio de ellas;

19 (a saber) a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los eunucos, y a los sacerdotes, y a todo el pueblo del país, que pasaron por entre los trozos del becerro.

20 Los entregaré en poder de sus enemigos, y en poder de los que atentan contra su vida; y sus cadáveres servirán de pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.

21 [8217] También a Sedecías, rey de Judá, y a sus príncipes los entregaré en poder de sus enemigos, en poder de los que quieren quitarles la vida, en poder del ejército del rey de Babilonia, que se ha retirado de vosotros.

22 He aquí que doy orden, dice Yahvé, y los volveré a traer contra esta ciudad; la combatirán, la tomarán y la entregarán a las llamas; y de las ciudades de Judá haré un desierto sin habitantes.

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Jeremías 35

El ejemplo de los recabitas

1 Palabra de Yahvé que Jeremías recibió en tiempo de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá:

2 [8218] “Anda a la casa de los recabitas y habla con ellos, y llévalos a la Casa de Yahvé, a una de las cámaras, y dales a beber vino.”

3 Tomé a Jaazanías, hijo de Jeremías, hijo de Habasinías, y a sus hermanos y todos sus hijos, y toda la familia de los recabitas;

4 y los introduje en la Casa de Yahvé, en la cámara de los hijos de Hanán, hijo de Igdalías, varón de Dios, la que estaba junto a la cámara de los príncipes, encima de la cámara de Maasías, hijo de Sellum, guardián de la puerta;

5 y puse ante los hijos de la estirpe de los recabitas jarros y copas llenos de vino, y les dije: “Bebed vino.”

6 [8219] Pero ellos contestaron: “No bebemos vino; pues Jonadab, hijo de Recab, nuestro padre, nos mandó: «Nunca jamás beberéis vino, ni vosotros ni vuestros hijos.

7 Tampoco edificaréis casas ni haréis siembras, ni plantaréis viñas, ni poseeréis (cosa alguna), sino que habitaréis en tiendas durante toda vuestra vida, para que viváis largo tiempo sobre la tierra en la cual sois peregrinos.»

8 Hemos obedecido la voz de Jonadab, hijo de Recab, nuestro padre, en todo cuanto nos ha mandado, de modo que no bebemos vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas;

9 y no edificamos casas de habitación; ni tampoco tenemos viñas, ni campos, ni sementeras,

10 sino que vivimos en tiendas, obedeciendo a Jonadab, nuestro padre, y cumpliendo todo cuanto él nos ha mandado.

11 Mas cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió el país, nos dijimos: Vámonos y retirémonos a Jerusalén ante el ejército de los caldeos y ante el ejército de los sirios; y así venimos a habitar en Jerusalén.”

La infidelidad de Israel

12 Entonces fue dirigida a Jeremías esta palabra de Dios:

13 “Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Anda y di a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¿Por qué no tomáis ejemplo para obedecer mis palabras?, dice Yahvé.

14 [8220] Se cumplen las órdenes de Jonadab, hijo de Recab, que mandó a sus hijos no beber vino, de modo que ellos no lo beben hasta el día de hoy, pues obedecen el precepto de su padre; y Yo os he hablado con tanta solicitud, y no me habéis escuchado.

15 Con la misma solicitud y sin cesar os he enviado a todos mis siervos los profetas, para deciros: «Convertíos cada cual de su mal camino, y enmendad vuestra conducta, y no vayáis tras otros dioses dándoles culto, para que habitéis la tierra que di a vosotros y a vuestros padres», pero no hicisteis caso ni me escuchasteis.

16 Por cuanto los hijos de Jonadab, hijo de Recab, han observado el precepto que su padre les había dado, y este pueblo, empero, no me ha obedecido a Mí,

17 por eso, así dice Yahvé, el Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que haré venir sobre Judá y sobre los habitantes de Jerusalén todas las calamidades que les he anunciado; pues les he hablado, y no han escuchado; los he llamado, y no han respondido.”

18 Y dijo Jeremías a la casa de los recabitas: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “Porque habéis obedecido el precepto de Jonadab, vuestro padre, y habéis observado todas sus órdenes, haciendo todo cuanto él os mandó,

19 por eso, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Nunca faltarán a Jonadab, hijo de Recab, varones que me sirvan todos los días.”

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Jeremías 36

Baruc escribe las profecías de Jeremías

1 [8221] El año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, recibió Jeremías esta palabra de Yahvé:

2 “Toma el rollo de un libro, y escribe en él todas las palabras que Yo te he dicho contra Israel, contra Judá y contra todos los pueblos, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta el día de hoy.

3 [8222] Cuando oigan los de la casa de Judá todas las desgracias que pienso hacerles, se convertirán tal vez cada uno de su mal camino y Yo les perdonaré su culpa y su pecado.”

4 Llamó Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, y dictándole Jeremías escribió Baruc en el rollo del libro todas las palabras que Yahvé le había dicho.

5 Después dio Jeremías a Baruc esta orden: “Yo estoy encerrado y no puedo ir a la Casa de Yahvé.

6 [8223] Ve, pues, tú y lee al pueblo, en el Templo del Señor, en un día de ayuno, las palabras de Yahvé que a mi dictado has consignado en el rollo. Léelas también a todo Judá, a los que vienen de sus ciudades,

7 por si tal vez sus súplicas lleguen a la presencia de Yahvé y se conviertan cada cual de su mal camino; porque grande es la ira y la indignación que Yahvé ha manifestado contra este pueblo.”

8 Hizo Baruc, hijo de Nerías, todo lo que había mandado el profeta Jeremías, y leyó en el Templo del Señor el libro de las palabras de Yahvé.

9 Pues el año quinto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, fue proclamado un ayuno ante Yahvé para todo el pueblo de Jerusalén, y para todo el pueblo que de las ciudades de Judá vendría a Jerusalén.

10 Entonces leyó Baruc a todo el pueblo el libro de las palabras de Jeremías, en la Casa de Yahvé, en la cámara de Gamarías, hijo de Safán, secretario, en el atrio superior, a la entrada de la puerta Nueva de la Casa de Yahvé.

El rey quema el libro del profeta

11 Cuando Miqueas, hijo de Gamarías, hijo de Safán, oyó todas las palabras de Yahvé que estaban en el libro,

12 bajó al palacio del rey, al despacho del secretario, y he aquí que estaban sentados allí todos los príncipes: Elisamá, el secretario. Dalaías, hijo de Semeías. Elnatán, hijo de Acbor. Gamarías, hijo de Safán, y Sedecías, hijo de Hananías, y todos los dignatarios.

13 Les refirió Miqueas todas las palabras que había oído al leer Baruc el libro al pueblo.

14 Entonces todos los príncipes enviaron a Jehudí, hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusí, a decir a Baruc: “Toma en tu mano el rollo que has leído ante el pueblo, y ven.” Tomó, pues, Baruc, hijo de Nerías, el rollo en su mano, y fue adonde ellos estaban.

15 Le dijeron: “Siéntate, y léenos (este libro), y Baruc lo leyó a oídos de ellos.

16 Cuando oyeron todas estas palabras quedaron atónitos unos y otros, y dijeron a Baruc: “De todas estas cosas tenemos que dar parte al rey.”

17 Y preguntaron a Baruc: “Explícanos cómo recogiste de su boca todas estas palabras.”

18 [8224] Baruc les respondió: “Con su boca me dictaba él todas estas palabras, y yo las escribía con tinta en el libro.”

19 [8225] Después los príncipes dijeron a Baruc: “Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa donde estáis.”

20 Luego se fueron al rey (que estaba) en el atrio, dejando el rollo en el aposento de Elisamá, secretario, y comunicaron al rey todo lo ocurrido.

21 Entonces el rey envió a Jehudí para que trajese el rollo, y éste lo sacó del aposento de Elisamá, secretario; y Jehudí lo leyó ante el rey y ante todos los príncipes que estaban parados delante del rey.

22 Hallábase el rey —era el mes noveno— en la casa de invierno; y delante de él había un brasero encendido.

23 [8226] Y siempre cuando Jehudí acababa de leer tres o cuatro columnas, el (rey) las cortaba con el cortaplumas del escriba y las arrojaba al fuego del brasero, hasta que todo el rollo se consumió en el fuego del brasero.

24 Pues ni el rey, ni ninguno de sus servidores que oyeron todas aquellas palabras, tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos.

25 Sin embargo, Elnatán, Dalaías y Gamarías pidieron al rey; que no quemase el rollo, mas no los escuchó.

26 [8227] Y mandó el rey a Jeremiel, hijo de Hamelec, a Saraías, hijo de Ezriel, y a Selemías, hijo de Abdeel, que prendiesen a Baruc, el escriba, y al profeta Jeremías, pero Yahvé los ocultó.

Oráculo contra el rey Joakim

27 Después que el rey quemó el rollo, con las palabras que Baruc había escrito según le dictaba Jeremías, fue dirigida a éste la palabra de Yahvé en estos términos:

28 “Tómate otro rollo, y escribe en él todas las palabras anteriores que había en el primer rollo, que fue quemado por Joakim, rey de Judá.

29 Y dirás a Joakim, rey de Judá: Así dice Yahvé: Por cuanto has quemado este rollo, diciendo: «¿Por qué has escrito en él que el rey de Babilonia vendrá sin falta y destruirá esta tierra, sin dejar en ella ni hombres ni bestias?»,

30 [8228] por eso, así dice Yahvé respecto de Joakim, rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cadáver quedará expuesto al calor del día y al frío de la noche.

31 Y castigaré su iniquidad no solamente en él, sino también en su descendencia y en sus servidores; y traeré sobre ellos, sobre los habitantes de Jerusalén y sobre los hombres de Judá, todo el mal que Yo les he anunciado y que ellos no quisieron oír.”

32 [8229] Tomó Jeremías otro rollo, y lo dio a Baruc, escriba, hijo de Nerías, el cual escribió en él según le dictaba Jeremías, todas las palabras del libro que Joakim, rey de Judá, había quemado en el fuego, y se añadieron aún muchas como aquéllas.

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Jeremías 37

Consulta del rey Sedecías

1 [8230] En lugar de Jeconías, hijo de Joakim, subió al trono Sedecías, al cual Nabucodonosor, rey de Babilonia, había constituido rey en la tierra de Judá.

2 Mas ni él, ni sus servidores, ni el pueblo del país escucharon las palabras que Yahvé había pronunciado por boca del profeta Jeremías.

3 Y envió el rey Sedecías a Jucal, hijo de Selemías, y a Sofonías, hijo de Maasías, sacerdote, a decir al profeta Jeremías: “Ruega por nosotros a Yahvé, nuestro Dios.”

4 Jeremías andaba todavía libremente entre el pueblo, pues aún no le habían encarcelado.

5 [8231] Entretanto, había salido de Egipto el ejército del Faraón; y los caldeos que sitiaban a Jerusalén, al oír esto, se habían retirado de Jerusalén.

6 Entonces llegó al profeta Jeremías esta palabra de Yahvé:

7 “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Esto diréis al rey de Judá que os envió a Mí para consultarme: He aquí que el ejército del Faraón, que ha salido para socorreros, volverá a su país, a Egipto.

8 Y vendrán de nuevo los caldeos y combatirán a esta ciudad, la tomarán y le pegarán fuego.

9 Así dice Yahvé: No os hagáis ilusiones, diciendo: «Los caldeos se retirarán definitivamente de nosotros»; porque no se retirarán.

10 Pues aun cuando derrotaseis todo el ejército de los caldeos que lucha contra vosotros, y no quedasen entre ellos sino algunos heridos, ésos se levantarían cada uno en su tienda y prenderían fuego a esta ciudad.

Jeremías en la cárcel

11 Cuando se retiró el ejército de los caldeos de Jerusalén, a causa del ejército del Faraón,

12 [8232] salió Jeremías de Jerusalén para ir a tierra de Benjamín, a retirar de allí una herencia que tenía en medio de su pueblo.

13 Pero cuando llegó a la puerta de Benjamín, allí el capitán de la guardia, que se llamaba Jerías, hijo de Selemías, hijo de Hananías, lo detuvo, diciendo: “Tú intentas pasarte a los caldeos.”

14 [8233] “Es falso, respondió Jeremías; no intento pasarme a los caldeos.” Mas Jerías no le escuchó, sino que prendió a Jeremías y le condujo a los jefes,

15 los cuales, irritados contra Jeremías, le hicieron azotar y le metieron en la cárcel, en la casa de Jonatán, secretario; pues allí habían instalado una cárcel.

El rey saca a Jeremías del calabozo

16 [8234] Entró Jeremías en la casa de la mazmorra y en las bóvedas, y cuando había permanecido allí mucho tiempo,

17 [8235] envió el rey Sedecías a sacarle; y le preguntó el rey secretamente en su casa, diciendo: “¿Hay alguna palabra de parte de Yahvé?” “Sí, la hay”, respondió Jeremías. “Tú serás entregado en poder del rey de Babilonia.”

18 [8236] Y dijo Jeremías al rey Sedecías: “¿En qué he pecado contra ti, contra tus servidores y contra este pueblo, para que me hayáis metido en la cárcel?

19 [8237] ¿Y dónde están vuestros profetas que os profetizaban, diciendo: «El rey de Babilonia no vendrá contra vosotros, ni contra este país»?

20 Óyeme ahora, oh rey, señor mío; y acoge propicio mi súplica. No me vuelvas a la casa de Jonatán, secretario; sería mi muerte.”

21 [8238] Entonces mandó el rey Sedecías que guardasen a Jeremías en el patio de la cárcel, y que se le diese cada día un pan, de la calle de los panaderos, mientras hubiese pan en la ciudad. Así quedó Jeremías en el patio de la cárcel.

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Jeremías 38

Jeremías en la cisterna

1 Sefatías, hijo de Matán; Gedelías, hijo de Fasur; Jucal, hijo de Selemías, y Fasur, hijo de Melquías, habían oído las palabras que Jeremías dirigía a todo el pueblo, diciendo:

2 “Así dice Yahvé: Quien se quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de peste; pero el que se refugiare entre los caldeos vivirá; ese tal tendrá como botín su vida y vivirá.

3 Así dice Yahvé: Esta ciudad caerá sin remedio en poder del ejército del rey de Babilonia, el cual la tomará.”

4 [8239] Y dijeron los príncipes al rey: “Este hombre debe morir, porque hablándoles así debilita las manos de los guerreros que quedan aún en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo. Este hombre no procura el bienestar sino el mal de este pueblo.”

5 Respondió el rey Sedecías: “Ahí lo tenéis a vuestra disposición, porque nada puede el rey contra vosotros.”

6 [8240] Tomaron, pues, a Jeremías y le echaron en la cisterna de Melquías, hijo de Hamalec, situada en el patio de la cárcel; por medio de sogas lo bajaron a la cisterna donde no había agua, sino lodo, de modo que Jeremías se hundió en el lodo.

Un etíope salva la vida del profeta

7 [8241] Supo Ebed-Mélec, etíope, eunuco de la casa del rey, que habían echado a Jeremías en la cisterna. El rey estaba entonces sentado a la puerta de Benjamín.

8 Salió Ebed-Mélec de la casa del rey y habló con el rey, diciendo:

9 “Oh rey, señor mío, han obrado mal estos hombres en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, echándolo en la cisterna, donde morirá de hambre, pues no hay ya pan en la ciudad.”

10 Entonces el rey dio esta orden a Ebed-Mélec, etíope: “Tómate de aquí treinta hombres, y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes que muera.”

11 Tomó Ebed-Mélec a los hombres y fue a la casa del rey, al sótano de la tesorería, de donde sacó unas ropas usadas y trapos viejos, que con cuerdas hizo llegar a Jeremías en la cisterna.

12 Y dijo Ebed-Mélec, etíope, a Jeremías: “Ponte esta ropa usada y los trapos viejos debajo de tus sobacos, sobre las cuerdas.” Así lo hizo Jeremías.

13 Y tirando de Jeremías con las cuerdas, lo sacaron de la cisterna; y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.

Jeremías se entrevista con el rey

14 El rey Sedecías envió a buscar al profeta Jeremías, y lo hizo traer junto a sí, a la tercera puerta de la Casa de Yahvé; y dijo el rey a Jeremías: “Quiero preguntarte una cosa: no me ocultes nada.”

15 [8242] Dijo Jeremías a Sedecías: “Si te la digo, ¿no es cierto que me quitarás la vida?; y si te doy un consejo, no me vas a escuchar.”

16 Hizo, entonces el rey Sedecías a Jeremías secretamente este juramento: “Por la vida de Yahvé que nos ha dado esta vida, (te juro) que no te daré muerte, y que no te entregaré en manos de esos hombres que buscan tu vida.”

17 [8243] Dijo Jeremías a Sedecías: “Así dice Yahvé, el Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: Si te pasas a los generales del rey de Babilonia, salvarás tu vida, y esta ciudad no será abrasada; y vivirás tú y tu casa.

18 Pero si no te pasas a los generales del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en manos de los caldeos, que la abrasarán; y tú no escaparás a sus manos.”

19 [8244] Respondió el rey Sedecías a Jeremías: “Temo que los judíos que ya se han pasado a los caldeos me entreguen en manos de ellos y me escarnezcan.”

20 A lo cual Jeremías respondió: “No te entregarán. Escucha la voz de Yahvé, respecto de lo que te digo, y te irá bien y salvarás tu vida.

21 Pero si rehúsas salir, mira la palabra que Yahvé me ha revelado:

22 [8245] He aquí que todas las mujeres que han quedado en la casa del rey de Judá, serán llevadas a los generales del rey de Babilonia y ellas dirán:

«Te han engañado y vencido tus mejores amigos;

han hundido tus pies en el cieno y se han vuelto atrás.»

23 Llevarán a todas tus mujeres y a tus hijos a los caldeos; y tú mismo no escaparás a sus manos; serás tomado preso por mano del rey de Babilonia, y abandonarás esta ciudad a las llamas.”

24 Entonces dijo Sedecías a Jeremías: “Nadie sepa nada de esto, y no morirás.

25 Por si acaso los príncipes llegan a saber que he hablado contigo, y vienen a decirte: «Manifiéstanos lo que dijiste al rey, y lo que a ti te dijo el rey; si no nos ocultas nada, no te mataremos»;

26 [8246] les responderás: «Yo suplicaba al rey que no me hiciese volver a la casa de Jonatán, pues moriría allí.»”

27 En efecto, se acercaron todos los príncipes a Jeremías, y lo interrogaron, y él les respondió palabra por palabra lo que el rey le había mandado decir, de manera que lo dejaron en paz, pues no trascendió nada.

28 Así permaneció Jeremías en el patio de la cárcel hasta el día en que fue tomada Jerusalén. Estaba aún allí cuando Jerusalén fue tomada.

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Jeremías 39

Caída de Jerusalén

1 [8247] El año noveno de Sedecías rey de Judá, en el décimo mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército a Jerusalén y la sitió.

2 Y el año undécimo de Sedecías, el día nueve del mes cuarto, fue abierta una brecha en la ciudad;

3 [8248] y entraron todos los generales del rey de Babilonia, y se sentaron cerca de la puerta media; Nergalsarezer, Samgarnebo, Sarsequim, Rabsarís. Nergalsarezer, Rabmag, con todos los demás jefes del rey de Babilonia.

4 [8249] Al verlos Sedecías, rey de Judá, y todos los guerreros, huyeron, y salieron de noche de la ciudad, por el camino del jardín del rey, por la puerta que está entre los dos muros; y se encaminaron hacia el Arabá.

5 Pero los persiguió el ejército de los caldeos; y alcanzaron a Sedecías en la llanura de Jericó. Lo tomaron preso y lo llevaron a Riblá, en la tierra de Hamat, ante Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien lo sentenció.

6 El rey de Babilonia hizo matar en Riblá a los hijos de Sedecías, delante de los ojos de éste. El rey de Babilonia hizo degollar también a todos los nobles de Judá.

7 A Sederías le sacó los ojos y ordenó atarlo con cadenas de bronce, para conducirlo a Babilonia.

8 Los caldeos entregaron a las llamas el palacio del rey y las casas del pueblo, y destruyeron los muros de Jerusalén.

9 Al resto de los habitantes que habían quedado en la ciudad, y a los desertores que se habían pasado a él, como también a los restantes del pueblo que aún quedaba, los deportó Nabuzardán a Babilonia, capitán de la guardia.

10 Solamente de los pobres del pueblo, que nada tenían, Nabuzardán, capitán de la guardia, dejó algunos en la tierra de Judá, dándoles al mismo tiempo viñas y campos.

Jeremías es puesto en libertad

11 Nabucodonosor, rey de Babilonia, dio a Nabuzardán, capitán de la guardia, la siguiente orden respecto de Jeremías:

12 [8250] “Tómalo, y pon en él tu ojo, no le hagas ningún daño, antes bien, trátalo según él mismo te indique.”

13 [8251] Por lo tanto Nabuzardán, capitán de la guardia, Nebusazbán, Rabsarís, Nergalsarezer, Rabmag y todos los generales del rey de Babilonia,

14 [8252] enviaron a sacar a Jeremías del patio de la cárcel, y lo entregaron a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo llevase a su casa; y así habitó en medio del pueblo.

15 [8253] Mientras estaba preso en el patio de la cárcel, Jeremías había recibido esta palabra de Yahvé:

16 “Ve y di a Ebed-Mélec, etíope: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que voy a cumplir mis palabras acerca de esta ciudad, para mal y no para bien, y se cumplirán en aquel día ante tu vista.

17 Mas a ti te libraré en ese día, dice Yahvé, y no serás entregado en manos de aquellos hombres a quienes tienes miedo;

18 porque Yo te salvaré con toda seguridad y no caerás a espada, sino que tendrás por botín tu vida, por cuanto has confiado en Mí”, dice Yahvé.

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Jeremías 40

Jeremías y Godolías

1 He aquí la palabra que Jeremías recibió de Yahvé, después que Nabuzardán, capitán de la guardia, lo había dejado ir de Ramá. Cuando lo hizo venir, estaba aún atado con cadenas en medio de todos los cautivos de Jerusalén y de Judá que iban deportados a Babilonia.

2 El capitán de la guardia llamó a Jeremías y le dijo: “Yahvé tu Dios había predicho estos males contra este lugar;

3 [8254] y Yahvé los ha traído y cumplido como lo había dicho; porque pecasteis contra Yahvé, y no obedecisteis su voz, por eso os ha sucedido esto.

4 Ahora, pues, mira que hoy te quito las cadenas que están sobre tus manos. Si te parece bien ir conmigo a Babilonia, ven y yo te cuidaré, pero si no quieres ir conmigo a Babilonia, no vengas. Mira que todo el país está delante de ti; podrás irte a cualquier lugar que te parezca bueno y conveniente.”

5 (Jeremías) tardaba aún en volver, por lo cual (le dijo); “Vete a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, a quien el rey de Babilonia ha constituido gobernador de las ciudades de Judá. Habita con él en medio del pueblo, o vete a donde mejor te parezca.” El capitán de la guardia le dio también provisiones y regalos y le despidió.

6 [8255] Se fue Jeremías a Godolías, hijo de Ahicam, a Masfá, y habitó allí, en medio del pueblo que había quedado en el país.

7 Cuando a todos los capitanes de las tropas desparramadas por el campo, a ellos y a sus gentes, llegó la noticia de que el rey de Babilonia había hecho gobernador del país a Godolías, hijo de Ahicam, y que le había encomendado los hombres y las mujeres y los niños, y aquellos pobres del país que no habían sido deportados a Babilonia;

8 vinieron a Godolías, a Masfá, (estos hombres): Ismael, hijo de Natanías, Johanán y Jonatán, hijos de Caree, Seraías, hijo de Tanhumet, los hijos de Efai netofatita, y Jezanías, hijo del Macaatita, ellos y sus gentes.

9 [8256] Y Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus gentes diciendo: “No temáis servir a los caldeos; permaneced en el país y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.

10 He aquí que yo me quedo en Masfá, para estar a disposición de los caldeos que lleguen a nosotros; vosotros, en cambio, recoged la vendimia, la mies y el aceite, y metedlos en vuestras tinajas; y habitad en las ciudades que habéis ocupado.”

11 También todos los judíos que se encontraban en Moab, entre los hijos de Ammón y en Edom, y los desparramados en todos los países, supieron que el rey de Babilonia, había dejado un resto para Judá y que les había puesto por gobernador a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán.

12 Entonces todos aquellos judíos, volvieron de todos los lugares adonde habían sido desplazados y vinieron al país de Judá, a Godolías, a Masfá, y recolectaron vino y frutos en abundancia.

Conjuración contra Godolías

13 Johanán, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas dispersas por el campo, vinieron a Godolías, a Masfá,

14 y le dijeron: “¿No sabes acaso que Baalís, rey de los hijos de Ammón, ha enviado a Ismael, hijo de Natanías, para quitarte la vida?” Pero Godolías, hijo de Ahicam, no les dio crédito.

15 Entonces Johanán, hijo de Caree, dijo secretamente a Godolías en Masfá: “Yo iré y mataré a Ismael, hijo de Natanías, sin que nadie lo sepa. ¿Por qué ha de matarte él a ti, y han de dispersarse todos los judíos que se han congregado en torno tuyo? Sería la ruina del resto de Judá.”

16 [8257] Mas Godolías, hijo de Ahicam, respondió a Johanán, hijo de Caree: “No hagas tal cosa; porque lo que dices de Ismael es falso.”

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Jeremías 41

Muerte de Godolías

1 En el séptimo mes llegó Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisamá, que era de estirpe real, con algunos magnates del rey y diez hombres, a Godolías, hijo de Ahicam, a Masfá; y comieron juntos allí en Masfá.

2 [8258] Y se levantó Ismael, hijo de Natanías, y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, dando así muerte al que el rey de Babilonia había constituido gobernador del país.

3 Ismael mató también a todos los judíos que estaban allí con Godolías en Masfá, y a todos los caldeos, hombres de guerra, que allí se hallaban.

Atrocidades de Ismael

4 Al segundo día después del asesinato de Godolías, cuando aún no lo sabía nadie,

5 [8259] vinieron ochenta hombres de Siquem, de Silo y de Samaría, con la barba raída, rasgados los vestidos, y el cuerpo cubierto de incisiones, con ofrendas e incienso para ofrecerlos en la Casa de Yahvé.

6 Ismael, hijo de Natanías, les salió al encuentro desde Masfá, llorando mientras iba; y cuando los encontró, les dijo: “Venid a Godolías, hijo de Ahicam.”

7 Pero apenas habían llegado al centro de la ciudad cuando Ismael, hijo de Natanías, con los hombres que tenía consigo, los mató (y los arrojó) en la cisterna.

8 [8260] Entre ellos se hallaron diez hombres que dijeron a Ismael: “No nos mates, porque tenemos escondidas en el campo provisiones de trigo, cebada, aceite y miel. A ésos los dejó en paz, y no los mató con sus hermanos.

9 [8261] La cisterna en que Ismael arrojó todos los cadáveres de los hombres que asesinó por causa de Godolías, es la misma que el rey Asá hizo contra Baasá, rey de Israel. Ismael, hijo de Natanías, la llenó con los (cuerpos de) los asesinados.

10 Después Ismael llevó cautivo a todo el resto del pueblo que había en Masfá, con las hijas del rey y a todo el pueblo que quedaba en Masfá, a saber, a todos cuantos Nabuzardán, capitán de la guardia, había encomendado a Godolías, hijo de Ahicam. Ismael, hijo de Natanías, se los llevó cautivos y se puso en camino para pasarse a los hijos de Ammón.

El resto del pueblo huye a Egipto

11 Cuando Johanán, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas que le acompañaban, supieron todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Natanías,

12 [8262] tomaron consigo toda la gente y se pusieron en marcha para luchar contra Ismael, hijo de Natanías, y lo encontraron junto a la grande piscina de Gabaón.

13 Entonces, cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán, hijo de Caree y a todos los capitanes de las tropas que le acompañaban, se llenó de alegría,

14 y todo el pueblo que Ismael llevaba cautivo de Masfá, dio la vuelta, y regresando se pasó a Johanán, hijo de Caree.

15 Pero Ismael, hijo de Natanías, escapó con ocho hombres, delante de Johanán, y se pasó a los hijos de Ammón.

16 Tomaron, pues, Johanán hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas que le acompañaban, a todo el resto del pueblo que habían rescatado de Ismael, hijo de Natanías, —eran los (que éste se había llevado) de Masfá, después de asesinar a Godolías, hijo de Ahicam— varones, hombres de guerra, mujeres, niños y eunucos, que había hecho volver de Gabaón;

17 [8263] y se pusieron en marcha e hicieron alto en Gerut Camaam, cerca de Belén, para continuar la marcha y entrar en Egipto,

18 huyendo de los caldeos; pues los temían, por cuanto Ismael, hijo de Natanías, había asesinado a Godolías hijo de Ahicam, a quien el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país.

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Jeremías 42

El pueblo consulta al profeta

1 [8264] Vinieron todos los capitanes de las tropas y Johanán, hijo de Caree, y Jezanías, hijo de Isaías y todo el pueblo, chicos y grandes,

2 y dijeron al profeta Jeremías: “Que te sea acepta nuestra petición, y haz oración a Yahvé, tu Dios, por nosotros, en favor de todo este resto; porque de muchos hemos quedado pocos, como nos están viendo tus ojos.

3 Que Yahvé, tu Dios, nos dé a conocer el camino que debemos seguir y lo que hemos de hacer.”

4 [8265] El profeta Jeremías les respondió: “Comprendo; he aquí que pediré a Yahvé, vuestro Dios, conforme a vuestras palabras; y cualquier cosa que responda Yahvé, os la comunicaré, sin ocultaros nada.”

5 Y dijeron ellos a Jeremías: “Sea Yahvé contra nosotros testigo verdadero y fiel, si no cumpliéramos todo cuanto Yahvé, Dios tuyo, nos mandare.

6 Sea cosa buena, sea cosa mala, obedeceremos la voz de Yahvé, nuestro Dios, a quien te enviamos para que nos vaya bien, pues escucharemos la voz de Yahvé, nuestro Dios.”

Respuesta de Dios

7 [8266] Al cabo de diez días fue dirigida la palabra de Dios a Jeremías,

8 el cual llamó a Johanán, hijo de Caree, y a todos los capitanes de las tropas que le acompañaban, y a todo el pueblo, chicos y grandes,

9 y les dijo: “Así dice Yahvé el Dios de Israel, a quien me habéis enviado para presentarle vuestra súplica:

10 Si permanecéis en este país, Yo os edificaré y no os destruiré; os plantaré y no os arrancaré; porque me pesa el mal que os he hecho.

11 No temáis al rey de Babilonia, al cual tenéis tanto miedo; no le temáis, dice Yahvé; pues Yo estoy con vosotros, para salvaros y para libraros de su mano.

12 Yo os seré propicio, de modo que él tenga compasión de vosotros, y os haga volver a vuestro país.

13 Pero si decís: «No permaneceremos en este país», y si no escucháis la palabra de Yahvé, vuestro Dios;

14 [8267] si (al contrario) decís: «No, sino que nos iremos a la tierra de Egipto, donde no veremos ya la guerra, ni tendremos que oír el sonido de la trompeta, ni sufrir hambre, y allí habitaremos»,

15 para este caso oíd la palabra de Yahvé, oh restos de Judá: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Si no dejáis vuestro proyecto de ir a Egipto y habitar allí,

16 la espada que teméis os alcanzará allí en la tierra de Egipto, y el hambre ante el cual tembláis, os sobrevendrá allí en Egipto, donde moriréis.

17 Todos aquellos que se han propuesto ir a Egipto y habitar allí, morirán al filo de la espada y de hambre y de peste; y ninguno de ellos quedará con vida, ni se librará del mal que Yo descargaré sobre ellos.

18 [8268] Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Así como se ha derramado mi ira y mi indignación sobre los habitantes de Jerusalén, del mismo modo se derramará mi indignación sobre vosotros, cuando entréis en Egipto, y seréis objeto de execración, de pasmo, de maldición, y de oprobio; y no volveréis a ver este lugar.”

19 [8269] Por eso dice Yahvé acerca de vosotros, oh resto de Judá: “No vayáis a Egipto. Tomad nota de que yo os advierto el día de hoy.

20 [8270] Porque os engañasteis a vosotros mismos, cuando me enviasteis a Yahvé, vuestro Dios, diciendo: «Haz oración por nosotros a Yahvé, nuestro Dios; y todo cuanto diga Yahvé, nuestro Dios, dínoslo así, y cumpliremos.»

21 Yo os lo he declarado hoy; mas vosotros no escucháis la voz de Yahvé, vuestro Dios, ni cosa alguna de las que Él me ha encargado deciros.

22 Sabed, pues, con toda seguridad, que moriréis al filo de la espada, de hambre y de peste en el lugar adonde queréis ir a habitar.”

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Jeremías 43

Jeremías es llevado a Egipto

1 Cuando Jeremías hubo acabado de transmitir al pueblo entero todas las palabras de Yahvé, su Dios, todas aquellas palabras que Yahvé, su Dios, le había encargado decirles,

2 [8271] respondieron Azarías, hijo de Osaías, y Johanán, hijo de Caree, y todos los hombres rebeldes: “Es mentira lo que dices; no te ha enviado Yahvé, nuestro Dios, para decir: «No vayáis a Egipto para habitar allí»;

3 [8272] es Baruc, hijo de Nerías, el que te instiga contra nosotros, para entregarnos en manos de los caldeos, a fin de que nos maten, o nos deporten a Babilonia.”

4 De este modo Johanán, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas, y todo el pueblo desobedecieron la orden de Yahvé de permanecer en la tierra de Judá.

5 Y así Johanán, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas tomaron a todo el resto de Judá, a los que de todas las regiones donde había dispersos, habían regresado para habitar en la tierra de Judá;

6 [8273] a hombres, mujeres y niños, a las hijas del rey, y a cuantos Nabuzardán, capitán de la guardia, había dejado con Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, y también al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías;

7 [8274] y entraron en la tierra de Egipto, no obedeciendo la orden de Yahvé, y llegaron hasta Tafnis.

Vaticinio sobre Egipto

8 En Tafnis recibió Jeremías esta palabra de Yahvé:

9 [8275]

“Toma en tu mano unas piedras grandes, y escóndelas con argamasa en el empedrado a la entrada del palacio del Faraón, en Tafnis, de modo tal que lo vean los hombres de Judá;

10 [8276] y diles: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que enviaré a buscar a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual colocará su trono sobre estas piedras que he escondido y extenderá sobre ellas su tapiz.

11 Pues él vendrá y herirá la tierra de Egipto, e (irán) los destinados a la muerte, a la muerte; los destinados al cautiverio, al cautiverio; y los destinados al filo de la espada, a la espada.

12 [8277] Y pegará fuego a la casa de los dioses de Egipto; a unos de ellos los quemará, y a otros se los llevará cautivos; y despiojará el país de Egipto, como un pastor despioja su ropa, y saldrá de allí sin ser molestado.

13 [8278] Romperá también las columnas del templo del Sol en la tierra de Egipto, y abrasara las casas de los dioses de Egipto.

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Jeremías 44

Idolatría de los judíos en Egipto

1 [8279] He aquí la palabra que fue dirigida a Jeremías respecto de todos los judíos que habitaban en el país de Egipto, en Migdol, en Tafnis, en Nof, y en la tierra de Patros:

2 Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que he hecho venir sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; pues he aquí que hoy están desiertas y nadie habita en ellas,

3 [8280] a causa de las maldades que cometieron para irritarme, yendo a quemar incienso a otros dioses, y a darles culto; dioses a quienes no conocían, ni ellos, ni vosotros, ni vuestros padres.

4 Yo os envié a tiempo todos mis siervos los profetas, diciéndoos: No hagáis esta cosa abominable que Yo aborrezco.

5 Pero no escucharon, ni prestaron oído para convertirse de su maldad y dejar de quemar incienso a otros dioses.

6 Por eso se derramó mi indignación y mi ira, que ardieron en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que se convirtieron en desierto y desolación, como (se ve) en el día de hoy.

7 Ahora, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: ¿Por qué hacéis contra vosotros mismos este gran mal, de extirpar de Judá a hombres y mujeres, niños y mamantes, de tal suerte que no os queda resto alguno,

8 irritándome con las obras de vuestras manos, quemando incienso a otros dioses, en la tierra de Egipto, adonde habéis venido a habitar para perecer y para ser una maldición y un oprobio entre todos los pueblos de la tierra?

9 ¿Habéis olvidado las maldades de vuestros padres, las maldades de los reyes de Judá, las maldades de sus mujeres, vuestras propias maldades y las de vuestras mujeres, cometidas en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén?

10 Hasta hoy no se han arrepentido; no han tenido temor, ni han observado la Ley y los mandamientos que Yo he puesto delante de vosotros y delante de vuestros padres.

11 [8281] Por eso, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que voy a volver mi rostro contra vosotros para mal, y para extirpar a todo Judá.

12 Tomaré los restos de Judá, que resolvieron entrar en la tierra de Egipto y habitar allí; serán todos consumidos en el país de Egipto; caerán por la espada y morirán de hambre, desde el menor hasta el mayor; a espada y de hambre perecerán, y vendrán a ser un objeto de execración, de pasmo, de maldición, de oprobio.

13 [8282] Porque castigaré a los que habitan en el país de Egipto, como he castigado a Jerusalén con la espada, el hambre y la peste.

14 No habrá quien escape o quede con vida del resto de Judá que ha venido a la tierra de Egipto para habitar allí y para volver a la tierra de Judá, adonde tanto suspiran volver para habitar allí; pues no volverán, si no es algún fugitivo.

Respuesta de los judíos idólatras

15 [8283] Entonces todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban incienso a otros dioses, y todas las mujeres presentes allí en gran número, y todos los del pueblo que habitaban en el país de Egipto y en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo:

16 “En cuanto a las palabras que nos has dicho en nombre de Yahvé, no queremos obedecerte,

17 [8284] sino que continuaremos cumpliendo toda promesa que hayamos hecho, de quemar incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones; como hemos hecho, nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén; con lo cual estábamos hartos de pan y nos iba bien y no veíamos ninguna calamidad.

18 Pero desde que hemos dejado de quemar incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones, nos falta todo, y nos consume la espada y el hambre.

19 Y si nosotras quemábamos incienso a la reina del cielo, y le derramábamos libaciones, ¿acaso no lo sabían nuestros maridos cuando hacíamos tortas a imagen de ella y le ofrecíamos libaciones?”

Castigo de los idólatras

20 Replicó Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres, a todos los que le habían dado aquella respuesta, y dijo:

21 “¿Acaso no se acordó Yahvé del incienso que quemasteis en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes y el pueblo del país? ¿Acaso Él no se dio cuenta de ello?

22 Yahvé no pudo aguantar más la maldad de vuestras obras y las abominaciones que cometisteis; por eso vuestro país ha venido a ser un desierto, un objeto de pasmo y de maldición, sin habitantes, como (se ve) hoy día.

23 Porque quemasteis incienso y pecasteis contra Yahvé, y no escuchasteis la voz de Yahvé, ni observasteis su Ley, sus mandamientos y testimonios; por eso os ha sobrevenido la presente calamidad.”

24 Y dijo Jeremías a todo el pueblo y a todas las mujeres: “Oíd la palabra de Yahvé, todos los de Judá que estáis en la tierra de Egipto.

25 Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Vosotros y vuestras mujeres ejecutáis con vuestras manos lo que expresasteis con vuestra boca, a saber: «Seguiremos cumpliendo los votos que hemos hecho de quemar incienso a la reina del cielo, y derramarle libaciones.» No hay duda de que cumplís sin falta vuestros votos y los ponéis por obra.

26 [8285] Por eso, oíd la palabra de Yahvé, todos los de Judá que moráis en la tierra de Egipto: He aquí que Yo he jurado por mi gran Nombre, dice Yahvé, que en todo el país de Egipto no será pronunciado más mi Nombre por boca de ningún hombre de Judá que diga: «¡Vive Yahvé, el Señor!»

27 Mirad: Yo estoy velando sobre ellos para mal y no para bien; y todos los hombres de Judá que están en el país de Egipto, serán consumidos por la espada y por el hambre, hasta acabar con ellos.

28 Algunos pocos que escapen de la espada, volverán del país de Egipto a la tierra de Judá, pero todos los del resto de Judá que han venido a la tierra de Egipto para habitar allí, conocerán de quién es la palabra que se cumple, si la mía o la de ellos.

29 Y esto, dice Yahvé, os sirva de señal de que Yo os castigaré en este lugar; para que sepáis que mis palabras se cumplirán sin falta contra vosotros para mal vuestro.

30 [8286] Así dice Yahvé: He aquí que voy a entregar al Faraón Hofra, rey de Egipto, en poder de sus enemigos, y en manos de aquellos que atentan contra su vida, así como entregué a Sedecías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, enemigo suyo, que buscaba perderle.”

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Jeremías 45

Jeremías consuela a Baruc

1 [8287] Palabra que dijo Jeremías, el profeta, a Baruc, hijo de Nerías, al escribir éste aquellas palabras en un libro, dictándoselas Jeremías, en el año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá:

2 “Así dice Yahvé, el Dios de Israel, respecto de ti, oh Baruc:

3 Tú dijiste: «¡Ay de mí, porque Yahvé ha añadido dolor a mi dolor! Cansado estoy de gemir y no hallo descanso.»

4 [8288] Así le dirás: Esto dice Yahvé: He aquí que lo que he edificado, lo voy a derribar; y voy a desarraigar lo que he plantado en toda esta tierra, pues es mía.

5 ¿Y tú buscas para ti grandes cosas? ¡No las busques! pues mira, Yo voy a traer males sobre toda carne, dice Yahvé; pero a ti te daré la vida como botín en cualquier lugar adonde vayas.”

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II. Vaticinios contra otros pueblos

Jeremías 46

Oráculo contra Egipto

1 Oráculos de Yahvé que el profeta Jeremías recibió sobre los gentiles.

2 [8289] Para Egipto.

Contra el ejército del Faraón Necao, rey de Egipto, que estaba en Cárquemis, junto al río Éufrates, al que derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia, el año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá:

3 [8290]

“Preparad escudo y broquel,

y salid a la batalla.

4 Uncid los caballos; jinetes, montad;

poneos en filas con los morriones; acicalad las lanzas, ceñíos las corazas.

5 [8291] Pero ¿qué veo? Despavoridos vuelven la espalda,

batidos sus valientes,

huyen apresuradamente, sin mirar atrás,

por todos lados terror,

dice Yahvé.

6 No se libra el ligero

ni escapa el valiente.

Al norte, junto al río Éufrates,

tropiezan y caen.

7 [8292] ¿Quién es éste que se hincha como el Nilo,

y cuyas aguas se alborotan como los ríos?

8 [8293] Es Egipto, que se hincha como el Nilo,

y cuyas aguas se alborotan como los ríos;

que dice: «Me hincharé, cubriré la tierra,

destruiré la ciudad y sus habitantes.»

9 [8294] ¡Adelante, caballos! ¡Carros, corred!

Pónganse en marcha los guerreros,

etíopes y libios, que empuñan el escudo,

lidios que manejan y entesan el arco.

10 [8295] Día de venganza es éste para el Señor, Yahvé de los ejércitos,

para vengarse de sus enemigos.

Devorará la espada y se saciará;

se embriagará de la sangre de ellos;

pues un gran sacrificio celebra Yahvé de los ejércitos, el Señor,

en tierras del norte, junto al río Éufrates.

11 [8296]

¡Sube a Galaad y busca bálsamo,

virgen hija de Egipto!

En vano te multiplicarás los remedios;

para ti no hay cura.

12 Las naciones conocen ya tu oprobio;

tus alaridos llenan la tierra;

chocó el fuerte con el fuerte,

y cayeron ambos juntamente.”

Segundo oráculo contra Egipto

13 [8297] He aquí la palabra que dijo Yahvé al profeta Jeremías, acerca de la venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para derrotar la tierra de Egipto:

14 “Anunciadlo en Egipto,

llevad la nueva a Migdol;

proclamadlo en Nof y en Tafnis.

Decid: «Ponte en pie y prevente,

pues ya devora la espada en torno tuyo».

15 [8298]

¿Cómo ha sido derribado tu Toro?

No se mantuvo en pie, porque Yahvé le derribó.

16 [8299] Él multiplica el número de los que tropiezan,

y cayendo unos sobre otros

dicen: «¡Levantémonos,

volvámonos a nuestro pueblo

y a la tierra en que nacimos,

huyendo de la espada destructora!»

17 [8300] Claman allí:

El Faraón, rey de Egipto, está perdido,

ha dejado pasar el tiempo fijado.

18 [8301] Vivo Yo, dice el Rey,

cuyo Nombre es Yahvé de los ejércitos.

Como el Tabor entre los montes,

y el Carmelo junto al mar,

así Él se presenta.

19 [8302] Prepárate el bagaje para el cautiverio,

oh hija que habitas en Egipto,

pues Nof se convertirá en un desierto,

será abrasada y quedará sin habitantes.

20 [8303] Novilla muy hermosa es Egipto;

pero del Septentrión viene

un tábano, sí, ya viene.

21 Y sus mercenarios en medio de ella,

que son como becerros cebados,

también ellos vuelven las espaldas,

huyen todos, sin detenerse,

porque vino sobre ellos el día de su ruina,

el tiempo de su castigo.

22 Su voz es como de sierpe que se desliza;

porque vienen con gran poderío,

vienen contra ella con hachas,

como leñadores de árboles.

23 Talan su bosque, dice Yahvé,

su bosque impenetrable,

pues son más numerosos que las langostas,

y no tienen cuenta.

24 Quedará confundida la hija de Egipto;

será entregada en manos

del pueblo del Norte.”

25 [8304] Dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí que Yo castigaré a Amón de No, al Faraón y a Egipto; a sus dioses y a sus reyes; al Faraón y a los que en él confían.

26 Y los entregaré en manos de los que buscan exterminarlos, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de sus servidores. Más después de esto será otra vez habitado, como en los tiempos antiguos —oráculo de Yahvé.

27 [8305] Pero tú, siervo mío Jacob, no temas;

no te amedrentes, oh Israel;

porque he aquí que te sacaré de (tierras) lejanas,

y a tu descendencia del país de su cautiverio.

Volverá Jacob y vivirá en plena tranquilidad,

sin que haya quien le espante.

28 [8306] No temas tú, siervo mío Jacob, dice Yahvé;

pues Yo estoy contigo.

Exterminaré a todas las naciones

adonde te he arrojado,

pero a ti no te exterminaré,

aunque te corregiré con equidad

y no te dejaré del todo impune.”

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Jeremías 47

Oráculo contra los filisteos

Palabra que dijo Yahvé al profeta Jeremías, acerca de los filisteos, antes que el Faraón derrotara a Gaza.

2 [8307] Así dice Yahvé:

“He aquí aguas que avanzan del Norte,

como torrente que inunda;

inundan el país y su amplitud,

la ciudad y sus habitantes.

Claman los hombres y dan alaridos

todos los moradores del país,

3 al estrépito de los cascos de sus caballos,

al estruendo de sus carros

y al ruido de sus ruedas.

Los padres no miran ya por sus hijos; les faltan las fuerzas,

4 [8308] pues llegó el día para destruir a todos los filisteos;

para privar a Tiro y Sidón del postrer aliado.

Porque Yahvé va a destruir a los filisteos,

el residuo de la isla de Caftor.

5 [8309] Sobre Gaza viene la calvicie,

Ascalón, resto de los gigantes,

es reducida a silencio.

¿Hasta cuándo te harás incisiones?

6 ¡Ay espada de Yahvé! ¿Cuándo descansarás?

¡Vuélvete a tu vaina, descansa y calla!

7 ¿Mas cómo podrás descansar

cuando Yahvé te ha dado orden?

Es contra Ascalón y la costa del mar

adonde Él la dirige.”

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Jeremías 48

Vaticinio contra Moab

1 [8310] Para Moab:

Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel:

“¡Ay de Nebó, que está devastada;

confundida y tomada ha sido Kiryataim;

Misgab está consternada y abatida.

2 [8311] Pasó ya la gloria de Moab;

en Hesbón se trama su mal.

«¡Venid, exterminémosla para que no sea más nación!»

Tú también, Madmén, perecerás,

tras ti va la espada.

3 Gritos desde Horonaim,

devastación y ruina grande.

4 Moab está destruido, lloran sus parvulitos.

5 En la cuesta de Luhit se oye llanto,

suben llorando,

y en la bajada de Horonaim

se oyen angustiosos gritos de quebranto.

6 «Huid, salvad vuestras vidas,

sed como un arbusto en el desierto.»

7 [8312] Porque has puesto tu confianza en tus obras

y en tus tesoros, también tú serás tomada;

y Camos irá al cautiverio,

a una con sus sacerdotes y príncipes.

8 [8313] Vendrá el devastador a cada ciudad,

y ninguna se salvará;

será asolado el valle y devastado el altiplano,

como lo ha dicho Yahvé.

9 [8314] Dad alas a Moab para que se escape volando,

pues sus ciudades serán un desierto, sin habitantes en ellas.

10 [8315] ¡Maldito aquel que ejecuta

la obra de Yahvé negligentemente

y maldito el que veda a su espada derramar sangre!

Se anuncia el exterminio de Moab

11 [8316] Tranquilo estuvo Moab desde su mocedad,

descansando sobre sus heces,

no fue trasegado de una vasija a otra,

ni marchó al cautiverio,

y así ha conservado su gusto

y no se ha mudado su aroma.

12 Por eso, he aquí que vienen días, dice Yahvé,

en que le enviaré trasegadores que le trasegarán;

que vaciarán sus vasijas

y romperán sus tinajas.

13 [8317] Entonces Moab se avergonzará de Camos, como la casa de Israel se avergonzó de Betel, objeto de su confianza.

14 ¿Cómo decís: «Nosotros somos héroes

y fuertes para la guerra»?

15 El devastador sube contra Moab y sus ciudades,

la flor de su juventud baja para la matanza, dice Yahvé,

cuyo Nombre es Yahvé de los ejércitos.

16 La ruina de Moab está cerca,

y va a venir muy pronto su desastre.

17 Lamentadle, todos sus vecinos,

y todos los que conocéis su nombre, decid:

«¡Cómo se ha quebrado un cetro tan fuerte,

un báculo tan magnífico!»

18 Desciende de tu gloria,

y siéntate en lo árido,

oh hija, habitadora de Dibón;

porque el devastador de Moab sube contra ti,

para arrasar tus fortificaciones.

19 Estáte junto al camino y atalaya,

moradora de Aroer,

pregunta al que huye

y di a la que se escapa: «¿Qué pasa?»

20 [8318] Avergonzado está Moab, porque ha sido derrotado.

¡Dad alaridos y gritad!

¡Anunciad en el Arnón que Moab está destruido!

21 El juicio ha venido sobre la tierra del Altiplano, sobre Holón, sobre Jasa y sobre Mefaat;

22 sobre Dibón, sobre Nebó y sobre Bet-Diblataim;

23 sobre Kiryataim, sobre Bet Gamul, y sobre Bet Maón;

24 sobre Kiryat, sobre Bosra y sobre todas las ciudades del país de Moab, lejanas y cercanas.

25 [8319] Ha sido cortado el cuerno de Moab,

y su brazo está quebrado, dice Yahvé.

26 [8320] Embriagadle, pues se alzó contra Yahvé. ¡Revuélquese Moab en su mismo vómito, y sea objeto de mofa también él!

27 [8321] ¿Pues no fue Israel objeto de burla para ti? ¿Fue acaso hallado entre los ladrones? pues cuantas veces hablaste de él y meneaste la cabeza.

28 Dejad las ciudades y vivid en los peñascos,

habitantes de Moab,

sed como la paloma que hace su nido

sobre el borde de la cueva.

29 Hemos oído hablar de la soberbia de Moab

que es muy orgulloso,

de su altanería, arrogancia,

presunción y altivez de su corazón.

30 [8322] Yo conozco su saña, dice Yahvé, sus vanas jactancias, sus obras falaces.

Elegía sobre Moab

31 [8323] Por eso doy alaridos por Moab, me lamento por Moab entero; son llorados los hombres de Kir-Heres.

32 Más que a Jaser te lloraré a ti,

oh vid de Sibmá:

tus sarmientos pasaron más allá del mar,

se extendieron hasta el mar de Jaser;

sobre tu cosecha y tu vendimia

se precipitó el devastador.

33 [8324] Se ha retirado la alegría y el júbilo

del campo feraz, y de la tierra de Moab;

Yo he quitado a los lagares el vino;

no se los pisa más con gritos de alegría,

porque los gritos ya no son gritos de alegría.

34 Desde Hesbón hasta Elealé se oyen gemidos, hasta Jasa llegan sus alaridos, desde Zoar hasta Horonaim y Eglat-Selisiá; pues también las aguas de Nimrim serán un desierto.

35 Exterminaré en Moab, dice Yahvé, a quien ofrezca sacrificios en las alturas, y queme incienso a sus dioses.

36 Por eso mi corazón gime cual flauta por Moab; como una flauta gime mi corazón por las gentes de Kir-Heres; porque ha desaparecido lo que habían adquirido.

37 [8325] Pues toda cabeza está calva, y toda barba ha sido rapada; en todas las manos hay sajaduras, y sobre los lomos llevan sacos.

38 Sobre todos los terrados de Moab, y en todas sus plazas se oyen llantos, porque Yo he quebrado a Moab, como vasija inútil —oráculo de Yahvé.

39 ¡Cómo ha sido derribado! ¡Ululad! ¿Cómo es que Moab ha vuelto las espaldas vergonzosamente para ser un objeto de ludibrio y espanto para todos sus vecinos?

Destrucción total y promesa de restauración

40 Pues así dice Yahvé:

He aquí que (el enemigo) viene

volando como águila,

y extiende sus alas sobre Moab.

41 Conquistadas las ciudades

y tomadas las fortalezas,

el corazón de los guerreros de Moab

en aquel día será

como el corazón de una mujer que está de parto.

42 Moab será destruido y dejara de ser nación,

por cuanto se ha levantado contra Yahvé.

43 ¡Espanto, fosa y lazo sobre ti,

habitante de Moab, dice Yahvé.

44 El que escape del espanto caerá en la fosa;

y el que suba de la fosa

quedará preso en el lazo,

porque haré venir sobre Moab

el año de su visitación

—oráculo de Yahvé.

45 [8326] Agotados se detienen los fugitivos

a la sombra de Hesbón,

y llamas de en medio de Sehón,

que devora las sienes de Moab,

y la coronilla de los hijos del tumulto.

46 ¡Ay de ti, Moab!

¡Perdido está el pueblo de Camos!

Pues tus hijos son llevados al destierro,

y tus hijas al cautiverio.

47 [8327] Pero haré que vuelvan los cautivos de Moab

en los últimos días”, dice Yahvé.

Hasta aquí el juicio sobre Moab.

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Jeremías 49

Contra los ammonitas

1 [8328] Para los hijos de Ammón:

Así dice Yahvé:

“¿No tiene acaso hijos Israel?

¿No tiene heredero?

¿Por qué Melcom se ha posesionado de Gad,

y habita su pueblo en las ciudades de éste?

2 [8329] Por eso, he aquí que vienen días,

dice Yahvé, en que haré oír

en Rabbat de los hijos de Ammón

el estruendo de la guerra.

Ella se convertirá en un montón de escombros,

y sus ciudades serán quemadas,

e Israel heredará a sus propios herederos

—oráculo de Yahvé.

3 [8330] Hesbón prorrumpe en alaridos,

porque ¡ay! está devastada;

alzad el grito, hijas de Rabbat,

ceñíos cilicios, llorad;

corred de un lado a otro por los vallados,

porque Melcom va al cautiverio,

y con él sus sacerdotes y sus príncipes.

4 [8331] ¿Por qué te glorías de los valles?

—es rico tu valle, oh hija rebelde—

y confías en tus tesoros (diciendo):

«¿Quién vendrá contra mí?»

5 He aquí que haré venir sobre ti el terror,

dice el Señor, Yahvé de los ejércitos,

el terror de todos los que te rodean;

y seréis arrojados, cada cual en su dirección,

sin que haya quien reúna a los fugitivos.

6 Mas después de esto haré volver

a los cautivos de los hijos de Ammón”

—oráculo de Yahvé.

Contra Edom

7 [8332] Para Edom:

Así dice Yahvé de los ejércitos:

“¿No hay ya sabiduría en Temán?

¿Se retiró de sus sabios el consejo?

¿Se acabó su inteligencia?

8 [8333]

¡Huid! ¡Volveos atrás!

Buscad refugios profundos,

habitantes de Dedán,

porque voy a traer sobre él la ruina de Esaú,

el tiempo de su castigo.

9 Si vinieran sobre ti vendimiadores,

dejarían por lo menos algunos racimos;

y si ladrones de noche,

destruirían sólo una parte.

10 [8334] Yo empero voy a despojar a Esaú,

descubriré su escondrijo,

y no podrá ocultarse;

será destruida su raza,

así como sus hermanos y sus vecinos;

y él mismo ya no existirá.

11 ¡Deja tus huérfanos, que Yo les conservaré la vida,

y tus viudas pongan en Mí su esperanza!

12 [8335] Porque así dice Yahvé: He aquí, si los que no estaban condenados a beber el cáliz, lo bebieron sin remedio, ¿tú, por ventura, saldrás impune? No saldrás impune, lo beberás sin falta.

13 [8336] Pues por Mí mismo he jurado, dice Yahvé: Bosra será un objeto de horror y de oprobio, una desolación y lugar de maldición, y todas sus ciudades una eterna soledad.”

14 He oído de parte de Yahvé esta nueva,

ha sido enviado a las naciones este mensaje:

“Congregaos y marchad contra ella,

y levantaos para ir a la guerra.”

15 “Pues he aquí que Yo te he hecho pequeño entre los pueblos,

despreciado entre los hombres.

16 Te ha engañado tu arrogancia,

la soberbia de tu corazón,

pues habitas en las hendiduras de las rocas,

y ocupas la cima de los montes.

Pero aunque pongas tan alto

como el águila tu nido,

de allí te haré bajar, dice Yahvé.

17 Edom vendrá a ser un horror; cuantos por allí pasaren quedarán pasmados, y silbando contemplarán todas tus plagas.

18 Será arrasado como Sodoma y Gomorra, y sus ciudades vecinas, dice Yahvé; no vivirá nadie allí, ni habrá hombre que lo habite.

19 [8337] Como león subirá (el enemigo) desde las espesuras del Jordán a los pastizales siempre verdes, pero en un momento lo arrojaré de allí, y estableceré en (Edom) a quien Yo escogiere, pues ¿quién hay como Yo? ¿Quién me pedirá cuenta? ¿Quién es el pastor que pueda enfrentarse conmigo?

20 [8338] Por eso, oíd el designio de Yahvé, que Él tiene resuelto contra Edom, y sus planes que ha trazado contra los habitantes de Teman.

Os aseguro que serán arrastrados hasta los débiles de la grey,

y quedarán devastados juntamente con ellos sus pastizales.

21 Al estruendo de su caída temblará la tierra,

sus gritos se oirán hasta el Mar Rojo.

22 He aquí que como águila subirá (el enemigo),

volará y extenderá sus alas contra Bosra;

y será el corazón de los guerreros de Edom en aquel día

como el corazón de una mujer que está de parto.”

Contra Damasco

23 [8339] Para Damasco:

“Confundidas están Hamat y Arfad;

oyeron una mala noticia,

por la cual se han turbado.

Son como un mar agitado que no se puede calmar.

24 Desmáyase Damasco,

se dispone a huir, tiembla;

se apoderan de ella angustia y dolores

como de parturienta.

25 [8340]

¡Cómo ha sido abandonada la ciudad gloriosa,

la ciudad de mi alegría!

26 Por eso sus jóvenes caerán por sus calles,

y todos sus hombres de guerra perecerán en aquel día

—oráculo de Yahvé de los ejércitos—;

27 [8341] y pegaré fuego al muro de Damasco,

que devorará los palacios de Benhadad.

Contra Cedar y Hasor

28 [8342] Para Cedar y los reinos de Hasor, que derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia:

Así dice Yahvé:

“Levantaos, marchad contra Cedar,

y destruid a los hijos del Oriente.

29 Se les quitarán sus tiendas y sus rebaños,

las lonas de sus (tiendas)

y todos sus utensilios;

serán llevados sus camellos,

y se les clamará:

«¡Terror por doquier!»

30 Huid, dispersaos por todas partes;

escondeos en cavernas,

moradores de Hasor, dice Yahvé;

porque Nabucodonosor, rey de Babilonia,

tiene resuelto un plan contra vosotros,

y contra vosotros se dirigen sus pensamientos.

31 Levantaos, dice Yahvé (a los caldeos),

marchad contra un pueblo tranquilo,

que habita confiado, dice Yahvé,

sin puertas, sin cerrojos, todo aislado.

32 [8343] Sus camellos serán un botín,

y una presa la muchedumbre de sus ganados.

Esparciré a todos los vientos

a los que se rapan las sienes;

y de todos sus confines

traeré su mal, dice Yahvé.

33 Hasor vendrá a ser morada de chacales,

un desierto perpetuo.

no habitará allí hombre alguno

ni morará hijo de hombre en ella.

Contra Elam

34 [8344] Al principio del reinado de Sederías, rey de Judá, recibió el profeta Jeremías esta palabra de Dios para Elam:

35 “Así dice Yahvé de los ejércitos:

He aquí que romperé el arco de Elam,

lo principal de su fuerza.

36 Soltaré contra Elam los cuatro vientos

desde los cuatro puntos del cielo;

y los dispersaré hacia todos estos vientos;

y no habrá nación

adonde no lleguen fugitivos de Elam.

37 Porque haré temblar a Elam delante de sus enemigos,

y delante de los que intentan su ruina;

descargaré sobre ellos el mal,

mi ira ardiente, dice Yahvé,

y tras ellos enviaré la espada

hasta acabar con ellos.

38 Asentaré mi trono en Elam,

y daré allí muerte al rey

y a los príncipes, dice Yahvé.

39 [8345] Pero en los últimos tiempos haré volver

a los cautivos de Elam” —oráculo de Yahvé.

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Jeremías 50

Contra babilonia

1 [8346] Palabra que Yahvé dirigió a Babilonia, a la tierra de los caldeos, por boca del profeta Jeremías:

2 [8347]

“Publicadlo entre los pueblos, pregonadlo;

alzad bandera, proclamadlo, no lo encubráis;

decid: «Tomada ha sido Babilonia;

avergonzado está Bel y abatido Merodac.

Sus simulacros están cubiertos de ignominia,

sus ídolos tiemblan de terror».

3 [8348] Pues desde el Septentrión marcha contra ella una nación, que hará de su tierra una soledad sin habitantes; hombres y bestias huyeron, se marcharon.

Retorno de Israel

4 [8349] En aquellos días y en aquel tiempo, dice Yahvé, vendrán los hijos de Israel, y con ellos los hijos de Judá; vendrán llorando y buscando a Yahvé, su Dios.

5 Preguntarán por el camino de Sión, dirigiendo hacia allá sus rostros, (y diciendo): «Vamos y liguémonos con Yahvé en alianza eterna, que nunca será borrada.»

6 Mi pueblo ha venido a ser un rebaño de ovejas perdidas, sus pastores lo han descarriado; por los montes lo hicieron ir vagando; y andando de monte en collado se han olvidado del aprisco.

7 [8350] Cuantos los hallaban, los devoraban; y sus opresores se decían: «No hacemos mal, pues han pecado contra Yahvé, la morada de justicia; contra Yahvé, la esperanza de sus padres.»

8 [8351] Huid de en medio de Babel,

y salid del país de los caldeos,

sed como los carneros

que van delante del rebaño.

9 [8352] Pues he aquí que Yo suscitaré

y lanzaré contra Babel

una multitud de grandes naciones

desde el país del Norte,

se apostarán contra ella,

y de ese lado será tomada;

sus flechas son como de hábil guerrero;

no vuelven vacías.

10 Y Caldea será saqueada;

todos sus saqueadores se hartarán”, dice Yahvé.

11 [8353] Aunque os alegráis y saltáis de gozo,

oh saqueadores de mi herencia;

aunque brincáis como novilla en la hierba

y relincháis como caballos,

12 [8354] quedará muy avergonzada vuestra madre,

será cubierta de ignominia la que os dio a luz.

He aquí que será la última de las naciones,

desierto, tierra árida, estepa.

13 A causa de la ira de Yahvé no será habitada,

y toda ella se convertirá en soledad.

Cuantos pasaren junto a Babilonia, se pasmarán

y harán rechifla de todas sus plagas.

14 Tomad posiciones contra Babilonia a la redonda;

los que tendéis el arco, tirad contra ella,

no escatiméis las flechas,

porque ha pecado contra Yahvé.

15 [8355] Alzad contra ella el grito por todos lados;

se rinde ya, caen sus baluartes,

derribados están sus muros.

Es la venganza de Yahvé;

tomad venganza de ella;

tratadla como ella os ha tratado a vosotros.

16 [8356] Exterminad de Babilonia al que siembra,

y al que maneja la hoz en el tiempo de la siega.

Ante la espada destructora

vuélvase cada cual a su pueblo,

y huya cada uno a su tierra.

17 [8357] Un rebaño descarriado es Israel,

lo dispersaron los leones.

Primero lo devoró el rey de Asiria,

y el último ha sido este Nabucodonosor,

rey de Babel, que le rompió los huesos.

18 Por tanto, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí que Yo castigaré al rey de Babilonia y su tierra al modo que castigué al rey de Asiria.

19 Traeré a Israel a sus pastizales, y pacerá en el Carmelo y en Basán; sobre las montañas de Efraím y de Galaad se saciará.

20 [8358] En aquellos días y en aquel tiempo, dice Yahvé, se buscará la iniquidad de Israel, y no se hallará; y los pecados de Judá, y no se encontrarán, porque seré propicio al resto que haya dejado.

Descripción profética de la caída de Babel

21 [8359]

¡Sube contra la tierra de las rebeliones,

sube contra ella y sus habitantes

(que merecen) castigo!

¡Devasta y extirpa sus restos, dice Yahvé,

y haz conforme a cuanto te tengo mandado!”

22 ¡Estruendo de guerra en la tierra,

y ruina tremenda!

23 [8360] ¡Cómo ha sido roto y quebrado

el martillo de toda la tierra!

¡Cómo ha venido a ser Babilonia

un objeto de horror en medio de las naciones!

24 Te he tendido un lazo, y quedaste presa,

oh Babilonia, sin darte cuenta.

Fuiste sorprendida y tomada,

porque hiciste guerra contra Yahvé.

25 Abrió Yahvé su arsenal

y sacó las armas de su indignación;

porque el Señor, Yahvé de los ejércitos,

quiere ejecutar una obra en el país de los caldeos.

26 [8361] ¡Venid contra ella

desde los cabos (del mundo),

abrid sus graneros,

haced de (sus piedras) montones

como gavillas y exterminadla;

no le quede ni siquiera un resto!

27 Matad a todos sus toros,

sean conducidos al matadero.

¡Ay de ellos, pues ha llegado su día,

el tiempo de su castigo!

28 Se oye la voz de fugitivos

que escapan de la tierra de Babel,

para anunciar en Sión

la venganza de Yahvé, nuestro Dios,

la venganza de su Templo.

29 [8362] Convocad contra Babilonia a muchos (pueblos),

a todos los que entesan el arco;

acampad contra ella a la redonda,

para que nadie escape;

dadle el pago de sus obras;

haced con ella conforme a cuanto ella ha hecho,

pues se ha alzado contra Yahvé,

contra el Santo de Israel.

30 “Por eso caerán en sus plazas sus jóvenes,

y todos sus guerreros perecerán en aquel día, dice Yahvé.

31 Heme aquí contra ti, oh soberbio,

dice el Señor, Yahvé de los ejércitos;

pues ha llegado tu día, el tiempo de tu castigo.

32 Tropezará el soberbio y caerá,

sin que haya quien le levante;

pues pegaré fuego a sus ciudades

que devorará todos sus alrededores.”

El mismo Dios defenderá la causa de su pueblo

33 Así dice Yahvé de los ejércitos: “Viven oprimidos los hijos de Israel juntamente con los hijos de Judá, y todos los que los cautivaron los retienen y rehúsan soltarlos.

34 [8363] Pero su libertador es fuerte, Yahvé de los ejércitos es su nombre; Él no tardará en defender la causa de ellos, para dar descanso al país y hacer temblar a los habitantes de Babilonia.

35 ¡Espada contra los caldeos, dice Yahvé,

y contra los habitantes de Babilonia;

contra sus príncipes y contra sus sabios!

36 [8364]

¡Espada contra los impostores y se volverán estúpidos,

espada contra sus combatientes y se amedrentarán!

37 ¡Espada contra sus caballos y contra sus carros,

contra toda la turba de gentes en medio de ella,

y serán como mujeres!

¡Espada contra sus tesoros, que serán saqueados!

38 ¡Sequedad sobre sus aguas, que se secarán!

Porque es un país de ídolos,

se vuelven locos con sus imágenes.

39 Por eso habitarán (allí) las fieras con los chacales; y los avestruces tendrán en ella su morada; nunca jamás será habitada, ni volverá a ser poblada en los siglos.

40 Como cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, dice Yahvé, no habitará hombre allí, ni morará en ella hijo de hombre.

41 [8365] He aquí que viene del Norte un pueblo; una nación grande y reyes poderosos; se alzan desde los extremos del orbe,

42 empuñan el arco y el venablo, son crueles y sin piedad, sus voces son como el mar que brama, montan caballos y vienen armados como guerreros contra ti, oh hija de Babilonia.

43 El rey de Babel oye la noticia, y se le debilitan los brazos; le sobrevienen angustias y dolores como de parturienta.

44 [8366] He aquí que sube como león de los boscajes del Jordán a los pastos de perenne verdor. Pero lo expulsaré de allí en un momento, y estableceré sobre él a quien Yo escogiere. Porque ¿quién hay como Yo, y quién me pedirá cuenta? ¿O quién es el pastor que pueda enfrentarse conmigo?”

45 Por eso, oíd el designio que Yahvé ha tomado contra Babel, y los planes que ha trazado contra el país de los caldeos. Serán arrastrados hasta los endebles del rebaño y será devastado el pastizal juntamente con ellos.

46 A la noticia de la conquista de Babilonia, temblará la tierra, darán alaridos las naciones.

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Jeremías 51

Babilonia víctima de sus crímenes

1 [8367] Así dice Yahvé:

“Ved que voy a suscitar un espíritu destructor

contra Babel y contra los moradores de Caldea.

2 Enviaré a Babilonia aventadores

que la aventarán,

y que despojen su país

y lo rodeen por todas partes

en el día de la desdicha.

3 Entese el arquero su arco contra el arquero,

y contra aquel que se jacta de su coraza.

No perdonéis a sus jóvenes,

exterminad a todas sus huestes”,

4 para que caigan muertos

en la tierra de los caldeos

y traspasados en sus calles.

5 [8368] Porque Israel y Judá no son viudas (desamparadas)

de su Dios, Yahvé de los ejércitos:

aunque su país está lleno de culpa

contra el Santo de Israel.

6 [8369] Huid de en medio de Babilonia,

salve cada uno su vida,

no sea que perezcáis por la iniquidad de ella;

porque, tiempo es de la venganza de Yahvé;

Él va a darle su merecido.

7 [8370] Babilonia era un cáliz de oro

en la mano de Yahvé,

para embriagar a toda la tierra;

de su vino bebieron los pueblos

de modo que enloquecieron.

8 [8371] De repente ha caído Babilonia,

y ha sido quebrantada;

lamentadla, tomad bálsamo para su herida,

a ver si sana.

9 Hemos procurado curar a Babilonia,

pero ella no ha sanado.

Abandonadla, y vámonos cada cual a su país,

pues su crimen alcanza hasta el cielo,

y se alza hasta las nubes.

10 Yahvé ha manifestado nuestra justicia;

venid, y narremos en Sión

la obra de Yahvé, Dios nuestro.”

Los medos como instrumentos de la venganza de Dios

11 Aguzad las saetas, cubríos con los escudos;

Yahvé ha excitado el espíritu

de los reyes de los medos;

porque su plan contra Babilonia es destruirla;

es la venganza de Yahvé,

la venganza de su Templo.

12 Alzad el estandarte contra los muros de Babilonia,

aumentad la vigilancia;

poned centinelas, y disponed emboscadas,

porque Yahvé ejecuta lo que se ha propuesto,

o que ha anunciado contra los habitantes de Babel.

13 [8372] Tú que habitas junto a muchas aguas,

rica en tesoros,

ha llegado tu fin,

(está llena) la medida de tus rapiñas.

14 Yahvé de los ejércitos ha jurado por sí mismo:

“Te inundaré de hombres como si fuesen langostas,

y lanzarán contra ti gritos” (de victoria).

15 [8373] Él hizo la tierra con su poder,

fundó el orbe con su sabiduría,

y con su inteligencia desplegó los cielos.

16 A su voz se amontonan las aguas en el cielo;

Él hace subir las nubes

desde los extremos de la tierra,

prepara los relámpagos para la lluvia,

y saca de sus depósitos los vientos.

17 Todo hombre es necio, sin inteligencia;

avergüéncese todo artífice de sus ídolos,

porque mentira son sus imágenes de fundición,

y no hay aliento en ellas.

18 Cosas vanas son, obras de engaño;

perecerán en el tiempo de su castigo.

19 La porción de Jacob no es semejante a ellas,

porque Él formó todas las cosas;

(Israel) es la tribu de su herencia;

Yahvé de los ejércitos es su nombre.

20 [8374]

“Tú me serviste de martillo, de arma de guerra;

por medio de ti he aplastado pueblos,

por medio de ti he destruido reinos;

21 por medio de ti he aplastado al caballo y a su jinete,

por medio de ti he aplastado el carro con el conductor;

22 por medio de ti he aplastado al hombre y a la mujer,

por medio de ti he aplastado al viejo y al niño,

por medio de ti he aplastado al joven y a la doncella;

23 por medio de ti he aplastado al pastor y su rebaño,

por medio de ti he aplastado al labrador y su yunta,

por medio de ti he aplastado a gobernadores y jefes.

24 Pero retribuiré ante vuestros ojos a Babel y a todos los habitantes de Caldea, todo el mal que hicieron a Sión —oráculo de Yahvé.

25 [8375] Heme aquí contra ti, oh monte destructor,

que has destruido toda la tierra, dice Yahvé.

Yo extenderé mi mano contra ti,

y te haré rodar desde lo alto de las peñas;

y te convertiré en monte consumido por las llamas.

26 Y no se tomará de ti piedra angular,

ni piedra fundamental,

porque serás ruina perpetua, dice Yahvé.

27 [8376] Alzad bandera en la tierra,

tocad la trompeta entre los pueblos,

convocad contra ella las naciones,

llamad los reinos de Ararat, Mení y Asquenaz,

nombrad contra ella un Jefe,

lanzad los caballos como langostas erizadas.

28 [8377] Consagrad contra ella los pueblos, los reyes de los medos, sus gobernadores y sus jefes, y todos los países de su dominio.

29 Tiembla la tierra y se estremece,

pues se cumplen contra Babilonia los planes de Yahvé,

de hacer del país de Babilonia

un desierto sin habitantes.

30 Los guerreros de Babilonia dejan ya de luchar,

permanecen en los baluartes;

se acabó su fuerza,

han venido a ser como mujeres;

han sido quemadas sus casas,

están rotos sus cerrojos.

31 Un correo corre para alcanzar a otro correo,

y un mensajero a otro mensajero,

para anunciar al rey de Babilonia

que su ciudad ha sido tomada

desde un cabo a otro;

32 que han sido ocupados los vados,

que los cañaverales están en llamas

y los guerreros llenos de consternación.

Sión clama por venganza

33 [8378] Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel:

“La hija de Babel es como una era que se aplana (para la trilla);

un poco todavía, y llega para ella el tiempo de la siega”.

34 [8379] “Nabucodonosor, rey de Babilonia, me ha consumido,

me ha destruido,

me ha dejado como una vasija vacía;

cual dragón me ha devorado;

se ha llenado el vientre de mis mejores bocados,

me ha echado fuera.”

35 “¡Recaiga sobre Babel la violencia que he sufrido en mi carne”,

dice la habitadora de Sión;

“¡y mi sangre sobre los habitantes de Caldea!”, dice Jerusalén.

36 [8380] Por eso, así dice Yahvé:

“He aquí que Yo defenderé tu causa,

y te vengaré;

secaré su mar

y haré que se agoten sus fuentes.

37 [8381] Babel será un montón de ruinas,

morada de chacales;

objeto de pasmo y escarnio

(tierra) sin habitantes.

38 Braman a una como leones,

rugen cual cachorros de león.

39 En su fiebre les daré una bebida,

los embriagaré, para que se diviertan,

y duerman un sueño perpetuo,

del cual no se despertarán, dice Yahvé.

40 Los llevaré al matadero como corderos,

como carneros y machos cabríos.”

41 [8382] ¡Cómo ha sido tomada Sesac,

conquistada la gloria de toda la tierra!

¡Cómo se ha trocado Babel

en objeto de horror entre los pueblos!

42 El mar ha inundado a Babilonia,

la cubrió la muchedumbre de sus olas.

43 Sus ciudades han venido a ser un desierto,

una tierra seca y árida, tierra inhabitada

por la cual no transitará hombre alguno.

44 [8383]

“Castigaré a Bel en Babilonia,

y arrancaré de su boca lo que ha engullido;

ya no concurrirán a él las naciones;

pues hasta los muros de Babilonia caerán.

Salid de Babilonia

45 Salid de ella, oh pueblo mío,

y salve cada cual su vida

del furor de la ira de Yahvé.

46 No se amedrente vuestro corazón, ni temáis los rumores que se oirán en la tierra. Un año correrá un rumor, y después, otro año, otro rumor; la violencia dominará en el país, un tirano seguirá a otro.

47 Por lo tanto, he aquí que vienen días en que castigaré los ídolos de Babel; toda su tierra quedará cubierta de vergüenza, y todos sus muertos yacerán en medio de ella.

48 [8384] Celebrarán lo sucedido a Babilonia los cielos y la tierra y cuanto hay en ellos, porque desde el norte vendrán sobre ella los devastadores —oráculo de Yahvé.

49 Babilonia caerá por los muertos de Israel, así como por Babilonia cayeron los muertos de toda la tierra.

50 Los que habéis escapado a la espada, partid sin demora. Desde lejos acordaos de Yahvé, y Jerusalén ocupe vuestros corazones.

51 «Estamos avergonzados, conocemos nuestra ignominia, la confusión cubre nuestro rostro; pues los extranjeros penetraron en los lugares sagrados de la Casa de Yahvé».

52 Por esto, he aquí que vienen días, dice Yahvé, en que castigaré sus ídolos, y en todo su país se oirá el gemido de los traspasados.

53 [8385] Aunque Babilonia se levantase hasta el cielo, e hiciese inaccesible su alta fortaleza, de mi parte le vendrán sus devastadores”, dice Yahvé.

54 Alaridos se oyen de Babilonia, quebranto grande de la tierra de los caldeos;

55 pues devasta Yahvé a Babel y ahoga su voz jactanciosa; braman sus olas como copiosas aguas, retumba el fragor de su voz.

56 Porque vino sobre ella, sobre Babel, el devastador; han sido apresados sus guerreros y rotos sus arcos; pues Dios de retribuciones es Yahvé; dará sin falta la paga.

57 “Embriagaré a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernadores, a sus jefes y a sus valientes; y dormirán un sueño perpetuo, del cual no despertaran”, dice el Rey, cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos.

58 [8386] Así dice Yahvé de los ejércitos:

“Las anchas murallas de Babel serán totalmente destruidas,

y quemadas sus altas puertas.

Trabajaron los pueblos por nada.

y las naciones se han cansado para el fuego.”

Mensaje de Jeremías a Babilonia

59 [8387] Orden que el profeta Jeremías dio a Seraías, hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando éste se encaminó a Babilonia, con Sedecías, rey de Judá, en el año cuarto de su reinado. Seraías era camarero mayor.

60 Escribió Jeremías en un libro todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas estas palabras escritas contra Babilonia.

61 Y dijo Jeremías a Seraías: “Cuando hayas llegado a Babilonia, mira que leas en voz alta todas estas palabras;

62 y dirás: ¡Oh, Yahvé! Tú has anunciado que destruirás este lugar, de modo que no quede en él habitante, ni hombre ni bestia, sino que sea convertido en desierto perpetuo.

63 [8388] Y después de leer este libro, atarás a él una piedra y lo arrojarás en medio del Éufrates;

64 y dirás: «Así se sumergirá Babilonia, y no se recobrará del mal que voy a traer sobre ella. Así quedarán destruidos».”

Hasta aquí las palabras de Jeremías.

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Apéndice

Jeremías 52

Sitio y toma de Jerusalén

1 [8389] Veinte y un años tenía Sedecías cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Hamital, hija de Jeremías, de Lobná.

2 Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, imitando en todo los procederes de Joakim.

3 Por eso la ira de Yahvé contra Jerusalén y Judá llegó a tal punto que los arrojó de su presencia. Pues Sedecías se rebeló contra el rey de Babilonia,

4 y entonces, el año noveno de su reinado, en el mes décimo, el diez del mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército, contra Jerusalén. Acamparon frente a ella y construyeron en torno a ella baluartes;

5 y estuvo sitiada la ciudad hasta el año undécimo del rey Sedecías.

6 En el mes cuarto, a nueve del mes, se apoderó el hambre de la ciudad, de modo que el pueblo del país carecía de pan.

7 Entonces al abrirse brecha en la ciudad, todos los hombres de guerra huyeron, saliendo de la ciudad de noche, por el camino de la puerta que está entre los dos muros, junto al jardín del rey, mientras los caldeos rodeaban la ciudad; y se fueron hacia el Arabá.

8 Mas el ejército de los caldeos persiguió al rey; y alcanzaron a Sedecías en los llanos de Jericó, cuando todo su ejército andaba ya disperso lejos de él.

9 [8390] Capturaron al rey, y lo llevaron a Riblá situada en la tierra de Hamat, al rey de Babilonia, el cual pronunció sentencia contra él.

10 El rey de Babilonia hizo degollar a los hijos de Sedecías, a la vista de éste; y también a todos los príncipes de Judá los hizo degollar en Riblá.

11 A Sedecías le hizo sacar los ojos y le puso grillos de bronce; y el rey de Babilonia lo llevó a Babilonia, donde lo tuvo encarcelado hasta el día de su muerte.

Ruina de la Ciudad Santa

12 [8391] En el mes quinto, el diez del mes, que fue el año diez y nueve del rey Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nabuzardán, capitán de la guardia y palaciego del rey de Babilonia, llegó a Jerusalén.

13 Y abrasó la Casa de Yahvé y el palacio del rey; asimismo puso fuego a todas las casas de Jerusalén, y a todos los palacios.

14 Y todo el ejército que estaba allí con el jefe de la guardia, derribó todos los muros que rodeaban a Jerusalén.

15 [8392] Parte de la gente pobre, y el resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia, y los artesanos que quedaban, fueron deportados por Nabuzardán, capitán de la guardia.

16 Pero otra parte de los pobres del país los dejó Nabuzardán capitán de la guardia como viñadores y labradores.

17 Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que había en la Casa de Yahvé, y las basas y el mar de bronce que estaban en la Casa de Yahvé, y se llevaron todo el bronce de ellos a Babilonia.

18 Se llevaron también los calderos, las paletas, los cuchillos, los tazones, las cucharas, y todos los utensilios de bronce que se usaban para el culto.

19 El capitán de la guardia tomó igualmente las palanganas, los braseros, los tazones, los calderos, los candeleros, las cucharas y los platos; el oro de lo que era de oro, y la plata de lo que era de plata.

20 [8393] En cuanto a las dos columnas, el mar y los doce bueyes de bronce que había debajo, y las basas que Salomón había hecho para la Casa de Yahvé, era imposible pesar el bronce de todos estos objetos.

21 Las columnas tenían una altura de diez y ocho codos cada una, y un cordel de doce codos indicaba su circunferencia. Su grosor era de cuatro dedos y eran huecas.

22 Había sobre cada una un capitel de bronce; el capitel de la primera tenía una altura de cinco codos y alrededor del capitel había una red y granadas, todo de bronce. Lo mismo la otra columna, con las granadas.

23 [8394] Noventa y seis granadas eran visibles. Todas las granadas eran cien sobre la red, todo alrededor (del capitel).

Muerte de los jefes

24 El capitán de la guardia tomó a Seraías, que era Sumo Sacerdote, y a Sofonías, el segundo sacerdote, y a los tres porteros.

25 De la ciudad tomó a un eunuco que era comandante del ejército, y siete hombres de la corte del rey, que fueron hallados en la ciudad, y al secretario del jefe del ejército, a cuyo cargo estaba el reclutamiento del pueblo del país, y sesenta hombres del pueblo del país que se encontraban en la ciudad. Los prendió Nabuzardán, capitán de la guardia, y los llevó al rey de Babilonia, a Riblá.

27 Y el rey de Babilonia los entregó a la muerte en Riblá, en la tierra de Hamat. Y Judá fue deportado cautivo fuera de su país.

Las deportaciones de judíos

28 Éste es el pueblo que deportó Nabucodonosor: El año séptimo, tres mil veinte y tres judíos;

29 el año diez y ocho de Nabucodonosor, ochocientas treinta y dos personas de Jerusalén.

30 El año veinte y tres de Nabucodonosor, Nabuzardán, capitán de la guardia, deportó setecientos cuarenta y cinco judíos; en total, cuatro mil seiscientos.

Jeconías puesto en libertad

31 [8395] El año treinta y siete del cautiverio de Jeconías, rey de Judá, en el duodécimo mes, el veinte y cinco del mes, Evil-Merodac, rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, levantó la cabeza de Jeconías, rey de Judá, y le sacó de la cárcel.

32 Habló con él amistosamente, y puso su trono sobre los tronos de los reyes que tenía consigo en Babilonia.

33 También le mudó los vestidos de cárcel, y (Jeconías) comió siempre en su presencia, todos los días de su vida.

34 Para su sustento, el rey de Babilonia le asignó una manutención perpetua, cada día una ración fija, hasta el día de su muerte, todos los días de su vida.

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Comentarios de Mons. Straubinger

* 1 ss. Anatot, pequeña localidad, a pocos kilómetros al norte de Jerusalén, en los confines de la tribu de Benjamín, que juntamente con la de Judá integraba el reino de Judá, cuya capital era Jerusalén. El año decimotercero (versículo 2): Josías empezó a reinar el año 638 cuando tenía ocho años. El año decimotercero corresponde al año 626 o 625 a. C. Murió ese rey piadoso el año 608 en la batalla de Megiddó, después de haber destruido la idolatría (cf. II Paralipómenos 34, 1-7). Joakim (no confundir con Joaquín o Jeconías), hijo de Josías (versículo 3) reinó de 608 a 597; Sedecías, el último rey, de 597 a 587, año en que fue destruida Jerusalén y deportado su rey a Babilonia.

* 5. La vocación de Jeremías comienza por un diálogo entre Dios y el profeta, que muestra que éste desde antiguo había sido elegido como instrumento en manos de Dios, y que su vocación corresponde a un plan libérrimo del Señor, el cual elige a quien quiere (cf. Juan 15, 16; Romanos 9, 15 s.; Éxodo 33, 19). Nótese la gradación retórica de los términos conocí… santifiquéhe constituido. Los dos primeros expresan la voluntad predestinadora y salvadora de Dios, el tercero señala la realización de esa voluntad en el hombre. De este verso deducen San Agustín y otros Padres que el profeta, estando aún en el seno materno, fue purificado del pecado original, como más tarde el Precursor de Cristo, San Juan Bautista (cf. Lucas 1, 41).

* 6. Véase igual humildad y desconfianza de sí mismo, en Moisés (Éxodo 4, 10), y en Isaías (6, 5).

* 7 s. Dios refuta amablemente las objeciones a del joven profeta, le explica lo que significa ser enviado de Dios y le promete su auxilio contra los ataques de los enemigos. El verdadero profeta y predicador es necesariamente perseguido porque no se conforma con el mundo (cf. Mateo 10, 24 ss.).

* 10. Se cumplirán todas las profecías que pronunciares por orden mía, las buenas y las malas, de manera que serás como un constructor y destructor de reinos.

* 11. Una vara de almendro. El almendro es el primero de los árboles de la primavera, por lo cual es figura de la vigilancia. La metáfora quiere decir que Dios vela sobre el cumplimiento de los vaticinios de su profeta (versículo 12). La Vulgata vierte: una vara vigilante.

* 13. Una olla hirviente: el rey Nabucodonosor de Babilonia, el cual ha de venir desde el norte, por el país de Siria. Es llamado hirviente por el furor con que actuará como instrumento de Dios.

* 17 s. No les tengas miedo (cf. versículo 8): Hay un temor y un pudor que lleva a la muerte, y otro que lleva a la vida. La primera virtud que debe tener el profeta es no hacer caso de los juicios de los hombres. Por eso, “Dios les dio a los profetas un semblante como una ciudad de metal, como una piedra de diamante y como una columna de hierro, a fin de que no temiesen las injurias de su pueblo, sino que menospreciasen la desvergüenza de sus escarnecedores con frente serena y grave” (San Jerónimo, A Pamaquio). Efectivamente, los enemigos, entre los cuales se hallaban también sacerdotes, no consiguieron que el profeta callase antes de haber cumplido su trágica misión.

* 1. Este primer vaticinio de Jeremías se dirige a Judá y contiene tres ideas principales: 1ª, el profeta recuerda a Israel los días felices de la liberación; 2ª, Dios les hace reproches por haberse olvidado de Él; 3ª, los acusa de haber elegido a otros dioses, impotentes ídolos. Estas ideas, generales van desarrollándose en los capítulos que siguen.

* 2. Comparación muy frecuente en la Sagrada Escritura: Israel es la esposa del Señor, por lo cual la apostasía se describe con preferencia bajo la imagen de fornicación (3, 1 ss.; Deuteronomio 32, 21; Ezequiel 16, 15; Oseas 2, 2 ss.; Santiago 4, 4 s., etc.). La juventud de Israel es su estadía en Egipto y en el desierto. Con gran delicadeza alude Dios a este pobre origen, que fue el del pueblo israelita todo entero, cuyos fundadores, los doce hijos de Jacob, eran “poquísimos y peregrinos en esa región” (Salmo 104, 12 s. y nota), ya que, como lo hace notar San Ireneo, en lugar de gozarse de las promesas hechas por Dios a Abrahán y a sus descendientes, pasaron extremas penurias (Génesis 42, 1 ss.), debiendo recurrir a Egipto hasta que “fue Jacob a vivir como peregrino en la tierra de Cam” (Salmo 104, 23). Y poco después, pasada la dinastía semítica de los hyksos, favorable a José (Éxodo 1, 8 ss.; Hechos de los Apóstoles 7, 18), empezó una constante persecución y miseria para el pueblo hebreo a medida que se multiplicaba en Egipto, y así fue por largos años, al menos 250. Tal era, pues, la ínfima situación de Israel cuando Dios resolvió salvar a su pueblo escogiendo a Moisés (Éxodo 3, 7 ss.), figura de Cristo en cuanto libertador (Isaías 61, 1 = Lucas 4, 18) y también en cuanto fue originariamente rechazado por su pueblo (cf. Hechos de los Apóstoles 7, 36 ss. y nota).

* 3. Cosa santa para Yahvé: Cf. Éxodo 4, 22; 19, 5 s. y notas. Siendo Israel la nación teocrática, pertenece por entero a Yahvé, así como son de Él todas las primicias de los frutos (cf. Levítico 23, 10; Oseas 9, 10). Quien toma las primicias para comerlas comete un sacrilegio (cf. Levítico 22, 10 y 16). De la misma manera, el que ataca al pueblo escogido, se levanta contra Dios será castigado por Él mismo.

* 5. Vanidad y vanos son sinónimos de idolatría e ídolos. Como el siervo anda tras su señor, así Israel anda tras los falsos dioses.

* 7. La profanación del país, que era heredad de Dios, y no propiedad de Israel, consiste en el culto de dioses ajenos que eran tratados como si fuesen los señores de la tierra de Dios. Véase Salmo 77, 58 ss. “Así también nosotros, cada vez que pecamos, destruimos el templo de Dios e injuriamos al que habita en nosotros” (San Agustín). En vez de tierra fértil dice San Jerónimo, según su costumbre, Carmelo, porque en hebreo una misma palabra significa tierra fértil y Carmelo.

* 8. Hasta muchos sacerdotes y profetas, que de un modo ejemplar deberían servir a Dios, se han plegado a Baal el dios de los cananeos. Véase Ezequiel 22, 25 s.

* 10 s. Kitim (nombre antiguo de Chipre) y Cedar (parte septentrional del desierto de Arabia) son representantes de los gentiles. ¿No os da vergüenza al ver que estos paganos no cambian sus dioses, y que tributan a sus ídolos mayor reverencia que vosotros al Dios vuestro, que es el Señor del cielo y de la tierra? Su Gloria (versículo 11): Gloria (en hebreo: Cabod): se usa como nombre de Dios.

* 13. Los ídolos son como pozos que no contienen agua. Son vanos y vanidad (versículo 5), ni pueden dar auxilio a nadie. Es la misma queja que profiere Jesús en Juan 5, 40. Él también, hablando con la samaritana, se compara a un manantial de aguas vivas (Juan 4, 13 s.; 7, 38).

* 14. Israel no es esclavo, sino el pueblo de Dios, pero por sus vicios ha llegado a ser presa de otras naciones, los asirios y babilonios. Véase Salmo 77, 61 ss. Vernáculo se llamaba el esclavo nacido en la casa de su amo.

* 16. Las ciudades de Menfis y Tafnis representan a Egipto, que era uno de los opresores que humillaban a Israel. Trasquilan tu cabeza; en señal de tu esclavitud. La Vulgata vierte: te estupraron hasta la coronilla de la cabeza.

* 18. El agua turbia designa el Nilo (en hebreo: Schijor). Las aguas del Río: el Éufrates. Alusión a la alianza de los reyes de Judá con Egipto y con Asiria. Ni el uno ni el otro podrá salvar al pueblo que se ha olvidado de su Dios. Véase Isaías 30, 2.

* 19. Abandonar a Dios es una cosa amarga. Es ésta una verdad tan profunda, que el mundo no puede comprenderla. Y sin embargo, los goces mundanos no son más que una gota de miel que se convierte en un mar de amarguras. Lo vemos por lo que sucede al que se entrega a un vicio, a la intemperancia, a la vanidad, a los deseos de la carne o a cualquier otro goce desmedido. Vista con los ojos de la fe, la alegría del mundo es, en muchos casos, una comedia que termina en una tragedia, la tragedia más triste que pensar se pueda, la muerte. El Catecismo Romano (IV, 14, 9) cita este pasaje para enseñarnos que, por los pecados mismos, aprendamos a dolemos de ellos, y para exhortarnos a mirar bien los males que se siguen del pecado.

* 20. Tu yugo, que en realidad es un “yugo suave”, como enseña Jesús en Mateo 11, 30, mas Israel es una ramera porque ha roto la fidelidad al Señor, su Esposo (versículo 2 y nota). No quiero servir: El pecado es rebeldía contra Dios; el pecador declara la guerra al mismo Señor, desnuda su espada, tiende su arco y lanza sus flechas contra el Omnipotente. “El pecador mata a Dios, cuando menos, con su deseo” (San Juan Crisóstomo). Véase 6, 16; Lucas 19, 17 y 24.

* 23. Aquel valle: el valle de Hinnom, donde se quemaban los niños en el culto cruel de Moloc (IV Reyes 23, 10; II Paralipómenos 28, 3; 33, 6; etc.). El nombre del valle, en hebreo Ge Hinnom, sirve en el Nuevo Testamento para designar al infierno (gehenna). Véase Mateo 5, 22; Marcos 9, 43.

* 24 s. Metáforas de crudo y elocuente realismo, muy propias para mostrarnos cómo Dios ve el fuego de la pasión. San Juan de la Cruz anota: “Como comúnmente dicen, el apetito es como el fuego, que echándole leña crece; y luego que la consume, por fuerza ha de desfallecer. Y aun el apetito es de peor condición en esta parte; porque el fuego, acabándosele la leña, decrece, mas el apetito no decrece en aquello que se aumentó cuando se puso por obra, aunque se acaba la materia, sino que en lugar de decrecer, como el fuego cuando se le acaba la suya, él desfallece en fatiga, porque quedó crecida el hambre y disminuido el manjar” (Subida del Monte Carmelo, I, 6). Es inútil (versículo 25): Así habla Israel, la viña selecta (versículo 21) después de haberse corrompido. Es el terrible destino de las almas indiferentes, peor que el de las frías (Apocalipsis 3, 15); destino peor que el de las corrompidas Sodoma y Gomorra (16, 48 ss.; Lucas 10, 12); peor que el de las paganas Tiro y Sidón (Lucas 10, 14); peor que el de los publicanos y las rameras (Mateo 21, 31). Es el destino inmensamente trágico de los privilegiados, de aquellos a quienes mucho se les dio y por tanto se les pedirá mucho (Lucas 12, 48), no para que sean héroes a lo humano, sino al contrario, para que sean pequeños (Mateo 18, 1 ss.; Lucas 1, 49 y nota) y fieles a Dios. Pensemos que, según esta maravillosa doctrina, no es difícil que el refinado intelectual o gran señor sea humilde de corazón delante de Dios, tanto o más que el más modesto servidor, considerando, con santa envidia, que a éste, para cumplir, le basta con su simple labor común, en tanto que los dirigentes responden por los demás (véase 9, 6; cf. Eclesiástico 3, 20; 7, 4; 31, 8 y notas). La Virgen María tenía conciencia de haber recibido más que nadie (Lucas 1, 49) y a pesar de eso, o mejor, gracias a eso, tenía más que nadie conciencia de ser simple “ancilla Domini” (Lucas 1, 48). Como paralelo de este pasaje véase el capítulo 16 de Ezequiel.

* 27. Leño y piedra: ¡considerados como dioses y llamados con el dulce nombre de Padre! Es el colmo de la locura, la renegación más detestable de la filiación divina.

* 31. Dios dio a su pueblo una tierra fértil (cf. versículo 7 y nota) y lo colmó de beneficios materiales. Tanto más debía éste mostrarle gratitud y obediencia, porque Dios no se mostraba para Israel como un simple dominador, sino como su dicha y su presea, según vemos en el versículo 32.

* 35. Antes decían: no quiero servir (versículo 20), y ahora repiten a coro: soy inocenteno he pecado. Lo mismo que hoy. “Para que nuestra confesión de haber pecado sea sincera, tenemos que reconocer nuestra culpa, de lo contrario nos asemejamos a aquellos que, encontrándolo muy natural, hasta se jactan de haber ofendido a Dios, de haber violado Su ley. Y es lo que cuesta: reconocer su propia culpa. La negamos instintivamente por nuestro innato orgullo, pues nos humilla el vernos débiles, llenos de defectos, dominados por pasiones. Si ya no nos podemos hacer mejores, entonces echamos la culpa al ambiente, a la debilidad física, a nuestro temperamento y así a Dios mismo” (Elpis).

* 36. Serás burlado de Egipto: El pueblo de Dios tenía que permanecer inmune de alianzas con otras naciones, porque toda alianza política era un acto de desconfianza hacia Yahvé, una apostasía religiosa. “Esta última era evidentemente la tesis del profetismo, que, como antes había sido enemigo de la política de colaboración con Asiria, ahora, alegando los desastres de aquélla, era enemigo de la colaboración con Egipto” (Ricciotti, Historia de Israel, número 522).

* 37. Con las manos sobre la cabera: gesto con que se expresa el dolor (II Reyes 13, 19). El Señor frustrará los esfuerzos de todos aquellos en que has puesto tu confianza.

* 1. Véase Deuteronomio 24, 4. Es notable el paralelismo de este capítulo con el 16 de Ezequiel y el 2 de Oseas. El Señor muestra su extremo furor por la infidelidad de Israel, su esposa. Hay que mirar este episodio con los ojos de un marido ofendido. ¿Qué nos parecería una esposa que dijera al marido: tú, que eres tan bueno, déjame que me vaya con otro hombre? Aquí está, decimos, todo el problema del espíritu. Porque si el esposo la colma a ella de benevolencia dándole cuanto tiene y hasta su propio ser, ese mismo amor lo lleva a querer complacerse en ella; de modo que todo podrá permitirle y consentirle, menos ese desvío. Apliquémonos esto, que es una verdadera piedra de toque para saber si amamos a Jesús. ¿Es que para divertirnos y estar alegres sentimos la necesidad de irnos con ese “otro”, que es el mundo? ¿O es que Jesús está asociado a nuestra felicidad, de modo que lo busquemos para estar alegres y tomemos en manos su Evangelio, para gozarnos en su conversación, en su “sociedad”, como Él quiere (Juan 17, 13; Lucas 10, 39 ss.; I Juan 1, 3 s.), y no solamente cuando necesitamos algo de orden temporal, o cuando tememos la muerte? En el primer caso, somos como el rico del Evangelio (Lucas 18, 24 s. y nota), es decir, somos del mundo y no tenemos amor (I Juan 2, 1S), ni podemos tenerlo porque el amor es el Espíritu Santo, y sabemos que “el mundo no puede recibirlo porque no le ve” (Juan 14, 17), o sea, no piensa ni concibe que exista esa maravillosa realidad interior, porque está absorbido y “fascinado por la bagatela” (Sabiduría 4, 12). En el segundo caso, dichosos de nosotros, pues tenemos la bienaventuranza de los ricos que no han puesto su corazón en las cosas pasajeras (Eclesiástico 31, 8 y nota) y desprecian el mundo persuadidos de poseer, desde ahora, un bien infinitamente mayor (cf. Cantar de los Cantares 8, 7 y nota). “La vida sin amor no vale nada”, dice con gran verdad un proverbio popular. ¿Y qué es el amor sino esto? ¿Qué será sin esto, nuestra vida futura? ¿Concebiríamos acaso una felicidad eterna junto a un Dios cuyo trato hoy nos fuese desagradable? No obstante ello, vuélvete a Mí: Dios no es como un esposo implacable. Aunque ofendido por la infidelidad de la esposa, hace ostentación de su misericordia, mostrando que volverá a reconocer como suyo al pueblo contaminado por la idolatría. “Dios que rechaza al pecador acoge al penitente” (San Gregorio Magno).

* 2. Donde no te hayas prostituido, etc.: Alusión a la idolatría, que se llama prostitución y fornicación. Cf. Ezequiel 16, 16 y nota.

* 4. Padre mío: Cf. versículo 19; Sabiduría 14, 3; Isaías 63, 16; 64, 8. Dios acepta el título y nombre de Padre, porque siempre está dispuesto a perdonar. La única condición que pone es que su pueblo se arrepienta.

* 6. Israel: aquí el reino de las diez tribus. Se llama apóstata por su idolatría en los montes y bajo los árboles (véase 2, 20). Comienza con este versículo un nuevo discurso profético, con nuevas amenazas para el pueblo impenitente, pero al mismo tiempo con promesas consoladoras para el caso de su conversión.

* 12. Es como una invitación a las diez tribus de Israel, la nación rebelde deportada a Asiria (722 a. C.) que nunca volvió de la dispersión. Véase versículo 18; Isaías 27, 13; Ezequiel 37, 15-23; Zacarías 8, 13.

* 14. Convertíos, hijos rebeldes: No nos avergoncemos de aplicar esta exhortación a nosotros mismos. “Es preciso apresurarnos, dice el Doctor de Hipona, a emplear los medios que Dios nos da para nuestra conversión, temerosos de que nos falte el tiempo si tardamos.” Cf. la misma advertencia en el Eclesiástico (5, 8): No tardes en convertirte al Señor, ni lo difieras de un día para otro. “El que promete el perdón, no promete al pecador el día de mañana” (San Gregorio Magno).

* 15. “Apacentar es, ante todo, adoctrinar” (Pío X en “Acerbo nimis”, Encíclica acerca de la enseñanza de la Doctrina). Cf. I Corintios 1, 17. La ciencia y doctrina, de la cual habla el profeta, no es otra cosa que el conocimiento de Dios. San Agustín, en su libro de la Vida feliz, nos enseña prolijamente que la vida feliz consiste en conocer a Dios; y el Doctor Melifluo dice: “Conocer a Dios es la plenitud de la ciencia; la plenitud de esta ciencia es la plenitud de la gloria, la consumación de la gracia, la perpetuidad de la vida.” Cf. Juan 17, 3.

* 16. Profecía mesiánica que se cumplirá en la Nueva Alianza. “El Arca santa era el símbolo de la presencia de Dios, de quien se dice que estaba sentado sobre los querubines y de allí hablaba a Moisés (Número 7, 89). En los tiempos por el profeta prometidos toda la ciudad será trono de Dios. Esto significa que se manifestará con tantos prodigios y bendiciones, que las gentes todas se sentirán atraídas a ella (Isaías 2, 2 ss.). Clara señal del mesianismo” (Nácar-Colunga). Cf. Salmo 50, 21 y nota; Hebreos 8, 8 ss.; II Macabeos 2, 4 ss.

* 17. Se anuncia la Nueva Jerusalén, el reino del Mesías, en el cual se congregarán todas las naciones (Isaías 2, 2 ss.; Miqueas 4, 1 ss.; Zacarías 2, 14 a,; 14, 16 ss.; Apocalipsis 21, 2 ss.).

* 19. Una tierra de delicias: la tierra de promisión. Tiene aquí un sentido mesiánico, sobre todo en la versión de la Vulgata que habla de la gloriosa herencia de la multitud de las naciones. Para nosotros la tierra de delicias que apetecemos, es estar unidos eternamente con Cristo. Comentando este pasaje, dice Santo Tomás: “La patria celestial, nuestra herencia, está iluminada por la visión divina.”

* 23. Alusión al culto prohibido que se practicaba en tos collados. Véase versículo 6.

* 24. La ignominia, esto es, la idolatría y apostasía de Dios, que no trajo consigo más que la ruina del pueblo. La idolatría moderna, el capitalismo y materialismo, ¿no produce acaso los mismos frutos?

* 1. Tus abominaciones (Vulgata: tus escándalos): los ídolos. Nótese la promesa condicional. Si Israel hubiera sido fiel, se habrían cumplido sin demora los esplendorosos anuncios de los profetas.

* 3. Acerca del significado de lo sembrado entre las zarzas véase la explicación de Jesús en la parábola del Sembrador (Mateo 13, 7 y 22). Cf. Oseas 10, 12; Joel 2, 13; Romanos 2, 28 s.; Colosenses 2, 11; y la predicación del Bautista (Mateo 3, 8 ss.). San Crisóstomo agrega: “Rompamos los corazones, para que si alguna mala yerba y engañoso pensamiento hay en nosotros, la arranquemos de raíz, y tengamos limpias las tierras para las semillas de piedad.”

* 6 s. El profeta hace alusión a los babilonios que han de venir desde el norte. Cf. 1, 15; 6, 1; 10, 22; 25, 9 etc.

* 10. Se refiere a los falsos profetas. Es frecuente en la Biblia el caracterizar a éstos como predicadores de una paz ilusoria para atraerse las simpatías. San Juan de la Cruz, tomando este pasaje en sentido místico, lo explica de la siguiente manera: “La paz que les prometía Dios, era la que había de haber entre Dios y el hombre por medio del Mesías que les había de enviar, y ellos entendían de la paz temporal; por eso, cuando tenían guerras y trabajos, les parecía engañarles Dios acaeciéndoles al contrario de lo que ellos esperaban.”

* 11. Un viento abrasador: el rey Nabucodonosor de Babilonia. Otros expositores refieren estas palabras al rey de Egipto. No para aventar: Los orientales avientan el trigo, mas en este caso el viento será tan fuerte que se llevará todo.

* 15. La invasión de los enemigos se realizará a través de los territorios del norte: Dan (Galilea) y Efraím (Samaría).

* 18. Dios insiste sobre esta explicación en 5, 25; 6, 19; 7, 19, etc. Los malhechores beberán el vino de la ira de Dios, dice San Juan en el Apocalipsis (14, 10). “El que peca mortalmente trabaja por la segunda muerte, es decir, por el infierno” (San Ambrosio).

* 19 s. Emocionante descripción de las angustias que sobrevendrán sobre Jerusalén al llegar la noticia de la invasión enemiga. El profeta Jeremías contempla como ya realizadas las calamidades que acaba de anunciar.

* 21. La bandera: los estandartes de los enemigos que invaden el país.

* 22. ¡Qué necio es mi pueblo! He aquí un ejemplo de la locura humana. Un pueblo que vivía de la extraordinaria benevolencia de Yahvé y se llamaba pueblo Suyo, va en pos de Baal y Astarté, pone su confianza en las “massebas”, estelas de Baal, y en las “ascheras”, árboles frondosos que simbolizaban a Astarté. El mundo moderno hace lo mismo, sólo han cambiado los nombres de los ídolos.

* 23 s. Los tremendos castigos se aplican primeramente al pueblo infiel, pero son, a la vez, una imagen del juicio final. Desolada y vacía: el hebreo emplea aquí la misma locución que en Génesis 1, 2 para señalar el desorden sumamente caótico. Véase Salmo 13, 2; Isaías 34, 11.

* 29. Al oír el ruido de las armas todos huirán para salvarse. Cf. las señales del último juicio en Mateo 24.

* 30. Se refiere a Jerusalén, que se adorna como una mujer para atraer a los amantes; esto es, a los pueblos con los cuales hizo alianzas, o tal vez, los dioses ajenos a los que se había entregado.

* 1. Que practique la justicia: Véase la misma queja en 4, 23 y nota; Salmo 52, 4; Romanos 3, 10 ss. Yo la perdonaré: ¡Cuánto desea perdonarnos el Misericordioso, que desde su altísimo trono nos mira con ojos de Padre! Véase Salmo 85, 15, donde vemos su verdadera fisonomía retratada por el mismo Espíritu Santo. “Dios no se ocupa más que de mi salvación; éste es el motivo por que le veo enteramente decidido a guardarme como si se olvidase de todo lo demás y no quisiese ocuparse más que de mi” (San Agustín). Cf. 33. 8; Isaías 49, 15; Ezequiel 18, 32; Joel 3, 17.

* 2. Vive Yahvé: es la fórmula de jurar, para poner al Eterno por testigo del juramento.

* 3. No les dolió: La Biblia llama a este estado del alma: endurecimiento. “En vez de mirar al Oriente, que es Dios, el endurecido se vuelve al Occidente, dice San Agustín, es decir, hacia el mundo, el demonio; la muerte”. Hasta el fin tendrá Dios que insistir sobre esta rebeldía de la humanidad. Véase Apocalipsis 9, 21; 16, 9.

* 6. León, lobo y leopardo: nombres simbólicos de los enemigos que amenazan a Jerusalén.

* 10 ss. Apostrofe a los enemigos. El Señor los invita a castigar a Jerusalén, pero sin exterminarla por completo (versículo 18). El pueblo de Judá es comparado a una viña, como en Isaías 5, 1-7. Los profetas (versículo 13): se refiere a los aduladores que prometían a los gobernantes y al pueblo un porvenir feliz, paz y prosperidad.

* 14. Así como el fuego consume la leña, así será destruido el pueblo judío por las palabras (profecías) que Dios pone en boca del profeta.

* 15 ss. Esta nación es la de los babilonios, que acabará con el pueblo que ha abandonado a su Dios. Devorarán, etc. (versículo 17): “Enumeración tremenda de los males que los invasores causarán al país. No obstante ello, encontramos al fin (versículo 18) la promesa consoladora del principio (versículo 10)” (Fillion).

* 21. Tienen ojos y no ven. Esta fórmula de reproche es la más triste de todas, pues no tiene remedio, ve que no puede curarse la ceguera del que no quiere ver (cf. Salmo 35, 4 y nota). Jesús la toma de Isaías 6, 9 y la repite más de una vez en el Evangelio (véase Mateo 13, 14; Marcos 8. 18; Juan 12. 39 ss. y nota) presagiando a Israel, no ya una caída como ésta, sino la grande que dura ya veinte siglos y de la cual ésta sólo fue figura.

* 22 ss. El Señor recuerda su bondad con el pueblo ingrato. Es incomprensible que los judíos que lo debieron todo a su divino Protector, no le hicieran caso. Sin embargo, no seamos orgullosos. ¡Cuántas apostasías semejantes a las del pueblo judío pueden registrarse en el transcurso de la historia! San Pablo las anuncia expresamente en II Tesalonicenses 2, y el mismo Jesús en Mateo 24. Puse al mar por término la arena: Cf. Job 38, 8 ss.; Salmo 103, 9; Proverbios 8, 29. La lluvia temprana y la tardía (versículo 24): Estos dos períodos de lluvia, que dan al país la fertilidad, figuran en la Biblia como ejemplos de la bondad paternal de Dios. Cf. Salmo 146, 8.

* 31. Dios nos revela aquí uno de los peores males: la influencia destructiva de los falsos profetas y sacerdotes oportunistas que dejan la predicación de la verdad, y hablan lo que gusta al auditorio. “Los labios del sacerdote han de guardar la ciencia, dice Dios por boca del profeta Malaquías, y de sus labios se ha de aprender la Ley, puesto que él es el mensajero del Señor de los ejércitos” (Malaquías 2, 7). En los castigos descritos en el noveno capítulo del profeta Ezequiel, Dios exige que el juicio comience por los ministros del santuario (Ezequiel 9, 6). San Pedro repite esta amenaza en su primera Carta (I Pedro 4, 17). La dignidad de los sacerdotes es grande, pero grande es también el perjuicio que ellos causan en las almas cuando descuidan su sagrado ministerio y no predican la palabra de Dios. “Escudriñando las historias antiguas, escribe San Jerónimo, encuentro que la Iglesia ha sido desgarrada y han sido seducidos los pueblos por los malos sacerdotes” (In Cantar de los Cantares). Cf. 12, 10 s.

* 1. El enemigo, que viene del norte, obliga a la población a huir hacia el sur, en dirección de Tecoa y Betkérem situadas ambas, al sur de Jerusalén. Las dos ciudades han de dar las señales para mostrar el camino a la ingente masa de los que huyen. El pasaje puede encerrar también una invitación a socorrer a Jerusalén. Hijos de Benjamín: La ciudad de Jerusalén formaba parte del territorio de Benjamín (cf. Josué 15, 8; 18, 16 y 28), mas en realidad fue ocupada por la tribu de Judá.

* 3. Habla irónicamente. Por los pastores ha de entenderse a los generales enemigos, por los rebaños los soldados. Antes venían a Jerusalén los pastores de Judá para vender sus ovejas; ahora vendrán hordas de enemigos a fin de destruirla.

* 4. Los enemigos se alientan mutuamente a tomar la ciudad. Santificaos para la guerra contra ella. La santificación de los guerreros se hacía mediante sacrificios y ciertas ceremonias (I Reyes 13, 9 ss.; 21, 5 ss.; II Reyes 11, 11; Ezequiel 21, 23-28).

* 9. El Señor exhorta a los destructores a proseguir su obra de una manera tan radical como el vendimiador que busca los últimos racimos.

* 10 ss. Su oído está incircunciso: Están sordos cuando se trata de oír la palabra de Dios. En vista de esta sordera Yahvé ya no puede contener su ira, sino que se dice a sí mismo: derrámala (versículo 11) sobre todos, chicos y grandes, hombres y mujeres. Cf. 4, 4; 5, 3 ss.; 7, 13; 35, 15, etc. y la amarga queja de San Esteban en Hechos de los Apóstoles 7, 51.

* 14 ss. Paz, paz: Es el típico lenguaje de los falsos profetas (cf. 4, 10; 5, 31 y notas). Pretenden curar las heridas del pueblo, asegurando: todo está bien; en vez de explicarle la Ley de Dios y exhortarlo a enmendar la vida. De la misma manera los impíos adormecen su conciencia diciendo en su corazón no haber pecado y estar en paz con Dios. Sin embargo: no hay paz, pues los impíos no tienen paz, como dice el Señor en Isaías 48, 22. Reprobados en cierto modo con anticipación, no encuentran el reposo que Dios tiene preparado a los hombres rectos (versículo 16). La tribulación y las angustias, dice San Pablo, son la dote de toda alma que obra mal (Romanos 2, 9). Hecha el alma razonable a imagen de Dios, nota San Bernardo, puede ocuparse de cosas diferentes de Dios; pero éstas no pueden satisfacerle.

* 17. Atalayas: en primer lugar los profetas, cuya misión consistía en estar alerta y señalar al pueblo los peligros. No queremos escuchar: Véase el “Non serviam” de 2, 20. En la parábola de las minas los servidores infieles dicen lo mismo en otras palabras: “No queremos que Ése reine sobre nosotros” (Lucas 19, 14).

* 20. No podéis aplacar a Dios con sacrificios e incienso a menos que os arrepintáis de vuestra doblez. Cf. Isaías 1, 11; Oseas 6, 6; Amós 5, 21 ss.; Eclesiástico 35, 4; Mateo 9, 13.

* 22 ss. Los versículos 22-24 dan un retrato de los enemigos, los babilonios (4, 6 y nota). En 50, 41-43 se hace la misma descripción acerca de los pueblos que van a castigar a Babilonia.

* 27 ss. Dios habla al profeta encargándole de probar los quilates de su pueblo. Todos son cobre y hierro, es decir, hombres crueles y obstinados. No hay plata en ellos: ningún justo, ningún temeroso de Dios, Véase 5, 1 y nota. Sopla furiosamente (versículo 29), como para indicar la infructuosidad de la predicación del profeta. La Vulgata vierte: faltó el fuelle, lo cual, según Scío, significaría que la voz de Jeremías quedó ronca a fuerza de predicar.

* 1. Se cree que, exceptuando algunos fragmentos, las siguientes profecías (capítulos 7-20) fueron pronunciadas durante el reinado de Joakim (608-598), cuando la idolatría levantó de nuevo la cabeza.

* 3. Enmendad vuestra conducta, etc.: Dios no quiere la muerte del pecador (Ezequiel 18, 32) sino su conversión y salvación: “Estoy a la puerta y llamo; si alguno escuchare mi voz y me abriere la puerta, entraré a él, y con él cenaré, y él conmigo” (Apocalipsis 3, 20). “Dios, dice San Agustín, empieza por obrar en nosotros para excitar nuestro querer, y coopera concluyendo la conversión en los que la quieren. Nos previene para curarnos, nos acompaña en la salud para hacernos merecer. Nos previene hablándonos; nos sigue para nuestra glorificación. Nos previene para que vivamos en la piedad, nos acompaña para que vivamos con Él en la eternidad.”

* 4. El Templo… el Templo: Los falsos profetas confiaban en el Templo y creían que Dios no permitiría su ruina. Pensamiento carnal; pues Dios mira el corazón (versículo 3) y no el aparatoso culto exterior. San Jerónimo comenta este pasaje, diciendo: “Si el cielo y la tierra han de pasar, sin duda también pasarán todas las cosas terrenales. Los lugares de la Cruz y de la Redención sólo aprovechan a aquellos que llevan su cruz y resucitan cada día con Cristo, haciéndose así dignos de tan grande morada. Y los que claman: ¡Templo del Señor, Templo del Señor!, oigan lo que dice el Apóstol de las gentes: «El templo del Señor sois vosotros, y el Espíritu Santo mora en vosotros»” (A Paulino). Véase a conversación de Jesucristo con la mujer samaritana (Juan 4, 21 ss.).

* 11, Esta expresión “cueva de ladrones”, usada por Jesús en Mateo 21, 13, recuerda la costumbre de los ladrones de retirarse a lugares seguros, después de cometido el robo. Así se abusaba del Templo para cubrir las maldades con las apariencias de piedad.

* 12. En Silo estuvo el Arca de la Alianza en tiempo de Josué y de los Jueces (Josué 18, 1; Jueces 21, 19; I Reyes 1-4; Salmo 77, 60). Con todo, la ciudad fue destruida. Tampoco perdonará el Señor a Jerusalén que confía supersticiosamente en su Santuario.

* 15. Alusión al cautiverio de las diez tribus del reino de Israel, que aquí se llama Efraím, porque la tribu de este hijo de José predominaba sobre las otras.

* 18. Reina del cielo: Astarté, originariamente diosa de la luna, cuyo culto tomó gran incremento con las invasiones asirias. Las tortas que se le ofrecían simbolizaban el disco lunar. En la visión retrospectiva de Ezequiel vemos que las mujeres de Jerusalén adoraban también a Adonis, que representaba la verde flora de la primavera. Le lloraban en los meses de junio y julio para celebrar más tarde con orgías su resurrección (Ezequiel 8, 14). Cf. 44, 18.

* 20. El Señor no se contenta con solas reprensiones ni con las palabras conminatorias que tantas veces lanzara contra las continuas rebeldías e infidelidades de su pueblo. Un día se llena la medida de su paciencia y ya no se deja mover a piedad. La aplicación de esta norma divina al individuo la hace San Pablo en Romanos 2, 4: “¿O desprecias la riqueza de su bondad, paciencia y longanimidad, y no sabes que la benignidad de Dios te lleva al arrepentimiento?”

* 21. Ironía. Vuestros sacrificios no tienen otro objeto que el de comer carne y hacer convites. Aprovecháis un acto sagrado para satisfacer los apetitos de vuestro estómago.

* 23 ss. Escuchad mi voz. El Padre celestial, que dice estas palabras, las repite directamente en el Evangelio (Mateo 17, 5), dándonos allí como supremo mandamiento el de escuchar a Jesús. Vemos aquí que los preceptos de Dios no son órdenes tiránicas de su autoridad, sino enseñanzas paternales, para que seamos felices. Véase Salmo 24, 8; 39, 7 ss. y notas. Yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo: En estas palabras se cifran las relaciones de Dios con su pueblo, especialmente en los tiempos mesiánicos. San Juan ve la plena realización de esta promesa en la Jerusalén celestial (Apocalipsis 21, 3).

* 25. Mis siervos los profetas: Los llama siervos, porque son ejecutores de lo que oyen, aunque los hombres no les den crédito, como sucedió innumerables veces. A ellos les revela sus secretos planes, por amor nuestro, para que su cumplimiento no nos sorprenda. Aún respecto de la Parusía de Jesús, cuyo momento nadie sabe, y que vendrá como un lazo sobre la tierra, el mismo divino Profeta insiste en que todo nos lo predijo (Marcos 13, 23 y 37), y San Pablo anuncia que ella no será sorpresiva sino para los que no vivan en la luz (I Tesalonicenses 5, 1-3). De ahí la necesidad de conocer a los profetas (Eclesiástico 39, 1; I Tesalonicenses 5, 20), para poder obedecer a sus advertencias divinas, pues “el ser dócil importa más que el ofrecer la grosura de los carneros” (I Reyes 15, 22). De ahí que el propio Hijo de Dios citaba constantemente a los profetas, y se redujo Él mismo a la condición de siervo (Filipenses 2, 6-8). Tal es el nombre que Isaías le da en la segunda parte de su libro, porque su obediencia perfectísima, ansiosa de complacer amorosamente la voluntad paterna, se amoldaba a ello, según la expresión de San Justino Mártir, “como la arcilla se amolda a la voluntad del alfarero”. Él elevó a su verdadera e insuperable altura el concepto que hemos de tener de la obediencia a Dios, enseñándonos también a pedir al Padre que se haga su voluntad, no como quien se resigna a lo que ordena el más fuerte, sino como el niñito que no desea andar solo y quiere ir de la mano de su padre, sabiendo que éste puede y quiere siempre llevarlo a lo que más le conviene.

* 29. Era costumbre cortarse la cabellera en señal de duelo. Otro modo de expresar el dolor consistía en alzar el llanto en los collados.

* 30. Abominaciones: los ídolos. Véase 4, 1; IV Reyes 21, 5 ss.; Ezequiel 8, 6.

* 31. Tófet se llamaba un lugar situado fuera de los muros de Jerusalén, en el valle de Ennom o Hinnom, que desemboca en el del Cedrón, cerca de la fuente de Siloé. Allí se hallaba la estatua de Moloc, en cuyos brazos o interior se quemaba a los niños. Dios insiste en mostrar la bondad de su corazón, que jamás pudo aceptar como agradable la inmolación de los propios hijos. Cf. 19, 5-7; Levítico 18, 21: Deuteronomio 18, 10: IV Reyes 16, 3; Isaías 57, 9 y notas.

* 1. “En este oráculo que abarca hasta el capítulo 10, hay trozos que no parecen ocupar el lugar que les corresponde, de donde nace la dificultad para ver el desarrollo del discurso” (Nácar-Colunga), Sacarán de sus sepulcros los huesos, etc.: Dispersar los huesos de un muerto representaba la más grande ignominia con que se podía contaminar la memoria de un hombre.

* 5. Se obstinan, y por eso ya no son capaces de convertirse. Es el pecado máximo, tantas veces llorado por el mismo Dios (cf. 3, 3; 5, 3; Salmo 51, 3; Proverbios 2, 14; 18, 3; Isaías 28, 15, etc.), quien no se cansa de invitarlos a la penitencia, como lo hará Cristo frente a los fariseos.

* 7. Véase Isaías 1, 3; Cantar de los Cantares 2, 12.

* 8. La pluma: textualmente: el estilo, porque escribían en tablas de cera con un estilete que tenía la forma de punzón. Escribas se llaman aquí los doctores de la Ley que por mantener las propias tradiciones (Lucas 11, 52; Mateo capítulo 23) torcían los preceptos en vez de enseñarlos rectamente.

* 10. Los versículos 10-12 faltan en la versión de los Setenta. Son repetición de 6, 12-15. Véase allí las notas.

* 11. El pueblo engañado por profetas mentirosos se construye un edificio de vanas esperanzas y falaces promesas. La falsa paz es en ellos como un leitmotiv. Véase 4, 10; 6, 14 y notas; Miqueas 3, 5. Así será también, según San Pablo, en los últimos tiempos. Cf. I Tesalonicenses 5, 3.

* 13. La población no tendrá uvas ni higos, porque los invasores van a comérselo todo y no permitirán a los sitiados salir de la ciudad para cosechar y vendimiar. Así lo explica San Jerónimo.

* 14 ss. Se pintan las horrorosas calamidades de la guerra que amenaza a la ciudad impía. Los habitantes están deliberando sobre el modo de defenderse, pero en realidad ya han perdido la esperanza. Agua de hiel por haber pecado: Comentando estas palabras dice el Doctor Máximo: “Dios da a los amantes de los goces del mundo una agua amarga, el agua de la maldición, y los llena de quebranto, a fin de que sepan por experiencia cuan duro y amargo es haber abandonado a Dios y haber provocado al Señor, que es la misma dulzura.” Cf. 2, 19.

* 17. Contra los babilonios no hay remedio. Su fuerza es incontenible, sus armas son venenosas como serpientes. No hay encantador que pueda dominarlas.

* 18 ss. Es un diálogo entre Dios y el profeta. Grita desde una tierra remota: se refiere al cautiverio. Su Rey: Dios.

* 22. La resina de los terebintos de Galaad se usaba como bálsamo. Para el pueblo renegado no queda otra medicina que la contrición (versículo 6). Observa a este respecto San Crisóstomo: “Solamente la contrición quita el pecado. Los otros pesares tienen un resultado muy diferente… Pero si, al contrario, sentís haber ofendido a Dios, vuestro sentimiento destruye vuestros pecados; vuestras lágrimas, al caer sobre las faltas, las borran.” La contrición, dice San Efrén, cura el alma, ilumina el espíritu y borra los pecados. El espíritu compungido es el sacrificio más grato a Dios: Tú no despreciarás, Señor, el corazón contrito y humillado (Salmo 50, 19).

* 2. El santo profeta está tan sumido en dolor que no cree poder vivir más entre los hombres, por lo cual intenta huir a la soledad para entregarse a la aflicción de su corazón. Cf. Salmo 54, 8 y notas.

* 4. En 17, 5 ss. Jeremías insiste sobre esta saludable desconfianza en los hombres, que Jesús nos inculca repetidas veces en el Evangelio (Juan 2, 24 s.).

* 6 s. Dios probará a su pueblo enviándole castigos tremendos, a causa de lo que explica en el versículo 6. Jesús dice lo mismo en Juan 3, 19. Véase Isaías 48, 10; Zacarías 13, 9.

* 10. Siguen más detalles sobre la ruina completa del pueblo rebelde, cuyos merecidos infortunios provocan en el profeta este amargo llanto, que es una característica del dolor de Jeremías, empeñado siempre, como Moisés, en interponerse entre su amado pueblo y la justa ira de Dios.

* 14. Siguieron su corazón obstinado: Dios abandona al pecador en manos del demonio que lo esclaviza (Romanos 7, 14). El pecado mortal, dice San Ignacio de Antioquía, es un germen de Satanás que transforma al hombre en demonio. “Quien comete pecado, del demonio es; porque el demonio desde el principio continúa pecando.”

* 15. Ajenjo: castigos amargos. Siembran viento y siegan tempestad, dice Oseas (8, 7). El que siembra la iniquidad, recogerá males, dicen los Proverbios, y será destrozado con la vara de su furor (22, 8). Cf. 23, 15; Job 4, 8 s.; Salmo 36, 35 s.; 74, 9: Isaías 51, 17-22; Ezequiel 23, 31 ss.; Oseas 10, 13; Apocalipsis 14, 10; 16, 19.

* 17. Las plañideras: mujeres que ejercían el oficio de llorar por el muerto y elogiarlo con canciones. En la caída de Jerusalén habrá que llamar a las más diestras en llorar porque el luto no tendrá límites.

* 21. La muerte sube por nuestras ventanas, es decir, entra por las ventanas. “Trata el profeta de una tal devastación de las vidas humanas, que la muerte penetrará como por asalto en las viviendas. Será legítima la aplicación a la vida moral si se refiere el texto a la multiplicidad de formas con que el pecado puede hacer presa en nosotros” (Cardenal Gomá, Biblia y Predicación p. 274).

* 23. Notemos que Dios no nos prohíbe gloriarnos en absoluto. Esta admiración del propio ideal es una necesidad del espíritu humano, y Jeremías nos enseña aquí que hay un objeto legítimo en qué fundar nuestra gloría, y es el conocimiento del corazón de Dios, como dueño de la misericordia y fuente de nuestra justificación. San Pablo nos ofrece igualmente un objeto de gloria en la Cruz redentora de Cristo. Véase Gálatas 2, 20 s.; 6, 14.

* 24. El que se gloria, gloríese en… conocerme a Mí: Hoy día hay muchos que se glorían de no conocer a Dios. El prestigio exagerado que se ha atribuido a la inteligencia, por encima de la rectitud y bondad, hace que aún los más ignorantes afecten ciencia, y se avergüencen de ser hallados sin ella. Pero este rubor se convierte en lo contrario cuando se trata de Dios: se vuelve respeto humano (cf. Eclesiástico 4, 25 y nota), y entonces, los hombres se glorían de su ignorancia, con el agravante que éstos no son ya los tontos, sino los intelectuales, como aquel cuyo epitafio decía que salió de este mundo sin haberse preguntado nunca para qué había entrado en él. Y sin embargo, existe en muchos la preocupación por el misterio del más allá. Pero entonces lo buscan, o por el orgullo racionalista de una falsa filosofía, o por los mayores absurdos de la superstición, mostrando así cuan fuerte es en el hombre la sed del misterio (cf. Amós 8, 11 y nota). Todo lo investigan así, con curiosidad insaciable; todo, menos la Palabra de Dios, confirmada por el único Hombre que afirmó haber bajado del cielo (Juan 6, 33, 38, 42). ¡Ceguera, siempre diabólica, deformación mental y espiritual! Jesús la explica en dos palabras, diciendo: sus obras son malas, y el que obra mal odia la luz (Juan 3, 19 ss.). Sólo se librarán los sinceros, los que busquen rectamente la verdad, dispuestos a abrazarse con ella. Así lo enseña también Jesús (véase Juan 7, 17 y nota). Tal fue el caso de San Justino, en cuya Misa se lee I Corintios 1, 18 ss. para mostrar que él se desengañó, como San Pablo, de todas las sabidurías humanas, cuando descubrió la divina Palabra. Tal suele ser aún hoy el de tantos convertidos que, como dice Chesterton, encuentran finalmente, en la capillita de la esquina, lo que habían ido a buscar en la vuelta al mundo. Que hago misericordia: “Sabemos de cierto que Dios es infinitamente misericordioso e infinitamente justo, y que usa de la misericordia y de la justicia con soberana libertad y sin salirse en nada de la sabiduría. Si al buen Ladrón se le otorgó la gracia de la buena muerte, dice San Agustín, cosa fue de la misericordia divina. Si al mal Ladrón no le fue concedida gracia semejante, cosa fue de la justicia” (Garrigou-Lagrange).

* 25. Los circuncisos como los incircuncisos: Precisamente por la circuncisión los judíos se creían santos y exentos del castigo, pero vivían como los incircuncisos (Romanos 2, 25). ¡Cuidemos de que nuestro bautismo no sea una simple fórmula como aquella circuncisión! Véase Romanos 6, 4.

* 26. Que se rapan las sienes, es decir, que se cortan el cabello según cierto rito pagano. A los israelitas les estaba prohibida tal costumbre supersticiosa. Cf. 25, 23; 49, 32; Levítico 19, 27; 21, 5. Para los cristianos, véase lo que enseña San Pablo en I Corintios 11, 14 s.

* 2. Las costumbres: la conducta inmoral de los gentiles. Las señales del cielo: los astros y sus constelaciones. Alusión a la astrología de los magos babilónicos que pretendían leer en las estrellas las cosas venideras. Dios defendía celosamente a su pueblo contra el contagio de la gentilidad, y las grandes calamidades de Israel le vinieron de envidiar las glorias mundanas del paganismo, despreciando el sublime privilegio de ser el elegido de Dios.

* 3. ss. Para ridiculizar la idolatría el profeta describe de manera sarcástica la fabricación de un ídolo (Isaías 44, 12 ss.; Baruc capítulo 6; Sabiduría capítulos 13-15).

* 9. Tarsis: ciudad situada en el extremo Occidente, probablemente en España. Ufaz: tal vez idéntico con el país de Ofir, de donde se traía el oro (III Reyes 9, 28).

* 15. Al tiempo de la visita, es decir, cuando Dios venga para castigarlos. Véase Isaías 10, 3; Lucas 19, 44; I Pedro 2, 12; 5, 6.

* 16 s. El Señor es la suerte de Jacob, es decir, la gran felicidad que le cupo en suerte (versículo 2 y nota), y no, una desventaja, como sería un Dios tiránico o un ídolo despreciable. Tu bagaje: Vulgata: tu ignominia, es decir, tus ídolos.

* 19 ss. Patéticas lamentaciones de Jerusalén (versículos 19-22), que será dispersada por culpa de sus pastores (versículo 21). Debo soportarlo: He aquí un lema para los días aciagos que nos tocan en el correr de los años. Debo soportarlo, no como cosa extraordinaria, casual o ilegítima, sino como la parte que me corresponde de la carga universal, y como un elemento de mi vida. Tampoco es cosa existente por sí misma, sino que está en íntima relación con la carga impuesta a mi pueblo y a todo el género humano. “Para mí y los míos, para mí y mi pueblo y todo el género humano, no puede ser indiferente cómo resuelvo el problema de mi dolor, ni si me muestro héroe o esclavo de él” (Mons. Keppler).

* 20. Describe la caída de la ciudad bajo la imagen de la destrucción de un tabernáculo, o tienda de campaña.

* 22. Se refiere a la invasión de los babilonios, que vendrán desde el norte. Véase 4, 15 y nota.

* 23. Vemos aquí cuán grande es la parte que Dios se reserva en la conducción de nuestra vida. Véase Salmo 36, 33; Proverbios 21, 1 y notas.

* 24. Israel se acoge al juicio de Dios, sabiéndolo paternal y misericordioso (Salmo 16, 2 y nota). La causa de nuestra reparación es tan sólo la bondad de Dios (San León).

* 25. Véase Salmo 78, 6 y la oración del Eclesiástico, capítulo 36.

* 2. Este pacto: la alianza que Dios hizo con su pueblo en el monte Sinaí y que el pueblo renovó en el año 18 del rey Josías (621). Véase IV Reyes 23, 1 ss. Nótese la maldición que cae sobre el que ignora o descuida el Antiguo Testamento. ¡Cuánto más grave no será hoy esa sanción con respecto al Nuevo! Compárese con esta maldición la bienaventuranza que Cristo promete a los que oyen la divina Palabra (Lucas 11, 28; Apocalipsis 1, 3).

* 4. Horno de hierro: Egipto. Seréis mi pueblo: Es la “Carta Magna” de Israel. Cf. Éxodo 4, 22; 19, 5 s.

* 8. Todas las palabras, es decir, las maldiciones y castigos asentados en la Ley (Deuteronomio 28). De ahí que no se cumpliese entonces la promesa del versículo 5. Cf. 22, 18.

* 9. Una conjuración, esto es, la rebeldía contra el Señor, el culto de dioses ajenos y la alianza con pueblos paganos. No obstante la renovación del pacto con Yahvé (véase nota 2) siguen cometiendo infracciones contra la Ley.

* 13. A la ignominia: altares dedicados a los ídolos. El texto nombra especialmente a Baal, dios de los cananeos.

* 14. Vemos aquí que la condición que Dios pone para escucharnos, es que a nuestra vez lo escuchemos. Véase 7, 23 ss. No intercedas: Alude al ejemplo de Moisés que tantas veces intercediera por el pueblo en el desierto. Pero una vez Dios se le opuso, diciendo: “Déjame desahogar mi indignación contra ellos y acabarlos” (Éxodo 32, 10). Así también en este caso es inútil la intercesión del profeta porque Yahvé tiene ya decretado el castigo.

* 15. Amada mía: mi pueblo. Las carnes sagradas: los holocaustos y otros sacrificios ofrecidos en el Templo.

* 16. San Pablo reitera esta figura del olivo con respecto a Israel (Romanos 11, 17-24).

* 18. De los versículos 18-23 se sigue que los habitantes de Anatot, ciudad natal de Jeremías, maquinaron contra la vida de este profeta, sin duda alguna porque vaticinaba cosas contrarias a sus inclinaciones. “No hay profeta sin honra sino en su patria” (Mateo 13, 57).

* 19. El cordero es el profeta mismo. Es por eso que los Santos Padres ven en Jeremías una figura del Cordero de Dios que fue llevado a la Cruz (véase Isaías 53, 7 s.; Apocalipsis 5, 6). Este pasaje se usa en la liturgia de Pasión. Destrocemos el árbol con su fruto. Véase el admirable pasaje análogo en Sabiduría 2, 10-20. Otra lección: Echemos leño en su pan. El pan es para los Padres símbolo de Cristo, y el leño figura de la cruz. De ahí que en esta expresión vieran vaticinada la crucifixión de Cristo.

* 1. Ante la prosperidad de los impíos apuntaba fácilmente en los labios de muchos la pregunta: ¿Por qué prosperan los malvados y sufren los buenos? También el profeta, perseguido, como acabamos de ver, contempla el abismo de la iniquidad humana y se pregunta, como David y como Job, el porqué del aparente triunfo del mal sobre la tierra. Véase Job 5, 17 s.; Salmos 36 y 72; Proverbios 3, 12 s.; Habacuc 1, 3; Malaquías 3, 13 ss.

* 2. Lejos de Ti está su corazón: Cf. 9, 8; Eclesiástico 15, 9 y nota.

* 5 s. Admiremos la actitud paternal de Dios, tan semejante a la que usó con Job en su discurso final (Job, capítulos 38-41). No satisface Él a Jeremías en su ambiciosa curiosidad de penetrar en los divinos designios; pero su misericordia le da la lección de confianza que él necesita para salir de su aflicción. Grabémonos para siempre esta enseñanza que los Proverbios (25, 27) expresan diciendo: “El que se mete a escudriñar la majestad, será oprimido por su gloria” (véase la nota respectiva y Eclesiástico 3, 22). Lo que Jeremías buscaba imprudentemente —como tanto suele hacerlo nuestra orgullosa inteligencia— no es otra cosa que aquella “ciencia del bien y del mal”, que nos costó la caída del Paraíso. En los matorrales del Jordán: Vulgata: en medio de la soberbia del Jordán; Crampón: contra los leones del Jordán.

* 7. Jesús confirma tremendamente estas palabras cuando se despide de la Sinagoga, diciéndole: “He aquí que vuestra casa quedará desierta” (Mateo 23, 38).

* 9. Hay en todo esto una sublime expansión de amor, digna del Cantar de los Cantares. Israel es para Yahvé preciosa como un ave multicolor, en la que se complace. Ahora será arrojada a las bestias. Una manifestación equivalente de esta ira celosa de Dios se encuentra con respecto a las naciones, en el Apocalipsis (19, 17 ss.).

* 10 ss. He aquí la causa de la decadencia de Israel: los falsos profetas, que adulan al pueblo con elogios falaces, y la falta de meditación de la palabra de Dios. “Lo que se ha de buscar ante todo en la Escritura es el alimento que sustentará nuestra vida espiritual y la hará adelantar en la vía de la perfección. Con ese fin San Jerónimo se acostumbró a meditar día y noche la Ley del Señor, y a alimentarse en las Sagradas Escrituras del pan descendido del cielo y del maná celestial que encierra en sí todas las delicias (Salmo 118). ¿Cómo podría nuestra alma prescindir de ese alimento? ¡Y cómo es posible que el sacerdote señale a los demás el camino de la salvación si él mismo descuida de instruirse por la meditación de la Escritura?” (Encíclica “Spiritus Paraclitus” de Benedicto XV). Véase 5, 31; 14, 13 y notas. Cf. 9, 12 ss.

* 14. Los malos vecinos son los gentiles. Como de costumbre, el corazón dolorido de Dios, después de amenazar a la esposa pérfida, se volverá contra los que la hicieron sufrir.

* 15 s. Pasaje mesiánico. Se reunirán los pueblos paganos con el pueblo judío y adorarán al verdadero Dios. Camino (versículo 16): la religión. En vez de religión y vida religiosa dice la Biblia camino, hasta en el Nuevo Testamento. Cf. Hechos de los Apóstoles 9, 2.

* 1 ss. Se trata, según San Jerónimo, de una visión; según Santo Tomás, de un acontecimiento real. El cinturón representa al pueblo judío, ceñido a Dios tan estrechamente como el cinturón al cuerpo del hombre (versículo 11). Ello no obstante, caerá Israel en la más baja depravación. Es una figura semejante a la del ave multicolor, que explicamos en la nota al versículo 9 del capítulo anterior.

* 9. Destruiré la soberbia: Algún día llegaremos a comprender que toda obra es mala si no se funda en Dios, porque resulta tanto mayor rival y enemiga para disputarle la gloria al único Santo (“Tu solus Sanctus”), al único a quien le pertenece el mérito, como fuente que es de todo posible bien. De ahí que en toda la Escritura se fustigue, más aún que el pecado, la falsa virtud, pues ésa viene del peor de los pecados, que es la soberbia, ¿Qué otra cosa significa la severidad terrible de Jesús con los fariseos, contrastando con su infinita misericordia con los pecadores? De ahí que el “pecado”, del cual “convencerá al mundo el Espíritu Santo” (Juan 16, 8), no es el de las concupiscencias, sino la incredulidad; y no un ateísmo en general, sino la falta de aceptación de Jesús como Salvador: “por cuanto no creyeron en Mi” (ibíd. 9), es decir, la prescindencia de Él como si Él no nos fuese necesario para la virtud y el bien. ¿Dónde estaría entonces la gloria del Hijo, que el Padre quiere darle “sobre todo nombre”, si los hombres pudieran ser buenos sin recurrir a Él? Idéntico fue el pecado de Israel. “Por su incredulidad” se dio entrada a los gentiles (Romanos 11, 30). Y no fue ciertamente un ateísmo, sino al contrario: por razones religiosas y “en nombre del Dios bendito” Caifás declaró blasfemo e impostor a Jesús, el Hijo a quien Dios enviaba.

* 12 ss. Es la misma profecía bajo otra forma. Las vasijas rotas simbolizan a Jerusalén y al pueblo judío. “Dios llenará de vino y embriagará a todos los moradores de Jerusalén, sin excluir a los reyes, sacerdotes y profetas, para que vengan a chocar unos con otros y destruirse. A estas parábolas sigue una apremiante exhortación a la penitencia” (Nácar-Colunga).

* 16. Dad gloria a Dios: Alabadle, sobre todo cuando os mande pruebas y tribulaciones, “Porque el Señor castiga a los que ama y en los cuales tiene puesto su afecto, como lo tiene un padre con sus hijos” (Proverbios 3, 12).

* 17. Cf. 11, 14 y nota. Se retrata aquí el corazón sacerdotal de Jeremías, comparable al de Moisés (Éxodo 17, 11 s.; 32, 10 ss.; Número 14, 10 ss.) y al de Abrahán (Génesis 18, 22 ss.). Véase Salmo 105, 23 y nota. Jeremías rogaba por el pueblo aun después de muerto (II Macabeos 15, 14).

* 18 ss. Triste cuadro profético de la desolación de Jerusalén. La reina: la madre del rey, que ocupaba el primer puesto entre las mujeres del palacio (véase III Reyes 2. 19). Hasta las ciudades del mediodía de Judea, últimos refugios de los que huyen de Jerusalén, cerrarán sus puertas para los fugitivos.

* 21. Has amaestrado: Desacatando la voluntad de Dios, los reyes de Judá habían buscado la amistad de los pueblos paganos, y también despertado su codicia mostrándoles sus tesoros y toda su armería (Isaías 39, 2).

* 22. Alusión al tratamiento que sufrirán las mujeres deportadas. Serán sometidas a los trabajos más humillantes. Véase 47, 2 y nota; Ez: 23, 29. “Todas estas imágenes nos parecen a nosotros demasiado crudas, acostumbrados como estamos al uso de eufemismos, pero hay que tener en cuenta que los orientales son mucho más realistas que nosotros y que este realismo se refleja en su literatura” (Nácar-Colunga).

* 23. Esta gráfica expresión fue aplicada por el segundo Concilio de Nicea al célebre historiador Eusebio de Cesárea quien no obstante sus repetidas declaraciones de sumisión, insistió hasta el fin en su negación del “homousios”, desconociendo, como los arrianos, la consubstancialidad del Verbo con el Padre. Véase Hebreos 6, 4; 10, 26 ss.; Eclesiástico 26, 27; II Pedro 2, 20; Mateo 12, 45.

* 27. Adulterios, relincho, ignominia, fornicación, son expresiones que señalan la idolatría, la cual se consideraba como adulterio, porque Dios era el Esposo del pueblo de Israel. Véase 2, 23 s.

* 1. Este capítulo muestra la miseria de la tierra cuando le falta la lluvia del cielo, así como el alma muere sin la lluvia de la gracia (véase Salmo 142, 6; Juan 15, 1 ss.). Es una oración ideal para tiempos de sequía.

* 7. El santo profeta intercede ante Dios, para que cese el flagelo. Nótese la verdadera contrición que se aprende en la Sagrada Escritura: lejos de negar la culpa o justificarla, se la confiesa para obtener el perdón de la paternal misericordia de Dios. Véase Salmo 50 y notas. Respetando tu Nombre, o, como otros traducen, por amor de tu Nombre. Véase sobre este resorte de la divina misericordia Éxodo 33, 19 y nota.

* 8 s. Dios había prometido continuas lluvias que fertilizaran la tierra prometida (Deuteronomio 11, 10 ss.). El profeta se lo recuerda filialmente. Esperanza de Israel, Salvador suyo: Dios. Algunos lo refieren a la letra al Mesías, “dando a entender, como que Jeremías y los demás judíos le invocan, para que por su Encarnación, trabajos y méritos se presente a su enojado Padre y libre a los israelitas de ser cautivados por los caldeos” (Scío).

* 11 s. Cf. 11, 14; 13, 17 y notas. Es la impenitencia la que impide el perdón. “Si permaneciendo en las maldades pensáramos redimirnos con promesas y sacrificios, vamos grandemente errados, teniendo a Dios por injusto” (San Jerónimo). Véase a ese respecto las terribles conminaciones del Señor en 6, 20; 7, 21; Isaías 1, 11 s.; Malaquías 1, 10.

* 13. Jeremías excusa al pueblo acusando a los falsos profetas que lo han inducido a la apostasía, como lo declaró el mismo Dios en 12, 10. Cf. 6, 14 y nota.

* 18. Tanto el profeta como el sacerdote: Los sacerdotes y profetas serán llevados al cautiverio, porque Dios los hace responsables de los males del pueblo. Véase el capítulo 23. “Grande es la dignidad de los prelados, exclama San Lorenzo Justiniano, pero mayor es su carga; colocados, en alto puesto, han de estar igualmente encumbrados en la virtud a los ojos de Aquel que todo lo ve; si no, la prepositura, en vez de mérito, les acarreará su condenación.”

* 19. Véase 8, 15; Isaías 59, 9 y 11.

* 21. El profeta vuelve a insistir, apelando al honor del nombre de Dios, que cifra su gloria en llamarse el protector de su pueblo. El solio de tu gloria: Jerusalén, por ser el lugar donde estaba el Templo.

* 22. Ninguna cosa creada tiene eficacia propia, sino la que Dios le presta directamente y en cada instante con su amorosa providencia que siempre está obrando (Zacarías 10, 1). Dar lluvia: En Palestina, más que en otros países, la lluvia es una bendición de Dios, símbolo de su superioridad sobre los ídolos. Véase el desafío hecho por Elías a los sacerdotes de Baal en III Reyes capítulos 17 y 18.

* 1. Moisés y Samuel, porque eran muy santos e intercedieron por el pueblo (cf. 11, 14 y nota). Es admirable ver así canonizados por el mismo Dios estos grandes Santos del Antiguo Testamento.

* 4. El impío rey Manasés (693-639) favoreció la idolatría y la introdujo en el Templo (IV Reyes 21, 3 ss.).

* 9. Se le ha puesto el sol: Bella metáfora para indicar la muerte prematura de los amados hijos.

* 10. Hombre de contradicción: En esto también fue Jeremías figura de Jesucristo. Véase Lucas 2, 34; Isaías 8, 14.

* 12. El primer hierro simboliza a los judíos, que son duros, el segundo, o sea el del Aquilón, puede referirse solamente a los babilonios, aún más duros. Quiere decir, no habrá paz entre los dos pueblos. Fillion compara el primero con la súplica de Jeremías, el segundo con la inquebrantable voluntad de Dios de destruir al pueblo rebelde. El pasaje es muy oscuro y muy difícil de interpretar, como también los versículos que siguen.

* 14. Haré que pasen con tus enemigos: Vulgata: traeré tus enemigos. Véase 9, 16; 17, 4; 22, 28; Deuteronomio 28, 36; 32, 21.

* 16. Me alimenté: Inolvidable imagen, que muestra el ansia con que el alma fiel se apodera de las palabras divinas para asimilarlas y vivir de ellas. “Bienaventurados, dice Jesucristo, los que escuchan la palabra de Dios y la practican” (Lucas 11, 28). De ahí que San Bernardo se atreva a decir: “El título de madre de nada hubiera servido a María si no hubiese tenido la dicha de llevar a Cristo en su corazón antes que en su seno. María es, pues, más bienaventurada por haber comprendido la fe en Cristo que por haberle dado un cuerpo” (Sermo LXXIV). Cf. 12, 10 ss. y nota.

* 18. Como aguas que engañan; es decir, los ríos que no tienen agua cuando más se necesita: Imagen de la desesperación del profeta. En el versículo 20 vemos cómo el Padre Celestial consuela a su fiel servidor, prometiéndole su ayuda. Véase 1, 18 s.

* 19. Separando lo precioso de lo vil, la sabiduría divina de la humana, el hombre se eleva hasta convertirse en instrumento fidelísimo, o sea en la boca del mismo Dios. Tal es lo que enseña San Pablo al decir que el que quiera ser sabio se haga necio (I Corintios 3, 18), y lo que promete Jesús cuando dice que quien escucha a sus discípulos es como si lo escuchara a Él mismo (Lucas 10, 16). Esto que Dios exige a Jeremías es tanto más digno de meditación cuanto que se trata de un profeta que el mismo Dios había elegido.

* 20. Un fuerte muro de bronce: Cf. 1, 18. Más no te vencerán, porque Yo estoy contigo. “Así, y no de otra manera, y jamás de otra manera, se derrota al enemigo. El que pretende combatir con sus propias fuerzas está vencido antes de empezar el combate” (San Agustín, De Moribus).

* 2. Ni tengas hijos; para que no los veas morir en la destrucción de Jerusalén. Se cree que Jeremías se conservó virgen hasta la muerte. “Se debe anotar asimismo… que si Dios mandó al profeta que no tomara mujer, se sigue indudablemente que el hombre puede vivir sin mujer en continencia, porque Dios no le mandó una cosa imposible” (Scío). Véase Mateo 19, 12.

* 5 ss. Se nota el derrumbe social en todo el país, porque Dios ha retirado de este pueblo su paz, su piedad y su misericordia. Sajaduras ni calvez: Alusión a las costumbres de los paganos que de esta manera expresaban el dolor. La Ley las prohibía. Cf. Levítico 19, 27 s.; Deuteronomio 14, 1; 26, 14; Isaías 22, 12; Ezequiel 7, 18; Amós 8, 10; Miqueas 1, 16. La copa de consolación (versículo 7). Cf. Proverbios 31, 6.

* 11. Quebrantando mi Ley.: La violación de la Ley de Dios ha sido causa de todos los grandes desastres de la humanidad, desde la expulsión del paraíso hasta las calamitosas catástrofes del mundo de hoy. Los que abandonan la ley de Dios, dice el profeta Baruc, se encaminan a la muerte (Baruc 4, 1). Y sin embargo, su yugo es dulce, y ligera su carga (Mateo 11, 30). “Dios no manda lo imposible, sino que al mandar nos advierte que hagamos lo que podemos, y que le pidamos la fuerza de hacer lo que no podemos, luego nos ayuda a hacerlo” (San Agustín). Cf. Fil. 2, 13i I Juan 5, 3.

* 13. Os arrojaré de este país, para llevaros a la cautividad, pero no para siempre (versículo 15).

* 16 ss. Estos pescadores y cazadores son los enemigos, los caldeos. Parece referirse también a las otras pruebas que Israel sufrirá antes de cumplírsele la promesa de los versículo 14 y 15, a la cual llama Crampón “vistazo mesiánico”. No faltan quienes ven en los pescadores una figura de los apóstoles, que en su mayoría eran pescadores y recibieron de Jesús el encargo de ser pescadores de hombres (Mateo 4, 19). “Y los doce pescadores se apoderan del mundo entero, lo sacan del océano del error, del crimen y de la idolatría.” Mis ojos están observando: Cf. II Paralipómenos 16, 9; Job 34, 21 s.; Proverbios 5, 21 y notas.

* 18. Abominaciones: sinónimo de ídolos. Cf. 13, 27 y nota. Es fácil condenar a Israel y sorprenderse por esta idolatría, pero no es tan fácil imaginar la seducción que significarían para sus ojos esos esplendores cultuales y mundanos que Dios llama fascinación (cf. Sabiduría 4, 12). Cuando San Pablo nos previene contra los ídolos, nos dice que huyamos, como quien habla de cosa muy peligrosa por lo atrayente (I Corintios 10, 14). Del mismo modo termina San Juan su gran Epístola (I Juan 5, 21). Además, hasta en el final del Apocalipsis, que es un libro escatológico, se habla del rechazo de los idólatras (Apocalipsis 22, 15), y el mismo Apóstol de los gentiles vuelve a decirnos que no nos asociemos con idólatras, pero no ya de los del mundo, sino de aquellos que “llamándose hermanos” son, sin embargo, paganos. (I Corintios 5, 11-13). Todo esto muestra que el peligro de idolatría es más fuerte del que sin duda imaginamos, como que ésta no consiste sólo en adorar groseros fetiches, sino también en toda forma de avaricia (Efesios 5, 5) o de prácticas supersticiosas, o en el apego insensato a nuestras propias obras, que también, aunque no queramos confesarlo, son ídolos (cf. Isaías 44, 20), y de la peor especie, puesto que, según la Sabiduría, son menos culpables los que adoran a los astros, “porque si caen en el error, puede decirse que es buscando a Dios y esforzándose por encontrarlo”. Véase Sabiduría 13, 6 y 11 y notas.

* 19. A Ti vendrán las naciones desde los confines de la tierra: los gentiles se convertirán a Yahvé en el reino de Jesucristo. Mentira y vanidades: los falsos dioses. Cf. versículo 20.

* 20 s. Reflexión más real de lo que parece. No solamente se construyen falsos dioses fabricando ídolos de palo y piedra, sino también, como observa San Agustín, formándose un falso concepto del verdadero Dios.

* 1. Tanto se ha arraigado la idolatría que no se deja arrancar de sus corazones (IV Reyes capítulo 16). En los cuernos: Los altares estaban provistos de cuernos como el altar de los holocaustos. Véase Éxodo 27, 2 y nota; Levítico 4, 7.

* 2. Ascheras (Vulgata: bosques), es decir, ídolos de Astarté en forma de árboles o palos, que se erguían al lado del altar. Véase 2, 20; 3, 6; Jueces 2, 13 y nota.

* 3. En los lugares excelsos solía hacerse el culto de Baal. Baal significa Señor. Su culto se practicaba bajo varios nombres, p. ej. Baalfegor, Baalzebub (Beelzebul), Baalberit. etc.

* 5 ss. Es ésta una de las luces más grandes y fundamentales que nos da la divina revelación. A medida que ella nos hace crecer en la fe y en la admiración de Dios, nos quita toda ilusión humana sobre nosotros mismos y sobre nuestros semejantes en la naturaleza caída. Cf. Denz. 174-200. Véase Juan 2, 24 s.; II Paralipómenos 32, 8; Salmo 39, 5 y nota. “Ante el profético dilema, Judá se decidió por el «maldito el hombre que en el hombre confía». Empujado por los ejércitos caldeos marchó el pueblo camino del desierto, dejando atrás con la paz y abundancia de la Tierra prometida, su monoteísmo, su teocracia, sus esperanzas mesiánicas. Cuando el árbol vuelva a bañar sus raíces en las aguas del Jordán, se abrirá de nuevo un periodo de bonanza” (Asensio). Bienaventurado el varón que confía en Yahvé (versículo 7): Cf. Salmo 1, 1 ss.; Job 29, 19; Isaías 57, 13. El hombre que confía en Dios, saca de esta misma confianza el auxilio y la gracia para sobreponerse a todas las tribulaciones. “Si ponemos constantemente nuestros intereses en manos de Dios, no habrá demonio ni enemigo que pueda derribarnos” (San Antonio). Plantado junto a las aguas (versículo 8): El agua que vivifica las plantas era la imagen más elocuente en Israel (Salmo 142, 6 y nota).

* 9. San Pablo insiste sobre esta importante y olvidada verdad (Romanos 3, 4). Véase Salmo 115, 2.

* 10. Los riñones; es decir, los afectos, los pensamientos. Es una locución específicamente bíblica.

* 12. Retoma el pensamiento del versículo 5: Nosotros ponemos nuestra confianza en Dios, la esperanza de Israel.

* 13. Fuente de aguas vivas: Así se llama Jesús en Juan 4, 10 ss.; 7, 37 ss. Cf. Isaías 12, 3 y nota. Su Santidad Pío XII recuerda estas cortantes palabras en la Encíclica “Sumrmi Pontificatus”, al decir: “Un sistema de educación que no respetase el recinto sagrado de la familia cristiana, protegido por la ley santa de Dios… y considerase la apostasía de Cristo y de la Iglesia como símbolo de fidelidad al pueblo o a una clase determinada, pronunciaría contra sí mismo la sentencia de condenación y experimentaría a su tiempo la ineluctable verdad de la palabra del profeta: Los que se apartan de Ti, serán escritos en el barro.”

* 15. ¿Dónde está la palabra de Yahvé? ¡Qué se cumpla! Es impresionante la similitud de este pasaje con el de II Pedro 3, 3 ss. donde el Apóstol anuncia las dudas y burlas que habrá en vísperas de la segunda venida de Cristo, precisamente cuando esa Parusía esté más próxima. Idénticas burlas e incredulidad anuncia el mismo Señor, al decir que será como en los días de Noé y en los días de Lot (Lucas 17, 26-30), y al indicarnos que cuando sucedan estas cosas podremos saber que el reino de Dios está próximo (Lucas 21, 31) y que “Él está cerca, a las puertas” (Marcos 13, 29). “Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!” (ibíd. versículo 37).

* 16. Texto y sentido oscuros. En vez de día aciago dice la Vulgata el día del hombre, expresión difícil de entender. “Significa probablemente el día que un hombre fija para un juicio, y por ende, el juicio mismo; después el favor, la protección de los hombres” (Vigouroux). Cf. I Corintios 4, 3.

* 17. El santo profeta toca el fondo del corazón de Dios al mostrarle que no desea mirarlo con miedo a Aquel que es su esperanza. “Muchas veces, cuando todo se cree perdido, está en verdad todo ganado y a salvo. Mucho de lo que somos, lo debemos, no a lo que hemos hecho, sino a lo que hemos padecido; no a lo que teníamos, sino a lo que nos faltaba… Si no se prensara la uva en el lagar, no habría vino” (San Agustín). “En lo grande y en lo pequeño es siempre cierto que los que siembran con lágrimas, con regocijo segarán” (Mons. Keppler, Escuela del Dolor, 84).

* 18. Sobre estas imprecaciones véase 18, 21 y nota. No son tanto expresión de deseos de venganza personal, sino del santo celo por la causa de Dios.

* 21. La profanación del sábado provoca la cólera de Dios. Los que trabajan el día del Señor o lo profanan con los mundanos, no tienen tiempo ni gusto de asistir a los cultos divinos. La santificación del sábado data desde la creación del mundo (Génesis 2, 3), y fue inculcada muchas veces por la Ley mosaica, pero tan mal practicada como hoy en muchas partes la observancia del domingo. Véase Isaías 56, 2 y 6; 58, 13; Ezequiel 20, 16; Nehemías 13, 15 ss.; Amós 8, 5, etc.

* 25 ss. Es muy notable esta promesa de que el trono de David habría continuado sin interrupción en caso de fidelidad al mandamiento del sábado. Cf. 22, 4; Salmo 88, 31; Isaías 35, 5 y nota. En realidad, la casa de David perdió el trono de Judá el año 587, cuando el rey Sedecías fue llevado al cautiverio. Después del cautiverio el Sumo Sacerdote empezó a tomar en sus manos, las riendas del gobierno.

* 2. El fin de esta orden es mostrar al profeta el destino de su pueblo. La explicación la da el mismo Dios en el versículo 6. El alfarero es Dios; el barro, Israel; y también todos nosotros, como enseña San Pablo en Romanos 9, 20 ss. Cf. Sabiduría 15, 7; Isaías 45, 9, etc. “Las obras del soberbio van perdiéndose como agua en vasija rota” (San Gregorio Magno).

* 8. Santo Tomás expone esta doctrina mostrando que las profecías conminatorias llevan implícita la condición de que no se cumplirán en caso de arrepentimiento del pecador (Jonás 4, 11; Joel 2, 13; Judit 4, 8 ss.). Como observa San Jerónimo, “no se sigue de aquí que el hombre pueda convertirse a Dios o arrepentirse sin el socorro de la gracia. La reconciliación o justificación del hombre no tanta es obra de éste como de la gracia de Dios”. Yo me arrepiento: Aquí, como en Salmo 102, 13; Ezequiel 20, 44; 36, 23; Oseas 11, 8; Lucas 15, 11 ss., etc., hace Dios una íntima revelación de su corazón, que parece una debilidad, y que la prudencia humana hallaría sin duda de una pedagogía muy poco recomendable. Por fortuna para nosotros, Él no pide consejo a esos pedagogos, que desearían que Él no descubriese estas “imprudencias” de la excesiva bondad. El célebre orador Joaquín Ventura de Raulica, general de los Teatinos, decía con santa audacia desde su pulpito de París: “Si Dios no fuera bueno, yo no le serviría, por cierto: me buscaría otro.”

* 9. Vemos aquí que también las naciones y los reinos son obra de Dios, y no simples creaciones de hombres.

* 12. Es inútil (Vulgata: hemos desesperado): El sentido es: Tú predicas en vano; es demasiado tarde, estamos resueltos a seguir nuestro camino. Lo mismo está anunciado para los últimos tiempos, a pesar de las plagas del Apocalipsis (Apocalipsis 9, 21; 16, 9).

* 15. Por su propio camino: He aquí el ansia de vanidad que perdió a Israel, haciéndole preferir el engañoso brillo de los paganos (Salmo 105, 35 ss.).

* 18. Son palabras de los príncipes y sacerdotes, que decían: no necesitamos de ese profeta tan molesto; tenemos sacerdotes y profetas más a gusto nuestro. En Ezequiel 7, 26 veremos la vanidad de sus presuntuosas palabras, porque allí les dice Dios: “Vendrá calamidad sobre calamidad, y a un rumor seguirá otro. Entonces pedirán en vano visiones al profeta; y al sacerdote le faltará la Ley como a los ancianos el consejo.” Ataquémosle con la lengua: Nuevamente vemos aquí a Jeremías como figura del divino Cordero, víctima de los pecadores. Véase 11, 19; 15, 10 y notas.

* 21 s. Según el estilo de los profetas, estas graves imprecaciones no son más que un modo de predecir los males futuros de aquellos ingratos (Bossuet). Se explican por la indignación del profeta que lucha por Dios, y por la firme confianza en la justicia divina que, según anuncian las profecías del Antiguo Testamento, ha de castigar a los pecadores terriblemente. Son, pues, en cierto sentido, profecías contra los enemigos de Dios, puesto que el profeta es representante de Dios en cuyo nombre vaticina y predica. “Finalmente, y sobre todo, se ha de tener en cuenta que estas imprecaciones están dentro del marco del Antiguo Testamento, ley de premios y de castigos temporales, Ley de justicia, que llega hasta incluir la pena del talión, y no podemos aplicarles el criterio de la Ley nueva. Ley de gracia y misericordia, Ley de caridad” (Nácar-Colunga). Véase la nota 1 del Salmo 108.

* 22. Bandas armadas: los invasores caldeos.

* 2. Valle del hijo de Hinnom, en hebreo Ge (Ben) Hinnom, donde los apóstatas solían sacrificar a los niños. Véase 7, 31 y nota. Este valle dio nombre a la Gehenna (Mateo 5, 22), lugar de maldición (versículo 3) y del infierno.

* 4. Han enajenado este lugar, por cuanto Dios debía ser mirado como propietario del país de promisión. Adorar a otros dioses significaba expulsar a Dios de su propiedad para transferirla a dioses ajenos.

* 5. Dios se empeña en mostrarnos aquí sus íntimos pensamientos, que son de paz y amor, y no de aflicción. Nada más perverso que atribuirle sentimientos mezquinos (Lucas 19, 21 ss.) y creer agradarle con actos de crueldad (7, 31; Deuteronomio 18, 10; IV Reyes 3, 27; 16, 3; Jueces 11, 35). Cf. Isaías 57, 9; Ezequiel 13, 22 y notas. En el versículo 11 vemos que el lugar de la inmolación de los niños se llamaba Tófet, situado en el valle del hijo de Hinnom (cf. versículo 2, 7, 32).

* 9. Palabra que se cumplió con motivo de los dos asedios de Jerusalén: el primero por Nabucodonosor en el año 587 a. C. (Lamentaciones 2, 20; 4, 10; Baruc 2, 3); el segundo lo hicieron los romanos en el año 70 d. C.

* 11. Ser enterrado en Tófet equivale a ser deshonrado. Allí estaba la estatua de Moloc y se hacían las inmolaciones de niños, por lo cual todo el lugar era impuro.

* 13. Las casas serán inmundas por los cadáveres de los que caerán por la espada de los babilonios, en castigo de la adoración de los astros (milicia del cielo) que se practicaba en los terrados.

* 15. Nótese la insistencia con que Dios señala, como causa de su cólera y sus flagelos, la falta de atención a sus divinas palabras. En Levítico capítulo 26 leemos los castigos que Dios había amenazado para este caso: “Si no me escucháis ni cumplís todos estos mandamientos; si despreciáis mis leyes y rechazáis mis preceptos, no haciendo caso de todos mis mandamientos y rompiendo mi pacto; mirad lo que Yo entonces haré con vosotros… Quebrantaré vuestra orgullosa fuerza y haré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce… Traeré sobre vosotros la espada de la venganza que vengue mi pacto; y si os refugiareis en vuestras ciudades, enviaré la peste en medio de vosotros y seréis entregados en manos de vuestros enemigos… Comeréis la carne de vuestros hijos y también la carne de vuestras hijas, etc.” (Levítico 26, 1-39). Cf. Deuteronomio 28, 15 ss.

* 1 ss. Se supone que el sacerdote Fasur le mandó dar los 40 azotes, que la Ley permitía (Deuteronomio 25, 2 s.), y le echó en el cepo, sujetándolo por el cuello los brazos y pies mediante grillos. La pena era muy dura, ya que el prisionero no tenía posibilidad de moverse. Véase 37, 14; 38, 1 ss. El profeta azotado es figura del divino Redentor.

* 6. De aquí se colige que Fasur era uno de los falsos profetas. Véase 14, 15 y 18, 18.

* 7 ss. Tú me sedujiste, Yahvé: “Las maldiciones e imprecaciones que van en estos versículos no son sino enfáticas expresiones, muy usadas en Oriente para expresar un vivo dolor. Compárese estos improperios de Jeremías con los de Job 3, 3 ss.” (Bover-Cantera). El terror rodea al profeta por todas partes; acaba de ser azotado injustamente, solamente por haber anunciado la palabra de Yahvé, sus enemigos triunfan y el mismo Dios parece haberle desamparado. Si Jesucristo en la hora de su suprema angustia exclama: “¡Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27, 46; Marcos 15, 34); ¡cuánto más comprensibles son estas quejas tan duras y tan amargas en el profeta perseguido y desesperado! Esta persecución por causa de la palabra no fue exclusiva de él. “Yo les di tu palabra y el mundo les ha tomado odio”, dice Jesús al Padre (Juan 17, 14). Vemos inmediatamente el divino consuelo que halla Jeremías después de este filial desahogo. Pues la persecución es una de las ocho bienaventuranzas: “Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos seréis cuando os insultaren, cuando os persiguieren, cuando dijeren mintiendo todo mal contra vosotros por causa mía. Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en el cielo; pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5, 10 12).

* 14 ss. Lo que al profeta ocasionaba tales sentimientos, semejantes a los de Job 3, 3 ss., era el ver que sus profecías sólo servían para aumentar la iniquidad y el castigo de su pueblo. Todo este pasaje es un cuadro elocuentísimo del martirio que significa el apostolado. San Pablo nos lo muestra con no menor crudeza en I Corintios 4, 9 ss.; II Corintios 6, 4 ss.; I Tesalonicenses 2, 9.

* 1. El acontecimiento aquí narrado sucedió durante el asedio de Jerusalén (588-587), por lo cual este capítulo iría mejor después del 37. El rey Sedecías era un juguete en manos de sus consejeros. “Tenía, por cierto, una veneración sincera al profeta, pero no quería demostrarla abiertamente por causa de los partidarios de Egipto, a los que permitió que encarcelaran a Jeremías, y sin embargo, envió a consultarle en secreto mientras se hallaba prisionero (37, 15 ss.); dejó que sus cortesanos, contra los cuales «el rey no era capaz de hacer nada» (38, 5), metieran al profeta en una cisterna para que se muriese de hambre; pero inmediatamente después, a la simple invitación de un palaciego, hizo que lo sacaran; le consultó ansiosamente de nuevo y a la vez le impuso, bajo pena de muerte, que no dijera a nadie que le había consultado (38, 5-26). Pero, a pesar de todo esto. Jeremías seguía su camino y a las consultas del rey respondía invariablemente diciendo que no se rebelara contra los caldeos” (Ricciotti, Historia de Israel, número 532).

* 5 ss. Yo mismo lucharé contra vosotros; es decir, que tanto los triunfos de Israel como sus derrotas eran obras de Dios. Obsérvese el contraste entre lo que Él quiere en este capítulo y en el 24 (la sumisión de Israel a Babilonia) y la resistencia sin cuartel que Él quería en el sitio de Betulia (Judit 8, 10 ss. y nota).

* 8. El camino de la vida y el camino de la muerte: Cf. Deuteronomio 30, 15 ss.; Ezequiel 20, 13. Notemos que aquí sólo se trata de la Ley de Moisés, ¿Cuánto más nosotros, beneficiarios de la Promesa y coherederos de Cristo, no hemos de resistir esa vil tendencia que no ve en el Evangelio sino severos preceptos? ¿Acaso nos parece un duro mandamiento cuando Jesús nos dice: “Al que viene a Mí no le echare fuera”? (Juan 6, 37). ¿O cuando nos revela que el Padre nos ama hasta haber dado por nosotros su Hijo? (Juan 3, 16). ¿O cuando nos declara que Él nos ama tanto como el Padre a Él mismo? (Juan 15, 9). ¿O cuando nos regala su conversación, haciéndonos saber que en esas palabras está la vida? (Juan 6, 63; Vulgata 6, 64). No hay aquí mandamientos, sino declaraciones de amor. He aquí el sumo secreto para la propia vida espiritual, y también la técnica del apostolado evangélico, enseñada y practicada por el mismo Jesús. Si el que está avergonzado y temeroso por sus culpas se entera de que Dios le está tendiendo los brazos, ¿cómo no va a cambiar de espiritualidad? Dios nos pone delante, como aquí vemos, los tesoros de su inmensa generosidad, el sumo bien, la vida eterna. No nos obliga a elegir el camino de la vida, pues respeta el libre albedrío nuestro; no le gustan obras sin recta intención, ni obediencia sin sumisión interna. Mas la historia prueba que el género humano se inclina a elegir la muerte, a ejemplo de los primeros padres y a consecuencia de la herencia que nos ha dejado Adán. Cf. Sabiduría 2, 24 y nota.

* 9. Véase 24, 5-10. Esta misteriosa voluntad de Dios que parece favorecer aquí al rey de Babilonia, se observará también en los días del Anticristo, a quien adorarán “todos los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos, desde la fundación del mundo, en el libro de la vida del Cordero inmolado” (Apocalipsis 13, 8).

* 12. Casa de David: la dinastía de David, los reyes de Judá.

* 13. Habitadora del valle: Jerusalén, que por tres lados estaba rodeada de valles. Peña (que se alza) en la llanura, porque la ciudad se levantaba como una roca allanada; y el lugar donde estaba el Templo era una meseta artificialmente ensanchada. La Vulgata trae otra lección: fuerte y campestre (en vez de peña en la llanura).

* 2. Este mensaje se dirige sin duda al rey Sedecías. Suena como una última exhortación a seguir las sendas de la justicia, antes de descargar los castigos.

* 4. Todo habría cambiado entonces en la historia de Israel. Es la última renovación que Dios hace de la promesa condicional hecha a Salomón. Véase 17, 25 y nota.

* 6. Galaad: país transjordánico, rico en bosques. Como la cima del Líbano: Alusión al palacio del bosque del Líbano, situado en el monte Sión. Véase III Reyes 7, 2 ss.

* 7. Destructores: el rey Nabucodonosor con sus ejércitos; él está consagrado para la guerra, encargado de Dios, instrumento de la ira del Señor (véase 6, 4). Tus cedros escogidos: los príncipes de Israel.

* 8. Véase Deuteronomio 28, 24; III Reyes 9, 8 s.

* 10. No lloréis al difunto: Se refiere al rey Josías, cuya muerte en la batalla de Megiddó (IV Reyes 23, 29 s.; II Paralipómenos 35, 20 ss.) fue señal de llanto general. El profeta quiere decir: No lloréis a los difuntos, pensad en vuestro destino. Cf. las palabras que Jesús dijo a las mujeres que lloraban (Lucas 23, 28).

* 11. Se refiere a Joakim (Sellum), sucesor de Josías, que murió en Egipto (IV Reyes 23, 30 ss.; II Paralipómenos 36, 1 ss.).

* 13 ss. Se trata del rey Joakim, hermano y sucesor de Joacaz, opresor del pueblo y constructor de suntuosos edificios (IV Reyes 23, 33 ss.). Vemos ya aquí cuan sagrado es para Dios el salario de los que trabajan. Cf. Santiago 5, 4-6. Sobre las leyes de Moisés véase Eclesiástico 24, 35 y nota. Me edificaré una casa (versículo 14): Algo semejante dice el rico insensato en la parábola (Lucas 12, 18).

* 16. Alude al piadoso rey Josías, padre de los impíos reyes Joacaz y Joakim. Dios explica por qué fue feliz.

* 18. Es un canto elegiaco. Las plañideras solían llorar exclamando: ¡Ay, hermano mío!, etc.

* 19. La Biblia no relata expresamente el cumplimiento de esta profecía. Joakim fue llevado prisionero a Babilonia. (Cf. 36, 30; IV Reyes 24, 6; II Paralipómenos 36. 8 ss.)

* 20. “La nación judía, nuevamente comparada a una mujer (cf. 21, 13, etc.), es invitada a ascender, dando gritos de angustia, a los montes al pie de los cuales los caldeos han de pasar en su marcha sobre Jerusalén” (Fillion). Basan: parte septentrional de Transjordania. Abarim: una montaña al sudeste de Palestina.

* 23. Por su situación geográfica la ciudad de Jerusalén era semejante a un águila que anida en los cedros del Líbano. El Líbano significa también la magnificencia y suntuosidad de la ciudad.

* 24. Sucesor de Joakim fue Joaquín o Jeconías (IV Reyes 24, 8 ss.; II Paralipómenos 35, 9 s.). Este rey fue llevado cautivo a Babilonia, junto con su madre y muchos otros (IV Reyes 24, 12 ss.). Jeremías narra su liberación en 52, 31 ss. Véase IV Reyes 25, 27 ss. y notas.

* 30. Estéril en el sentido de que sus hijos no serán reyes. Efectivamente, no hubo más reyes en Israel, frustrándose por su ingratitud las promesas condicionales tantas veces reiteradas por Dios (véase 22, 4 y nota; II Reyes 7, 12 ss.). Así se cumplió la profecía de Jacob (Génesis 49, 10), conservándose solamente la promesa infalible hecha a David (Salmo 88, 20-38), que habrá de cumplirse en la persona del Mesías (Lucas 1, 32) no obstante su rechazo por la Sinagoga.

* 3 ss. Reuniré el resto: El “resto”, las “reliquias” del pueblo, y términos semejantes, tienen muchas veces en boca de los profetas un sabor mesiánico, y se refieren a la restauración de Israel, no a la mezquina restauración después de los setenta años del cautiverio babilónico, sino a una restauración relacionada con la conversión de Israel (cf. Deuteronomio 28, 68 y nota). No obstante la aflicción actual, dice el profeta, os resplandecerá un porvenir dichoso, con la venida del Mesías, el Vástago justo de la estirpe de David (versículo 5) que fundará un reino de paz y de justicia. El término profético Vástago justo, es empleado la primera vez por Isaías (4, 2), Jeremías vuelve a usarlo en 33, 15, y Zacarías en 3, 8 y 6, 12, siempre para designar al Mesías (Crampón). Véase también los Salmos 46-48; 71; 92-99; Isaías 7, 14; 11, 1 ss.; 16,5; 18,7; 32,. 1; 33,17; 34,4; 35, 5, etc. La profecía no se detiene en la primera venida de Cristo, sino que abarca hasta los últimos tiempos, pues en su primera venida Cristo no ejecutó el derecho y la justicia en la tierra (final del versículo 5), sino que se sometió a jueces viles e injustos, y padeció la muerte de los peores criminales. Según Hechos de los Apóstoles 15, 14-17 ha de esperarse aún su cumplimiento. Tampoco llamaba la nación judía a Cristo “Justicia nuestra” (versículo 6). Esta expresión, que corresponde al significado; nuestra salvación, es por sí misma una admirable profecía mesiánica. “Los pasajes en que Jeremías menciona directamente la persona de Cristo son bastantes raros; éste es uno de los más hermosos y de los más importantes. Cf. 30, 9; 33, 15-18” (Fillion). Pío XI cita este pasaje en la Encíclica “Quas Primas” para mostrar la Realeza de Cristo.

* 9 ss. Tremendo oráculo contra los sacerdotes y falsos profetas que procuraban frustrar la misión de Jeremías, por lo cual serán castigados más que el pueblo. Véase 12; 10; 14, 18 y nota.

* 11. Alusión a la idolatría que había llegado a practicarse en el mismo Templo (véase 7, 30; 32, 34; Ezequiel 8, 10; 23, 39, etc.). Se refiere también a la conducta de los sacerdotes y a su mal ejemplo. La dignidad de los sacerdotes- es grande, dice San Jerónimo, pero su ruina no es menos grande, si pecan. San Ambrosio dice que su conducta debe corresponder a su dignidad, para que; siendo el honor sublime, no sea la vida infame, y siendo la profesión divina, no sean criminales las obras, y el nombre no llegue a ser vano, y gravísimo el crimen.

* 13. Los profetas del reino de Israel (Samaría) propagaban, por cierto, el culto de Baal, pero no eran tan malos como los del reino de Judá que, a pesar de conocer la Ley de Dios y poseer el Templo, inducían al pueblo a la idolatría, llamada aquí adulterio (versículo 14) como en muchos pasajes de la Sagrada Escritura. Véase 13, 27 y nota; Ezequiel 16.

* 15. Véase 9, 15, donde se dirige la misma amenaza a todo el pueblo.

* 16 ss. Dios es el único que tiene derecho a hablar, y defiende celosamente ese derecho. Los falsos profetas simulan conocer los designios de Dios, como si asistieran a su consejo (versículo 18). En realidad no anuncian más que los deseos de su corazón y lo que gusta a los oyentes. Dios les formula una maldición mortal en Deuteronomio 18, 20; y Jesús nos previene muchas veces contra ellos, advirtiéndonos que los conoceremos por sus frutos (Mateo 7, 16). Para ello los desenmascara en el banquete del fariseo (Lucas 11, 37-54) y en el gran discurso del Templo (Mateo capítulo 23), y señala como su característica la hipocresía (Lucas 12, 1), esto es, que se presentarán no como revolucionarios antirreligiosos, sino como “lobos con piel de oveja” (Mateo 7, 15). Su sello será el aplauso con que serán recibidos (Lucas 6, 26), así como la persecución será el sello de los profetas verdaderos (ibíd. 22 s.). Sobre este mismo concepto, de la ortodoxia aparente e hipócrita, insisten todos los escritores inspirados del Nuevo Testamento. San Pablo dice que “mostrarán apariencia de piedad” (II Timoteo 3, 5) y que si “Satanás se transforma en ángel de luz”, no podemos extrañar que sus ministros se transfiguren en ministros de justicia y apóstoles de Cristo (II Corintios 11, 13-15). Cf. Ezequiel 13, 7 y nota.

* 19 s. El torbellino es imagen del juicio y castigo. Cf. Salmo 49, 2ss.; 75, 8ss.; 96, 2ss.; Isaías 13, 9 ss.; 24, 19 ss.; 66, 15; Ezequiel 32, 7; Joel 2, 30, etc. Al fin de los tiempos lo comprenderéis (versículo 20): Cf. 30, 24. Análoga indicación se hace a Daniel (Daniel 12, 8 ss.), lo cual debe ilustrarnos y consolarnos cuando hallamos que alguna profecía supera nuestro entendimiento. Véase 30, 24; Isaías 60, 22.

* 22. Asistido o mi consejo: La profecía de Amós nos enseña que Dios no obra sin revelar antes sus propósitos a los profetas. No puede haber mayor atractivo que éste, para que procuremos conocerlos, con lo cual el Señor promete aquí desviarnos de nuestros errores y vicios. Por donde se ve que las profecías encierran mucha mayor santidad de lo que solemos pensar (Amós 3, 7).

* 25. Dios a veces se manifiesta en sueños (Génesis 28, 12; 37, 5 ss.), mas en general expresa su voluntad por otros conductos, en particular por su palabra.

* 28. La paja significa la falsa profecía; el trigo la verdadera.

* 29. Es éste uno de los pasajes más elocuentes sobre el poder de la palabra de Dios, superior a toda especulación humana, y sobre la eficacia que tiene cuando se la usa rectamente. Cf. Isaías 55, 11 y nota; Daniel 2, 34 y 45; Oseas 6, 5; Hebreos 4, 12. Según San Crisóstomo, la palabra de Dios suple a los milagros. “La prueba es que San Pablo, admirado por todas partes como obrador de milagros, no por eso dejó de manejar la palabra. Y otro del mismo sacro coro apostólico nos exhorta a que atendamos a la fuerza y a la virtud de la palabra, diciendo: «Estad apercibidos para la defensa ante cualquiera que os pidiere razón de vuestra esperanza» (I Pedro 3, 15). Y los apóstoles todos no por otro motivo encomendaron en la ocasión que sabemos (Hechos de los Apóstoles 6, 2) a Esteban y sus compañeros el cuidado de las viudas, sino para dedicarse ellos más holgadamente al ministerio de la palabra… Y como los enemigos nos atacan por todas partes y sin tregua, no tenemos otro remedio que fortificarnos con la palabra divina, no sólo si queremos no ser alcanzados de los dardos de nuestros enemigos, sino también disparar nosotros certeramente contra ellos. Por lo cual, grande empeño tenemos que poner para que la palabra de Cristo habite en nosotros copiosamente” (De Sacerdocio, lib. IV). Pero no olvidemos que, como dice San Atanasio, “para el estudio de la verdadera inteligencia de las Escrituras es necesaria también una vida piadosa, un corazón puro y el ejercicio de las virtudes cristianas, a fin de que el espíritu por este camino, pueda alcanzar y comprender aquello que anhela, tanto cuanto es dado a la naturaleza humana alcanzar un conocimiento sobre Dios, el Logos. Sin esta rectitud de intención y sin esta imitación de la vida de los santos, nadie puede entender el lenguaje de los santos” (De Incarnatione Verbi).

* 33. Llaman carga las profecías de Jeremías porque no les agradaban. Carga es también un término que usan los profetas para designar las profecías conminatorias. Véase Isaías 13, 1; 14, 28; 15, 1; 17, 1; 19, 1, etc. Lo mismo que Jesús en Lucas 19, 22 y Mateo 23, 4, Dios se indigna aquí contra los que, pensando mal de su misericordia, no conciben palabras de Dios que no sean una carga, una amenaza o un pesado mandamiento, olvidando que toda la Sagrada Biblia es un inmenso mensaje de amor paternal (Hechos de los Apóstoles 15, 10).

* 1. Se refiere a los acontecimientos relatados en IV Reyes 24, 12 ss. Carpinteros y herreros: Otra traducción: arquitectos e ingenieros. Como se ve, los vencedores de entonces procuraban ya impedir el rearme de los vencidos.

* 7. “¿Cómo se concilia esta profecía con el estado actual del pueblo judío? Las palabras que siguen lo dan a entender; pues el profeta anuncia que los judíos se convertirán a Dios de todo corazón, lo que en parte se verificó en la nueva Iglesia de Jerusalén, y acabará de cumplirse en la conversión de todos los judíos a la fe de Cristo” (Páramo).

* 8. Los higos buenos representan a los deportados con Jeconías a Babilonia (597); los malos, a los que quedaron en el país o se refugiaron en Egipto, pero no se convirtieron. Precisamente por eso serán rechazados mientras los que soportan con paciencia las penalidades del cautiverio agradan al Señor. Entre ellos se encuentran dos profetas: Ezequiel y Daniel. Véase 21, 9.

* 9. “Acumulación elocuente de sinónimos y eco de Deuteronomio 28, 25 y 27. Era necesario que sufriera todo el pueblo, porque todos eran culpables”, (Fillion).

* 1. El año cuarto de Joakim: el año 605 ó 604. En este mismo año Jeremías recibió de Dios la orden de escribir las profecías en un libro (36, 1 s.).

* 4. Inclinar los oídos: He aquí la doctrina que Jesús expone en la parábola del Sembrador, mostrando que todo el que se interesa por la palabra de Dios, la entiende. “Si no entiendes, dice el Crisóstomo, es porque no amas.” Cf. 7, 23.

* 5. Véase 35, 15; IV Reyes 17, 13. Convertíos cada uno: El arrepentimiento les habría valido el perdón, así como Nínive quedó salvada cuando recurrió a la penitencia. El arrepentimiento borra los crímenes, calma la ira de Dios, transforma a los hombres, anula la maldición, abre a los pecadores el seno de Dios. Así se expresan los grandes Doctores sobre la contrición del corazón. Cf. Salmo 50 y notas.

* 9. Nabucodonosor es llamado aquí siervo de Dios, como en versículo 27, 6; 43, 10, por ser ejecutor de los planes divinos. También el rey pagano Ciro recibe el nombre de Ungido (Isaías 45, 1), como instrumento de Dios. Véase Ezequiel 29, 19 a.

* 11 s. Setenta años en cifra redonda. El reino neo babilónico o caldeo comenzó en 606 cuando Nabucodonosor derrotó a los asirios, y subsistió hasta el año 538 cuando los medos y persas conquistaron a Babilonia. Los setenta años del cautiverio coinciden con este espacio de tiempo, si se toma por punto de partida la primera deportación en el cuarto año de Joakim. Véase 29, 9 s.; II Paralipómenos 36, 21 y nota.

* 15 ss. La copa se toma aquí como imagen de la cólera del Señor. Cf. 23, 19; 49, 12; 51, 7; Salmo 59, 5; 74, 9; Isaías 51, 17 y 22; Apocalipsis 16, 1 ss., etc. Jeremías ha de pasar la copa a todos los pueblos que Dios le señala, primeramente a Jerusalén (versículo 18), “porque habiendo sido sus moradores más favorecidos del Señor, habían pecado más gravemente contra Él. Y aquí se echa de ver al mismo tiempo su grande misericordia y clemencia. Castiga primeramente con penas temporales a aquellos de quienes tiene mayor cuidado, para que, volviendo sobre sí, se conviertan a Él, y para acrisolarlos como el oro con el fuego de la tribulación y de las penas; y aquellos de quienes tiene menor cuidado, como son los réprobos, los castiga temporalmente con menos rigor, porque están reservados para las penas eternas” (Scío).

* 20. La mezcla de pueblos. Aquí se ve que la profecía se extiende más allá de Babilonia (cf. versículo 29), y significa una advertencia saludable para las naciones de todos los tiempos (versículo 31 ss.).

* 23. Los que se cortan los bordes del cabello: Otra traducción: los que se rapan las sienes, por ejemplo los beduinos y árabes que llevan cerquillo. Véase 9, 26; Levítico 19, 27 y nota.

* 26. Sesac es nombre criptográfico de Babel. San Jerónimo siguiendo a los rabinos explica este seudónimo por inversión de las letras del alfabeto (“atbasch”), que consiste en poner la última por la primera, la penúltima por la segunda, etc. Así sale el nombre de Sesac o Sesach en vez de Babel.

* 29 s. Por aquí se ve todo el alcance de esta grandiosa profecía, que no se limita solamente a la invasión de Nabucodonosor. Si Yahvé castiga tan severamente a su propio pueblo, ¿cómo podrán escapar al juicio las demás naciones? Se refiere en última instancia, al gran juicio al fin de los tiempos. Cf. Apocalipsis 19, 11-21. Como los que pisan el lagar: Como los pisadores de uva se animan mutuamente con canciones y gritos de alegría, así los enemigos se alentarán uno a otro para cumplir con su misión. Véase Isaías 16. 9; 63, 3 ss. Cf. 48, 33. Su Morada: el Templo. La Vulgata vierte: su hermosura.

* 38. La espada destructora: la espada de Nabucodonosor. La Vulgata trae otra lección: la ira de la paloma, que, según San Gregorio sería la ira de Dios, quien castiga con mansedumbre y amor paternal.

* 2. En el atrio de la Casa de Yahvé; es decir, en el atrio exterior al que todos tenían acceso. El tiempo fue probablemente una de las grandes fiestas en que había mucha gente en la ciudad, lo cual dio más resonancia a las palabras del profeta.

* 3. Admiremos la paciencia del Omnipotente que desciende hasta hablar en estos términos, pues lo que Él quiere es “que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de. la verdad” (I Timoteo 2, 4). Por eso exclama San Bernardo: “¡Oh, duros e intratables hijos de Adán, a quienes no puede enternecer ni una bondad tan grande, ni una llama tan viva, ni un amor tan ardiente!” (Sermón II de Pentecostés). El perdón que Dios ofrece a los hombres no significa la aprobación de lo que han cometido, sin embargo, será tan eficaz que el pecador arrepentido puede subir a un grado más alto de amor, como lo vemos en el caso de María Magdalena (Lucas 7, 47 y nota), lo cual es ya, una insuperable maravilla del Corazón divino; pero subirá precisamente por la humillación saludable, es decir, por la detestación del propio pecado. Porque Dios, como todo padre, no se fija en su propia ofensa (cf. I Corintios 13, 5), y sólo quiere que el hijo salga del estado de infelicidad que esa culpa le trae al mantenerlo alejado de la amistad paterna. Y salir de ese estado es aborrecer, o sea, precisamente condenar y odiar la propia culpa. Hecho eso, vemos, en el caso del Hijo Pródigo, que el Padre no se cuida de la reparación (Lucas 15, 20 ss.), sino que se precipita a abrazarlo aún antes que pueda hablar, y no solamente lo perdona gratis, sino que lo colma de obsequios y aun hace gran fiesta.

* 6. En Silo estaba el Arca de la Alianza en tiempo de los Jueces. Allí vivió Helí, y en sus primeros años también Samuel. Destruiré a Jerusalén así como he destruido a Silo, de modo que la ruina de la ciudad santa servirá de parábola o ejemplo de maldición. Véase 7, 12; I Reyes 1, 3; Salmo 77, 60 y notas.

* 8. Tal es la respuesta a la misericordia manifestada en el versículo 3. Jeremías se muestra una vez más como figura de Cristo (véase Juan 19, 6 y 15). Cf. 11. 19; 18, 18; 15, 10 y notas.

* 12 ss. Jeremías, lejos de defenderse, les da una prueba suprema de caridad, insistiendo en su divino mensaje de salvación. No se deja vencer por el mal (Romanos 12, 21), sino que ofrece en un acto de incomparable mansedumbre la vida a sus enemigos.

* 18. Se trata del profeta Miqueas, cuyo libro está en la colección de los Profetas Menores. Véase Miqueas 3, 12.

* 20. De Urías no nos han quedado escritos. Lo único que de él sabemos es que murió mártir por haber dicho la verdad. Véase lo que dice Jesús en Lucas 13, 34.

* 24. Este hombre intrépido es aquel Ahicam, cuyo padre había desempeñado un alto cargo en la corte del rey Josías (IV Reyes 22, 12). Su hijo Godolías fue constituido gobernador de Judea por Nabucodonosor después de la destrucción de Jerusalén. Véase 39, .14; 40, 6.

* 1. Algunos manuscritos hebreos y la versión siríaca ponen el nombre del rey Sedecías, en vez de Joakim. Se trata efectivamente de Sedecías, como se ve en los versículos 3, 12, y el primer versículo del capítulo siguiente.

* 3. Los pueblos vecinos habían enviado mensajeros a Jerusalén para concertar una alianza y deliberar sobre las medidas a tomar contra los babilonios. La respuesta de Dios por intermedio del profeta consiste en la entrega de yugos a los embajadores. El acto era más que elocuente, pues todos sabían lo que significaba el yugo y a quién se refería el profeta aunque no lo dijo expresamente en los versículos 4 y siguientes.

* 5. Doy a quien me place: El Señor ostenta no solamente su intervención decisiva en el reparto de los reinos de la tierra, sino también su soberana libertad para darlos a quien quiere. Véase Romanos 9, 15 ss. y notas.

* 7. Falta en los Setenta. El reino neo babilónico o caldeo sólo se mantuvo durante sesenta y seis años, siendo sus reyes Nabucodonosor, Evilmerodac, Neriglisar y Nabunaid, quien hizo participar en el reino a su hijo Baltasar (Daniel capítulo 5).

* 9. Enumeración de diversas clases de falsos profetas. Soñadores: los que pretenden recibir inspiraciones en sueños. Magos, en sentido malo: embaucadores, farsantes. Mago, en el sentido primitivo, significaba entre los medos y persas al hombre sabio, filósofo y también médico, porque estas ciencias eran una sola, que consistía en averiguar cómo la voluntad de Dios se manifestaba en los fenómenos del cielo astral. De ahí que entre aquellos pueblos paganos consideraran a los magos como profetas y conocedores de los secretos divinos. De los medos y persas llegó esta institución a los babilonios, en cuyo ejército había muchos soldados de origen medo-persa. mas el contacto con Babilonia significa a la vez la decadencia de la institución; y en vez de buscar la voluntad de Dios los magos imitaban las maquinaciones de los adivinos y agoreros. El libro de Daniel nos muestra cuán grande era su autoridad en la corte del rey de Babilonia. En el Nuevo Testamento aparecen las dos ramas de los magos, los buenos ante el pesebre del Niño Jesús (Mateo 2, 1 ss.), y los malos en la figura de Simón Mago (Hechos de los Apóstoles 8, 9ss.).

* 10. Véase 25, 11 s. y nota.

* 12 s. Esta insistencia de Dios sobre la necesidad de someterse al más fuerte y evitar el inútil derramamiento de sangre, es un hondo motivo de meditación para la política cristiana, y podría evitar muchos males que vienen del orgullo patriótico mal entendido.

* 15. Véase 12, 10 ss. y nota; 14, 14; 23, 16 ss. y nota; 29, 9.

* 16. En la deportación del año 597, Nabucodonosor había llevado consigo al rey Joaquín (Jeconías) y los vasos de oro y plata (IV Reyes 24, 13), pero no los de bronce. Estos últimos serán también llevados a Babilonia (versículo 19). Cf. 28, 3; II Paralipómenos 36, 7 y 10; Daniel 1, 2 y notas.

* 19. Se refiere aquí el profeta a las columnas del Templo, y al mar de bronce, esto es, la gran pila de agua. Véase III Reyes 7, 15 ss. y notas; IV Reyes 25, 13.

* 22. Profecía de que los vasos serán devueltos al Templo, lo que se cumplió bajo Ciro después de la caída de Babilonia. Véase Esdras 1, 7; 6, 5; 7, 19. El día que Yo los visitare; es decir, “mire hacia ellos” (Biblia de Bonn). Vemos aquí el corazón paternal de Dios, quien anuncia a su pueblo escogido el carácter medicinal del castigo. Terminado éste, le manifestará de nuevo su benignidad y lo restaurará con tal que lo busquen a Él (29, 13). Cf. II Paralipómenos 36, 21.

* 1. “Aquí tenemos, frente a frente, a este profeta soñador, que anuncia el fin de la primera cautividad, y a Jeremías, que obtiene una completa victoria sobre su adversario” (Nácar-Colunga). Véase 27, 9 y nota. Hananías es uno de los falsos profetas que inspirados en puros sentimientos nacionalistas solamente anunciaban lo que lisonjeaba al orgullo patriótico.

* 6. Hágalo así Yahvé, etc.: Como profeta de Dios, Jeremías no desea ni busca otra cosa que el cumplimiento de la palabra de Dios, y como patriota no puede anhelar más que el bien de su pueblo. No es la envidia la que le impulsa a oponerse a Hananías, sino el santo celo por Yahvé y el amor sincero a la patria.

* 8 s. Esto es: Hananías contradice a los profetas anteriores, p. ej., Isaías, Amos, Oseas, Miqueas, que vaticinaron guerras y calamidades. El profeta que predice la paz se condena a sí mismo, porque no se cumplirá su profecía. Véase Deuteronomio 18, 22 y nota. En el Nuevo Testamento tenemos la voz de San Pedro que en su segunda Encíclica caracteriza a estos aduladores y sus promesas halagüeñas con las siguientes palabras: “Estos tales son fuentes sin agua, nubes impelidas por un huracán. A ellos está reservada la lobreguez de las tinieblas. Pues profiriendo palabras hinchadas de vanidad, atraen con concupiscencias, explotando los apetitos de la carne, a los que apenas se han desligado de los que viven en el error. Les prometen libertad cuando ellos mismos son esclavos de la corrupción” (II Pedro 2, 17-19). Con este veredicto San Pedro no recomienda el pesimismo, que no es sino un miedo disfrazado; lo que el Príncipe de los apóstoles quiere es que abramos los ojos y distingamos entre los predicadores auténticos y los falsos.

* 10. Aquí se ve que Jeremías solía salir con una cadena al cuello, a manera de muda predicación que recalcaba sus palabras.

* 11 ss. El profeta de Dios se retira en silencio y sin proferir ninguna queja, mas el Señor no tarda en vengarlo (versículo 17).

* 14. Véase 27, 3 y nota. Cf. Deuteronomio 28, 48.

* 1. Esta carta fue enviada a Babilonia a los primeros deportados que, a lo que parece, creían que el regreso se realizaría pronto. Jeremías les aconseja establecerse en Babilonia para largo tiempo (versículo 5). Los profetas: Habían sido llevados ya a Babilonia los profetas Ezequiel, Daniel y otros.

* 7. El bien (literalmente la paz) de la ciudad: Los deportados han de orar por esas ciudades y por Nabucodonosor, porque éste representaba para ellos la legítima autoridad. Véase 25, 9 y nota. San Pablo inculca la misma actitud frente a Nerón que perseguía a los cristianos. Dice el Apóstol de los gentiles a los cristianos de Roma: “Todos han de someterse a las potestades superiores, porque no hay potestad que no esté bajo Dios, y las que hay han sido ordenadas por Dios. Por donde el que resiste a la potestad, resiste a la ordenación de Dios; y los que resisten se hacen reos de juicio… Por tanto es necesario someterse, no solamente por el castigo, sino también por conciencia. Por esta misma razón pagáis también tributos, porque son ministros de Dios ocupados asiduamente en este asunto. Pagad a todos lo que les debéis: a quien tributo, tributo, a quien impuesto, impuesto; a quien temor, temor; a quien honor, honor” (Romanos 13, 1-7). Cf. Esdras 6, 10; I Timoteo 2, 2; I Pedro 2, 13 ss. y notas.

* 11. Pensamientos de paz: misericordia y clemencia. Cf. 27, 22; 30, 10; 46, 28; Isaías 55, 7; Efesios 2, 14; Filipenses 4, 7. Dios, expresa San Agustín, es todo para nosotros. Si tenéis hambre, será vuestro pan; si tenéis sed, será vuestra bebida: si estáis en las tinieblas, será vuestra luz; si estáis desnudos, os revestirá de inmortalidad. Dios, dice Santo Tomás, está más dispuesto a darnos que nosotros a recibir. Lo propio de la naturaleza de Dios, su inclinación, es dar. Es éste un punto importantísimo para la espiritualidad cristiana y el crecimiento en la fe y el amor, pues nadie se arrepentiría si dudara del perdón; Jesús revela que la situación del perdonado puede ser mejor que antes si ama más (Lucas 7, 42 s.), 13. Si me buscareis: La miseria del hombre consiste en no querer buscar a Aquel que es el único capaz de enderezar nuestro camino y fortificar nuestra vida. “Vivimos en veloz carrera: del trabajo al placer, del cine a las actividades deportivas, siempre tras de nuevas ocupaciones y cada vez mis absorbidos.” Es la Biblia la que nos despierta del aturdimiento y nos hace ver lo que somos y adónde vamos.

* 15. Tampoco en el cautiverio faltaba la peste de los falsos profetas que engañaban al pueblo haciéndole envidiar la suerte de los que habían quedado en Jerusalén. De ahí lo que agrega Jeremías en los versículos 16 ss. San Jerónimo parafrasea este verso diciendo: “Puesto que Yo, afirma Dios, haré estas cosas espontáneamente y tengo decretado vuestro retorno, pasado cierto tiempo, os engañáis en vano, creyendo que tenéis profetas en Babilonia.”

* 16 ss. Los versículos 16-20 faltan en los Setenta. Higos detestables (versículo 17): Véase la parábola de los dos canastos de higos en el capítulo 24.

* 23. Aquí termina la carta a los deportados. Lo que sigue no forma parte de la carta de Jeremías (Fillion).

* 24 ss. Vemos aquí un elocuente ejemplo del falso celo y envidia entre los predicadores (cf. Fil. 1, 15). Semeías insinúa a Sofonías que haga con Jeremías lo que hizo Joiadá con la impía reina Atalía (IV Reyes 11), es decir, que lo mate.

* 28. Niega el falso profeta que el destierro va a perdurar largo tiempo. Véase versículo 5, donde Jeremías en nombre de Dios dice lo contrario.

* 32. Ninguno de los suyos habitará, etc. Quiere decir: los hijos del falso profeta perecerán, y ninguno de ellos verá el reino del Mesías; lo que era considerado como la pena más grande para un israelita. “Dichoso seré yo, dijo el viejo Tobías, sí algunas reliquias de mi descendencia lograren ver el esplendor de Jerusalén” (Tobías 13, 20).

* 1. Los capítulos 30 a 33 son la cumbre de las profecías de Jeremías. El profeta emplea aquí todos los recursos poéticos para pintar la gloriosa restauración de Israel y el esplendor de la nueva alianza que Dios hará con su pueblo. En cuanto al orden cronológico de los cuatro capítulos hay diversas opiniones. Se cree en general que el 32 es el primero, el 33 el segundo, el 30 el tercero, y el 31 el cuarto.

* 3. Israel y Judá, es decir, toda la descendencia de Jacob, no solamente las dos tribus del reino de Judá que existían en tiempo de Jeremías. “En esos tiempos dichosos los dos reinos de Israel y Judá formarán uno solo, como en el origen” (Fillion). El P. Páramo pone aquí la siguiente nota: “El profeta parece que habla principalmente de la libertad completa en que será puesto el pueblo de Israel cuando todo entero reconocerá al Mesías y entrará en su Iglesia por la fe; porque tan sólo una pequeña parte de la nación fue la que se convirtió en tiempo del Mesías. Tal vez por esto se añade en el versículo 24 que las cosas que aquí se dicen serán entendidas “al fin de los tiempos”. Es de notarse con San Jerónimo, que profetizaban las mismas cosas Jeremías en Jerusalén y Ezequiel en Babilonia. Véase Ezequiel 37, 24.

* 6. Locución metafórica que expresa la intensidad del dolor.

* 7. Este trágico augurio se dirige a las doce tribus (versículo 4; 3, 18), no pudiendo por tanto referirse a los cautivos de Babilonia que eran sólo Judá y Benjamín. Parece aludir a la última prueba del pueblo escogido, previa a la restauración del versículo 3. Cf. Ezequiel 22, 19 ss.; capítulo 38 s.; Sofonías 2, 1 s.; 3, 11 ss.; Zacarías 13, 8 s.; Romanos 9, 27; 11, 26; Lucas 21 24; Salmo 101, 21 y notas.

* 9. David había muerto ya hacía cuatro siglos. El profeta mira al vástago de David, el Mesías. Véase 23, 5; Ezequiel 34, 23; 37, 24; Oseas 3, 4; pasajes en que el Mesías lleva el nombre de David. Cf. Lucas 1, 32 s.; Hechos de los Apóstoles 3, 21 y 22 y notas. “Al convertirse toda la nación judía a la fe, entonces se verificará la reunión de todas las tribus en el reino de Jesucristo” (Páramo).

* 12. La ruina del reino de Judá es irreparable para los hombres; no obstante ello, el Señor compadecido de su pueblo lo curará (versículo 16 ss.).

* 13. No hay medicamentos para curarte: “Esto es, la ceguedad y dureza del pueblo judaico en no querer reconocer al Mesías, es de suyo incurable; se necesita un milagro de la gracia, el cual obrará Dios en su tiempo. Ver Romanos 11” (P. Réboli). Cf. Isaías 42, 16; 43, 23 ss.; 63, 5 y notas; Lamentaciones 5, 21 y nota. Cf. Lucas 1, 54.

* 18. La ciudad: en sentido estricto Jerusalén; en sentido más amplio, todas las ciudades de Judá.

* 21. Su príncipe, a quien aquí se hace referencia, es evidentemente Jesucristo. Cf. versículo 9 y nota.

* 22. Véase 24, 7; 31, 33; 32, 38; Éxodo 19, 5 s.; Levítico 26, 12; Ezequiel 11, 20.

* 24. Al fin de los tiempos: Cf. las notas al versículo 3; 23, 20; Isaías 60, 22; II Tesalonicenses 2, 7. Scío pone aquí esta nota: “Cuando venga el Mesías, y más cumplidamente en el fin del mundo, la experiencia misma y los hechos os harán creer que es verdad cuanto os he dicho, y penetraréis todo el sentido.”

* 1. Todo este capítulo es de admirable belleza. Su idea fundamental es mesiánica, sirviendo los acontecimientos históricos como punto de partida para ilustrar la gloria y magnificencia del Reino mesiánico.

* 2. A su descanso: al país prometido. Véase Salmo 94, 11; Hebreos 3, 11; 4, 3 y 5.

* 3. Este texto es una exposición maravillosa del amor de Dios a su pueblo. Cf. Isaías 11, 4; 54, 7 ss.; Lucas 1, 54 s. y notas. Bien podemos aquí poner en boca de Israel como un “Cántico nuevo por las maravillas que Él hizo” (Salmo 97, 1 y nota), los afectos del Magníficat ante la asombrosa declaración de amor y las promesas que contiene todo este capítulo (cf. Ezequiel 16 y 37). Y también podemos, como en el Cantar (cf. la Introducción a dicho Libro), aprovechar y gozar, trasladándoles a nuestra alma, esos mismos sentimientos, como la novia elegida por el príncipe, que dijese a sus íntimas: “Soy feliz, amigas, soy feliz porque Él se ha fijado en mí. Él, tan bello, tan poderoso, tan magnánimo, y sobre todo tan bueno, se ha fijado en mí que no soy nada, que no le traigo más que mi persona dichosa y agradecida. Y ahora todos me llamarán afortunada, y rica, y princesa, y todo eso será por las maravillas que Él me ha hecho. Porque Él prefiere siempre a los débiles, y me ha elegido, de puro bondadoso, para poder protegerme al ver mi incapacidad. Porque ésa es la característica de su corazón: preferir a los que no son nada, y levantar al pobre del estiércol para ponerlo entre los príncipes” (Salmo 112, 7 y nota). Con amor eterno: Hay en Dios un amor infinito que desea comunicarse. “Dios es en las cosas espirituales lo que el sol en las cosas sensibles, dice San Gregorio Nacianceno. Así como el sol lanza por todas partes sus rayos bienhechores, a fin de iluminar, calentar, vivificar, fecundizar la naturaleza, así Dios derrama sobre todas las criaturas y especialmente sobre los ángeles y los hombres, los divinos rayos de su beneficencia a fin de ilustrarlos con la luz de su sabiduría, inflamarlos con su amor, vivificarlos con la vida de la gracia y la de la gloria” (Distich). El amor con que Dios ama a su pueblo, trae por consecuencia el perdón de la apostasía en que tantas veces incurrieron. “Esta idea del perdón es fundamental en la restauración del pueblo y del mundo. Porque, como el pecado excitó la cólera de Dios y trajo el castigo sobre los delincuentes, así a las bendiciones divinas es preciso que preceda la desaparición del pecado y la reconciliación. Pero hay una diferencia entre lo uno y lo otro: la cólera de Dios no se excita por sí, es el pecado del pueblo quien la excita; mas el perdón no tiene su causa en el hombre, sino en la bondad y misericordia de Dios. Como en el orden físico el hombre puede darse la muerte, pero es incapaz de volver a la vida, así en el orden espiritual puede acarrearse el castigo, pero no merecer la misericordia y el perdón” (Colunga). Véase Isaías 4, 2-4; 43, 22, 25; Miqueas 7, 18-20.

* 5. Véase Isaías 62, 9; 65, 21.

* 6. Efraím: el reino de Israel, que se había separado del Templo de Jerusalén haciéndose dos becerros en Betel y Dan, peregrinará de nuevo a Jerusalén, al Templo del Señor. Este pasaje significa que no habrá más cisma entre Israel y Judá. Véase la parábola de Ezequiel 37, 16gss.

* 7. El Primero de los Pueblos (Vulgata: contra caput gentium): Todos los pueblos se regocijarán cuando vuelva Jacob. Es obvio el sentido mesiánico. La jaculatoria final está desarrollada en la gran oración del Eclesiástico capítulo 36. El resto de Israel: término frecuentemente usado en los libros proféticos. Dios, aunque castiga los crímenes de su pueblo, no quiere destruirlo por completo, porque, como dice San Pablo, “las promesas de Dios son inmutables” (Romanos 11, 29). Un residuo se conservará y se convertirá, según el mismo Apóstol (Romanos 11, 26). Isaías expresa esta esperanza mesiánica, dando, por orden de Yahvé a uno de sus hijos el nombre de Schearyaschub, que significa: un resto volverá, o sea, se convertirá. Cf. 6, 13; 10, 21; 11, 11; Miqueas 5, 3; Sofonías 3, 13, etc.

* 9 s. El mismo Dios los conducirá, como un pastor, a la nueva Sión y los cuidará como un padre. En realidad Efraím no volvió del destierro, por lo cual esta profecía se cumplirá al fin de los tiempos, cuando las doce tribus se incorporen a la grey de Cristo. Véase Juan 10, 16; Isaías 40, 11; 66, 18; Ezequiel 34, 12 ss.

* 12. Los dones materiales son imágenes de las bendiciones mesiánicas. Véase Ezequiel 30, 30.

14. Saciaré, etc.: “El pueblo nuevo, tan piadoso como próspero, ofrecerá tal cantidad de sacrificios, que la parte reservada a los sacerdotes será riquísima. Cf. Levítico 3, 31-34. Por lo mismo la raza sacerdotal será bendecida de una manera particular” (Cardenal Gomá, Salterio, pág. 321).

* 15. Raquel, madre de José y Benjamín, está representada llorando la deportación de sus hijos al cautiverio. Pronto se gozará, al verlos volver a su país y al Dios de sus países. Ramá (Vulgata: en lo alto): hoy día Er-Ram, situada al norte de Jerusalén, campo de concentración de los judíos que en 587 fueron deportados a Babilonia (véase 40, 1). Raquel es introducida por el profeta como madre de todos los deportados y como madre de todo el pueblo, porque sus dos hijos, José y Benjamín, representan los dos reinos, aquél el reino de Israel, y éste el de Judá. San Mateo cita este texto aplicándolo a la degollación de los niños de Belén (Mateo 2, 18), pues lo que se cumplió en Ramá bajo Nabucodonosor fue una figura de lo que hizo Herodes en Belén.

* 18. Conviérteme y yo me convertiré: Es Efraím, representante del reino de Israel, el que expresa con estas palabras no sólo su arrepentimiento, sino también su confianza en Dios, el único capaz de concederle la gracia de la conversión. Pensamiento eminentemente cristiano, porque nadie se convierte por sus propias fuerzas; “pues Dios es el que, por su benevolencia obra en vosotros tanto el querer como el obrar” (Filipenses 2, 13).

* 20. Una vez más vemos, desde el Antiguo Testamento, la doctrina que Jesús había de exponer en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15, 20) sobre los sentimientos paternales del corazón de Dios. Si no hemos desaparecido ya a causa de nuestros pecados, lo debemos a la misericordia del Padre (Lamentaciones 3, 22). Por esto decía San Agustín a Dios: “A tu misericordia, Señor, debo cuanto soy.”

* 21. Invitación de Dios a preparar el regreso de los cautivos. Lo primero será marcar el camino para que no se desvíen en el desierto que media entre Babilonia y Palestina. Jalones: Vulgata: amarguras.

* 22. La mujer rodeará al varón: “En esta mujer privilegiada, San Cipriano, San Jerónimo, San Agustín y la mayoría de los exegetas católicos han visto a la Virgen María” (Fillion). Véase Isaías 7, 14; Miqueas 5, 2 s. El varón aludido sería, entonces, Jesucristo. Crampón observa que esta opinión no es unánime entre los Padres, y se decide, con varios autores, por otra, según la cual Yahvé, que antes había inútilmente rodeado a Israel con su amor (Isaías 65, 2), será finalmente abrazado por esta esposa rebelde. En favor de esta interpretación se aduce la versión siríaca, que dice: la mujer amará tiernamente al hombre, y los textos de Isaías 64, 6-8; Ezequiel capítulo 16; Oseas capítulo 2; Jeremías 2, 2; 3, 8; 9, 2; 16, 15; 23, 8; 24, 6 s.; 29, 14; 30, 3; 31, 3-8, etc.

* 23. En los versículos precedentes Dios se dirigía a todas las tribus de Israel; en los versículos 23-25 habla solamente a Judá, La nueva Jerusalén se llama Morada de la justicia, y Monte santo, por ser morada del Mesías. Véase Salmo 64, 2 y nota.

* 25. Véase las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña (Mateo 5, 6).

* 28. Para edificar y plantar: Isaías (60, 22) dice que esto se hará en un instante cuando llegare su tiempo. “Desde entonces los judíos serán tan bendecidos cuanto habían sido antes castigados” (Fillion).

* 29. Locución proverbial, que quiere decir: los hijos son castigados por los pecados de los padres (Ezequiel 18, 2 ss.: cf. Éxodo 20, 5 y nota). Cada uno llevará en adelante la pena de su propio pecado.

* 31 ss. Haré una nueva alianza con la casa de Israel y con la casa de Judá: “Estos versículos forman el más hermoso pasaje de todo el libro” (Bover-Cantera). San Pablo renueva a los hebreos esta promesa de una nueva alianza en dos notables citas textuales (Hebreos 8, 8 ss. y 10, 16 s.). Cf. Isaías 59, 20 s.; Romanos 11, 25 ss. Según el Apóstol de los’ gentiles la reprobación de Israel fue ocasión de nuestra admisión al Reino; mas una vez obtenido el perdón, el pueblo judío entrará de nuevo en la posesión de las promesas y formará parte del Reino de Cristo, como se ve en el pasaje citado. Cf, 32, 40, donde Dios promete a su pueblo “una alianza eterna”.

* 33. Pondré mi ley en sus entrañas: Fray Luis de León parafrasea este hermoso pasaje, diciendo: “No será menester que loe ahora yo lo que ello se loa; ni me será necesario que refiera los bienes y las ventajas grandes de aquesta gobernación, adonde guía el amor y no fuerza el temor; adonde lo que se manda se ama, y lo que se hace se desea hacer; adonde no se obra sino lo que da gusto, ni se gusta sino de lo que es bueno; adonde el querer el bien y el entender son conformes; adonde para que la voluntad ame lo justo, en cierta manera no tiene necesidad que el entendimiento se lo diga y declare” (Nombres de Cristo).

* 34. Cf. Isaías 54, 13. No tendrán ya que enseñar: La jerarquía enseñante de la Iglesia ha sido establecida por Cristo en persona y no se podría sin extremada violencia aceptar con respecto a ella una interpretación de este pasaje que implicaría, por una parte, suprimir el magisterio eclesiástico, como pretenden los partidarios del libre examen; y por otra parte, afirmar que ahora todos conocen al Señor, sin necesidad de enseñanza alguna. Esto sería, además, contradictorio con todas las instrucciones que los Sumos Pontífices han impartido a través de los siglos para la evangelización de los pueblos, y también con el contexto, pues el versículo 31 habla de Israel y de Judá (cf. 30, 3) y todo el capítulo contiene alusiones al pueblo judío que de una u otra manera participará de las bendiciones del conocimiento de Dios.

* 35 ss. Se refiere a la duración perpetua de la nueva alianza con Dios y encierra un profundo sentido mesiánico.

* 38 ss. La nueva Jerusalén no será mucho más grande que la destruida por Nabucodonosor, pero si más santa. La torre de Hananeel, mencionada también en Nehemías 3, 1; 12, 38; Zacarías 14, 10 estaba en la parte nordeste de la muralla; la puerta del Ángulo, en la parte occidental. Gareb y Goa (Vulgata: Goata) (versículo 39) son lugares desconocidos. El valle de los cadáveres y de las cenizas (versículo 40): el valle de Hinnom, al sur de la ciudad; el Cedrón, al este de la misma. Fillion distingue en esta descripción entre figura y realidad: “la figura es la Jerusalén material; la realidad es la Iglesia de Cristo, centro perpetuo de la Nueva Alianza”.

* 1. Esto es, en el último año de su reinado, cuando la ciudad estaba sitiada por las tropas de Nabucodonosor (588-587). Véase 39, 1-18; IV Reyes 25, 1 y notas.

* 7. Anatot estaba ya en poder de los caldeos. El hecho de que Jeremías compre allí por mandato de Dios un campo, ha de tomarse como acto simbólico, para indicar que la vida normal pronto se restablecerá. Sobre la obligación de vender los campos sólo a los parientes, véase Levítico 25, 24 ss.; Rut 4, 6.

* 11. Los contratos solían hacerse en duplicado, a saber: en dos rollos, uno de los cuales se sellaba por afuera y se guardaba como matriz en una vasija de barro, mientras el otro estaba abierto (versículo 14) y servía para consultas. El primero sólo se abría ante los escribanos y únicamente cuando se daba un caso de duda o un pleito.

* 17. El profeta no comprende cómo se podría comprar casas y campos en territorio ocupado por el enemigo. Por eso pide a Dios le explique lo extraño del oráculo, recordándole los prodigios que Él hizo para con el pueblo de Israel (versículos 17-25).

* 18. Tú usas de misericordia: Cf. 31, 20 y 29; Éxodo 20, 5; 34, 7; Deuteronomio 5, 9 s.; Ezequiel 18, 2 ss. y notas.

* 26 ss. Dios contesta la pregunta de Jeremías, anunciándole la destrucción de la ciudad y explicándole el significado de la compra del campo como un anuncio de la liberación de Jerusalén (versículos 36 ss.). ¿Hay acaso algo imposible para Mí? Nos llena de gozo y aviva nuestra fe, el pensar que nuestro auxiliador y nuestro padre es el poderoso Señor que hizo el cielo y la tierra (Salmo 123, 8) y para el cual nada es imposible (Salmo 22 y notas; Job 42, 2; Zacarías 8, 6; Mateo 14, 36; 16, 26; Lucas 1, 37; Génesis 18, 14).

* 34 s. Alusión a la idolatría practicada por algunos reyes en el Templo y a la inmolación de niños en el valle del Hinnom. Véase 2, 23 y nota; 7, 31; Levítico 18, 21; 20. 2; IV Reyes 16, 3; 21, 4; etc.

* 36 ss. “Para Dios nada hay imposible. La ciudad será entregada a los caldeos, para satisfacer la justa cólera de Dios; pero luego el Señor reunirá a los deportados y hará con ellos una alianza eterna, que no será anulada. Las promesas de Dios, dice luego San Pablo, son sin arrepentimiento (Romanos 11, 29). Tiene palabra de rey, no se vuelve atrás. La infidelidad del pueblo no sorprende al que es omnisciente” (Nácar-Colunga). Les daré un mismo corazón: “La más perfecta unión interna y externa reinará entre los miembros de la nación santa, en lugar del cisma que la había dividido y debilitado durante tan largo tiempo” (Fillion). Alianza eterna (versículo 40); Véase 31, 31 ss. y nota. Ni dejaré de hacerles bien: Véase 5, 1; 29, 11; Isaías 49. 15 s.

* 44. La Sefelá: región costera entre Jafa y Gaza. Négueb: parte meridional de Palestina.

* 1. Dios consuela a su fiel profeta que se halla preso en la cárcel, renovándole las promesas de restauración y asegurándole la futura venida de un Vástago justo (versículo 15).

* 3. Cosas grandes y ocultas: La Vulgata dice: cosas grandes y ciertas. Serán las que han de cumplirse en el restablecimiento de Jerusalén, y más todavía en el reino mesiánico. De estas cosas recónditas habla San Pablo en Efesios 3, 3 ss. y las llama “el misterio de Cristo”, que estaba “escondido desde todos los siglos en Dios, Creador de todas las cosas” (ibíd. versículo 9).

* 8. Les perdonaré: Dios está lleno de misericordia, no acaba del todo con el pecador (Salmo 77, 38) sino que le da ocasión para arrepentirse. Si Él que es el supremo Señor nos perdona y en cierto modo toma nuestra defensa, ¿quién podrá condenarnos? Por lo cual exclama San Pablo: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación (II Corintios 1, 3).

* 9. Es lo que expresa el Salmo 101 versículo 16, con referencia a la vocación de Israel entre las naciones.

* 11. A su primer estado: a la felicidad y prosperidad que reinaba en la época más gloriosa de la historia de Israel. Véase 7, 34; 16, 9.

* 13. Como el pastor se pone a la entrada del redil y cuenta una por una sus ovejas para ver si falta alguna, así tiene Dios cuidado de cada uno de los hijos de su pueblo. Véase lo que se dice del Buen Pastor en el Nuevo Testamento (Juan 10, 14; 17, 12; 18, 9).

* 15 ss. Todos estos versículos son netamente mesiánicos. El Mesías se llama aquí Vástago justo (Vulgata: pimpollo de justicia) porque su reino es un reino de justicia (véase 23, 3-5; Isaías 11, 5; Lucas 1, 75). Hay aquí un gran misterio. El Mesías Rey tan esplendorosamente anunciado en este y otros pasajes como gloria de Israel, fue para ella piedra de tropiezo, como lo expresa San Pablo en Romanos 9, 33, recordando a Isaías 8, 14. Véase Isaías 35, 5 y nota; Ezequiel 44, 5-16.

* 18. Un varón que delante de Mí ofrezca los holocaustos: “Estas promesas se refieren no al sacerdocio judío, hace tiempo extinguido, sino al eterno de Jesucristo, ejercido por sí y sus ministros” (Bover-Cantera). Cf. Hebreos capítulos 7-9.

* 20 s. Así como el día y la noche se suceden el uno a la otra, así se cumplirán las promesas respecto al Hijo de David y su reino. Véase sobre esta promesa II Reyes 7, 12 ss. Cf. 31, 35-37.

* 24. Las dos familias son la familia real de David y la sacerdotal de Aarón.

* 26. Tendré de ellos misericordia: Aquí, como en muchos otros lugares, puede sorprender que el Señor anticipe al culpable la seguridad de que será perdonado. No parece esto buena pedagogía, y diríamos que puede estimular al pecado. ¿Queremos acaso darle lecciones a Dios? Para evitar esta tentación véase (con sus notas) el capítulo 16 de Ezequiel, y especialmente Oseas 11, 8 s., donde el mismo Señor nos humilla saludablemente recordándonos, con majestad divina, que Él “no es un hombre”, o sea que en vano pretenderemos alcanzar con nuestro menguado juicio el abismo de un amor y de una bondad que contrasta con la iniquidad de nuestra caída naturaleza. Notemos desde luego, que Él nunca dice que no castigará, sino muy al contrario, amenaza a menudo con la venganza más terrible de su amor ofendido. Pero anticipa la noticia del perdón como un desahogo irresistible de tu Corazón amante. Jesús había de darnos la plena revelación de este misterio al decirnos que su Padre “y nuestro Padre” (Juan 20, 17) “es bueno con los desagradecidos y malos” (Lucas 6, 35). Con semejante noticia, fácil es ver, en esta anticipada promesa de perdón, una característica del corazón paterno, muy bien observada por Santo Tomás, y es que Él “no hace esa misericordia sino a causa de su amor”. Porque teme que el alma, dudando del perdón como Judas, como Caín caiga en la desesperación, que es lo peor de todo, porque es lo único irreparable. De ahí la inefable palabra de Jesús en Juan 6, 37: “Al que venga a Mí no lo echaré fuera ciertamente.” Y además, sabe ese Padre que su exceso de bondad transformará al fin muchos corazones, porque, como también observó el Angélico, “nada es tan eficaz para mover al amor, como la conciencia que se tiene de ser amado” (véase I Juan 4, 16 y nota). En la misma ingrata Israel veremos este fruto cuando ella vuelva a su Dios y cuando “lloren, como se llora a un hijo único”, por “Aquel a quien traspasaron”, según nos lo dice San Juan (19, 37) citando a Zacarías 12, 10.

* 5. En paz: de muerte natural. El rey Sedecías murió, efectivamente, en el cautiverio de Babilonia. Véase 52, 11; Ezequiel 12, 13. Quemarán por ti. No se trata de la quema del cadáver, sino de los perfumes que se encendían con motivo del entierro. Véase II Paralipómenos 16, 14.

* 9. Según la Ley, los esclavos hebreos ganaban la libertad en el séptimo año (Éxodo 21, 2 ss.; Deuteronomio 15, 12 ss.). Como se ve, no habían cumplido con este precepto, por lo cual aquí prometen hacerlo, en forma de un voto.

* 11. Se arrepintieron, es decir, quebrantaron el pacto que habían hecho delante de Yahvé en el Templo (versículo 15). Lo anularon porque la situación política había cambiado con la llegada de un ejército auxiliar de Egipto que por un tiempo ocuparía a los caldeos. Tal es la fragilidad humana. Por eso confiesa San Agustín, dirigiéndose a Dios: “Si hieres, clamamos que perdones; si perdonas, de nuevo te provocamos a que hieras.” Pero más que fragilidad era esta conducta endurecimiento del corazón (cf. 19, 15), que trae consigo el más terrible de los castigos: la impenitencia, el rechazo de la gracia. De ahí que Dios no pudiera retener el brazo de su Justicia.

* 17. Elegir entre la espada, la peste y el hambre es también ejercicio de la libertad. Dios lo dice con sarcasmo, porque siempre se gloriaban de la libertad (cf. Juan 8, 33), que en realidad casi nunca poseían, y si la tenían no sabían aprovecharla. ¡Cuán terrible es esta libertad en que Dios los deja aquí, para que se aparten de Él y caigan en las peores calamidades! No hay prueba mayor que la de no ser probado (San Agustín). Véase Salmo 80, 13, donde Dios dice: “Por eso los entregué a la dureza de su corazón: para que caminaran según sus apetitos.” Un objeto de horror, etc.: Nácar-Colunga vierte: el vejamen de todos los reinos de la tierra.

* 18. Véase Génesis 15, 12 y nota; Éxodo 24, 6. La ceremonia de tajar en dos partes un becerro y pasar los dos contrayentes por medio de los trozos de la víctima, significaba que el que quebrantare el pacto correría la misma suerte.

* 21. Los babilonios habían levantado el sitio para combatir a los egipcios (cf. 37, 4). Vencidos éstos, volvieron a asediar a Jerusalén, como lo había predicho Jeremías.

* 2. Los recabitas eran de descendencia madianita, del linaje de Jetró, suegro de Moisés. Se distinguían por el celo con que conservaban las costumbres antiguas y el culto de Yahvé. Su modo de vivir recordaba la sencillez del pueblo judío bajo Moisés en el desierto, pues renunciaban a casas, a las bebidas alcohólicas, a las comodidades en la manera de vivir, y al cultivo de campos y viñas, etc. Véase Levítico 23, 34; IV Reyes 10, 15 ss. y nota; I Paralipómenos 2, 55.

* 6. Jonadab, nuestro padre: “Éste es, dice San Jerónimo, aquel Jonadab, hijo de Recab, de quien se lee en el Libro de los Reyes que subió al coche con Jehú (IV Reyes 10, 15), e hijos suyos son los que, morando en los tabernáculos, a la postre, por la invasión del ejército de los caldeos fueron forzados a retirarse a Jerusalén; y ésta fue la primera cautividad, que dicen que sufrieron. Porque después de haber gozado de la libertad que hay en la soledad, fueron encerrados en la ciudad como en una cárcel.” El Doctor Máximo escribe estas palabras a San Paulino y agrega: “Os ruego mucho que, porque estáis atado con el vínculo de vuestra santa hermana (esposa) y no camináis con paso del todo libre; dondequiera que viváis, siempre huid de la muchedumbre de los hombres, de sus cumplimientos, visitas y convites como de unas cadenas de deleite.” De la misma manera nos enseña San Pablo que nuestra habitación está en el cielo (II Corintios 5, 1 ss., texto aludido en el Prefacio de Difuntos), por lo cual allí ha de estar también nuestra conversación (Filipenses 3, 20) donde se encuentra el Salvador cuya venida esperamos (Colosenses 3, 1 ss.). Nuestra vida debe ser un tránsito por el desierto, en tiendas de campaña, según el ejemplo de Abrahán que nos presenta el mismo Apóstol (Hebreos 11, 8 s.).

* 14 ss. Notemos los celos doloridos con que Dios se ve menos obedecido que los hombres. San Pablo usa esta misma comparación en Hebreos 12, 9. Cf. Isaías 48, 8 s. y nota. Convertíos cada cual de su mal camino: Véase 3, 14 y nota. Sobre este importantísimo tema escribe Bossuet: “El pecador que difiere su conversión porque cuenta con el tiempo, trata de engañarse, y el tiempo pasa rápidamente, porque, aunque eternamente varía, casi siempre presenta el mismo aspecto. Sólo largos años descubren su impostura. La debilidad, las canas, la alteración visible del temperamento, nos fuerzan a notar que una gran parte de nuestro ser se ha hundido y aniquilado, pero el tiempo, para engañarnos no nos despoja sino poco a poco; nos lleva tan dulcemente a los extremos opuestos, que llegamos a ellos sin pensarlo. Así es que la malignidad del tiempo hace correr insensiblemente la vida; y no pensamos en nuestra conversión. Caemos de repente y sin creerlo en los brazos de la muerte, y sólo sentimos nuestro fin cuando lo tocamos.”

* 1. El año cuarto de Joakim corresponde al 605 o 604, de nuestra cronología.

* 3. Se convertirán tal vezy Yo les perdonaré: Aquí se manifiesta de nuevo el corazón misericordioso de Dios. Cf. 31, 3 y nota. ¡Cuán grande es la clemencia de Dios para con nosotros con tal que nos volvamos a Él! (Eclesiástico 17, 28). “¿Qué es el pecado ante la misericordia de Dios? Una telaraña que desaparece para siempre al soplo del viento” (San Crisóstomo).

* 6 ss. Ve, pues, tú, y lee al pueblo, etc.: He aquí una enseñanza que nos ilustra sobre el papel de la Acción Católica. El laico no puede ejercer la función sacerdotal de celebrar el Sacrificio ni la de administrar los Sacramentos. Pero puede, como quiso Pío XI, participar en esta otra función de difundir las palabras de Dios entre el pueblo. Véase IV Reyes 23, 1 y nota; Nehemías 8, 1-12. Sobre el valor de esta palabra escrita véase lo que dice Jesús en Juan 5, 46 9. Cf. Baruc 1, 5 y nota. En un día de ayuno; porque en los días de ayuno se reunía mucha gente en el Templo. En efecto, fue proclamado un ayuno extraordinario (versículo 9) para pedir a Dios el favor de que los librase definitivamente de Nabucodonosor, el cual se había retirado después de humillar a Joakim.

* 18. Dictaba: La Vulgata agrega: como leyéndolas. Maldonado y Cornelio a Lápide ven en este pasaje una prueba de la inspiración divina de las profecías de Jeremías.

* 19. Ve y escóndete: La persecución por causa de la divina palabra no tardó en alcanzar a Baruc, como a Jeremías y a todos los fieles predicadores. Véase Salmo 15, 4; 118, 51 y notas. Mas la fuerza de la palabra se ve en el hondo efecto que aquí produjo, pues es el arma de Dios (Hebreos 4, 12) e instrumento de salvación (Romanos 1, 16).

* 23. Esta ira satánica contra el instrumento que guarda la sabiduría, recuerda la fábula de aquel hombre que rompió el espejo que le mostraba su fealdad. El apóstol Santiago compara la palabra con un espejo, y Jesús dice claramente que el mundo no puede amarlo, porque Él da testimonio de que sus obras son malas (Juan 7, 7; 3, 19).

* 26. Yahvé los ocultó: Así defiende Dios a los que anuncian su palabra. Los protege como a la niña de sus ojos, y si permite que sean perseguidos (versículo 19), Él mismo los libra amorosamente como a párvulos incapaces de defenderse. “Aunque mil caigan junto a ti, dice el salmista, y diez mil a tu diestra, tú no serás alcanzado” (Salmo 90, 7). Cf. Salmo 24, 14; 33, 20.

* 30. No tendrá quien se siente sobre el trono de David, es decir, no le sucederá ninguno de sus descendientes. Esta palabra del profeta se cumplió muy pronto. El hijo de Joakim, que se llamaba Joaquín o Jeconías, no pudo mantenerse en el trono. Sólo reinó tres meses (597 a. C.), y fue deportado a Babilonia. Véase 22, 25 ss.; IV Reyes 24, 8 ss. Le sucedió en el trono Sedecías, tío suyo, que fue el último rey de Judá y reinó diez años (597-587).

* 32. Dictó Jeremías por segunda vez los vaticinios que el rey había arrojado al fuego, y agregó algunos más, probablemente el de 22, 19 sobre el ignominioso fin de Joakim: “Será enterrado como un asno; le arrastrarán y le arrojarán fuera de las puertas de Jerusalén.”

* 1. Sobre Sedecías véase 36, 30 y nota; IV Reyes 24, 17; II Paralipómenos 36, 10. De él dice el autor sagrado: “Hizo el mal delante de los ojos de Yahvé, su Dios, y no respetó a Jeremías, profeta, que le hablaba de parte de Yahvé. Se rebeló asimismo contra Nabucodonosor, el cual le había hecho prestar juramento en el nombre de Dios, y endureció su cerviz y su corazón para no convertirse a Yahvé, el Dios de Israel.” (II Paralipómenos 36, 12 s.)

* 5. El Faraón Hofra (Efree) de Egipto vino con un ejército a socorrer a Jerusalén, pero se retiró pronto y los caldeos pudieron reanudar el sitio de la ciudad.

* 12. Probablemente a Anatot, su ciudad natal, que se encontraba en el territorio de Benjamín, al norte de Jerusalén (cf. 1, 1; 11, 21). Bover-Cantera cree que lo que Jeremías quería, era hacer provisiones para el nuevo sitio que preveía.

* 14 s. También en esto es Jeremías figura de Jesucristo. Acusado falsamente responde con toda mansedumbre, lo cual no impide que lo prendan y lo sometan a la flagelación. Véase 11, 19; 18, 18; 26, 12 ss. y notas.

* 16. La casa de la mazmorra (Vulgata: la casa del lago) tal vez una cisterna, muy húmeda y malsana (cf. versículo 20), como la mencionada en 38, 6.

* 17. Secretamente, por miedo al pueblo y a los príncipes. ¡Qué pobre figura de monarca, ese último rey de Judá! En vez de gobernar, es gobernado por las masas. Cf. 38, 5 y 24 ss.

* 18. Véase 32, 3 s.; 34, 2 s.; 38, 17 s.

* 19. ¿Dónde están vuestros profetas? Nótese cómo los oráculos mentirosos de los falsos profetas han afianzado la autoridad de Jeremías.

* 21. La conducta del rey, por humana que aparezca es, como la de Pilatos, falta de toda rectitud. Por un lado llama al profeta a su casa para oír una palabra de Dios (versículo 17), por el otro, manda confinarlo en el atrio de la cárcel. Cada día un pan: La Vulgata agrega: además de la vianda.

* 4. Notemos cuan largamente se prolonga esta situación que somete al profeta a la desconfianza de sus compatriotas, por predicarles lo que Dios les ordenaba para su verdadero bien. Es ésta quizá la mayor prueba de fidelidad: jugarse la propia reputación por obedecer a Dios. Aquí y en 26, 11 vemos que la resistencia a la palabra de Dios tiene a veces un seudo-fundamento patriótico.

* 6. El encarcelamiento de Jeremías tiene cinco fases. Primera, fue detenido al salir por la puerta de Benjamín y metido en la cárcel que había en la casa de Jonatán (37, 11-15). Segunda, el rey después de consultarle secretamente, le libra y dispone que sea guardado en el patio de la cárcel (37, 20). Tercera, el profeta es echado en la cisterna de Melquías (38, 6). Cuarta, un etíope consigue su liberación y el profeta es metido en el patio de la cárcel, de donde lo llevan a la presencia del rey que jura no quitarle la vida (38, 9-16). Quinta, Jeremías queda en el patio de la cárcel hasta el día en que es tomada la ciudad (38, 28).

* 7. Un eunuco extranjero es más humano y valiente que los ciegos políticos judíos. Recordemos que Nuestro Señor Jesucristo nos señala lo mismo en el ejemplo del samaritano caritativo (Lucas 10, 33 ss.). Cf. 39, 16.

* 15. No me vas a escuchar: Así dice Jesús a sus jueces en Lucas 22, 67 s. Efectivamente, el rey no escuchó a Jeremías (versículo 28). Véase en 39, 5 s. cuan cara le costó su incredulidad.

* 17 s. Jeremías explica ahora lo que había dicho en 37, 16.

* 19. El rey Sedecías. por lo visto, cree en la autenticidad de la profecía de Jeremías y querría seguir su consejo, pero también esta vez prevalece el temor que le impide hacer lo que la razón le aconsejaba.

* 22. Tus mejores amigos: Otra traducción: tus varones pacíficos, en sentido irónico. El profeta se refiere a los malos consejeros y falsos profetas que siempre anunciaban la paz. Véase 12, 10 ss.; 14, 13; 23, 16 ss. y notas.

* 26. En la casa de Jonatán se hallaba el pozo en que lo habían echado anteriormente. Véase 37, 14.

* 1 s. Véase 52, 4-16 y IV Reyes 25, 1-21. El sitio de la ciudad se prolongó por espacio de dieciocho meses menos un día.

* 3, Entre los príncipes se nombra también Rabmag, cuyo nombre significa “jefe de los magos”, por donde se ve que en el ejército de los caldeos había magos que consultaban a los dioses. Cerca de la puerta media: Tal vez una puerta que separaba a Sión de la parte baja de la ciudad (Bover-Cantera).

* 4. El Arabá: aquí la depresión geológica al norte del Mar Muerto, donde corre el Jordán. El mismo nombre se da en la Biblia a la depresión al sur del Mar Muerto.

5 s. Riblá (Vulgata: Reblata), ciudad de la Siria septentrional, donde Nabucodonosor tenía su cuartel general. Le sacó los ojos (versículo 7): Dura costumbre de los vencedores asirios y caldeos que vemos aplicada también por los filisteos en el caso de Sansón (Jueces 16, 21). Fue descubierto un relieve asirio que representa al rey Asurbanipal cegando personalmente a algunos prisioneros mediante una lanza.

* 12. Los caldeos consideraban al profeta Jeremías como partidario y amigo suyo. En realidad no lo era, sino que anunciaba solamente la voluntad de Dios, sin miramientos políticos. La conducta del rey pagano, favorable a Jeremías, fue continuada por su general (40, 2 ss.). Es de notar que el mismo rey fue también propicio al profeta Daniel, como se ve en los primeros capítulos del libro de Daniel.

* 13. Los nombres no concuerdan con los del versículo 3. La diferencia se debe probablemente a los copistas.

* 14. Del patio de la cárcel: Cf. 38, 28. Godolías es el jefe del resto del pueblo judío. Los caldeos lo habían constituido gobernador del país conquistado. Sobre Ahicam véase 26, 24 y nota.

* 15 ss. Esta profecía fue dada a Jeremías antes de la toma de la ciudad. Se refiere al etíope Ebed Mélec que había librado al profeta (38, 7 ss.) y ahora se ve librado él mismo del peligro de muerte. También Jesús promete una recompensa especial a los que sostienen a un profeta: “El que hospeda a un profeta en atención a que es profeta, tendrá galardón de justo” (Mateo 10, 42). ¡Cuánto más el que salva la vida de un profeta!

* 3. De aquí se desprende que el profeta no fue puesto en libertad inmediatamente, sino tan sólo en Ramá, ciudad situada a 8 kilómetros al norte de Jerusalén y lugar donde los caldeos reunieron a los cautivos para llevarlos a Babilonia.

* 6. Masfá, probablemente el actual Tell en Nasbe, a 12 kilómetros al norte de Jerusalén, centro religioso y político en tiempo de Samuel. Véase Jueces 20, 1; 21, 1; I Reyes 7, 5 ss.; III Reyes 15, 22; II Paralipómenos 16, 6. Y habitó allí en medio del pueblo que había quedado: Recuérdese que el profeta fue tratado como mal patriota y traidor, y aun como impío, porque anunciaba la caída de Jerusalén y también del Templo que los falsos profetas declaraban indestructible por ser de Yahvé (7, 1 ss.; 11, 21; 18, 18, 26, 7 ss., etc.). Ese mismo profeta comparte la suerte de la escasa población que ha quedado viva entre las ruinas, perdona a sus perseguidores y consuela a los afligidos. En el Libro de las Lamentaciones le oímos cantar las elegías inmortales sobre la caída de la Ciudad Santa y poco después le vemos acompañar el resto del pueblo que huye a Egipto. Muchos tomaban, quizás, su conducta como ilógica y falta de consecuencia. Es lo que siglos más tarde se reprochará a Cristo, con casi las mismas palabras, pues todo parece en Él “ilógico”, particularmente la doctrina del Sermón de la Montaña y el mandamiento de renunciar a la justicia y amar a los que nos odian (Mateo 5, 43 ss.). Y sin embargo, aquí está el arranque de toda vida cristiana. Sin las preocupaciones por cumplir esas cosas “ilógicas”, que nos enseña Jesús, no somos cristianos. Lo que más nos cuesta soportar son las mortificaciones que nos vienen del mundo que nos considera como tontos y locos. Jesús pasó por tal entre sus parientes (Marcos 3, 21 y 31 ss.), por endemoniado ante los doctores (ibíd. 22), por blasfemo ante el Sumo Sacerdote (Mateo 26, 25 ss.) y por criminal ante el pueblo que lo vio en el patíbulo (Lucas 22, 37). Si meditamos esto, empezamos a comprender cuán lejos estamos de seguir el ejemplo de Cristo.

* 9. Cf. IV Reyes 25, 24, donde se repite este mismo consejo, Godolías no hace sino lo que Dios había mandado por boca del profeta: obedecer al rey de Babilonia.

* 16. Godolías piensa caballerescamente de Ismael. Pronto vemos (41, 2 ss.) cuan imprudente es creer en los hombres que no apoyan su conducta en la voluntad de Dios.

* 2. Véase IV Reyes 25, 25. Después del cautiverio los judíos instituyeron un día de ayuno para recordar este triste acontecimiento.

* 5. Los peregrinos que vienen del antiguo reino de Israel están vestidos de luto por la destrucción del Templo. Ismael simula igualmente luto para engañarlos (versículo 6). La barba raída: En Levítico 19, 27 s. Moisés prohibía esta forma de luto, lo mismo que las sajaduras, porque eran costumbres paganas y revestían carácter idolátrico. Cf. Deuteronomio 14, 1. En la Casa de Yahvé, es decir, en el Templo destruido ya por los caldeos.

* 8. La compasión interesada de Ismael recuerda el perdón que Saúl desobedeciendo a Dios concedió a Agag, rey de los amalecitas, para apoderarse de sus rebaños (I Reyes 15, 9).

* 9. Véase III Reyes 15, 22; II Paralipómenos 16, 5.

* 12. Gabaón estaba situada a 9 kilómetros al noroeste de Jerusalén. Allí se batió Abner, general de las tropas de Saúl, con el ejército de David (II Rey, 2, 13 ss.) y mató Joab a Amasá (II Reyes 20, 8).

* 17 s. Huyeron a Egipto, temiendo que Nabucodonosor tomase venganza no sólo de los asesinos de Godolías sino de todo el resto del pueblo. En Gerut-Camaam: No se sabe si se trata o no del nombre de una localidad. La Vulgata vierte: estuvieron peregrinos en Camaam; Nácar Colunga: en los apriscos de Camaam; otros: en las posadas de Camaam. Cf. II Reyes 19, 37 s.

* 1 ss. Vinieron todos, chicos y grandes, a consultar a Jeremías, el padre del pueblo. Parece que en aquel tiempo se hallaba en Jerusalén reorganizando espiritualmente el pequeño resto que vivía entre los escombros. Lo buscan entre las ruinas y lo encuentran probablemente en aquel lugar donde estaba el Templo. Después de cumplirse todas las profecías de Jeremías ha aumentado tanto su prestigio que piden su intercesión ante Dios y prometen obedecerle en adelante a todo trance (versículo 6). Recuérdese la promesa de Pedro (Juan 13, 36 ss.). Vana promesa de un vulgo inconstante (43, 2) que tantas veces ha maquinado su muerte. Como intercesor Jeremías es figura de Cristo.

* 4. Ellos le habían dicho: tu Dios; el profeta les dice: vuestro Dios (versículo 13), para animar su fe y mostrarles que él no monopoliza la oración ni se interpone entre ellos y Dios, sino que, al contrario, está empeñado por acercarlos a Dios.

* 7 ss. Pasaje elegido para la Epístola de la Misa votiva en tiempo de guerra, a fin de avivar la fe del pueblo en ese triunfo que no se obtiene con los carros y caballos, sino solamente con la intervención de Dios (Salmo 32, 10-12).

* 14. El sonido de la trompeta era señal del estallido de la guerra. En Egipto creían estar fuera de la zona de las operaciones bélicas de Nabucodonosor. No pensaban que para Dios no existen distancias y que nadie puede esconderse de su vista. Cf. Salmo 138, 8 y nota.

* 18. Seréis objeto de execración, etc.: seréis citados entre los demás pueblos como ejemplo de la maldición divina. Cf. 18, 16; 24, 9; 26, 6; 29, 18; 44, 12, etc. y notas.

* 19. No vayáis a Egipto: Se refiere a Deuteronomio 17, 16. Tomad nota de que Yo os advierto el día de hoy: Es notable que el Señor no los mueva a ninguna iniciativa, sino, al contrario, a esa pasividad que es la más difícil prueba de la fe, porque nadie se resigna a ella si no tiene una confianza absoluta. Véase Isaías 30, 15 ss.; 40, 27 ss.

* 20. Os engañasteis a vosotros mismos. “Lo dijo Jeremías a los capitanes y al pueblo entero cuando, después de haber logrado conocer la voluntad de Dios, declararon falsa la profecía porque no concordaba con sus propios deseos. Lo podría decir también a los que hoy en día leen la Sagrada Escritura para conocer la voluntad de Dios y cuando ven que está en contra de sus juicios, de su modo de pensar y de su modo de vivir, dan vuelta a las palabras divinas hasta que salgan con la suya. Y si esto ya no es posible porque encuentran la verdad y la voluntad de Dios expresadas sin sombra de duda, pretenden hacer creer, a sí mismos y a los demás, que bajo estas palabras claras está escondido un simbolismo cuyo significado buscan a costa de la verdad, la cual esquivan a todo precio. ¿No fueron más sinceros los judíos que al abandonar a Jesús decían: «Dura es esta doctrina, quién puede escucharla»? (Juan 6, 61)” (Elpis).

* 2. Es mentira: Así habla el corazón pervertido. En realidad, saben muy bien que Jeremías no miente y que nada le importa la impresión producida por sus palabras. Aunque le echaran en la cárcel por tercera vez, no cambiaría siquiera un ápice de lo que Dios le ha revelado. Quebrantan también, con su conducta, el juramento dado en 42, 5. Es que nada resulta más duro que perseverar en las opiniones de Dios cuando van contra los deseos del corazón.

* 3. Baruc, el secretario del profeta, es objeto inmediato de las acusaciones que en realidad se dirigen contra Jeremías.

* 6. Colígese de aquí y de 42, 9 ss. que el profeta fue arrastrado a Egipto contra su voluntad. Nótese el contraste con el versículo 2, donde le tratan de mentiroso. ¿De qué les sirve un profeta mentiroso? ¿Por qué le llevan consigo? ¿No es precisamente porque saben que su palabra es auténtica y que Dios está con él? Tenemos en este episodio un ejemplo de la inconsecuencia humana. Por una parte queremos ser fieles a la palabra de Dios, que nos atrae con sus divinas promesas; y por otra parte la rechazamos cuando no concuerda con nuestros intereses. En vano intentaremos servir a dos señores, a Dios y a los apetitos de la carne, pues, como dice Jesús, el que quiere servir a dos señores, “o tendrá aversión al uno y amor al otro, o, si se sujeta al primero, mirará con desdén al segundo” (Mateo 6, 24).

* 7. Tafnis: Cf. 2, 16; 44, 1. En Tafnis, situada en el delta del Nilo, residían en aquel tiempo los faraones.

* 9. Escóndelas con argamasa en el empedrado, etc.: Se trata aquí de una profecía simbólica, semejante a la del capítulo 13, donde el profeta recibe la orden de esconder un cinturón en la ribera del Éufrates (13, 1 ss.). El texto admite muchas traducciones si bien el sentido es siempre el mismo. La Vulgata dice: escóndelas en la bóveda que está debajo del muro de ladrillo a la puerta de la casa del Faraón; Bover-Cantera: escóndelas con mortero espeso en la obra de ladrillo que se halla a la entrada de la casa del Faraón.

* 10. Pocos años después Nabucodonosor invadió Egipto dos veces, la primera, en 572, la segunda, en 568. Mi siervo: sobre este título del rey de los caldeos, véase 25, 9 y nota.

* 12. Despiojará: Nada más gráfico que esta imagen del pastor que limpia su vestido de los piojos. La Vulgata trae otro sentido: se vestirá de la tierra de Egipto, es decir, ocupará el país como si fuese suyo.

* 13. Alusión a los obeliscos del templo del Sol en On. La Vulgata da a esta ciudad el nombre de Casa del Sol. Véase Isaías 19, 18. Los griegos la llamaban Heliópolis. On o Heliópolis se menciona ya en Génesis 41, 45. Estaba situada a pocos kilómetros al norte del Cairo y era centro del culto que los egipcios tributaban al Sol. Hoy día es un montón de ruinas, y de sus obeliscos, símbolos de los rayos del Sol, uno solo, de 66 pies de altura, ha quedado allí como testigo solitario de la gloria desvanecida. Otro de esos obeliscos fue llevado a Roma y está ahora ante la Basílica de San Pedro. Así el símbolo del sol está hoy dedicado al “Sol invictus” Jesucristo y ostenta en letras de oro las palabras: “Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat.”

* 1. Sobre Tafnis véase 43, 7 y nota. Migdol (Mágdalo), ciudad fronteriza que los arqueólogos ubican en la región del canal de Suez. Nof o Menfis, a 20 kilómetros al sur de El Cairo (cf. 2, 16; Isaías 19, 13). Patros: en egipcio p-to-res (país del sur), nombre del Alto Egipto. Jeremías se dirige a todos los judíos que vivían en el país de Egipto, no solamente a los recién venidos. Llama la atención la existencia de judíos en Patros, el extremo sur de Egipto. En el siglo V a. C. encontramos allí, en Elefantina, una colonia militar judía que disponía de un templo de Yahvé.

* 3 ss. En estos celos del amor de Dios vemos la razón por la cual Él tanto se oponía a que fuesen a Egipto. La idolatría de Israel siempre fue la causa de sus males, porque su divino Esposo la miraba como un adulterio. Véase Salmo 105, 19 y nota. No escucharon (versículo 5): Véase 25, 4; 35, 15.

* 11. Cf. 21, 10; Levítico 17, 10; 20, 5 s.; Amós 9, 4.

* 13 s. Los castigaré: la profecía se refiere a la invasión de Egipto por Nabucodonosor. Cf. 43, 10 y nota. Aun en este caso Dios no extingue todas las luces. Se salvarán algunos fugitivos (versículo 14), entre ellos Baruc, el secretario del profeta.

* 15. Las mujeres presentes allí en gran número: “Las costumbres judías no permitían que las mujeres se reuniesen en gran número excepto en las solemnidades públicas. Es, pues, probable que la reunión de la cual se trata aquí, era una de esas solemnidades” (Vigouroux).

* 17. La reina del cielo: la diosa Astarté de los fenicios (Istar de los asirios), a la cual las mujeres solían ofrecer tortas redondas y chatas como el disco de la luna. Cf. 7, 18 y nota. Véase las excusas de las mujeres en el versículo 19. Además daban culto a Adonis, como vemos en Ezequiel 8, 14.

* 26. En Egipto no será pronunciado más el Nombre de Dios, pues los judíos idólatras, refugiados en Egipto, perecerán, y los piadosos dejarán el país obedeciendo la palabra del Señor (versículos 14 y 28). Dios nos enseña aquí que Él se retira de los que se retiran de Él, como Jesús lo hizo en Gerasa (Lucas 8, 37). El peor castigo del desamor es el endurecimiento del corazón, la obstinación y ceguera espiritual. No hay peligro más grande que esa libertad que tanto defendemos.

* 30. El rey Hofra, perdió la vida en la lucha con su rival Amasis. Con este capítulo terminan los oráculos de Jeremías relativos al pueblo judío. Su actividad entre los fugitivos, sobre todo su predicación contra la idolatría, le valió, según una tradición judía, el martirio en Egipto.

* 1. Véase la orden de Dios de escribir las profecías de Jeremías en un libro (36, 2). Parece que Baruc se llenó de temor al ver cómo el rey quemaba el primer ejemplar escrito de las profecías de Jeremías (36, 20 ss.). Creía que le matarían, porque era amanuense del profeta, el cual se hallaba en la cárcel y no podía publicar las profecías de otra manera.

* 4. Voy a desarraigar lo que he plantado: Cf. 1, 10 y Eclesiastés 3, 1 ss. y nota.

5. La promesa que Dios da a Baruc muestra que Él no ha reprobado los lamentos del profeta. Veamos en el Salmo 68 y notas las quejas que David pone en boca de Jesucristo. Pero Dios, dice el mismo Real Profeta, está al lado de los que tienen el corazón atribulado (Salmo 33, 19). “Tú hieres, y das la salud; Tú conduces hasta él sepulcro y resucitas, sin que nadie pueda sustraerse de tus manos” (Tobías 13, 2). Recuérdese la fiel y valiente actitud de Baruc en el capítulo 36. Te daré la vida como botín: locución hebrea, que quiere expresar la gratuidad de la salvación. Véase la misma expresión en 21, 9; 38, 2; 39, 18; Filipenses 2, 6.

* 2. En Cárquemis (Circesium), junto al Éufrates, los babilonios vencieron en el año 605 el ejército del rey Necao de Egipto, que antes había ganado la batalla de Megiddó que costó la vida al rey Josías de Judá (IV Reyes 23, 29 ss.; II Paralipómenos 35, 20).

* 3 s. Inutilidad de las armas cuando Dios no las quiere. Cf. Salmo 32 y notas. Uncid los caballos (versículo 4): los carros de guerra constituían la fuerza principal de los egipcios. Véase Éxodo capítulos 14 y 15; Isaías 36, 9 y notas.

* 5 ss. Empieza la descripción profética de la derrota de los egipcios en Cárquemis. El hebreo usa el pretérito profético.

* 7. Como el Nilo: La Vulgata dice: como una riada. El sentido es el mismo. El profeta alude al inmenso número de los egipcios que salen a campaña y se hinchan como el Nilo cuando sale de su cauce.

* 8. Destruiré la ciudad: la ciudad enemiga contra la cual marcha el ejército egipcio; es decir, Babilonia.

* 9. Etíopes, libios y lidios: tropas auxiliares de Egipto.

* 10. Día de venganza: Cf. Salmo 117, 24 y nota.

* 11. Sobre el bálsamo de Galaad véase 8, 22. Tan vanas son las medicinas como lo fueron las armas del versículo 3.

* 13 s. Sobre las expediciones de Nabucodonosor a Egipto véase 43, 10 y nota. Sobre Migdol, Nof (Menfis) y Tafnis (versículo 54) véase 43, 7; 44, 1 y notas.

* 15. Tu Toro: La versión griega de los Setenta dice: ¿Por qué cayó tu Apis? Alusión sarcástica al culto del toro (Apis) en Egipto, que tenía su santuario en Menfis. Su andar y la manera de exteriorizar su apetito, especialmente cuando comía de las manos de los visitantes, se tomaban por oráculos del dios Ptah, cuya encarnación el buey representaba. Todo Egipto hacía duelo cuando una de estas bestias moría. Nótese que toda esta grande indignación del Señor contra Egipto es a causa de esa idolatría con que se contaminaba su amada Israel. De la misma manera se indigna Jesús contra los que causan escándalo (Mateo 18, 7).

* 16. Espada destructora: La Vulgata vierte: la espada de la paloma. Véase 25, 38 y nota.

* 17. Ha dejado pasar el tiempo: Es una interpretación dudosa. La Vulgata dice: el tiempo trajo tumulto. La versión de los Setenta conserva este texto en palabras hebreas, que Condamín traduce literalmente: ruido demasiado tarde. Otra traducción: está perdido.

* 18. Dios exalta con términos magníficos a Nabucodonosor porque será su instrumento para castigar a otros pueblos. Cf. 25, 9; 43, 10 y notas.

* 19. La profecía sobre Nof (Menfis) se cumplió al pie de la letra, siendo hoy su lugar una soledad, cubierta de la arena del desierto.

* 20. Alusión a la adoración de vacas sagradas en Egipto. La vaca representaba a las diosas Isis y Hathor. Un tábano, es decir, Nabucodonosor, que viene del Norte.

* 25. Amón de No. Amón (Rah) era el dios del sol, cuyo santuario se hallaba en No-Amón. San Jerónimo creía que No era el nombre de Alejandría; de ahí la versión de la Vulgata: la multitud tumultuosa de Alejandría. En realidad no existía Alejandría en tiempos de Jeremías, pues la ciudad fue fundada más tarde por Alejandro Magno en el siglo IV. La ciudad de No es la homérica Tebas, famosa por sus cien puertas. En el siglo XIV antes de Cristo No fue escenario de la reforma religiosa de Amenofis IV, el cual destronó al dios Amón e introdujo un monoteísmo que culminaba en la figura del dios Aton. “El odio contra aquel dios le llevó a cambiar su primer nombre de Amenofis, que recordaba el nombre execrado (Amón está satisfecho), por el de Ikhnaton, que encerraba el nombre del dios dilecto (Aton está satisfecho); poco después, y por la misma razón, abandonó la capital, Tebas, trasladándose a la nueva ciudad fundada por él mismo y denominada Akhetaton (Horizonte de Aton), en lo que es hoy Tell el-Amarna, a unos 300 kilómetros al sur del Cairo” (Ricciotti, Historia de Israel, número 34). Bajo el reinado de Tutankhamón, sucesor de Amenofis, los sacerdotes de Amón lograron restablecer el culto de su dios y eliminar los efectos de la reforma monoteísta de Amenofis.

* 27. Siervo mío Jacob: Véase Jeremías 30, 10; Isaías 42, 1 y nota.

* 28. Con equidad: Vulgata: con juicio, esto es, con moderación, con misericordia. En medio de su ira aparece la suavidad del amor paternal para con Israel. Jamás se encrudece tanto la ira de Dios, que no esté suavizada por su misericordia. Véase 10, 24; 29, 11; 30, 10 s.; Lamentaciones 3, 22; Efesios 2, 4.

* 2. Aguas que avanzan del Norte: el ejército de los caldeos.

* 4. Caftor: San Jerónimo vierte: Capadocia. Los filisteos traen su origen de la isla de Caftor o Creta (Deuteronomio 2, 23; Amós 9, 7). De ahí que juntamente con los filisteos, se mencionan a menudo los cretenses, p. ej. en el nombre de la guardia personal de David, “los feleteos y cereteos” (los filisteos y cretenses). Cf. III Reyes 1, 38.

* 5. Cortarse los cabellos y lastimarse con cuchillos eran entre los paganos las grandes manifestaciones de dolor. Véase 9, 26; Levítico 19. 27 s.; Deuteronomio 14, 1; III Reyes 18, 28; Isaías 15, 2. Resto de los gigantes: Otra traducción, resto de los valles.

* 1. Los moabitas se mostraron como enemigos del pueblo judío desde Moisés hasta el tiempo en que habla el profeta. Merecen, pues, la ruina que se les predice en este tremendo oráculo. Los lugares aludidos se encuentran todos al oriente del Mar Muerto. Nebó, aquí nombre de una ciudad, y no del dios Nebo.

* 2. Madmén: San Jerónimo traduce según el sentido etimológico: la silenciosa.

* 7. Camos, dios nacional de los moabitas. Cf. Número 21, 29; Jueces 11, 24; III Reyes 11, 7.

* 8. El devastador: el rey de los caldeos. Lo mismo en los versículos 15 y 32.

* 9. Dad alas a Moab, etc.: Vulgata: dad flores a Moab, porque floreciente saldrá. Es preferible el texto masorético porque concuerda mejor con el contexto.

* 10. Sobre esta condenación de la tibieza véase el apóstrofe a Laodicea (Apocalipsis 3, 14 ss.). Ocioso parece declarar que no ha de verse aquí una doctrina guerrera, sino el celo por las cosas de Dios. En tal sentido dice también Jesús que hemos de odiar a padre y madre para ser sus discípulos (Lucas 14, 26).

* 11. El vino nunca trasegado no se depura. Vemos aquí que las pruebas son necesarias para las naciones lo mismo que para los individuos. Véase Isaías 25, 6; Sofonías 1, 12. San Jerónimo observa que Dios quita muchas veces a los pecadores las dulzuras de sus pecados, a fin de que, no habiendo querido conocer a Dios en la prosperidad, lo conozcan en la adversidad. “Cuando el Señor, dice San Agustín, permite o hace que seamos experimentados por las tribulaciones, muestra entonces que es misericordioso.”

* 13. Los males vendrán sobre los moabitas por su idolatría. Confiaban en su dios Camos, así como los israelitas en el becerro que el rey Jeroboam había erigido en Betel (III Reyes 12, 26 ss.).

* 20. Arnón: río principal de Moab que desemboca en el Mar Muerto.

* 25. El cuerno de Moab: El cuerno es símbolo de la fuerza. Cf. el término “cuerno de nuestra salud”, p. ej. en Salmo 17, 3 y en el Benedictus (Lucas 1, 69). De ahí que también se use para expresar el socorro que nos viene de Dios.

* 26. Los moabitas han de beber el cáliz de la ira de Dios, hasta que embriagados con ella vomiten y sean el escarnio de otros pueblos. Véase Isaías 51, 17 ss.

* 27. Dios defiende no sólo la suerte de Israel sino también su honor, y se constituirá en vengador de su pueblo. Véase Joel capítulo 3.

* 30. Dios se complace en humillar ese espíritu de suficiencia humana, que entre los paganos pasaba por virtud y heroísmo. Es éste un constante contraste entre la Biblia y el mundo, que explica, sin duda, en buena parte, el olvido de las Sagradas Escrituras.

* 31. Empieza aquí una elegía sobre la ruina de Moab que termina con una profecía acerca de su restauración (versículo 47). Kir-Heres: Vulgata: Muro de ladrillos. La Vulgata traduce así lo que significa el nombre de la ciudad de Kirheres o Kirharéset, llamada también Kir Moab, hoy día El Kerak. Véase versículo 36; Isaías 15, 1; 16, 7.

* 33. Campo feraz: Vulgata Carmelo. No se trata del monte Carmelo, que está en el noroeste de Palestina, sino de los campos fértiles, que en hebreo tienen el nombre de Carmelo. Cf. Isaías 10, 18; 16, 10. Gritos de alegría, en hebreo hedad. Sobre el sentido de esta palabra véase Isaías 16, 9 y nota. Cf. 25, 30.

* 37. Cabeza calva… barba rapada… sajaduras: Sobre estos ritos paganos véase Levítico 19, 27 a. y nota. Cf. 47, 5.

* 45. Una vez caída la ciudad de Hesbón no hay impedimento que pueda resistir. Jeremías cita en este lugar un refrán que se lee en Número 21, 28 s. Hijos del tumulto: los moabitas. El oráculo contra Moab se cumplió cinco años después de la caída de Jerusalén.

* 47. Haré que vuelvas en los últimos días: Lo mismo dice el profeta en 49, 6 de los ammonitas y en 49, 39 respecto a los elamitas. Fillion refiere este anuncio a los tiempos mesiánicos.

* 1. Los ammonitas eran enemigos hereditarios de Israel, lo mismo que los moabitas (capítulo 48). Los ammonitas habían invadido poco a poco las ciudades de las tribus de Gad, Rubén y mitad de Manasés, que habitaban al oriente del Jordán. Cf. IV Reyes 15, 29; Amós 1, 13. Melcom: dios principal de los ammonitas.

* 2. Rabbat, llamada también Rabbat Ammón, capital de los ammonitas, hoy día Ammán. Israel heredará a sus propios herederos: heredar ha de tomarse en el sentido de desposeer: los israelitas desposeerán a los ammonitas, los cuales les hablan quitado este territorio. Dicho territorio forma hoy día el reino de Transjordania, que vive en latente estado de guerra con el nuevo reino de Israel (Erets Israel).

* 3. Melcom va al cautiverio, como Camos (48, 7). Cf. Isaías 46, 1; Amós 1, 15.

* 4. Hija rebelde: Se refiere a la capital de los ammonitas. La Vulgata vierte: hija delicada.

* 7. Los idumeos (edomitas) abrigaban odio constante contra el pueblo de Israel, lo que les valió muchas amenazas de los profetas (Amós 1, 11 ss.; Joel 3, 19, y Abdías). Teman: nombre de un nieto de Esaú (Génesis 37, 11) y de una región idumea, cuyos habitantes pasaban por sabios (Job 2, 11; Baruc 3, 22). Ni siquiera ellos encontrarán remedio para Edom, Cf. Salmo 136, 7 y nota.

* 8. Esaú es el padre de los idumeos (Génesis 36, 1). Dedán: una tribu árabe, cuyas caravanas atravesaban el país de Edom.

* 10. Cf. Abdías 6; Isaías 17, 14; Malaquías 1, 3.

* 12. Los que no estaban condenados a beber el cáliz: El cáliz significa la calamidad, como en el Apocalipsis (15, 5 ss,). Los que no estaban condenados, o sea, los israelitas por ser el pueblo de Dios. Si Israel no fue perdonado, a causa de su idolatría, ¿cómo serán perdonados los otros pueblos que jamás se convirtieron a Dios?

* 13. Bosra, importante ciudad de Edom, aquí representante de toda la nación. Cf. Isaías 63, 1 y nota; Ezequiel capítulo 35.

* 19. El león es el rey de Babilonia, que a manera de un león hambriento se arrojará sobre Edom y devastará todo el país. A quien Yo escogiere: Yahvé es dueño absoluto de todos los países, porque suya es la tierra (Éxodo 19, 5). El decreta la destrucción de un reino y la fundación de otro, sin dar cuenta a nadie. En el presente caso el escogido es el rey de los caldeos, instrumento elegido por Dios para castigar a todos los pueblos vecinos.

* 20. Serán arrastrados hasta los débiles de la grey, etc. Texto dudoso. Vulgata: Si no los derribaren los zagales del rebaño, si no destruyeren su habitación juntamente con ellos. Bover-Cantera: En verdad, los arrastrarán por tierra los zagales de la grey; ciertamente será asolada con ellos su morada. Nácar-Colunga: En verdad que serán conducidos por lo más ruin del rebaño, y a su vista se espantarán los pastizales.

* 23 s. Hamat y Arfad, las dos ciudades principales de la Siria septentrional; Damasco, capital de la Siria meridional.

* 25. Alusión a la hermosura y fertilidad de la región de Damasco, regada por las aguas de los ríos Amaná y Farfar. Véase IV Reyes 5. 12.

* 27. Benhadad: nombre de tres reyes de Damasco, enemigos de Israel.

* 28 ss. Cedar designa a los nómadas, descendientes de Cedar, hijo de Ismael, que vivían en tiendas en el desierto entre Mesopotamia, Arabia y Siria, es decir, al oriente de Palestina (cf. Génesis 25, 13; Cantar de los Cantares 1, 4). Hasor: lugar desconocido y seguramente distinto de la localidad del mismo nombre situada en Galilea. Los hijos del Oriente: sinónimo de árabes. A ellos se les quitarán las tiendas (versículo 29), porque no tienen casas, ni puertas, ni cerrojos (versículo 31).

* 32. Los que se rapan las sienes: Cf. 47, 5; 48, 37.

* 34. s. Los elamitas que habitaban al este de Babilonia estaban ya en parte sometidos al imperio babilónico y eran sus tropas auxiliares. El arco de Elam: Alusión al arma en cuyo manejo se distinguían loa elamitas. Cf. Isaías 22, 6.

* 39. Haré volver a los cautivos de Elam: Esto se cumplió en tiempos de Ciro, y en sentido espiritual en tiempos de Cristo, pues entre los que oyeron a San Pedro en la fiesta de Pentecostés y se convirtieron, se hallaban también elamitas (Hechos de los Apóstoles 2, 9).

* 1. Este capítulo y el siguiente profetizan la destrucción de Babilonia y, como es frecuente en las profecías, contemplan los acontecimientos históricos más inmediatos, como figura de sucesos mesiánicos y escatológicos, según puede verse comparándolos con los capítulos 17 y 18 del Apocalipsis. La ruina está profetizada también en Isaías capítulos 13 s. y 45-47.

* 2. Bel y Merodac (Marduk), los ídolos principales del panteón babilónico.

* 3. El pueblo que viene del norte, son los medos y persas, que medio siglo más tarde conquistaron el reino neo babilónico. Cf. Daniel 5, 30 y nota.

* 4 ss. Sobre la reunión de Israel con Judá y la nueva alianza véase 3, 18; capítulo 31; 33, 14 ss.; Ezequiel 37, 15 ss., etc. “Aquí (versículo 5) se habla también de la alianza entre Dios y todos los hombres hijos de Abrahán, según la fe, de que fue mediador Jesucristo” (Páramo).

* 7. Los enemigos se tienen por excusados porque creían hacer bien en destruir una nación rebelde contra su Dios. Para entender el sarcasmo de este versículo conviene leer el sorprendente discurso de Aquior (Judit 5), donde este pagano recto y sagaz sintetiza toda la historia de Israel y muestra cómo sus triunfos o calamidades le vienen siempre de su Dios, según su fidelidad o idolatría. Pero este Dios que así prueba paternalmente a su pueblo, no autoriza a otros a que lo hagan, y amenaza con extraordinaria severidad a todos los que hacen sufrir a Israel. Cf. 49, 7 y nota. Morada de justicia: Vulgata: hermosura de justicia.

* 8. Sobre la huida de Babilonia véase 51, 6 y 43; Isaías 48, 20; 52, 11; 55, 12; sobre la necesidad de salir de la Babilonia apocalíptica cf. Apocalipsis 18, 4 7 nota. En sentido espiritual Babilonia es el mundo, del cual dice San Juan: “No améis el mundo ni lo que esta en el mundo” (I Juan 2, 15). “¡Huye del mundo!, dice San Agustín, si quieres ser puro. Huye de las creaturas, si quieres poseer al Creador. Que te parezca vil toda creatura para que el Creador sea la dulzura de tu corazón.”

* 9. No vuelven vacías: dan en el blanco.

* 11. Mi herencia: el pueblo de Israel, escogido y amado de Dios, a pesar de sus ingratitudes.

* 12. Vuestra madre, a saber, Babilonia, la ciudad más grande de entonces. Tenía un perímetro de 18 kilómetros y sus muros estaban protegidos por 250 torres.

* 15. Cf. Salmo 136, 8 s. y nota.

* 16. La espada destructora: Vulgata: la espada de la paloma. Véase 25, 38 y nota; 46, 16. Cf. Salmo 136, 8 y nota.

* 17. Los asirios llevaron cautivos a los del reino de Israel (722 a. C.), los babilonios a los del reino de Judá (587 a. C.). Cf. IV Reyes 17, 6: 18, 13; 24, 10 ss.

* 20. Véase 3, 17; 31, 34; Isaías 32, 17 s.; 60, 10 ss., etcétera.

* 21. Exhortación dirigida a los enemigos de Babilonia. Se refiere en primer lugar a Ciro que fue instrumento de Dios para castigar a los caldeos y dar libertad a Israel Véase Esdras 1, 1 y nota. En vez de tierra de rebeliones dice la Vulgata: la tierra de los que dominan. Bover-Cantera conserva el término hebreo: país de Meratáyim, y lo explica en el sentido de “país de doble contumacia o rebeldía”. El códex N dice: a sinu pérsico. Sus habitantes que merecen castigo: Bover-Cantera: los habitantes de Peqod.

* 23. Martillo de toda la tierra, porque los reyes caldeos subyugaron a todas las naciones desde Persia hasta Egipto. Babilonia fue tan severamente castigada por ser la ciudad más orgullosa. “El orgullo es el principio de todo pecado” (Eclesiástico 10, 15), por lo cual es también un manantial de innumerables vicios y la raíz de muchísimos males. “Más vale ser loco que orgulloso” (San Juan Crisóstomo). Véase Salmo 72, 6; Proverbios 16, 5; Eclesiástico 10, 14 s. y nota. Santiago 4, 6.

* 26. ¡Cómo se ha cumplido esta profecía! Babilonia está en ruinas hasta el día de hoy. Solamente los arqueólogos de países europeos la visitan de vez en cuando para indagar sus rastros.

* 29. Se sublevó ya contra Dios en los albores de la humanidad en la construcción de la “torre de Babel” (Génesis 11), y más todavía en la destrucción del primer Templo de Jerusalén. Cf. Apocalipsis 17, 6.

* 34. Libertador, en hebreo “goël” (Redentor): véase 51, 36; Isaías 51, 22; 59, 20.

* 36. Impostores (Vulgata: adivinos): Los babilonios estaban orgullosos de sus artes mágicas y astrológicas. Sus adivinos se creían capaces de pronosticar acontecimientos futuros, mas no pudieron pronosticar la ruina de su ciudad.

* 41 ss. Véase 6, 22-24, donde este texto se aplica a los babilonios que marchan contra Judá. Aquí se aplica a los reyes que van a destruir a Babilonia.

* 44 ss. Véase 49. 19-21. donde las mismas amenazas son dirigidas contra Edom.

* 1. Texto dudoso. Contra los moradores de Caldea: San Jerónimo vierte: sobre sus moradores que alearon su corazón contra Mí. Es ésta la traducción literal. Las letras que Corresponden a “alzaron su corazón contra Mí” han de leerse, según los rabinos, con aplicación del alfabeto mágico (atbasch). De esta manera se da el nombre de Caldea. Cf. el nombre de Sesac que corresponde a la misma regla (versículo 41; 25, 26 y nota).

* 5. Israel no es como una viuda que no tenga protector. El Santo de Israel, Dios, protegerá a su pueblo como el esposo a la1 esposa.

* 6. Véase en la nota al Salmo 136, 8 el notable paralelismo de este capítulo con lo relativo a la Babilonia del Apocalipsis.

* 7. Babilonia era un cáliz de oro en la mano de Yahvé: El cáliz es símbolo de la ira y del castigo. Quiere decir, que la ciudad de Babilonia era el instrumento de la ira de Dios que desolaba y oprimía a muchas naciones, mas al fin le toca a ella beber el cáliz que daba de beber a otros. Ésta es la suerte de los grandes de este mundo: ser instrumento en Su mano, y después desaparecer como si jamás hubiesen existido. Cáliz de oro se llama Babel por sus inmensas riquezas. Véase 25, 15; 49, 12; Isaías 45, 2 s. y nota.

* 8. Bálsamo: Se dice esto en sentido irónico. Véase 8, 22; 46, 11.

* 13. Alude a las muchas aguas del Éufrates que bañan la ciudad. Cf. Apocalipsis 17, 1 y 15. La medida de tus rapiñas: Bover-Cantera vierte: la medida del corte (de tu vida), y pone la siguiente nota: “literalmente «el codo» de medir, en el cual ha de cortarse el hilo de tu vida, bajo cuya imagen se expresa el violento final al quedar llena la medida de las usuras y ganancias ilícitas de Babilonia”.

* 15 ss. Los versículos 15-19 son casi idénticos con 10, 12-16.

* 20 ss. Me serviste de martillo; y no lo sabías. Te imaginabas ser brazo y eras solamente instrumento en manos de Aquel que gobierna los destinos de los pueblos. Cf. nota 7. Dios nos da en estos versos una admirable lección sobre la Providencia que en ningún instante deja de dirigir sola y como le place, la historia del género humano. “Ilumina a una nación con la antorcha de la fe, mientras deja a otra en las tinieblas de la infidelidad, sin que ésta tenga derecho de quejarse ni la otra de enorgullecerse. Dios concede también a cada uno la medida de la gracia y de dones sobrenaturales que juzga a propósito, sin que nadie tenga derecho a pedirle cuenta de su conducta.” Cf. Salmo 144, 17.

* 25. Monte se llama Babilonia por sus muros, cuya altura era inmensa (según Herodoto), y especialmente por el regio alcázar que parecía un monte.

* 27. Ararat: Armenia. Mení: región del Cáucaso. Asquenaz: país septentrional. De ahí que hoy día los judíos que viven en los países del norte se llamen askenasim, mientras los que vienen de España llevan el nombre de sefardim o sefarditas. Un jefe: El texto hebreo ha conservado un vocablo sumerio (tifsar) que significa jefe militar o civil.

* 28. Consagrad contra ella los pueblos: porque es una guerra santa de Yahvé. Por eso han de purificarse antes los guerreros.

* 33. Una era… trilla… cosecha: Alusión a la ruina de Babilonia, que será trillada como se trilla el trigo. Cf. Joel 3. 13: Apocalipsis 14. 7 s. y 15.

* 34 s. Son palabras de Jerusalén que desea que Dios vengue la sangre derramada por Nabucodonosor.

* 36. Su mar: la red de sus canales, hasta hoy no reparados. Aquí, como en el versículo 24, Dios destaca su carácter de vengador de sus amigos, para que en la tribulación esperen confiados a que llegue su hora. Véase 50, 34; Salmo 9, 20; 65, 5; 108, 1; Proverbios 24, 29 y notas.

* 37. Objeto de pasmo. Véase 50, 39; Isaías 13, 19; 21, 4; Apocalipsis 17, 6; 18, 2.

* 41. Sesac, nombre de Babilonia según el alfabeto mágico. Véase 25, 26 y nota.

* 44. Arrancaré de su boca lo que ha engullido. Alusión a la voracidad del dios principal de Babilonia. Según Daniel 14, 2 se ofrecían a Bel día por día cuarenta ovejas, seis cántaros de vino y doce medidas de flor de harina; cosas que en realidad formaban la comida de los sacerdotes.

* 48. Los cielos y la tierra: Notable coincidencia con Apocalipsis 18. 20; 19, 1 ss.

* 53. Cf. 49, 16; Amós 9, 2; Abdías 4.

* 58. El espesor de los muros era de 17 ½ metros y la circunferencia de 18 kilómetros. Véase 50, 12 y nota.

* 59. El profeta vuelve al tiempo de Sedecías. “Poco después de las embajadas de los reyes a Jerusalén y del oráculo del yugo (capítulo 27). Sedecías debió ir a Babilonia a sincerarse ante Nabucodonosor. Sería entonces cuando Jeremías envió estos vaticinios a los de la primera deportación” (Nácar-Colunga).

* 63. Figura semejante usa el apóstol San Juan en Apocalipsis 18, 21.

* 1. Este capítulo es un apéndice añadido para demostrar el cumplimiento de las profecías acerca de la ruina de Jerusalén. Corresponde a IV Reyes 24, 18-25, 30. Véase allí las notas.

* 9 s. En el correspondiente pasaje de los Libros de los Reyes (véase nota al versículo 1) faltan estos detalles. Cf. 32, 4.

* 12 s. Es el cumplimiento de lo anunciado en 34, 22 y 37, 7. Véase 39, 12 ss.

* 15 s. Véase 39, 9 s.

* 20. Era imposible pesar el bronce: Tan grande fue el botín que hicieron. Cf. III Reyes 7, 15 ss. y 47; IV Reyes 16, 17.

* 23. Texto dudoso: Bover-Cantera vierte: Las granadas eran noventa y seis, al aire. Por su parte, Nácar-Colunga: Las granadas eran noventa y seis, pendientes.

* 31. Evil-Merodac, en babilónico Amilmarduk, fue sucesor de Nabucodonosor. Levantó la cabeza de Jeconías (cf. IV Reyes 25, 27-30), es decir, le dio la libertad, aunque lo guardase en palacio. Esta benevolencia del rey de Babilonia para con el rey de Judá procedía, según tradición judía, de que habían hecho amistad en la cárcel donde aquél había estado encerrado por su padre. Gracias a esto se conservó con Jeconías la estirpe de David, tal como el Evangelio nos la presenta en la genealogía de Jesús (véase Mateo l, 12 ss.; Lucas 1, 32).